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“Son cosas chiquitas.

No acaban con la pobreza, no nos sacan del subdesarrollo, no socializan los


medios de producción y de cambio, no expropian las cuevas de Alí Babá. Pero quizá desencadenen
la alegría de hacer, y la traduzcan en actos. Y al fin y al cabo, actuar sobre la realidad y cambiarla,
aunque sea un poquito, es la única manera de probar que la realidad es transformable.” Eduardo
Galeano

Diez Julios sin López,

Mil muros con López

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Quisiera tener alguna anécdota triste

Algún recuerdo luminoso

Desde dónde escribir su falta, López.

Pero no los tengo, y lo mismo escribo.

Escribo sobre un desconocido para mí.

Escribo acerca de un desconocido

Que se me aparece en fotos

En dibujos

En stencils.

Se me aparece

Con su cara de hombre

De albañil Fotos-dibujos-stencils- que ni siquiera tengo

Propiamente

En el sentido de una propiedad

Sino que me los encuentro

Desparramados

Por la ciudad

Por las plazas

En las paredes

En alguna vereda.
Su rostro chorrea en los paisajes urbanos

Y es tan de todos

Y tan de nadie

Pienso en esas formas de celebridad

En qué hubiera pensando Jorge Julio

Un individuo llamado Jorge Julio

De tamaña notoriedad

Si alguien alguna vez le hubiera dicho

Del costo del ascenso a la fama

Pero nadie piensa ya en ese lugar

En ese lugar Jorge Julio

Ya nadie responde

Sus desaparecedores

Hicieron nacer un fantasma

Un fantasma de ojos cerrados en algún dibujo

Un fantasma que mira desde una foto

Que se incorpora

Que taladra

Que reclama Aparecer.

Vivo o muerto.

Cal o ladrillo.

Pero aparecer.

Aparecer.

LÓPEZ Por Claudia Huergo

Instrucciones para capear el mal tiempo

En primer lugar, no se desespere y en caso de zafarrancho no siga las reglas que el huracán querrá
imponerle.
Refúgiese en la casa y asegure los postigos una vez que todos los suyos estén a salvo.

Comparta el mate y la charla con los compañeros, los besos furtivos y las noches clandestinas, con
quien le asegure ternura.

No deje que la estupidez se imponga.

Defiéndase.

A la estética, ética.

Esté siempre atento.

No les bastará empobrecerlo y lo querrán someter con su propia tristeza.

Ríase estentóreamente.

Mófese: la derecha está mal cogida.

Será imprescindible cenar juntos cada día hasta que la tormenta pase.

Son cosas simples, sencillas, pero no por ello, menos eficaces.

Diga hacia el costado buen día, por favor y gracias.

Y la concha de tu madre cuando lo soliciten desde arriba.

Tírele con lo que tenga, pero nunca solo.

Ellos saben cómo emboscarlo en la desprevenida soledad de una tarde.

Recuerde que los artistas serán siempre nuestros.

Y el olvido será feroz con la comparsa de impostores que los acompaña.

Todo va a estar bien si me hace caso.

Sobreviviremos nuevamente, estamos curtidos.

Cuidemos a los pibes que querrán podarlos.

Solo es menester bien pertrecharse y no escatimarnos amabilidades.

Deberemos dejar a mano los poemas indispensables, el vino tinto y la guitarra.

Sonreírles a nuestros viejos como vacuna contra la angustia diaria.

Ser piadosos con los amigos.

No confundir a los ingenuos con los traidores.

Y aún con estos, tener el perdón fácil para cuando vuelvan con las ilusiones forreadas.

Aquí nadie sobra.


Y eso sí, ser perseverantes y tenaces, escribir religiosamente todos los días, todas las tardes, todas
las noches.

Aún sostenidos en terquedades si la fe se desmorona.

En eso, no habrá tregua para nadie.

La poesía les duele a estos hijos de puta.

- “Paco” Urondo

"¿Que si soy feliz? La verdad es que no creo que la felicidad sea un “estado” del ser humano. La
infelicidad puede serlo, pero la felicidad es, por naturaleza, un instante. El instante puede durar
unos segundos, un minuto, una hora, un día y una noche, pero no creo que pueda llegar a durar
nunca una semana entera. La infelicidad suele parecerse a una novela larga. La felicidad se parece
más a una foto."

John Berger, “Martine Franck” (publicado en 1998

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