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¿QUÉ ES EL

ESTRUCTURALISMO?
LINGÜÍSTICA (SAUSSURE),
FONOLOGÍA (JACKOBSON),
ETC…

  
ÍNDICE

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APUNTES CLASE CURSO 2017-2018
2 de Febrero del 2017

 ESTRUCTURA DEL CURSO: (Estructuralismo)  Levi Strauss (4


primeros capítulos de <<Antropología estructural>> Edición Paidós); Roland
Barthes (simbolismo de la semiótica [Ciencia que estudia los diferentes
sistemas de signos que permiten la comunicación entre individuos, sus
modos de producción, de funcionamiento y de recepción. Teoría general de
los signos] literaria); Lacan; Foucault; Derrida y Deleuze
(posestructuralismo).
 Evaluación: pruebas escritas para hacer en casa sobre los textos: 1 de
estructuralismo; 1 sobre Foucault o Derrida-Deleuze. Entregar trabajo el día
del examen y otro en torno a semana santa.

ESTRUCTURALISMO.

¿Qué es estructura?

No vamos a hablar de estructuralismo matemático, ni psicológico; sino de


estructuralismo lingüístico.  1916-Ferdimand de Saussure-<<Curso de lingüística
general>>. El estructuralismo lingüístico que interesa a las filosofías de la diferencia
son las propias de la lingüística en general y de la fonética estudiada en Copenhague, en
particular. “El lenguaje es esencialmente expresión de signos o sígnica”: Saussure  Lo
fundamental no es lo comunicacional, sino el carácter expresivo de la lengua misma a
través del signo.

Expresión sígnica=expresión simbólica se entiende a cualquier signo posible, esto es;
lingüístico o meramente expresivo.

Hay dos dimensiones del lenguaje o de la expresión sígnica:

1) Lengua – Langue + 2) Habla (palabra emitida, acto de habla) – Parole =


LANGAGE – LENGUAJE.
1) La lengua es el conjunto de signos creado por una comunidad lingüística para
expresarse o comunicarse. No se puede pensar la palabra como unidades
aisladas; sino como el conjunto de reglas que unifican el número de signos que
esa gramática articula. Es el armazón de un lenguaje que permite y ordena la

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otra dimensión del lenguaje que es la parole o discurso. La lengua es la matriz
que permite que la palabra hable, que el discurso discurra….
2) El habla es el uso de los signos empleados en un contexto concreto; es la lengua
en el aquí y el ahora, poner a efecto o en práctica la lengua. Es la realización de
la lengua.

Tanto 1) como 2) son dos caras del lenguaje mismo; no dos formas distintas o
características distintas e independientes, sino dos elementos en los que está y se da la
lengua: el lenguaje está en la lengua y en el habla. Del uso de esa lengua, el lingüista
puede después analizar las reglas gramaticales que permiten dicho discurso. No es una
realidad en sí la que construye el discurso; sino la inmanencia o condición de
posibilidad de la lengua misma para que el discurso se dé.

Todo el estructuralismo es heredero de este hincapié en la concreción y materialidad


misma dela palabra y del signo. Lo fundamental del <<Curso de lingüística>> y de la
fonética, es que gracias a este tipo de distinciones, el lenguaje podía llegar a ser un
discurso científico; pudiéndose así desarrollar científicamente el problema filosófico del
<<Crátilo>>: El ruido que sale de mi boca al decir “antrophos” ¿es necesariamente el
sonido que mejor expresa la cosa que queremos expresar, o esencia que tenemos en
común; o es fruto de una convención que nada designa? ¿Es el nexo convencional, o es
arbitraria la correspondencia entre los sonidos y los sentidos? ¿El significado (Eidos) se
corresponde necesariamente con el significante?

Para Saussure, la pregunta está mal planteada: el significado y el significante (la imagen
acústica o gráfica de una palabra. Elemento que, junto con el significado, forma el signo
lingüístico y que constituye su imagen acústica.) Están siempre unidos; son dos caras de
la misma moneda. El significado es el concepto o representación mental de una cosa. El
signo es el significado partido del significante.

SIGNO (Toda la unidad o conjunto del igual de la ecuación) =


↑Significado/Significante↓  Las flechas hacia arriba y hacia abajo indican la unión
que el significado se da de arriba abajo y viceversa. Ambas son el SENTIDO.

Se critica el contractualismo lingüístico y su reflejo y naturalización de la política


estatal.

Contractualismo

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El contractualismo es una corriente moderna de filosofía política y del derecho, al
origen de la sociedad y del Estado como un contrato original entre humanos, por el
cual se acepta una limitación de las libertades a cambio de leyes que garanticen la
perpetuación y ciertas ventajas del cuerpo social. No es una doctrina política única
o uniforme, sino un conjunto de ideas con un nexo común, si bien extremadamente
adaptable a diferentes contextos, lo que explica su vitalidad y su capacidad para ir
evolucionando y redefiniéndose hasta la actualidad. Como teoría política es
posiblemente una de las más influyentes de los últimos trescientos años,
configurando, en mayor o menor grado, la estructura actual de los distintos
Estados y naciones.

No debe confundirse el contractualismo con la democracia, pues no todas las


teorías contractualistas defienden modelos políticos democráticos. Tampoco debe
confundirse contractualismo con nacionalismo, pues, siendo ambos movimientos
políticos nucleares y casi simultáneos de los estados modernos, expresan
concepciones distintas.

Clases de contractualismo

El contractualismo examina la naturaleza, el origen y la justificación del poder


político. En su versión clásica se basa en la existencia de un pacto para la
conformación de la sociedad civil y el Estado. El contractualismo contemporáneo,
se interesa fundamentalmente por los principios lógicos e ideológicos que
fundamentan el contrato político, es decir, por los procedimientos de decisión y las
condiciones en que tiene lugar el pacto.

El contractualismo fue causa y consecuencia de un cambio de percepción de la


sociedad (o en todo caso de sus elites) respecto del poder y su naturaleza. Hasta el
siglo XVII predominaba la idea de que el poder se justificaba de manera natural o
apelando a instancias religiosas, de forma que más allá de todo cambio
circunstancial, los seres humanos vivían en sociedades ordenadas y reguladas
conforme a ciertas reglas que excedían su capacidad de decisión. Así, el rey lo era
por gracia de Dios (como se afirmaba desde las concepciones monárquicas) o los
esclavos lo eran por naturaleza (como proclamara Aristóteles). Si bien hubo
intentos precedentes de romper con esa concepción (por ejemplo, por parte de la
escuela sofista en la antigua Grecia, que defendía el convencionalismo y el

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relativismo, o por parte de Guillermo de Ockham en el siglo XIV, o las teorías
pactistas medievales) la legitimación más aceptada era que las relaciones de mando
y obediencia nacían de reglas invariables y venían prefijadas por la tradición, la
naturaleza o la voluntad divina, y en cualquier caso no se sometían a la voluntad
de los interesados. Sin embargo, con el advenimiento de la sociedad moderna, el
panorama fue cambiando paulatinamente. Las razones de ese cambio son diversas
y están fuertemente interrelacionadas entre sí. Estas son algunas de ellas:

Cambios en el orden político, especialmente en Europa. El orden social del Antiguo


Régimen se caracterizaba por la fragmentación del poder en diversas instancias
interpuestas y por relaciones comunitarias de dependencia. Por ejemplo, la
dependencia del vasallo que ofrece lealtad al señor a cambio de protección, o
rentas y trabajos a cambio de tierras, u obediencia a cambio de protección frente a
la competencia en el caso de los gremios profesionales. El sistema social resultante
era de carácter comunitarista y descentralizado, a pesar de la fuerte tendencia al
acaparamiento de poder por parte de los monarcas, proceso que se consolidará en
la monarquía absoluta. Frente a esto, los excedentes agrícolas y su reinversión en
sectores económicos no sujetos a los tradicionales gremios dio lugar a la paulatina
aparición de una nueva clase social: la burguesía. Ésta se caracterizaba por su
independencia política y económica, lo que determinó que nuevos valores
individualistas irrumpieran en el panorama político. El aumento en número y
riqueza de la burguesía exigió, a la postre, cambios en las estructuras políticas. Un
ejemplo de tales cambios fue la Revolución francesa de 1789.

Cambios en el orden geopolítico. La expansión de la cultura política occidental más


allá del continente europeo tuvo lugar a partir de la llegada de los europeos al
continente americano. Sin embargo, tras los procesos emancipatorios de las
posesiones americanas, a fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX, se hizo
necesario articular un nuevo modelo político para aquellos estados y naciones,
puesto que el modelo dinástico monárquico europeo se mostraba inservible para
satisfacer las nuevas realidades políticas de los recién independizados territorios.
Se inició así un intenso proceso de reflexión acerca de cuál debía ser ese modelo
político, echándose mano del contractualismo y propiciando la extensión del
constitucionalismo. Los resultados de tales transformaciones viajaron de vuelta

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hasta el viejo continente. Un ejemplo de tales cambios fue la independencia
estadounidense de 1776.

Repercusiones del contractualismo clásico

La huella de estos tres contractualistas se puede rastrear hasta la actualidad. Carl


Schmitt, se inspiró en las concepciones hobbesianas para elaborar su teoría del
Estado, y el modelo liberal de Estado no intervencionista parece fuertemente
influido por Locke. Los ideales comunitaristas, ecologistas y románticos reciben la
impronta de Rousseau, un autor por otro lado difícil de clasificar. La irrupción del
pensamiento contractualista está en la base del constitucionalismo moderno. El
contractualismo contemporáneo ya no centra sus investigaciones en el proceso
histórico que supone un hipotético nacimiento de la sociedad. Influidos por el
formalismo kantiano y por la filosofía del lenguaje, el interés de estos pensadores
es analizar la lógica interna de los procesos de toma de decisiones y los procesos de
resolución de conflictos. No se centran tanto en el contenido del contrato, sino en la
forma en que ese contrato se elabora. John Rawls, por ejemplo, se centra en la
posición ideal de los contratantes (un velo de ignorancia), posición desde la cual no
pueden saber qué lugar van a ocupar con posterioridad al contrato mismo, y que
facilita tomas de decisiones justas. Jürgen Habermas, por otro lado, se centra en lo
que él llama “condiciones ideales de diálogo”, o postulados imprescindibles para la
comunicación social, y por tanto, política. Estos postulados se refieren a las
condiciones mínimas necesarias para llegar a un acuerdo, como por ejemplo, el
postulado de no violencia (según el cual el proceso de debate deja de ser racional
cuando se hace bajo amenaza), el postulado de igualdad (según el cual los actores
del debate deben tener igual acceso a la información pertinente para el diálogo) y
el postulado de seriedad (según el cual el objetivo del debate ha de ser llegar a un
acuerdo).

 El significado y el significante son como dos rostros una misma unidad;


inseparables fácticamente con anterioridad a toda realidad. La esencia de la
cosa (su morphé o Eidos o quididad) es inseparable de la materialidad de los
signos; son una y la misma cosa. La concepción errónea de ambas entidades
como dos nociones separadas que debían corresponderse, fue lo que provocó
un uso meramente instrumental del lenguaje.

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El sentido no es el resultado de la acción consciente del sujeto, ni de su recuerdo de un
sonido inmanente o previo; no podría explicarse el sentido del lenguaje de un modo
puramente materialista ni como algo puramente subjetivo; sino que deben entenderse las
dos posiciones a la vez. Además de ser todo eso, había algo estrictamente lingüística en
el lenguaje que no era su carácter objetivo y su carácter subjetivo; sino que es algo que
pertenece también al lenguaje mismo. La razón que explica el modo de ser del lenguaje
es estrictamente lingüística, es algo que depende exclusivamente del lenguaje. El
lenguaje no es un instrumento del hablante, pues había algo que en el lenguaje sólo se
entiende y explica por el lenguaje y desde el lenguaje. El lenguaje da razón de sí mismo,
no depende de los hablantes; lo que transmiten es algo que se ha construido por y de sí
mismo. El lenguaje es algo que nos ha sido impuesto con independencia de si se
representa en nuestra mente o no el significado de esos signos. Ese algo que explica el
lenguaje es el FONEMA  Los sonidos o fonemas de la palabra, dependen de la propia
estructura de la lengua que tiene como límites la estructura que permite que emitamos
sonidos con sentido. Hay ciertas combinaciones (pstrudvs) que aun proponiéndonos
emplearlas, el uso de nuestra lengua (castellano) no nos permite llevarlo a cabo. La
estructura fonológica del lenguaje, establece qué combinaciones son posibles y cuáles
no. No hay intencionalidad en el lenguaje, sólo pura contingencia, sigue una lógica (en
la que aunque afecten las decisiones de los hablantes) que rige la propia nomología o
normas de uso del propio lenguaje. En el lenguaje hay un modo de ser que le hace ser
ajeno a lo humano el instrumento se sirve de nosotros, no al revés; yo no hablo duna
lengua, la lengua que manejo me habla. Hay azar, porque aunque el lenguaje se
desarrolle autónomamente, también le influyen ciertos elementos externos que no
controla. Por ejemplo: hoy día no se usa la palabra “raza” en antropología por el estigma
social que adquirió tras las Segunda Guerra Mundial.

El Fonema es un tipo ideal de sonido; una construcción formal. No es ni algo físico ni


algo psíquico (algo abstracto que tenga en la cabeza); sino que es un mero modelo de
los sonidos de una lengua que están en el habla.

La fonología es trascendental; es un conjunto de formas a priori que solo existen en el


fenómeno mismo; en la lengua misma que es autónoma del hablante. Lo que estructura
la lengua por la base, son formas ideales o hipótesis que no se cumplen nunca en su
formalidad. Esos tipos ideales son los que permiten a su vez la diferenciación de unos
signos respecto a otros. Un tipo ideal (fonema) fijo como /a/ que se da en la variedad de

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las lenguas. Toda la creatividad lingüística, es una identificación fija que permite
después a diferenciación  Problema de la Identidad y la diferencia. Los términos son
diferentes entre sí porque hay otra diferencia trascendental, que asentándose en
estructuras fijas, permiten toda la totalidad de las diferencias. Detrás de las diferencias
hay otra diferencia de las diferencias que dan sentido a esas primeras diferencias  hay
una diferencia que permite la propia diferenciación (metalenguaje). Hay una lógica que
permite la lógica de diferenciación entre A y B en: A no es igual que B (por ejemplo, la
diferenciación del papel que se desfonda y permite que escriba esos signos que se
diferencian del fondo blanco de este papel mismo.)

Los fonemas son la diferencia que posibilita la diferenciación de los signos, sin
indivisibles, elementales, aunque no se encuentran nunca aislados pues siempre
constituyen una estructura donde se vinculan entre sí, sólo en el seno de esa estructura
(sistema diferencial a su vez) tienen sentido y se dan. La estructura que vincula a los
fonemas no es voluntaria o convenida o convencional: uno no puede hablar la lengua
castellana fonéticamente como quiera; ahora bien; sí es arbitraria y tiene que ver con el
devenir de la propia lengua. Es el devenir arbitrario, pre-subjetivo que determina los
caminos mismos de la lengua. Lo transcendental no es subjetivo, sino pre-subjetivo, es
puramente lingüístico, pues surge de la nueva ciencia de la semiología o ciencia de los
signos que nada tienen que ver con las filosofías del sujeto  La construcción de
sentido se da gracias a la suma de un conjunto de fuerzas sin sentido; detrás del sentido
de los términos sólo hay un gran número de sin sentidos.

Hay una primacía jerárquica de los fonemas, a los que siguen las palabras y
posteriormente las frases y oracionesEl lenguaje puede entenderse como la suma de
todos estos elementos. Pero… ¿qué pasa más allá de la frase? ¿Es en el nivel hiper-
frastico o argumental donde incide la voluntad del hablante, o se sigue la misma lógica
combinatoria arbitral?

[Una traducción metafrástica, o traducción literal, es una traducción limitada a la frase


o prosa. Es contrapuesta a la traducción frástica o en prosa, la cual se extralimita más
allá del sentido literal de las frases. Las traducciones frásticas o "gramaticales" son las
más utilizadas a lo largo de la historia y conllevan un cierto ejercicio de libertad literaria
donde se suele modificar o redactar el sentido original de las frases a una lengua, estilo
y época concreta.

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Se centra en la reconversión de los elementos lingüísticos del texto original, traduciendo
palabra por palabra, sintagma por sintagma o frase por frase, la morfología, la sintaxis
y/o la significación del texto original.

Un ejemplo de traducción frástica sería el siguiente:

Fugit e corpore sanguis "la sangre fluye de su cuerpo"

Un ejemplo de traducción metafrástica o literal sería:

Fugit e corpore sanguis "se fuga de su cuerpo la sangre"

Las traducciones metafrásticas intentan respetar el sentido más original de la oración, es


decir, traducir en el mismo orden, tal y como lo escribieron sus autores originales, aun a
costa de cierta dificultad de entendimiento por parte de lectores de otras lenguas y
distanciados en el tiempo; así como respetar la semántica original o etimológica. El
objetivo del método literal no es que la traducción cumpla la misma finalidad que el
original sino reproducir el sistema lingüístico de partida o la forma del texto original,
sea por una opción personal (por ejemplo, la traducción de un poema) o por el uso que
se hará de la traducción.]

Se puede tener una visión sincrónica de la lengua (imagen fija de la lengua  los signos
y sus relaciones y las relaciones entre los signos es rígida o fija); a la que se yuxtapone
siempre en semiótica una visión diacrónica de la lengua a lo largo del tiempo.

[Diacronía se opone a sincronía, dimensión que permite observar cualquier fenómeno -


por ejemplo cultural como es lo lingüístico- tal como es en un momento dado de su
evolución. Así se entendería dicha oposición entre sincronía, que estudia múltiples
hechos ocurriendo a un mismo tiempo, y diacronía, que estudia un mismo hecho a lo
largo del tiempo.

Aunque válida en todas las escuelas teóricas y en todas las disciplinas científicas la
distinción diacronía y sincronía se hace a partir del Curso de lingüística general de
Ferdinand de Saussure, tal dialéctica binomial ha sido tomada especialmente por la
escuela estructuralista. En la lingüística y otras disciplinas, hay dos puntos de vista
diferentes y complementarios, que pueden ser adoptados cuando se analizan hechos de
lengua.

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El enfoque diacrónico se interesa en la historia de la lengua, y estudia sus evoluciones
(la etimología, la evolución fonética, la semántica, el léxico, la sintaxis, etc.). El término
es un préstamo lingüístico construido sobre las raíces griegas δια-, « a través », y
χρόνος, « tiempo »; la lingüística comparada, por ejemplo, tiene una aproximación
obviamente diacrónica;

El enfoque sincrónico se interesa en una lengua en un momento preciso de la historia.


Esa palabra también deriva de dos raíces del griego antiguo: συν-, « con », y χρόνος, «
tiempo ». La gramática escolar, en lo esencial, es sincrónica, pues indica cuales son las
normas consideradas como reglas de una lengua, las que pueden haber variado respecto
de estados anteriores.

Los términos sincronía y diacronía, y la construcción teórica de su oposición, fueron


desarrolladas por Ferdinand de Saussure, primer lingüista que separó claramente los dos
puntos de vista.

Esta oposición también puede aplicarse en filosofía, y fue utilizada, entre otros, por
Roland Barthes y por Jean-Paul Sartre.

En psicología del desarrollo, esta oposición entre «sincronía» y «diacronía» dirige a un


análisis microdesarrollado o macrodesarrollado (teorías piagetianas).

Jacques Lacan también utilizó esta oposición en el psicoanálisis, haciendo alusión a los
procesos de condensación y desplazamiento de un significante con respecto a la cadena
significante, diciendo que puede presentarse con respecto a la cadena en una sincronía o
una diacronía.

Giorgio Agamben también hace alusión a estos conceptos a propósito del estudio del
juego, los ritos y la historia, en su libro "Infancia e Historia", postulando que juego y
rito se mueven en torno a los acontecimientos en estos dos ejes. Por un lado, el rito fija
la calendarización, como queda ejemplificado en los distintos ritos de año nuevo que
comenta Levi Strauss; por el otro, el juego, que deriva de los ritos sagrados, toma la
conducta pero desapegada de su mito fundante, transformando ese elemento en
diacronía.

En la interpretación Geohistorica también se usa el análisis diacrónico y sincrónico. El


análisis diacrónico corresponde a la interpretación longitudinal de las estructuras

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espaciales que predominan en la sociedad a través del tiempo. Tiene altos contenidos de
historicidad y enfoca la evolución en el tiempo de los fenómenos espaciales. En cambio,
el análisis sincrónico se centra en la interpretación transversal interna de la estructura
espacial en cada época.]

El desarrollo diacrónico de la estructura de los signos condicionan las posibles


estructuras que se elaboren en el futuro. Tenemos siempre un devenir de relaciones
entre signos, no son primero los signos y después las relaciones. No hay términos que
puedan darse sin estar dentro del seno de las relaciones, la diferencia invisible o
impensable es la única condición de posibilidad de los signos  “casa” significa lo que
significa dentro de una lengua; mientras que; en relación de otros términos “casa” es
todo lo que no es “casa”ningún signo por sí mismo tiene sentido. No hay
individualismo o singularidad, solo hay singularidad en el seno de la totalidad. Hay una
primacía de lo relacional, nada de sustancialismo. La unidad de la sustancia se da en la
unidad del plexo relacional que es lo que verdaderamente refiere a algo.

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3 de Febrero del 2017
 Hemos visto hasta ahora, cómo surge el signo de entre una combinatoria de
términos arbitrarios que conforman una imagen acústica  relación entre la
composición del signo y el sentido que le dan los hablantes.
 La estructura es por tanto un todo de relaciones; donde lo entitativo deriva de
ese haz de relaciones que contienen el conglomerado de sentidos que aluden a
una referencia. La identidad del concepto es algo derivado  la diferencia es el
concepto clave, no la identidad. Lo uno y la identidad emanan de la diferencia.
 El signo está quebrado, fracturado en dos dimensiones que son lo mismo y no
son lo mismo; una alteridad fracturada cuyo devenir va y viene en lo que
respecta a su sentido. El concepto respecto a sí mismo está quebrado por y en sí
mismo en su materialidad y formalidad  en esto insistirá el
postestructuralismo. El sentido es un retazo continuado, siempre está en
devenir, es diacrónico, cuando vuelve al ente se retira (Heidegger)  por ello
no se agota nunca el sentido; pues el signo no concreta el referente, sino que
vuelve y se retira. Por ello, esta semiótica estructuralista se converte en un
pansemiotismo.
 Pansemiotismo  Los signos no refieren a nada real, todo signo se refiere a
otros signos perdiendo al final sus referentes reales de la cosa en sí.

La semiología o semiótica (del griego: σημειωτικός, transliterado como


sēmeiōtikós) es la ciencia derivada de la filosofía que trata de los sistemas de
comunicación dentro de las sociedades humanas, estudiando las propiedades
generales de los sistemas de signos, como base para la comprensión de toda
actividad humana. Aquí, se entiende por signo un objeto o evento presente que
está en lugar de otro objeto o evento ausente, en virtud de un cierto código.1 El
fenómeno de la semiosis es la instancia donde "algo significa algo para
alguien" y es por lo tanto portador de sentido. Se debe aclarar que la
significación se realiza como condición de la semiosis de la que Morris (1938)
distingue: vehículo sígnico (signo), designatum (lo designado); interpretantes
(consideraciones del intérprete) y el intérprete mismo. Estos tres (o cuatro
elementos si consideramos a este último) en el marco de un sistema llamado
lenguaje, que al decir de Morris es "todo conjunto de signos más un conjunto
de reglas"; señala las dimensiones que constituyen un lenguaje.

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La semiótica distingue entre la denotación y la connotación; entre claves o
códigos y los mensajes que transmiten, así como entre lo paradigmático y lo
sintagmático (Eagleton, 1994). Estas dimensiones dan origen a disciplinas
homónimas que rigen las relaciones entre signo y cosa designada: la
semántica; relaciones entre signos: la sintáctica; y entre signos y sus
condiciones de uso: la pragmática. Esto es, desde las dimensiones se analizan
los fenómenos, objetos y sistemas de la significación, de los lenguajes y de los
discursos en los diferentes lenguajes en tanto procesos a ellos asociados
(producción e interpretación). Toda producción e interpretación del sentido
constituye una práctica significante, un proceso de semiosis que se vehiculiza
mediante signos y se materializa en textos. Algunos autores suelen indicar una
distinción entre semiótica y semiología como postulando campos de estudios
diferentes, problemática superada en el Tratado de Semiótica General2 de
Umberto Eco, en donde este autor minimiza la cuestión dado que todo signo se
construye de naturaleza social aunque no todos lo son. [cita requerida] Cabe
separarlas también de la llamada teoría de la información y de la
comunicología o ciencia que estudia los sistemas de comunicación dentro de las
sociedades humanas y la hermenéutica o disciplina que se encarga de la
interpretación de los textos. La peculiaridad del enfoque semiológico responde
al siguiente interrogante: "¿Por qué y cómo en una determinada sociedad algo
—una imagen, un conjunto de palabras, un gesto, un objeto, un
comportamiento, etc.— significa?".3

Terry Eagleton dice que con la obra de la escuela de Praga, el término


estructuralismo más o menos llega a fundirse con el término “semiótica”.
“Semiótica” o “semiología” significa estudio sistemático de los signos, que es
realmente a lo que se dedican los estructuralistas literarios. El término
estructuralismo se refiere a un método de investigación que puede aplicarse a
toda una gama de objetos. (desde partidos de fútbol hasta sistemas de
producción en el terreno económico); semiótica se aplica más bien a un campo
particular de estudio, el de los sistemas que en cierta forma ordinariamente se
considerarían signos (poemas, cantos de pájaro, señales de semáforo, síntomas
médicos, etc.), pero ambos términos se traslapan, pues el estructuralismo

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estudia algo que quizá generalmente no pueda ser considerado como un
sistema de signo, por ejemplo, las relaciones de parentesco en las sociedades
tribales, mientras que la semiótica, comúnmente aplica métodos
estructuralistas. El fundador norteamericano de la semiótica, el filósofo C. S
Pierce, estableció una distinción entre tres clases básicas de signos: el icónico,
donde en alguna forma el signo se parece a aquello que representa (v. Gr., la
fotografía de una persona); el indexético (donde el signo de alguna manera se
asocia con aquello de lo cual es signo: el humo con el fuego, las manchas con el
sarampión); y el simbólico (donde el signo es sólo un eslabón arbitraria o
convencionalmente unido al referente). La semiótica acepta esta y otras
muchas clasificaciones; distingue entre denotación (lo que el signo significa) y
la connotación (otros signos asociados con él); entre claves o códigos
(estructuras regidas por una regla que producen significados) y los mensajes
que transmiten, ente los paradigmático (una clase entera de signos entre los
cuales uno puede representar al otro) y lo sintagmático (donde los signos se
eslabonan para formar una cadena). Habla de metalenguas donde un signo-
sistema representa otro signo-sistema (La relación entre la crítica literaria y la
literatura), de signos polisémicos, los cuales tienen más de un significado, y de
otros muchos conceptos técnicos.

Introducción

La luego denominada semiótica, como campo disciplinar, surgió una de las


ciencias integradas en la Lingüística. Comenzó su desarrollo sistemático en la
década del sesenta, pero sus atisbos se encontraban ya en el Curso de
lingüística general4 del suizo Ferdinand de Saussure, publicado póstumamente
por sus discípulos en 1913, dentro de una corriente epistemológica
denominada estructuralismo saussure-hjelmsleviano que obtuvo una fuerte
impronta de esta disciplina lingüística porque sus autores fundamentales
fueron filólogos y lingüistas como Ferdinand de Saussure, Louis Hjelmslev,
Roman Jakobson y Ludwig Wittgenstein.

Eagleton (1994) considera el estructuralismo como un método de investigación


que puede aplicarse a toda una gama de objetos, desde partidos de fútbol hasta

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sistemas de producción en el terreno económico, mientras que la semiótica se
refiere más bien a un campo particular de estudio, el de los sistemas que en
cierta forma ordinariamente se considerarían signos poemas, cantos de pájaro,
señales de semáforos, síntomas médicos, etc. No obstante, ambos términos se
convergen, ya que el estructuralismo estudia lo que no puede ser considerado
como un sistema de signos, mientras que la semiótica comúnmente aplica
métodos estructuralistas. Asimismo, un análisis estructuralista debe procurar
aislar el conjunto de leves subyacentes por las cuales los signos se combinan y
forman significados (Eagleton, 1994).

El lingüista Ferdinand de Saussure, a comienzos del Siglo XX, había concebido


la posibilidad de la existencia de una ciencia que estudiara los signos «en el
seno de la vida social», a la que denominó semiología, del griego semeion
("signo"). Posteriormente otro lingüista, el danés Louis Hjelmslev, profundizó
en esta teoría y elaboró su sistemática formalización dentro del paradigma
estructural, que bautizó como glosemática en sus Prolegómenos a una teoría
del lenguaje5 (1943), sentando un conjunto de principios que servirán de
fundamento teórico y epistemológico a ulteriores desarrollos de la semiótica
estructuralista. A estos autores agregaron sus aportaciones; otro famoso
lingüista, el ruso Roman Jakobson, y el austríaco Ludwig Wittgenstein, éste
último puso las bases de la pragmática lingüística al declarar que "el
significado es el uso".

Saussure consideraba el lenguaje como un sistema de signos que debía ser


estudiado sincrónicamente y no diacrónicamente. Cada signo debía
considerarse como constituido por un significante (un sonido-imagen o su
equivalente gráfico), y un significado, es decir, el concepto u objeto al que
representaba (Eagleton, 1994).

Con independencia de este desarrollo europeo, otra línea de investigación


semiótica se desarrolló sobre los escritos que dejó el filósofo y lógico

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estadounidense Charles Sanders Peirce, lo conocido como semiótica
anglosajona, semiótica lógica o semiótica a secas. En su desarrollo teórico,
Peirce toma como objeto de estudio a la semiosis, proceso en el cual se daba la
cooperación de tres instancias (o subjects):

El representamen, o signo en sí, es decir, una manifestación material y


perceptible que representa a otro objeto.

El objeto, que es aquello representado, esto es, aquello de lo que el signo da


cuenta.

El interpretante, o sentido que el signo produce y que se traduce en otro signo


o representamen.

Así pues, el signo es para él el producto de esta dinámica de semiosis, que la


semiología europea designaba con otra terminología, respectivamente,
significante, referente y significado, lo que luego se denominó triángulo de
Ogden y Richards, estructura que integra estos tres elementos que configuran
cualquier signo y que puede desfigurarse por fenómenos como la sinonimia, la
homonimia, la polisemia, etc., de forma que el triángulo puede transformarse
en un rombo, un segmento, etcétera.

Profundizando en la clasificación de los signos, Peirce llegó a la convicción de


que estos podían clasificarse por la relación que guardaban estos elementos
entre sí en tres tipos determinados:

Icónicos o iconos, cuyo respectivo representamen o significante guarda una


relación de parecido con su objeto o referente: mapas, caricaturas, croquis...

Indicios o indicadores, cuyo representamen o significante guarda una relación


natural o de causa-efecto con el objeto o referente: el humo como signo de
fuego, el llanto como signo de emoción intensa (tristeza o alegría).

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Símbolos, aquellos signos en los que la relación entre representamen o
significante y objeto o referente no es de semejanza ni natural o de causa-
efecto, sino arbitraria, convencional, pactada en el seno de una sociedad: el
himno nacional, la bandera, la mayor parte de los vocablos de las lenguas
naturales salvo las onomatopeyas sonoras del lenguaje oral o visuales del
lenguaje escrito (caligramas, por ejemplo).

Diría Fontanille en Semiótica del discurso6 que las investigaciones hechas,


hasta finales de los noventa, en torno a la semiótica "han sido desarrolladas
desde perspectivas con frecuencia divergentes, a veces incluso francamente
polémicas", sin embargo existe una innovación teórica y metodológica que
parte del estructuralismo, pero a diferencia de éste, en vez de plantear como
principio que sólo los fenómenos discontinuos y las oposiciones llamadas
"discretas" son pertinentes, toma en cuenta los procesos de emergencia y de
instalación de estos fenómenos y de estas oposiciones; es así como han surgido
las diferentes ramas de la semiótica.

Historia

La importancia de los signos ha sido reconocida en gran parte de la historia de


la filosofía y en la psicología. Platón y Aristóteles ya exploraron la relación
entre los signos y el mundo. Sus teorías han tenido un efecto duradero en la
filosofía occidental, especialmente a través de la filosofía escolástica. El estudio
general de los signos que comenzaron en latín con Agustín y culminó con el
Tractatus de Signis de John Poinsot en 1632. Y comenzó de nuevo, en la
modernidad, con el intento por Charles Peirce de elaborar una "nueva lista de
categorías", en 1867.

Más recientemente, Umberto Eco, en su respectiva obra Semiótica y filosofía


del lenguaje (1984), ha argumentado que las teorías semióticas están implícitas
en el trabajo de la mayoría, quizás todos, de los pensadores importantes.

Desarrollo

17
Diversas corrientes semióticas que pertenecían al estructuralismo se gestaron
en la década del sesenta. Estos abordajes difirieron en cuanto a qué rama de
este paradigma se adscribían, a la selección que operaban sobre el campo de
estudio, los propósitos que las animaron y la metodología que utilizaban.

El primer esbozo lo constituye la Semiología de la Comunicación, corriente


enmarcada en el saussuro-funcionalismo que se proponía estudiar los sistemas
de signos convencionalizados no verbales, cuya función era la de comunicar.
Es decir, sistemas de comunicación diferentes de la lengua natural.

En su análisis de los cuentos maravillosos rusos (particularmente de las


vilinas), que, andando el tiempo, originaría la disciplina denominada
narratología, Vladimir Propp, clasificado dentro del formalismo ruso,
encontró homologías y regularidades que remitían a una estructura
arquetípica común expresa en variantes. Entre dichas regularidades se
encontraba su análisis de tres tipos de pruebas:

Calificante

Decisiva

Glorificante

Existía asimismo un personaje o función constante, el héroe (agonista o


protagonista), al que se le pedía un objeto de valor y, para lograrlo, antes
debía adquirir la competencia necesaria. Propp la llamó prueba calificante.
Después de haberse calificado, el héroe era capaz de pasar pruebas difíciles
(prueba decisiva) que conducían a su reconocimiento como héroe y a la
adquisición del objeto de valor (prueba glorificante).

Otro de los aportes hechos por Propp fue la propuesta de la estructura


polémica: junto a la historia del héroe, aparece el antagonista o traidor, quien,

18
en la búsqueda del mismo objeto de valor, genera una confrontación. Y la
estructura contractual, que Propp representa como un contrato en que un
destinatario se compromete a realizar una serie de pruebas (o perfomances)
por petición u orden de un mandador o destinador. Cuando finaliza las
pruebas del destinatario, el destinador reconocerá y sancionará el resultado de
las pruebas (sanción).

Otras aportaciones a la teoría semiológica son las hechas por Georges Dumézil
y Claude Lévi-Strauss, este último más bien desde el campo de la antropología,
quienes habían planteado la existencia de ciertos patrones o constantes en las
estructuras profundas de sus disciplinas. Lévi-Strauss, en su análisis
estructural del mito de Edipo, consideraba que había una organización de
contenidos que podía ser formulada por categorías binarias de oposiciones, a
través de un análisis paradigmático. También se puede citar la obra de Yuri
Lotman y su aportación al definir el concepto de la semiosfera, donde la
comunicación está definida como un acto de traducción, estructurado por la
cultura.

Algunos autores han definido la semiótica como la ciencia que estudia todos los
sistemas de signos en general, incluyendo al lenguaje humano. Es necesario
recalcar que el lenguaje humano es el sistema de signos más potente y
complejo que existe (al menos para el hombre) de modo que todos los demás
sistemas de signos son traducibles a él, pero no al contrario, que se sepa. Por
tanto, el signo lingüístico es comprendido como la asociación más importante
en la comunicación humana.

Por otra parte, la semiótica puede entenderse también, según autores como
José Carlos Cano Zárate, como una de las ciencias sociales que analiza el
comportamiento y funcionamiento del pensamiento y busca una explicación de
cómo el ser humano interpreta el contexto y entorno social y dónde crea

19
conocimiento y aprendizaje sobre la base de sus experiencias y lo comparte de
generación en generación.

El signo en semiótica

El signo, en su definición nuclear es un elemento dotado de unidad y carga


informativa, tiene una naturaleza diversa, pues signo es la letra, el gesto, el
canto del pájaro, el olor, un sonido…

El signo, heterogéneo e infinito, es indesligable del sujeto cognoscente,


entendido en el marco de una aproximación preliminar a la Semiótica, como
sujeto dotado de sentidos e inteligencia. Los cinco sentidos (vista, oído, olfato,
gusto, tacto) sumados a la inteligencia conforman el entramado o mecanismo
que permite las dos grandes actividades que fundamentan la función del signo:
actividad de recepción y actividad de producción. Actividades nucleares y
constantes, el canal siempre está abierto, que, en suma e interrelación, dan
lugar al macro fenómeno denotado a través del término “comunicación”. Un
fenómeno que es posible debido a que los signos, unitarios por definición,
establecen relaciones combinatorias con otros signos mediante reglas más o
menos fijas dando lugar a códigos estructurados o lenguaje.

En consecuencia, la Semiótica, como ciencia que estudia el signo, germen del


lenguaje, y del pensamiento, se relaciona de forma inmediata con la
Lingüística y las Neurociencia, como también, a raíz del protagonismo del
signo en el macro fenómeno comunicativo, la semiótica es una metaciencia que,
por un lado, subyace a todo conocimiento y a toda actividad científica y, por
otro, se edifica sobre un campo de estudio interdisciplinar cuyo alcance es
extensible sin excepción a cualquier conocimiento y actividad humana.

Semiótica como metaciencia

20
Charles Morris consideraba que la semiótica tenía una doble relación con la
ciencia, de manera que era una ciencia más y un instrumento para estudiar al
resto de ciencias; una metaciencia por tanto. Consideraba que sólo a través del
estudio del sistema de signos en que se basa una ciencia se puede sistematizar,
purificar y simplificar, para liberar al hombre de todas las imperfecciones que
acarrea el utilizar el lenguaje.

La semiología frente a la semiótica

La semiología se identifica con la lingüística en cuanto abarca sistemas de


signos puramente humanos, entre ellos los verbales, pero también sistemas de
signos no verbales pero igualmente humanos, como los códigos de los gestos, la
vestimenta etc. que son propios de la vida social. Una escuela de la misma, la
semiología rusa o formalismo ruso, se aplicó al análisis de las artes y la cultura.

Función de la semiología

Semiología es la ciencia que estudia sistemas de signos: códigos, lenguas,


señales, entre otras. Esta definición abarca todos los sistemas de signos: las
lenguas de signos de los sordos, las señales de tráfico, los códigos, el alfabeto
Morse, etc.

El lenguaje se exceptúa de esta definición, debido a su carácter especial, y por


ello, la semiología se puede definir como “el estudio de los sistemas de signos
no lingüísticos”. El estudio de los signos es indispensable para nuestra
comunicación, para nuestra necesidad de expresión e interpretación de los
complejos mensajes de nuestro entorno. Vivimos en un mundo de signos, por
ello la Semiología es fundamental para establecer la diferencia entre términos
que se usan indistintamente como signo, índice, icono, símbolo, señal. Cuando
una persona desea comunicarse utiliza alguna forma para poder expresarse,
tomando como referencia la forma de expresión entendible por los demás tal
como: hacer gestos, escribir, hablar, dibujar, etcétera, por lo tanto el signo,

21
gesto, expresión, que quiera transmitir se le llama referente, mientras que la
interpretación de quien recibe el mensaje es denominada representación.

La semiología médica, por el contrario, estudia y clasifica una tipología de


síntomas que ayuda a determinar qué enfermedad se padece.

La semiótica de Charles Peirce o semiótica peirciana tiene como propósito


elaborar una teoría general de los signos que los clasifique e identifique.

Por último, y para evitar tanta confusión terminológica, en 1969 la Asociación


Internacional de Semiología, reunida en Venezuela, acordó englobar todas en
la denominación semiótica. Así, confundir semiología con semiótica es tan
errado como confundir símbolo con icono.

Ramas

La Semiología, tiene muchos campos, como por ejemplo:

Biónica (para la comunicación de las células vivas), etcétera.

Biosemiótica

Cibernética (para la comunicación de las máquinas).

estructuralismo

Postestructuralismo

Semiología clínica (estudio de los signos naturales a través de los cuales se


manifiesta la enfermedad).

Semiología musical

Semiótica computacional

22
Semiótica cultural

Semiótica de la diversión (ludosemiótica)

semiótica de las pasiones

Semiótica del amor

Semiótica estética

Semiótica literaria

Semiótica social

semiótica tensiva

Semiótica urbana

Semiótica visual

Zoosemiótica (para la comunicación animal).

 Los signos remiten a algo que es otro signo que a su vez precisa de otra
interpretación y así hasta el infinito, como sucede en el diccionario. Cuando
hablamos de lenguaje y fonemas, ¿hablamos de un constructo cultural o de
algo natural? ¿Hasta dónde la naturaleza determina la cultura y viceversa?
 Debate Naturaleza-cultura que veremos en Lèvi-Strauss.

Una estructura es por tanto un ordenamiento, un arrangemente, no es una mera serie o


yuxtaposición de elementos que siguen un patrón determinado del tipo
(1+1+1+1+1+1…); el lenguaje no es eso, no es imnitud (elementos ordenados por
relaciones de semejanza serial y jerárquica), se trata de entender cuál es el régimen o
estructura interna que opera allí; ¿cuál es el arché que gobierna la disposición de los
términos, permitiendo y configurando dicha estructura? Hablamos de una totalidad
integral cuando hablamos de una estructura, donde la posición de los elementos depende
de la posición del resto. Totalidad como omnia y omnitud (Omnitud es un término
usado por Heidegger para designar una propiedad metafísica del ente. Según esta
propiedad, el ente no deja espacio para la existencia de la nada. De ahí en adelante la
cosa se complica, porque la nada trata de existir negando que el ente tenga esta
propiedad de la omnitud.) vs totalidad integral (es la que nos interesa).

23
Toda estructura se ordena por el plan recto de dicha estructura, por ejemplo: en una
empresa, existe una serie de planes que determinan las distribuciones de los elementos,
lo cual constituye a la propia empresa.

El estructuralista tiene en cuenta la teoría del genoma y del atomismo molecular que se
desarrollaron estos mismos años.

ATOMISMO: En las antiguas creencias, el átomo se definía como el elemento más


pequeño, a la vez extenso e indivisible, del que están hechas todas las cosas. Según
el atomismo mecanicista de Leucipo y Demócrito (siglos v y iv a. C.), los átomos
son unas partículas materiales indestructibles, desprovistas de cualidades, que no se
distinguen entre sí más que por la forma y dimensión, y que por sus diversas
combinaciones en el vacío constituyen los diferentes cuerpos. Esta concepción de la
naturaleza es absolutamente materialista, y explica todos los fenómenos naturales
en términos de número, forma y tamaño de los átomos. Incluso reduce las
propiedades sensoriales de las cosas a las diferencias cuantitativas de los átomos.El
atomismo aparece en la filosofía griega como un intento de superar las dificultades
lógicas para explicar el cambio de las cosas consideradas en la escuela eleática.
Afirma lo que esta misma afirma y puede afirmar también lo que esta niega,
haciéndose así más comprensiva como teoría. No hay disyuntiva entre ser y no ser,
sino ambas cosas, solo que el ser no es efectivamente tal, esto es, espacio y vacío.
Esta simultaneidad de los contrarios constituye la fuente del movimiento.

Esta teoría atómica recorre con tal fluidez el tránsito del ser a las cosas, suprime de
golpe tantos obstáculos para la comprensión mecánica y matemática del universo,
que desde entonces se convirtió en modelo para cualquier investigación racional de
la naturaleza. También se presenta como afín al pluralismo de Anaxágoras o de
Empédocles (siglo v a. C.). Anaxágoras consideraba que todo estaba hecho de
partículas elementales llamadas homeomerías conceptualmente diferentes (aunque
muy similares) a los átomos de Leucipo y Demócrito, mientras que Empédocles
afirmaba que casi todas las cosas (no los ojos, por ejemplo) están compuestas por
de los cuatro elementos, a saber: aire, agua, tierra y fuego.

La esencia del argumento atomista2 es como sigue. Tomemos por válida la


hipótesis, «las cosas materiales son divisibles hasta el infinito». Dado que tal
división es posible, imaginemos que la llevamos a cabo con un cuerpo; ¿Qué queda

24
entonces de este? O bien el producto de la división es un número de cuerpos con
magnitud física, o consiste en un número de elementos que no tienen magnitud. En
el primer caso, los cuerpos residuales con magnitud deben seguirse pudiendo
dividir, pues la división no se habría llevado a cabo completamente, lo cual
contradice el punto de partida. En el segundo caso, el cuerpo original, que tiene
magnitud, estaría compuesto por elementos que no tienen magnitud, lo cual es
imposible. La suma de infinitos elementos que no poseen magnitud da lugar a un
elemento sin magnitud. Así que ambos posibles resultados llevan a un absurdo y
por tanto la hipótesis de que los cuerpos materiales son divisibles hasta el infinito
ha de ser falsa y, por lo tanto debe existir un límite a esta división, una unidad
básica de materia indivisible que posee magnitud, llamada átomo y a partir de la
cual no se puede seguir dividiendo.

En India, por otra parte, llegaban a conclusiones parecidas los jainistas Ajivika y
Chárvaka y las escuelas del hinduismo ortodoxo nyaya y vaiśeṣika.

Crítica aristotélica y desarrollo posterior

Aristóteles acepta la idea atomística y la concilia con la filosofía de las formas de


Platón, argumentando que ambos están en lo cierto. Lo explicó a través de la
primera substancia y de las categorías o substancias secundarias que dependen de
ella. La primera substancia sería la materia de los atomistas y las categorías
dependientes de ella serían las propiedades que definen a esa materia que la
convierte en lo que es. Todo ello explicado en su doctrina de las cuatro causas.

Para evitar el determinismo mecanicista, criticado por Aristóteles, Lucrecio toma el


pensamiento de Epicuro e introduce la tesis de que los átomos caen en el vacío y
experimentan por sí mismos una declinación que les permite encontrarse (teoría del
clinamen). De esta forma trata de imponer un cierto orden a la idea original que
suponía que las cosas se formaban con un movimiento caótico de átomos.

En la Edad Media y Moderna

En la Edad Media, a pesar de la oposición general al atomismo basada en


consideraciones teológicas, y sobre todo por la fuerte influencia de Aristóteles, esta
doctrina fue mantenida por Guillermo de Conches y Nicolás de Autrecourt. La
teoría cobra nuevo auge en los siglos xv y xvi, coincidiendo con la crítica al

25
aristotelismo, con las ideas de Nicolás de Cusa y Giordano Bruno, alcanzando un
punto culminante con la renovación de Gassendi, que considera el atomismo como
la hipótesis más razonable para la explicación de los fenómenos de la naturaleza.
En esta época fueron debatidos los problemas inherentes a la doctrina atomista:
dificultad lógica de admitir que exista una porción de materia que no se pueda
dividir y las dificultades de explicar la diversidad de las propiedades físicas y
químicas de los cuerpos. Asimismo es innegable la influencia que adquirió más
tarde en los orígenes de la teoría atómica científica, empezando por el científico
serbio Ruđer Bošković (1711-1787), primero en bosquejar una teoría atómica
moderna de fundamento newtoniano que establece fuerzas de cohesión y de
repulsión.

 TEORÍA ATÓMICO-MOLECULAR: Teoría atómico-molecular.


Postulados Fundamentales de la teoría atómico molecular. Teoría que trata
de la constitución de las sustancia por átomos y moléculas, fue establecida
por el insigne científico ruso M. V. Lomonósov. Todas las sustancias se
componen de moléculas. Reciben el nombre de moléculas las partes más
pequeñas de una sustancia que conservan las propiedades químicas de la
misma.

Las moléculas de una sustancia son iguales pero las moléculas de distintas sustancias se
distinguen por su composición, peso, dimensiones y otras propiedades.

Las moléculas se hallan en movimiento continuo.

Las moléculas se hallan separadas unas de otras por espacios.

Composición de las sustancias por moléculas


Muchos fenómenos físicos como por ejemplo, la difusión la fusión de las sustancias
sólidas, el paso de las sustancias líquidas al estado de vapor, la licuación de los gases y
la solidificación de los líquidos, sirven de confirmación de la existencia real de las
moléculas. La confirmación mas evidente de que las sustancias están constituidas por
moléculas, consiste en el hecho de poder fotografiar moléculas grandes
mediante microscopio electrónico.

26
La molécula se puede considerar como el límite de división de la sustancia que sigue
conservando sus propiedades químicas. Toda sustancia sigue existiendo como tal,
mientras se conservan sus moléculas, pero en cuanto sus moléculas se destruyen dicha
sustancia deja de existir y aparecen nuevas moléculas y nuevas sustancias. En las
reacciones químicas tiene lugar la destrucción de unas moléculas y la formación de
otras.

Principios fundamentales de la teoría atómica

Las moléculas de las sustancias están constituidas por partículas aún más pequeñas,
llamadas átomos. Los átomos son las partículas mas pequeñas en que pueden
desintegrarse las moléculas durante las reacciones.

Cada uno de los distintos tipos de átomos recibe el nombre de elemento químico. En la
actualidad, se conocen 102 tipos de átomos o sea, 102 elementos químicos.

Los átomos de los distintos elementos se distinguen por su peso, dimensiones y


propiedades químicas. Como unidad de medida del peso de los átomos químicas se
toma 1/16 del peso del átomo de oxígeno, que recibe el nombre de ¨unidad de oxigeno¨.
El peso del átomo expresado en unidades de oxígenos se llama peso atómico.

Los átomos se hallan en movimiento. Una de las formas de movimiento de los átomos
son las reacciones químicas o sea los fenómenos que tienen por resultado la formación
de moléculas de sustancias nuevas a partir de los átomos que componen las moléculas
de las sustancias iniciales.

Confirmación de la existencia real de los átomos


Las transformaciones químicas de las sustancias constituyen una confirmación
incontrovertible de la existencia real de los átomos puesto que en el proceso de dichas
transformaciones se pone de manifiesto la división de las moléculas en partículas
todavía más pequeñas, en átomos.

La teoría atómico-molecular enseña que las sustancias que existen en la naturaleza se


forman de átomos y que unas sustancias se transforman en otras.

27
Como resultados de reacciones químicas, o sea, a causa del movimiento de los átomos.
La teoría atómico-molecular ha desmentido los conceptos seudocientíficos de la
religión, según los cuales, las sustancias han sido creadas por un ser sobrenatural.

 Esa estructura se autoregula a su vez a sí y por si misma, se mueve por sí


misma, es physica (Aristóteles), encuentra en sí misma el principio de su
movimiento. No acepta ningún elemento que amenace con destruir la
estructura misma, mira siempre por su núcleo y supervivencia. El “afuera” u
“otreidad” deben ser pensados para reforzar e integrarse dentro de la propia
estructura, pues hay que pensar lo impensado puesto que aquello que es
silenciado por el sistema o la estructura es en realidad permitida por la
misma para mantener y reforzar su seno. Nada será integrado en la
estructura sin que previamente haya sido permitido y estudiado por la
misma. La estructura fundamenta por la base, es un simulacro, un principio
explicativo, una hipótesis
 ¿Por qué se define el estructuralismo? Por intentar que esta estructura que
opera en el lenguaje sea trasladada al resto de ciencias sociales y humanas
 plantea la hipótesis de que todos los fenómenos culturales (signos)
pueden leerse a través de una misma estructura  ¿no habrá detrás de todos
los sistemas de parentesco una estructura común? Esta fue la apuesta de
Strauss. Tal vez, lo que opera en el lenguaje, opera también en el resto de
fenómenos humanos  para ellos existe una misma estructura universal.
Pero… si esto es así ¿qué papel le queda al libre albedrío y la voluntad del
hombre si todo se rige por una estructura autoconstruida al margen de su
voluntad? Aquello que constituía la característica de lo humano ya no es lo
central, sino que se trata de un elemento propio de una estructura mayor. Un
ejemplo del condicionamiento estructuralista se ve en Marx 
condicionamiento de la ideología de clase por nuestra condición, etc… Otro
ejemplo estaría en Freud  lo que la conciencia piensa tiene que ver con la
psique, lo cual tiene que ver a su vez con lo inconsciente. Como vemos, hay
condicionamientos en la psique del yo que le son ignorados al propio Ego.
El sujeto del conocimiento queda enormemente desplazado, ahora queda
determinado por elementos que le son incognoscibles necesariamente. En el
estructuralismo queda fuera todo humanismo, en contraposición con el

28
existencialismo. El hombre es una noción más en una noción sígnica más
amplia, encontrando su sentido dirigiendo su mirada hacia toda la malla
relacional que le constituye por aquello que es y que no-es o podría haber
sido.
 ¿Qué pasa entonces con la filosofía de la historia y su protagonista la
humanidad? ¿Qué ocurre con la noción de humanidad (protagonista del a
historia universal) si la noción de hombre misma ha quedado desplazada?
Un paralogismo (falso razonamiento) de la concreción fuera de lugar 
Definición de humanidad en el estructuralismo. Se confunde en ese
paralogismo lo particular con lo universal. La humanidad concreta y
particular son los hombres y mujeres concretos, lo cual se convierte en
paralogismo cuando se desplaza hacia una noción genérica que pretende
abarcar todas esas concreciones, subrayando que lo más concreto es esa
generalización. Se parte de la identidad o unidad de lo diferente  lo
abstracto nunca puede ser lo concreto o material. Hegel es por tanto el gran
monstruo de los estructuralistas y postestructuralistas.

APUNTES CLASE CURSO 2019-2020


30 de Enero del 2020.

 Interpretación del título de la asignatura: Veremos la escena contemporánea en


filosofía continental  filosofías de la diferencia o postestructuralismo; que bebe o
emana del pensamiento francés contemporáneo. Si hablásemos tan sólo de filosofías
de las diferencias en un ámbito general nos podríamos remontar hasta Parménides.
 Contenido: Todos los “autores” son franceses, por lo que tendríamos que
circunscribirnos a los “autores de las llamadas filosofías de la diferencia (Foucault,
Derrida, Deleuze….), esto es; lo último en pensamiento contemporáneo, pues nos
quedamos en la Segunda mitad del siglo XX con Adorno en Historia del
pensamiento o de las filosofías contemporáneas. Veremos dentro del bloque
postestructuralista a Foucault, Deleuze y Derrida, y dentro del bloque esructuralista,
a Lèvi-Strauss, Roland Barthes y Jacques Lacan (un antropólogo-cultural, un

29
semiólogo y un psicoanalista. Vamos a empezar con Ferdinand de Saussure y
Jacksobson  lingüística estructuralista de 1920, del que bebe Lèvi-Strauss.
 Evaluación: (Nota, ver en “vigilar y castigar”-Michel Foucault la función dela
institución educativa) No habrá examen, sino dos proyectos de investigación
entregar que pueden empezarse ya, aunque se nos dará un guion con preguntas a
responder para ver el bosquejo y decidir la cuestión que nos interesa. De manera que
en esos proyectos, habrá una pregunta problemática y el resto será una propuesta
nuestra. También habrá la posibilidad de que la cuestión sea desarrollar una
cuestión, a elegir abiertamente, en vínculo con el curso (por ejemplo: la
problemática del poder en x autor). La Primera entrega será a mitad de curso y la
Segunda en el día del examen. El primer trabajo será sobre el bloque estructuralista
y el segundo sobre el post-estructuralismo; ambos compartirán una pregunta en
común más nuestra cuestión abierta.
 Esta es una disciplina transdisciplinar; se pone en juego el término mismo de
“disciplina” (Foucault); los autores no-franceses no son “post-modernos”, sino que
pertenecen al llamado post-modernismo, marcado por los estudios anglosajones y
norteamericanos donde el postestructuralismo tuvo una gran difusión.
 Trataremos textos franceses complejos (como “la cámara lúcida”-Roland Barthes)
 Diccionario de Inglaterra publicado por A. Robinson recomendado.
Veremos las razones filosóficas tras tanto juego y tropología, detrás hay un rigor y
razón filosófica comprensibles.
Texto fuente de Derrida sobre Derrida, para comprenderle “De la gramatología” 
se subirán los textos en Moodle.
 En Abril o Mayor vendrán dos investigadores que nos harán dos propuestas:

1) Andrea Stella nos ofrecerá un seminario más avanzado del Foucault como
introducción que veremos en clase: serán los jueves por la tarde de 15:00 a 16:00
8 sesiones de dos horas, donde trataremos la cuestión del poder e indagaremos
sobre cuestiones más profundas de Foucault.

2) Lucía Montes, nos ofrecerá qué pasó más allá de los años 70, como la filosofía
de la estética contemporánea de George Didi-Huberman  seminario de 5
sesiones al final de los viernes: qué pasó después de Foucault, Derrida, Deleuze,
etc…

30
 ¿Qué es lo público? ¿Qué es lo institucional? Disciplinamiento de los cuerpos de los
que se sirve la ordenanza gubernamental  tema central de Foucault saber-poder
a través de la ortopedia aplicada por la disciplina institucional  Teórico de lo
institucional aplicado a x  a través del Panóptico que es la visión de conjunto.

Panóptico

Diseño del panóptico de Bentham.

El panóptico era un tipo de arquitectura carcelaria ideada por


el filósofo utilitarista Jeremy Bentham hacia fines del siglo XVIII. El objetivo de la
estructura panóptica era permitir a su guardián, guarecido en una torre central, observar
a todos los prisioneros, recluidos en celdas individuales alrededor de la torre, sin que
estos puedan saber si son observados.

El efecto más importante del panóptico es inducir en el detenido un estado consciente y


permanente de visibilidad que garantizaría el funcionamiento automático del poder, sin
que ese poder se esté ejerciendo de manera efectiva en cada momento, puesto que el
prisionero no puede saber cuándo se le vigila y cuándo no.1

Índice

 1Origen del concepto


 2Ejemplos de panóptico
 3Panóptico moderno

31
 4Otros ejemplos de panóptico moderno
 5Véase también
 6Referencias
 7Enlaces externos

Origen del concepto [editar]

Este dispositivo debía crear así un «sentimiento de omnisciencia invisible» sobre los
detenidos. El filósofo e historiador Michel Foucault, en su obra Vigilar y
castigar (1975), estudió el modelo abstracto de una sociedad disciplinaria, inaugurando
una larga serie de estudios sobre el dispositivo panóptico. «La moral reformada, la salud
preservada, la industria vigorizada, la instrucción difundida, los cargos públicos
disminuidos, la economía fortificada, todo gracias a una simple idea arquitectónica».
— Jeremy Bentham,  Le Panoptique, 1780. (La obra, de 56 páginas, fue traducida del
inglés e impresa por orden de la Asamblea Legislativa del año 1791.)

La reflexión de Bentham tiene lugar en un momento de renovación de los cuadros de


pensamiento referidos al derecho penal y al sentido del encierro, junto a las obras
de Jonas Hanway, Solitude in Imprisonment (1776), que defiende un aislamiento
carcelario de los individuos; de John Howard, The State of the Prisons in England and
Wales (1777), que propone la reforma de las prisiones con el fin de tener medios para
transformar a los presos; y de Cesare Beccaria, con su tratado Des délits et des
peines (1764). Este movimiento reformador fue redactado por William Eden, William
Blackstone y John Howard.2 Su nombre fue Acta Penitenciaria y data de 1779. Sin
embargo, las prisiones estipuladas por la ley nunca fueron construidas.

La idea de Bentham, basada en una asimetría de la relación visual entre los humanos al
otorgarle más poder al que ve que a quienes son vistos, fue inspirada por los planos
de fábricas enfocados en una vigilancia y una coordinación eficaz de los obreros. Estos
planes fueron imaginados por su hermano Samuel, con el objetivo de simplificar el
empleo de un gran número de trabajadores. Bentham completa este proyecto mezclando
la idea de jerarquía contractual: verbigracia, una administración regida así (por contrato,
lo opuesto a una gestión de confianza) donde el director tendría un interés financiero en
lograr disminuir las tasas de accidentes de trabajo. El panóptico fue creado así por ser
menos costoso que los otros modelos carcelarios de la época al requerir de menos
empleados. «Déjenme construir una prisión con este modelo [solicita Bentham al

32
Comité para la Reforma Penal]. Yo seré el guardián. Vosotros veréis […] que los
guardias no necesitarán de salario, y no costarán nada al Estado». Los vigilantes no
podrían ser observados, no tenían la necesidad de ser vistos en su puesto a todo
momento y esto permitía que finalmente abandonaran la vigilancia durante su servicio.
El mismo Bentham deseó una puesta en abismo de la vigilancia, los mismos guardias
debían ser vigilados por otros guardias que proviniesen del exterior, con el fin de limitar
el maltrato de los detenidos y el abuso de poder –con todo, esta idea se contrapone con
el plan económico de disminuir la cantidad de guardias-. Según Bentham, la torre
central debía ser transformada en capilla durante los domingos, a fin de moralizar a los
criminales.

Bentham consagra una larga parte de su tiempo y casi toda su fortuna personal en la
promoción de la construcción de las prisiones panópticas. Luego de largos años de
rechazo, de dificultades políticas y financieras, logra obtener el acuerdo del Parlamento
Británico. El proyecto sin embargo es abortado durante 1811, ya que el rey se opuso a la
adquisición del terreno.

El modelo más cercano al panóptico durante los tiempos de Bentham fue


la penitenciaría de Pittsburg en Estados Unidos, abierta en 1826 según el plan
arquitectónico de William Strickland, pero el proyecto fue abandonado siete años más
tarde. Según Muriel Schmid:

«En esta realización concreta, el modelo del panóptico no fue convincente: los elevados
costos y una mala sustentabilidad fueron las principales razones de su abandono. El caso
de Pittsburg marcó el fin del Panóptico en tanto que construcción arquitectónica. En
consecuencia, el debate dado hoy día presenta la desventaja de ser puramente filosófico
antes que práctico. El Panóptico se inscribe indiscutiblemente en el contexto de las
reflexiones de la época respecto a las formas de castigo y encierro en los procesos de
rehabilitación de los criminales.»

Si el panóptico no vivió más allá de lo que vivió Bentham, muchas prisiones han
adoptado, en mayor o menor grado, este modelo. La prisión de Kilmainham en Irlanda,
la Twin Towers Correctional Facility de Los Ángeles y también la prisión de la Petite
Roquette en París. La prisión de Millbank, en Londres, diseñada por William Williams
y construida por el Arquitecto Thomas Hardwick, concreta parcialmente el proyecto
benthamiano.

33
Según Neil Davie, «el caso del Panóptico, al menos al comienzo, parte de un largo
movimiento anterior a la reforma penal que propone. Este naufraga una y otra vez en su
tentativa de convencer a los medios gubernamentales sobre cómo la construcción de
prisiones para los reclusos era preferible al transporte de estos últimos a las colonias
penales de ultra mar, o a su encarcelación en los antiguos navíos de guerra convertidos
en penitenciarías flotantes, amarrados en la orilla del Támesis o cercanos a las
construcciones navales».

Michel Foucault se interesa en 1975 por el panóptico, inaugurando una serie de nuevos
estudios sobre el tema. Foucault ve en él una técnica moderna de observación que
trasciende y llega hasta la escuela, la fábrica, el hospital y el cuartel, o acaso un
diagrama de la “sociedad disciplinaria”. Define el diagrama en tanto que
«funcionamiento abstracto de todo obstáculo o frotación… y que debemos desligar de
todo uso específico», siendo esto lo que le permite hablar de panoptismo.

Según Gilles Deleuze:

«Cuando Foucault define el Panoptismo, lo hace ora determinándolo concretamente


como una distribución óptica o luminosa que caracteriza a la prisión, ora definiéndolo
como una máquina aplicada no solamente a una materia visible en general (guarnición,
escuela, hospital en tanto prisión), sino también a todas las funciones enunciables. La
fórmula abstracta del Panoptismo no es “ver sin ser visto”, sino “imponer una conducta
cualquiera a una multiplicidad humana cualquiera”.»

Ejemplos de panóptico [editar]

 En Argentina:
o Cárcel de Boulogne Surmer, Ciudad de Mendoza;
o Ex Cárcel de Caseros, Ciudad de Buenos Aires;
o Ex Penitenciaría Nacional, hoy Parque Las Heras, Ciudad de Buenos
Aires;
o Ex Penal de Ushuaia, Ushuaia, Provincia de Tierra del Fuego.
o Edificio Tres Facultades de la Universidad Nacional de La Plata,
construido durante la última dictadura cívico-militar. Hasta 2013, albergó las
facultades de Humanidades y Ciencias de la Educación, Ciencias Económicas

34
y Ciencias Jurídicas y Sociales. Desde 2014, todas las carreras fueron mudadas
al flamante complejo universitario construido en el predio del ex BIM III.

 En Colombia:
o Ex Panóptico de Bogotá, actual Museo Nacional de Colombia.
o Ex Panóptico de Ibagué, actualmente en restauración.

 En Cuba
o Ex Presidio Modelo Isla de la Juventud

 En Ecuador:
o Ex Penal García Moreno.

 En España:
o Ex Cárcel Correccional de Oviedo.
o Ex Cárcel Modelo de Barcelona.
o Ex Cárcel Modelo de Madrid.
o Ex Prisión Preventiva y Correccional de Badajoz, hoy Museo Extremeño
e Iberoamericano de Arte Contemporáneo.
o Ex Cárcel Modelo de Valencia, desde su inauguración en 1910 hasta
1930, cuando el panóptico central fue derruido para dejar paso a un patio.
o Cárcel de Vigo, Galicia, desde 1880 hasta 2001, año en el que se
convirtió en Museo de Arte Contemporáneo de Vigo.
o Ex Antigua Cárcel de Lugo, hoy espacio cultural O Vello Cárcere.

 En Portugal
o Pavilhão de Segurança, de 1896 (arquitecto José Maria Nepomuceno),
para pacientes de la penitenciaria central, hoy Museo de Arte Outsider e
Ciencia, Hospital Miguel Bombarda, Lisboa (monumento nacional) 3

 En México:
o Hospital de San Miguel de Belén, Guadalajara, construido entre 1787 y
1792
o Palacio de Lecumberri.

35
o Antigua Penitenciaria de SLP, ahora Centro de las Artes de SLP.

 En Perú:
o Penitenciaría de Lima.

 En Venezuela:
o Antigua prisión de La Rotunda.

 En Bolivia:
o Penitenciaría San Pedro.

 En Uruguay:
o Ex Cárcel Miguelete

Panóptico moderno [editar]

Es un tipo de organización que tiene como fin ejercer la disciplina; se trata de los
nuevos mecanismos de vigilancia para la canalización productora y autocoaccionadora4
de la conducta social programada. Por medio de las nuevas tecnologías de la
información, se convierte en un estado de vigilancia permanente, controlando de
maneras diversas al individuo sin que éste lo sepa.

Foucault planteaba que antes el poder se encontraba en una sola persona; esta era la
única encargada de ejercer las leyes y hacerlas cumplir. Estaba bajo el mando de un
monarca o de un rey. «En este modelo disciplinario moderno, el ejercicio del poder no
tiene rostro, porque cualquier persona puede ser un representante del poder central para
vigilar a los demás».4 No importa quién vigile. Todos pueden ser vigilantes porque los
vigilantes, a su vez, serán siempre vigilados por otros superiores, y así sucesivamente
hasta llegar a quienes encabezan el mantenimiento del orden.5

Los dos fundamentos que determinan las formas en que se ejerce el panóptico moderno
son la imagen y la luz.6 La luz va a permitir que la cámara tenga una mejor visión de la
imagen o punto que se desea vigilar. La mejor vigilancia en la actualidad es la que se da
por medio de las cámaras y satélites que captan las imágenes de todo lo que existe en la
superficie del planeta. Las cámaras se han instaurado como un elemento más de nuestra
vida cotidiana. Siempre debe haber una imagen visible de la persona vigilada. Las
nuevas tecnologías de la información y de la comunicación, junto con la activa

36
presencia de las cámaras de vigilancia —donde todos ven y son vistos a la vez—, se
convierten en complejos y poderosos aparatos de vigilancia panóptica;7 en vías de flujo
del comportamiento de las personas.

Gracias al panoptismo, las fronteras en el ciberespacio se diluyen formando un nuevo


modelo de estado. Un estado mundial con su propia policía y con su propio tiempo, ya
que se convierte en algo relativo y virtual, deja de ser real. Se pierde la noción de qué es
real y qué no. Donde La red posibilita la interconexión entre millones de personas, sea
cual sea su origen, sexo, etnia o nación. Este modelo de vigilancia toma fuerza en el
mundo desde los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001.6

Los Estados más poderosos crean complejas y determinadas redes de inteligencia para
controlar a la sociedad. Cientos de satélites en órbita nos espían desde lo recóndito de la
órbita terrestre para ofrecernos datos meteorológicos o indicarnos nuestra ubicación o la
ruta a seguir en nuestro GPS. Programas como ECHELON, ENFOPOL se valen de los
satélites para labores de espionaje: interceptar las comunicaciones hechas vía teléfonos
móviles, radio e incluso Internet, tal y como hace el software CARNIVORE.6

Otros ejemplos de panóptico moderno [editar]

 cámaras de vídeo
 cámaras web
 programas de reconocimiento facial
 sensores de proximidad
 detectores de movimiento
 detectores de calor
 cámaras infrarrojas
 cámaras robot
 secuenciadores de vídeo
 sensores de humo
 contactos magnéticos
 cámaras de intemperie con radiofrecuencia
 cámaras de baja iluminación con cobertura de hasta 120 metros en total
oscuridad

37
 cámaras acuáticas

Lugares donde existe este tipo de vigilancia hoy en día:

 centros comerciales y de entretenimiento


 bancos
 escuelas
 cárceles
 instituciones públicas y privadas
 calles
 plazas
 carreteras
 tráfico vehicular
 seguridad infantil
 clima
 medio ambiente
 hospitales empresas
 casas

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APUNTES CURSO 2019-2020
 BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA POR ARANZUEQUE PARA MI TFG Y EL
PROYECTO DE INVESTIGACIÓN FOUCAULT Y LA LOCURA:

Miguel Morey-“lectura de Foucault”

Foucault-“El nacimiento de la clínica”

Foucault-“Microfísica del poder”

Foucault – “Dichos y escritos volumen 1”

 Deleuze debate “antiedipo” (ampliación del “malestar de la cultura”)

Deleuze – “Mil mesetas”

Para comprender los dos escritos de Deleuze, leer primero: José Luis Pardo –
“Deleuze, violentar el pensamiento”.

ESTRUCTURALISMO
 Aunque veremos estructuralismo psicológico, como presentación del debate entre
psicoanálisis vs la psicología cognitiva en boga en aquel periodo, nos centraremos
en el estructuralismo lingüístico o simbólico.

 Ferdinand De Saussure (1857-1913)  “Curso de lingüística general” (1916)


 Fonólogos:
1) Jacksobson (años de máxima difusión 1928-1939)  Escuela de Praga 
“Ensayos de lingüística general” (obra de referencia de Jacksobson)

Escuela de Praga: Lo que se conoce como Escuela de Praga comprende un amplio grupo
de investigadores, principalmente europeos, que aunque de por sí no hayan sido

39
miembros del Círculo Lingüístico de Praga, derivaron su inspiración en los trabajos de
Vilém Mathesius, Nikolái Trubetskói, Roman Jakobson, Jan Mukařovský, René Wellek
y otros eruditos radicados en Praga en la década que precedió la Segunda Guerra
Mundial (1928–1939). Fue una de las escuelas más importantes, pues continuó la obra
de Ferdinand de Saussure con mayor efectividad.

Focalizan el aspecto sociocomunicativo del lenguaje (se trata de una escuela


funcionalista: el centro de la teoría se encuentra en las funciones que cumple el
lenguaje, particularmente la función comunicativa). La lengua es considerada como
vehículo de la comunicación. Pone énfasis en la doble articulación del lenguaje (fonema
y morfemas). Matizan la dicotomía entre sincronía y diacronía para el estudio de la
lengua.

La aportación más significativa de esta escuela es el principio metodológico de la


conmutación, por el que se modifica un fonema por otro en un lugar determinado de la
cadena hablada, produciéndose una oposición paradigmática y, por ende, un cambio de
sentido.

2) Hjelmslev (año de máxima difusión 1935)  Escuela de Copenhague 


“Glosemática, prolegómenos a una teoría del lenguaje” [Prolegómeno  1)
Introducción que precede a un tratado en el que se expresan los fundamentos de
la materia que se trata.”los prolegómenos de Kant" 2.Conjunto de acciones o de
acontecimientos que suceden justo antes de que ocurra algo. "los prolegómenos
de la guerra; vamos a pasar ya la conexión al estadio para conocer, para vivir los
prolegómenos de esta final del campeonato; el modelo resultará aplicable a
aquellas situaciones que, tras largos prolegómenos y tiranteces, acaban
desembocando en un conflicto"]

Escuela de Copenhague o Glosemática: También conocida como Círculo


lingüístico de Copenhague, es una de las escuelas lingüísticas europeas del siglo
XX, que con Louis Hjelmslev a la vanguardia llevó al extremo los
planteamientos de Ferdinand de Saussure y la Escuela de Ginebra. Introducen la
lógica y la matemática para el estudio de invariantes en el lenguaje, con un
enfoque deductivo y formal. Representantes de esta escuela son Louis
Hjelmslev, J. Uldall. Y Viggo Brondal. En 1935 Hjemslev y Uldall elaboraron la
doctrina de la glosemática, que es una teoría combinatoria de glosemas o rasgos

40
fonológicos y semánticos no analizables lingüísticamente. Este es un estudio de
lo estrictamente lingüístico, es decir en el lenguaje, sin el aspecto psicológico (a
diferencia de Saussure). Alarcos Lorach ha resumido así el concepto
fundamental de esta escuela: "La lengua es un sistema de signos que es la
asociación de una expresión (significante) con un contenido (significado)". Si
aceptamos esta afirmación, en cada lengua hay dos planos: el de la expresión y
el del contenido. La glosemática distingue entre la sustancia y la forma de ambos
planos. En el plano de la expresión, la sustancia es el conjunto de todos los
sonidos posibles. Y la forma está formada por todos los sonidos funcionales o
insertos en correlaciones fonológicas distintivas. En el plano del contenido, la
sustancia es todo lo que pueda pensarse y la forma es la codificación semántica
de la realidad. Para la glosemática el plano del contenido es el llamado plano
pleremático, que contiene los pleremas y los morfemas. Y el plano de la
expresión es el llamado cenemático, cuyos constituyentes son los cenemas y los
prosodemas. Su objetivo es reducir el número ilimitado de variantes en el uso,
en ambos planos, a un número limitado de invariantes y estudiar lo común y lo
constante que subyace al flujo de variantes del uso.

 El estructuralismo antropológico, semiológico y psicoanalítico beben o tienen su


origen de Saussure y el estructuralismo lingüístico, así como del as escuelas de
Praga y Copenhague. Los tres autores son referencias fundamentales del
pensamiento francés; en el debate entre fenomenología y hermenéutica filosófica
(Levinass y Ricoeur) y estructuralismo (Saussure). Ambos (Ricoeur y Levinass)
hacen una lectura diferente del estructuralismo lingüístico, de ahí su crítica y debate.

 Según Saussure: hay que hacer una nueva mirada hacia el lenguaje: se comprende el
lenguaje como expresión de signos o sígnica o simbólica. El lenguaje es un sentido
de comunicación o vehiculación de un mensaje o contenido → Un contenido se
vehicula o transita hacia la exterioridad (emisor-receptor-mensaje)} Marco
comunicacional del lenguaje. Así pues, el lenguaje tiene dos aspectos:

1) Lengua → Langue → “Conjunto de signos empleados y/o usados por una


comunidad lingüística para comunicarse”=definición de lengua del propio
Saussure-→ La lengua sería la definición del diccionario más la gramática que
permite la composición de la definición de los signos. Es la matriz de esa

41
gramática. Desde un punto de vista formal, la lengua sólo está separada del
habla en los manuales de gramática. La lengua está en el discurso, en la parole;
en el habla mismo; no está en un mundo ideal. Está en la expresión sígnica,
donde uno habla. El lenguaje es algo fáctico, práctico → allí donde hay habla o
parole está la lengua. El lingüista recoge el aspecto formal de la parole en la
lengua; es el conjunto de fenómenos a priori que permiten la posibilidad del
lenguaje mismo → En Kant sería lo trascendental → condición trascendental a-
priori (reglas kantianas de las reglas de posibilidad del fenómeno)

2) Habla → Parole (Acto o puesta en acción de las palabras (Palabra → Mot)


oral y escrita. Uso lingüístico. En Foucault Parole no encaja, por lo que se
traduce como “discurso”.

42
2) Habla → Parole = Acto o puesta en acción de las palabras (palabra –> mot, en
Foucault Parole o habla no encaja, por lo que se traduce como “discurso”) oral y escrita,
es el uso lingüístico = “El empleo de los signos en un contexto determinado. La
realización de la lengua. Efectuación de la lengua; esto es; cuando la lengua se lleva a
cabo o a efecto”.

➢ Existe una normatividad a-priori dentro del lenguaje que el lingüista puede poner
de manifiesto según la lógica sintáctica que opere → hay un conjunto de reglas que
posibilitan el lenguaje (Chomsky). Por su parte, Lèvi-Strauss hará lo mismo con los
fenómenos culturales: ¿Hay un patrón común en todos los fenómenos y/o ritos
culturales del mundo?

➢ Anteriormente a Saussure, el lenguaje era lo que nos distinguía de los animales,


era un problema filosófico (“Crátilo” Platón: cuando digo “antrophos”, ¿esos signos
siguen una correspondencia verbal o natural con su expresión declinada o mencionada?)
no un objeto científico, o de estudio. Crátilo: problema de la correspondencia entre el
signo y la voz que lo expresa, ¿se puede naturalizar?

CRÁTILO: DIÁLOGO CON EL MITO PLATÓNICO DE LA LINGÜÍSTICA

Xavier Laborda Gil

(Universidad de Barcelona)

43
 

Resumen

El diálogo platónico Crátilo ocupa un lugar destacado en la historia de la lingüística. Es una obra fundacional


de un gran filósofo. Plantea un debate sobre la naturalidad o convencionalidad de las palabras, en el que
interviene Sócrates como árbitro de la cuestión. La historia de la lingüística ha apreciado en esta obra un
antecedente de la teoría del signo lingüístico. Pero ha tenido dificultades para interpretarla porque la intención
del diálogo excede el ámbito del lenguaje. El Crátilo es un emblema ambivalente de la historia de la
lingüística, que suscita preguntas no sólo sobre su sentido sino sobre el papel de la historiografía y sus mitos.

Palabras clave. – Platón, Crátilo, historia de la lingüística, historiografía, mito, paradigma.

Abstract

Plato's dialogue Cratylus is in a prominent place in the history of linguistics. It is a foundational work of a great
philosopher. It raises a debate about the naturalness or conventionality of words, in which Socrates intervenes
as arbiter of the issue. The history of linguistics has been noted in this book a history of the linguistic sign
theory. But it has struggled to interpret it because the intention of the dialogue goes beyond language.
The Cratylus is an ambivalent emblem of the history of linguistics, because it raises questions not only about
its meaning but also about the role of historiography and its myths.

Keywords. – Plato, Cratylus, history of linguistics, historiography, myth, paradigm.

Fundación de la disciplina

Desde la fundación de la historia de la lingüística como disciplina, el diálogo platónico Crátilo (Κρατυλος) ha


recibido la atención de todos los historiadores. Es con seguridad una de las obras más analizadas en
monografías. Y también es una de las más glosadas en manuales y escritos de divulgación. Los méritos de la
obra justifican el éxito de su recepción. El Crátilo es la primera obra de la historia sobre lenguaje. Su autor,
Platón, encabeza la relación de pensadores más influyentes de todos los tiempos. Y despierta un vivo interés su
asunto, que es la capacidad de los nombres para designar y conocer las cosas. La forma dialogada del texto da
amenidad a un debate erudito y prolijo. Y finalmente, por si no fueran suficientes los alicientes anteriores, la
intervención del personaje de Sócrates recrea un trasfondo teatral y mítico.

La historiografía, es decir, la tradición que ha interpretado el Crátilo considera esta obra como una reflexión
fundamental sobre el lenguaje. De manera general se ha señalado en ella el propósito de expresar el enigma del
origen del lenguaje. Y de un modo más específico es manifiesto que trata de las relaciones de las palabras y sus
significados (Robins 1967:28). En un pasaje que aparece al final del diálogo se plantea con claridad el asunto
del diálogo del siguiente modo (435d).

Sócrates.- Pero dime a continuación todavía una cosa: ¿cuál es, para nosotros, la función que tienen
los nombres y cuál decimos que es su hermoso resultado?

44
Crátilo.- Creo que enseñar, Sócrates. Y esto es muy simple: el que conoce los nombres, conoce
también las cosas.

Estas palabras delimitan el último episodio del debate y su razón última. La razón es discernir la capacidad de
los nombres para conocer la realidad. Este enunciado es diferente del que se plantea al principio del diálogo, en
los conocidos términos de naturalidad o convencionalidad de los nombres (383-384c):

Hermógenes.- ¿Quieres, entonces, que hagamos partícipe a Sócrates de nuestra conversación?

Crátilo.- Si te parece bien…

Hermógenes.- Sócrates, aquí Crátilo afirma que cada uno de los seres tiene el nombre exacto por
naturaleza. No que sea éste el nombre que imponen algunos llegando a un acuerdo para nombrar y
asignándole una fracción de su propia lengua, sino que todos los hombres, tanto griegos como
bárbaros, tienen la misma exactitud en sus nombres. […] Pues bien, Sócrates, yo, pese a haber
dialogado a menudo con éste y con muchos otros, no soy capaz de creerme que la exactitud de un
nombre sea otra cosa que pacto y consenso.

Con éste ágil intercambio de palabras comienza el diálogo de los tres personajes, Crátilo, Hermógenes y
Sócrates. Es el primer apunte de un dilatado debate sobre la naturaleza del lenguaje. Crátilo inaugura un
capítulo mítico y apasionante en la historia de la lingüística. Y desarrolla con múltiples detalles los argumentos
del mimetismo fonético y de la etimología. Sin embargo, el debate no lleva a ninguna conclusión clara sobre la
pregunta de la justeza de los nombres. Y los participantes se despiden con el acuerdo de continuar la
indagación por otras vías.

Los historiadores de la lingüística han rendido homenaje a la obra de Platón. El fruto de esa labor
historiográfica es coherente con la ambigüedad del diálogo. Es decir que los juicios de los investigadores son
dispares e incluso, en algunos casos, totalmente opuestos. La polémica no se ha agotado con el transcurso de
siglos y acompaña a la obra como si se tratara del designio de su grandeza conceptual y de su oportunidad
histórica. De ahí que los historiógrafos continúen leyendo e interpretando el texto platónico.

Para iniciar nuestro estudio, hemos consultado las opiniones de dos obras fundamentales de la historia de la
lingüística. Son las de V. Thomsen y H. Arens. Vilhelm Thomsen es el fundador en 1902 de la disciplina,
con Historia de la Lingüística; una exposición concisa (Laborda 2009a). En ella aporta con una redacción
sucinta la matriz de etapas, obras y asuntos. E incorpora el diálogo Crátilo al programa de la disciplina. El
primer tópico que recoge Thomsen de la filosofía es el debate sobre la naturaleza del signo lingüístico en
el Crátilo. Reproducimos aquí la breve exposición de Thomsen sobre la obra.

Ocupaba la cuestión, según se dice, a Heráclito y a Demócrito, de los cuales pasa aquél como
defensor de “fisis”, éste de “nomos”, sin que contemos con más datos sobre el particular. Parece que
también tratan de ella los sofistas (Protágoras), y en tiempo de éstos era probablemente tema general
de discusión.

La primera obra literaria en que se enfoca este problema es el maravilloso diálogo de Platón,
«Crátilo», en el que se tratan exclusivamente cuestiones referentes a este tema. A más de Sócrates,
entran en el diálogo dos personajes: Hermógenes y Crátilo. Éste defiende que cada uno de los

45
nombres, tanto en la lengua griega como en las bárbaras, por naturaleza entraña y debe entrañar
acabada correspondencia con el objeto designado, y no pasa por reconocer como nombres y palabras
de la lengua cuantos acuerdan algunos emplear. Hermógenes, por el contrario, opina que no se da otra
correspondencia en una denominación que el uso. (Cap. II, p. 20)

La elección de este debate sobre la teoría del signo ha sido un éxito. Se trata de un mérito más de Thomsen. Es
un tópico que figura en todos los manuales de historia de la lingüística. Sin embargo es inusual que las obras
posteriores a la de Thomsen concluyan de un modo tan crítico sobre el sentido del diálogo platónico como lo
hace el maestro en sus conclusiones.

Divididas estuvieron las opiniones sobre si estas páginas de Platón-Sócrates están escritas en serio o
en broma. Se tiene más bien la impresión de que se trata sólo de parodiar, de burlarse del tono que se
daba a la discusión de estos problemas en general; más en principio apenas difiere éste del que
hallamos en Platón. (Cap. II, p. 21)

El juicio de Thomsen es una declaración de la incertidumbre que provoca la lectura del diálogo. Por
sorprendente que parezca, esta apreciación es común a todas las interpretaciones posteriores, aunque difieran
en el balance final. Según Thomsen, para Platón “se trata sólo de parodiar” unos razonamientos y “de burlarse
del tono” con que abordaban la cuestión los sofistas.

Medio siglo más tarde de la fundación de la historia de la lingüística por Thomsen, Hans Arens publicó una
compilación de textos de la lingüística (1955), que como indicaba el subtítulo cubría “desde la antigüedad hasta
nuestros días”. En la presentación de fragmentos del Crátilo, Arens se muestra escéptico sobre el valor de sus
razonamientos. Se pregunta con qué recursos lingüísticos se pretendía interpretar la realidad de las cosas. Se
refiere a la etimología y al simbolismo fonético como instrumentos de la teoría naturalista del lenguaje. Sin
conocimiento histórico, sin registros fiables, “¿cómo se podría llegar al significado real, justo, verdadero de la
palabra?”, insiste Arens (1955:19). Y concluye con un juicio severo:

Este rompecabezas, que ofrecía enormes posibilidades a la fantasía y a la habilidad dialéctica, persiguiendo
su finalidad, dirigida a la cabalística invención de la verdad (etimología) conducía al absurdo… (1955:19-
20)

Arens se muestra tan crítico como Thomsen. Pero también distingue dos méritos de consolación en el diálogo.
Son la “constatación de la complejidad” de las palabras y, al mismo tiempo, el hecho de que los personajes
reconozcan implícitamente la incapacidad para distinguir sus elementos.

Cambio al paradigma axiomático

La sintonía de Thomsen y Arens responde a una afinidad más amplia, que es su participación en el paradigma
histórico-comparatista. Se interesan por la evolución y la tipología de las lenguas, de ahí que en la historia
antigua ni el mismo nombre de Platón es una razón suficiente para asignarle un puesto de honor. Pero un
cambio de paradigma se produce a partir de los años sesenta del siglo XX. El estructuralismo y el
generativismo toman el relevo en la cabecera de las investigaciones historiográficas y conciben de un modo
diferente el diálogo de Platón. Lo ponen en valor porque debate sobre un principio fundamental para este
paradigma axiomático, la teoría del signo lingüístico. (Laborda 2009:23)

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El historiador más conocido como representante de este nuevo período es Robert Henry Robins. En dos etapas
de su obra se puede apreciar la inflexión que toma su análisis. Hallamos una postura afín aún a los
neogramáticos en su primera publicación, Ancient & mediaeval grammatical theory in Europe (1951). Dos
párrafos bastan para comentar el diálogo, del que concluye que la controversia entre naturalidad y convención
no se limitó al estudio del lenguaje sino que “se trató como un tema filosófico” (1951:7). Para remediar la
concisión con que Robins trata del diálogo, remite a la magna obra de H. Steinthal (1863), Geschichte der
Sprachwissenschaft, que aunque se editó un siglo antes sigue considerándola como una referencia magistral.
[1] Ésta es la primera etapa.

R. H. Robins publicó en 1967 su manual sobre historia de la lingüística, A short History of Linguistics. Hay
muchos manuales de la disciplina, pero el de Robins ha Sido el más influyente y representativo. Pues bien, la
diferencia con su trabajo anterior no estriba tanto en la ampliación del período de estudio, que alcanza aquí
hasta el siglo XX, cuanto en la perspectiva que aplica. Robins incorpora los criterios del paradigma axiomático.
[2] Sobre el tema que nos ocupa, observamos que se refiere al Crátilo en diversos pasajes de su manual. Y lo
hace con juicios contrapuestos, que manifiestan aspectos positivos y negativos. En una mención inicial destaca
como positiva su especialización en “cuestiones lingüísticas, aunque en algunos aspectos de su contenido es
decepcionante” (p, 25). Este enunciado resume la contradicción que padece el historiador al apreciar valores y
deméritos en la obra platónica.

Sostiene Robins que el Crátilo es una consecuencia y también el testimonio de la controversia entre naturaleza
y convención, de tanta tradición en el pensamiento griego. Su efecto doctrinal fue una copiosa disquisición
sobre la etimología entre los sofistas. “Esto trajo como consecuencia –señala Robins– que con toda seriedad se
propusieran etimologías caprichosas, algunas de las cuales aparecen en el Crátilo de Platón” (p. 32). Aquí
Robins aplaude la intención de Platón, que actúa “con toda seriedad”, si bien critica que carezcan de valor
porque son “caprichosas”.

En definitiva, Robins aduce como balance los siguientes aspectos. Considera que, por una parte, es censurable
que el debate no conduzca “a ninguna conclusión definitiva” (p. 28). Pero también valora como muy
productivo el efecto de la discusión, en el sentido de que animara en su momento a estudiar la lengua. Al leer
las palabras de Robins captamos el sentido de su juicio, tal como se expresa en este pasaje:

Al defender y criticar cada una de las posiciones de la argumentación, llegaron a examinar con más
detalle las estructuras y los significados de las palabras y las pautas formales que estas mismas
ofrecían. Es estos estudios reside el principio del más estricto análisis lingüístico. (Robins 11967:29)

De este modo Robins elogia el papel del diálogo en su influyente obra de 1967. Si expresamos su dictamen con
la libertad de la analogía, cabría decir que el Crátilo es una luz incierta y engañosa en algunos de sus efectos.
Pero tiene una función cenital y central sobre lo que considera una investigación lingüística relevante. El
interés de esta interpretación es mayor si se contrasta con aquella tan lacónica que el mismo historiador daba en
su obra anterior, la de 1951, Ancient and mediaeval gramatical theory in Europe. La comparación de estas dos
interpretaciones es una ocasión singular para la historiografía. Pone de relieve el cambio de paradigma en muy
poco tiempo –tres lustros– de un mismo autor, aquel que ha llegado a ser la referencia en historia de la
lingüística. Muestra el paso del paradigma de la neogramática al del estructuralismo y ejemplifica un campo de
estudio muy útil para el conocimiento de la doxografía histórica.

47
Leroy y el guion canónico

En un sentido similar al del segundo Robins, el de 1967, se había manifestado tres años antes Maurice Leroy
(1964:15). Leroy es el autor de Les Grands Courants de la Linguistique Moderne, con la que se inicia la saga
de obras de historia de la lingüística que nacen bajo el paradigma axiomático. Y ejerce una influencia notable
ya que establece las líneas de interpretación del Crátilo. En efecto, es apropiado reconocer en el texto de Leroy
el guion canónico que sigue la historiografía hasta los años noventa. [3] Para mostrarlo enunciamos los cinco
rasgos y transcribimos un fragmento alusivo de Leroy.

a)    Tradición sofística del debate.- “La gran cuestión debatida entre los sofistas y los filósofos
antiguos –que seguirá siendo de actualidad hasta la escolástica medieval– consiste en saber si el
lenguaje ha sido creado por naturaleza o es resultado de una convención”.

b)    Naturalismo de Platón.- “Sabido es cómo Platón, cuyas preferencias, indudablemente se


orientaban a la teoría de la justeza natural de las palabras, volvió a presentar, después de muchos
otros, el problema en su Crátilo…”

c)    Virtuosismo expositivo y ausencia de conclusión.- Platón “expone con virtuosismo las tesis
expuestas, guardándose, sin embargo, de llegar a una conclusión neta a favor de una o de la otra”.

d)    Dificultad interpretativa y sobrevaloración de las etimologías.- “Este diálogo, cuya interpretación


a menudo ha parecido difícil, ha desconcertado a los modernos, que generalmente atribuyen
demasiada importancia a la parte central, la que está dedicada a las etimologías.”

e)    Elogio y afinidad del estructuralismo.- “Lo importante debe buscarse en el principio y en la


conclusión del diálogo: se encuentran allí, entrevistas si no esbozadas, algunas tesis (relación de
significante y significado, arbitrariedad del signo, valor social del lenguaje) que son otras tantas
posiciones esenciales de la lingüística contemporánea.” (Leroy 1974:15)

Estos cinco rasgos componen un guion que se asume en las obras posteriores al precursor Leroy. Aparece
también en el manual de Robins, como se ha visto, si bien sus argumentos están diseminados en diversos
pasajes del libro, lo cual dificulta la distinción de su unidad como discurso. En Leroy se lee todo ello de un
modo inequívoco en un solo párrafo.

La tarea de los historiadores posteriores se cifra en la confirmación y la matización de la doxografía de Leroy.


Hay que reconocer que algunos de sus puntos quedan intactos, como sucede con el primero y el segundo. Se
admite la tradicionalidad del debate y se manifiesta que la justeza de las palabras forma parte del espíritu de la
época. Pero no se indaga en las aportaciones de presocráticos y sofistas ni, lo que es más importante, en los
fines de esa búsqueda relativos a la retórica. También se sugiere la sutil querencia de Platón por la naturalidad
de las palabras, como un recurso débil o secundario para interpretar el sentido del debate. Esto es lo que afecta
a los dos primeros rasgos, tradición cultural y naturalismo platónico.

El empeño de los historiadores se centra en los tres últimos rasgos, que son el virtuosismo expositivo, la
interpretación y el valor de la obra. El resultado es desigual, porque donde más se aplican los lingüistas es en la
capacidad expositiva de Platón. Se ocupan con entrega del detalle de la argumentación sobre la mímesis sonora
o simbolismo fonético y sobre la etimología, pues en este campo los comentaristas se sienten en su exclusivo

48
dominio. Además de R. H. Robins, al que ya hemos hecho mención, nos referimos a Milka Ivic (1965:17),
Marc Baratain y Françoise Desbordes (1981:13-18), Even Hovdhaugen (1982:21-31), Jesús Tuson (1982:16-
19), Max Figueroa (1987:24-32), Daniele Gambara (1989:79ss), Roy Harris y Talbot J. Taylor (1989:1-19),
Bertil Malmberg (1991:57-65) y Vivien Law (2003:20). [4]

El lector halla extensas explicaciones sobre los razonamientos de Sócrates a propósito de los efectos de los
sonidos y de las suposiciones sobre el origen de los nombres. No obstante este esfuerzo, el resultado es
desconcertante. Es difícil justificar un volumen tan considerable de ejemplos como se aducen en el Crátilo para
un balance tan incierto y limitado. Todos los comentaristas coinciden en el reconocimiento de una dificultad
insalvable, a saber, que el sentido del diálogo es dudoso y problemático. Ello no es obstáculo para que la
valoración sea positiva.

También coinciden los historiadores en la declaración de la obra como referente de la historia del pensamiento
lingüístico. Al tratar de ella incluyen el diálogo platónico en el canon historiográfico. Más aún, ya que de
manera expresa reconocen el interés de esa obra como la primera y sobresaliente discusión sobre el signo
lingüístico.

En esta revisión hemos señalado las interpretaciones de los autores que han ejercido liderazgo en la
historiografía lingüística, V. Thomsen, H. Arens, M. Leroy y R. H. Robins. Y hemos señalado su
correspondencia con las etapas fundacional y axiomática. Pero el Crátilo no sólo ha sido objeto de estudio por
parte de lingüistas, porque también y especialmente ha captado la atención de los filósofos.

La perspectiva filosófica

Antes de constituir un capítulo de la historia de la lingüística, el diálogo Crátilo ya había sido largamente


objeto de estudio de la filosofía. El exégeta más famoso en la antigüedad es Proclo, el Diálogo, que impulsó en
el siglo V la influyente escuela neoplatónica. No ha de extrañar que el Crátilo sea el motivo central de los
estudios neoplatónicos. Vinculan esta obra a una postura teológica sobre el origen divino del lenguaje. El
filósofo Proclo redactó al respecto unos escolios que han perdurado hasta nuestros días. Su texto se inicia con
esta definición del tema del diálogo:

El objeto del Crátilo es mostrar la actividad fecunda de las almas en los últimos seres y la potencia
asimiladora que muestran, una vez la han obtenido en esencia, a través de la corrección de los
nombres. (Proclo, 1-5, p. 65)

Con sobreentendidos teológicos, en este preámbulo el redactor se refiere al alma como entidad eterna que tiene
actividad temporal. Las palabras son el instrumento de mediación entre los dos mundos del alma, el eterno y el
material de cada vida. Y la capacidad del alma es proyectar las formas intelectivas en la materia y cooperar en
la demiurgia universal de la divinidad (Ritoré 1992:27). En consecuencia, aduce Proclo, el objeto del Crátilo es
examinar las propiedades manifiestas en los nombres de las cosas.

La pervivencia de Proclo es merecida. Su exégesis del diálogo platónico tiene diversas virtudes. Enseña los
principios de la interpretación textual[5]. Muestra cómo conciliar el pensamiento platónico y el aristotélico de
manera práctica. Y también facilita el uso de las etimologías a los gramáticos y dialécticos de la época, dos
tipos de especialista que frecuentan el Crátilo.

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Mucho más cerca de nuestro tiempo, la obra de Steinthal (1863) es una referencia fundamental en el siglo XIX.
Como es sabido, el interés de los filósofos por el Crátilo ha continuado hasta la actualidad con un vigor
inusitado. Es elocuente a este respecto el inventario de H. Cherniss (1959:75-9) de las monografías sobre el
diálogo platónico aparecidas a mediados del siglo XX. Pues bien, Cherniss reseña treinta y cuatro estudios de
primer orden, que se publicaron en revistas y colecciones de filosofía entre los años 1950 y 1957. [6]

Esta abundante producción es congruente con diversidad de puntos de vista entre los investigadores. Y
proclama que el debate sobre el sentido del diálogo es apasionante porque sigue abierto. No obstante, si
tomamos en consideración obras a partir del último cuarto de siglo (Weingartner 1973, Li 1979, Soulez 1991,
Barney 2001, Dixsaut 2003), cabe apreciar unos puntos en común muy significativos.

a) El lenguaje como problema

Crátilo no es el único diálogo que trata del lenguaje. Pero sí es el único que lo considera como problema para
el conocimiento.

b) El tema del debate excede el lenguaje

El lenguaje o, más concretamente, la naturaleza de las palabras no es el motivo de la discusión. Si bien este
asunto aparece en primer plano, resulta un recurso para plantear cuestiones sobre el conocimiento y sobre la
realidad. La obra responde, pues, a un tema anfibio o no declarado.

c) La unidad de los diálogos

La lectura e interpretación de Crátilo no se agota en el propio diálogo. Hay necesariamente una unidad entre
los diálogos, que está determinada por la época de la escritura –probablemente la primera, en el caso
de Crátilo– y por las soluciones que se aducen. La fortaleza de la tesis de la unidad se manifiesta, por un lado,
en la incertidumbre que arroja una interpretación aislada y, por el otro, en el pensamiento de Platón como un
ciclo que se expresa en obras concatenadas.

Estos son los tres puntos de acuerdo entre los historiadores de la filosofía. Sin embargo ello no evita otras
cuestiones controvertidas. De la cuarentena de diálogos de Platón, ¿cuáles son los que forman con Crátilo una
unidad doctrinal? Por la época de redacción, Crátilo se incluye entre los escritos de transición de la juventud a
la madurez. Si en la primera se ha ocupado de temas de ética, en esta otra trata del conocimiento como
recuerdo o reminiscencia y de la filosofía del lenguaje. Se suele atribuir a esa
época Gorgias, Eutidemo o Crátilo, entre otros títulos.

Pero los historiógrafos difieren no sólo en la adscripción de las obras a cada una de las cuatro épocas, sino
también en la vinculación de otros diálogos al Crátilo[7]. Hagamos mención aquí a las contribuciones al debate
que han formulado M. Dixsaut, R. Weingartner y A. Soulez. Para Monique Dixsaut (2003:52-62) la
continuidad de éste se halla en el Eutidemo, un diálogo de la misma época y de un sentido también ambiguo
que trata de las aporías del lenguaje. Eutidemo es una crítica de la erística o arte sofístico del debate como arma
de imposición de una postura.

Para Rudolph Weingartner (1973) es fundamental la tesis de la unidad de los diálogos platónicos, un principio
que declara en el propio título de su libro: “The Unity of the Platonic Dialogue”. Y aún añade en el subtítulo las

50
obras que considera solidarias: Crátilo, Protágoras y Parménides. La intención de Weingartner es descubrir los
efectos de la teatralidad del diálogo en tres obras disimilares. Su exposición no se atiene a una afinidad
temática sino a un proceso de creación doctrinal. En el Crátilo los personajes debaten sobre el lenguaje,
en Protágoras tratan de la virtud y en Parménides de la teoría del conocimiento.

Antonia Soulez es la autora de La grammaire philosophique chez Platon (1991), una de las obras más
sugestivas desde nuestro punto de vista. Se aparta de las discusiones sobre la retórica y el discurso, para
centrarse en los aspectos formales del lenguaje. Y analiza con detalle dos diálogos, el Crátilo y el Sofista, que
vincula de manera irrefutable. Para Soulez estas obras fundan una teoría del lenguaje. Con el Crátilo Platón
desmantela la hipótesis de la mímesis o naturalidad de las palabras y cierra la vía de la exploración de las
palabras. Y con el Sofista aporta una semántica del enunciado que sitúa el debate en las categorías lógicas.

El programa de Platón

Los lingüistas suelen estar advertidos de las interpretaciones que se forman los filósofos sobre el diálogo de
Platón. Sin duda reconocen en el análisis de los filósofos la grandeza de su perspectiva, que resulta extensa y
específica y que está proporcionada a la figura y la producción de Platón. No obstante, este magisterio
historiográfico resulta tan amplio y copioso que supera los propósitos de la lingüística y llega a parecer poco
significativo. A esta dificultad se ha de añadir una paradoja y un dilema.

La paradoja es la siguiente. La tesis de los filósofos es que el Crátilo no tiene por objeto discutir sobre el
lenguaje sino sobre la dialéctica y sus herramientas, entre las cuales no se incluye la designación de las cosas
sino la atribución o formación de juicios. Ello contradice la interpretación canónica en la lingüística, que toma
el diálogo por una discusión literal sobre el tema que explícitamente plantean los protagonistas. Queda en
entredicho, por lo tanto, el interés de la lingüística por esta página de su historia.

Ahora bien, si se acepta esta postura en la lingüística, se debe escoger entre dos opciones. Cabe prescindir del
diálogo y suprimir así este capítulo tradicional en su historiografía. Se reconocería así que el Crátilo es un
mito. También se puede introducir un giro en el análisis lingüístico al asumir el procedimiento contextual de la
filosofía. El análisis contextual comporta en este caso reconocer la unidad de los diálogos platónicos y
examinar con cuidado el trasfondo histórico de la sofística. Y en ello consiste el dilema, que plantea un
escenario difícil pues cualquiera de las opciones comporta un cambio grande de orientación.

En la historiografía lingüística no se ha expresado aún de manera clara esta situación paradójica. No obstante,
cabe distinguir cambios sutiles y significativos en las etapas recientes. Los historiadores de los años sesenta y
setenta consideraban que el Crátilo era una obra desconcertante, por ambigua y contradictoria. Pero también la
calificaban de plenamente acertada por el enfoque del problema del lenguaje y su relación con la realidad. A
los elogios de esta etapa axiomática ha seguido otra que reconoce en el Crátilo un papel parcial. Cubre una
parte de la argumentación platónica, que continúa en otros de sus textos.

El cambio consiste en considerar no ya el diálogo sino el repertorio platónico del que forma parte. Pero la
perspectiva del contexto de Crátilo ha progresado poco en la Lingüística. En la mayoría de los casos se limita a
la remisión a otros diálogos. Marc Baratain y Françoise Desbordes (1981:17-8) y Even Hovdhauguen
(1982:21-4) incluyen en el ciclo temático los diálogos en El sofista y Teeteo. Max Figueroa (1987:30) añade a
éstos el título del Filebo. Y Daniele Gambara (1989:87) propone los diálogos del Filebo y Fedro. El programa

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de Platón sobre el lenguaje y el pensamiento es amplio e interdisciplinar. Y el repertorio que confeccionan los
historiadores varía según la perspectiva que aplican. Con ello se perfila de nuevo un horizonte abierto, que
resulta difícil de acotar e imposible de recorrer en una historia general.

La solución que adoptan otros historiadores se sitúa en un punto intermedio. Declinan señalar el contexto
doctrinal del Crátilo, para soslayar comentarios que habrían de ser por fuerza breves e insatisfactorios. Y optan
por relacionar el interés y el sentido del Crátilo con la filosofía de Platón. Un ejemplo de ello es el tratamiento
de Vivien Law de la cuestión. El epígrafe que lo desarrolla es significativo, “Plato: language as a route to
reality”, puesto que destaca la figura del filósofo en vez del diálogo. La conclusión con que Law (2003:23)
cierra esta sección es inequívoca sobre el escaso papel de la rectitud de los nombres en la búsqueda del
conocimiento:

The dialogue is thus fundamentally about an epistemological problem and only secondarily about a
linguistic one. ‘How do we reach the truth?’ is the basic question which runs through much of Plato’s
thought. In the Cratylus he investigates the claim that language has truth encoded in the very words.
Having dismissed that claim as only partially true, Plato goes on to search for other sources of
knowledge.

Law corrobora que la rectitud de los nombres tiene aquí un papel secundario en la búsqueda del conocimiento.
Y acaba el párrafo con una sentencia taxativa: “Language no longer interests him”, refiriéndose a Platón. Si
está en lo cierto como parece, ¿por qué le dedicó el filósofo tanto espacio? Para responder este interrogante
recogemos la escueta y certera explicación del Weingartner (1973:8), con la que presenta precisamente la tesis
de su monografía.

I attempt to show that the Cratylus has a philosophic theme of considerable importance to Plato’s


thought. Hermogenes and Cratylus maintain theories of naming which, were they sound, would make
dialectic impossible.

La función del diálogo es congruente con la mayéutica socrática. Así, el programa de Platón consta de dos
fases argumentativas. La inicial es de crítica o refutación de ideas mal concebidas –por ejemplo, la idoneidad
del lenguaje como medio de conocimiento– y el consiguiente despiece de un modelo de pensamiento. A esta
estrategia argumentativa se refiere Soulez (1991:36) e identifica el diálogo Crátilo como el que opera en la
primera fase:

Le Cratyle lui-même est un dialogue-étape qui s’inscrit dans une stratégie argumentative qui le
dépasse. Comme tel, il fait l’épreuve d’une insuffisance logique, il s’offre comme le terrain sur lequel
s’expérimente l’inadéquation du modèle de la ressemblance appliquée au langage.

Para agotar el debate y desestimar la cuestión del lenguaje, el diálogo plantea una conclusión inesperada. Como
sostiene Dixsaut (2003:51), “la conclusion du Cratyle est qu’il faut partir des choses et non pas des noms”. El
modelo platónico concibe la realidad como una correspondencia entre las cosas y las esencias inteligibles. Y
extrae dos consecuencias. Es posible el conocimiento de las cosas sin los nombres pero no sin logos. Y el
conocimiento de la realidad permite conocer luego la realidad de los nombres. “C’est pourquoi –añade
Dixsaut– il faut non seulement partir des choses (et non des images ou des mots) mais comprendre que seul le

52
savoir de la chose –savoir élaboré par le discours rationnel– permet d’apprécier la rectitude de l’image, donc la
justesse des noms.”

A una conclusión similar a la de la filósofa llegó Coseriu. Y la expresó con admirable sencillez  (1977, nota 11,
p. 23):

El Crátilo de Platón elimina, por lo demás, la tesis del νόμω (como también la tesis del φύσει); el
auténtico resultado de este diálogo es que el problema del lenguaje no puede ser planteado desde el
punto de vista causal.

Como señala Coseriu, la naturalidad o convencionalidad del signo lingüístico resulta irrelevante para el
enunciado científico de Platón. El lenguaje es, en consecuencia, un instrumento diacrítico que faculta para
distinguir las cosas, pero que no permite comprenderlas directamente.

Acaba finalmente el diálogo entre Hermógenes, Crátilo y Sócrates. Los personajes se despiden y se cierra sí
una confusa discusión. Y a pesar de las dificultades para interpretarlo el diálogo tiene un sentido cierto. En El
sofista Platón inicia la segunda fase del programa epistemológico. La clave del conocimiento no son los
nombres sino el discurso. La verdad no se ha de buscar en la propiedad de los nombre sino en el movimiento de
la frase. El logos permite un ejercicio de interrogación y de respuesta, de indagación sobre la realidad y el ser.
Hablar con verdad no es denominar justamente sino operar la atribución apropiada. No es pulsar el léxico sino
la sintaxis. No es disputar sobre opiniones ni frecuentar la erística, sino tratar del ser mediante la ciencia de la
dialéctica.

El instrumento de la epistemología es la atribución y la predicación. Mediante El sofista Platón desdeña la


discusión sobre el signo lingüístico. Y con Teeteo imprime un giro hacia la lógica de las categorías. De la
realidad se puede predicar que es o no es, que resulta parecida o diferente, que está en reposo o en movimiento
y que es única o múltiple. Tal es el camino que abren estos diálogos críticos, ya en la última época de Platón.
Ello sucede después de que el Crátilo haya mostrado la imposibilidad de emplear las palabras como una prueba
directa de la naturaleza de las cosas. La discusión sobre el signo lingüístico –un legado de la sofística– no ha
podido ocupar el lugar de la filosofía y la lógica. Y el programa de Platón queda de este modo completado.

El legado platónico frente al presocrático

La historia del pensamiento distingue de un modo claro entre antes y después de Sócrates. Lo hace con los
términos que designan las eras socrática y presocrática. Y lo hace especialmente con la doxografía o la
interpretación de la tradición. Platón es la gran figura de corte en el tiempo histórico y el filósofo mejor
conocido de la antigüedad griega. La razón de la continua transmisión de Platón se explica por la adhesión
doctrinal de las escuelas neoplatónicas y de la patrística cristiana (Dixsaut 2003:14). Proclo, el destacado
neoplatónico, tomó el Crátilo como punto cardinal del pensamiento platónico. Su exégesis impulsó la
recepción del diálogo como discurso teológico. Y la cadena de transmisión ha perdurado hasta la fundación de
la historia de la lingüística en 1902 por V. Tjomsen.

Retrocediendo en el tiempo, cabe anotar que un primer apunte sobre la naturaleza de la lengua ya aparece en
Homero. Y precisamente el Crátilo incluye una referencia a los versos homéricos, que atribuyen el uso de
denominaciones distintas a los dioses y a los hombres. En las palabras del poeta se lee la creencia en el origen
divino del lenguaje. Entre la tradición homérica y el diálogo de Platón se desarrolla el prodigio de la escuela

53
sofística. Los sofistas lograron renovar de raíz la filosofía y de situar el estudio del ser humano en el centro de
su proyecto. Una consecuencia de ello fue el interés por el lenguaje y la contribución de la retórica y los
estudios gramaticales. Se ocuparon de los recursos persuasivos y los géneros discursivos, así como de
problemas lingüísticos sobre la recta dicción y la exactitud de los nombres. Protágoras, Pródico e Hipias, entre
otros, fueron precursores de trabajos sobre gramática y etimología, con los fundaron un movimiento de
reflexión sobre el lenguaje. La sofística tuvo efectos contradictorios, porque exhibió la fragilidad del discurso
y, al tiempo, proclamó la utilidad del metalenguaje de la retórica para perseguir su rectitud.

La crítica de Platón a sus coetáneos fue frontal. Juzgó el sentido de la sofística como un repliegue, una clausura
en torno al discurso. Vituperó una filosofía empequeñecida por intereses en el léxico y la sintaxis, en los
argumentos verosímiles y espectaculares, en las apelaciones a relatos y las pulsiones emotivas. Y en ese punto
intervino la escritura platónica con el diálogo Crátilo para remover la filosofía del lenguaje.

Se tiene este mítico diálogo de Crátilo como uno de los de más difícil interpretación de la producción de
Platón. Las tesis naturalista y convencionalista están perfiladas con claridad. Y la extensa exposición de
ejemplos sugiere el aprecio de Platón por la etimología. Pero el tono ambiguo y moderadamente humorístico de
Sócrates sugiere al lector moderno que Platón está desacreditando la vía del lenguaje para el conocimiento de la
realidad.

En la antigüedad se entendió el debate de Crátilo en su literalidad. También se ha entendido así en buena parte
de los estudios de lingüística. La historiografía lingüística pugna por superar el anacronismo de su lectura
aislada y literal. La dificultad estriba en que Platón es el autor del mito fundacional de la historia de la
lingüística. El capítulo de Crátilo en los manuales satisface la aspiración de contar con la contribución del
filósofo más influyente de todos los tiempos. Y permite establecer una línea divisoria entre las fuentes literarias
de la antigüedad y la reflexión filosófica, entre mito y logos.

Una muestra clara del patrón temporal de la historiografía se halla en Foundations of Western Linguistics, de E.
Hovdhaugen (1982). Tras la presentación del manual y un capítulo sobre Babilonia y los hititas, se abre el
capítulo de arranque, “Where it all started”. Trata de Grecia y se inicia con la figura de Platón (cap. 3, p. 19-
31). La sección sobre Platón comienza con una concesión, “Of course Greek linguistics didn’t start with Plato”,
que Hovdhaugen expresa para referirse de un modo fugaz a la cultura fenicia. Y concluye la sección con la
confirmación del relevante papel de Platón en la historia de la lingüística.

Plato would hardly have labeled himself a linguist and should probably not be regarded as a linguist.
Yet he deserves the ample space I have given him in a history of linguistic. Through his writings we
get the first glimpse of the very foundations of our discipline and also the first formulations of
problems that have been in the focus of linguists ever since. (1982:31)

Según Hovdhaugen, Platón es el auténtico fundador de la lingüística. Tuvo el acierto de plantear cuestiones que
han mantenido su vigencia hasta la actualidad. Y la piedra angular de su contribución es, sin duda, el Crátilo.

Se ha vinculado el debate cratiliano a la teoría del signo lingüístico, la Grecia clásica al estructuralismo, la


tradición filosófica al paradigma de la lingüística axiomática. Se ha acogido y celebrado el legado platónico,
sin atender a su contexto ni propósito. Sin embargo, su valía es patente. Se halla en la unidad de los diálogos y

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en la ironía del programa platónico. Esta complejidad deslumbra porque excede el ámbito del lenguaje y
porque oscurece y eclipsa el legado de los contemporáneos de Platón.

La etimología es la verdad de algo, no ningún juego azaroso, el ethymos dice la verdad


de la cosa nombrada, no es una convención elegida por azar → da o nombra la esencia o
idea o forma de algo; lo que efectivamente es: el morphé Eîdós. El ajuste se daba entre
dos aspectos del signo, que se buscaba si era convencional o natural:

SIGNO = 1) significante + 2) Significado} Saussure: “El signo es el folio recto y verso


de un mismo folio o cosa”

➢ Para Saussure el significante es la imagen acústica de una palabra (primera


crítica de Derrida a Saussure), para él primero es la oralidad y después la escritura (para
Derrida será al revés). El significado es el concepto: “la representación mental de la
cosa”. Lo que yo tengo en mente o en la conciencia cuando hago uso de ese término.

➢ Esquema del signo de Saussure con el que se bosque su “curso de lingüística


general”:

55
La flecha hacia arriba es el recto, y la flecha hacia abajo el verso, las flechas → son la
dirección del sentido. Este es el esquema general del signo cuando alguien habla o
escribe.
Según Saussure, se ha desconsiderado el significante, que es la dimensión material de la
lengua; esto es; el sonido que sale de mi boca. La realización del lenguaje es inseparable
de los fenómenos de vehiculación. De Saussure no es referencialista, tal y como
entendía Frege en “sobre sentido y referencia”, aunque tampoco es lo contrario. ¿Hay
lógica entre el vínculo entre significante y significado? Sentido y referencia no podrían
darse el uno sin el otro → la correspondencia se produce entre la psique del individuo o
sujeto de conocimiento y el objeto mismo, por lo que el sujeto es quien hace
corresponder el signo con el objeto a través de este esquema. De hecho, el objeto se
puede designar de muchos modos a través de esta misma correspondencia. Las razones
de esta correspondencia entre conceptos y significantes se encuentran en el propio
lenguaje, no en lo que los hablantes hayan hablado o convenido.
Antes de esto, el lenguaje era visto como mera herramienta que estaba a nuestro
servicio; cuando somos nosotros los que estamos al servicio del lenguaje (la lengua me
habla) que tiene su propia autonomía, pues él mismo decide su lógica y forma,
independientemente de los actos de conciencia de un habla trascendental (Husserl).
Los hablantes aprenden el idioma o lenguaje antes de tomar conciencia de sí mismo; no
decide qué lenguaje o lógica es la adecuada para servirse o emplearla → No hablo una
lengua; sino que la lengua habla a través de mí mientras el empleo [Nota: ¿qué pasa con
los “anormales” o “autistas” (Foucault)?] La lengua me habla, soy independiente de
ella-→ esto lo descubren en la fonología; pues los fonemas son átomos del lenguaje, por
lo que estudian tanto dichos núcleos como el modo en que se enlazan para poder ser
dichos con sentido. En todas las lenguas existen estos átomos del significante →
fonemas → en cada lengua se emplean combinaciones o ecuaciones lógico-matemáticas
que ninguno conocemos ni podemos conocer de momento. El fonólogo estudia estas
leyes de las leyes o de los fonemas. Ni los fonemas ni sus reglas son infinitas, son
sencillas → ¿a qué se debe esto? ¿Hay limitaciones antropológicas que lo expliquen o
lógicas? No es posible cualquier combinación → hay a-prioris → combinaciones que
son posibles en una lengua y en otra no, ¿por qué? El fonólogo puede predecir: esto es,
puede saber cómo sonaba una lengua en el siglo XVI y cómo sonará en el siglo XXIII.
Tenemos muy poco margen de maniobra; impera una misma lógica fonológica. Existían

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sentidos compartidos y raíces comunes en las lenguas indoeuropeas ¿De dónde nace la
intencionalidad de la lengua si no es del hablante?

6 de Febrero del 2020


¿De dónde emana el estructuralismo? ¿Qué supone? ¿Qué es la estructura? La
constitución de las voces de una lengua tiene una normatividad que el fonólogo debe
estudiar  Lógica gramatical y relacional sin azar; cómo se relacionan y suenan los
signos. El lenguaje encierra una autonomía no esperable en las filosofías del
conocimiento, filosofías de la subjetividad, etc…
 Fonemas: Concretados en la Parole (que salen de nuestra boca), son sonidos que
emito de forma articulada según una estructura no conocida. Es un tipo ideal de
sonido. Lo encontramos en la voz hablada, en el fenómeno; pues es un trascendental
kantiano. Nuestro aparato fonador es distinto en cada caso  por ser ideal nadie
logra emitirlo definitivamente, tan sólo emitimos aproximaciones a ese tipo ideal. Es
una hipótesis científica del lenguaje, como Strauss con las formas de parentesco y su
condición a-priori del entendimiento o ideales. Estamos en el debate entre realismo
e idealismo.
 Realismo filosófico

En metafísica, el realismo es aquella postura filosófica que manifiesta que los objetos
tienen una existencia en una realidad independiente al observador. En tal sentido, es
opuesto al antirrealismo, escepticismo, algunas formas de idealismo (como el idealismo
subjetivo, idealismo trascendental, solipsismo) y en cierta medida, al constructivismo.
En su forma extrema, conocida como realismo ingenuo, se piensa que las cosas
percibidas por los sentidos son en rigor lo que parecen ser. En versiones más complejas,
a veces denominadas como realismo metódico, 1 se da alguna explicación de la relación
entre el objeto y el observador que tiene en cuenta la posibilidad de que tengan lugar
ilusiones, alucinaciones y otros errores de la percepción.

En la filosofía medieval, el término realismo hacía referencia a una posición que


consideraba las formas platónicas, o conceptos universales, como reales. Esta posición
fue defendida frente el nominalismo, que negaba la existencia de tales universales.

57
La razón por la que el término realismo se aplica a corrientes filosóficas muy diferentes
entre sí, es por la naturaleza del objeto. Puede ser material, pero también un objeto
espiritual. El realismo se puede aplicar a muchos objetos y fenómenos filosóficos, como
una entidad matemática, una idea, una teoría científica, otras mentes, el pasado, el
futuro, categorías morales, el mundo físico y el pensamiento.

Análogamente, las posturas no realistas defienden que el objeto sólo existe en nuestra
mente, o bien que ni siquiera tiene sentido hablar de que dicho objeto exista. Como
posturas no realistas en algún sentido dado encontramos los idealismos, el
instrumentalismo, el nominalismo (como una de las corrientes de la Escolástica), etc.

Índice

1Realismo y materialismo

2Historia

2.1Antigüedad y Edad media

2.2Renacimiento e Ilustración

2.3Filosofía contemporánea

3Realismos metafísico

3.1Objetos inmateriales

3.1.1Realismo exagerado

3.1.2Realismo moderado

3.2Objetos materiales

3.2.1Realismo directo e indirecto

3.2.2Realismo científico

3.2.3Realismo crítico

4Realismos dualistas, plurales y neutrales

5Realismo y matemáticas

58
6Realismo y hombre

7Realismo y política

8Realismo y ética

9Ver también

10Referencias

10.1Bibliografía

Realismo y materialismo [editar]

El realismo y el materialismo son posturas filosóficas que no deben confundirse pues


postulan cosas diferentes. El materialismo aboga por la única existencia de los objetos
materiales, mientras que el realismo postula que los objetos son independientes al
observador. Así pues, pueden existir modalidades de realismo que admiten la existencia
de objetos ideales o abstractos (neotomismo, idealismo objetivo, platonismo
matemático) con independencia al observador, cosa contraria a lo que postula el
materialismo.2

Historia [editar]

Antigüedad y Edad media [editar]

En la filosofía griega antigua, las doctrinas realistas sobre universales fueron propuestas
por Platón y Aristóteles.3

En la Edad media, con respecto a la teoría de las Ideas de Platón, se denominó realismo
platónico. Algo similar se puede decir del realismo aristotélico y del tomismo, a los que
se denominó realismo moderado. Ambas posiciones consideran las formas platónicas, o
conceptos universales, como reales.

El término es en contraposición al nominalismo y el conceptualismo. El nominalismo


afirma que los universales no existen en absoluto, son flatus vocis, palabras que
utilizamos para describir grupos de objetos. El conceptualismo, que mantenía que los
universales podrían existir con independencia de los objetos de un tipo particular, pero
sólo como una idea de la mente, no como una entidad metafísica que existe en sí misma.

Renacimiento e Ilustración [editar]

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A partir del Renacimiento y, principalmente, de la edad moderna el realismo entró en
crisis en la filosofía ante el empuje de los idealismos. El realismo metafísico defendía
que el ser (las cosas) tiene existencia independiente de la conciencia. El realismo
gnoseológico (que se ocupa del modo de conocer las cosas) afirmaba que, en
contraposición al idealismo transcendental de Kant, nos es posible conocer las cosas sin
que nuestra conciencia imponga sus categorías. Kant se halla en una posición
intermedia que combina el realismo empírico (los fenómenos son empíricamente reales)
con el idealismo trascendental (la forma de los fenómenos se debe a la mente).4

Filosofía contemporánea [editar]

En la edad contemporánea el realismo ha recuperado prestigio entre los filósofos. El


principal responsable quizá sea el neorrealismo que nació a finales del siglo XIX en los
países anglosajones. Un defensor del realismo inglés fue G. E. Moore, B. Russell, S.
Alexander, Lloyd Morgan, C.D. Broad y A. N. Whitehead.5

Para el realismo fenomenológico, la filosofía ha de estudiar ante todo las esencias


objetivamente necesarias (notwendige Wesenheiten) y las conexiones aprióricas que se
dan entre ellas. Según esto, su objeto propio y genuino ha de ser el descubrimiento,
descripción y sistematización de hechos objetivamente necesarios radicados en esencias
de idéntica índole, presentes en aquellos campos y ámbitos tradicionalmente
investigados por la filosofía (la lógica, la metafísica, la ontología, la gnoseología, la
ética, la estética, la teodicea, etcétera).

Realismos metafísico [editar]

El realismo metafísico es una postura ontológica y/o epistemológica según la cual las
cosas existen independientemente de que haya una conciencia que las perciba. Los
objetos que contiene el mundo, junto con sus propiedades y las relaciones que
mantienen, fijan la naturaleza del mundo y estos objetos existen independientemente de
nuestra capacidad de descubrir que sí existen.6 Estos pueden refrieses a objetos
materiales como inmateriales.

Objetos inmateriales [editar]

Hablando en términos generales se puede decir que “universal” se opone a “particular”


como lo abstracto a lo concreto. Por eso los universales se conciben como entidades
abstractas, en oposición a los particulares, entidades concretas y singulares. En

60
metafísica, el problema de los universales se refiere a la cuestión de determinar qué
clase de seres, de entidades, son los universales, qué realidad tienen, cuál es su forma
peculiar de existencia.7

Realismo exagerado [editar]

El realismo platónico sostiene que las ideas existen por sí mismas en otra dimensión de
la realidad. Un nombre común, como cama, se refiere a la naturaleza ideal del objeto,
sugerida por su definición, y esta naturaleza ideal tiene una existencia metafísica
independiente de los objetos particulares de esta clase. Así, la circularidad existe aparte
de los círculos particulares, la justicia, independientemente de los individuos o Estados
justos particulares, y la idea de cama, independientemente de las camas particulares.

El realismo exagerado es la respuesta al problema de los universales de raigambre


platónico que sostiene que el universal existe en una realidad extra-mental como una
forma subsistente separado de los seres materiales sensibles. Por tanto hay conceptos
universales en la mente y cosas universales en la naturaleza. En el Medioevo, esta
posición se atribuye a Guillermo de Champeaux.8

Como los universales fueron considerados por Platón como formas ideales, esta postura
también se la conoce como idealismo platónico o idealismo objetivo. Esto no debe
confundirse con el idealismo, tal como lo presentan filósofos como George Berkeley y
no hay que perder de vista que se trata de una denominación aplicada en siglos
posteriores a Platón y que se trata de una simplificación de sus ideas. Algunos
representantes del idealismo objetivo son Leibniz, Hegel, Bernard Bolzano, Dilthey.

Por otra parte, el realismo agustiniano situaba las ideas platónicas en Dios, identificadas
con El, y que cumplían la función de servirle como modelo al crear las cosas; de ahí el
nombre de ideas ejemplares. Estas ideas eran los arquetipos en la mente de Dios.7

Realismo moderado [editar]

Aristóteles criticó la idea platónica de las ideas afirmando que el verdadero ser, la
auténtica existencia, se encuentra no en lo universal, sino en lo individual.7 Este es el
origen y la base del realismo moderado, que sostiene que los universales son realidades
en la mente y aunque carecen de existencia independiente, tienen su fundamento en las
cosas existentes.9 Los defensores más conocidos son Alberto Magno y Tomás de
Aquino.104

61
El neotomismo defiende un realismo no naturalista. Existe la cosa en sí
independientemente de nosotros, pero esta existencia no se reduce a los objetos
naturales, también existen los objetos espirituales.

Objetos materiales [editar]

El marco dialéctico para la discusión se presenta como una tríada inconsistente, las
cuales las tres siguientes proposiciones no pueden ser verdaderas al mismo tiempo: 11

Los objetos físicos son independientes de la mente.

Los objetos físicos son los objetos directos de percepción.

Los objetos directos de percepción dependen de la mente.

Todas las posiciones realistas aceptan la primera afirmación, pero la segunda y la


tercera son discutidas. Entre éstas se encuentran:

El realismo directo y realismo indirecto se identifican con el naturalismo filosófico en el


sentido de que el punto de partida es la existencia de la naturaleza, siendo nuestra
percepción de este directa o indirecta a través de los contenidos subjetivos de nuestras
sensaciones y percepciones.

El realismo crítico afirma que existe la cosa en sí, pero que el objeto inmediato de
conocimiento no es necesariamente éste, sino un conjunto de cualidades pertenecientes
a la cosa.

El realismo científico afirma que existe la cosa en sí, la materia, la cual es objeto de la
Física. Utiliza el método científico para conocer la realidad material.

Realismo directo e indirecto [editar]

Artículos principales: Realismo directo y Realismo indirecto.

El realismo directo o ingenuo es una corriente de la filosofía de la percepción y de la


filosofía de la mente que asegura que los sentidos nos proporcionan una conciencia
directa del mundo exterior. El realismo directo es la posición intuitiva del "sentido
común" en la que la realidad se percibe per se. En contraste, el realismo indirecto o
representativo sostiene que esa conciencia directa sólo nos es dada por representaciones
internas subjetivas del mundo externo.

62
Para el realismo absoluto no hay diferencia, ni puede haber, entre el objeto de
conocimiento y la cosa en sí. El realismo materialista del materialismo dialéctico es una
postura filosófica, desarrollada por Karl Marx y Friedrich Engels, que retoma el
pensamiento dialéctico de Hegel, pero "dándolo vuelta". Según estos autores, existe una
realidad material independiente de los sujetos, pero que solo es comprendida por la
actividad de los hombres. Es decir, que la realidad solo es realidad porque es mediada
por la práctica de los hombres concretos. La idea de que el hombre construye la
realidad, no obstruye que el hombre pueda conocer la realidad tal cual es, sino todo lo
contrario, solo así puede conocer tanto la realidad humana creada como la naturaleza.

En la tesis de Marx, toda sensación o percepción es una interacción entre sujeto y


objeto; el objeto puro, aparte de la actividad del sujeto, es una mera materia prima, que
se transforma mediante el proceso que la lleva a ser conocida. «La verdad, es decir, la
realidad y el poder del pensamiento tienen que demostrarse en la práctica. La discusión
en cuanto a la realidad o no realidad de un pensamiento aislado de la práctica es una
cuestión puramente escolástica... Los filósofos solamente han interpretado el mundo de
diversos modos, pero la tarea real es transformalo».12

Realismo científico [editar]

Artículo principal: Realismo científico

En la actualidad, la controversia del realismo - antirrealismo se desarrolla


fundamentalmente en filosofía de la ciencia. En esta disciplina filosófica, un rasgo
particular del realismo es que no se ocupa tanto de la naturaleza o la existencia del
objeto como del tipo de relación que hay entre el conocimiento y el objeto.

Pero no es sólo la cuestión de si la ciencia estudia o no la realidad. Hay varias


concepciones del realismo, no excluyentes mutuamente, según hagan hincapié en uno u
otro aspecto:

Así, el realismo epistemológico defiende que las teorías científicas proporcionan


conocimiento o que describen la estructura de la realidad.

Para el realismo ontológico la realidad existe independientemente de que la ciencia


pueda proporcionar conocimiento sobre ella. Las teorías científicas permitirían (en
función del paradigma epistemológico en que nos situemos) descubrir o acercarnos a
esta realidad. Las cosas existen independientemente de que los humanos tengamos la

63
capacidad de observarlas. Popper sería un realista ontológico, aunque considera que las
teorías científicas siempre se mantienen en el ámbito de las conjeturas.

Otras variantes del realismo en filosofía de la ciencia están relacionadas con la verdad.
El realismo semántico defiende que las teorías científicas son verdaderas o falsas según
su correspondencia con la realidad. Según el realismo progresivo el avance de la ciencia
nos permite un mejor conocimiento de la realidad.

Karl Popper y Mario Bunge son defensores estrictos del realismo de la ciencia. Los
realistas en sentido fuerte defienden que las teorías y conceptos científicos nos
proporcionan conocimiento sobre la realidad porque hay algún tipo de relación de
correspondencia entre las teorías científicas y la naturaleza. Mario Bunge analiza los
problemas de diversas epistemologías, desde el racionalismo crítico popperiano hasta el
empirismo, el neopositivismo, el subjetivismo o el relativismo. Se considera un realista
crítico que ve la ciencia como falible (el conocimiento del mundo es provisional e
incierto), pero aun así afirma que la realidad existe y es objetiva. Para Karl Popper, el
realismo se circunscribe de la aceptación de regularidades en la naturaleza, es decir, del
hecho de que se pueda contar con que es posible conocer las leyes que rigen los
fenómenos pero no se compromete con la existencia de objetos. Su realismo es un
realismo metodológico pero no explícitamente ontológico.13

Larry Laudan y Ronald N. Gire presentan una postura intermedia entre el realismo y el
subjetivismo estrictos. Giere afirma que referencia a la realidad debe valorarse caso por
caso porque el grado de realismo varía entre las ciencias o, al menos, en algunas de ellas
resulta más sencillo encontrar su correspondencia con la realidad. Así, la astronomía y
la biología poseen un grado de realidad muy elevado, mientras que la mecánica cuántica
utiliza construcciones teóricas muy abstractas.

Al realismo científico se opone al instrumentalismo (los enunciados observacionales sí


describen el mundo, pero no los teóricos) y, en cierta medida, el pragmatismo.4

Realismo crítico [editar]

Artículo principal: Realismo crítico

El realismo crítico de Rom Harré y Roy Bhaskar destaca que el empirismo y el realismo
conducen a dos tipos diferentes de investigación científica. La línea empirista busca
nuevas concordancias con la teoría, mientras que la línea realista intenta conocer mejor

64
las causas y los efectos. Esto implica que el realismo es más coherente con los
conocimientos científicos actuales. El realismo crítico sostiene un realismo indirecto
basado en que los datos sensoriales no pertenecen tal cual aparecen al mundo físico,
distinguiendo entre cosa externa, dato sensorial (sense-datum) y el acto de la
percepción.4

Arthur Fine promueve la actitud ontológica natural como postura entre el realismo
científico y los antirrealistas. A diferencia del realismo y del antirrealismo, la actitud
ontológica natural no interpreta la verdad. Considera a ésta un concepto básico y como
tal su uso y su lógica están ya categorizados, al menos parcialmente. No es necesario
dar cuenta de él, ni tampoco sería posible.

Como movimientos no realistas en la ciencia encontramos el instrumentalismo, el


pragmatismo, la corriente idealista de la fenomenología, el fenomenismo y el idealismo
epistemológico.

Realismos dualistas, plurales y neutrales [editar]

Son aquellas filosofías realistas donde se postula la existencia de distintas variedades de


campos de objetos divididos en ámbitos irreductibles, es decir, donde hay distintas
realidades de objetos materiales tanto como de objetos abstractos (pluralismos) o de
ambos tipos coexistiendo (realismo neutral y dualismos).14

Realismo y matemáticas [editar]

Lo que sigue es un extracto de Platonismo matemático [editar]

En filosofía de las matemáticas, el platonismo matemático o realismo matemático es


una corriente de pensamiento que afirma que los objetos matemáticos (números, figuras
geométricas, funciones, etc.) no son simples invenciones humanas, sino objetos
abstractos que existen por sí mismos, independientemente de la mente humana, 1516 es
decir, que los objetos y teoremas matemáticos existen en forma aislada del mundo
material e independientemente del espacio y del tiempo. Con este punto de vista, las
leyes de la naturaleza y los axiomas de la matemática tienen una posición similar y su
efectividad encuentra una explicación: su fundamento lo constituye el verdadero mundo
de los objetos matemáticos. El platonismo matemático es una forma de realismo
filosófico, aplicado a los objetos matemáticos.

65
El platonismo matemático implica que tanto los objetos matemáticos como las leyes
matemáticas no se inventan, sino que se descubren. Con esto se explica al carácter
objetivo e interpersonal de las matemáticas. Este realismo ontológico es incompatible
con todas las variedades de la filosofía materialista. Algunos de sus representantes
fueron Gödel, 1718 Wigner y Erdös. Entre los filósofos que han adoptado la posición se
cuentan Quine, Dummett19 y Mark Steiner.20 El realismo212223 es quizás la posición
más difundida entre los matemáticos.24

Alrededor de los 1900 tuvo mucha influencia en esa posición en el argumento de Frege,
25 que se puede resumir así: «Términos singulares que se refieren a números naturales
aparecen en enunciados verdaderos simples. Solo es posible para los enunciados simples
con términos singulares como componentes ser verdaderos si los objetos a los que se
refieren los términos singulares existen. Por lo tanto: los números naturales existen.
Pero, si los números naturales existen, son objetos abstractos que son independientes de
todas las actividades racionales. Por lo tanto: los números naturales son objetos
abstractos que existen independientes de todas las actividades racionales, es decir, el
objeto aritmético del platonismo es verdad.»

En el presente los partidarios del platonismo matemático generalmente citan el siguiente


argumento a favor de sus posiciones, argumento que busca mostrar que las teorías
epistémicas son (deben ser) consistentes con la aproximación realista: El argumento de
indispensabilidad de Quine y Putnam básicamente sugiere que debemos estar
«ontológicamente comprometida con todas aquellas entidades que sean indispensables
para nuestras mejores teorías científicas», es decir, debemos afirmar como válidas e
independientes todos aquellos elementos básicos del análisis que necesitamos en
nuestros razonamientos, alternativamente, somos intelectualmente deshonestos. «Los
objetos y/o estructuras matemáticos son indispensables para nuestras mejores teorías
científicas. Por lo tanto, debemos reconocer la existencia de esos objetos o estructuras.»

El principal problema del platonismo en la filosofía de las matemáticas es explicar


cómo podemos los seres humanos, como seres finitos, reconocer los objetos
matemáticos y las verdades si éstas se encuentran en las «esferas celestiales de las
ideas». De acuerdo a Gödel, esto se logra mediante la intuición matemática que, de
manera similar a un órgano sensorial, hace que los seres humanos percibamos partes de
ese otro mundo. Tales intuiciones racionales también son defendidas por la mayor parte
de los clásicos del racionalismo, así como, en debates más recientes acerca de la

66
justificación y el conocimiento a priori, entre otros por Laurence Bonjour.26 Sin
embargo, un tratamiento más sofisticado de este asunto sugiere que el problema es más
profundo: «nuestras mejores teorías epistémicas parecen excluir cualquier conocimiento
de los objetos matemáticos.» 2728 Esto generalmente se conoce como el dilema de
Benacerraf2930 dado que generalmente se interpreta como estableciendo que debemos
abandonar nuestras teorías epistemologías o la certeza matemática.313233

Realismo y hombre [editar]

El existencialismo analiza la existencia del hombre en el mundo, por lo que el realismo


forma parte de su misma base.

Realismo y política [editar]

Lo que sigue es un extracto de Realismo en política internacional [editar]

El realismo político surge como una escuela de pensamiento en las relaciones


internacionales que, en respuesta al idealismo político, percibe al Estado como entidad
suprema.34 Esta escuela se ha desarrollado en general en Alemania, Gran Bretaña y los
Estados Unidos, aunque algunos exponentes de habla hispana se destacan también.35

El Realpolitik («política de la realidad» en alemán) es la política o diplomacia basada en


intereses prácticos y acciones concretas, sin atender a la teoría o la filosofía como
elementos "formadores de políticas". Aboga por el avance en los intereses de un país de
acuerdo con las circunstancias actuales de su entorno, en lugar de seguir principios
filosóficos, teóricos o morales. A este respecto, comparte su enfoque filosófico con el
realismo y el pragmatismo.

El Objetivismo es un sistema filosófico desarrollado por la escritora y filósofa ruso-


estadounidense de origen judío Ayn Rand que afirma que a la realidad (naturaleza de las
cosas) solo se le domina obedeciéndola, que el propósito moral de la vida es la
búsqueda de la propia felicidad o el «interés propio racional»; que el único sistema
social acorde con este fin es el capitalismo puro (llamado también capitalismo laissez-
faire)

El realismo liberal (Antonio Muñoz Ballesta) analiza las sociedades del siglo XXI
basadas en los principios realistas de lo político y en la ciencia social y económica de la
Escuela Austriaca de Economía.

67
Realismo y ética [editar]

Lo que sigue es un extracto de Realismo moral [editar]

El realismo moral (también realismo ético o platonismo moral) 36 es la posición


metaética en que las oraciones éticas expresan proposiciones que se refieren a
características objetivas del mundo (es decir, características independientes de la
opinión subjetiva), algunas de las cuales pueden ser verdaderas en la medida en que
informan esas características con precisión. Esto hace del realismo moral una forma no
nihilista de cognitivismo ético (que acepta que las oraciones éticas expresan
proposiciones y, por lo tanto, pueden evaluarse como verdaderas o falsas) con una
orientación ontológica, en oposición a todas las formas de antirrealismo moral y el
escepticismo moral, incluido el subjetivismo ético (que niega que las proposiciones
morales se refieran a hechos objetivos), la teoría del error (que niega que las
proposiciones morales sean ciertas); y el no-cognitivismo (que niega que las oraciones
morales expresen proposiciones en absoluto). Dentro del realismo moral, las dos
subdivisiones principales son el naturalismo ético y el no naturalismo ético.

Muchos filósofos afirman que el realismo moral se remonta al menos a Platón como una
doctrina filosófica,37 y que es una forma de doctrina moral totalmente defendible.38
Una encuesta de 2009 con 3,226 encuestados encontró que el 56% de los filósofos
acepta o se inclina hacia el realismo moral (28%: antirrealismo; 16%: otros).3940

Algunos ejemplos notables de realistas morales robustos incluyen a John McDowel,


Peter Railton, 41 Michael Smith, 42 Russ Shafer-Landau, 43 G. E. Moore, 44 John
Finnis, Richard Boyd, Thomas Nagel y Derek Parfit. Norman Geras ha argumentado
que Karl Marx era un realista moral.45 El realismo moral ha sido estudiado en las
diversas aplicaciones filosóficas y prácticas.

 Idealismo

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Para otros usos de este término, véase Idealismo (desambiguación).

68
«Idealista» redirige aquí. Para el sitio web español del sector inmobiliario, véase
idealista.com.

Immanuel Kant fundó el idealismo trascendental.

El idealismo, o inmaterialismo, es la familia de teorías filosóficas que afirman la


primacía de las ideas o incluso su existencia independiente. Afirman que la realidad, o
la realidad que podemos conocer, es fundamentalmente un constructo de la mente o
inmaterial. El idealismo supone que los objetos no pueden tener existencia sin que haya
una mente que esté consciente de ellos. Para poder conocer las cosas, se debe tomar en
cuenta la conciencia, las ideas, el sujeto y el pensamiento.

El materialismo rechaza el idealismo. El idealismo no es precisamente antagónico al


realismo pues hay filosofías idealistas (idealismo objetivo) que postulan una existencia
de objetos abstractos independientes del observador.

Epistemológicamente, el idealismo se manifiesta como un escepticismo sobre la


posibilidad de saber cualquier cosa independiente de nuestra mente. En un sentido
sociológico, el idealismo enfatiza cómo las ideas humanas, especialmente las creencias
y los valores, dan forma a la sociedad.1 Como doctrina ontológica, el idealismo va más
allá, afirmando que todas las entidades están compuestas de mente o de espíritu.2 El
idealismo rechaza así las teorías físicalistas y dualistas, que no atribuyen prioridad a la
mente. Una versión extrema de este idealismo puede existir en la noción filosófica del
solipsismo.

En 1781, Immanuel Kant publicó su famosa Crítica de la razón pura, rechazando ambas
posturas y proponiendo una alternativa. Según Kant, si bien todo nuestro conocimiento
empieza con la experiencia, no todo se origina de ella, 1 pues existen ciertas estructuras
del sujeto que anteceden a toda experiencia, en tanto son las condiciones que la hacen
posible. La filosofía del siglo XIX se caracterizó en gran parte por ser una reacción a su
filosofía, 2 comenzando con el desarrollo del idealismo alemán.

Algunos idealistas influyentes fueron Immanuel Kant, Johann Gottlieb Fichte, Friedrich
Wilhelm Joseph Schelling, Georg Wilhelm Friedrich Hegel, Arthur Schopenhauer y
Francis Herbert Bradley.

69
Idealismo objetivo [editar]

Las ideas existen por sí mismas y solo podemos aprenderlas o descubrirlas mediante la
experiencia. Para el idealista objetivo los demás son ideas sin cuerpo material. Algunos
representantes del idealismo objetivo son Leibniz, Hegel, Bernard Bolzano, Dilthey.

Idealismo subjetivo [editar]

Lo que sigue es un extracto de Idealismo subjetivo [editar]

A George Berkeley se le atribuye el desarrollo del idealismo subjetivo.

El idealismo subjetivo, o TVG2 idealismo empírico, es la doctrina metafísica monista


de que sólo existen las mentes y los contenidos mentales. El idealismo subjetivo implica
y es generalmente identificado o asociado con el inmaterialismo, la doctrina de que las
cosas materiales no existen. Para el idealista subjetivo los demás son ideas que solo
existen en su propia mente. El idealismo subjetivo rechaza el dualismo, el monismo
neutro y el materialismo; de hecho, es lo contrario del materialismo eliminatorio, la
doctrina de que todas o algunas clases de fenómenos mentales (tales como emociones,
creencias o deseos) no existen, sino que son meras ilusiones.

La principal característica del idealismo subjetivo es que todo gira alrededor del sujeto
cognoscente (ser pensante que realiza el acto del conocimiento). Y existen, a su vez, dos
variantes:

La versión radical sostiene que el sujeto construye el mundo: no existen cosas por sí
mismas sino que solo existen cosas para nosotros (constructivismo ontológico). Según
esta concepción, la naturaleza no tiene existencia independiente.

La versión moderada afirma que «las cosas son del color del cristal con que se miran».

La ciencia y la tecnología no interfieren en el idealismo, pues ambas dependen sobre


todo de la percepción del mundo exterior para modificarlo conforme al conocimiento.
Donde la percepción en sí, no es ninguna temática contraria al idealismo.

El simple aserto de que las ideas son importantes no lo califica de idealista. Casi todos
los materialistas y realistas admiten la existencia e importancia de las ideas, solamente
niegan su autoexistencia.

70
Representantes del idealismo subjetivo son: Descartes, Berkeley, Kant, Fichte, Mach,
Cassirer y Collingwood.

Idealismo platónico [editar]

Lo que sigue es un extracto de Realismo platónico [editar]

Platón creía en un mundo donde residían los conceptos universales que denominó como
formas

El realismo platónico es una filosofía que sostiene la idea de realismo acerca de la


existencia de universales según el filósofo griego Platón, quien vivió entre 427 a. C. –
347 a. C., alumno de Sócrates, y profesor de Aristóteles. Confusamente, esta postura es
también llamada idealismo platónico.

La expresión del realismo propiamente de Platón acerca de la existencia de los


universales está expuesta en su República, y en otros lugares, principalmente en el
Fedón, el Fedro, el Menón, y el Parménides.

Idealismo trascendental [editar]

Lo que sigue es un extracto de Idealismo trascendental [editar]

El idealismo trascendental o subjetivismo trascendental es una concepción


epistemológica y metafísica propuesta por el filósofo prusiano alemán Immanuel Kant
en el siglo XVIII.

Brevemente expuesto, el idealismo trascendental establece que todo conocimiento exige


la existencia de dos elementos: el primero, externo al sujeto (lo dado, o principio
material), es decir, un objeto de conocimiento. El segundo, propio del sujeto (lo puesto,
o principio formal), que no es más que el sujeto mismo que conoce. Con respecto al
segundo, Kant afirma que las condiciones de todo conocimiento no son puestas por el
objeto conocido, sino por el sujeto que conoce. El sujeto que conoce introduce ciertas
formas que, no preexistiendo en la realidad, son imprescindibles para comprenderla. Por
esto sostiene Kant en la Crítica de la Razón Pura: "Pensamientos sin contenidos son
vacíos; las intuiciones sin conceptos son ciegas" (A51). En otras palabras, sin
sensibilidad nada nos sería dado y sin entendimiento, nada sería pensado.

71
Lo que cae bajo nuestra capacidad de conocer se llama fenómeno. Aquello que se
encuentra fuera se llama noúmeno.

Idealismo alemán [editar]

Lo que sigue es un extracto de Idealismo alemán [editar]

Immanuel Kant.

El idealismo alemán es una escuela filosófica que se desarrolló en Alemania a finales


del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX. El idealismo alemán distingue:

El fenómeno (del griego fainomai mostrarse o aparecer) es el objeto en tanto que es


conocido (como «aparece» frente a los sentidos y la inteligencia)

El noúmeno (del griego noeo comprender o inteligir) es el objeto tal como sería en sí
mismo («la cosa en sí»)

El idealismo alemán surgió a partir de la obra de Immanuel Kant en los años 1780 y
1790, vinculado estrechamente con el Romanticismo, la Ilustración y el contexto
histórico de la Revolución francesa y las posteriores guerras napoleónicas. Los
principales pensadores del movimiento fueron, además del propio Kant: Fichte,
Schelling y Hegel. Los tres últimos reaccionaron fuertemente al libro Crítica de la razón
pura de Kant. También pertenecen a la escuela filósofos de talla menor, como Jacobi,
Schulze, Reinhold y Schleiermacher.

Idealismo absoluto [editar]

Lo que sigue es un extracto de Idealismo absoluto [editar]

El idealismo absoluto es una filosofía ontológicamente monista atribuida a Mary wait...


Esta consideración de Hegel de cómo el ser es en última instancia comprensible como
un todo integral. Hegel afirmaba que para que el sujeto pensante (la razón humana o la
conciencia) fuera capaz de conocer su objeto (el mundo), debe existir en algún sentido,
una identidad de pensamiento y de ser. De la misma manera, el sujeto no tendría acceso
al objeto y no tendríamos ninguna certeza acerca de nuestro conocimiento del mundo.
Para tener en cuenta las diferencias entre pensamiento y ser, sin embargo, así como la
riqueza y diversidad de cada uno, la unidad de pensamiento y el ser no puede ser

72
expresada como la identidad abstracta "A = A". El idealismo absoluto es el intento de
demostrar esta unidad utilizando un nuevo método filosófico "especulativo", que
requiere de nuevos conceptos y reglas de lógica. Según Hegel, el fundamento absoluto
del ser es esencialmente un proceso dinámico e histórico por la necesidad que se
desarrolla por sí mismo en forma de formas cada vez más complejas de ser y de la
conciencia, en última instancia, dando lugar a toda la diversidad del mundo y a los
conceptos con los que pensar y dándole sentido al mundo.

La posición idealista absoluta fue dominante en el siglo XIX en Alemania, Gran


Bretaña, y, en menor grado, en los Estados Unidos. La posición idealista absoluta debe
distinguirse del idealismo subjetivo de Berkeley, el idealismo trascendental de Kant o
los idealismos de Fichte y Schelling.

 En el habla hay una dimensión emotiva que condiciona nuestro tono


comunicativo  estructura libidinal  psicoanálisis  ¿cómo esa estructura
libidinal se gestiona?
 El fonema o a-fonema es una unidad teórica, la morphé Eîdós de los sonidos,
una abstracción  /A/  Existe un aspecto formal: las formas de los sonidos y
de los fonemas que permiten la comunicación articulada a través de la
diferenciación que conlleva el sentido de una oración. El sentido de toda
oración; detrás de la identidad fijada por su definición (ouxia o esencia) hay una
diferenciación que se produce en su definición articulada.

 La voz Ser, como voz y su sentido uno, tienen como condición de posibilidad
una diferenciación. Encierra una diferencia entre sus fonemas que es
constitutivo de su identidad  La diferencia tras la identidad (o que esta
encierra). La diferencia es condición de posibilidad de la identidad; y a su

73
vez la diferencia presupone la identidad del sonido… Aquí la paradoja. La
diferencia de las filosofías de la diferencia no es la diferencia óntica (entre el
ente) sino la ontológica (entre entes diferentes o fonemas):

/SER/IdentidadCondición de posibilidad: /S(A)/ /E (B)/ /R(C, otra identidad


distinta de A y B)/ Diferencia= lo otro, lo afuera, la otredad entre A B y C; o; S E y
R. ¿A qué alude esta diferencia?

 Propedéutica: nombre femenino. Enseñanza preparatoria para el estudio de una


ciencia o disciplina.
 Diacrítico: adjetivo/nombre masculino [signo ortográfico] Que da un valor
especial a una letra para decidir una posible ambigüedad. "el acento ortográfico
y la diéresis son signos diacríticos"

El fonema (signo o símbolo diacrítico) es el que permite la diferenciación, pues si no


articulo nada, no vehicula nada y no existe comunicación. Krímeim = Cortar = Fonema
 El fonema es el origen o átomo que no puede subdividirse en más diferencias. No
hay pluralidad en el seno o núcleo del fonema; lo que interesa por tanto; es cómo se
vinculan entre sí diferentes fonemas; esto es; los enlaces fonéticos. La noción de
estructura es lo que mejor explica los enlaces fonéticos (el fonema en sí no tiene
estructura). Lo fundamental es lo relacional  Esto rompe con las ontologías
identitarias  tengo siempre un haz de relaciones que definen lo que los fonemas son.
Lo Primero no es la unidad de la identidad; sino de la relación, que es la categoría
central  son las relaciones (de poder), las que nos hacen ser los sujetos que somos o
subjetivarnos. Primero es la relación que encierra la identidad, que no es la ouxia o
esencia Aristotélica y sus formas de ser. La estructura es un modelo ideal que muestra
fenómenos diacrónicos que sólo se dan aquí y ahora  la foto sincrónica del fonema no
sirve para conceptuar su devenir diacrónico, por eso el fonólogo sólo prevé. El vínculo o
relación está ya siempre dado de antemano (Heidegger)  Ejemplo: el término o voz
“hombre”  aquellos términos que lo definen sólo tienen sentido en su haz de
relaciones con los demás, por separado, los términos no son nada, sólo ruido. Es un haz
horizontal jerárquico y horizontal. El fonema sin relación con el contexto no tiene
sentido tampoco: onomatopeyas.

 La estructura es un conjunto de relaciones que se vertebran en rasgos distintos que


se estructuran constituyendo un sistema diferencial que después da el sentido. Todo

74
es signo, la referencia también. Según el semiólogo estructuralista, el sentido del
signo viene dado por los condicionamientos entre y en las propias estructuras
lingüísticas.

No existe una trascendencia (lo otro) del signo mismo. La estructura no es convencional
a ningún nivel, sólo se puede comprender y abstraer en un manual de forma sincrónica.
La estructura fonológica y su lógica operan en una lógica subconsciente  los
hablantes no pueden cambiar a voluntad la estructura del lenguaje; matando a Dios por
ejemplo genero otra estructura, pero no la he roto. La voluntad práctica es un signo más,
está al servicio de la autonomía arbitraria (pudiera ser y podría haber sido o no cualquier
otra) del lenguaje (no encierra necesidad). No se responde a ninguna intencionalidad,
sólo al flujo o devenir de la lengua misma (partiendo de sus condicionamientos), su
diacronía no encierra una necesidad que pueda gobernar: es pre-subjetiva, intuitiva,
gobierna al sujeto.

La estructura es un plexo (El vocablo latino plexus se convirtió, en nuestra lengua, en


plexo. Este término se emplea en el campo de la anatomía para nombrar a la red que se
desarrolla a partir del entrelazamiento de los filamentos de vasos sanguíneos y nervios)
sígnico autonómico.

Todos estos autores estudiaron y después rompieron con Kant y la fenomenología. El


sujeto es un signo más, que es lo que es por su vínculo con otras condiciones de
posibilidad que permiten que se dé algo así como el sujeto. La estructura sígnica hace al
sujeto.

 Lo encontrado en los fonemas y su estructura autoreferencial es trasladable a la


palabra; a su vez trasladable a la frase; a su vez trasladable al propósito; a su vez
trasladable a la cultura humana (ambición del estructuralismo). A partir de los años
70, tras el post-kantianismo o neo-kantianismo; hubo autores que vieron en el
estructuralismo muchos problemas, por ello abandonaron el proyecto y emergió así
el post-estructuralismo (estructuralistas que encuentras una ideología o voluntad de
poder detrás de esa voluntad de verdad que se critica  encuentran diferencias en el
estructuralismo). Leyendo los cuatro primero capítulo de “Antropología estructural”
de Claude Lévi-Strauss entenderemos el expresionismo abstracto.

Este plexo sígnico se puede ver sincrónicamente, pero el estructuralismo está interesado
en el devenir de la estructura sígnica a lo largo del tiempo. El significado de un signo

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depende siempre de otros signos de la estructura, depende de la posición que ocupa
dentro de dicha estructura. Se define el signo por las relaciones de negatividad, eso que
yo no puedo presuponer (Debate Foucault y Adorno: lo que ya no es; a partir de sus
nexos, positividad dada por lo que no es ella; mientras que Adorno defendía las
positividades y negatividades de un modo enfrentado e irreconciliable). No puedo
presuponer la identidad de algo; sin saber qué no es ya. Cuando comprenda lo que es B,
C, D, comprenderé mejor a A, pues pensar sólo en A de manera aislada es metafísica de
la presunción; esto es; es mucho presuponer y no entenderemos nunca lo que es A
realmente  Entiendo la mesa por las acciones en práctica que dan esa entidad como
resultado, no por presuponer la noción de objeto y su realidad. Los objetos son
resultados, no puntos de arranque. La categoría principal es la de relación  es lo
identitario; no las categorías o sustantivos o cualidades  La identidad es el resultado
del entramado de una diferencia inmanente o trascendente o de ordenamiento (Lévi-
Straussordenamiento estructural  ordenamiento = arrangement) orden a-priori, no
patente al que le gusta ocultarse y que maneja los fenómenos). El sistema o estructura
debe dar lugar a una totalidad o conjunto, no a una mera suma de partes. Hay estructuras
si el vínculo es sistémico; tiene una lógica interna  como una unión o comunidad que
genera una totalidad diferente. Es una suma de funciones; sino no hay vínculo sistémico
y por tanto no habría estructura. Se trata por tanto de un todo, donde todo es parte del
todo  Teoría de conjuntos de Russell (aunque Foucault, Barthes, etc… no se lo
plantean de ese modo matemático)  aquí la ontología toca con el estructuralismo
matemático  La estructura como totalidad integral.

La estructura es dinámica, hay diacronismo en ella; ahora bien; está autoregulada por
ella misma, la propia integral.

 Etnografía (La etnografía es una técnica de investigación social que estudia de


manera sistemática la cultura de los diversos grupos humanos. Esta técnica de
investigación consiste en observar las prácticas culturales de los grupos sociales y
poder participar en ellos para así poder contrastar lo que la gente dice (discurso) y lo
que hace (prácticas culturales). Es la técnica principal de investigación de la
antropología social y cultural. El antropólogo Claude Levi-Strauss la considera
incluso como la primera etapa de investigación antropológica. En un principio esta
técnica se utilizó para analizar a las comunidades aborígenes, actualmente se aplica

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también al estudio de cualquier grupo humano que se pretenda conocer mucho
mejor.) No es igual a Antropología cultural o estructuralismo orgánico.
 Para Strauss todas las relaciones de parentesco que se dan en cualquier cultura,
tienen una estructura de base que restringe todas las otras posibilidades que podrían
darse aquí y ahora. Si eres hijo de, ya marcan todas tus posibilidades de actuación en
toda tu vida. Toda posición está condicionada  Problema de la libertad y de la
condena de la libertad (Debate entre Foucault y Sartre). Lakatos = Núcleo duro de la
estructura.
 Toda revolución se da cuando el núcleo duro de la estructura está tan bien asentada
que permite este tipo de peripecias, ya veremos por qué.
 Tanto la fonología como las teorías estructuralistas son hipótesis o simulacros
teóricos que se lanzan (como las leyes de parentesco de Levi-Strauss)  solo es un
principio explicativo de cuál podría ser la estructura que explicara esos fenómenos.

Freud, Marx…  Para los agentes la estructura siempre opera de manera inconsciente;
se asienta y apoya (sujeta esas subjetividades o sujetos) en ese inconsciente. El
estructuralismo trata de hacer consciente lo inconsciente, que se cobre conciencia de
que todas las estructuras en todos los planos, hacen posible que sea lo que uno es y no
es. Este proceso de devenir consciente debe partir del modelo estructural fonológico
trasladado a todas las ciencias humanas y sus lógicas. Detrás de las lógicas hay una
tropología (La tropología es la filosofía basada en los tropos o modos retóricos que
tradicionalmente han sido parte de la poética, pero que son nueva inspiración para
profundizar y repensar categorías intelectuales en los más diversos campos, como la
filosofía, la sociología, la historia e incluso el marketing. Uno de los máximos
exponentes para el campo de la filosofía histórica ha sido Hayden White, 1 que advirtió
la existencia de cuatro tropos básicos en las construcciones de autores como Hegel,
Marx, Croce o Burkhart. Para Genette2 el triunfo de la tropología responde a un declive
intelectual con respecto a la mucha más amplia retórica. Ankersmith3 muestra que el
interés por la tropología se ha revitalizado de una manera inesperada. La tropología no
es una extensión simple de la retórica, puesto que requiere una lectura y alegorización
de los tropos o metatropía, no evidente desde una formación banal en los tropos
entendidos como simples fórmulas verbales.)  Tropo (Un tropo es la sustitución de
una expresión por otra cuyo sentido es figurado. Se trata de un término propio de la
retórica (proviene del griego τρόπος, trópos, que significaba «dirección»). En este

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sentido, el tropo es el cambio de dirección de una expresión que se desvía de su
contenido original para adoptar otro contenido.1 En latín, el término se adaptó como
tropus. El uso de los tropos es un constituyente principal del ornatus retórico, una de las
cualidades de la elocutio. El número y la identidad de los tropos ha variado a lo largo
de la historia de la retórica; entre los contemplados más habitualmente están la
metáfora, la alegoría, la hipérbole, la metonimia, la sinécdoque, la antonomasia, el
énfasis, la ironía, etc. La retórica clásica constaba de un tratado llamado De tropis donde
se estudiaba el uso de las palabras en un sentido distinto del habitual. Los tropos ocupan
un lugar importante en el lenguaje literario, especialmente en la poesía lírica, aunque no
exclusivamente: pueden encontrarse también en el lenguaje coloquial. Teoría
tropológica: Pionero de un uso filosófico de los tropos para usarlos como figuraciones
de teorías sociales y para la comprensión de los textos históricos fue Giambattista Vico
(S.XVIII). Siguiendo su estela, el filósofo de la historia Hayden White en su libro
Metahistoria advirtió (para algunos forzó) la conexión de tropos y teorías histórico-
sociológicas, así la Metonimia sería la clave del método de Marx, la Sinécdoque para
Hegel, la Metáfora para Nietzsche y la Ironía para Benedetto Croce. Frye en su
"Anatomía de la crítica literaria" expone cuatro tipos de tropos narrativos, pero esta vez
psicologizados, son el "agon" o conflicto, "pathos", el sufrimiento, la "anagnorisis" o
descubrimiento de la propia identidad y el "sparagmos", o gran destrucción. La teoría
tropológica, aunque sin este nombre, ha sido usada durante siglos. Afirma una lógica
detrás de los sucesos históricos más allá de la aleatoriedad o de su planificación, así
como las consecuencias autónomas del texto más allá de las intenciones de su autor o
autores, sean éstos cineastas, historiadores, planificadores sociales, creadores de
sistemas filosóficos o creadores audiovisuales. Por ejemplo la dicotomía héroe-villano,
que se utiliza tanto por los narradores historicistas, como por los fílmicos, si bien en
aquellos resulta mucho menos evidente y requiere de formación para ser detectada. La
tropocognición puede unirse con la mitocognición de una manera hibridada para todo
tipo de análisis, desde luego en alternativa a las escuelas racionalistas y empiristas en
ciencias humanísticas.)  Figuras (metáforas…ejemplo “sobre verdad y mentira en
sentido extramoral” de Nietzsche)  Son condiciones de posibilidad de las figuras.

 Michel Meyer, Perelman, Groupe M o pi  tropología como ciencia primera.

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7 de Febrero del 2020.
El ser se dice de muchas maneras o modos, pero él también es de muchas maneras en
tanto que unidad ontológica. El fonema cumple una función organológica en el seno
relacional de la estructura fonológica:

Esto que sucede en el lenguaje, ocurre en todos los sistemas culturales humanos  no
se queda en el ámbito de lo lingüístico o simbólico. Se reduce a un número de signos
universales los sistemas de parentesco (Strauss) para estudiar la función estructural que
cumple a través de una relación de oposición del tipo A-B; o Padre-Hijo  Oposiciones
binarias; que sólo pueden darse cuatro, a partir de cuyas combinaciones puedo explicar
todas las funciones posibles.

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 Los vínculos son relaciones de oposición, que se pueden codificar en un sistema o
lógica binaria y de matrices del tipo:

El ser humano tiene una voluntad que es un constructo, no se puede presuponer que
existe como tal. Hay una racionalidad estructural, no humana, que condicional a razón
humana  no es que no haya libertad; sino que está condicionada por muchos más
factores de los que parecían.

 La estructura no conoce otro orden que su propio orden, es único  No puedo elegir
reelaborar el español, por ejemplo, tan sólo podré deconstruirlo y reelaborarlo o
reestructurarlo. Prima lo sincrónico o estático con el ese  eso es lo que interesa a
la mirada estructuralista. Se trata de ver cuál es la forma en que todo fenómeno se
está dando, aunque no se manifieste o patente. Ese orden sigue su propia lógica 
porque la descendencia se ajusta y se acomoda al orden estructural tiene más
posibilidades de sobrevivir (por ejemplo: prohibición del incesto). Hay análisis
diacrónicos de fotograma a fotograma (sincronía). Ahora bien, si no tenemos
voluntad ¿quién la tiene? La estructura no decide, sólo opera como opera, como una
máquina. La conciencia trascendental no opera en la base estructural subconsciente.

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La estructura constituye y condiciona nuestra voluntad, aun así tenemos libertad de
decisión  aquí el problema con el existencialismo (apuesta por una libertad
metafísica) y el estructuralismo (libertad sujetada o estructurada o estructural).
 La estructura no es una entidad de orden metafísico, es una condición de
posibilidad. La estructura del sujeto o el Ego deja de ser central, pues ningún signo
existe sin su código fuente  la estructura está formada por un conjunto de
entidades. No es un sujeto, los sujetos están sujetados a ella  el hombre es
heterónomo; depende de una normatividad que le hacen ser el resultado de un
campo limitado y posibilitante. Eso que llamo hombre se disuelve en relaciones
estructurales, no es el foco donde yo justifico mi existencia o la de Dios (Descartes).
Lo prohibido tiene también un sentido en el seno del a estructura, ahora bien, las
posibilidades de no-ser son dadas por la propia estructura, que si se maximizan
dinamitarían la estructura misma  ejemplo del colonialismo europeo: nuestra
estructura era superior y se impuso sobre la de ellos. Por todo esto interesa lo
diferente, lo anormal; pues son experimentos de la estructura para enfrentar lo
potencialmente peligroso  se autoinmunologiza (vacunas). El otro, el diferente
forman parte de la estructura misma, hacen de ello un virus inocuo. Es visto el otro
como lo otro de sí no como lo otro de lo otro. Se gobierna y controla al diferente
para reafirmar que este es el mejor de los modos posibles de ser, no el del diferente,
por ello se vigila y castiga.
 El protagonista deja de ser la humanidad y su relato, tomando como héroe a la
historia universal, va configurando lo que la humanidad es y no es  Revolución
del estructuralismo  se pone de relieve cuáles son los modos de entrelazar los
acontecimientos en una historia o trama o mythos (Aristóteles: introducción,
presentación, nudo y desenlace  la trama adopta una forma lineal). Mythos 
archéTélos. Necesidad del relato = Anánke. Esta trama para los estructuralistas,
ha aparecido una y otra vez en los relatos occidentales  la historia universal estaría
formada por esos rasgos o patrones que entran en la línea del tiempo histórico, lo
narrado, lo visible; sólo si puede ser un elemento más de la trama  lo que no se
inscribe en términos de necesidad o de peripecia no tiene cabida en el relato. ¿Acaso
no hay otras tramas en otros modos de relatos humanos (como lo salvaje o lo
bárbaro)? ¿Debe ser releída la historia universal? ¿Hay tramas necesarias, o hasta
qué punto nos condicionan nuestras propias tramas?

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<<HISTORIA DEL ESTRUCTURALISMO-
TOMO I: EL CAMPO DEL SIGNO, 1945-
1966>>-François Dosse. Ediciones Akal
universitaria.
Traducción: María del Mar Llinares.

o. Introducción.

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 El éxito que tuco el estructuralismo en Francia durante los años cincuenta y sesenta
no tuvo precedentes en la historia del a vida intelectual de este país. Las razones de
este éxito tienen que ver esencialmente con el hecho de que el estructuralismo se
presentó a la vez como un método riguroso que podía dar esperanzas sobre algunos
avances decisivos hacia la ciencia; y también con el hecho de que fuese un momento
particular de la historia del pensamiento que se puede calificar de tiempo fuerte de la
ciencia crítica. Esta conjunción permite comprender por qué tantos intelectuales se
reconocen en un mismo programa que provocó entusiasmos múltiples.
1) El triunfo del paradigma estructuralista es el resultado, en primer lugar, de un
contexto histórico particular, marcado desde fines del siglo XIX por la
inclinación progresiva de Occidente hacia una temporalidad fría.
2) Es también fruto del notable desarrollo de las ciencias sociales, que se enfrentó
al dominio hegemónico de la vieja Sorbona, detentadora de la legitimidad
científica, y dispensadora de las humanidades clásicas.
Una verdadera estrategia de superación del academicismo en el poder se encarnó en un
programa estructuralista, que tuvo la doble función de impugnación y de contracultura.
El paradigma estructuralista habría tenido como efecto en este terreno hacer sitio a todo
un saber proscrito, al margen de las instituciones canónicas.
Expresión de la protesta, el estructuralismo se corresponde con un momento de la
historia occidental en tanto que expresión de una cierta dosis de auto aborrecimiento, de
rechazo de la cultura occidental tradicional, de hambre de modernismo a la búsqueda de
modelos nuevos.
El estructuralismo opuso a la glorificación de los valores antiguos una historia
occidental, por lo que no es casual que las dos ciencias faro del momento –la
antropología y la psicología- privilegien el inconsciente, el reverso del sentido
manifiesto, lo rechazado, inaccesible, de la historia occidental.
Es también el momento en que la lingüística hace el papel de ciencia piloto que guía los
pasos de la adquisición científica para las ciencias sociales en general. El
estructuralismo fue, en este terreno, el estandarte de los modernos en su lucha contra los
antiguos. Habría sido también el instrumento de una desideologización para numerosos
intelectuales comprometidos, siguiendo el ritmo de las desilusiones de la segunda mitad
del siglo XX.
Coyuntura política particular marcada por el desencanto, configuración del campo del
saber que necesitaba hacer una revolución para llegar a una reforma: esta conjunción
permitió al estructuralismo ser el polo de confluencia de toda una generación, que
descubrió el mundo tras la trama estructural.
Esta importante búsqueda de una salida al desasosiego existencial tuvo como efecto una
tendencia a ontologizar la estructura: ésta es propuesta, en nombre de la Ciencia, de la
Teoría, como la alternativa a la vieja metafísica occidental. Ambición desmedida de un
periodo que desplazó las líneas fronterizas, los límites de las figuras impuestas para
aventurarse por los caminos más novedosos, abiertos por la eclosión de las ciencias
sociales.

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