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Siempre que Dios quiere hacer algo en la tierra se ha provisto de gente que
quiera servirle. El servicio debe ser con excelencia y de acuerdo a las
perspectivas de Dios y no a las nuestras. Fuiste puesto en la tierra con un
propósito: para servir a Dios y a los demás. Siempre que sirves a otros,
verdaderamente estás sirviendo a Dios y cumpliendo uno de tus propósitos. No
estamos en la tierra solo para respirar, comer, ocupar un espacio y divertirnos.
Dios nos formó individualmente para que hiciéramos un aporte singular con
nuestras vidas.
A Dios no se puede servir de cualquier manera. Como líderes encontramos tres
perspectivas de cómo se ven las cosas.
Usted trata bien a otros cuando no los culpa por cualquier cosa que está
realmente mal con sí mismo. «No se preocupe de quién alaba, pero
tenga cuidado de quién culpa» (Edmond Gosse). Usted puede caer
muchas veces, pero no será un fracaso hasta que diga que alguien lo
empujó.
El mundo no tiene cabida para todas las excusas poco convincentes que
existen. Siempre es más fácil encontrar excusas que tiempo para hacer
las cosas que no queremos hacer.
Así que, encuentre una forma de hacer algo, no una excusa. No hay
excusa para un ser humano que está lleno de excusas. Cuando comete
un error y luego da una excusa por él, ha cometido dos errores. Fíjese en
esta verdad: «El zorro le echa la culpa a la trampa, no a sí
mismo» (Blake). No hable como lo haría un zorro.
Siempre es más fácil hacer un trabajo bien que crear una excusa de por
qué no lo hizo. El diablo espera con ansias para proveerle una excusa
para cada pecado.