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1- Problema de la Libertad:

La obligación moral y la realización del acto moral no pueden ser realizados sin presuponer la libertad.
El tema de la libertad tiene una decisiva importancia en la ética, ya que sin ella esta disciplina es
prácticamente imposible. Si no es factible hablar de libertad, entonces la moral queda anulada, y lo
mismo puede decirse de una ciencia, como la ética, encargada de reflexionar sobre ella. La libertad es
la conditio sine qua non de la ética, esto es, su condición de posibilidad. Aunque la libertad es el clima
donde respira la ética, se presenta un problema sumamente difícil, escabroso; ¿acaso existe la
libertad?, ¿qué es la libertad?, ¿cómo es posible hablar de libertad en un mundo donde todo está
determinado?... ¿será el hombre como una máquina, como un gran reloj estúpido que tiene la impresión

Límites y obstáculos de la libertad.

Ya vimos la decisiva importancia que el problema de la libertad tiene en la ética, pues si no se concibe
al ser humano como libre para decidir y actuar; no tendría ningún sentido hablar de un comportamiento
moral. El concepto de libertad entraña dos aspectos: la libertad de querer y la libertad de actuar,
muchas veces algo que se quiere no puede ser realizado por múltiples circunstancias. “Un hombre de
Estado puede emprender una reforma radical en la vida económica de su país y fracasar en su intento,
por causas imprevistas. Aquí, manifiestamente, hubo un acto volitivo, indiscutible libertad de opción, y,
sin embargo, faltó la libertad de obrar, la posibilidad de sacar avante sus ideas de política económica”
Tanto la libertad de querer (voluntad) como la libertad de actuar (tener los medios necesarios para llevar
a cabo nuestra acción) pueden encontrar severos obstáculos a su paso.

Las coacciones que limitan u obstaculizan la libertad pueden ser internas o psicológicas (temores,
deseos irresistibles, pasiones, etc.). Por ejemplo, la falta de voluntad para abandonar un hábito o un
vicio, como dejar de fumar o de beber, o, simplemente de vencer la apatía para realizar una empresa
que se considera valiosa. “Querer es poder”, reza el refrán. Pero también pueden ser externas, como
aquellas presiones provenientes de agentes externos a la voluntad, tales como amenazas, castigos,
chantajes o toda suerte de factores circunstanciales que obstaculizan de diversas maneras el actuar
humano, factores que, como se dice, nos obligan a “actuar en contra de nuestra voluntad”.

Son muchas las situaciones que se presentan en la vida cotidiana y que, de una manera u otra, pueden
anular la posibilidad de establecer responsabilidades. Las mismas se convierten en obstáculos a la
libertad cuando son tan intensas que minimizan la conciencia y anulan la capacidad de razonar.
Veamos a continuación, y en forma sintetizada, algunas de esas situaciones:

La Violencia:

Es una coacción que se ejerce desde el exterior. No puede nada sobre la voluntad, ya que la voluntad
es algo interior. Es un atentado a la libertad de los actos externos, no tiene poder sobre el acto de
voluntad. 98 Pero la turbación que es capaz de producir, puede disminuir la conciencia y la libertad
interior. Por ejemplo, el estupro. Generalmente las muchachas atracadas son obligadas a materializar el
acto sexual en una forma violenta, es decir, sin haberlo decidido. La presión que se ejerce sobre ellas
les impide optar por una cosa o la otra; su poder de elección ha sido anulado..

Miedo :
Es una turbación interior causada por la amenaza de un mal inminente y difícil de evitar. ¿En qué
medida el miedo influye sobre el acto libre? Si es tan intenso que llega a suprimir el uso de razón,
suprime la libertad. Ahora bien, la responsabilidad del agente no queda totalmente descartada, ya que
habría que investigar si una resistencia inmediata podría o no podría impedir que el miedo llegase a
predominar hasta ese punto.

Esto quiere decir que solamente se convierte en un obstáculo cuando es tan fuerte que produce una
turbación interior capaz de anular la posibilidad de razonar. Generalmente esta turbación es causada
por situaciones muy embarazosas. Ignorancia La moralidad o inmoralidad de un acto está en estrecha
relación con el grado de conciencia que se tenga del mismo. Todo lo que disminuye o aumenta el
conocimiento de un acto disminuye o aumenta la imputabilidad del mismo.

La ignorancia ;

implica ausencia de conocimiento. Sería injusto imputar una acción a quien la haya realizado sin
conocimiento. El ignorante no debe ser condenado ni ética ni jurídicamente. Clases de Ignorancia 1.
Ignorancia Antecedente Es la que procede al acto de la voluntad y no es voluntaria en modo alguno. La
ignorancia no ha sido querida. Es causa de un acto que no haría de voluntad. La libertad no está
comprometida. El acto no es imputable. Sería injusto atribuir responsabilidad a alguien que
materializara una acción sin saber que la misma encierra un acto de inmoralidad.

Ignorancia Concomitante:
Es aquella en la que ignoro la naturaleza real del acto que ejecuto, pero si la conociera haría este acto.
El acto no es voluntario. Por no ser voluntario, no puede haber responsabilidad alguna.

Estructura Interna del Acto Humano:

Se afirmaba en el unidad III que el hombre es inexorablemente moral, en el sentido primario de esta
palabra, porque tiene que hacer su vida; y que este “quehacer” tiene, por decirlo así, dos caras, una
hacia fuera, el hacer cosas, y otra hacia dentro, el hacerse simultáneamente a sí mismo. Que el hombre
tenga que hacer su vida significa, dicho negativamente, que ésta no le es dada hecha. Una descripción,
en términos operacionales, del comportamiento humano, en contraste con el comportamiento animal,
nos aclarará la distinción entre una vida como faciendum y otra como factum.

El comportamiento vital,

LO mismo del hombre que del animal, es desencadenado por un estímulo. Este suscita una respuesta
que, en caso del animal, viene unívocamente determinada por el estímulo, en relación con la
correspondiente estructura psicológica, y se ajusta perfectamente a él. En el hombre, en cambio, no
siempre es dada esta conexión directa, esta “contigüidad”, como la llaman los conductistas, entre
estímulo y respuesta. El organismo humano, demasiado complicado, demasiado formalizado, no puede
dar espontánea e inmediatamente respuesta adecuada y queda en suspenso ante el estímulo, libre de
él. Pero esta situación es insostenible y el animal humano, para su viabilidad, necesita salir de ella.
¿Cómo? Mediante la inteligencia en el sentido de hacerse cargo de la situación, convertir el estímulo en
realidad estimulante y conferir al medio animal al carácter de mundo. La respuesta al estímulo tiene que
producirse también, claro está, en el caso del hombre, pero ahora ya no

El Acto Humano desde el Punto de Vista Socio-cultural:

Hemos visto en el apartado anterior cómo procede, cómo tiene que proceder el hombre, a diferencia
del animal, para salir de una situación determinada: eligiendo, entre las varias posibilidades que sea
capaz de inventar, la que va a ejecutar. Pero ya adelantábamos al principio que los actos humanos no
siempre tienen este carácter tan absolutamente original. Las situaciones humanas, aunque irrepetibles
y únicas, presentan entre sí semejanzas. Otros hombres, antes que yo, se vieron en una situación
parecida a la mía. Si yo sé de antemano lo que hicieron en aquella circunstancia, puedo echar mano de
su respuesta, sin necesidad de inventarla por mí mismo. Ahora bien, la cultura consiste precisamente
en el repertorio total de respuestas a la vida.

Las nuevas respuestas, cuando poseen suficiente importancia, son objetivadas e incorporadas a ese
acervo cultural. Surgen así pautas o patrones de comportamiento. Estos patrones, cuando no se
refieren al mero hacer técnico (facere), sino al “quehacer” (agüere) o hacerse a sí mismo, se denominan
“reglas morales”. Desde esa perspectiva se advierte en seguida, dicho sea simplemente de pasada, la
exageración en que consiste la llamada “ética de la situación”. Para que el hombre tuviese que inventar,
en cada situación y por sí solo, la respuesta que ha de dar, sería necesario concebirle siempre como un
primer hombre, solidario y cultural.le viene dada por el organismo, sino que ha de darla él.

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