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EL HÁBITO DE: CONFRONTAR

PASAJE GUÍA: Saulo cayó al suelo, y oyó una voz que le decía: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?»
Saulo preguntó: «¿Quién eres, Señor?» La voz le contestó: «Yo soy Jesús, el mismo a quien estás
persiguiendo. Hechos 9:4-5

Introducción: El hábito de Jesús de confrontar nos lleva a tomar la decisión de tratar con
otra persona un asunto controversial o negativo, que puede estar relacionado con esa
persona, con uno mismo o con otras personas en un espíritu de amor y verdad, con el único
propósito de ayudar a esa persona.

JESÚS NOS MOSTRÓ CÓMO CONFRONTAR


La palabra confrontación generalmente es vista como una palabra negativa. Significa
enfrentar a alguien con un asunto generalmente sensible, o algún tipo de problema. Ahora, si
usted va a confrontarse con alguien, debe recordar que la confrontación debe ser la
excepción, no la regla. La confrontación debe surgir sólo después de que ciertas condiciones
en su propia vida hayan sido satisfechas. Algunas veces, es necesaria la acción firme de
hacerle saber a otra persona que está en un error o que está en un problema. La
confrontación, cuando se efectúa de la manera correcta, a la manera de Jesús, llega a ser una
plataforma para el cambio.
Tenemos que reconocer que la confrontación es difícil e incómoda. No nos gusta. Se
supone que si nos gustara, no sería con las intenciones correctas. Jesús fue un confrontador.
Trató con los problemas cara a cara. Buscó salidas a situaciones incomodas. No estuvo
dispuesto a permitir algo incorrecto sin decir o hacer algo al respecto. Comprendió que los
problemas no iban a resolverse solos; una intervención suya era necesaria. El motivo de Jesús
para la confrontación siempre fue el amor. El amor de ser el único motivo para confrontación.

1.- JESÚS NO ESPERÓ CONFRONTAR CUANDO EL ASUNTO REQUERÍA ATENCIÓN:


Mateo 21:12
 La confrontación de Jesús surge cuando había una situación que lastimaba los
intereses del Padre o los de otras personas. No confrontó con otros porque lo
hubieran ofendido. En esta ocasión la confrontación no podía ser evitada, cuando se
demora bajo estas circunstancias peor se ponen las cosas.
2.- JESÚS SE CONFRONTÓ CON SATANÁS: Mateo 4:1-11
 Lo confrontó en el poder y la fuerza del Padre. Nosotros no tenemos poder por
nosotros mismos para confrontar a Satanás, solamente podemos hacerlo en el nombre
de Jesús. No podemos darle al diablo ni un milímitro de nuestra vida.

3.- JESÚS SE CONFRONTÓ CON LOS QUE VIVIAN EN PECADO: Juan 8:1-11
 Confrontó a la mujer y a los fariseos. Hay situaciones que nos tocan confrontar a las
personas acerca de la situación pecaminosa de su vida.
4.- JESÚS SE CONFRONTÓ CON SU FAMILIA: Juan 2:3-5 / Lucas 2:46-49
 Hay ocasiones en las que usted necesitará confrontarse con su familia, especialmente
si alguien lo anima a reemplazar el lugar preeminente de Dios por cualquier otra cosa.
5.- JESÚS SE CONFRONTÓ CON MARTA, QUIEN HABÍA PUESTO LAS COSAS ANTES QUE
A ÉL. Mateo 10:38-42.
 Jesús quiso que Marta supiera que sus ocupaciones y actividades, tan encomiables
como eran, nunca debían anteponerse a la adoración que él merecía.

6.- JESÚS SE CONFRONTÓ CON SAULO EN EL CAMINO A DAMASCO: HECHOS 9:4-5

7.- JESÚS CONFRONTÓ A LOS FARISEOS QUE SE JUSTIFICABAN A SI MISMOS Y


USABAN LA RELIGIÓN Y A DIOS PARA SUS PROPIOS FINES. MATEO 23:25-27.

8.- JESÚS SE CONFRONTÓ CON PEDRO POR PERMITIR QUE SATANÁS LO USARA PARA
SUGERIRLE QUE DEBÍA EVITAR LA CRUZ. MATEO 16:21-23.

9.- JESÚS SE CONFRONTÓ CON DIOS EL PADRE CUANDO ESTABA EN LA CRUZ. MATEO
27:46.

¿CUÁLES SON LOS ENEMIGOS DEL HÁBITO DE LA CONFRONTACIÓN?


A. TEMOR: “Tengo miedo de cómo reaccionará la otra persona”.
B. DEJAR PARA MÁS TARDE: “No lo haré ahora, esperaré un poco”.
C. EXPECTATIVAS EQUIVOCADAS: “Puede ser que las cosas mejoren solas”.
D. ABDICACIÓN: “Que lo haga otro”

HAGA DE LA CONFRONTACIÓN UN HÁBITO


Nota importante: No se sugiere que usted llegue a ser como un “policía espiritual” de
sus hermanos, buscando siempre oportunidades para reprimir o regañar a alguien;
pero sí que tenga la voluntad o la disposición para confrontar cualquier asunto, en el
momento que se necesario.
I. Antes de confrontarse con alguien, esté seguro de que su propio corazón está bien
con Dios.
II. Ore por la persona que necesita ser confrontada.
III. Busque el momento para hablar con la persona en privado, sin interrupciones, pero no
evite hacerlo.
IV. Cuando la ocasión lo demande, confronte inmediatamente
V. No eche todo su enojo sobre alguien.
VI. Comience con una palabra de aliento
VII. Pida permiso a la otra persona: “¿Me permitiría compartir con usted algo que puede
ayudar?
VIII. Describa la situación como usted la ve
IX. Pregúntele a la otra persona como puede ayudarla
X. Guarde la confidencia
XI. Ore al Señor con la persona

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