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Ni Con Elocuencia Ni Con Dialéctica
Ni Con Elocuencia Ni Con Dialéctica
"Discutir sobre religión es una cosa que ya no me gusta. Hace como 30 años que no
discuto -ni siquiera con los "censores" de mis obras. Cuando era joven era un gran
discutidor.
Es cosa inútil. Al que pone objeciones religiosas, ordinariamente hay que
recomendarle leer un buen "Catecismo de Perseverancia". Ordinariamente habla de
lo que no sabe. Si tiene interés en saber, se tomará esa pequeña molestia; si no tiene
interés, habla por hablar y entonces la discusión es inútil y aún peligrosa.
A los que vienen a uno en un barco o en un tren con el "Vea, Reverendo, ¿cómo me
responde Ud. a esto?, no hay que darles la solución, sino acrecentarles la objeción,
urgirla mucho más todavía que vea que uno la sabe y aun la "siente" tanto como él, o
más. Es decir, hay que agudizarle (o crearle si acaso) el hambre de saber; porque si
esa hambre no existe, darle la solución es perder tiempo.
Puesto esto, hay que responder que Dios en su naturaleza divina no sufre ni con la
desgracia eterna de los precios ni con los pecados que precedieron y causaron esa
desgracia eterna, porque su natura eterna es inmutable y no sujeta a las pasiones
propias de los hombres. Querer que sufra, es querer que cambie de naturaleza y se
vuelva creatura, lo cual es imposible. Es un vicio mental muy grave y muy difundido
que se llama "antropomorfismo": o sea, concebir a Dios parecido o idéntico al
hombre, muy difundido hoy día entre los ignorantes como Jorge Luis Borges, por
ejemplo.
Hoy día hay muchos que preguntan "cómo es Dios" con la intención de aceptarlo o
no aceptarlo según les guste o no les guste; quiero decir, aceptar "su existencia".
Pero la existencia es lo primero; y si es un hecho la existencia, conque yo no la
acepte, no la destruyo como hecho. (Me destruyo a mí mismo).
Si Dios es, hay que tragarlo como es. Muy sensatamente Jacques Rivière escribía a
Paul Claudel: "Si es consolador o no, no me interesa; lo que me interesa primero de
todo es saber si realmente existe o no".
Esa posición de decir: "Si Dios me gusta o me satisface, bien, entonces puede ser
que lo acepte", es un disparate monumental. Con ése no hay que discutir. Si Dios
existe y NO SUFRE, no tengo más remedio que decir: "No me gusta, no lo
comprendo; pero si es un hecho, no tengo más remedio que arreglármelas con ese
hecho como pueda." Es lo que hacemos enfrente de todos los hechos de la
Naturaleza o del Mundo Humano. Que traten, por ejemplo, de no aceptar una
poliomielitis o un ciclón; a ver si va.
Pero los predicadores dicen continuamente que "ofendemos" a Dios con nuestros
pecados; y "ofender" es "herir". Y los místicos dicen que Dios sufre por y con los
condenados del Infierno. Y Kierkegaard escribe que cuando Dios "abandonó" a su
Hijo ("Dios mío, ¿por qué me has abandonado?"), Dios Padre sufrió horriblemente
por tener que abandonar a su Hijo. Y Kierkegaard es todo lo que de más alejado del
"antropomorfismo". ¿Cómo se entiende esto? En cierto modo, Dios sufre por los
pecados de los hombres y todas sus consecuencias. ¿De qué modo? De dos modos:
en su Hijo hecho Hombre; y en el Orden Universal, que es Él mismo.
I.
Dios tomó la Natura Humana, la cual estaba caída y simplemente "condenada", con
todas sus consecuencias; y "pagó" por los pecados de ella: sufrió por esos pecados
una suma de humillaciones y dolores que es casi infinita; y en un sentido, sin CASI.