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Sal 5:2 Está atento a la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío,

Porque a ti oraré.
Sal 9:12 Porque el que demanda la sangre se acordó de ellos;
No se olvidó del clamor de los afligidos.
Sal 17:1 Oye, oh Jehová, una causa justa; está atento a mi clamor.
Escucha mi oración hecha de labios sin engaño.
Sal 18:6 En mi angustia invoqué a Jehová,
Y clamé a mi Dios.
El oyó mi voz desde su templo,
Y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos.
Sal 34:15 Los ojos de Jehová están sobre los justos,
Y atentos sus oídos al clamor de ellos.
Sal 39:12 Oye mi oración, oh Jehová, y escucha mi clamor.
No calles ante mis lágrimas;
Porque forastero soy para ti,
Y advenedizo, como todos mis padres.
Sal 40:1 Pacientemente esperé a Jehová,
Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor.
Sal 61:1 Oye, oh Dios, mi clamor;
A mi oración atiende.
Sal 61:2 Desde el cabo de la tierra clamaré a ti, cuando mi corazón desmayare.
Llévame a la roca que es más alta que yo,
Sal 88:1 Oh Jehová, Dios de mi salvación,
Día y noche clamo delante de ti.
Sal 88:2 Llegue mi oración a tu presencia;
Inclina tu oído a mi clamor.
Sal 102:1 Jehová, escucha mi oración,
Y llegue a ti mi clamor.
Sal 106:43 Muchas veces los libró;
Mas ellos se rebelaron contra su consejo,
Y fueron humillados por su maldad.
Sal 106:44 Con todo, él miraba cuando estaban en angustia,
Y oía su clamor;
Sal 119:169 Llegue mi clamor delante de ti, oh Jehová;
Dame entendimiento conforme a tu palabra.
Sal 142:6 Escucha mi clamor, porque estoy muy afligido.
Líbrame de los que me persiguen, porque son más fuertes que yo.
Sal 145:19 Cumplirá el deseo de los que le temen;
Oirá asimismo el clamor de ellos, y los salvará.

Más de tres días bajo los escombros. Una haitiana de 33 años ha sido rescatada
tras 80 horas sepultada entre los escombros causados por el terremoto del martes en Haití. La
puerta de acero que la mantenía atrapada de cintura para abajo también había salvado su
vida, ya que amortiguo en parte la caída del techo. Una brigada de peruanos y nicaragüenses
la salvó tras estar trabajando más de doce horas seguidas.

Era viernes por la mañana. El equipo de salvamento estaba inmovilizado en un atasco. Un


haitiano les pidió que revisarán su casa, donde no encontraron a nadie pero si una pista: Una
vecina les dijo que en otro edificio cercano se oían voces de al menos dos personas. La
brigada rescató a una señora de 58 años de las ruinas de la casa de cinco pisos y esta les
avisó que entre los escombros había otra mujer y tres muchachas. Comenzó la búsqueda
frenética de Lidovia Pierressaint, cocinera de la casa donde vivían las adolescentes. El olor
que llegaba de la habitación de las chicas hacía suponer que estaban muertas. A Pierressaint
se la oía hablar.

El equipo la localizó bajo la puerta de acero. Movía las manos y hablaba con claridad. Primero
intentaron levantar la pesada plancha con gatos hidráulicos, pero finalmente decidieron cortar
el marco exterior de la puerta. Los rescatadores sólo podían trabajar 30 minutos debido al
hedor de los tres cadáveres adolescentes de la habitación vecina. Tardaron nueve horas y
media en sacar a la mujer.

A las dos de la madrugada, Lidovia salió de entre los escombros. Estaba consciente, aunque
aturdida, y no tenía nada roto. No sabía que su ciudad había sido desvastada, ni que llevaba
tres días sepultada ni el paradero de sus cuatro hijos. En esa misma calle hay al menos 19
personas más enterradas entre los escombros.

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