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EL HÁBITO DE: ESCUCHAR

PASAJE GUÍA
Los discípulos habían ido al pueblo a comprar algo de comer. En eso, una mujer de

Samaria llegó al pozo a sacar agua, y Jesús le dijo: —Dame un poco de agua.

Pero como los judíos no tienen trato con los samaritanos, la mujer le respondió:
—¿Cómo es que tú, siendo judío, me pides agua a mí, que soy samaritana? Juan 4:7-9.
INTRODUCCIÓN: El hábito de escuchar de Jesús nos lleva a tomar la decisión de
prestar atención con los oídos, la mene, los ojos y el cuerpo a lo que la otra
persona dice, para que se sienta valorada por quién la escucha.

JESÚS NOS MOSTRÓ CÓMO ESCUCHAR


Jesús fue un consumado oyente. Y todavía lo es. Imagine que aún continúa
escuchando las oraciones de millones de personas alrededor del mundo 24 horas
de cada día de cada semana. Jesús escuchó no sólo con los oídos: también lo hizo
con los ojos, con la mente y con el cuerpo. Las personas recibían su completa
atención. Jesús entró en la zona privada de sus interlocutores. Al escucharlas, hizo
que las personas se sintieran valoradas.

1. Jesús escuchó al joven rico: Marcos 10:21.


Jesús miró los ojos de este joven que trataba de encontrar un atajo hacia la vida
eterna. Jesús no lo desanimó, pero lo escuchó. El joven se fue sin alcanzar la
salvación, sin embargo, supo que había sido escuchado. Cuando las personas se
alejen de nosotros deben sentir que sí fueron escuchadas. Puede ser que no
estemos de acuerdo con ellas o que discrepemos en nuestra manera de pensar,
pero debemos escucharlas.

2. Jesús escuchó a un intelectual: Juan 3.1-16


Nicodemo vino de noche para hablar con Jesús; él era un intelectual, pero Jesús no
discutió con él, simplemente lo escuchó, le permitió expresarse y luego compartió
la verdad. Escuchar nos concede el derecho de compartir con la persona.

3. Jesús escuchó a la mujer en el pozo: Juan 4.7-9.


Jesús escuchó con amor y cuidado a esta mujer, que había sido usada y abusada
por los hombres. El haber sido escuchada la llevó a recibir a Jesús como su salvador
personal. El mundo estará abierto al mensaje del Evangelio si nosotros primero
escuchamos con amor sus dolencias.

4. Jesús escuchó al hombre en el estanque de Betesda: Juan 5: 1-9


Este hombre había estado paralitico durante 38 años; Jesús se detuvo, lo escucho y
lo sano. Nuestra manera de escuchar puede traer sanidad a los que han sido
heridos por otros.
5. Jesús escuchó a la mujer sirofenicia: Marcos 7:24-30.
La hija de esta mujer estaba poseída por un demonio. Jesús se tomó tiempo para
oírla y echar fuera el demonio que atormentaba a su pequeña hija. Hay muchas
personas heridas a nuestro alrededor. Un solo oído atento puede hacer toda la
diferencia. Dios puede colocarlo a usted en el lugar y en el momento exacto para
escuchar a alguien.

6. Jesús escuchó a los niños: Marcos 10:13-16


Jesús no despidió a los niños. Todo lo contrario: los escuchó, se tomó el tiempo
para oír lo que ellos estaban diciendo. Los niños son muy apreciados por Jesús.
Nosotros debemos tomarnos el tiempo para escuchar lo que sus pequeños
corazones están tratando de expresar. Esto los hará sentirse apreciados y, sin duda,
nosotros también aprenderemos mucho.

¿CUÁLES SON LOS ENEMIGOS DEL HÁBITO DE ESCUCHAR?


I. Ocupaciones: “No tengo tiempo para escuchar”.
II. Distracciones: “¿Ese es mi teléfono celular? . . . me pregunto qué estarán
hablando en aquel grupo”.
III. Falta de interés: “simplemente no me interesa lo que esta persona está
diciendo”.
IV. Orgullo: “¡Prefiero hablar de mí!”

FÓRMESE EL HÁBITO DE ESUCHAR

a. Cuando esté con alguien, bríndele a esa persona toda su atención.


b. Abandone todo lo que está a su alrededor para escuchar.
c. Mire directamente a los ojos de la persona.
d. No desvié la mirada como si estuviera preocupado por otra cosa.
e. Observe las expresiones faciales, el tono de la voz y el lenguaje corporal.
f. Olvídese del teléfono por un momento.
g. Ponga su cuerpo en una posición que diga: “Estoy escuchando”
h. No piense en lo que va a responder a lo que la persona está diciendo.
i. Haga preguntas que sirvan para aclarar y orientar la conversación.
j. No juzgue o presuponga lo que la persona le va a decir antes de que lo diga.
k. Escuche lo que no se dice.

Adaptado del libro: Los Hábitos de Jesús. Jay Dennis.

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