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“Sentencia del caso de Caperucita Roja y el Lobo desde la perspectiva de la Corte Suprema de
Justicia”:
2. Que tampoco era ajena al hambre del Lobo ni a los peligros del bosque.
3. Que si le hubiera ofrecido la cesta de la merienda para que el Lobo calmara su hambre no
habrían ocurrido los sucesos referidos.
4. Que el Lobo no ataca a Caperucita de inmediato y hay evidencias claras de que primero
conversa con ella.
6. Que, cuando Caperucita llega y el Lobo está en la cama con la ropa de la Abuela, Caperucita no
se alarma.
7. Que el hecho de que Caperucita confunda al Lobo con la Abuela demuestra lo poco que iba a
visitarla, hecho que se tipificaría como abandono de persona anciana por parte de la joven
Caperucita.
8. Que el Lobo con respuestas simples y directas quiere, desesperadamente, alertar a Caperucita
sobre su posible conducta final.
9. Que luego de que el Lobo hizo todo lo posible por alertar a Caperucita sobre de lo que sería
capaz y ésta no entendió o no quiso entender, al Lobo no le quedó más remedio que actuar
conforme a su inclinación natural y a su instinto animal exacerbado por la conducta de Caperucita.
10. Que es muy posible que antes Caperucita hiciera el amor con el Lobo e, incluso, lo disfrutara.
11. Que cada vez cobra más fuerza la versión de que cuando el Lobo le preguntó a Caperucita: ¿A
dónde vas?, ésta le respondió: “A bañarme desnuda en el río”.
12. Que se desprende del punto anterior que es Caperucita la que provoca los más bajos instintos
depredadores y concupiscentes en la pobre fiera.
13. Que merece un párrafo aparte la madre de Caperucita, en quien se aprecia irresponsabilidad y
culpabilidad por no acompañar a su hija conociendo los peligros del bosque.
3. Se advierte a la Caperucita: a) hacer trabajo comunitario en la jaula de los lobos del zoológico
local para que conozca plenamente la naturaleza y el instinto animal. Tendrá que indemnizar al
Lobo con 500 mil pesos diarios durante un año, así como prepararle todas las tardes su merienda,
también darle masaje y hacerle pedicure durante el mismo lapso. C) Todos los costos inherentes a
este proceso correrán bajo el peculio de la Caperucita, a quien en lo sucesivo solo se le dirá
Caperuza.
Asimismo se aclara en el presente fallo que este proceso no afecta el buen nombre ni la
reputación ni el honor del respetable señor Lobo. Publíquese, archívese y téngase por firme el
presente fallo.
Atentamente;
Eduardo Feinmann