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Está ubicada
a 15 km al norte de Calama y a 2870 metros de altitud,1 en la región de Antofagasta, Chile. Fue
considerada la mina más grande del mundo en su tipo y la mayor productora de cobre.
[cita requerida]
El rajo posee una forma elíptica, con una superficie de unas 950 hectáreas3. Si bien no es la
mina a rajo abierto más grande del mundo (esa distinción recae en Bingham Canyon, Utah),
con 5 kilómetros del largo, 3 de ancho y con 1 km de profundidad sí es el mayor volumen
removido4. En la actualidad, es la 13.º mina de cobre a nivel mundial y la 6.º a nivel nacional,
con una producción estimada de 350 000 toneladas métricas de cobre en el año 2017.5 Cuenta
con la 3.º fundición y la 7.º refinería más grandes a nivel mundial, con una capacidad cada una
de 450 mil toneladas métricas de cobre.5
Índice
1Historia
2Véase también
3Referencias
4Enlaces externos
Historia[editar]
Chuquicamata, la mina a cielo abierto de cobre más grande del mundo, fue originalmente
explotada por los pueblos indígenas de la zona. Su nombre es de origen aimara y se relaciona
con los indígenas chucos o chuquis que trabajaban el cobre para confeccionar herramientas y
armas.
Los primeros hombres que trabajaron en Chuquicamata, hasta donde existen antecedentes,
fueron los atacameños o likan-antai. Los restos arqueológicos ubican las primeras
explotaciones de cobre y otros minerales en el norte chileno, alrededor del 500 al 450 a. C.
Usaban herramientas de madera y piedras semitalladas, barrenos y rústicos cinceles. Con estas
herramientas hacían pequeños piques en las faldas de los cerros extrayendo principalmente el
«charqui» de cobre o el cobre nativo que se encuentra entre las rocas a baja profundidad.
Hay indicios de extracciones mineras en lo que hoy es el sector noroeste del mineral.
Curiosamente, el procesamiento del mineral tenía lugar a varios kilómetros de Chuquicamata,
en las riberas de los ríos Río Salado (Loa) y Grande. Los historiadores deducen que los
atacameños escogieron este lugar para la fundición del metal por su cercanía al Camino del
Inca, ruta comercial donde era posible comerciar con productos elaborados. Otro detalle
curioso es que este antiguo pueblo pudo templar algunas piezas de cobre, es decir, endurecer
el metal para prolongar su vida útil.
La región fue colonizada por los españoles y pasó a depender de la Real Audiencia de Charcas.
Con la independencia de Bolivia, formó parte del Departamento del Litoral hasta 1879 cuando
Chile ocupó el territorio. En 1904, el tratado de paz determinó la cesión de la región completa
a Chile a perpetuidad.
Los ejecutivos de la firma consideraron que era fundamental asegurar recursos adicionales de
cobre. Primero iniciaron negociaciones con Utah Copper Company, que fracasaron debido a
que uno de los accionistas mayoritarios, Kennecott Copper, no llegó a un acuerdo. Ninguna
otra alternativa explorada en los Estados Unidos tuvo éxito.
La empresa entonces dirigió su mirada a la operación a cielo abierto de Unión Minera del Alto
Katanga en el Congo Belga. Aquí no se pudo llegar a un acuerdo de compra debido a la
estrecha relación entre Katanga y el Gobierno belga.
Vista íntegra del corte de la mina.
En otoño de 1928, el mercado del cobre subía y continuaban las negociaciones con los
hermanos Guggenheim. Las acciones de Anaconda estaban en alto y parecía un buen
momento para adquirir el resto de las acciones de la Chile Copper Company.
Finalmente en enero de 1929 y después de unas semanas de discusión, se anunció una base de
conversión para la adquisición de las 2,2 millones de acciones restantes de Chile Copper
Company a 73/100 de una acción de Anaconda por una de la Chile.
Esta conversión fue acordada con Daniel Guggenheim, mientras que otros miembros de la
familia pretendían una conversión del 80 %.
Mientras tanto, las acciones de Anaconda estaban a alrededor de 150 dólares. En seguida se
ofrecieron derechos de suscripción a los accionistas a 55 dólares por la nueva emisión de
Anaconda. Finalmente la familia de Guggenheim aceptó la conversión y la oferta fue formulada
en forma oficial el 23 de enero de 1929. Para ello se entregaron 2 073 003 acciones de Chile
para su conversión, otorgando a Anaconda el 98,41 % de la propiedad.
El 30 de junio de 1940, esta había aumentado a 98,50 y, luego llegó al 99,50 %. Así concluyó la
gigantesca transacción.