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La mujermedieval
Adeline Rucquoi

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69/262 262 190 ptas
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Mujeres durante una velada musical en una corte (detalle del


Tapiz de los sentidos, Museo de La Seo, Zaragoza)

Indice
LA MUJER MEDIEVAL
Por Adeline Rucquoi
Historiadora. Directora de Investigación. Centre
National de la Recherche Scientifique. París
La mujeren la Edad Media. . . . . . . . . . . . . . . . . 4
Mujer e instituciones. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6
La mujeren la sociedad. . . . . . . . . . . . . . .'. . . .. 10
La mujer ante sí misma. . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 22
Textos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . I-VIII
La mujer en la Edad Media
Adeline Rucquoi
Historiadora. Directora de Investigación.
Centre National de la Recherche Scientifique. París

perstición, de la ignorancia y, en lo que toca


E Lnotema de la mujer en la Edad Media ya
es, como lo era hace todavía veinte a la mujer, la época en que fue mantenida
años, un tema desconocido, maldito, reser- por juristas, teólogos, autoridades diversas y
vado tan sólo a historiadoras feministas y, varones en general en un estado de incapa-
por lo tanto, ignorado por la ciencia oficial. cidad y sumisión total. Viven como en la
Durante las últimas dos décadas se han de- Edad Media, ni que fuera la Edad Media, o
dicado numerosos estudios al tema de la como si estuviéramos todavía en la Edad Me-
mujer o de las mujeres a lo largo de la Edad dia son frases corrientes que cualquiera lee
Media, estudios generales o muy especiali- o pronuncia a menudo, siguiendo incons-
zados, que tratan de la Europa medieval en cientemente la opinión positivista de que
su conjunto o se dedican a un lugar muy pre- cualquier tiempo pasado fue peor.
ciso en una época dada. En eso hay que no- Muchos de esos tópicos han sido ya
tar que, si bien los especialistas anglosajo- superados aunque pervivan en el lenguaje
nes, norteamericanos en particular, dedican coloquial, y se hace cada vez más patente el
estudios exclusivos a la historia de la mujer, hecho de que no existe ninguna progresión
y hasta tienen en sus universidades cátedras lineal en la historia de la mujer, sino épocas
de historia de la mujer, los europeos tratan a en que desempeña mayor o menor pro-
menudo el tema de la mujer dentro de temas tagonismo público, en que disfruta de
más amplios, y como parte de la historia so- mayores o menores derechos, de más o me-
cial, económica o de las mentalidades. En nos libertad. La historia misma, al incorporar
1987, Susan M. Stuard pudo publicar un li- a su disciplina nuevas aproximaciones y nue-
bro única y exclusivamente dedicado a bi- vas técnicas, tomadas en gran parte de la
bliografía del tema, titulado Mujeres en la his- antropología y la sociología, pero también de
toria medieval y la historiografía. la filosofía y la lingüística, ya no utiliza con-
Frente a la abundancia de información de ceptos actuales, sino que intenta definir,
que ahora dispone, el historiador no lo tiene para cada época, cada grupo de la socie-
nada fácil para hablar de la mujer en la Edad dad, cada situación, los conceptos que re-
Media. Mientras se trate de refutar una serie gían entonces.
de tópicos acerca de la miserable situación ¿De qué sirve estudiar el mayor o menor
de la mujer medieval, de su estado de sumi- grado de libertad de la mujer dentro de una
sión total al varón, de su negación como ser sociedad en la que esta palabra y hasta este
responsable y activo y aun como ser huma- concepto no significan más que la diferencia
no dotado de un alma, o del uso del cintu- jurídica entre el esclavo y el que no lo es?
rón de castidad, la dificultad no resulta muy ¿Para qué medir la mayor o menor incorpo-
grande. Vivimos todavía bajo la influencia, ración de la mujer al trabajo cuando, en la so-
cuánto más fuerte que ignorada por lo gene- ciedad medieval, el trabajo no es sino la con-
ral, del siglo XIX,tanto en su vertiente román- dena bíblica propia del varón, de la que to-
tica como en su vertiente positivista. dos intentan escapar, consiguiéndolo nobles
La Edad Media gótica, rescatada y puesta y clérigos? ¿A qué lleva un estudio de la mu-.
de moda por Walter Scott, Goethe, Victor jer comoindividuoen una sociedad en la que
Hugo y muchos más autores románticos, es uno no se concibe fuera de una red familiar,
la de las pasiones prohibidas entre Tristán e de vecindad, de hermandad que asegure
Isolda o entre Ginebra y Lanzarote, la de los protección y amparo?
dragones y las doncellas, de la Esmeralda Para llegar a apreciar en su justo valor el
en Nuestra Señora de París, de los cinturo- papel de la mujer en la sociedad medieval,
nes de castidad, el derecho de pernada y la es pues necesario abandonar nuestros con-
discusión entre teólogos acerca de si la mu- ceptos, forjados desde 1789, y estudiar la
jer tenía alma o no. La Edad Media de los po- sociedad medieval como un sistema, con
sitivistas es la del obscurantismo, de la su- sus propios conceptos, su jerarquía de valo-
4/LA MUJERMEDIEVAL
La Dama del Unicornio, tapiz de finales
del siglo xv (Museo de las Termas
y del Hotel de Cluny, París)

res, sus representaciones mentales, tanto los visigodos con la de Alfonso X el Sabio o
como en su realidad económica, social o de Jaime el Conquistador; poco la de Carlo-
política. magno con la de los Medicis en Florencia;
poco la de los vikingos con la de la conquis-
ta de Inglaterra o la de la guerra de las Dos
Unasociedadpatriarcal Rosas. Pero, incluso dentro de un período
definido, las diversas entidades que consti-
La segunda dificultad que se presenta al tuyen la Europa medieval no viven al mismo
historiador deriva de la amplitud del tema. La ritmo ni según las mismas pautas. La mujer
Edad Medía, pesea su nombregenérico,de- noble no goza de los mismos privilegios en
signa un periodo histórico que abarca diez Francia y en Castilla. La mujer de la clase
siglos. Poco tiene que ver la Edad Media de medía no tiene la misma situación en Alema-
LA MUJER MEDIEVAL/5
nia y en Italia. El sistema de las dotes difiere bre; la mujer se ve relegada o confinada a la
de un país a otro, así como la capacidad ju- esfera doméstica y privada. La valoración de
rídica de la mujer cuando se trata de vender estas dos esferas de la vida está, sin embar-
o comprar, conseguir la tutela de sus hijos o go, sujeta a una escala de valores que los tra-
redactar su testamento. bajos de los etnólogos y antropólogos nos
Conviene, finalmente, antes de abordar el han enseñado a tomar en cuenta.
terna, hacer una última reserva.Si la Edad Me- En las sociedades tradicionales, en las que
dia ha dejado desde hace tiempo de ser esa la escritura no desempeña el papel fundamen-
época de obscurantismoy atraso que aún so- tal que ahora tiene, la transmisión de la ma-
brevive en muchas expresiones coloquiales, yor parte de los conocimientos se efectúa pre-
tampoco debe el historiador, preso de entu- cisamente dentro del marco de la vida priva-
siasmo, pintarla como el mejor de los mun- da. Y gran parte de los motivos que origina-
dos. La sociedad medieval, heredera de las ron talo cual decisión, que dieron lugar a una
costumbres romanasy germánicas,y herede- toma de partido o una herejía,que desembo-
ra de un sistema de creencias forjado en caron en sentimientos nacionalistas o revuel-
Oriente Medio, se fundamenta en el patriarca- tas armadas, se nos escapa porque fueron
do. Para utilizar el lenguaje de los teólogos, concebidos, discutidos, transformados, am-
mientras que el varón es un agente activo, la pliados, transmitidos en lo que ahora llamaría-
mujer no es más que un agente pasivo. Con mos la esfera privada, aquella donde desem-
lo cual, si bien la religión cristiana en sus tex- peña un papel protagonista la mujer: la casa,
tos fundamentales plantea el principio de la el mercado, la fuente, los baños, el molino o
igualdad absoluta de los dos sexos frente al la alcoba.
pecado y la salvación, en la práctica imperan Teniendo en cuenta estas premisas, el his-
los valores patriarcales que otorgan siempre toriador estudiará los textos escritos -funda-
al varón la preeminenciasobre la mujer. mento de la historia- sin obcecarse con ellos:
Dentro de este marco, que, por otra parte, la documentación medieval resulta tan intere-
no es propio de la sociedad medieval, la vida sante en lo que nos descubre como en lo que
pública -desde la política, la guerra y los ne- pasa bajo silencio, y aún más en lo que nos
gocios hasta la administración del culto o la revela acerca de la mentalidad de los autores
cultura- es del dominio tradicional del hom- y destinatarios de dichos escritos.

Mujer e instituciones
T ANTO los textos procedentes de la institu-
ción eclesiástica y de los hombres de
Iglesia como los legales, elaborados en las
La contradicción surge ya en los textos de
san Pablo que, al hablar de materias de fe, re-
cuerda que: ya no hay judío ni griego, no hay
cortes de reyes y príncipes, han proporciona- esclavo ni libre, no hay varón ni mujer, porque
do a legiones de historiadoresuna base firme todos vosotros sois uno en Cristo(Gálatas, 111,
en la que asentar opiniones y, a veces, enju- 28), pero cuando entra en el terreno de la mo-
ciamientos acerca de la realidad cotidiana de ral y la vida terrenal no duda en afirmar que,
la mujer medieval. Opiniones negativas y pe- el varón no debe cubrirse la cabeza, pues él
simistas, ya que ni el teólogo o canonista, ni es imagen y gloria de Dios, pero la mujer es
el jurista en sus escritos conceden a la mujer gloria del varón. Porque el varón no procede
protagonismo alguno. de la mujer, sino la mujer del varón, y tampo-
Varios son los problemas que se plantean co el varón fue creado por causa de la mujer,
a los eclesiásticos en el momento de abordar sino la mujerpor causa del varón, para, algo
el problema de la mujer. Ni el derecho canó- más adelante, añadir, pero en el Señor, ni el
nico -que tendrá una gran influenciaen el de- varón es sin la mujer,ni la mujersin el varón;
recho civil- ni la teología se encuentran ca- porque así como la mujer procede del varón,
paces de resolverel conflicto que existe entre también el varón nace de la mujer, pero todo
unos textos evangélicos que abogan por una procedede Dios (Corintios,XI, 7-9, 11-12).
total igualdad entreel hombrey la mujer,y una La contradicción, patente en estos textos,
tradición oriental que la considera como infe- entre un sistema de creencias igualitario y el
rior al varón. sistema de valores del que lo interpreta y
6/LA MUJERMEDIEVAL
,
Dosflautistas(miniaturade Las Cantigas
de Alfonso X, Biblioteca de
El Escorial)

transmite, se encuentra en los escritos poste- flexión y otra que se somete y obedece, del
riores de los Padres de la Iglesia, de los que mismo modo la mujer fue creada físicamente
la Edad Media se nutriráconstantemente.San para el hombre; sin duda, tiene una mente y
Agustín, en particular,cuya influenciasobre el una inteligencia razonable semejantes a las
pensamiento medievaly aún el actual, fue de- del varón, pero su sexo la coloca bajo la de-
terminante, muestra, a lo largo de su obra, la pendencia del sexo masculino (Confesiones,
misma inconsecuencia que san Pablo. Obse- XIII,32).
sionado por la idea del mal y del pecado ori- San Isidoro de Sevilla,cuyas obras fueron
ginal que condenó al hombre a perder su na- también objeto de múltiples comentarios a lo
turaleza primitiva, perfecta e inmortal, deján- largo de la Edad Media,dice de Eva: Eva pue-
dole en la miseriay la ignorancia que le inca- de interpretarse como «vida»,«calamidad» o
pacitan para escoger el bien, Agustín no nie- «iay de tí!».«Vida»porque fueal origen del na-
ga que la mujer como el varón hayan sido re- cer; «calamidad»o «iay de tí!»porque por su
novados por la gracia divina. prevaricación es la causa de la muerte. Su
Pero el orden natural requiereque la mujer nombre «calamidad» lo tomó derivado de
sirva al hombre, ya que es justicia que el más «caer».Explicará,más adelante en sus Etimo-
débil sirva al más fuerte (Quaestionesin Hep- logías que El nombre de varón (vir) se explica
tateuchum, q. 153); con respecto al marido o porque en él hay mayor fuerza (vis) que en la
dueño y amo -dominus-, la mujer es la sir- mujer; de aquí deriva también el nombre de
vienta -ancilla-, ya que: así como en el alma «virtud»,o tal vezporque obliga a la mujer por
humana hay una parte que manda por la re- fuerza. La mujer, mulier, deriva su denomina-
LA MUJER MEDIEVAL/7
ción de mollities, dulzura, como si dijéramos blo, tanto más peligroso cuanto que cada uno
mollier (...) La diferencia entre el hombre y la lo tiene a su lado y en su casa.
mujer radicaen la fuerzay en la debilidadde Pero el propio discurso de la Iglesia no fue
su cuerpo.Es mayoren el varóny menoren monolítico, y es precisamente cuando se di-
la mujer la fuerza. vulga la literatura antifeminista, o sea a partir
Las influencias conjugadas de san Pablo, de los siglos XIIY XIII,cuando surge una preo-
san Agustín y san Isidoro, a los que se suman cupación por la mujer que se inicia con la exal-
otras autoridades como san Jerónimo o san tación de la Virgen María. La institución del
Ambrosio, presentan pues una mujer que, se- matrimonio, estudiada por Georges Duby, que
gún el natural orden y en razón de su propio requiere el consentimiento de ambos cónyu-
sexo, debe de ser sometida al varón, aunque ges, pone fin, en las capas altas de la socie-
le sea igual ante Dios. A partir del siglo XIIy dad, a prácticas de concubinato, repudiación
de la redacción del Decreto de Graciano, los y esposasmore danico, o seaconcubinasofi-
canonistas explicaránque, en razónde su es- ciales. El número de santas canonizadas o
tado de servidumbre, la mujer está sujetaal beatificadas por la Iglesia aumenta también y
varón y no puede tener capacidad jurídica al- se diversifica: ya no son solamente las vírge-
guna. En el siglo XIII,Tomás de Aquino recurre nes consagradas -monjas y abadesas-,
a Aristóteles para definir a la mujer como un sino mujeres casadas como santa Margarita
varón fallido, un accidente, dotada de menos de Escocia(+ 1093) o santa Isabel de Hun-
razón que el hombre, nacida del varón y para gría (+ 1231), laicas que, sin casarse, se que-
él, inferior a él y, por lo tanto, sometida a él. daron en el siglo como santa Catalina de Sie-
A principios del siglo XIV,el canonista Guido na (+ 1380), adeptas de las nuevas exigen-
de Baysio afirmará que las órdenes sagradas cias de pobreza como santa Clara de Asís
sólo se pueden dar a los miembros perfectos ( + 1253), Y hasta criadas o sirvientas como
de la Iglesia,paraañadirLa mujer sin embar- Margaritade Cittá di Castello ( + 1320),las que
go no es un miembro perfecto de la Iglesia son presentadas por la Iglesia como modelos
sino el varón. que imitar.
Del mismo modo, si hasta mediados del si-
glo XII,los sermones dirigidos a mujeres eran
Miedoa la mujer personales -un obispo o un abad escribía
una carta a tal abadesa o cual noble señora
Teólogos y canonistas justificaban así a -e insistían en la superioridad de la virgini-
posteriori la situación de inferioridad propia dad sobre la viudez o el casamiento, a partir
de la mujer en las sociedades en las que vi- de esta época empiezan a aparecer sermo-
vían, fueran judía, tardorromana o medieval. nes dirigidos más específicamente a las mu-
A este discurso, se añadió otro, propio de jeres en sus diversas actividades. En el estu-
clérigos y monjes, que insistía sobre el mie- dio que ha dedicado al tema, Caria Casagran-
do ancestral del varón hacia la mujer para de publica en apéndice siete sermones del
justificar la castidad quese les imponía.Uno dominico Humberto de Romans, redactados
de losmásfamososabadesde Cluny, Odón, entre1250 y 1270. Están destinadosA todas
en el siglo X decía a sus correligionariosLa las mujeres, A las mujeres nobles, A las mu-
belleza física no va más allá de la piel. Si los jeres de los acaudalados burgueses, A las jó-
hombres vieran lo que hay debajo de la piel, venes y adolescentes en el siglo, A las cria-
la mera vista de las mujeres les levantaría el das de los ricos, A las mujeres pobres en los
estómago. Si no podemos tocar con la pun- pueblos y, finalmente, A las mujeres malas de
ta de los dedos un escupitajo o una mierda, su cuerpo, o sea meretrices. Enla mismaépo-
¿cómo podemos desear besar ese saco de ca, el franciscano Guiberto de Tornay sigue
excrementos? siendo fiel a la tradición, y dirige sus sermones
El argumento era de peso y se vuelve a en- A las casadas, A las viudas y A las vírgenes.
contrar en numerosos escritos eclesiásticos.
Las crisis del fin de la Edad Media no hicieron
sino acrecentar el miedo a Satanás en todas Inferioridadjurídica
las capas de la sociedad. Jean Delumeau ha
mostrado cómo los predicadores mendican- El interés por las mujeresen su realidad co-
tes, retomando el antiguo discurso para uso tidiana evoluciona paralelamente al discurso
interno de los monjes, han transmitido a los tradicionalsobre la mujer, que es sin embar-
laicos esa imagen de la mujer, agente del Dia- go el que inspira a los juristas. El Derecho Ro-
S/LA MUJERMEDIEVAL
Nacimiento y educación de un niño según una miniatura del siglo XIV

Escenas de una boda cortesana según una miniatura de finales del siglo xv
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mano, redescubierto a finales del siglo XI, no Apartada de la esfera pública, propia de
era especialmenteantifeminista,aunque diera los varones y que constituye el verdadero
al varón sólo lapotestad y asociara a veces a centro de interés para los juristas, la mujer fi-
la mujer con expresiones como levedad de gura sin embargo en ella en casos de adL;l-
ánimo, sexo inferior, sexo débil (imbecillitas terio, rapto o violación, casos que compro-
sexus), o reconociera que en muchos artícu- meten el orden público y en los que, muchas
los de nuestro derecho, la condición de las veces, la mujer es víctima; la justicia real se
mujeres es peor que la de los varones. sustituye entonces a los protectores natuf8-
Los juristas civiles, sin embargo, no podían les, padres, maridos, hermanos, para I'Jxigir
escapar de la influencia del derecho canóni- reparación. Los textos legales añadirán a ve-
co, que ponía como premisa la inferioridadde ces a estos casos el de la prostitución, que
la mujer y su incapacidad jurídica. Tanto los efectivamente trasciende la esfera privada y
fueros locales como los grandes textos del de- tiende a ser controlada por la autoridad pú-
recho medieval, desde el Decreto de Gracia- blica, en beneficio tanto del cliente como de
no, las Decretales,la Clementina,las obras de la propia mujer.
Irnerio, Bulgaro, Rogerio de Piacenza, el Los escritos que proceden de la Iglesia o
maestre Jacobo de las Leyes, Baldo, Bartola de los poderes públicos mantienen a la mujer
de Sassoferrato, hasta en España el Fuero en un estado de inferioridad permanente. Se
Real, el Espéculo, las Siete Partidas, el Orde- plantea aquí, sin embargo, el problema de las
namiento de Alcalá, la Compilación de Hues- relacionesentre estos escritos y la realidadco-
ca, la Costumde Valenciao los Fuerosde Na- tidiana. El Estado de derecho, propio de nues-
varra, adoptan estas premisas. tra sociedad, ha establecido, desde hace dos-
Los textos legales, sin embargo, difieren de cientos años, vínculos muy estrechos entre ley
un país a otro en lo que concierne a la condi- y vida cotidiana: ésta se rige por leyes, nor-
ción de la mujer. Al otorgar el Fuero Real, Al- mas escritas, derechos que son comunes a
fonso X de Castilla empezará diciendo que la todos, que nadie debe ignorar y que tienen
ley se aplica a y debe de ser acatada por to- fuerza apremiante. En la Edad Media, la mul-
dos, mujeres como varones, jóvenes y viejos, tiplicación de jurisdicciones, los privilegios di-
sabios e ignorantes,en las ciudades como en versos, las diferencias de estado, condición y
los campos. La mujer entonces aparece rela- preeminencia, la supremacía de la condición
cionada con la esfera doméstica -posesión de la persona sobre las normas, y hasta la
o administraciónde los bienes, bienes ganan- propia confusión entre ley y religión no dan a
ciales, dotes y arras, herencias, tutela de los la primera el carácter universal que pretende.
menores, pleitos en los que esté implicada, No reflejan, pues, la realidad de la vida coti-
partos, segundas nupcias- y su extensión diana, sino más bien una construcción intelec-
-el horno, los baños, el molino, el lavadero, tual, destinada a justificar el ejercicio del po-
la fuente, el hilar y el tejer, y otros fechas mu- der y con pretensiones a regir precisamente
geriles. esta vida cotidiana.

La mujer en la sociedad
L OS estudios llevadosa cabo durante los úl-
timos años han puesto de relieve la ino-
y la falta de amparo, de padres, hermanos,
hijos u otros protectores naturales,provoca en
perancia del concepto de individuocuando se más de un caso la caída en la pobreza y la
habla de la Edad Media. Ante las calamida- mendicidad. Ya señalaba Reyna Pastor en el
des naturales, el hambre, las epidemias, la año 1984, que no se podíasepararla historia
guerra, la inseguridad, la' enfermedad y la de la mujer de la del hombre, ya que lasocie-
muerte, el hombre medieval busca la compa- dad era el verdaderogran tema.
ñía de sus semejantes,fomenta lazos especí- La sociedad medieval, por otra parte, se ca-
ficos de parentesco, real o ficticio, se inserta racteriza por su respeto al orden divino: Dios
dentro de una familia, una parroquia, una co- ha creado el mundo como es, ha asignado a
fradía, un gremio, una comunidad. Peligroso cada ser humano un papel específico dentro
y maldito es el vagabundo que no tiene señor de ese orden, y por lo tanto cada cual debe
ni solar conocido, al que nadie protege y cuya de cumplir con su cometido, requisito impres-
muerte nadie vengará. cindible para alcanzar la recompensa final, el
10/LA MUJERMEDIEVAL
paraíso. Uno de los más graves pecados que Que non parte bien las cosas cuantas en
se pueda cometer es rebelarse en contra del [el mundo son.
ordenamiento del mundo, o sea en contra de
la voluntad divina: La sociedad medieval, que considera a la 1
mujer como inferior al varón, más débil, o me-
nos razonable, se preocupará pues de su
Tórnasecontra Dios e dize a tal razón: protección. Y dentro de esta sociedad, la mu-,
jer desempeñará el papel que le ha sido asig-
nado, de una menor presencia en el campo
Mujer ocupada en las labores domésticas (miniatura de
Margheritay el vinagre, del Theatrum Serenitatis,
Biblioteca Casamatense,Roma)
público y un gran predominio en la esfera pri-
~da. -
Pese a las muchas exhortaciones de la Igle-

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sia que, a partir de San Pablo, ha valorado su mantenimiento durante su vida; a la hora
siempre más la virginidad que cualquier otro de su testamento, éstos serán los bienes
'1 estado, el matrimonio es indudablemente el propios de que podrá disponer, Están admi-
estado natural de la mujer. El marido se sus- nistrados por el marido mientras viva, Arras
tituye al padre para conceder proteccióny am- y dote no representaban probablemente
paro a una mujer y sus bienes, No nos sor- gran cosa para la inmensa mayoría de la so-
prenderemos entonces de que un estudio lle- ciedad medieval. Pero sí en las capas altas;
vado a cabo sobre el vocabulario de las bio- en Inglaterra, por ejemplo, Enrique I
grafías reales francesasentre los siglos XIy XIII (1100-1135) no pudo respetar el privilegio
revele que, mientras que los vocablos que de- que había otorgado el día de su coronación,
signan bien al héroe, vir, bien al conjunto de por el que las viudas sin hijos podían conser-
los varones, homines, aparecen 294 veces, var sus arras y no estarían obligadas a vol-
las mujeresno estén cualificadas como mulier ver a casarse: demasiadas tierras se hubie-
o femina,sino como esposas (68 veces), ma- sen quedado en manos femeninas,
dres (55 veces), hijas (37 veces), hermanas En la Florencia de los siglos XIVY XV,la asi-
(22 veces), viudas (10 veces) y hasta concu- milación entre la mujer y su dote llevó a más
binas (10 veces), de una familia a recuperar la joven viuda, sa-
cándola de la familia del marido a la que se
dejaban los hijos nacidos del matrimonio, para
La vidafamiliar volver a establecer, con ella y su dote, una
nueva alianza con otra familia, En 1389, María
A raízde los trabajos de Georges Duby, sa- Isabetta, sobrina de Paolo Sassetti, a la que
bemos que hay una historia del matrimonio, su marido había nombrado tutora de sus tres
y que éste no se impuso como sacramento hijos menores, fue obligada por sus tíos ma-
hasta el siglo XII.La lucha de la Iglesia para ternos a renunciar a dicha tutela, a abandonar
controlar esta esfera de la vida privada e im- a sus hijos, y fue casada de nuevo inmediá-
poner, a través del matrimonio, la monogamia tamente, EnValencia, la familia de la mujer so-
y la exogamia, tuvo como corolario una me- lía reclamar al marido la dote cuando no ha-
joría de la condición de la mujer, La prohibi- bía habido descendencia; Isabel Martorell, en
ción del divorcio y, más aún, de la repudia- 1439, tuvo que constituir a su marido, el poe-
ción, la de los matrimonios clandestinos, y la ta Ausias Marc, como su heredero universal
necesidad de que ella dé su consentimiento para que éste pudiera incorporar a su patri-
le otorgan en adelante un papel de igualdad monio la dote de su mujer,
con el varón,A partir del siglo XIII, la Iglesia Pero no todos los casos son tan extremos,
empezará a santificar a mujeres casadas, y la mujer consigue a menudo que le sean re-
dando así, mediante las figuras de santa Isa- conocidos sus derechos sobre su dote o sus
bel de Hungría, santa Eduvigis y santa Isabel arras. En la Italia de los siglos XIVY XV,los ju-
de Portugal, modelos de mujeres dentro del ristas elaboraron textos que permitían a la
estado matrimonial. mujer reclamar su dote frente a maridos in-
'-1,. Pero el matrimonio no asegura solamente a solventes; no se trataba, naturalmente, de
la mujer la protección de un varón ~, llegado otorgar a la mujer una cierta igualdad con su
el caso, la de unos hijos, sino que es al mis- marido frente a los bienes, sino de permitir
mo tiempo un asunto económico, caracteriza- que estos bienes, a ella entrados por su pa-
do por el problema de la dote, En la medida dre o su madre, sirviesen efectivamente para
en que una mujer, según el derecho romano, su mantenimiento y fuesen transmitidos a
no es nunca parte de la familia de su marido, sus herederos, En Castilla, en la misma épo-
sino que sigue perteneciendo a la de su pa- ca, encontramos frecuentes menciones de
dre, éste le tiene que dar, para mantenerse, dotes y arras que han sido gastadas por el
una dote, que es a menudo una parte antici- marido, y que la mujer le reclama, a él o a
pada de la herencia, El derecho germánico sus herederos; en octubre de 1444, Juan
preveía,por su parte, que el mofgengabe fue- Carrillo de Huete, hijo de Pero Carrillo, man-
ra dado por el marido a su esposa, Según los dó en su testamento:
países,el sistema de las dotes imperó progre-
sivamentesobre el de las arras o, como en Es-
Mujeres colaborando en el trabajo agrícola familiar,
paña, convivió con él. Arriba, recolectando puerros; abajo, espárragos
Las arras, la dote o el conjunto dote y arras (miniaturas del Codex Granatensis, siglo xv,
están destinados a proporcionar a la mujer Universidad de Granada)

12/LAMUJERMEDIEVAL
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/ten digo que, por quanto yo ave gastado El trabajo, considerado como una condena,
I c;:iertosbienes dotales de la dicha doña Leo- estaba, además, reservado a aquellos que no
I nor, mi muger, e despues yo la ave entrega- servían con las armas o las oraciones, a los
do e satisfecho en emienda del dicho su dote que no eran ni nobles ni clérigos. El nuevo
e de sus arras de otros c;:iertosbienes mios, concepto según el cual el trabajo, sin dejar de
mando que de los tales mis bienes que yo le ser una condena, podía ser también lucrativo,
di en emienda de los tales sus bienesdotales fue largamentecombatido por la Iglesia -que
e de sus arras, que la dicha mi muger los ten- condenó tanto a los mercaderes como a los
ga e gose e faga dellos asi como de cosa maestros y usureros-, pero acabó difundién-
suya propia. dose progresivamenteentre los siglos XIII Y XV.
Mientrasviva, el marido es pues el adminis- En cualquier caso, el trabajo no constituye, en
trador de los bienes y el cabeza de familia. Si la Edad Media, un criterio de integración so-
no intervienenintereses particulares, al enviu- cial y menos aún de liberación.
dar, la mujer gana su propia autonomía. Los La sociedad medieval es, en su inmensa
textos legales o la voluntad de su marido le mayoría, una sociedad rural, en la que la mu-
dejan a menudo la tutela de sus hijos meno- jer participa, con el resto de la familia, a las
res, tiene libertad para volver a casarse sin ne- faenas del campo y la producción agropecua-
cesidad de consentimiento paterno, y puede ria. Trabajo del que testimonian numerosos
administrar sus bienes. Si éstos son suficien- capiteles, obras literarias y miniaturas. Del
tes y si sus hijos mayores o su parentela la mismo modo, en la tienda del artesano, la mu-
amparan, la viuda puede entonces desempe- jer desempeña un papel que abarca desde la
ñar un papel activo dentro de la sociedad. El distribución de la materia prima hasta la venta
estudio de los testamentosde viudas o de fun- de los productos acabados o la teneduría de
caciones por ellas efectuadas muestra efecti- las cuentas. Estas actividades, que figuran en
vamente que la viudez, si no está acompaña- documentación específica como testamentos,
da de pobreza, puede ser un felizestado para registros notariales o archivos judiciales,
la mujer. como la serie de Condenacíonesy Obligacio-
En las regiones, sin embargo, en las que el nes del justicia de 300 sueldos de Valencia,
sistema de primogenituray concentración del estudiado por Paulino Iradiel, se desarrollan
patrimonio se irá imponiendo, numerosas mu- dentro del ámbito familiar del que el marido
jeres no encontrarán marido. Para ellas como suele ser la cabeza visible.
para las viudas que lo desean están los con- El trabajo de la mujer fuera de la unidad
ventos. Conventos que acogen a la mujer y le de producción familiar empieza a menudo
otorgan protección, a cambio, aquí también, dentro de un marco que le es muy parecido:
de su dote o de una donación. En Florencia, el de una familia ajena, en la que entra como
en el siglo xv, el peso de las dotes supondrá criada. Las criadas son consideradas como
un endeudamientotan fuerte para muchas fa- parte de la casa, de la familia en la que en-
milias que se crearán Montes de Piedad para traron a veces muy jóvenes - menos de tre-
subsanarlo. Y es también a finales de la Edad ce años y aún menos de seis años en Bar-
Media cuando aparecen fundaciones especí- celona en el siglo xv-, y resulta frecuente
ficamente destinadas a dotar huérfanas. que el paterfamilias, además de mantenerlas
y darles un sueldo, se preocupe de casarlas
y deje en su testamento alguna manda con
El trabajo que la casen e la fagan buena muger o con
que la metan en un monasterio. Las criadas,
Las innumerables representaciones de la sin embargo, no constituyen un grupo homo-
caída del hombre y de su expulsión del Pa- géneo y no podemos comparar, pese a que
raíso Terrenal que florecieron en los tímpa- se las designe con el mismo término, las da-
nos de las iglesias románicas y góticas, en mas de honor de las señoras de la alta no-
las miniaturas, los retablos, la escultura de bleza con las meras sirvientas, a menudo
bronce o la orfebrería, muestran que el hom- despreciadas, objeto de desconfianza, pre-
bre medieval conocía perfectamente la con- sa fácil de las pandillas de jóvenes que in-
dena bíblica: mientras que el varón ganaría cluyen entre sus ritos el de la violación co-
su pan con el sudor de su frente, la mujer pa- lectiva de mujeres solas, y en todo caso
riría con dolor. sexualmente explotadas por sus amos o sus'
Al varón, pues, está reservado el labor, a la compañeros masculinos. En el siglo XIV,el
vez trabajo y sufrimiento,y a la mujer el dolor. enciclopedista Pierre Bercheure considerará
14/LA MUJER MEDIEVAL

--
Interior de una casa campesina: preparación del un hijo de alguno de los hombres de la casa
almodrote (miniatura del siglo xv en una edición de acarrea una marcada preferencia por las mu-
Obras de Virgilio)
jeres blancas u orientales;en Marsellaen el si-
glo XIVsobre más de 300 esclavos menciona-
dos en los registros notariales,sólo figura una
la condición servil de la ancilla, ocupada en esclava negra. La muerte del propietario sue-
trabajos sucios, vistiendo trajes deshechos y le poner fin a la esclavitud y la manumisión de
comiendo los peores alimentos, como un re- los esclavos es frecuente en los testamentos;
flejo de su corrupción moral. en 1307, la rica doña Teresa Gil mandará en
Las esclavas constituyen un caso aparte su testamentoque sea libre e quita una de sus
dentro de la servidumbre de casa. Objeto de esclavasy quesea forra otra; en 1448, la con-
tomas de guerrao de la trata de esclavos que desa de Trastámara, doña Elvira de Zúñiga,
florece en el Mediterráneo durante toda la ordenará que den a Isabel de Mayorga e a Isa-
Edad Media y aún más allá, las esclavas sue- bel de Velesmis esclavas, a cada una c;inco
len ser adquiridas para el servicio doméstico. milI maravedis para su casamiento, e que las
En Génova, en 1413, las mujeres constituían ahorren, e las enbien a la grac;ia mi señora
el 71 por 100 de las ventas de esclavos; en para que les no dé los dineros fasta que se ca-
1449, han pasado a ser el 91 por 100. En sen o esté acertado su casamiento.
1458, los genoveses poseían 2.005 esclavos, El trabajo femenino no se realiza siempre
de los que 1951 eran mujeres. La esclava dentro de las unidades familiares,y ciertas ac-
suele pertenecer a la mujer, que la ha traído tividades parecen haber sido más propias de
con ella al casarse o la ha recibido de su ma- mujeres, como el hilar, el tejer o el acudir al
rido, y no puede casarse mientras siga en es- horno; estas tareas, al favorecer las reuniones,
clavitud. suscitan la desconfianza y hasta la condena
Pero la cohabitación con el amo o sus hijos de muchos eclesiásticos. A principios del si-
supon'ea veces las relaciones sexualesy los glo XI,el canonista Burchard de Worms, en su
genoveses del siglo xv asegurarán la vida de Corrector sive medicus, tachaba de tonterías
sus esclavas embarazadas por su valor mer- las pretensionesde las hilanderasa entremez-
cantil. La posibilidad de que la esclava tenga clar sus hilos, mediante hechizos y artes'dia-
LA MUJERMEDIEVAL/15
Pareja en un jardín. Miniatura del Codex Granatensis,siglo XIV, Universidad de Granada

La mujer
medieval
Textos

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""1

t
Algunasdefiniciones
M UGER:Mulier que es muger toma nombre de molleza o blan-
deza assi como vir que es varón tomo nombre de virtud:
esto por diferenciar el sexo: ca ombre es vocablo que
abra<;aassi al varon como a la muger.
Fembra: Femina la que se iunta al masculo assi dicha de las par-
tes <;aguerasde los muslos donde el un sexo feminil parece ser dis-
tinguido del viril.Otros piensan que femina se diga de la ethomolo-
gia griega de fos por encendida natura: porque las fembras mas ga-
nosamente cobdicien y se encienden en el coito. Femina en el pru-
ral numero viene de femen... que son las partes de los muslos tra-
seros que se llegan al cavallo quando cavalgamos: y son las partes
de los muslos <;agueras en que mas abonda la sangre que en otra
parte de las piernas.
Madre: Mater... se dizemadreporquedellase fazealgoquasi
materia... Madre es la que pare qualquier animal y los antiguos qui-
sieron que se llamase madre el ama que cria...
VU'gen: Virgo se dize virgen que no es corrompida y es guarda-
da con mucha diligencia del padre y de la madre.
Viuda: Vidua que es biuda se dize por ser apartada de la com-
paña del varón... o se dize vidua porque aya estado con su marido
y despues de la muerte de su primero varon nunca se aya llegado
a otro varon.
Ramera: Meretrix tiene esta diferenciade prostibula:que mere-
trix que es ramera no estan publica y gana mas ocultamente. La
prostibula que es mundaIia esta de dia y de noche ante su botica
presta a todos.
Prostibula: Prosedas... las mundarias que estan sentadas ante
sus boticas... dizense prostibulas o prostitutas.
Fomicaria: Fomix... fomices son edificios arqueados y dende se
dizen fomicarias las mundarias que yazen publicamente en los 10-
gares publicos y arqueados para esto establecidos. (ALFONSO DE PA
LENClA, «Universal vocabulario», Sevilla, 1490, ed. por John M. Hill,
Madrid, Real Academia Española, 1957.)

N usar de vestiduras muy pre<;iosasde diversas fechuras, algu-


Mujery moda
E nas veses es pecado e otras non. Por lo qual es de saber que,
o la muger quiere usar vestiduras muy fermosas allende de
su estado, o tanto como su estado fuere. Ca la primera sienpre es
pecado por que todas las cosas que se fasen contra ley e contra ra-
son son pecado; e esto puede ser en dos maneras: la primera es si
alguna muger quiera traer vestiduras mucho mas que puede sofrir
su fasienda, la segunda si quiere traer vestiduras mayores que su es-
tado aun que non sean mayores que sus riquesas. Ca asi como al-
guna mujer de baxo linaje, aun que sea muy rica,en tal manera que
ella segunt su fasienda podra traer vestiduras como traen las reynas,
non se amenguara por eso su fasienda. Enpero, pecado sera que
esta mugerquieratraervestidurasmayoresque suestado,como una
reyna o grant dueña, e asi de los otros estados.
La desonestidad de las vestidurasnon esta prin<;ipalmente en
ser de buenos paños, mas esta en diversasfigurase trajesde ropas
e diversosapostamientos de oro e de plata, los quales a vesesde-
muestranufaniae desonestidad(...).
Casi la mugeres de pequeñolinaje e casadacon varon de pe-
queño estado,aun que sea muy rica, non deve traer vestidurasde
muy grandepre<;io,nin diversidadesde grandes fechuras,asi como
de reynaso grandesseñoras.Esomismo,si la muger esde muy gran-
de linaje, enpero es pobre, si quiere traer vestiduras mayores que
U/TextosLA MUJER MEDIEVAL

'-
basta su fasienda, aun que fuesen convinientes segunt su linaje, pe-
cado es.
Pues enton<;esdirémos que trae alguna muger vestiduras segunt
su estado quando su fasienda e su linaje o dignidad las requieren o
las pueden sofrir, e poniendo esto en cada muger. (ALFONSODEMA-
DRIGAL, «el Tostado», «Confesional» [hacia 1440J, B. N. Madrid, Ms.
4183.)

RAYTolomeo dise que en el año del Señor de nueve<;ientos e


F ochenta e quatro fue elegido en papa Juan, deste nombre oc- Mujeresdeexcepción
tavo, <;ientoe ocho desde sant Pedro. Et dise que este a la
Yglesia engaño, ca era muger. La estoria de la qual, por que cosa
es singular, brevemente pasare.
Dise que era esta una mo<;aynglesa que, mudado el abito femi-
nil, en el estudio de Atenas aprendio, e tanto de las <;ien<;iasalcan<;o
que su ygual non ser podia alcan<;ar nin fallar. Esta, viniente en
Roma, leyo por espa<;iode tres años, en tanto famosa que grandes
maestros tenia por de<;ipulos.
E por causa de la su grand <;ien<;iae singular vida, los cardena-
les, muerto el papa Benedito, deste nombre ter<;io,eligieron a ésta
en papa, e pusieronle nombre Juan en concordia, nemine discrepan-
te.
E la dinidat papal non le pudo los apetitos naturales estinguir, asy
que de un su cubiculario el santo padre se ovo de empreñar. E como
un dia fuese desde Sant Pedro a Sant Juan de Letran, vinole la ora
del parto, e non pudo a~faser que non pariese en camino, conviene
a saber entre la yglesia de sant Clemeynte e Coliseo. E como fue pa-
rida, murio e fino. E alli fue sepultada. (ALFONSODE TOLEDO, «ln-
vencionario», 1467, «Historiade la papisa Juana». B. N. París, Mss.
Esp. 204.)

Rechazada por su tía a la que había pedido cobijo para una no-
che, María, sobrina de un párroco, sale de la ciudad al anochecer y
se encuentra con el Diablo, disfrazado de hombre.)
El Diablo: (...) Niña bonita, ¿por qué estás aquí sentada tan de-
sesperada? ¿Te ha hecho daño alguien, con o sin razón? Yo te ven-
garé, como lo haría cualquier hombre decente. No puedo creer que
hayas cometido nada malo, y por lo tanto me ofrezco a ti para conso-
larte.
María:¡Dios,ayúdame! ¿Por qué estaré yo tan espantada? ¿Qué
me pasa? No puedo explicárrnelo, pero desde que puse los ojos en
este hombre, cuán débilmente está latiendo mi corazón.
El Diablo: Niña bonita, no temas ningún malo pena. No te haré
daño ni te molestaré. Pero te prometo que si quieres seguir mis con-
sejos e ir conmigo, pueden estar segura de que, en poco tiempo,
haré de ti una señora de señoras.
María:Amigo,~estoyaquí sentada casi fuera de mí, tan turbada
y tan deshecha por las palabras de represión que tuve que oír, sin
ninguna culpa por mi parte -puta, furcia, ramera - que me entre-
garía felizmente al Diablo como a Dios, porque estoy aquí medio
loca.
El Diablo: Por Lucifer, ¡no puedo fallar!Se le ha pasado ya la ira,
y ahora está sentada como si fuera a convertirse en piedra por de-
sesperación. No me puedo quejar, porque lo mismo puedo esperar
ganar. Niña bonita, ¿déjame preguntarte si quieres ser mi amiga?
Textos LA MUJERMEDIEVAL/III
María: ¿Quién eres, amigo?
El Diablo: Un Maestro en Artes, y no fallo nunca en lo que em-
prendo.
María: Me da igual con quien vaya yo: iría lo mismo con lo peor
que con lo mejor.
El Diablo: Si me quieres dar tu amor te enseñaré las artes como
nadie más podría hacerla: las siete artes liberales, retórica, música,
lógica, gramática, geometría, aritmética y alquimia, que son todas
de las más importantes. No hay mujer en el mundo tan entendida
en ellas como yo te haré a ti.
María: Pareces efectivamente ser un hombre lleno de artes.
¿Quién eres pues?
El Diablo: ¿Qué importa? Sería mejor para ti no preguntarme
quién soy. No soy el mejor de mi familia, pero nadie te querrá tanto
como yo.
(...)
María: Está bien dicho, pero ya que estamos hablando, antes de
que nos unamos en amistad, enséñame las siete artes liberales, por-
que me deleito mucho en esas cosas. Me las enseñarás, ¿verdad?
El Diablo: ¡Puedes confiar en mí para ello! Te enseñaré todo lo
que necesites saber.
María: Nigromancia, este es arte hermoso (...). Es un arte que
quisiera saber.
El Diablo: Bonita inocente, todo cuanto conozco está a tu dis-
posición, para hacerte feliz; pero no estudié nunca la nigromancia,
que es arte muy complicado y difícil, que encierra muchos peligros
(...).
María: ¿Qué otra cosa podría aprender?
El Diablo: Te lo diré. Te enseñaré todas las lenguas del mundo,
y así el mundo entero te honrará y te rendirá homenaje, porque no
te figuras la culminación que representa, y ya que conoces también
las siete artes liberales, cada hombre te tendrá en la más alta estima.
María: La pena que me oprimía disminuye a medida que escu-
cho. Obedeceré tu voluntad si así lo haces (...). «<Eenscoon spel van
Marike van Niemeghen», ed. por P. Leendertzjr., Leiden, 1907;trad.
impresa por Eric Colledge, en Elizabeth A. Petroff, coord., «Medieval
Women's VisionaryLiterature», Oxford UniversityPress, 1986.)

UANDOcoges en brazos los miembros de una mujer, contem-


Encontradelas
mujeres C pla los gusanos, el icor, el insoportable hedor que será den-
tro de poco tiempo, para que la representación de esta futu-
ra podredumbre te haga prudentemente despreciar los disfraces de
una belleza de teatro. (PAM/EN,P., «Oeuvres», siglo XI,cit. por René
Verdon, «La femme dans la société aux Xe et X/e siecles», Tesis, Pa-
ris X, 1974.)

Adan: (...) ¡Ay,mala mujer, llena de traición, cómo me has per-


dido tan pronto, cómo me has privado de sentido y de razón! iEva
doliente, qué mal has hecho cuando escuchaste a la serpiente tan
fácilmente! Por ti he muerto, por ti perdí la vida, tu pecado quedará
escrito en el libro. ¿Ves tú las señales de gran turbación? La tierra
siente ya nuestra maldición, sembramos grano y nacen cardos. Es
ya un gran dolor, pero mayores males llegarán, el Infierno nos espe-
ra y allí no nos faltarán penas ni tormentos. ilnfeliz Eva! ¿Qué te pa-
rece? Esto es lo que has ganado, ésta la asignación que te ha sido
IV/TexlosLAMUJERMEDIEVAL

:::
dada. Ya no podrás procurar al hombre bien alguno, siempre le se-
rás nociva. Todos aquellos que nazcan de nosotros llevarán la pena
de tu crimen. Tú has pecado y ellos pagarán, mucho tardará quien
hará cambiar su destino (.oo).«<Elmisterio de Adán», obra teatral
francesa del siglo XI/,en «El teatro medieval», recopilación y notas
de Ni/da Guglielmi, Editorial Universitariade Buenos Aires, 1980.)

(.oo) E por muy grandes amigas


De natura de lobas son Si las sabeis lisonjar.
Ciertamente en escoger, Por gana de ser loadas
O'anguilas en retener, Qualquier alaban<;a cojen,
E en contractar, d'erisson. Van a las cosas vedadas,
Non estimam virtud ni abteza, Oesdenyan las sojusgadas
Seso, bondad, nin saber, Y las peyores acojen.
Mas catan avinenteza,
Talla d'obrar, ,o franqueza,
Do pueden bienes haver. Sentiendo que son subjectas
E sin ningun poderio,
(oo.). A fin d'aver senyorio
Son todas, naturalmente, Tenen enganyosas sectas,
Malignas e sospechosas, Entienden en afeytar,
Mal secretas, mentirosas, En gestos por atraher,
E movibles certamente. Saben mentir sin pensar,
Bolven como foja al viento, Reir sin causa, y llorar,
Ponen I'absente en olvido, Y enbaydoras seher.
Quieren contentar a ciento,
Yes que el que es mas contiento (oo.)
Mas cerca d'aborrescido. Muger es un animal
Que se dize hombre imperfecto,
Si las quereis amendar Procreado en el defecto
Las aveis por enemigas, Del buen calor natural.

(PERE TORROELLAS, «Maldezir de mugeres» (mediados del si-


glo xv), en Pedro Bach y Rita, «The works of Pere Toroella», Institu-
to de las Españas en los Estados Unidos, New York, 1930.)

A QUELjustorepartidorde las graciasformóAdamdel villinpio


de la tierra y Eva de la más noble parte del hombre; Adam Enfavordelasmujeres
en la vall de Ma<;eno,a Eva en el terrenal parayso; Adam rus-
tifero<;e,peloso, a la naturaleza de los animales brutos paresciendo;
a Eva, blanca, suave, delicada e lisa, mas angélica ydea que forma
umana representando. E pues de pasta apurada, en lugar más no-
ble, y de forma mas bella que del hombre fue la mugercreada, de
su mas ser perfecto argumentar se puede. E mayormenteque tenen
los sabios las carnes muellas ser ábiles a sciencia; e si a sciencia, a
discrecion; e si a discrecion, a virtut; e si a virtut, a bienaventuran<;a.
Pero, mal diziente, como quiere que éstas ~ muchas otras sin-
gularidades al natural femenino sean conoscidas, yo confieso que
ni alaban<;ani vituperio a ningunas por naturaleza deve ser dado. Sal-
vo por aquellos hábitos que juzgando adquerimos o por aquellas
obras que praticando monstramos (...). .
(oo.)algunos ascenidos scientes, assi como Salomon, Ovidio, Ju-
- han de Mena, Bocacio, prathicando no donas, mas fembras, quales
a su viciosa dissolucion conferían, por ser de ellas trocaQos o refu-
sados, movidos a furiosa venjan<;a,en scrivir mal de mugeres su sa-
Textos LA MUJERMEDIEVAL/V
ber aviltaron. Mas, ¿qué vos diré, señoras?, pues asi fablando publi-
caron la injuria suya, séales perdonada la vuestra (...).
(...) E no passemos sin recordar la insine honestad de las tudes-
cas, el virtuoso amor de las armenias, la conjugal fé de las indianas,
I'animoso denuedo de las cantabrias, la apaziguada ygualdat de las
sabinas, la conservada virginidad de las seys mil ysraelitas, la tanta
santidat de las innumerables crestianas, sin muchas otras hebreas,
bárbaras, latinas e griegas, de las quales por no dilatar he callado
sus nombres (...).
(...) E viniendo a las práthicas presentes, vos quero primeramen-
te dezir que en el conducimiento de aquesta rriísera vida es ningu-
no perfecto; antes qual mas y qual menos, ellas y nosotros erramos
y fallecemos. E si tú, mal diziente, dises: fullana yerra en aquesto,
responderé yo: y fulano en aquesto. Por manera que será processo
infinito e confuso, e so cierto que, fecha la cuenta, tú quedarías deu-
dor, ahunque ciento te diesse per uno.
E quanto mas que los hombres, como más robustos, de sus fe-
bles personas usurpada la preheminem;ia e senyoría, más obligados
al bien del contrario, cahemos en mayor errada e culpa. E de otra
parte, teniendo a ellas no poco apremiadas e retraydas, queremos
monstrar que no en su voluntat mas en nuestra guarda consiente la
bondat suya (...). Assi mesmo, o por conoscer los hombres ellas te-
ner mayor disposicion en la más noble parte que es el entendimien-
to, movidos a inbidia, o por el ensenyorear a superbia, les avemos
quitado práthica, sciencia, las quales dos nodri~as el entender sin
aquellas es quasi nenguno, de lo qual se sigue que las obras de las
mugeres, acompanyando innorancia, e aquella de los hombres sa-
biduría, en cargo de nosotros son diferentes las culpas (...) ca de
nuestras premias procede ignoran~a, madre de errores, resulta ni-
gligen~ia,nodri~a de largos, aparece desconfian~a, promovedora de
males, e nasce apetito de lo contrariado, sobre lo qual si la solteza
de las francesas o tártaras, e la premia de las cicilianas, affricanas,
se mira, no freturara siertamente aprobasion a mis dichos (...).
(...) Basta ya, sepan las donas nos gloriamos no de bien amar en
verdat, mas de tan enganyosamente tratarlas, que ni presentes les
guardamos lealtat, ni absentes firrnesa, ni verdat en cosa ninguna;
antes alabamos aquell que sin nenguna amar, de muchas se face
querer (...). (PERE TORROELLAS,«Razonamiento en deffension de
las donas contra los maldizientes, por satisfaccion de unas coplas
que en dezir mal de aquellas compuso» (mediados del siglo xv), en
Pedro Bach y Rita, «The works of Pere Torroella»,Instituto de las Es-
pañas en los Estados Unidos, New York, 1930.)

ON respecto a la naturaleza particular, la muger es algo defi-


MujereIglesia
C ciente y accidental; porque la virtud activa que se encuentra
en el semen del marido tiende a reproducir su semejante per-
fecto según el sexo masculino; pero cuando se engendra una mu-
ger, es a causa de la debilidad de la virtud activa, o a causa de una
indisposición cualquiera de la materia, o incluso a causa de alguna
transmutación accidental (...).
Deben de ser amados el padre y la madre como principios del
origen natural. El padre, sin embargo, tiene una razón de principio
más excelente que la madre; porque el padre es el principio por me-
dio activo (per modum agentis), mientras que la madre lo es más
por medio pasivo y material (per modum patientis et materiae). Y,
por lo tanto, el padre debe de ser más amado (...).
VI/TextosLAMUJERMEDIEVAL
Naturalmente la muger está sometida al varón, porque natural-
mente en el hombre abunda más la discreción de la razón. (TOMAS
DE AQUINO,O. P., «Summa theologica» (1265-12739,cit. por ReT}é
Metz, «Le statut de la femme en droit canonique médiéval», La Fem-
me, Recueils de la Société Jean Bodin, 12, Bruxelles, 1962.)
Hay que saber que el Señor ha dado a la mujer muchas prerro-
gativas, no sólo sobre los animales, sino sobre el mismo hombre, y
esto en el tiempo de natura, el tiempo de "graciay el tiempo de glo-
ria. En el tiempo de natura formó al hombre del limo de la tierra
que es vil,pero a la mujer de la costilla del varón. Del mismo modo,
no la formó de una parte inferior del hombre, como el pie por ejem-
plo, para que el hombre no la tenga por sirvienta, sino de la parte
mediana del hombre, o sea de la costilla de su lado, para que la ten-
ga como compañera, como lo dice el propio Adán: La mujer que
me diste como compañera. (Génesis 3). En consecuencia, triple es
la prerrogativa de la mujer, lo primero por el lugar de su creación,
lo segundo por la materia, lo tercero por la parte del cuerpo huma-
no de la que fue tomada.
En el tiempo de gracia, el Señor, que hubiera podido tomar car-
ne de hombre, no quiso hacerla y la tomó de mujer. Asimismo como
una mujer, la mujer de Pilato, que quiso hacer desistir al hombre
de aquel crimen por una visión que tuvo en sueño sobre Cristo, Mat-
hias 27. Item, al tiempo de la resurrección, apareció primero a una
mujer, o sea a la Magdalena. Yasí es la triple prerrogativa en el tiem-
po de gracia, una relativa a la encarnación, otra acerca de la pasión,
y la tercera referente a la resurrección.
En el propio estado de gloria, ningún hombre puro será rey en
esa patria, pero una mujer pura será reina. Ya que ningún hombre
puro estaría así por encima de los ángeles y por encima de toda esa
corte como una mujer pura. Y así la naturaleza femenina tiene una
prerrogativa en esa gloria, por su dignidad, y por su elevación, y por
su poderío, y esto en la persona de la Virgen Santa.
Todas estas cosas deben mover a las mujeres al amor de Dios,
que se las dio, y que ha apartado de ellas las que son malas, para
separar las que son buenas en la mujer, por su amor. Por lo tanto,
...
hay que advertir que la mujer no debe ser sortílega, lo cual es una
especie de infidelidad, sino fiel (...). Item, no desvergonzadas o fu-
tilmente engalanadas, sino modestas en vestimenta honesta (...).
Item, que no hablen mucho (...). ltem, que no sean ociosas, sino
siempre ocupadas en algo (...). Item, que no sean vagas por un lado
y por otro, como Dina la hija de Jacob (...), sino que se queden tran-
quilamente en casa como María(...). Item, que no tengan crueles en-
trañas, sino que sean piadosas con los pobres (...). Son aún otras mu-
chas cosas, que una búsqueda atenta encontrará fácilmente, las que
deben hacer las buenas mujeres (...). (HUMBERTDE ROMANS, O.
P., «Sermón dirigido a las mujeres» (1250-1270),cit. en Caria Casa-
grande, «Prediche alle donne del secolo XIII»,Milano, 1978.)

T ITULOdel ordenamiento de las bodas (Libro 1lI,Tít. 1):Elcui-


dado de los príncipes es estonz complido quando ellos pien-
san del provecho del pueblo, y ellos non deven poco alegrar
quando la sentencia de la ley antigua es crebantada, la qual quiere
Mujery legislación

departir el casamiento de las personas que son eguales por digni-


dad e por linage. E por esto tallemos nos la ley antigua, e ponemos
Textos LA MUJER MEDIEVAL/VII
- -- ----
otra meior; hy establescemos por esta ley, que a de valer por siem-
pre, que la mugier romana puede casar con omne godo, e la mu-
gier goda puede casar con omne romano. E toda via que se deman-
den ante cuerno deven. E que el omne libre puede casar con la
muier libre qual que quier, que sea convenible por conseio e por
otorgamiento de sus parientes.
(Tit.11).Si alguno desposar la manceba de voluntad de su padre,
e la manceba contra voluntad de su padre quisiere casar con otro
e non con aquel a quien la prometio su padre, aquesto non lo so-
frimos por nenguna manera que ella lo pueda fazer (...).
(Tít. ViiI). Si el padre es muerto, la madre puede casar los fijos
e las fiias. E si la madre es muerta o se casare con otro marido, los
hermanos deven casar la hermana si son de edad complida, e si
non son de tal edad, el tio los deve casar (...). «<FueroJuzgo o Libro
de los Jueces», principios siglo XIII,Madrid, Real Academia Españo-
la, 1815.)

«De las leyes e de sus establecimientos» (Libro 1,Título VI,ley 1).


La ley ama e enseña las cosas que son de Dios, e es fuente de en-
señamiento, e maestra de derecho e de justicia, e ordenamiento de
buenas costumbres, e guiamiento del pueblo e de su vida, e es tan
bien para las mugeres como para los varones, también para los man-
cebos como para los viejos, tan bien para los sabios como para los
non sabios, asi para los de la cibdat como para los de fuera, e es
guarda del rey e de los pueblos.
De las testimonias e de las pruevas (Libro 11,Tít. VIII,ley VIII).
Toda muger vecina o fija de vecino pueda testiguar en cosas que fue-
ren fechas o dichas en baño, e en fomo, e en molino, e en rio, e en
fuente, e sobre filamentos, e sobre teximientos, e sobre partos, e en
catamientos de muger, e en otros fechos mugeriles, e non en otras,
si non en las que manda la ley, si non fuer muger que ande en se-
meianza de varon, que non queremos que testimonie si non en cosa
que sea contra rey o contra su señorio. .
De los que furtan o roban o engañan las mugeres (Libro N, Tít.
X, ley 1).Si algun ome levar muger soltera por fuerza por facer con
ella fomicio, e lo ficiere, muera por ello; et si la levare, e non yo-
guier con ella, peche e maravedis, e si non ovier de que los pechar,
pierda lo que oviere e yaga en prision fasta que cumpla los e ma-
ravedis; e desta caloña aya la meytad el rey e la otra meytad la mu-
ger que priso la fuerza.
(Ley 11).Quando muchos se ayuntan e lievan alguna muger por
fuerza, si todos yoguieren con ella mueran por ello: et si por aven-
tura uno fuere el forzador e yoguierecon ella, muera, e los otros que
fueren con él, peche cada uno L maravedis, la meytad al rey e la
meytad a la muger, que priso la fuerza, e non se pueda ninguno es-
cusar porque diga que fue con su señor.
De las ganancias del marido e de la muger (Libro 111,Tít. 111,ley
1).Toda cosa que el marido e la muger ganaren o compraren de con-
souno, ayanlo amos por medio; e si fuere donadio de rey e lo diere
a amos, ayanlo amos marido e muger, e si lo diere al uno, ayalo solo
aquel a qui lo diere.
. (LeyIII).Maguerque el marido aya mas que la muger, o la mu-
gér' que el marido, quier en heredat, quier en mueble, los frutos sean
comunales de amos a dos: et la heredat o las otras cosas donde vie-
nen los frutos, ayalas el marido o la muger cuyas eran, o sus here-
deros. «<FueroReal del rey don Alonso el Sabio», hacia 1255-60, Ma- '1
.
drid, Real Academia de la Historia, 1836.)
VIII/Textos LA MUJER MEDIEVAL ti\
I
bólicas, de tal forma que si no se desencan- dad capitalista, y no concede al trabajo el mis-
taba la pieza, ésta resultaba inseNible. A me- mo valor. Las mujeres que trabajan fuera de
diados del siglo xv, el autor de un Manual de su casa, como las panaderas, hilanderas,
confesión recomendada al confesor preguntar texedoras o taberneras, aportan una contribu-
a las filanderas que se ayuntan en uno afilar ción suplementaria a la unidad de producción
asi en las noches como en los famas las co- familiar cuando el trabajo del varón no es su-
sas engañosas que hicieron e otras más su- ficiente o falta -en caso de enfermedad o
zias de que aprenden las m09as para las muerte.
obrar. No deja de ser cierto, sin embargo, que el
y si, en este Manual de confesión, las úni- trabajo de la mujer acompaña a menudo a un
cas actividades propiamente femeninas son estado de pobreza o miseria,ocasionado mu-
las de las alfayatas y tocaderas, fabageras chas veces por la muerte del marido. La viu-
-que hacen golosinas-, triperas, panade- da con hijos pequeños y la viuda anciana son
ras, filanderas, texedoras y de las rregateras dos figuras tópicas de la pobreza medieval.
o regatonas, que se dedican a la reventa al Para evitarlo, numerosas cofradías se harán
por menor, sabemos que, en la misma épo- cargo tanto del cofrade caído en la pobreza
ca, existían también en las ciudades caste- como de su viuda, entregándole una pensión
llanas o andaluzas un sinfín de profesiones hasta el fin de su vida.
ejercidas por mujeres, como taberneras, co- No podemos dejar este capítulo sin mencio-
cineras, cordoneras, bordadoras, cabestre- nar otra de las actividades lucrativas que, sin
ras, lavanderas, lenceras, pescaderas, que- ser propia de las mujeres, aparece frecuente-
seras, lorigueras, administradoras de hospi- mente asociada con ellas: el préstamo de di-
tales o de cárceles, joyeras, linterneras, fru- nero. El préstamo de dinero por mujeres de
teras, vendimiadoras... las capas medias y altas de la sociedad me-
Resultaríaabusivo considerar,sin embargo, dieval es un fenómeno que no ha sido estu-
que las mujeres no desempeñaban más que diado y merecería una mayor atención, ya
pequeños oficios. Algunas de ellas se queda- que, sin salir del ámbito familiar, es una acti-
ron al frente de la empresa artesanal o mer- vidad lucrativaque, además, se consideró du-
cantil después de la muerte de su marido, rante mucho tiempo como específica de los
como la loriguera Ana Rodríguez en Vallado- judíos. En su testamento, otorgado en Valla-
lid a mediados del siglo xv, que dejó a su hijo dolid el19 de julio de 1419, CatalinaSanches,
una fortuna muy acrecentada.A principios del viuda del mariscal Ruy Sanches de Herrera,
siglo XVI,mientrasuna tejedora de sargas con- señalaba que sus deudas ascendían a más
seguía en Sevilla la maestría mediante exa- de 41.000 maravedís,36 coronas de oro y 124
men, dos viudas en Salamanca fundaban cargas de cereales, y sus créditos a más de
compañías mercantiles. Las instituciones que 128.000 maravedísy más de 1.760 cargas de
prohibían a las mujeres asistir a las reuniones trigo y cebada.
de los gremios o de los concejos -en los que Entre sus acreedores se encontraban las
probablemente tenían ellas representantes- monjas cistercienses del monasterio de San
tienden a ocultar, una vez más, una realidad Quirce; Marieme, mujer de un lencero que
mucho más compleja. fuera moro; doña Plata: Jamila, mujer de un
En las ciudades del sur de Alemania y de carnicero; la mujer de un tesorero; la mujer
Flandes estudiadas por Martha C. Howell, la de un regidor; Catalina Gongales, hija de Ruy
incorporación al trabajo fuera del ámbito fami- Gongales Guerra; la lencera Clara Sanches.
liar fue aumentando entre 1.200 y 1.500 para Entre sus deudores figuraban su hermano
las mujeres, aunque siempre a un nivel infe- Juan Sanches; MaríaOsorio, viuda de otro re-
rior al de los varonesy con un sueldo también gidor; doña Marquesa Ramires de Arellano;
inferior. La autora saca de su estudio la con- el zapatero Toribio Fernandes; el alcalde
clusión de que las mujeres de la burguesía no Gonzalo Lopes; un regidor, y un tal Juan Al-
entraban dentro de la producción de merca- fonso de Quaderniga. Todos los acreedores
do, sino como trabajadoras de muy bajo ni- de Catalina Sanches tenían de ella en pren-
vel, y no adquirían el estatus social, económi- da objetos de plata y ofebrería.Aunque no to-
co, político o cultural que las sociedades ca- das las mujeres se hayan dedicado al prés-
pitalistas conceden al trabajo de la clase me- tamo a esta escala -en 1423, una criada se-
dia; en cambio, debían su estatus a los varo- ñalará haber dejado prendas a cuatro muje-
nes en sus familias. res y que una quinta le debía 4 maravedís-,
Pero la sociedad medieval no es una socie- no deja de ser revelador de ciertas prácticas
18/LA MUJERMEDIEVAL
Dos escenas galantes en sendas miniaturas del siglo xv (Codex Granatensis, manuscrito de Historia natural,
Universidad de Granada)
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económicas, que un estudio superficial no la moral que hasta entonces formaban parte
siempre descubre. del discurso eclesiástico de uso casi interno
La prostitución,el más viejo oficio del mun- fueron difundidas dentro del resto de la socie-
do y un oficio generalmenteasociado con la dad. No es de extrañar, pues, que en el si-
mujer, tiene, como el matrimonio, su historia. glo XIIIy paralelamentea la exaltación del ma-
Jacques Rossiaud, a lo largo de diversos es- trimonio y del amor cortés se iniciara una per-
tudios, ha mostrado que no se puede valorar secución de las prostitutas. Luis IX de Fran-
la prostitución medieval a partir de nuestros cia, entre 1254 y 1269,dio laordende quesa-
conceptos, y que la visión que de ella tuvo el lieran de su reino todas las mujeres de mala
hombre medievalsufriótambién una evolución. vida, al tiempo que prohibía el juego; alrede-
dor del 1300, los registros criminales de las
abadías de Sainte-Genevieve y Saint-Ger-
La prostitución main-des-Présen Parísamenazabana las que
no se sometieran con marcarlas con hierro
Cuando, a raízdel cuarto Concilio de Letrán candente y exponerlas en el rollo.
(1215), la Iglesia empezó a preocuparse se- El desarrollo de una filosofía naturalistains-
riamente por el pueblo cristiano, la teología y pirada en Aristóteles, por una parte, y la re-
20/LA MUJERMEDIEVAL
I

I
1:

11

¡i

Izquierda, baños públicos en el siglo xv (Biblioteca lo que él se podía esperar..,-, Una glosa
Universitaria de Gotinga). Arriba: cortejo amoroso en un puesta al margen de un texto de san Agustín
jardín (miniatura de un manuscrito francés del siglo xv,
Museo Británico, Londres)
en el sigloXIII se haráfamosay justificaráac-
titudes posteriores La mujerpública es en la
sociedad lo que la sentina en el mar y la cloa-
flexión sobre el trabajo y su rendimiento por ca en el palacio, Quita esa cloaca y todo elpa-
otra, suscitaron, a partir de finales del siglo XIII, lacio quedará infectado.
un cambio en las mentalidades. Mientras que A partir de la segundamitad del siglo XIV
algunos eclesiásticos consideraban que los esta corriente triunfa mezclada con la angus-
pecados carnales, por venirde la naturaleza, tia ante el temor de que, a raíz de la peste ne-
eran menos graves, y que el acto carnal de gra, del hambre y de las guerras, la población
mutuo consenso entre dos personas libres era se fuera a extinguir. La prostitución se ejerce
un pecado venial,otrosllegabana la conclu- ahora públicamente, cumpliendo un papel
sión de.que la mujer que se prostituía, no por social que nadie le niega, ni los moralistas
placer sino por ganar dinero, realizaba un tra- que ven en ella un seguro contra la homo-
bajo que se debía de valorar como tal -bien sexualidad y el onanismo, ni los hombresjóve-
o mal hecho,engañando al cliente o dándole nes que por un motivo u otro deben de espe-
LA MUJER MEDlEVAL/21

-
rar para casarse -en algunas ciudades ale- mente marginado, ya que cumple un papel
manas, se ha calculado que un 60 por 100 social importante en una época que ha reivin-
de la población masculina no podía casarse dicado el derecho a hablar naturalmente de
por no tener dinero suficiente-, ni las muje- las cosas naturales.
res que esperan ver así disminuir las violen- A partir de los años 1480, sin embargo, la
cias sexuales de que son víctimas, y en par- crisis reduce a la pobreza a las capas eco-
ticular las violaciones por parte de estos mis- nómicamente más débiles de las ciudades y '"
mos jóvenes. el campo, y muchas mujeres se ven aboca-
Las ciudades abren mancebías: en Venecia das a la prostitución. Al mismo tiempo, la
el Castellettoen 1360, en Tarascón ya existe Iglesia, sacudida por numerosas reformas e
en 1374,en Perpiñánempieza en 1380,en Di- intentos de reforma, se vuelve más exigente
jón se abre en 1383, en Florenciaen'1403, en en materia sexual y moral, insta a la separa-
Siena en.1421,en Toursy Amiens hacia 1448; ción total entre mujeres honestas y putas,
existe una mancebía en Valencia a finales del condena a la alcahueta -convirtiendo en
siglo XIV,mientras que constan en el siglo XV personaje literario una figura muy popular-,
en Evora,Sevilla,Surgos, Valladolid, Segovia, y aboga por el cierre de los baños. Las man-
Córdoba y otras muchas ciudades. La prosti- cebías se rodean de un muro destinado tan-
tuta de finales de la Edad Media, tanto la que to a proteger a sus inquilinas de las violen-
ejerce su oficio dentro de la mancebía que, a cias masculinas como a apartarlas del co-
cambio del pago de una pensión, le asegura mercio de las demás mujeres a las que po-
techo, protección y un horario específico, drían pervertir. Y los hospitales de la Conso-
como .Ia que lo ejerce delante de su puerta, lación que curan a las mugeres erradas rele-
por las plazas y las tabernas, en los baños, o, van, en esta empresa moralizadora, a los
en el caso de las cortesanas, en sus propias conventos de arrepentidas que, como en
casas con unos galanes, no es un ser social- Perpiñán, existían desde el siglo XIV.

La mujerante sí misma
OENTRO de la solidaridad que caracteriza
la sociedad medieval al igual que cual-
estudiaran frecuentemente dentro de una óp-
tica económica y demográfica. Del mismo
modo, el considerar que la mujer quedaba al
quier sociedad no industrializada, la mujer,
como el hombre, puede a veces pensarse ya margen de la cultura, monopolio de los varo-
no como parte de una familia, un grupo o una nes, es un tópico que todos hemos leído u
comunidad, sino como ser indidvidual. En el oído, y no sólo en obras feministas.
terreno de la religióncomo en el de la cultura, Aquí también los estudios de los últimos
cada uno, sin dejar de insertarseen un siste- años han descubierto una realidad mucho
ma común de valores, puede llegar a expre- más compleja, y en la que la mujer desempe-
sarse como individuo. ña un papel notable.
Durantemucho tiempo, el papel de las mu-
jeres en estas dos esferas fue ignorado. El
tema de la mujer en su relacióncon la religión Mujer y religión
se limitaba en gran parte a la historia de los
monasteriosfemeninosy de los grupos de be- Las relacionesque se establecieron entre la
guinas, beatas o reciusas que, dentro del si- mujer y la religión a lo largo de la Edad Media
glo, optaban por una vida apartada. El hecho fueron en parte influidas por el discurso oficial
de que la existenciade tales conventoso gru- de la Iglesia acerca de las mujeres, pero sólo
pos proporcionara además una valiosa infor- en parte. La exaltación de las vírgenes que re-
mación sobre la composición por sexo de la nunciaban al matrimonio carnal para unirse a
población -se admite generalmente que los un esposo divino -es el tema de un sermón,
conventosrecogíanel excedente de población Ad virgines,escrito hacia 1200 por Alain de Li-
masculina o femenina, sobre todo en las ciu- Ile- llevó en primer lugar a una mayor exigen-
dades-, el sistema de las dotes o la consti- cia en la vida religiosa. Los monasterios do-
tución de un patrimonio colectivo hizo que se bles -que unían un convento femenino y un
22/LA MUJERMEDIEVAL
ir

Escena amorosa a comienzos del siglo XIII(miniatura acorde con sus deseos, al fundarlo y dirigirlo,
de Las Cantigas de Alfonso X el Sabio, o incluso al reformarlo.
Biblioteca de El Escorial)
Mucho se ha comentadoy escritoacerca de
los conventosfemeninosmedievalesque, poco
protegidosy de moral relajada,eran lugaresde
convento masculino bajo la dirección de un alegre vida. La permanenciaen ellos de religio-
mismo abad o abadesa-, corrientes todavía sas que habían sido donadas como oblatas
en el siglo VIIcuando escribía el cronista Seda, siendo aún.niñas, de jóvenes que sus padres
fueron desapareciendo paulatinamente. Y habíandestinadoa la vida religiosay de viudas
aunque durante toda la Edad Media, y aún que los escogían como retiro,debía de favore-
más allá, muchos monasterios femeninos aco- cer el que se llevaraen algunos de ellos una
gieran a mujeres solteras o viudas que no pro- vida más libre que dentro del siglo. La historia
nunciaban votos, el monasterio fue el primer de la monja del monasteriode Watton, conta-
lugar que permitió a ciertas mujeres expresar da en el siglo XIIpor Aelred de Rielvaux,es de
su voluntad: al escogerlo en vez de aceptar ello buen ejemplo: una joven monja, que había
un matrimonio impuesto, al vivir en él una vida sido donada al convento cuando tenía cuatro
LA MUJER MEDIEVAL/23
~ñOS y no sentía ninguna inclinación hacia la años; realizóluego nueveperegrinacionesa
vida religiosa,se dejó seducirpor un joven y se Santiagode Compostela,convirtiéndoseen
quedó embrazada; las demás monjas descu- guíaoficialde la ruta,bajo losauspiciosde la
brieronel asunto,castigarO19 a la culpable,e hi- Ordende Santiago.
cieron traer al responsableal monasterio,don- Las nuevasexigenciasespiritualesque lle-
de fue capado por su propia amante;el difunto vabana las mujeresa entraren un monaste-
arzobispo de York apareció en sueños a la rio tradicionalo a convertirseen canonesas,
monja, la instó a que se arrepintieray finalmen- franciscanaso dominicas,beguinas,reclusas,
te se llevó el fruto del pecado, dejándola per- terciarias,peregrinas,simples laicas en sus
donada y prácticamentevirginal.Menosdramá- tiendas,suscasaso casasajenaslasllevaron
tica es la historiade la infantadoña Blanca de también a seguir muchasde las herejíasy
Portugal, señora del monasteriode Las Huel- constituirlo gruesode los patarinos,cátaros,
gas de Burgos a finales del siglo XIII,que nun- valdenses,joaquinistas,fraticelos,francisca-
ca se quiso casary cuyo hijo, don Juan Núñez, nos espirituales,flagelantes,lolardos,husitas
será maestrede Calatrava. o anabaptistas.Muchasde estassectaspre-
Perono todos los monasteriosson focos de dicabanel fin del mundoconocido,el adveni-
vida licenciosa, ni todas las monjas propen- mientode la edad del EspírituSanto,la posi-
sas a dejarse seducir por algún apuesto ga- bilidadde renunciaral maly de serperfectos,
lán. Hasta el siglo XIIincluso, la casi totalidad la igualdadsocialy entrela mujery el varón,
de las mujerescanonizadas por la Iglesiafue- y, sobretodo,al desarrollarsefuerade lasins-
ron abadesas o. monjas. Desde Aldegonda, titucionesestablecidas,daban a todos igua-
que en el siglo VIIIvivió su vida entre visiones lesoportunidadesde expresarse.Unalibertad
celestes y milagros, hasta Hildegard de Bin- de expresiónque llevaraa MargaritaPoretea
gen, que murió en 1172 después de haber la hogueraen Parísen 1310 por su obra Es-
mantenido una estrecha correspondencia con pejo de las almassencillas.
cuatro papas, dos emperadores, un rey y va- Laadhesióna unaherejíaconstituyeel pun-
rios prelados eminentes, los monasterios han to extremode unaampliavariedadde actitu-
proporcionado muchas mujeresejemplares.A des frentea la religión,actitudesque tienen
partir del siglo XIIIgran parte de las figuras fe- en comúnel tratarde colmarlasaspiraciones
meninas relevantesse vinculará, directa o in- de mujeresque no se conformabancon la
directamente, con las órdenes mendicantes: vidacotidianay los ritosde la religióntradicio-
santa Clara unirá a una espiritualidad original nal. El misticismose convierteentoncesen
un extremo deseo de humildad y pobreza; unade lasmáximasexpresionesde estaliber-
santa Isabel de Portugal cumplirá con su pa- tad interior,en ambassusvertientesde profe-
pel de reina mezclándolo con obras caritati- cíay experienciapersonal.Lasgrandesvisio-
vas; santa Catalina de Siena hará oír su voz nariasde la Edad Media,como Christinade
ante el Santo Padre. Markyate (t 1156), Hildegard de Bingen
A partir del siglo XII, numerosas mujeres (t 1172), santa Brígida de Suecia (t 1373),
adoptan formas de vida religiosa que no inclu- santa Catalinade Siena(t 1380),Constanzade
yen el ingreso en un monasterio. Christina de Rabastensy hastaJuana de Arco, toman la
Markyate(t 1156) huirá de un matrimonioque palabra ante los grandes de este mundo
no deseaba y pasará el resto de su vida re- como mensajerasde Dios.
cluida en una ermita cerca del monasterio de Lasmísticasbuscanla fusióncon lo divino
St. Albans, donde se verá gratificada con va- medianteunatotal negaciónde la voluntady
rias visiones. La reclusión del mundo en una el aniquilamientoen Dios,fusiónque prescin-
ermita o una celda cuya puerta se tapiaba de de cualquierintermediarioy ponea la mu-
-de ahí el nombre de emparedadas que re- jer en contactodirectoe inmediatocon la di-
ciben en Castilla- conoció su apogeo en los vinidad.Mechtildade Magdeburgo,Mechtilda
siglos XIVY xv. Otras mujeres optaron por una de Hackeborn y su alumna Gertrudis de Helf-
vida en común sometida a ciertas reglas,y for- ta, Ida de Nivelles,Margaritade Ypres, María
maron grupos de beguinas o de terciarias de de Oignies, Hadewijchg de Amberes, Christi-
las órdenes mendicantes. Algunas, como Ju- na Mirabilis,Umilianade Cerchi,Beatrizde
liana de Cornillón o Cristina Mirabilis en el si- Nazaretenel sigloXIII,Margarita Cortone, An-
glo XIII,pasaron de convento en convento en gelade Foligno,Doucelinede Provenza, Ju-
busca de un acercamiento a un ideal. Bona lianade Norwich,Catalinade .Sienaen el XIV,
de Pisa (t 1207) hizo su primera peregrina- Doroteade Montauo Catalinade Génovaen
ción, hasta Jerusalén, cuando tenía catorce en XV,son algunasde estasmujeresque de-
24/LA MUJERMEDIEVAL
Una monja, seducida por un caballero, huye con éste bla de santa anorexia a propósito de las 261
del convento (miniatura del primer tercio del siglo XIVen mujeres consideradas como santas, beatas o
Los Milagros de Nuestra Señora, de Gauthier de Coincy, venerables por la Iglesia desde 1200 -135
Biblioteca Nacional, París)
entre 1200 y 1499.
Sea como fuere, el misticismo femenino me-
jarontestimoniode sus experienciasmísticas dieval, descubierto y estudiado recientemen-
en lasque la unióndel almacon Diosse con- te, atestigua unas experiencias personales y
cibe como una relaciónde posesióny amor originales por parte de mujeres que reivindi-
humano.En una de sus visiones,Hadewijch can su derecho a amar a Dios sin intermedia-
de Amberesvio a Cristoque le decíaSi quie- rios y a ser amadas de El del mismo modo.
ressercomoyo en mi Humanidaddel mismo Las nuevas formas de religiosidad, ortodoxas
modo que deseasposeermeenteramenteen -órdenes mendicantes, terciarias, berguinas,
mi Divinidady mi Humanidad,desearásser peregrinas, en el matrimonio o el servicio- o
pobre,miserabley despreciadapor todoslos heterodoxas -en los movimientos heréti-
hombres. La norteamericana Carolyn W. cOS-, permitieron efectivamente a numero-
Bynumha estudiadolasformasde este mis- sas mujeres expresar sus deseos y sus aspi-
ticismoen el que la interpenetración
del alma raciones. Son situaciones privilegiadas para el
con su creadorse expresaen términoscomo historiador que busca no el discurso sobre la
comery ser comido,y en que el amores en- mujer, sino el discurso de la mujer.
gulliry serengullido,masticary asimilar,has- Los estudios recientes han, asimismo, con-
ta queel cuerpode unolleguea seralimento tribuido a un mejor conocimiento de las rela-
parael otro.Otroautor,RudolphM. Bell,ha- ciones entre la mujer y la cultura en la Edad
LA MUJER MEDIEVAL/25
Media, que los historiadores del siglo XIX,ob- gery Kempe y otras. Del mismo modo, auto-
sesionados por la asimilacióncultura/universi- res como el inglés Richard Rolle, el dominico
dad, no habían percibido. Henri Suso, el flamenco Ruysbroecko el poe-
ta castellano Gómez Manrique dedicaron
obras suyas a monjas y otras mujeres.
Mujery cultura Pero la cultura no es un privilegio reservado
a monjas, beguinas o místicas. Ya hemos vis- ~
Cuando se crean las universidades, en el si- to cómo Carlomagno había estipulado que la
glo XIII,la mujer queda efectivamente excluida enseñanza se impartiera tanto a sus hijas
de ellas; al igual que la inmensa mayoría de los como a sus hijos. En la segunda mitad del si-
varones, diríamos. La condición de clérigo, im- glo XIII habíaen Parísuna sola escuelapara
prescindible para acceder a la enseñanza de al- las niñas; hacia 1380 serán veintiuna. Los es-
guno de los maestros, prohibía de efecto a las tudios llevados a cabo estos últimos años
mujeres la entrada en las universidades. Y no para Florencia, Inglaterray zonas más rurales
faltan hombres para considerar que cuanto me- de Francia,como Normandíao la Champaña,
nos sepa una mujer, mejor irá todo. Guárdate muestran que las escuelas acogían tanto'" las
de mujer latina y de moc;a adivina, dirá Juan de niñas como a los niños y les daban una edu-
Valdés en su Diálogo de la lengua. cación primaria que incluía el saber leer, con-
Los textos revelan, sin embargo, que la mu- tar y escribir, así como rudimentos de latín.
jer no carecía de educación, una educación El grado superiorrequeríael trasladarsea la
que, además de leer y escribir, incluía ellatín, ciudad más próximay recibirórdenesmenores,
el cálculo y a veces la música o el cante. Egin- requisitosambos que vedaban el acceso a las
hardo, cronista de Carlomagno, dijo que el chicas; pero no había impedimentoen que un
emperador quiso que tanto sus hijas como bachillero un estudianteles diera clases parti-
sus hijos fuesen instruidos en las artes libera- culares, si el padre o ellas lo querían. Y pese a
les. Casi dos siglos más tarde, a finales del si- que el Arciprestede Talavera,a mediados del
glo IX, un obispo de Soissons recomendará siglo xv, dijera que en los cofres de las muje-
separar, en las escuelas catedrales, a los chi- resno habíarastrode oras de SantaMaría,sye-
cos de las chicas. Los monasterios femeni- te Salmos, estarías de santos, salterio de ro-
nos, por su parte, proporcionaban a las mon- mance, porque estaban repletosde canciones,
jas una educación que podía llegar a ser muy dezires, coplas, cartas de enamorados e mu-
completa. En el siglo VIII la abadesa Leoba, chas otras locuras,en sus testamentoslas mu-
con treinta hermanas, fue enviada a Franco- jeres dejan, como lo hizo CatalinaVasquesde
nia con una misión de evangelización que in- Villandrandoen 1467, libros de rezar, un libro
cluía la redacción de informes en latín sobre que se llama «Especulumanimae»,un Tratado
la región. En la misma época, la Vidade san- de la muerte,así como misales,breviariosy li-
ta Aldegonda, primera abadesa de Maubeu- bros de horas.
ge, fue redactada por una monja del monas- Que la mujer no está reñida con la cultura
terio que era también una mística. lo atestiguan las múltiples representaciones
y si Eloísa,que había estudiado el triviumy de la Virgen leyendo. La iconografía medieval
el quadrivium, que sabía latín, griego y algo suele representar a las santas con un libro en
de hebreo, no era monja cuando acudió a la mano, al igual que los doctores de la Igle-
Abelardo para perfeccionar su educación, su sia. Y varias figuras hagiográficas o literarias
contemporánea, Hildegard de Bingen, abade- muestran incluso a mujeres que, tras estudiar,
sa de Rupertsberg, escribió libros apocalípti- alcanzaron una sabiduría superior a la de los
cos y de teología,comentarios sobre los Evan- varones. Santa Catalina de Alejandría, la úni-
gelios y la regla de san Benito, un libro sobre ca santa a la que se dedicarán retablos ente-
ciencias naturales,otro sobre el cuerpo huma- ros en Castilla,eratan versada en todas las ar-
no y sus enfermedades,vidas de santos loca- tes liberales, nos dice la Legenda aurea, que
les, poemas e himnos con su música; llegó in- argumentó con el emperador sobre una infini-
cluso a fabricar un lenguaje y un alfabeto. Hil- dad de temas que trató desde un punto de vis-
degard de Bingen es una excepción, sin duda, ta alegórico, metafórico, dialéctico y místico;
pero muchas de las místicas dejaron también confrontada con cincuenta sabios y filósofos,
escritos: Mechtilda de Magdeburgo, Gertrudis Catalina consiguió destruir sus proposiciones
la Grande,Hadewijchde Amberes,Angela Fo- y, después de rechazar una oferta del empe-
ligno, santa Clara de Asís, Margarita Porete, rador de quedarse en palacio, fue martirizada.
Juliana de Norwich, Catalina de Siena, Mar- Jacobo de Vorágine, autor de la Legenda au-
26/LA MUJERMEDIEVAL
rea en el siglo XIII,añade que Catalina poseía villa, al lado de los de Dhuoda, que escribió
la ciencia intelectual en el conocimiento de las en el siglo IXun Manual para su hijo, de Ros-
cosas divinas, la ciencia natural en el conoci- vita de Gandersheim en el siglo x, de Hilde-
miento de todos los seres inferiores, la cien- gard de Bingen y Eloísa en el XII,de Catalina
ciq.matemática que trata abstractivamentede de Siena en el XIV,y de Cristina de Pisan, la
las formas liberadas de la materia, la ciencia primera mujer que consiguió vivirde su pluma.
práctica y la lógica. Podríamosañadirles los nombres de Herra-
La historia de la papisa Juana fue también da, abadesa de Hohenburgo, autora de una
elaborada en el siglo XIII,y consta en cerca de verdadera enciclopedia,el Hortus deliciarumo
cincuenta obras escritas entre 1250 y 1500. Jardín de las Delicias;de MargaritaPorete,que
Boccacio, como los demás autores, nos la fue quemada por su libro Espejo de las almas
presenta como una joven inglesa que, para sencillas; de doña Leonor de Córdoba y de
poder estudiar, huyó de su casa y se vistió de Margery Kempe, que escribieron sus autobio-
hombre; sus conocimientos y su fama la lle- grafíasen la primera mitad del siglo xv; de Te"
varon luego a Roma, donde enseñó a insig- resa de Cartagena,sobrina del obispo de Bur-
nes oyentes y fue finalmente elegida para el gos Pablo de Santa María,que nos ha dejado
supremo pontificado. qna Arboledade enfermosy una Admiraciónde
las obras de Dios; de Elizabeth de Nassau-
Sarrebrucky Eleonorade Escocia,que traduje-
La mujerliterata ron epopeyascaballerescasal alemán;de Alie-
nor de Poitiers,que redactó hacia 1480 un libro
Haciafinalesdel siglo XIVo principiosdel xv, sobre la etiqueta de la corte de Borgoña que
Anna Bijnsescribió una obra teatral moralizan- es a la vez un libro de memorias,y ,cómo no,
te que se hizo rápidamentefamosa.Contaba la de Beatriz Galindo, la Latina.
historiade la joven Maríade Nimega,seducida A éstas,convendríaañadir las mujeresque fi-
. por el Diablo al que siguió durante siete años, guran en los Cancionerosy en las colecciones
antes de arrepentirsey terminar sus días ha- épistolarescomo autorasy destinatariasde car-
ciendopenitenciaen un convento.Lo interesan- tas y poemas, de las que no se han conserva-
te de la historiaes que el Diablo, para seducir do siempre los nombres. Micer Francisco Im-
a esta mujer que era sobrina de un clérigo, se perial, en la Sevillade la primera mitad del si-
viste de hombre y le propone el conocimiento: glo xv, tenía correspondencia con una dama
si ella le sigue y le ama, él le enseñarálas siete que era muy fermosamuger e era muy sabia e
artes liberalesy todas las lenguas del mundo, bien rrazonadae sabia de todos los lenguajes.
con lo que será tenida en alta estima por to- Entre los que intercambiabancartas sobre te-
dos. Estamoslejos de la imagentópica, difun- mas variadoscon mosén Fernandode la Torre
dida por los siglos posteriores,de la muj81se- (t 1475), figuran ocho mujeres, además de la
ducida con joyas y pieles.En cambio, estamos condesa de Castañeda,para quiencreó un jue-
cerca del relatobíblico,tan conocido por la so- go de naipes enteramenteiluminadoy adorna-
ciedad medieval, del Diablo que tienta a Eva do con historiasde mujeres.
proponiéndoleel fruto del árbol del conocimien- A la cultura pertenece el arte, y en particu-
to. El arciprestede Talaverafustigaráel orgullo lar la pintura. Muchos autores de frescos ro-
de esa mujer que aceptó, creyendo e pensan- mánticos o góticos, o de miniaturas, siguen
do, como Lucifer,ser egual en saber de Aquel siendo anónimos para nosotros. Pero ¿cómo
cuyo saber non ha par. no recordar el nombre de Teresa Díezque, en
La mujer literata,para bien como santa Ca- la primera mitad del siglo XIV,pintó murales en
talina y la Virgen leyendo, o para mal como la varios templos de Toro y en La Hiniesta, de
papisa Juana y Maríade Nimega, es pues una los que aún tenemos una Epifanía,un Bautis-
de las imágenes de la mujer que existe en las mo de Cristo, y una Aparición de Cristo a la
mentalidades medievales.Y si parece ser que Magdalena adornada, en la parte derecha,
numerosas mujeres sabían leer y escribir, y con una santa Marta montando a caballo y
conocían bastante latín como para seguir los venciendo al dragón?
oficios divinos y las pláticas de los predicado- El concepto de cultura va, sin embargo,
res, otras tomaron una parte más activa en la más allá del conocimiento intelectual y de la
cultura. Francisco López Estrada recordaba producción de obras literarias y artísticas, y
los casos de Minicea de Játiva, de la hija de abarca las formas adquiridas de comporta-
Atanagildo, Brunequilda, y de Florentina, la miento en las sociedades humanas. La ambi-
hermanade san Isidoro y san Leandro de Se- güedad del término ha llevado a los historia-
LA MUJER MEDIEVAL/27
dores y antropólogos a acuñar el de cultura
popular para describir lo que no se considera
como cultura sabia o de las elites. Pero aún
no se ha resuelto el problema de las relacio-
nes entre estas dos culturas -coexistencia,
antagonismo, interpenetración-, y menos en
la época medieval en que cuentosy creencias
populares son transmitidos en obras literarias
y didácticas, en que las fiestas religiosas re-
curren y han asimilado ritos paganos, en que
los campesinos recurren a los curanderos y
ven aparecer santos, en que un marqués de
Santillana recoge proverbios y dichos, y en
que todos se deleitan con las hazañasdel Cid
y de los caballeros andantes, conocen la Bi-
blia y, a partir del siglo XIII,comparten el mis-
mo idioma.
En una sociedaden la que lo escrito,aunque
más extendidode lo que se creyódurantetiem-
po, sigue siendo minoritario,la cultura oral de-
sempeña un papel difícil de apreciary sin em-
bargo primordial.Esta cultura,que los antropó-
lagos nos han enseñadoa tener en cuenta no
se desarrollaen las aulas de las universidades,
en las páginasde los libros o en los ambientes
de corte. La casa, la calle, laJaberna, el mer-
cado, son sus escenariosy, en ellos, la mujer
desempeña a veces el papel principal. Ella es
la que educa a sus hijos hasta la edad de sie-
te años, exceptoen las familiasde la aristocra-
cia en las que, como lo han mostrado Isabel
Beceiroy RicardoCórdoba, otra mujer,el ama,
lo hace.Ellatambiénes la que transmitelas tra-
diciones familiaresy, en particular,los hábitos
alimenticios.¡Cuántosconversossiguieroncon
las costumbres de sus antepasados,cuya fe
habíanabandonado!
Ella es la que transmite las noticias, y no
sólo las que interesanla vida local: en la obra
María de Nimega,Maríahabía sido echada de
la ciudad por una tía suya que, dice el texto,
había discutido con otras cuatro o cinco mu-
jeres acerca del duque Adolfo, que había en-
carcelado a su padre, y parecía más una loca
o una diablesa rabiosa que una cristiana, por- tianos e levantansefalsos testimonios muchas
que era del partido del joven duque, y le des- vegadas e publicanse los pecados agenos e
truyó la noticia de que el viejo duque había perdiense muchas buenas famas, lo cual era
sido puesto en libertad por el alcaide del cas- escuelas de la sQienQiadel diablo do se
tillo de Grave. Recordemos también que, en- aprenden las carreras del ynfierno.
tre los motivos aludidos por los ediles para
cercar las mancebías, figuraba el deseo de
apartar a las buenas mujeres de una influen- Los saberes tradicionales
cia perniciosa; al mismo tiempo, los confeso-
res reprehendíanlas reuniones de hilanderas, La participación de la mujer en la vida pú-
texedoras y alfayatas, donde había estrumen- blica puede llegar hasta la violencia. Ya he-
tos para dezir mal e caQorrias e villanias (...) e mos visto la discusión acalorada mantenida
dizen mentiras e murmuraQionesde sus cris- en Nimega entre partidarias y enemigas del
28/LA MUJERMEDIEVAL
salén y en el de San Juan de Acre. Hasta el
Christine de Pisan, la primera mujer que consiguió vivir
de su pluma, en dos escenas de una miniatura delcaso de Juana de Arco no es excepcional.
Libro de la Ciudad de las Mujeres, 1405
1::1 inquisidor Johannes Nider menciona en
(Biblioteca Nacional, París)
su Formicarius (1438) a una mujer que vestía
como un hombre y vivía como un soldado;
duque Adolfo. En 1111, las mujeres de Laon descubierta por el inquisidor de Colonia, huyó
tomaron una parte activa en la liberación de a Francia, se casó con un caballero, fue con-
la ciudad y ayudaron a matar al obispo. En cubina de un clérigo, pasó a Italiadonde com-
Rouen,cuatro años después, un centenar de batió en las guerras del papa, volvi0 a Fran-
mujeres subió a las torres de madera de.sde cia y guerreó en el Poitou, antes de ser cap-
donde los burgueses lanzaban proyectiles al turada y juzgada en Parísen 1440. A un nivel
castillo. Durantelas Cruzadas, las crónicas re- más cotidiano, los registros notarialesde San-
cuerdan su participación en el cerco de Jeru- tiIIanadel Mardel año 1419 revelanvarios ca-
LAMUJER MEDIEVAL/29
sos de violencia protagonizados por mujeres: gros operados por la Virgeny los santosy san-
Sancha pómez, por ejemplo, fue a buscar a tas, toleró las curanderasy parterashasta que
María,que se encerró en su casa e que la di- se vislumbrarannuevasexigenciasdogmáticas
cha Sancha Gómez que recudió a la dicha y morales que llevaron,a partir del siglo Y0J,a
casa e con cantos de piedra que quebrantara perseguirlasbajo el epítetode brujas. En 1428,
una fenestra que tenía la dicha casa, e entró Matteuccia Francisci fue juzgada en Todi por
en ella e dió con el dicho palo e puñadas a la haber fabricado filtros de amor, haber curado ~
dicha Maríade muchos golpes en los sus bra- enterrando el hueso de un recién nacido sin
zos e en el cuerpo, de que le sacó sangre. bautizar,haber elaborado con excrementosde
Entre los saberestradicionales que transmi- una mulay vino una poción contraceptiva...Re-
ten oralmente las mujeres, muchos estan re- cordemos aquí que las grandes cazas de bru-
lacionados con la vida y la muerte, la salud y jas se desarrollarondespués, en plena Epoca
la enfermedad.El alumbramientoy los ritos al- Moderna,en los siglos Y0J1 y XVII.
rededor del cuerpo difunto son asuntos de El don de profecía que reivindicaban las vi-
mujeres, así como todo lo relacionado con la sionarias como Hildegard de Bingen o Catali-
curación de enfermedades y llagas. El de- na de Siena tenía su contrapartida en la adi-
sarrollo de una medicina oficial, estudiada por vinanza. Cuando la duquesa de Gloucester
los varones en las uniersidades, y que debía quiso conocer el futuro de su marido, en 1441,
mucho a la ciencia griega transmitida por los acudió a Margery Jourdemayneque, ayudada
árabes, no se hará patente hasta el siglo XIIIy por un astrólogo y un físico de la universidad
se difundirá entonces lentamente a partir de de Oxford, predijo el porvenir del duque y dio
los núcleos urbanos. En las zonas rurales, las una imagen mágica para segurarle el naci-
mujeres siguen siendo las depositarias de un miento de un heredero. En el Laberinto de la
saber que facilita los partos, que cura y que Fortuna que compuso hacia 1450, Juan de
puede matar. Mena detalla asimismo los ingredientesy con-
La magia y la brujería forman parte de es- juros de la maga y nigromántica de Valladolid
tos saberes tradicionales propios de las mu- que fueron a consultar los enemigos de don
jeres: entre 1400 y 1450, de las 363 personas Alvaro de Luna,
que fueron citadas o denunciadas como de- Los conocimientos mágicos otorgaban a su
dicándose a la brujería en el Delfinado fran- poseedor o poseedora un innegable poder y
cés, el 70 por 1oOeran mujeres, que figura- las Sagasislandesas,escritasen los siglosXIII
ban como curanderas o parteras. El conoci- y XIV,al referirsea un períodoanteriorrevelan
miento de las hierbas y de técnicas de cura- un mundo en que los héroestienen que luchar
ción, que se transmitía de mujer a mujer, es- contra la magia de las brujas. Burchard de
taba frecuentementeasociado a una serie de Worms, en el siglo XI,pregunta a la penitente
prácticas mágicas o encantaciones destina- si has compartido las creencias de numero-
das a hacer efectivo el objetivo deseado. sas mujeres (...) de que durante el silencio de
El penitenciariode Burchard de Worms, de la noche, después de tumbarte en la cama y
principios del siglo XI,recopila así muchas de mientras tu marido descansa sobre tu seno,
esas prácticas, como el pronunciar sortilegios tienen el poder, por corpórea que seas, de sa-
y encantamientos para apoderarse de la for- lir por la puerta cerrada y recorrer el espacio
tuna de la vecina, llevarcosidas en el traje pie- con otras mujeres que son como tú; que tie-
dras, hierbas o madera para falsear las orda- nes el poder de matar cristianos con armas in-
lías, mezclar la sangre menstrual con los ali- visibles (...) [y] después de haberlos comido,
mentos que se den al marido para enamorar- de resucitarlos y darles un plazo de vida; (...)
lo más, hacer pasar los niños que lloran a tra- que, en el silencio de la noche, con las puer-
vés de un agujero en el suelo para que se ca- tas cerradas, con otras discípulas del diablo,
llen, colocar en la mano derecha del recién na- eres capaz de subir al cielo hasta las nubes;
cido que hubiera muerto una patena de cera que, en el aire, combates con otras y das y re-
con una hostia y en su mano izquierda un ca- cibes golpes...
liz de cera con vino. Muchas de estas prácti- Los poderes otorgados a la mujer por el dia-
cas son supervivenciasprecristianasque per- blo la transportabanfuera de sí, de su corpo-
dieron su sentido primitivo. reidad y del mundo: no buscabanotra cosa las
La Iglesia, que tenía también sus prácticas místicasy visionariasen su deseo de fusión con
~mágicas, como la intercesión de los santos Dios. Estamosaquí frente a dos actitudes fun-
/<~santo Domingo de Silos en los partos, por damentalmente asociales, a manifestaciones
; '.ejemplo:-,el poderde las reliquiasy los mila- extremasdel individualismofemenino.

... .3P/LA MUJERMEDIEVAL


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Conclusión ta, y a veces latín para oír misas y sermones,
la mujer no está mucho más apartada de la
Alcabo de este breverepaso de la condi- cultura sabia que la gran mayoría de los
ción de la mujer en la Edad Media -la mu- hombres. A través del monasterio o de la re-
jer vista por los teólogos, moralistas y juris- ligión, y a cambio de renunciar a la protec-
tas, la mujer como parte de una sociedad ción de un marido y a los hijos, la mujer pue-
que se fundamenta en la solidaridad y el prin- de finalmente vivir profundas experiencias
cipio de orden, la mujer finalmente en sus ex- personales que se traducirán en obras escri-
presiones más personales- difícil es propo- tas o dictadas, profecías, visiones y uniones
ner una conclusión. La Edad Media, como místicas con la divinidad.
otras muchas épocas de la historia de la hu- Si, sin recurrir a nuestros conceptos y exi-
manidad, no deja de ser varonil -así titula- gencias, consideramos este mundo medieval,
ba uno de sus libros Geoges Duby: Male Mo- que nos resulta a la vez tan lejano y tan cer-
yen Age-. Pero dentro de esta sobrevalora- cano, desde el punto de vista de la historia de
ción permanente de lo masculino, lo femeni- la mujer, nos tendremos que deshacer de pre-
no ha conocido un cierto progreso. Progre- juicios adquiridos: en los diez siglos que duró
so que no se dio sin resistencias, de las que la Edad Media, y en las múltiples entidades
testimonian las innumerables obras que que constituyeron Europa, la condición de la
componen la polémica feminista de los si- mujer experimentócambios, mejorías,retroce-
glos XIVy XV.Dentro también, de esta supe- sos. La diversidad es lo que probablemente
rioridad proclamada del vir sobre la mulier, mejor caracteriza un período en el que, a fin
la realidad cotidiana ha otorgado a la mujer de cuentas, coexistieron un discurso oficial
un papel mucho más importante de lo que el muy hostil a la mujer, y una realidad en la que
discurso oficial revela: depositaria de las tra- ella desempeñaba un papel que sabemos im-
diciones y de un saber no escrito, educado- portante.
ra de los hijos, portadora de noticias, ella do- La época moderna, estudiada por Jean De-
mina la esfera de lo privado, cuando éste aún lumeau, acentuará la hostilidad del discurso
no está muy separado de lo público. oficial y, al acrecentar la esfera de lo público
Su integración al mundo del trabajo se rea- y el peso del discurso culto sobre todas las fa-
liza dentro de un sistema en el que cada uno cetas de la vida humana, apartará a la mujer
tiene un papel asignado por Dios; y dentro de la vida pública, la cultura, el trabajo y has-
de ese orden, la mujer cumple las tareas que ta la educación de sus hijos. El paso de la so-
le incumben: administrar su casa, ayudar a ciedad primitiva tradicional a la sociedad mo-
las faenas del campo o en el taller del arte- derna industrializadae instruida se hizo a este
sano, o, llegado el caso, desempeñar una precio. La sociedad occidental, antigua, me-
actividad propia. Provista de unos conoci- dieval o moderna, no ha dejado nunca de ser
mientos intelectuales que le permiten leer y patriarcal, pero ¿hubo alguna vez una socie-
escribir, contar para llevar los libros de cuen- dad que no lo fuera?

. Bibliografía

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