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ESTRUCTURALISMO?
LINGÜÍSTICA (SAUSSURE),
FONOLOGÍA (JACKOBSON),
ETC…
ÍNDICE
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APUNTES CLASE CURSO 2017-2018
2 de Febrero del 2017
ESTRUCTURALISMO.
¿Qué es estructura?
Expresión sígnica=expresión simbólica se entiende a cualquier signo posible, esto es;
lingüístico o meramente expresivo.
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otra dimensión del lenguaje que es la parole o discurso. La lengua es la matriz
que permite que la palabra hable, que el discurso discurra….
2) El habla es el uso de los signos empleados en un contexto concreto; es la lengua
en el aquí y el ahora, poner a efecto o en práctica la lengua. Es la realización de
la lengua.
Tanto 1) como 2) son dos caras del lenguaje mismo; no dos formas distintas o
características distintas e independientes, sino dos elementos en los que está y se da la
lengua: el lenguaje está en la lengua y en el habla. Del uso de esa lengua, el lingüista
puede después analizar las reglas gramaticales que permiten dicho discurso. No es una
realidad en sí la que construye el discurso; sino la inmanencia o condición de
posibilidad de la lengua misma para que el discurso se dé.
Para Saussure, la pregunta está mal planteada: el significado y el significante (la imagen
acústica o gráfica de una palabra. Elemento que, junto con el significado, forma el signo
lingüístico y que constituye su imagen acústica.) Están siempre unidos; son dos caras de
la misma moneda. El significado es el concepto o representación mental de una cosa. El
signo es el significado partido del significante.
Contractualismo
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El contractualismo es una corriente moderna de filosofía política y del derecho, al
origen de la sociedad y del Estado como un contrato original entre humanos, por el
cual se acepta una limitación de las libertades a cambio de leyes que garanticen la
perpetuación y ciertas ventajas del cuerpo social. No es una doctrina política única
o uniforme, sino un conjunto de ideas con un nexo común, si bien extremadamente
adaptable a diferentes contextos, lo que explica su vitalidad y su capacidad para ir
evolucionando y redefiniéndose hasta la actualidad. Como teoría política es
posiblemente una de las más influyentes de los últimos trescientos años,
configurando, en mayor o menor grado, la estructura actual de los distintos
Estados y naciones.
Clases de contractualismo
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relativismo, o por parte de Guillermo de Ockham en el siglo XIV, o las teorías
pactistas medievales) la legitimación más aceptada era que las relaciones de mando
y obediencia nacían de reglas invariables y venían prefijadas por la tradición, la
naturaleza o la voluntad divina, y en cualquier caso no se sometían a la voluntad
de los interesados. Sin embargo, con el advenimiento de la sociedad moderna, el
panorama fue cambiando paulatinamente. Las razones de ese cambio son diversas
y están fuertemente interrelacionadas entre sí. Estas son algunas de ellas:
5
hasta el viejo continente. Un ejemplo de tales cambios fue la independencia
estadounidense de 1776.
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El sentido no es el resultado de la acción consciente del sujeto, ni de su recuerdo de un
sonido inmanente o previo; no podría explicarse el sentido del lenguaje de un modo
puramente materialista ni como algo puramente subjetivo; sino que deben entenderse las
dos posiciones a la vez. Además de ser todo eso, había algo estrictamente lingüística en
el lenguaje que no era su carácter objetivo y su carácter subjetivo; sino que es algo que
pertenece también al lenguaje mismo. La razón que explica el modo de ser del lenguaje
es estrictamente lingüística, es algo que depende exclusivamente del lenguaje. El
lenguaje no es un instrumento del hablante, pues había algo que en el lenguaje sólo se
entiende y explica por el lenguaje y desde el lenguaje. El lenguaje da razón de sí mismo,
no depende de los hablantes; lo que transmiten es algo que se ha construido por y de sí
mismo. El lenguaje es algo que nos ha sido impuesto con independencia de si se
representa en nuestra mente o no el significado de esos signos. Ese algo que explica el
lenguaje es el FONEMA Los sonidos o fonemas de la palabra, dependen de la propia
estructura de la lengua que tiene como límites la estructura que permite que emitamos
sonidos con sentido. Hay ciertas combinaciones (pstrudvs) que aun proponiéndonos
emplearlas, el uso de nuestra lengua (castellano) no nos permite llevarlo a cabo. La
estructura fonológica del lenguaje, establece qué combinaciones son posibles y cuáles
no. No hay intencionalidad en el lenguaje, sólo pura contingencia, sigue una lógica (en
la que aunque afecten las decisiones de los hablantes) que rige la propia nomología o
normas de uso del propio lenguaje. En el lenguaje hay un modo de ser que le hace ser
ajeno a lo humano el instrumento se sirve de nosotros, no al revés; yo no hablo duna
lengua, la lengua que manejo me habla. Hay azar, porque aunque el lenguaje se
desarrolle autónomamente, también le influyen ciertos elementos externos que no
controla. Por ejemplo: hoy día no se usa la palabra “raza” en antropología por el estigma
social que adquirió tras las Segunda Guerra Mundial.
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las lenguas. Toda la creatividad lingüística, es una identificación fija que permite
después a diferenciación Problema de la Identidad y la diferencia. Los términos son
diferentes entre sí porque hay otra diferencia trascendental, que asentándose en
estructuras fijas, permiten toda la totalidad de las diferencias. Detrás de las diferencias
hay otra diferencia de las diferencias que dan sentido a esas primeras diferencias hay
una diferencia que permite la propia diferenciación (metalenguaje). Hay una lógica que
permite la lógica de diferenciación entre A y B en: A no es igual que B (por ejemplo, la
diferenciación del papel que se desfonda y permite que escriba esos signos que se
diferencian del fondo blanco de este papel mismo.)
Los fonemas son la diferencia que posibilita la diferenciación de los signos, sin
indivisibles, elementales, aunque no se encuentran nunca aislados pues siempre
constituyen una estructura donde se vinculan entre sí, sólo en el seno de esa estructura
(sistema diferencial a su vez) tienen sentido y se dan. La estructura que vincula a los
fonemas no es voluntaria o convenida o convencional: uno no puede hablar la lengua
castellana fonéticamente como quiera; ahora bien; sí es arbitraria y tiene que ver con el
devenir de la propia lengua. Es el devenir arbitrario, pre-subjetivo que determina los
caminos mismos de la lengua. Lo transcendental no es subjetivo, sino pre-subjetivo, es
puramente lingüístico, pues surge de la nueva ciencia de la semiología o ciencia de los
signos que nada tienen que ver con las filosofías del sujeto La construcción de
sentido se da gracias a la suma de un conjunto de fuerzas sin sentido; detrás del sentido
de los términos sólo hay un gran número de sin sentidos.
Hay una primacía jerárquica de los fonemas, a los que siguen las palabras y
posteriormente las frases y oracionesEl lenguaje puede entenderse como la suma de
todos estos elementos. Pero… ¿qué pasa más allá de la frase? ¿Es en el nivel hiper-
frastico o argumental donde incide la voluntad del hablante, o se sigue la misma lógica
combinatoria arbitral?
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Se centra en la reconversión de los elementos lingüísticos del texto original, traduciendo
palabra por palabra, sintagma por sintagma o frase por frase, la morfología, la sintaxis
y/o la significación del texto original.
Se puede tener una visión sincrónica de la lengua (imagen fija de la lengua los signos
y sus relaciones y las relaciones entre los signos es rígida o fija); a la que se yuxtapone
siempre en semiótica una visión diacrónica de la lengua a lo largo del tiempo.
Aunque válida en todas las escuelas teóricas y en todas las disciplinas científicas la
distinción diacronía y sincronía se hace a partir del Curso de lingüística general de
Ferdinand de Saussure, tal dialéctica binomial ha sido tomada especialmente por la
escuela estructuralista. En la lingüística y otras disciplinas, hay dos puntos de vista
diferentes y complementarios, que pueden ser adoptados cuando se analizan hechos de
lengua.
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El enfoque diacrónico se interesa en la historia de la lengua, y estudia sus evoluciones
(la etimología, la evolución fonética, la semántica, el léxico, la sintaxis, etc.). El término
es un préstamo lingüístico construido sobre las raíces griegas δια-, « a través », y
χρόνος, « tiempo »; la lingüística comparada, por ejemplo, tiene una aproximación
obviamente diacrónica;
Esta oposición también puede aplicarse en filosofía, y fue utilizada, entre otros, por
Roland Barthes y por Jean-Paul Sartre.
Jacques Lacan también utilizó esta oposición en el psicoanálisis, haciendo alusión a los
procesos de condensación y desplazamiento de un significante con respecto a la cadena
significante, diciendo que puede presentarse con respecto a la cadena en una sincronía o
una diacronía.
Giorgio Agamben también hace alusión a estos conceptos a propósito del estudio del
juego, los ritos y la historia, en su libro "Infancia e Historia", postulando que juego y
rito se mueven en torno a los acontecimientos en estos dos ejes. Por un lado, el rito fija
la calendarización, como queda ejemplificado en los distintos ritos de año nuevo que
comenta Levi Strauss; por el otro, el juego, que deriva de los ritos sagrados, toma la
conducta pero desapegada de su mito fundante, transformando ese elemento en
diacronía.
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espaciales que predominan en la sociedad a través del tiempo. Tiene altos contenidos de
historicidad y enfoca la evolución en el tiempo de los fenómenos espaciales. En cambio,
el análisis sincrónico se centra en la interpretación transversal interna de la estructura
espacial en cada época.]
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3 de Febrero del 2017
Hemos visto hasta ahora, cómo surge el signo de entre una combinatoria de
términos arbitrarios que conforman una imagen acústica relación entre la
composición del signo y el sentido que le dan los hablantes.
La estructura es por tanto un todo de relaciones; donde lo entitativo deriva de
ese haz de relaciones que contienen el conglomerado de sentidos que aluden a
una referencia. La identidad del concepto es algo derivado la diferencia es el
concepto clave, no la identidad. Lo uno y la identidad emanan de la diferencia.
El signo está quebrado, fracturado en dos dimensiones que son lo mismo y no
son lo mismo; una alteridad fracturada cuyo devenir va y viene en lo que
respecta a su sentido. El concepto respecto a sí mismo está quebrado por y en sí
mismo en su materialidad y formalidad en esto insistirá el
postestructuralismo. El sentido es un retazo continuado, siempre está en
devenir, es diacrónico, cuando vuelve al ente se retira (Heidegger) por ello
no se agota nunca el sentido; pues el signo no concreta el referente, sino que
vuelve y se retira. Por ello, esta semiótica estructuralista se converte en un
pansemiotismo.
Pansemiotismo Los signos no refieren a nada real, todo signo se refiere a
otros signos perdiendo al final sus referentes reales de la cosa en sí.
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La semiótica distingue entre la denotación y la connotación; entre claves o
códigos y los mensajes que transmiten, así como entre lo paradigmático y lo
sintagmático (Eagleton, 1994). Estas dimensiones dan origen a disciplinas
homónimas que rigen las relaciones entre signo y cosa designada: la
semántica; relaciones entre signos: la sintáctica; y entre signos y sus
condiciones de uso: la pragmática. Esto es, desde las dimensiones se analizan
los fenómenos, objetos y sistemas de la significación, de los lenguajes y de los
discursos en los diferentes lenguajes en tanto procesos a ellos asociados
(producción e interpretación). Toda producción e interpretación del sentido
constituye una práctica significante, un proceso de semiosis que se vehiculiza
mediante signos y se materializa en textos. Algunos autores suelen indicar una
distinción entre semiótica y semiología como postulando campos de estudios
diferentes, problemática superada en el Tratado de Semiótica General2 de
Umberto Eco, en donde este autor minimiza la cuestión dado que todo signo se
construye de naturaleza social aunque no todos lo son. [cita requerida] Cabe
separarlas también de la llamada teoría de la información y de la
comunicología o ciencia que estudia los sistemas de comunicación dentro de las
sociedades humanas y la hermenéutica o disciplina que se encarga de la
interpretación de los textos. La peculiaridad del enfoque semiológico responde
al siguiente interrogante: "¿Por qué y cómo en una determinada sociedad algo
—una imagen, un conjunto de palabras, un gesto, un objeto, un
comportamiento, etc.— significa?".3
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estudia algo que quizá generalmente no pueda ser considerado como un
sistema de signo, por ejemplo, las relaciones de parentesco en las sociedades
tribales, mientras que la semiótica, comúnmente aplica métodos
estructuralistas. El fundador norteamericano de la semiótica, el filósofo C. S
Pierce, estableció una distinción entre tres clases básicas de signos: el icónico,
donde en alguna forma el signo se parece a aquello que representa (v. Gr., la
fotografía de una persona); el indexético (donde el signo de alguna manera se
asocia con aquello de lo cual es signo: el humo con el fuego, las manchas con el
sarampión); y el simbólico (donde el signo es sólo un eslabón arbitraria o
convencionalmente unido al referente). La semiótica acepta esta y otras
muchas clasificaciones; distingue entre denotación (lo que el signo significa) y
la connotación (otros signos asociados con él); entre claves o códigos
(estructuras regidas por una regla que producen significados) y los mensajes
que transmiten, ente los paradigmático (una clase entera de signos entre los
cuales uno puede representar al otro) y lo sintagmático (donde los signos se
eslabonan para formar una cadena). Habla de metalenguas donde un signo-
sistema representa otro signo-sistema (La relación entre la crítica literaria y la
literatura), de signos polisémicos, los cuales tienen más de un significado, y de
otros muchos conceptos técnicos.
Introducción
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sistemas de producción en el terreno económico, mientras que la semiótica se
refiere más bien a un campo particular de estudio, el de los sistemas que en
cierta forma ordinariamente se considerarían signos poemas, cantos de pájaro,
señales de semáforos, síntomas médicos, etc. No obstante, ambos términos se
convergen, ya que el estructuralismo estudia lo que no puede ser considerado
como un sistema de signos, mientras que la semiótica comúnmente aplica
métodos estructuralistas. Asimismo, un análisis estructuralista debe procurar
aislar el conjunto de leves subyacentes por las cuales los signos se combinan y
forman significados (Eagleton, 1994).
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estadounidense Charles Sanders Peirce, lo conocido como semiótica
anglosajona, semiótica lógica o semiótica a secas. En su desarrollo teórico,
Peirce toma como objeto de estudio a la semiosis, proceso en el cual se daba la
cooperación de tres instancias (o subjects):
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Símbolos, aquellos signos en los que la relación entre representamen o
significante y objeto o referente no es de semejanza ni natural o de causa-
efecto, sino arbitraria, convencional, pactada en el seno de una sociedad: el
himno nacional, la bandera, la mayor parte de los vocablos de las lenguas
naturales salvo las onomatopeyas sonoras del lenguaje oral o visuales del
lenguaje escrito (caligramas, por ejemplo).
Historia
Desarrollo
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Diversas corrientes semióticas que pertenecían al estructuralismo se gestaron
en la década del sesenta. Estos abordajes difirieron en cuanto a qué rama de
este paradigma se adscribían, a la selección que operaban sobre el campo de
estudio, los propósitos que las animaron y la metodología que utilizaban.
Calificante
Decisiva
Glorificante
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en la búsqueda del mismo objeto de valor, genera una confrontación. Y la
estructura contractual, que Propp representa como un contrato en que un
destinatario se compromete a realizar una serie de pruebas (o perfomances)
por petición u orden de un mandador o destinador. Cuando finaliza las
pruebas del destinatario, el destinador reconocerá y sancionará el resultado de
las pruebas (sanción).
Otras aportaciones a la teoría semiológica son las hechas por Georges Dumézil
y Claude Lévi-Strauss, este último más bien desde el campo de la antropología,
quienes habían planteado la existencia de ciertos patrones o constantes en las
estructuras profundas de sus disciplinas. Lévi-Strauss, en su análisis
estructural del mito de Edipo, consideraba que había una organización de
contenidos que podía ser formulada por categorías binarias de oposiciones, a
través de un análisis paradigmático. También se puede citar la obra de Yuri
Lotman y su aportación al definir el concepto de la semiosfera, donde la
comunicación está definida como un acto de traducción, estructurado por la
cultura.
Algunos autores han definido la semiótica como la ciencia que estudia todos los
sistemas de signos en general, incluyendo al lenguaje humano. Es necesario
recalcar que el lenguaje humano es el sistema de signos más potente y
complejo que existe (al menos para el hombre) de modo que todos los demás
sistemas de signos son traducibles a él, pero no al contrario, que se sepa. Por
tanto, el signo lingüístico es comprendido como la asociación más importante
en la comunicación humana.
Por otra parte, la semiótica puede entenderse también, según autores como
José Carlos Cano Zárate, como una de las ciencias sociales que analiza el
comportamiento y funcionamiento del pensamiento y busca una explicación de
cómo el ser humano interpreta el contexto y entorno social y dónde crea
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conocimiento y aprendizaje sobre la base de sus experiencias y lo comparte de
generación en generación.
El signo en semiótica
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Charles Morris consideraba que la semiótica tenía una doble relación con la
ciencia, de manera que era una ciencia más y un instrumento para estudiar al
resto de ciencias; una metaciencia por tanto. Consideraba que sólo a través del
estudio del sistema de signos en que se basa una ciencia se puede sistematizar,
purificar y simplificar, para liberar al hombre de todas las imperfecciones que
acarrea el utilizar el lenguaje.
Función de la semiología
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gesto, expresión, que quiera transmitir se le llama referente, mientras que la
interpretación de quien recibe el mensaje es denominada representación.
Ramas
Biosemiótica
estructuralismo
Postestructuralismo
Semiología musical
Semiótica computacional
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Semiótica cultural
Semiótica estética
Semiótica literaria
Semiótica social
semiótica tensiva
Semiótica urbana
Semiótica visual
Los signos remiten a algo que es otro signo que a su vez precisa de otra
interpretación y así hasta el infinito, como sucede en el diccionario. Cuando
hablamos de lenguaje y fonemas, ¿hablamos de un constructo cultural o de
algo natural? ¿Hasta dónde la naturaleza determina la cultura y viceversa?
Debate Naturaleza-cultura que veremos en Lèvi-Strauss.
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Toda estructura se ordena por el plan recto de dicha estructura, por ejemplo: en una
empresa, existe una serie de planes que determinan las distribuciones de los elementos,
lo cual constituye a la propia empresa.
El estructuralista tiene en cuenta la teoría del genoma y del atomismo molecular que se
desarrollaron estos mismos años.
Esta teoría atómica recorre con tal fluidez el tránsito del ser a las cosas, suprime de
golpe tantos obstáculos para la comprensión mecánica y matemática del universo,
que desde entonces se convirtió en modelo para cualquier investigación racional de
la naturaleza. También se presenta como afín al pluralismo de Anaxágoras o de
Empédocles (siglo v a. C.). Anaxágoras consideraba que todo estaba hecho de
partículas elementales llamadas homeomerías conceptualmente diferentes (aunque
muy similares) a los átomos de Leucipo y Demócrito, mientras que Empédocles
afirmaba que casi todas las cosas (no los ojos, por ejemplo) están compuestas por
de los cuatro elementos, a saber: aire, agua, tierra y fuego.
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entonces de este? O bien el producto de la división es un número de cuerpos con
magnitud física, o consiste en un número de elementos que no tienen magnitud. En
el primer caso, los cuerpos residuales con magnitud deben seguirse pudiendo
dividir, pues la división no se habría llevado a cabo completamente, lo cual
contradice el punto de partida. En el segundo caso, el cuerpo original, que tiene
magnitud, estaría compuesto por elementos que no tienen magnitud, lo cual es
imposible. La suma de infinitos elementos que no poseen magnitud da lugar a un
elemento sin magnitud. Así que ambos posibles resultados llevan a un absurdo y
por tanto la hipótesis de que los cuerpos materiales son divisibles hasta el infinito
ha de ser falsa y, por lo tanto debe existir un límite a esta división, una unidad
básica de materia indivisible que posee magnitud, llamada átomo y a partir de la
cual no se puede seguir dividiendo.
En India, por otra parte, llegaban a conclusiones parecidas los jainistas Ajivika y
Chárvaka y las escuelas del hinduismo ortodoxo nyaya y vaiśeṣika.
25
aristotelismo, con las ideas de Nicolás de Cusa y Giordano Bruno, alcanzando un
punto culminante con la renovación de Gassendi, que considera el atomismo como
la hipótesis más razonable para la explicación de los fenómenos de la naturaleza.
En esta época fueron debatidos los problemas inherentes a la doctrina atomista:
dificultad lógica de admitir que exista una porción de materia que no se pueda
dividir y las dificultades de explicar la diversidad de las propiedades físicas y
químicas de los cuerpos. Asimismo es innegable la influencia que adquirió más
tarde en los orígenes de la teoría atómica científica, empezando por el científico
serbio Ruđer Bošković (1711-1787), primero en bosquejar una teoría atómica
moderna de fundamento newtoniano que establece fuerzas de cohesión y de
repulsión.
Las moléculas de una sustancia son iguales pero las moléculas de distintas sustancias se
distinguen por su composición, peso, dimensiones y otras propiedades.
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La molécula se puede considerar como el límite de división de la sustancia que sigue
conservando sus propiedades químicas. Toda sustancia sigue existiendo como tal,
mientras se conservan sus moléculas, pero en cuanto sus moléculas se destruyen dicha
sustancia deja de existir y aparecen nuevas moléculas y nuevas sustancias. En las
reacciones químicas tiene lugar la destrucción de unas moléculas y la formación de
otras.
Las moléculas de las sustancias están constituidas por partículas aún más pequeñas,
llamadas átomos. Los átomos son las partículas mas pequeñas en que pueden
desintegrarse las moléculas durante las reacciones.
Cada uno de los distintos tipos de átomos recibe el nombre de elemento químico. En la
actualidad, se conocen 102 tipos de átomos o sea, 102 elementos químicos.
Los átomos se hallan en movimiento. Una de las formas de movimiento de los átomos
son las reacciones químicas o sea los fenómenos que tienen por resultado la formación
de moléculas de sustancias nuevas a partir de los átomos que componen las moléculas
de las sustancias iniciales.
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Como resultados de reacciones químicas, o sea, a causa del movimiento de los átomos.
La teoría atómico-molecular ha desmentido los conceptos seudocientíficos de la
religión, según los cuales, las sustancias han sido creadas por un ser sobrenatural.
28
existencialismo. El hombre es una noción más en una noción sígnica más
amplia, encontrando su sentido dirigiendo su mirada hacia toda la malla
relacional que le constituye por aquello que es y que no-es o podría haber
sido.
¿Qué pasa entonces con la filosofía de la historia y su protagonista la
humanidad? ¿Qué ocurre con la noción de humanidad (protagonista del a
historia universal) si la noción de hombre misma ha quedado desplazada?
Un paralogismo (falso razonamiento) de la concreción fuera de lugar
Definición de humanidad en el estructuralismo. Se confunde en ese
paralogismo lo particular con lo universal. La humanidad concreta y
particular son los hombres y mujeres concretos, lo cual se convierte en
paralogismo cuando se desplaza hacia una noción genérica que pretende
abarcar todas esas concreciones, subrayando que lo más concreto es esa
generalización. Se parte de la identidad o unidad de lo diferente lo
abstracto nunca puede ser lo concreto o material. Hegel es por tanto el gran
monstruo de los estructuralistas y postestructuralistas.
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semiólogo y un psicoanalista. Vamos a empezar con Ferdinand de Saussure y
Jacksobson lingüística estructuralista de 1920, del que bebe Lèvi-Strauss.
Evaluación: (Nota, ver en “vigilar y castigar”-Michel Foucault la función dela
institución educativa) No habrá examen, sino dos proyectos de investigación
entregar que pueden empezarse ya, aunque se nos dará un guion con preguntas a
responder para ver el bosquejo y decidir la cuestión que nos interesa. De manera que
en esos proyectos, habrá una pregunta problemática y el resto será una propuesta
nuestra. También habrá la posibilidad de que la cuestión sea desarrollar una
cuestión, a elegir abiertamente, en vínculo con el curso (por ejemplo: la
problemática del poder en x autor). La Primera entrega será a mitad de curso y la
Segunda en el día del examen. El primer trabajo será sobre el bloque estructuralista
y el segundo sobre el post-estructuralismo; ambos compartirán una pregunta en
común más nuestra cuestión abierta.
Esta es una disciplina transdisciplinar; se pone en juego el término mismo de
“disciplina” (Foucault); los autores no-franceses no son “post-modernos”, sino que
pertenecen al llamado post-modernismo, marcado por los estudios anglosajones y
norteamericanos donde el postestructuralismo tuvo una gran difusión.
Trataremos textos franceses complejos (como “la cámara lúcida”-Roland Barthes)
Diccionario de Inglaterra publicado por A. Robinson recomendado.
Veremos las razones filosóficas tras tanto juego y tropología, detrás hay un rigor y
razón filosófica comprensibles.
Texto fuente de Derrida sobre Derrida, para comprenderle “De la gramatología”
se subirán los textos en Moodle.
En Abril o Mayor vendrán dos investigadores que nos harán dos propuestas:
1) Andrea Stella nos ofrecerá un seminario más avanzado del Foucault como
introducción que veremos en clase: serán los jueves por la tarde de 15:00 a 16:00
8 sesiones de dos horas, donde trataremos la cuestión del poder e indagaremos
sobre cuestiones más profundas de Foucault.
2) Lucía Montes, nos ofrecerá qué pasó más allá de los años 70, como la filosofía
de la estética contemporánea de George Didi-Huberman seminario de 5
sesiones al final de los viernes: qué pasó después de Foucault, Derrida, Deleuze,
etc…
30
¿Qué es lo público? ¿Qué es lo institucional? Disciplinamiento de los cuerpos de los
que se sirve la ordenanza gubernamental tema central de Foucault saber-poder
a través de la ortopedia aplicada por la disciplina institucional Teórico de lo
institucional aplicado a x a través del Panóptico que es la visión de conjunto.
Panóptico
Índice
31
4Otros ejemplos de panóptico moderno
5Véase también
6Referencias
7Enlaces externos
Este dispositivo debía crear así un «sentimiento de omnisciencia invisible» sobre los
detenidos. El filósofo e historiador Michel Foucault, en su obra Vigilar y
castigar (1975), estudió el modelo abstracto de una sociedad disciplinaria, inaugurando
una larga serie de estudios sobre el dispositivo panóptico. «La moral reformada, la salud
preservada, la industria vigorizada, la instrucción difundida, los cargos públicos
disminuidos, la economía fortificada, todo gracias a una simple idea arquitectónica».
— Jeremy Bentham, Le Panoptique, 1780. (La obra, de 56 páginas, fue traducida del
inglés e impresa por orden de la Asamblea Legislativa del año 1791.)
La idea de Bentham, basada en una asimetría de la relación visual entre los humanos al
otorgarle más poder al que ve que a quienes son vistos, fue inspirada por los planos
de fábricas enfocados en una vigilancia y una coordinación eficaz de los obreros. Estos
planes fueron imaginados por su hermano Samuel, con el objetivo de simplificar el
empleo de un gran número de trabajadores. Bentham completa este proyecto mezclando
la idea de jerarquía contractual: verbigracia, una administración regida así (por contrato,
lo opuesto a una gestión de confianza) donde el director tendría un interés financiero en
lograr disminuir las tasas de accidentes de trabajo. El panóptico fue creado así por ser
menos costoso que los otros modelos carcelarios de la época al requerir de menos
empleados. «Déjenme construir una prisión con este modelo [solicita Bentham al
32
Comité para la Reforma Penal]. Yo seré el guardián. Vosotros veréis […] que los
guardias no necesitarán de salario, y no costarán nada al Estado». Los vigilantes no
podrían ser observados, no tenían la necesidad de ser vistos en su puesto a todo
momento y esto permitía que finalmente abandonaran la vigilancia durante su servicio.
El mismo Bentham deseó una puesta en abismo de la vigilancia, los mismos guardias
debían ser vigilados por otros guardias que proviniesen del exterior, con el fin de limitar
el maltrato de los detenidos y el abuso de poder –con todo, esta idea se contrapone con
el plan económico de disminuir la cantidad de guardias-. Según Bentham, la torre
central debía ser transformada en capilla durante los domingos, a fin de moralizar a los
criminales.
Bentham consagra una larga parte de su tiempo y casi toda su fortuna personal en la
promoción de la construcción de las prisiones panópticas. Luego de largos años de
rechazo, de dificultades políticas y financieras, logra obtener el acuerdo del Parlamento
Británico. El proyecto sin embargo es abortado durante 1811, ya que el rey se opuso a la
adquisición del terreno.
«En esta realización concreta, el modelo del panóptico no fue convincente: los elevados
costos y una mala sustentabilidad fueron las principales razones de su abandono. El caso
de Pittsburg marcó el fin del Panóptico en tanto que construcción arquitectónica. En
consecuencia, el debate dado hoy día presenta la desventaja de ser puramente filosófico
antes que práctico. El Panóptico se inscribe indiscutiblemente en el contexto de las
reflexiones de la época respecto a las formas de castigo y encierro en los procesos de
rehabilitación de los criminales.»
Si el panóptico no vivió más allá de lo que vivió Bentham, muchas prisiones han
adoptado, en mayor o menor grado, este modelo. La prisión de Kilmainham en Irlanda,
la Twin Towers Correctional Facility de Los Ángeles y también la prisión de la Petite
Roquette en París. La prisión de Millbank, en Londres, diseñada por William Williams
y construida por el Arquitecto Thomas Hardwick, concreta parcialmente el proyecto
benthamiano.
33
Según Neil Davie, «el caso del Panóptico, al menos al comienzo, parte de un largo
movimiento anterior a la reforma penal que propone. Este naufraga una y otra vez en su
tentativa de convencer a los medios gubernamentales sobre cómo la construcción de
prisiones para los reclusos era preferible al transporte de estos últimos a las colonias
penales de ultra mar, o a su encarcelación en los antiguos navíos de guerra convertidos
en penitenciarías flotantes, amarrados en la orilla del Támesis o cercanos a las
construcciones navales».
Michel Foucault se interesa en 1975 por el panóptico, inaugurando una serie de nuevos
estudios sobre el tema. Foucault ve en él una técnica moderna de observación que
trasciende y llega hasta la escuela, la fábrica, el hospital y el cuartel, o acaso un
diagrama de la “sociedad disciplinaria”. Define el diagrama en tanto que
«funcionamiento abstracto de todo obstáculo o frotación… y que debemos desligar de
todo uso específico», siendo esto lo que le permite hablar de panoptismo.
En Argentina:
o Cárcel de Boulogne Surmer, Ciudad de Mendoza;
o Ex Cárcel de Caseros, Ciudad de Buenos Aires;
o Ex Penitenciaría Nacional, hoy Parque Las Heras, Ciudad de Buenos
Aires;
o Ex Penal de Ushuaia, Ushuaia, Provincia de Tierra del Fuego.
o Edificio Tres Facultades de la Universidad Nacional de La Plata,
construido durante la última dictadura cívico-militar. Hasta 2013, albergó las
facultades de Humanidades y Ciencias de la Educación, Ciencias Económicas
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y Ciencias Jurídicas y Sociales. Desde 2014, todas las carreras fueron mudadas
al flamante complejo universitario construido en el predio del ex BIM III.
En Colombia:
o Ex Panóptico de Bogotá, actual Museo Nacional de Colombia.
o Ex Panóptico de Ibagué, actualmente en restauración.
En Cuba
o Ex Presidio Modelo Isla de la Juventud
En Ecuador:
o Ex Penal García Moreno.
En España:
o Ex Cárcel Correccional de Oviedo.
o Ex Cárcel Modelo de Barcelona.
o Ex Cárcel Modelo de Madrid.
o Ex Prisión Preventiva y Correccional de Badajoz, hoy Museo Extremeño
e Iberoamericano de Arte Contemporáneo.
o Ex Cárcel Modelo de Valencia, desde su inauguración en 1910 hasta
1930, cuando el panóptico central fue derruido para dejar paso a un patio.
o Cárcel de Vigo, Galicia, desde 1880 hasta 2001, año en el que se
convirtió en Museo de Arte Contemporáneo de Vigo.
o Ex Antigua Cárcel de Lugo, hoy espacio cultural O Vello Cárcere.
En Portugal
o Pavilhão de Segurança, de 1896 (arquitecto José Maria Nepomuceno),
para pacientes de la penitenciaria central, hoy Museo de Arte Outsider e
Ciencia, Hospital Miguel Bombarda, Lisboa (monumento nacional) 3
En México:
o Hospital de San Miguel de Belén, Guadalajara, construido entre 1787 y
1792
o Palacio de Lecumberri.
35
o Antigua Penitenciaria de SLP, ahora Centro de las Artes de SLP.
En Perú:
o Penitenciaría de Lima.
En Venezuela:
o Antigua prisión de La Rotunda.
En Bolivia:
o Penitenciaría San Pedro.
En Uruguay:
o Ex Cárcel Miguelete
Es un tipo de organización que tiene como fin ejercer la disciplina; se trata de los
nuevos mecanismos de vigilancia para la canalización productora y autocoaccionadora4
de la conducta social programada. Por medio de las nuevas tecnologías de la
información, se convierte en un estado de vigilancia permanente, controlando de
maneras diversas al individuo sin que éste lo sepa.
Foucault planteaba que antes el poder se encontraba en una sola persona; esta era la
única encargada de ejercer las leyes y hacerlas cumplir. Estaba bajo el mando de un
monarca o de un rey. «En este modelo disciplinario moderno, el ejercicio del poder no
tiene rostro, porque cualquier persona puede ser un representante del poder central para
vigilar a los demás».4 No importa quién vigile. Todos pueden ser vigilantes porque los
vigilantes, a su vez, serán siempre vigilados por otros superiores, y así sucesivamente
hasta llegar a quienes encabezan el mantenimiento del orden.5
Los dos fundamentos que determinan las formas en que se ejerce el panóptico moderno
son la imagen y la luz.6 La luz va a permitir que la cámara tenga una mejor visión de la
imagen o punto que se desea vigilar. La mejor vigilancia en la actualidad es la que se da
por medio de las cámaras y satélites que captan las imágenes de todo lo que existe en la
superficie del planeta. Las cámaras se han instaurado como un elemento más de nuestra
vida cotidiana. Siempre debe haber una imagen visible de la persona vigilada. Las
nuevas tecnologías de la información y de la comunicación, junto con la activa
36
presencia de las cámaras de vigilancia —donde todos ven y son vistos a la vez—, se
convierten en complejos y poderosos aparatos de vigilancia panóptica;7 en vías de flujo
del comportamiento de las personas.
Los Estados más poderosos crean complejas y determinadas redes de inteligencia para
controlar a la sociedad. Cientos de satélites en órbita nos espían desde lo recóndito de la
órbita terrestre para ofrecernos datos meteorológicos o indicarnos nuestra ubicación o la
ruta a seguir en nuestro GPS. Programas como ECHELON, ENFOPOL se valen de los
satélites para labores de espionaje: interceptar las comunicaciones hechas vía teléfonos
móviles, radio e incluso Internet, tal y como hace el software CARNIVORE.6
cámaras de vídeo
cámaras web
programas de reconocimiento facial
sensores de proximidad
detectores de movimiento
detectores de calor
cámaras infrarrojas
cámaras robot
secuenciadores de vídeo
sensores de humo
contactos magnéticos
cámaras de intemperie con radiofrecuencia
cámaras de baja iluminación con cobertura de hasta 120 metros en total
oscuridad
37
cámaras acuáticas
38
APUNTES CURSO 2019-2020
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA POR ARANZUEQUE PARA MI TFG Y EL
PROYECTO DE INVESTIGACIÓN FOUCAULT Y LA LOCURA:
Para comprender los dos escritos de Deleuze, leer primero: José Luis Pardo –
“Deleuze, violentar el pensamiento”.
ESTRUCTURALISMO
Aunque veremos estructuralismo psicológico, como presentación del debate entre
psicoanálisis vs la psicología cognitiva en boga en aquel periodo, nos centraremos
en el estructuralismo lingüístico o simbólico.
Escuela de Praga: Lo que se conoce como Escuela de Praga comprende un amplio grupo
de investigadores, principalmente europeos, que aunque de por sí no hayan sido
39
miembros del Círculo Lingüístico de Praga, derivaron su inspiración en los trabajos de
Vilém Mathesius, Nikolái Trubetskói, Roman Jakobson, Jan Mukařovský, René Wellek
y otros eruditos radicados en Praga en la década que precedió la Segunda Guerra
Mundial (1928–1939). Fue una de las escuelas más importantes, pues continuó la obra
de Ferdinand de Saussure con mayor efectividad.
40
fonológicos y semánticos no analizables lingüísticamente. Este es un estudio de
lo estrictamente lingüístico, es decir en el lenguaje, sin el aspecto psicológico (a
diferencia de Saussure). Alarcos Lorach ha resumido así el concepto
fundamental de esta escuela: "La lengua es un sistema de signos que es la
asociación de una expresión (significante) con un contenido (significado)". Si
aceptamos esta afirmación, en cada lengua hay dos planos: el de la expresión y
el del contenido. La glosemática distingue entre la sustancia y la forma de ambos
planos. En el plano de la expresión, la sustancia es el conjunto de todos los
sonidos posibles. Y la forma está formada por todos los sonidos funcionales o
insertos en correlaciones fonológicas distintivas. En el plano del contenido, la
sustancia es todo lo que pueda pensarse y la forma es la codificación semántica
de la realidad. Para la glosemática el plano del contenido es el llamado plano
pleremático, que contiene los pleremas y los morfemas. Y el plano de la
expresión es el llamado cenemático, cuyos constituyentes son los cenemas y los
prosodemas. Su objetivo es reducir el número ilimitado de variantes en el uso,
en ambos planos, a un número limitado de invariantes y estudiar lo común y lo
constante que subyace al flujo de variantes del uso.
Según Saussure: hay que hacer una nueva mirada hacia el lenguaje: se comprende el
lenguaje como expresión de signos o sígnica o simbólica. El lenguaje es un sentido
de comunicación o vehiculación de un mensaje o contenido → Un contenido se
vehicula o transita hacia la exterioridad (emisor-receptor-mensaje)} Marco
comunicacional del lenguaje. Así pues, el lenguaje tiene dos aspectos:
41
gramática. Desde un punto de vista formal, la lengua sólo está separada del
habla en los manuales de gramática. La lengua está en el discurso, en la parole;
en el habla mismo; no está en un mundo ideal. Está en la expresión sígnica,
donde uno habla. El lenguaje es algo fáctico, práctico → allí donde hay habla o
parole está la lengua. El lingüista recoge el aspecto formal de la parole en la
lengua; es el conjunto de fenómenos a priori que permiten la posibilidad del
lenguaje mismo → En Kant sería lo trascendental → condición trascendental a-
priori (reglas kantianas de las reglas de posibilidad del fenómeno)
42
2) Habla → Parole = Acto o puesta en acción de las palabras (palabra –> mot, en
Foucault Parole o habla no encaja, por lo que se traduce como “discurso”) oral y escrita,
es el uso lingüístico = “El empleo de los signos en un contexto determinado. La
realización de la lengua. Efectuación de la lengua; esto es; cuando la lengua se lleva a
cabo o a efecto”.
➢ Existe una normatividad a-priori dentro del lenguaje que el lingüista puede poner
de manifiesto según la lógica sintáctica que opere → hay un conjunto de reglas que
posibilitan el lenguaje (Chomsky). Por su parte, Lèvi-Strauss hará lo mismo con los
fenómenos culturales: ¿Hay un patrón común en todos los fenómenos y/o ritos
culturales del mundo?
(Universidad de Barcelona)
43
Resumen
Abstract
Plato's dialogue Cratylus is in a prominent place in the history of linguistics. It is a foundational work of a great
philosopher. It raises a debate about the naturalness or conventionality of words, in which Socrates intervenes
as arbiter of the issue. The history of linguistics has been noted in this book a history of the linguistic sign
theory. But it has struggled to interpret it because the intention of the dialogue goes beyond language.
The Cratylus is an ambivalent emblem of the history of linguistics, because it raises questions not only about
its meaning but also about the role of historiography and its myths.
Fundación de la disciplina
La historiografía, es decir, la tradición que ha interpretado el Crátilo considera esta obra como una reflexión
fundamental sobre el lenguaje. De manera general se ha señalado en ella el propósito de expresar el enigma del
origen del lenguaje. Y de un modo más específico es manifiesto que trata de las relaciones de las palabras y sus
significados (Robins 1967:28). En un pasaje que aparece al final del diálogo se plantea con claridad el asunto
del diálogo del siguiente modo (435d).
Sócrates.- Pero dime a continuación todavía una cosa: ¿cuál es, para nosotros, la función que tienen
los nombres y cuál decimos que es su hermoso resultado?
44
Crátilo.- Creo que enseñar, Sócrates. Y esto es muy simple: el que conoce los nombres, conoce
también las cosas.
Estas palabras delimitan el último episodio del debate y su razón última. La razón es discernir la capacidad de
los nombres para conocer la realidad. Este enunciado es diferente del que se plantea al principio del diálogo, en
los conocidos términos de naturalidad o convencionalidad de los nombres (383-384c):
Hermógenes.- Sócrates, aquí Crátilo afirma que cada uno de los seres tiene el nombre exacto por
naturaleza. No que sea éste el nombre que imponen algunos llegando a un acuerdo para nombrar y
asignándole una fracción de su propia lengua, sino que todos los hombres, tanto griegos como
bárbaros, tienen la misma exactitud en sus nombres. […] Pues bien, Sócrates, yo, pese a haber
dialogado a menudo con éste y con muchos otros, no soy capaz de creerme que la exactitud de un
nombre sea otra cosa que pacto y consenso.
Con éste ágil intercambio de palabras comienza el diálogo de los tres personajes, Crátilo, Hermógenes y
Sócrates. Es el primer apunte de un dilatado debate sobre la naturaleza del lenguaje. Crátilo inaugura un
capítulo mítico y apasionante en la historia de la lingüística. Y desarrolla con múltiples detalles los argumentos
del mimetismo fonético y de la etimología. Sin embargo, el debate no lleva a ninguna conclusión clara sobre la
pregunta de la justeza de los nombres. Y los participantes se despiden con el acuerdo de continuar la
indagación por otras vías.
Los historiadores de la lingüística han rendido homenaje a la obra de Platón. El fruto de esa labor
historiográfica es coherente con la ambigüedad del diálogo. Es decir que los juicios de los investigadores son
dispares e incluso, en algunos casos, totalmente opuestos. La polémica no se ha agotado con el transcurso de
siglos y acompaña a la obra como si se tratara del designio de su grandeza conceptual y de su oportunidad
histórica. De ahí que los historiógrafos continúen leyendo e interpretando el texto platónico.
Para iniciar nuestro estudio, hemos consultado las opiniones de dos obras fundamentales de la historia de la
lingüística. Son las de V. Thomsen y H. Arens. Vilhelm Thomsen es el fundador en 1902 de la disciplina,
con Historia de la Lingüística; una exposición concisa (Laborda 2009a). En ella aporta con una redacción
sucinta la matriz de etapas, obras y asuntos. E incorpora el diálogo Crátilo al programa de la disciplina. El
primer tópico que recoge Thomsen de la filosofía es el debate sobre la naturaleza del signo lingüístico en
el Crátilo. Reproducimos aquí la breve exposición de Thomsen sobre la obra.
Ocupaba la cuestión, según se dice, a Heráclito y a Demócrito, de los cuales pasa aquél como
defensor de “fisis”, éste de “nomos”, sin que contemos con más datos sobre el particular. Parece que
también tratan de ella los sofistas (Protágoras), y en tiempo de éstos era probablemente tema general
de discusión.
La primera obra literaria en que se enfoca este problema es el maravilloso diálogo de Platón,
«Crátilo», en el que se tratan exclusivamente cuestiones referentes a este tema. A más de Sócrates,
entran en el diálogo dos personajes: Hermógenes y Crátilo. Éste defiende que cada uno de los
45
nombres, tanto en la lengua griega como en las bárbaras, por naturaleza entraña y debe entrañar
acabada correspondencia con el objeto designado, y no pasa por reconocer como nombres y palabras
de la lengua cuantos acuerdan algunos emplear. Hermógenes, por el contrario, opina que no se da otra
correspondencia en una denominación que el uso. (Cap. II, p. 20)
La elección de este debate sobre la teoría del signo ha sido un éxito. Se trata de un mérito más de Thomsen. Es
un tópico que figura en todos los manuales de historia de la lingüística. Sin embargo es inusual que las obras
posteriores a la de Thomsen concluyan de un modo tan crítico sobre el sentido del diálogo platónico como lo
hace el maestro en sus conclusiones.
Divididas estuvieron las opiniones sobre si estas páginas de Platón-Sócrates están escritas en serio o
en broma. Se tiene más bien la impresión de que se trata sólo de parodiar, de burlarse del tono que se
daba a la discusión de estos problemas en general; más en principio apenas difiere éste del que
hallamos en Platón. (Cap. II, p. 21)
El juicio de Thomsen es una declaración de la incertidumbre que provoca la lectura del diálogo. Por
sorprendente que parezca, esta apreciación es común a todas las interpretaciones posteriores, aunque difieran
en el balance final. Según Thomsen, para Platón “se trata sólo de parodiar” unos razonamientos y “de burlarse
del tono” con que abordaban la cuestión los sofistas.
Medio siglo más tarde de la fundación de la historia de la lingüística por Thomsen, Hans Arens publicó una
compilación de textos de la lingüística (1955), que como indicaba el subtítulo cubría “desde la antigüedad hasta
nuestros días”. En la presentación de fragmentos del Crátilo, Arens se muestra escéptico sobre el valor de sus
razonamientos. Se pregunta con qué recursos lingüísticos se pretendía interpretar la realidad de las cosas. Se
refiere a la etimología y al simbolismo fonético como instrumentos de la teoría naturalista del lenguaje. Sin
conocimiento histórico, sin registros fiables, “¿cómo se podría llegar al significado real, justo, verdadero de la
palabra?”, insiste Arens (1955:19). Y concluye con un juicio severo:
Este rompecabezas, que ofrecía enormes posibilidades a la fantasía y a la habilidad dialéctica, persiguiendo
su finalidad, dirigida a la cabalística invención de la verdad (etimología) conducía al absurdo… (1955:19-
20)
Arens se muestra tan crítico como Thomsen. Pero también distingue dos méritos de consolación en el diálogo.
Son la “constatación de la complejidad” de las palabras y, al mismo tiempo, el hecho de que los personajes
reconozcan implícitamente la incapacidad para distinguir sus elementos.
La sintonía de Thomsen y Arens responde a una afinidad más amplia, que es su participación en el paradigma
histórico-comparatista. Se interesan por la evolución y la tipología de las lenguas, de ahí que en la historia
antigua ni el mismo nombre de Platón es una razón suficiente para asignarle un puesto de honor. Pero un
cambio de paradigma se produce a partir de los años sesenta del siglo XX. El estructuralismo y el
generativismo toman el relevo en la cabecera de las investigaciones historiográficas y conciben de un modo
diferente el diálogo de Platón. Lo ponen en valor porque debate sobre un principio fundamental para este
paradigma axiomático, la teoría del signo lingüístico. (Laborda 2009:23)
46
El historiador más conocido como representante de este nuevo período es Robert Henry Robins. En dos etapas
de su obra se puede apreciar la inflexión que toma su análisis. Hallamos una postura afín aún a los
neogramáticos en su primera publicación, Ancient & mediaeval grammatical theory in Europe (1951). Dos
párrafos bastan para comentar el diálogo, del que concluye que la controversia entre naturalidad y convención
no se limitó al estudio del lenguaje sino que “se trató como un tema filosófico” (1951:7). Para remediar la
concisión con que Robins trata del diálogo, remite a la magna obra de H. Steinthal (1863), Geschichte der
Sprachwissenschaft, que aunque se editó un siglo antes sigue considerándola como una referencia magistral.
[1] Ésta es la primera etapa.
R. H. Robins publicó en 1967 su manual sobre historia de la lingüística, A short History of Linguistics. Hay
muchos manuales de la disciplina, pero el de Robins ha Sido el más influyente y representativo. Pues bien, la
diferencia con su trabajo anterior no estriba tanto en la ampliación del período de estudio, que alcanza aquí
hasta el siglo XX, cuanto en la perspectiva que aplica. Robins incorpora los criterios del paradigma axiomático.
[2] Sobre el tema que nos ocupa, observamos que se refiere al Crátilo en diversos pasajes de su manual. Y lo
hace con juicios contrapuestos, que manifiestan aspectos positivos y negativos. En una mención inicial destaca
como positiva su especialización en “cuestiones lingüísticas, aunque en algunos aspectos de su contenido es
decepcionante” (p, 25). Este enunciado resume la contradicción que padece el historiador al apreciar valores y
deméritos en la obra platónica.
Sostiene Robins que el Crátilo es una consecuencia y también el testimonio de la controversia entre naturaleza
y convención, de tanta tradición en el pensamiento griego. Su efecto doctrinal fue una copiosa disquisición
sobre la etimología entre los sofistas. “Esto trajo como consecuencia –señala Robins– que con toda seriedad se
propusieran etimologías caprichosas, algunas de las cuales aparecen en el Crátilo de Platón” (p. 32). Aquí
Robins aplaude la intención de Platón, que actúa “con toda seriedad”, si bien critica que carezcan de valor
porque son “caprichosas”.
En definitiva, Robins aduce como balance los siguientes aspectos. Considera que, por una parte, es censurable
que el debate no conduzca “a ninguna conclusión definitiva” (p. 28). Pero también valora como muy
productivo el efecto de la discusión, en el sentido de que animara en su momento a estudiar la lengua. Al leer
las palabras de Robins captamos el sentido de su juicio, tal como se expresa en este pasaje:
Al defender y criticar cada una de las posiciones de la argumentación, llegaron a examinar con más
detalle las estructuras y los significados de las palabras y las pautas formales que estas mismas
ofrecían. Es estos estudios reside el principio del más estricto análisis lingüístico. (Robins 11967:29)
De este modo Robins elogia el papel del diálogo en su influyente obra de 1967. Si expresamos su dictamen con
la libertad de la analogía, cabría decir que el Crátilo es una luz incierta y engañosa en algunos de sus efectos.
Pero tiene una función cenital y central sobre lo que considera una investigación lingüística relevante. El
interés de esta interpretación es mayor si se contrasta con aquella tan lacónica que el mismo historiador daba en
su obra anterior, la de 1951, Ancient and mediaeval gramatical theory in Europe. La comparación de estas dos
interpretaciones es una ocasión singular para la historiografía. Pone de relieve el cambio de paradigma en muy
poco tiempo –tres lustros– de un mismo autor, aquel que ha llegado a ser la referencia en historia de la
lingüística. Muestra el paso del paradigma de la neogramática al del estructuralismo y ejemplifica un campo de
estudio muy útil para el conocimiento de la doxografía histórica.
47
Leroy y el guion canónico
En un sentido similar al del segundo Robins, el de 1967, se había manifestado tres años antes Maurice Leroy
(1964:15). Leroy es el autor de Les Grands Courants de la Linguistique Moderne, con la que se inicia la saga
de obras de historia de la lingüística que nacen bajo el paradigma axiomático. Y ejerce una influencia notable
ya que establece las líneas de interpretación del Crátilo. En efecto, es apropiado reconocer en el texto de Leroy
el guion canónico que sigue la historiografía hasta los años noventa. [3] Para mostrarlo enunciamos los cinco
rasgos y transcribimos un fragmento alusivo de Leroy.
a) Tradición sofística del debate.- “La gran cuestión debatida entre los sofistas y los filósofos
antiguos –que seguirá siendo de actualidad hasta la escolástica medieval– consiste en saber si el
lenguaje ha sido creado por naturaleza o es resultado de una convención”.
c) Virtuosismo expositivo y ausencia de conclusión.- Platón “expone con virtuosismo las tesis
expuestas, guardándose, sin embargo, de llegar a una conclusión neta a favor de una o de la otra”.
Estos cinco rasgos componen un guion que se asume en las obras posteriores al precursor Leroy. Aparece
también en el manual de Robins, como se ha visto, si bien sus argumentos están diseminados en diversos
pasajes del libro, lo cual dificulta la distinción de su unidad como discurso. En Leroy se lee todo ello de un
modo inequívoco en un solo párrafo.
El empeño de los historiadores se centra en los tres últimos rasgos, que son el virtuosismo expositivo, la
interpretación y el valor de la obra. El resultado es desigual, porque donde más se aplican los lingüistas es en la
capacidad expositiva de Platón. Se ocupan con entrega del detalle de la argumentación sobre la mímesis sonora
o simbolismo fonético y sobre la etimología, pues en este campo los comentaristas se sienten en su exclusivo
48
dominio. Además de R. H. Robins, al que ya hemos hecho mención, nos referimos a Milka Ivic (1965:17),
Marc Baratain y Françoise Desbordes (1981:13-18), Even Hovdhaugen (1982:21-31), Jesús Tuson (1982:16-
19), Max Figueroa (1987:24-32), Daniele Gambara (1989:79ss), Roy Harris y Talbot J. Taylor (1989:1-19),
Bertil Malmberg (1991:57-65) y Vivien Law (2003:20). [4]
El lector halla extensas explicaciones sobre los razonamientos de Sócrates a propósito de los efectos de los
sonidos y de las suposiciones sobre el origen de los nombres. No obstante este esfuerzo, el resultado es
desconcertante. Es difícil justificar un volumen tan considerable de ejemplos como se aducen en el Crátilo para
un balance tan incierto y limitado. Todos los comentaristas coinciden en el reconocimiento de una dificultad
insalvable, a saber, que el sentido del diálogo es dudoso y problemático. Ello no es obstáculo para que la
valoración sea positiva.
También coinciden los historiadores en la declaración de la obra como referente de la historia del pensamiento
lingüístico. Al tratar de ella incluyen el diálogo platónico en el canon historiográfico. Más aún, ya que de
manera expresa reconocen el interés de esa obra como la primera y sobresaliente discusión sobre el signo
lingüístico.
En esta revisión hemos señalado las interpretaciones de los autores que han ejercido liderazgo en la
historiografía lingüística, V. Thomsen, H. Arens, M. Leroy y R. H. Robins. Y hemos señalado su
correspondencia con las etapas fundacional y axiomática. Pero el Crátilo no sólo ha sido objeto de estudio por
parte de lingüistas, porque también y especialmente ha captado la atención de los filósofos.
La perspectiva filosófica
El objeto del Crátilo es mostrar la actividad fecunda de las almas en los últimos seres y la potencia
asimiladora que muestran, una vez la han obtenido en esencia, a través de la corrección de los
nombres. (Proclo, 1-5, p. 65)
Con sobreentendidos teológicos, en este preámbulo el redactor se refiere al alma como entidad eterna que tiene
actividad temporal. Las palabras son el instrumento de mediación entre los dos mundos del alma, el eterno y el
material de cada vida. Y la capacidad del alma es proyectar las formas intelectivas en la materia y cooperar en
la demiurgia universal de la divinidad (Ritoré 1992:27). En consecuencia, aduce Proclo, el objeto del Crátilo es
examinar las propiedades manifiestas en los nombres de las cosas.
La pervivencia de Proclo es merecida. Su exégesis del diálogo platónico tiene diversas virtudes. Enseña los
principios de la interpretación textual[5]. Muestra cómo conciliar el pensamiento platónico y el aristotélico de
manera práctica. Y también facilita el uso de las etimologías a los gramáticos y dialécticos de la época, dos
tipos de especialista que frecuentan el Crátilo.
49
Mucho más cerca de nuestro tiempo, la obra de Steinthal (1863) es una referencia fundamental en el siglo XIX.
Como es sabido, el interés de los filósofos por el Crátilo ha continuado hasta la actualidad con un vigor
inusitado. Es elocuente a este respecto el inventario de H. Cherniss (1959:75-9) de las monografías sobre el
diálogo platónico aparecidas a mediados del siglo XX. Pues bien, Cherniss reseña treinta y cuatro estudios de
primer orden, que se publicaron en revistas y colecciones de filosofía entre los años 1950 y 1957. [6]
Esta abundante producción es congruente con diversidad de puntos de vista entre los investigadores. Y
proclama que el debate sobre el sentido del diálogo es apasionante porque sigue abierto. No obstante, si
tomamos en consideración obras a partir del último cuarto de siglo (Weingartner 1973, Li 1979, Soulez 1991,
Barney 2001, Dixsaut 2003), cabe apreciar unos puntos en común muy significativos.
Crátilo no es el único diálogo que trata del lenguaje. Pero sí es el único que lo considera como problema para
el conocimiento.
El lenguaje o, más concretamente, la naturaleza de las palabras no es el motivo de la discusión. Si bien este
asunto aparece en primer plano, resulta un recurso para plantear cuestiones sobre el conocimiento y sobre la
realidad. La obra responde, pues, a un tema anfibio o no declarado.
La lectura e interpretación de Crátilo no se agota en el propio diálogo. Hay necesariamente una unidad entre
los diálogos, que está determinada por la época de la escritura –probablemente la primera, en el caso
de Crátilo– y por las soluciones que se aducen. La fortaleza de la tesis de la unidad se manifiesta, por un lado,
en la incertidumbre que arroja una interpretación aislada y, por el otro, en el pensamiento de Platón como un
ciclo que se expresa en obras concatenadas.
Estos son los tres puntos de acuerdo entre los historiadores de la filosofía. Sin embargo ello no evita otras
cuestiones controvertidas. De la cuarentena de diálogos de Platón, ¿cuáles son los que forman con Crátilo una
unidad doctrinal? Por la época de redacción, Crátilo se incluye entre los escritos de transición de la juventud a
la madurez. Si en la primera se ha ocupado de temas de ética, en esta otra trata del conocimiento como
recuerdo o reminiscencia y de la filosofía del lenguaje. Se suele atribuir a esa
época Gorgias, Eutidemo o Crátilo, entre otros títulos.
Pero los historiógrafos difieren no sólo en la adscripción de las obras a cada una de las cuatro épocas, sino
también en la vinculación de otros diálogos al Crátilo[7]. Hagamos mención aquí a las contribuciones al debate
que han formulado M. Dixsaut, R. Weingartner y A. Soulez. Para Monique Dixsaut (2003:52-62) la
continuidad de éste se halla en el Eutidemo, un diálogo de la misma época y de un sentido también ambiguo
que trata de las aporías del lenguaje. Eutidemo es una crítica de la erística o arte sofístico del debate como arma
de imposición de una postura.
Para Rudolph Weingartner (1973) es fundamental la tesis de la unidad de los diálogos platónicos, un principio
que declara en el propio título de su libro: “The Unity of the Platonic Dialogue”. Y aún añade en el subtítulo las
50
obras que considera solidarias: Crátilo, Protágoras y Parménides. La intención de Weingartner es descubrir los
efectos de la teatralidad del diálogo en tres obras disimilares. Su exposición no se atiene a una afinidad
temática sino a un proceso de creación doctrinal. En el Crátilo los personajes debaten sobre el lenguaje,
en Protágoras tratan de la virtud y en Parménides de la teoría del conocimiento.
Antonia Soulez es la autora de La grammaire philosophique chez Platon (1991), una de las obras más
sugestivas desde nuestro punto de vista. Se aparta de las discusiones sobre la retórica y el discurso, para
centrarse en los aspectos formales del lenguaje. Y analiza con detalle dos diálogos, el Crátilo y el Sofista, que
vincula de manera irrefutable. Para Soulez estas obras fundan una teoría del lenguaje. Con el Crátilo Platón
desmantela la hipótesis de la mímesis o naturalidad de las palabras y cierra la vía de la exploración de las
palabras. Y con el Sofista aporta una semántica del enunciado que sitúa el debate en las categorías lógicas.
El programa de Platón
Los lingüistas suelen estar advertidos de las interpretaciones que se forman los filósofos sobre el diálogo de
Platón. Sin duda reconocen en el análisis de los filósofos la grandeza de su perspectiva, que resulta extensa y
específica y que está proporcionada a la figura y la producción de Platón. No obstante, este magisterio
historiográfico resulta tan amplio y copioso que supera los propósitos de la lingüística y llega a parecer poco
significativo. A esta dificultad se ha de añadir una paradoja y un dilema.
La paradoja es la siguiente. La tesis de los filósofos es que el Crátilo no tiene por objeto discutir sobre el
lenguaje sino sobre la dialéctica y sus herramientas, entre las cuales no se incluye la designación de las cosas
sino la atribución o formación de juicios. Ello contradice la interpretación canónica en la lingüística, que toma
el diálogo por una discusión literal sobre el tema que explícitamente plantean los protagonistas. Queda en
entredicho, por lo tanto, el interés de la lingüística por esta página de su historia.
Ahora bien, si se acepta esta postura en la lingüística, se debe escoger entre dos opciones. Cabe prescindir del
diálogo y suprimir así este capítulo tradicional en su historiografía. Se reconocería así que el Crátilo es un
mito. También se puede introducir un giro en el análisis lingüístico al asumir el procedimiento contextual de la
filosofía. El análisis contextual comporta en este caso reconocer la unidad de los diálogos platónicos y
examinar con cuidado el trasfondo histórico de la sofística. Y en ello consiste el dilema, que plantea un
escenario difícil pues cualquiera de las opciones comporta un cambio grande de orientación.
En la historiografía lingüística no se ha expresado aún de manera clara esta situación paradójica. No obstante,
cabe distinguir cambios sutiles y significativos en las etapas recientes. Los historiadores de los años sesenta y
setenta consideraban que el Crátilo era una obra desconcertante, por ambigua y contradictoria. Pero también la
calificaban de plenamente acertada por el enfoque del problema del lenguaje y su relación con la realidad. A
los elogios de esta etapa axiomática ha seguido otra que reconoce en el Crátilo un papel parcial. Cubre una
parte de la argumentación platónica, que continúa en otros de sus textos.
El cambio consiste en considerar no ya el diálogo sino el repertorio platónico del que forma parte. Pero la
perspectiva del contexto de Crátilo ha progresado poco en la Lingüística. En la mayoría de los casos se limita a
la remisión a otros diálogos. Marc Baratain y Françoise Desbordes (1981:17-8) y Even Hovdhauguen
(1982:21-4) incluyen en el ciclo temático los diálogos en El sofista y Teeteo. Max Figueroa (1987:30) añade a
éstos el título del Filebo. Y Daniele Gambara (1989:87) propone los diálogos del Filebo y Fedro. El programa
51
de Platón sobre el lenguaje y el pensamiento es amplio e interdisciplinar. Y el repertorio que confeccionan los
historiadores varía según la perspectiva que aplican. Con ello se perfila de nuevo un horizonte abierto, que
resulta difícil de acotar e imposible de recorrer en una historia general.
La solución que adoptan otros historiadores se sitúa en un punto intermedio. Declinan señalar el contexto
doctrinal del Crátilo, para soslayar comentarios que habrían de ser por fuerza breves e insatisfactorios. Y optan
por relacionar el interés y el sentido del Crátilo con la filosofía de Platón. Un ejemplo de ello es el tratamiento
de Vivien Law de la cuestión. El epígrafe que lo desarrolla es significativo, “Plato: language as a route to
reality”, puesto que destaca la figura del filósofo en vez del diálogo. La conclusión con que Law (2003:23)
cierra esta sección es inequívoca sobre el escaso papel de la rectitud de los nombres en la búsqueda del
conocimiento:
The dialogue is thus fundamentally about an epistemological problem and only secondarily about a
linguistic one. ‘How do we reach the truth?’ is the basic question which runs through much of Plato’s
thought. In the Cratylus he investigates the claim that language has truth encoded in the very words.
Having dismissed that claim as only partially true, Plato goes on to search for other sources of
knowledge.
Law corrobora que la rectitud de los nombres tiene aquí un papel secundario en la búsqueda del conocimiento.
Y acaba el párrafo con una sentencia taxativa: “Language no longer interests him”, refiriéndose a Platón. Si
está en lo cierto como parece, ¿por qué le dedicó el filósofo tanto espacio? Para responder este interrogante
recogemos la escueta y certera explicación del Weingartner (1973:8), con la que presenta precisamente la tesis
de su monografía.
La función del diálogo es congruente con la mayéutica socrática. Así, el programa de Platón consta de dos
fases argumentativas. La inicial es de crítica o refutación de ideas mal concebidas –por ejemplo, la idoneidad
del lenguaje como medio de conocimiento– y el consiguiente despiece de un modelo de pensamiento. A esta
estrategia argumentativa se refiere Soulez (1991:36) e identifica el diálogo Crátilo como el que opera en la
primera fase:
Le Cratyle lui-même est un dialogue-étape qui s’inscrit dans une stratégie argumentative qui le
dépasse. Comme tel, il fait l’épreuve d’une insuffisance logique, il s’offre comme le terrain sur lequel
s’expérimente l’inadéquation du modèle de la ressemblance appliquée au langage.
Para agotar el debate y desestimar la cuestión del lenguaje, el diálogo plantea una conclusión inesperada. Como
sostiene Dixsaut (2003:51), “la conclusion du Cratyle est qu’il faut partir des choses et non pas des noms”. El
modelo platónico concibe la realidad como una correspondencia entre las cosas y las esencias inteligibles. Y
extrae dos consecuencias. Es posible el conocimiento de las cosas sin los nombres pero no sin logos. Y el
conocimiento de la realidad permite conocer luego la realidad de los nombres. “C’est pourquoi –añade
Dixsaut– il faut non seulement partir des choses (et non des images ou des mots) mais comprendre que seul le
52
savoir de la chose –savoir élaboré par le discours rationnel– permet d’apprécier la rectitude de l’image, donc la
justesse des noms.”
A una conclusión similar a la de la filósofa llegó Coseriu. Y la expresó con admirable sencillez (1977, nota 11,
p. 23):
El Crátilo de Platón elimina, por lo demás, la tesis del νόμω (como también la tesis del φύσει); el
auténtico resultado de este diálogo es que el problema del lenguaje no puede ser planteado desde el
punto de vista causal.
Como señala Coseriu, la naturalidad o convencionalidad del signo lingüístico resulta irrelevante para el
enunciado científico de Platón. El lenguaje es, en consecuencia, un instrumento diacrítico que faculta para
distinguir las cosas, pero que no permite comprenderlas directamente.
Acaba finalmente el diálogo entre Hermógenes, Crátilo y Sócrates. Los personajes se despiden y se cierra sí
una confusa discusión. Y a pesar de las dificultades para interpretarlo el diálogo tiene un sentido cierto. En El
sofista Platón inicia la segunda fase del programa epistemológico. La clave del conocimiento no son los
nombres sino el discurso. La verdad no se ha de buscar en la propiedad de los nombre sino en el movimiento de
la frase. El logos permite un ejercicio de interrogación y de respuesta, de indagación sobre la realidad y el ser.
Hablar con verdad no es denominar justamente sino operar la atribución apropiada. No es pulsar el léxico sino
la sintaxis. No es disputar sobre opiniones ni frecuentar la erística, sino tratar del ser mediante la ciencia de la
dialéctica.
La historia del pensamiento distingue de un modo claro entre antes y después de Sócrates. Lo hace con los
términos que designan las eras socrática y presocrática. Y lo hace especialmente con la doxografía o la
interpretación de la tradición. Platón es la gran figura de corte en el tiempo histórico y el filósofo mejor
conocido de la antigüedad griega. La razón de la continua transmisión de Platón se explica por la adhesión
doctrinal de las escuelas neoplatónicas y de la patrística cristiana (Dixsaut 2003:14). Proclo, el destacado
neoplatónico, tomó el Crátilo como punto cardinal del pensamiento platónico. Su exégesis impulsó la
recepción del diálogo como discurso teológico. Y la cadena de transmisión ha perdurado hasta la fundación de
la historia de la lingüística en 1902 por V. Tjomsen.
Retrocediendo en el tiempo, cabe anotar que un primer apunte sobre la naturaleza de la lengua ya aparece en
Homero. Y precisamente el Crátilo incluye una referencia a los versos homéricos, que atribuyen el uso de
denominaciones distintas a los dioses y a los hombres. En las palabras del poeta se lee la creencia en el origen
divino del lenguaje. Entre la tradición homérica y el diálogo de Platón se desarrolla el prodigio de la escuela
53
sofística. Los sofistas lograron renovar de raíz la filosofía y de situar el estudio del ser humano en el centro de
su proyecto. Una consecuencia de ello fue el interés por el lenguaje y la contribución de la retórica y los
estudios gramaticales. Se ocuparon de los recursos persuasivos y los géneros discursivos, así como de
problemas lingüísticos sobre la recta dicción y la exactitud de los nombres. Protágoras, Pródico e Hipias, entre
otros, fueron precursores de trabajos sobre gramática y etimología, con los fundaron un movimiento de
reflexión sobre el lenguaje. La sofística tuvo efectos contradictorios, porque exhibió la fragilidad del discurso
y, al tiempo, proclamó la utilidad del metalenguaje de la retórica para perseguir su rectitud.
La crítica de Platón a sus coetáneos fue frontal. Juzgó el sentido de la sofística como un repliegue, una clausura
en torno al discurso. Vituperó una filosofía empequeñecida por intereses en el léxico y la sintaxis, en los
argumentos verosímiles y espectaculares, en las apelaciones a relatos y las pulsiones emotivas. Y en ese punto
intervino la escritura platónica con el diálogo Crátilo para remover la filosofía del lenguaje.
Se tiene este mítico diálogo de Crátilo como uno de los de más difícil interpretación de la producción de
Platón. Las tesis naturalista y convencionalista están perfiladas con claridad. Y la extensa exposición de
ejemplos sugiere el aprecio de Platón por la etimología. Pero el tono ambiguo y moderadamente humorístico de
Sócrates sugiere al lector moderno que Platón está desacreditando la vía del lenguaje para el conocimiento de la
realidad.
En la antigüedad se entendió el debate de Crátilo en su literalidad. También se ha entendido así en buena parte
de los estudios de lingüística. La historiografía lingüística pugna por superar el anacronismo de su lectura
aislada y literal. La dificultad estriba en que Platón es el autor del mito fundacional de la historia de la
lingüística. El capítulo de Crátilo en los manuales satisface la aspiración de contar con la contribución del
filósofo más influyente de todos los tiempos. Y permite establecer una línea divisoria entre las fuentes literarias
de la antigüedad y la reflexión filosófica, entre mito y logos.
Una muestra clara del patrón temporal de la historiografía se halla en Foundations of Western Linguistics, de E.
Hovdhaugen (1982). Tras la presentación del manual y un capítulo sobre Babilonia y los hititas, se abre el
capítulo de arranque, “Where it all started”. Trata de Grecia y se inicia con la figura de Platón (cap. 3, p. 19-
31). La sección sobre Platón comienza con una concesión, “Of course Greek linguistics didn’t start with Plato”,
que Hovdhaugen expresa para referirse de un modo fugaz a la cultura fenicia. Y concluye la sección con la
confirmación del relevante papel de Platón en la historia de la lingüística.
Plato would hardly have labeled himself a linguist and should probably not be regarded as a linguist.
Yet he deserves the ample space I have given him in a history of linguistic. Through his writings we
get the first glimpse of the very foundations of our discipline and also the first formulations of
problems that have been in the focus of linguists ever since. (1982:31)
Según Hovdhaugen, Platón es el auténtico fundador de la lingüística. Tuvo el acierto de plantear cuestiones que
han mantenido su vigencia hasta la actualidad. Y la piedra angular de su contribución es, sin duda, el Crátilo.
54
en la ironía del programa platónico. Esta complejidad deslumbra porque excede el ámbito del lenguaje y
porque oscurece y eclipsa el legado de los contemporáneos de Platón.
55
La flecha hacia arriba es el recto, y la flecha hacia abajo el verso, las flechas → son la
dirección del sentido. Este es el esquema general del signo cuando alguien habla o
escribe.
Según Saussure, se ha desconsiderado el significante, que es la dimensión material de la
lengua; esto es; el sonido que sale de mi boca. La realización del lenguaje es inseparable
de los fenómenos de vehiculación. De Saussure no es referencialista, tal y como
entendía Frege en “sobre sentido y referencia”, aunque tampoco es lo contrario. ¿Hay
lógica entre el vínculo entre significante y significado? Sentido y referencia no podrían
darse el uno sin el otro → la correspondencia se produce entre la psique del individuo o
sujeto de conocimiento y el objeto mismo, por lo que el sujeto es quien hace
corresponder el signo con el objeto a través de este esquema. De hecho, el objeto se
puede designar de muchos modos a través de esta misma correspondencia. Las razones
de esta correspondencia entre conceptos y significantes se encuentran en el propio
lenguaje, no en lo que los hablantes hayan hablado o convenido.
Antes de esto, el lenguaje era visto como mera herramienta que estaba a nuestro
servicio; cuando somos nosotros los que estamos al servicio del lenguaje (la lengua me
habla) que tiene su propia autonomía, pues él mismo decide su lógica y forma,
independientemente de los actos de conciencia de un habla trascendental (Husserl).
Los hablantes aprenden el idioma o lenguaje antes de tomar conciencia de sí mismo; no
decide qué lenguaje o lógica es la adecuada para servirse o emplearla → No hablo una
lengua; sino que la lengua habla a través de mí mientras el empleo [Nota: ¿qué pasa con
los “anormales” o “autistas” (Foucault)?] La lengua me habla, soy independiente de
ella-→ esto lo descubren en la fonología; pues los fonemas son átomos del lenguaje, por
lo que estudian tanto dichos núcleos como el modo en que se enlazan para poder ser
dichos con sentido. En todas las lenguas existen estos átomos del significante →
fonemas → en cada lengua se emplean combinaciones o ecuaciones lógico-matemáticas
que ninguno conocemos ni podemos conocer de momento. El fonólogo estudia estas
leyes de las leyes o de los fonemas. Ni los fonemas ni sus reglas son infinitas, son
sencillas → ¿a qué se debe esto? ¿Hay limitaciones antropológicas que lo expliquen o
lógicas? No es posible cualquier combinación → hay a-prioris → combinaciones que
son posibles en una lengua y en otra no, ¿por qué? El fonólogo puede predecir: esto es,
puede saber cómo sonaba una lengua en el siglo XVI y cómo sonará en el siglo XXIII.
Tenemos muy poco margen de maniobra; impera una misma lógica fonológica. Existían
56
sentidos compartidos y raíces comunes en las lenguas indoeuropeas ¿De dónde nace la
intencionalidad de la lengua si no es del hablante?
En metafísica, el realismo es aquella postura filosófica que manifiesta que los objetos
tienen una existencia en una realidad independiente al observador. En tal sentido, es
opuesto al antirrealismo, escepticismo, algunas formas de idealismo (como el idealismo
subjetivo, idealismo trascendental, solipsismo) y en cierta medida, al constructivismo.
En su forma extrema, conocida como realismo ingenuo, se piensa que las cosas
percibidas por los sentidos son en rigor lo que parecen ser. En versiones más complejas,
a veces denominadas como realismo metódico, 1 se da alguna explicación de la relación
entre el objeto y el observador que tiene en cuenta la posibilidad de que tengan lugar
ilusiones, alucinaciones y otros errores de la percepción.
57
La razón por la que el término realismo se aplica a corrientes filosóficas muy diferentes
entre sí, es por la naturaleza del objeto. Puede ser material, pero también un objeto
espiritual. El realismo se puede aplicar a muchos objetos y fenómenos filosóficos, como
una entidad matemática, una idea, una teoría científica, otras mentes, el pasado, el
futuro, categorías morales, el mundo físico y el pensamiento.
Análogamente, las posturas no realistas defienden que el objeto sólo existe en nuestra
mente, o bien que ni siquiera tiene sentido hablar de que dicho objeto exista. Como
posturas no realistas en algún sentido dado encontramos los idealismos, el
instrumentalismo, el nominalismo (como una de las corrientes de la Escolástica), etc.
Índice
1Realismo y materialismo
2Historia
2.2Renacimiento e Ilustración
2.3Filosofía contemporánea
3Realismos metafísico
3.1Objetos inmateriales
3.1.1Realismo exagerado
3.1.2Realismo moderado
3.2Objetos materiales
3.2.2Realismo científico
3.2.3Realismo crítico
5Realismo y matemáticas
58
6Realismo y hombre
7Realismo y política
8Realismo y ética
9Ver también
10Referencias
10.1Bibliografía
Historia [editar]
En la filosofía griega antigua, las doctrinas realistas sobre universales fueron propuestas
por Platón y Aristóteles.3
En la Edad media, con respecto a la teoría de las Ideas de Platón, se denominó realismo
platónico. Algo similar se puede decir del realismo aristotélico y del tomismo, a los que
se denominó realismo moderado. Ambas posiciones consideran las formas platónicas, o
conceptos universales, como reales.
59
A partir del Renacimiento y, principalmente, de la edad moderna el realismo entró en
crisis en la filosofía ante el empuje de los idealismos. El realismo metafísico defendía
que el ser (las cosas) tiene existencia independiente de la conciencia. El realismo
gnoseológico (que se ocupa del modo de conocer las cosas) afirmaba que, en
contraposición al idealismo transcendental de Kant, nos es posible conocer las cosas sin
que nuestra conciencia imponga sus categorías. Kant se halla en una posición
intermedia que combina el realismo empírico (los fenómenos son empíricamente reales)
con el idealismo trascendental (la forma de los fenómenos se debe a la mente).4
El realismo metafísico es una postura ontológica y/o epistemológica según la cual las
cosas existen independientemente de que haya una conciencia que las perciba. Los
objetos que contiene el mundo, junto con sus propiedades y las relaciones que
mantienen, fijan la naturaleza del mundo y estos objetos existen independientemente de
nuestra capacidad de descubrir que sí existen.6 Estos pueden refrieses a objetos
materiales como inmateriales.
60
metafísica, el problema de los universales se refiere a la cuestión de determinar qué
clase de seres, de entidades, son los universales, qué realidad tienen, cuál es su forma
peculiar de existencia.7
El realismo platónico sostiene que las ideas existen por sí mismas en otra dimensión de
la realidad. Un nombre común, como cama, se refiere a la naturaleza ideal del objeto,
sugerida por su definición, y esta naturaleza ideal tiene una existencia metafísica
independiente de los objetos particulares de esta clase. Así, la circularidad existe aparte
de los círculos particulares, la justicia, independientemente de los individuos o Estados
justos particulares, y la idea de cama, independientemente de las camas particulares.
Como los universales fueron considerados por Platón como formas ideales, esta postura
también se la conoce como idealismo platónico o idealismo objetivo. Esto no debe
confundirse con el idealismo, tal como lo presentan filósofos como George Berkeley y
no hay que perder de vista que se trata de una denominación aplicada en siglos
posteriores a Platón y que se trata de una simplificación de sus ideas. Algunos
representantes del idealismo objetivo son Leibniz, Hegel, Bernard Bolzano, Dilthey.
Por otra parte, el realismo agustiniano situaba las ideas platónicas en Dios, identificadas
con El, y que cumplían la función de servirle como modelo al crear las cosas; de ahí el
nombre de ideas ejemplares. Estas ideas eran los arquetipos en la mente de Dios.7
Aristóteles criticó la idea platónica de las ideas afirmando que el verdadero ser, la
auténtica existencia, se encuentra no en lo universal, sino en lo individual.7 Este es el
origen y la base del realismo moderado, que sostiene que los universales son realidades
en la mente y aunque carecen de existencia independiente, tienen su fundamento en las
cosas existentes.9 Los defensores más conocidos son Alberto Magno y Tomás de
Aquino.104
61
El neotomismo defiende un realismo no naturalista. Existe la cosa en sí
independientemente de nosotros, pero esta existencia no se reduce a los objetos
naturales, también existen los objetos espirituales.
El marco dialéctico para la discusión se presenta como una tríada inconsistente, las
cuales las tres siguientes proposiciones no pueden ser verdaderas al mismo tiempo: 11
El realismo crítico afirma que existe la cosa en sí, pero que el objeto inmediato de
conocimiento no es necesariamente éste, sino un conjunto de cualidades pertenecientes
a la cosa.
El realismo científico afirma que existe la cosa en sí, la materia, la cual es objeto de la
Física. Utiliza el método científico para conocer la realidad material.
62
Para el realismo absoluto no hay diferencia, ni puede haber, entre el objeto de
conocimiento y la cosa en sí. El realismo materialista del materialismo dialéctico es una
postura filosófica, desarrollada por Karl Marx y Friedrich Engels, que retoma el
pensamiento dialéctico de Hegel, pero "dándolo vuelta". Según estos autores, existe una
realidad material independiente de los sujetos, pero que solo es comprendida por la
actividad de los hombres. Es decir, que la realidad solo es realidad porque es mediada
por la práctica de los hombres concretos. La idea de que el hombre construye la
realidad, no obstruye que el hombre pueda conocer la realidad tal cual es, sino todo lo
contrario, solo así puede conocer tanto la realidad humana creada como la naturaleza.
63
capacidad de observarlas. Popper sería un realista ontológico, aunque considera que las
teorías científicas siempre se mantienen en el ámbito de las conjeturas.
Otras variantes del realismo en filosofía de la ciencia están relacionadas con la verdad.
El realismo semántico defiende que las teorías científicas son verdaderas o falsas según
su correspondencia con la realidad. Según el realismo progresivo el avance de la ciencia
nos permite un mejor conocimiento de la realidad.
Karl Popper y Mario Bunge son defensores estrictos del realismo de la ciencia. Los
realistas en sentido fuerte defienden que las teorías y conceptos científicos nos
proporcionan conocimiento sobre la realidad porque hay algún tipo de relación de
correspondencia entre las teorías científicas y la naturaleza. Mario Bunge analiza los
problemas de diversas epistemologías, desde el racionalismo crítico popperiano hasta el
empirismo, el neopositivismo, el subjetivismo o el relativismo. Se considera un realista
crítico que ve la ciencia como falible (el conocimiento del mundo es provisional e
incierto), pero aun así afirma que la realidad existe y es objetiva. Para Karl Popper, el
realismo se circunscribe de la aceptación de regularidades en la naturaleza, es decir, del
hecho de que se pueda contar con que es posible conocer las leyes que rigen los
fenómenos pero no se compromete con la existencia de objetos. Su realismo es un
realismo metodológico pero no explícitamente ontológico.13
Larry Laudan y Ronald N. Gire presentan una postura intermedia entre el realismo y el
subjetivismo estrictos. Giere afirma que referencia a la realidad debe valorarse caso por
caso porque el grado de realismo varía entre las ciencias o, al menos, en algunas de ellas
resulta más sencillo encontrar su correspondencia con la realidad. Así, la astronomía y
la biología poseen un grado de realidad muy elevado, mientras que la mecánica cuántica
utiliza construcciones teóricas muy abstractas.
El realismo crítico de Rom Harré y Roy Bhaskar destaca que el empirismo y el realismo
conducen a dos tipos diferentes de investigación científica. La línea empirista busca
nuevas concordancias con la teoría, mientras que la línea realista intenta conocer mejor
64
las causas y los efectos. Esto implica que el realismo es más coherente con los
conocimientos científicos actuales. El realismo crítico sostiene un realismo indirecto
basado en que los datos sensoriales no pertenecen tal cual aparecen al mundo físico,
distinguiendo entre cosa externa, dato sensorial (sense-datum) y el acto de la
percepción.4
Arthur Fine promueve la actitud ontológica natural como postura entre el realismo
científico y los antirrealistas. A diferencia del realismo y del antirrealismo, la actitud
ontológica natural no interpreta la verdad. Considera a ésta un concepto básico y como
tal su uso y su lógica están ya categorizados, al menos parcialmente. No es necesario
dar cuenta de él, ni tampoco sería posible.
65
El platonismo matemático implica que tanto los objetos matemáticos como las leyes
matemáticas no se inventan, sino que se descubren. Con esto se explica al carácter
objetivo e interpersonal de las matemáticas. Este realismo ontológico es incompatible
con todas las variedades de la filosofía materialista. Algunos de sus representantes
fueron Gödel, 1718 Wigner y Erdös. Entre los filósofos que han adoptado la posición se
cuentan Quine, Dummett19 y Mark Steiner.20 El realismo212223 es quizás la posición
más difundida entre los matemáticos.24
Alrededor de los 1900 tuvo mucha influencia en esa posición en el argumento de Frege,
25 que se puede resumir así: «Términos singulares que se refieren a números naturales
aparecen en enunciados verdaderos simples. Solo es posible para los enunciados simples
con términos singulares como componentes ser verdaderos si los objetos a los que se
refieren los términos singulares existen. Por lo tanto: los números naturales existen.
Pero, si los números naturales existen, son objetos abstractos que son independientes de
todas las actividades racionales. Por lo tanto: los números naturales son objetos
abstractos que existen independientes de todas las actividades racionales, es decir, el
objeto aritmético del platonismo es verdad.»
66
justificación y el conocimiento a priori, entre otros por Laurence Bonjour.26 Sin
embargo, un tratamiento más sofisticado de este asunto sugiere que el problema es más
profundo: «nuestras mejores teorías epistémicas parecen excluir cualquier conocimiento
de los objetos matemáticos.» 2728 Esto generalmente se conoce como el dilema de
Benacerraf2930 dado que generalmente se interpreta como estableciendo que debemos
abandonar nuestras teorías epistemologías o la certeza matemática.313233
El realismo liberal (Antonio Muñoz Ballesta) analiza las sociedades del siglo XXI
basadas en los principios realistas de lo político y en la ciencia social y económica de la
Escuela Austriaca de Economía.
67
Realismo y ética [editar]
Muchos filósofos afirman que el realismo moral se remonta al menos a Platón como una
doctrina filosófica,37 y que es una forma de doctrina moral totalmente defendible.38
Una encuesta de 2009 con 3,226 encuestados encontró que el 56% de los filósofos
acepta o se inclina hacia el realismo moral (28%: antirrealismo; 16%: otros).3940
Idealismo
Este artículo tiene referencias, pero necesita más para complementar su verificabilidad.
68
«Idealista» redirige aquí. Para el sitio web español del sector inmobiliario, véase
idealista.com.
En 1781, Immanuel Kant publicó su famosa Crítica de la razón pura, rechazando ambas
posturas y proponiendo una alternativa. Según Kant, si bien todo nuestro conocimiento
empieza con la experiencia, no todo se origina de ella, 1 pues existen ciertas estructuras
del sujeto que anteceden a toda experiencia, en tanto son las condiciones que la hacen
posible. La filosofía del siglo XIX se caracterizó en gran parte por ser una reacción a su
filosofía, 2 comenzando con el desarrollo del idealismo alemán.
Algunos idealistas influyentes fueron Immanuel Kant, Johann Gottlieb Fichte, Friedrich
Wilhelm Joseph Schelling, Georg Wilhelm Friedrich Hegel, Arthur Schopenhauer y
Francis Herbert Bradley.
69
Idealismo objetivo [editar]
Las ideas existen por sí mismas y solo podemos aprenderlas o descubrirlas mediante la
experiencia. Para el idealista objetivo los demás son ideas sin cuerpo material. Algunos
representantes del idealismo objetivo son Leibniz, Hegel, Bernard Bolzano, Dilthey.
La principal característica del idealismo subjetivo es que todo gira alrededor del sujeto
cognoscente (ser pensante que realiza el acto del conocimiento). Y existen, a su vez, dos
variantes:
La versión radical sostiene que el sujeto construye el mundo: no existen cosas por sí
mismas sino que solo existen cosas para nosotros (constructivismo ontológico). Según
esta concepción, la naturaleza no tiene existencia independiente.
La versión moderada afirma que «las cosas son del color del cristal con que se miran».
El simple aserto de que las ideas son importantes no lo califica de idealista. Casi todos
los materialistas y realistas admiten la existencia e importancia de las ideas, solamente
niegan su autoexistencia.
70
Representantes del idealismo subjetivo son: Descartes, Berkeley, Kant, Fichte, Mach,
Cassirer y Collingwood.
Platón creía en un mundo donde residían los conceptos universales que denominó como
formas
71
Lo que cae bajo nuestra capacidad de conocer se llama fenómeno. Aquello que se
encuentra fuera se llama noúmeno.
Immanuel Kant.
El noúmeno (del griego noeo comprender o inteligir) es el objeto tal como sería en sí
mismo («la cosa en sí»)
El idealismo alemán surgió a partir de la obra de Immanuel Kant en los años 1780 y
1790, vinculado estrechamente con el Romanticismo, la Ilustración y el contexto
histórico de la Revolución francesa y las posteriores guerras napoleónicas. Los
principales pensadores del movimiento fueron, además del propio Kant: Fichte,
Schelling y Hegel. Los tres últimos reaccionaron fuertemente al libro Crítica de la razón
pura de Kant. También pertenecen a la escuela filósofos de talla menor, como Jacobi,
Schulze, Reinhold y Schleiermacher.
72
expresada como la identidad abstracta "A = A". El idealismo absoluto es el intento de
demostrar esta unidad utilizando un nuevo método filosófico "especulativo", que
requiere de nuevos conceptos y reglas de lógica. Según Hegel, el fundamento absoluto
del ser es esencialmente un proceso dinámico e histórico por la necesidad que se
desarrolla por sí mismo en forma de formas cada vez más complejas de ser y de la
conciencia, en última instancia, dando lugar a toda la diversidad del mundo y a los
conceptos con los que pensar y dándole sentido al mundo.
La voz Ser, como voz y su sentido uno, tienen como condición de posibilidad
una diferenciación. Encierra una diferencia entre sus fonemas que es
constitutivo de su identidad La diferencia tras la identidad (o que esta
encierra). La diferencia es condición de posibilidad de la identidad; y a su
73
vez la diferencia presupone la identidad del sonido… Aquí la paradoja. La
diferencia de las filosofías de la diferencia no es la diferencia óntica (entre el
ente) sino la ontológica (entre entes diferentes o fonemas):
74
es signo, la referencia también. Según el semiólogo estructuralista, el sentido del
signo viene dado por los condicionamientos entre y en las propias estructuras
lingüísticas.
No existe una trascendencia (lo otro) del signo mismo. La estructura no es convencional
a ningún nivel, sólo se puede comprender y abstraer en un manual de forma sincrónica.
La estructura fonológica y su lógica operan en una lógica subconsciente los
hablantes no pueden cambiar a voluntad la estructura del lenguaje; matando a Dios por
ejemplo genero otra estructura, pero no la he roto. La voluntad práctica es un signo más,
está al servicio de la autonomía arbitraria (pudiera ser y podría haber sido o no cualquier
otra) del lenguaje (no encierra necesidad). No se responde a ninguna intencionalidad,
sólo al flujo o devenir de la lengua misma (partiendo de sus condicionamientos), su
diacronía no encierra una necesidad que pueda gobernar: es pre-subjetiva, intuitiva,
gobierna al sujeto.
Este plexo sígnico se puede ver sincrónicamente, pero el estructuralismo está interesado
en el devenir de la estructura sígnica a lo largo del tiempo. El significado de un signo
75
depende siempre de otros signos de la estructura, depende de la posición que ocupa
dentro de dicha estructura. Se define el signo por las relaciones de negatividad, eso que
yo no puedo presuponer (Debate Foucault y Adorno: lo que ya no es; a partir de sus
nexos, positividad dada por lo que no es ella; mientras que Adorno defendía las
positividades y negatividades de un modo enfrentado e irreconciliable). No puedo
presuponer la identidad de algo; sin saber qué no es ya. Cuando comprenda lo que es B,
C, D, comprenderé mejor a A, pues pensar sólo en A de manera aislada es metafísica de
la presunción; esto es; es mucho presuponer y no entenderemos nunca lo que es A
realmente Entiendo la mesa por las acciones en práctica que dan esa entidad como
resultado, no por presuponer la noción de objeto y su realidad. Los objetos son
resultados, no puntos de arranque. La categoría principal es la de relación es lo
identitario; no las categorías o sustantivos o cualidades La identidad es el resultado
del entramado de una diferencia inmanente o trascendente o de ordenamiento (Lévi-
Straussordenamiento estructural ordenamiento = arrangement) orden a-priori, no
patente al que le gusta ocultarse y que maneja los fenómenos). El sistema o estructura
debe dar lugar a una totalidad o conjunto, no a una mera suma de partes. Hay estructuras
si el vínculo es sistémico; tiene una lógica interna como una unión o comunidad que
genera una totalidad diferente. Es una suma de funciones; sino no hay vínculo sistémico
y por tanto no habría estructura. Se trata por tanto de un todo, donde todo es parte del
todo Teoría de conjuntos de Russell (aunque Foucault, Barthes, etc… no se lo
plantean de ese modo matemático) aquí la ontología toca con el estructuralismo
matemático La estructura como totalidad integral.
La estructura es dinámica, hay diacronismo en ella; ahora bien; está autoregulada por
ella misma, la propia integral.
76
también al estudio de cualquier grupo humano que se pretenda conocer mucho
mejor.) No es igual a Antropología cultural o estructuralismo orgánico.
Para Strauss todas las relaciones de parentesco que se dan en cualquier cultura,
tienen una estructura de base que restringe todas las otras posibilidades que podrían
darse aquí y ahora. Si eres hijo de, ya marcan todas tus posibilidades de actuación en
toda tu vida. Toda posición está condicionada Problema de la libertad y de la
condena de la libertad (Debate entre Foucault y Sartre). Lakatos = Núcleo duro de la
estructura.
Toda revolución se da cuando el núcleo duro de la estructura está tan bien asentada
que permite este tipo de peripecias, ya veremos por qué.
Tanto la fonología como las teorías estructuralistas son hipótesis o simulacros
teóricos que se lanzan (como las leyes de parentesco de Levi-Strauss) solo es un
principio explicativo de cuál podría ser la estructura que explicara esos fenómenos.
Freud, Marx… Para los agentes la estructura siempre opera de manera inconsciente;
se asienta y apoya (sujeta esas subjetividades o sujetos) en ese inconsciente. El
estructuralismo trata de hacer consciente lo inconsciente, que se cobre conciencia de
que todas las estructuras en todos los planos, hacen posible que sea lo que uno es y no
es. Este proceso de devenir consciente debe partir del modelo estructural fonológico
trasladado a todas las ciencias humanas y sus lógicas. Detrás de las lógicas hay una
tropología (La tropología es la filosofía basada en los tropos o modos retóricos que
tradicionalmente han sido parte de la poética, pero que son nueva inspiración para
profundizar y repensar categorías intelectuales en los más diversos campos, como la
filosofía, la sociología, la historia e incluso el marketing. Uno de los máximos
exponentes para el campo de la filosofía histórica ha sido Hayden White, 1 que advirtió
la existencia de cuatro tropos básicos en las construcciones de autores como Hegel,
Marx, Croce o Burkhart. Para Genette2 el triunfo de la tropología responde a un declive
intelectual con respecto a la mucha más amplia retórica. Ankersmith3 muestra que el
interés por la tropología se ha revitalizado de una manera inesperada. La tropología no
es una extensión simple de la retórica, puesto que requiere una lectura y alegorización
de los tropos o metatropía, no evidente desde una formación banal en los tropos
entendidos como simples fórmulas verbales.) Tropo (Un tropo es la sustitución de
una expresión por otra cuyo sentido es figurado. Se trata de un término propio de la
retórica (proviene del griego τρόπος, trópos, que significaba «dirección»). En este
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sentido, el tropo es el cambio de dirección de una expresión que se desvía de su
contenido original para adoptar otro contenido.1 En latín, el término se adaptó como
tropus. El uso de los tropos es un constituyente principal del ornatus retórico, una de las
cualidades de la elocutio. El número y la identidad de los tropos ha variado a lo largo
de la historia de la retórica; entre los contemplados más habitualmente están la
metáfora, la alegoría, la hipérbole, la metonimia, la sinécdoque, la antonomasia, el
énfasis, la ironía, etc. La retórica clásica constaba de un tratado llamado De tropis donde
se estudiaba el uso de las palabras en un sentido distinto del habitual. Los tropos ocupan
un lugar importante en el lenguaje literario, especialmente en la poesía lírica, aunque no
exclusivamente: pueden encontrarse también en el lenguaje coloquial. Teoría
tropológica: Pionero de un uso filosófico de los tropos para usarlos como figuraciones
de teorías sociales y para la comprensión de los textos históricos fue Giambattista Vico
(S.XVIII). Siguiendo su estela, el filósofo de la historia Hayden White en su libro
Metahistoria advirtió (para algunos forzó) la conexión de tropos y teorías histórico-
sociológicas, así la Metonimia sería la clave del método de Marx, la Sinécdoque para
Hegel, la Metáfora para Nietzsche y la Ironía para Benedetto Croce. Frye en su
"Anatomía de la crítica literaria" expone cuatro tipos de tropos narrativos, pero esta vez
psicologizados, son el "agon" o conflicto, "pathos", el sufrimiento, la "anagnorisis" o
descubrimiento de la propia identidad y el "sparagmos", o gran destrucción. La teoría
tropológica, aunque sin este nombre, ha sido usada durante siglos. Afirma una lógica
detrás de los sucesos históricos más allá de la aleatoriedad o de su planificación, así
como las consecuencias autónomas del texto más allá de las intenciones de su autor o
autores, sean éstos cineastas, historiadores, planificadores sociales, creadores de
sistemas filosóficos o creadores audiovisuales. Por ejemplo la dicotomía héroe-villano,
que se utiliza tanto por los narradores historicistas, como por los fílmicos, si bien en
aquellos resulta mucho menos evidente y requiere de formación para ser detectada. La
tropocognición puede unirse con la mitocognición de una manera hibridada para todo
tipo de análisis, desde luego en alternativa a las escuelas racionalistas y empiristas en
ciencias humanísticas.) Figuras (metáforas…ejemplo “sobre verdad y mentira en
sentido extramoral” de Nietzsche) Son condiciones de posibilidad de las figuras.
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7 de Febrero del 2020.
El ser se dice de muchas maneras o modos, pero él también es de muchas maneras en
tanto que unidad ontológica. El fonema cumple una función organológica en el seno
relacional de la estructura fonológica:
Esto que sucede en el lenguaje, ocurre en todos los sistemas culturales humanos no
se queda en el ámbito de lo lingüístico o simbólico. Se reduce a un número de signos
universales los sistemas de parentesco (Strauss) para estudiar la función estructural que
cumple a través de una relación de oposición del tipo A-B; o Padre-Hijo Oposiciones
binarias; que sólo pueden darse cuatro, a partir de cuyas combinaciones puedo explicar
todas las funciones posibles.
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Los vínculos son relaciones de oposición, que se pueden codificar en un sistema o
lógica binaria y de matrices del tipo:
El ser humano tiene una voluntad que es un constructo, no se puede presuponer que
existe como tal. Hay una racionalidad estructural, no humana, que condicional a razón
humana no es que no haya libertad; sino que está condicionada por muchos más
factores de los que parecían.
La estructura no conoce otro orden que su propio orden, es único No puedo elegir
reelaborar el español, por ejemplo, tan sólo podré deconstruirlo y reelaborarlo o
reestructurarlo. Prima lo sincrónico o estático con el ese eso es lo que interesa a
la mirada estructuralista. Se trata de ver cuál es la forma en que todo fenómeno se
está dando, aunque no se manifieste o patente. Ese orden sigue su propia lógica
porque la descendencia se ajusta y se acomoda al orden estructural tiene más
posibilidades de sobrevivir (por ejemplo: prohibición del incesto). Hay análisis
diacrónicos de fotograma a fotograma (sincronía). Ahora bien, si no tenemos
voluntad ¿quién la tiene? La estructura no decide, sólo opera como opera, como una
máquina. La conciencia trascendental no opera en la base estructural subconsciente.
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La estructura constituye y condiciona nuestra voluntad, aun así tenemos libertad de
decisión aquí el problema con el existencialismo (apuesta por una libertad
metafísica) y el estructuralismo (libertad sujetada o estructurada o estructural).
La estructura no es una entidad de orden metafísico, es una condición de
posibilidad. La estructura del sujeto o el Ego deja de ser central, pues ningún signo
existe sin su código fuente la estructura está formada por un conjunto de
entidades. No es un sujeto, los sujetos están sujetados a ella el hombre es
heterónomo; depende de una normatividad que le hacen ser el resultado de un
campo limitado y posibilitante. Eso que llamo hombre se disuelve en relaciones
estructurales, no es el foco donde yo justifico mi existencia o la de Dios (Descartes).
Lo prohibido tiene también un sentido en el seno del a estructura, ahora bien, las
posibilidades de no-ser son dadas por la propia estructura, que si se maximizan
dinamitarían la estructura misma ejemplo del colonialismo europeo: nuestra
estructura era superior y se impuso sobre la de ellos. Por todo esto interesa lo
diferente, lo anormal; pues son experimentos de la estructura para enfrentar lo
potencialmente peligroso se autoinmunologiza (vacunas). El otro, el diferente
forman parte de la estructura misma, hacen de ello un virus inocuo. Es visto el otro
como lo otro de sí no como lo otro de lo otro. Se gobierna y controla al diferente
para reafirmar que este es el mejor de los modos posibles de ser, no el del diferente,
por ello se vigila y castiga.
El protagonista deja de ser la humanidad y su relato, tomando como héroe a la
historia universal, va configurando lo que la humanidad es y no es Revolución
del estructuralismo se pone de relieve cuáles son los modos de entrelazar los
acontecimientos en una historia o trama o mythos (Aristóteles: introducción,
presentación, nudo y desenlace la trama adopta una forma lineal). Mythos
archéTélos. Necesidad del relato = Anánke. Esta trama para los estructuralistas,
ha aparecido una y otra vez en los relatos occidentales la historia universal estaría
formada por esos rasgos o patrones que entran en la línea del tiempo histórico, lo
narrado, lo visible; sólo si puede ser un elemento más de la trama lo que no se
inscribe en términos de necesidad o de peripecia no tiene cabida en el relato. ¿Acaso
no hay otras tramas en otros modos de relatos humanos (como lo salvaje o lo
bárbaro)? ¿Debe ser releída la historia universal? ¿Hay tramas necesarias, o hasta
qué punto nos condicionan nuestras propias tramas?
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<<HISTORIA DEL ESTRUCTURALISMO-
TOMO I: EL CAMPO DEL SIGNO, 1945-
1966>>-François Dosse. Ediciones Akal
universitaria.
Traducción: María del Mar Llinares.
o. Introducción.
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El éxito que tuco el estructuralismo en Francia durante los años cincuenta y sesenta
no tuvo precedentes en la historia del a vida intelectual de este país. Las razones de
este éxito tienen que ver esencialmente con el hecho de que el estructuralismo se
presentó a la vez como un método riguroso que podía dar esperanzas sobre algunos
avances decisivos hacia la ciencia; y también con el hecho de que fuese un momento
particular de la historia del pensamiento que se puede calificar de tiempo fuerte de la
ciencia crítica. Esta conjunción permite comprender por qué tantos intelectuales se
reconocen en un mismo programa que provocó entusiasmos múltiples.
1) El triunfo del paradigma estructuralista es el resultado, en primer lugar, de un
contexto histórico particular, marcado desde fines del siglo XIX por la
inclinación progresiva de Occidente hacia una temporalidad fría.
2) Es también fruto del notable desarrollo de las ciencias sociales, que se enfrentó
al dominio hegemónico de la vieja Sorbona, detentadora de la legitimidad
científica, y dispensadora de las humanidades clásicas.
Una verdadera estrategia de superación del academicismo en el poder se encarnó en un
programa estructuralista, que tuvo la doble función de impugnación y de contracultura.
El paradigma estructuralista habría tenido como efecto en este terreno hacer sitio a todo
un saber proscrito, al margen de las instituciones canónicas.
Expresión de la protesta, el estructuralismo se corresponde con un momento de la
historia occidental en tanto que expresión de una cierta dosis de auto aborrecimiento, de
rechazo de la cultura occidental tradicional, de hambre de modernismo a la búsqueda de
modelos nuevos.
El estructuralismo opuso a la glorificación de los valores antiguos una historia
occidental, por lo que no es casual que las dos ciencias faro del momento –la
antropología y la psicología- privilegien el inconsciente, el reverso del sentido
manifiesto, lo rechazado, inaccesible, de la historia occidental.
Es también el momento en que la lingüística hace el papel de ciencia piloto que guía los
pasos de la adquisición científica para las ciencias sociales en general. El
estructuralismo fue, en este terreno, el estandarte de los modernos en su lucha contra los
antiguos. Habría sido también el instrumento de una desideologización para numerosos
intelectuales comprometidos, siguiendo el ritmo de las desilusiones de la segunda mitad
del siglo XX.
Coyuntura política particular marcada por el desencanto, configuración del campo del
saber que necesitaba hacer una revolución para llegar a una reforma: esta conjunción
permitió al estructuralismo ser el polo de confluencia de toda una generación, que
descubrió el mundo tras la trama estructural.
Esta importante búsqueda de una salida al desasosiego existencial tuvo como efecto una
tendencia a ontologizar la estructura: ésta es propuesta, en nombre de la Ciencia, de la
Teoría, como la alternativa a la vieja metafísica occidental. Ambición desmedida de un
periodo que desplazó las líneas fronterizas, los límites de las figuras impuestas para
aventurarse por los caminos más novedosos, abiertos por la eclosión de las ciencias
sociales.
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