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Emisario Greda

Anhelario
43:30
Quemasucabeza

Edificios vueltos personas, personas vueltas edificios. La portada del disco “Anhelario” de
Emisario Greda transmite la sensación de un llano desértico en el que caminan cinco
siluetas marrones que encierran dentro de sí un aura azulina. De la mano del sello
Quemasucabeza, la banda Emisario Greda sacó a la luz un álbum de 11 canciones que
esconden un conjunto de emociones nostálgicas que se apoyan no sólo en la pulcritud
musical, sino que también en un temperamento profundamente intimista, tanto en las letras
como en los acentos musicales de una obra que está llena de claroscuros. El conjunto de
canciones que componen este disco, sintetizan un grupo de vivencias subjetivas profundas,
de experiencias incompletas que adquieren un sentido luego de darles un tiempo de espera,
de superar procesos existenciales, de olvidarlos o de incorporarlos a la existencia; en
definitiva, de ir construyéndose como persona.

“Todo Azul” fue el único single que lanzó la banda antes del lanzamiento del disco. En él la
música provoca una sensación plácida, donde los sintetizadores generan una atmósfera
afable sobre la que fluye la batería que genera una sincronía bien planeada junto al bajo. En
una línea similar, se encuentran canciones como “Día Bueno”, “Verte Feliz” y el tema
“Gotas De Cristal”, que probablemente sea la canción mejor lograda del álbum, donde las
armonías de voces son precisas, la base de batería y bajo es sólida y en torno a ella oscila
con dulzura un arpegio de guitarra a lo largo de toda la canción. El uso de sintetizadores
genera una atmósfera profunda y otoñal.

En términos temáticos, el álbum contiene un conjunto de impresiones inocentes y,


probablemente comunes a cualquier experiencia vital. Resultan recurrentes las temáticas
como la ansiedad social con respecto al romance y a las relaciones interpersonales en
general, esto queda retratado en canciones como “Adila” y “Quien Pierde”. En este
contexto, un tópico habitual del disco es el dilema de los otros: vivir a partir de las
expectativas del resto, que se retrata en canciones como “Superhéroe Infantil”, “Mármol” y
en “Dejarte Ir”, donde la letra enuncia: “Si me llego a mostrar podrían dañar mi ser, por
eso no voy a hablar y diré “tienen razón”. Cada vez que diga “yo” hablaré de alguien
más, cuando me sienta solo reiré con más intención”. Así, cuando el vocalista Javier
Poduje canta “debo dejarte ir”, se siente también como un “debo dejarme ir a mí mismo”.

En términos de estilo, el álbum resulta difícil de enmarcar en una categoría específica, en el


disco resuenan influencias diversas que van desde el dream pop, el noise y el folk, hasta el
progresivo de los 70. Es en canciones como “Zahir”, en que se puede escuchar una síntesis
armónica de estilos, donde una melodía en compás de 5/8 recuerda a bandas del progresivo
argentino como Serú Girán. Por otra parte “Fruta Caroline” es una canción con un carácter
rockero que se distingue radicalmente del resto de las canciones, que sin embargo cumple
con otorgar matices al conjunto del álbum.

“Anhelario” de Emisario Greda probablemente esté entre las mejores producciones del año
a nivel nacional. Es un disco cálido, íntimo y se siente profundamente honesto. Emisario
Greda logra encontrar una coherencia armónica entre la parte musical y el contenido lírico;
estos retratan de manera cuidadosa y bien pensada los pensamientos y emociones que se
buscan transmitir de manera vívida. La diversidad de géneros musicales que la influyen,
convergen de manera orgánica y permiten transmitir de manera acabada un sentimiento que
acompaña al conjunto del álbum: una inquietud subjetiva de vivir con otros y, a veces, vivir
por otros.

Por Diego Márquez

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