Está en la página 1de 5

Entrevista al economista Abelardo Pachano.

¿Ve un plan coherente para atender las necesidades económicas de la urgencia, de la


producción y del sostenimiento de la dolarización?

En cierto sentido sí. Para enfrentar en el corto plazo este tsunami sanitario, el gobierno y en
general toda la colectividad han demostrado una disposición con bastante consistencia. Se
tiene claro que el objetivo número uno es salvar vidas, el dos es dar asistencia alimentaria a los
marginados, el tres es tratar de salvar empleos. Esto lleva consigo el concepto de aliviar las
cargas financieras de las empresas y de las personas. En ese sentido, las decisiones que ha
tomado el país están razonablemente encaminadas.

La declaratoria de Estado de Emergencia da al presidente facultades extraordinarias para


manejar el presupuesto del Estado. No creo que este momento se requiera reformas legales
para manejar la temática del corto plazo, más allá de lo que debe ser una comprensión
extensiva de las relaciones laborales a fin de que trabajadores y empresarios puedan llegar a
entendimientos que sean convenientes. El gobierno ha conseguido que se dilaten los pagos de
muchos impuestos, que se difiera el pago de servicios públicos, que se postergue el pago de
aportaciones a la Seguridad Social. Hay una normativa de refinanciación de deudas
especialmente de pequeñas empresas, de microcréditos, de créditos hipotecarios. Desde el
punto de vista de atención a los temas básicos y de asignación de recursos, creo que estamos
bien encaminados. Se ha dado gran prioridad a los gastos de salud y hay una estrategia de
renegociación de la deuda que mantiene abiertas las líneas de financiamiento de los
multilaterales que van a ser las única fuentes, conjuntamente con ciertos gobiernos, que nos
podrán proveer de los recursos para poder atender parte de esta etapa y las siguientes.

En esta etapa las finanzas van a ser golpeadas por el diferimiento de deudas, de impuestos, de
pagos. ¿Habrá suficiente liquidez para atender la urgencia sanitaria y las obligaciones básicas
del Estado?

Para esta primera etapa, si se concretan los desembolsos anunciados de los multilaterales y del
gobierno chino, creo que tendremos los recursos suficientes. Obviamente que concluida esta
etapa, y una vez que hagamos cuentas, nos vamos a encontrar con un problema muy severo
de viabilidad fiscal.

Usted decía que tiene que haber una comprensión extensiva de las relaciones laborales.
Algunos sindicatos ya están acusando al gobierno de estar flexibilizando a la fuerza y yendo
contra la Constitución. ¿Esa extensión comprensiva tiene una base legal suficiente?

Sí hay argumentaciones legales sólidas vinculadas con el concepto de fuerza mayor. Se han
suspendido las actividades no por decisiones empresariales sino por la existencia de un
fenómeno que escapa al control de cada una de las empresas y del propio gobierno. La razón
que justifica los acuerdos ministeriales para llegar a transacciones hechas entre trabajadores y
empleados sí encuentran un sustento razonable.

¿Alcanza ese sustento legal para que en la empresas haya negociaciones sobre horarios, pagos,
manejos de personal y, eventualmente, suspensión de actividades por casos de coronavirus?
En general juega la predisposición de las partes porque si hay una comprensión de la
problemática y se da razonabilidad a los elementos que están alrededor de esta circunstancia,
todas esas casuísticas individuales deberían estar incorporadas en las condiciones de
replanteamiento de las condiciones de trabajo. Habrá casos en los que no se den esas
coincidencias y lo lamentable sería que empresas que tienen problemas, con posibilidades de
ser resueltos con condiciones de corto plazo, puedan volverse empresas inviables por esa falta
de voluntad.

Usted decía que hay un acuerdo general para proteger empleos. Ya se están perdiendo
empleos y se prevé un verdadero desangre en este campo. ¿Podría haber algún acuerdo de
apoyo temporal a las personas que pierdan el empleo por este tema?

La política económica lo que tiene que hacer en este momento es mitigar daños. No habrá una
cobertura completa al proceso de degeneración económica. Van a haber pérdidas de empleo
indiscutiblemente. Lo que esa política económica puede asegurar, si se consigue racionalizar
las actitudes de las partes, es que esta circunstancia que se considera como temporal no se
convierta en definitiva en la viabilidad de las empresas. Pero, por otro lado, lo que vamos
viendo en esta etapa tiene que abrir el proceso para la configuración de la política de la
segunda etapa.

Algunos están proponiendo, para que no se rompan las cadenas de pagos, un bono,
garantizado por el Estado, a quienes perdieron ingresos o diferimiento de pagos también para
las empresas por el IESS, los impuestos, etc. ¿Lo ve viable?

Las cadenas de pagos en Ecuador están altamente fracturadas. Ya tenemos dificultades


enormes de mantenimiento de todos los procesos de compensación económica entre los
distintos estados de producción. Y con las personas, además, porque se produjo, a la vez, un
recorte de producción, un recorte de demanda fenomenal y un problema de distribución de
bienes. Tenemos las tres cosas trabajando en conjunto. La profundidad de esta primera etapa
va a ser muy alta. Pero se espera que sea muy corta y que en la segunda etapa se pueda
recuperar mucho de lo que se pierde ahora. De tal manera que se forme una suerte de V en el
recorrido que haga la economía: cae fuerte pero tiende a subir; no se queda abajo. ¿Cuánto
vamos a recuperar? No sabemos hasta dónde llega el segundo vector de la V. Si llegará al nivel
de donde salió o se quedará por debajo. Creo que se quedará por debajo. Y ahí es donde se
tiene que diseñar la segunda etapa: el reseteo de la economía.

¿Es imposible poner cifras reales, pero hay alguna proyección de cuánto se puede perder por
este tema del coronavirus?

Hay estimaciones, viendo el nivel de paralización, que dicen que se puede perder en términos
trimestrales hasta el 20%. Algunos consideran que puede ser más. En estudios internacionales
se dice que países que han entrado en este proceso van a tener una tasa de caída de hasta el
30% en un trimestre. Una caída de ese nivel, si no tiene una recuperación inmediata, es
simplemente desastrosa porque ahí la tasa de desocupación se vuelve inmanejable y la
situación social se convierte en el enemigo público número uno.
¿Cuáles son las características del reseteo de la economía que usted anunció?

El tema fundamental es cómo restablecemos la normalidad de las actividades productivas.


Como durante este proceso no se trabaja, hay una pérdida acumulada que viene adicionada
con los diferimientos de pago que tienen las empresas con el IESS, los bancos, los
intermediarios financieros, sus proveedores… El concepto básico es: ¿cómo encontramos
recursos que vengan a la economía ecuatoriana, en una cantidad lo suficientemente grande,
como para que podamos disponer de un fondo al que puedan acceder, bajo determinadas
circunstancias, empresas medianas y pequeñas para que puedan restituir sus finanzas en un
período largo?

¿Y ese fondo de dónde proviene?

Exactamente: esa pregunta no tiene respuesta hoy en día, porque es un tema que nadie ha
trabajado: todos están concentrados en atender la urgencia del día.

El segundo tema es: ¿cuánto tiempo van a demorar en normalizarse los mercados internos e
internacionales? Una parte la tenemos que hacer nosotros; otra parte la tiene que hacer el
mundo. Si el mundo se demora en reaccionar, nosotros nos vamos a demorar más en
recuperarnos.

¿Ese fondo para el reseteo económico vendrá, entonces, inevitablemente, de afuera porque
aquí no hay ahorro ni capacidad financiera por parte del Estado?

En las circunstancias en que estamos se ha hecho más que evidente el nivel de destrozo al que
llevó al país la política económica del gobierno de Rafael Correa, cuando no solo utilizó los
fondos que se estaban formando con los excedentes petroleros sino cuando nos introdujo en
un endeudamiento agresivo y caro para mantener un proceso de dilapidación fiscal. No hay
ahorro público, no hay ahorro privado, no hay recursos en el Banco Central. Por eso es que
somos algunos los que venimos sosteniendo que hay que cuidar la relación con los organismos
multilaterales porque si tomamos una decisión brusca de no pagar la deuda, y eso impacta en
la disponibilidad de recursos de los multilaterales, el nivel del daño será muchísimo más
profundo. Esa V de la que hablaba, podría convertirse en una L. Es decir, caída brusca y nos
quedamos abajo.

Pero este tema no parece estar en el escritorio del gobierno que es el que tiene que liderar.

El gobierno lo tiene claro. Y lo tiene claro desde el momento que explicó por qué pagó el
capital del bono 2020 la semana antepasada.

Valga aclaración, pero la pregunta apunta a la planificación del reseteo de la economía.

Creo que el gobierno está consciente de eso también. Lo que pasa es que es un tema al que no
le ponemos atención porque todos estamos copados por la evolución de esta pandemia. Nos
quejamos de que no hay atención médica, de que faltan insumos de que faltan recursos…
Estamos desbordados por la defensa de la vida y la búsqueda de caminos para llegar a los
marginados. Pero con seguridad el gobierno y los multilaterales deben estar trabajando.

Esa no es una certeza. No se ha visto que el gobierno haya conformado equipos que estén
trabajando en esos escenarios, que tengan plazos y tengan que entregar un plan para esto.

No. La forma como el gobierno nos presenta las cosas siempre es parcial. Ya deberá responder,
en tiempo realmente corto, la pregunta que me haces.

Pero el gobierno produce la impresión de que puede atender la urgencia y, a la vez, preparar
esta segunda etapa que es de aplicación casi inmediata, sin pedir ayuda. La verdad es que luce
desbordado.

La verdad es que tiene que ver los tres frentes: el del día, el frente de reseteo y el frente de las
reformas estructurales.

¿Pero lo puede hacer solo, lo va a ser solo porque no está pidiendo las ayudas necesarias?

No, solo no lo va a poder hacer. Y de hecho para las dos etapas siguientes, el reseteo y la etapa
de consolidación de las reformas estructurales, requiere un apoyo político claro. Y requiere
también un apoyo técnico y un apoyo financiero de los multilaterales. Requiere de equipos
técnicos indiscutiblemente, requiere definiciones. Tiene que fortalecer el frente político
porque sin el frente político tampoco se pueden hacer muchas cosas. Y el frente de diseño de
política económica con los equipos de los multilaterales y con gobiernos internacionales. Tiene
que trabajar con el gobierno chino, el de los Estados Unidos, con el Eurogrupo… Tiene una
gama de frentes a los que tiene que atender simultáneamente.

Para eso requiere ayuda que no está pidiendo.

No hemos visto que pida, así es.

¿Cuáles son las prioridades en el campo de las reformas estructurales?

En primer lugar la reforma laboral que tiene enorme importancia, luego reconstruir el Banco
Central y la política monetaria para que pueda reconfigurar su papel en el sistema financiero y
darle todo el apoyo porque si no conseguimos reactivar el crédito es muy difícil que la
producción se mantenga. Y luego viene cambiar las reglas fiscales para evitar que el Estado
mantenga esa conducta dispendiosa que ahora nos cuesta tanto. Introducir modificaciones en
el mercado de capitales para ver cómo podemos atraer, si podemos atraer capitales en el
futuro y generar, en conjunto, el esquema de la renegociación de la deuda que haga que con
los multilaterales tengamos los recursos suficientes.
Estos cambios no pueden ser pateados para el próximo gobierno. Y requieren dos cosas: una
explicación al país para que vislumbre las soluciones en conjunto y, dos, un acuerdo político.
¿Estos dos temas no están en la nevera?

No sé si en la nevera, pero sí diría que están pospuestos y no han sido lo suficientemente


tratados. En ese plano, el gobierno se ha quedado en su primera etapa y, ante las solicitudes o
recomendaciones de que busque un acuerdo de gobierno de unidad nacional, la respuesta no
ha sido clara. En las circunstancias actuales, el liderazgo indiscutible para poder enfrentar todo
esto, lo tiene el presidente de la República. Por disposición de la ley, él es el representante más
alto del Estado ecuatoriano. Y no puede eludir esa responsabilidad. Él tiene que buscar
consensos con los movimientos políticos, explicar bien la problemática y determinar cuáles son
los dilemas que hay que resolver. Por ejemplo, si estamos pidiendo mayor asistencia del
Estado con propósitos sociales, la pregunta que cabe es: ¿de dónde traemos más recursos para
mantener un Estado eficiente? ¿Qué hacemos ahí? ¿Eliminamos subsidios a los combustibles,
se colocan nuevos impuestos, se racionalizan los que hay, se despiden empleados públicos, se
bajan salarios? Cada pregunta tiene complicaciones técnicas y políticas pero tienen que ser
abordados porque al Estado no hay cómo abandonarlo como si fuera una caja sin fin de
recursos. He visto algunas propuestas de solución de los problemas y casi todas van en la
dirección de pedir al Estado que entregue más y más pero no se ve, en ninguna de ellas, un
aporte significativo por parte de los otros sectores.

Usted dice que el gobierno se ha quedado en la primera etapa. Es decir, ¿tendría que ocuparse
de la segunda y la tercera etapa en forma concomitante al tratamiento de la de urgencia
sanitaria?

Por supuesto. Pero hay una dificultad: como van las cosas aún no sabemos cuál es el costo de
esto. No sabemos cuál va a ser el tamaño del déficit fiscal con el que vamos a arrancar después
de esta primera etapa. Tenemos un déficit acumulado por varias razones. La caída del precio
del petróleo y ahí tenemos un impacto de más de 4000 millones de dólares, caída de las
exportaciones de carácter privado y hay sin duda un efecto posterior de reducción de
recaudación de tributos. Habrá efectos adicionales como consecuencia de haber asignado más
recursos a la salud. Hay que sumar todo eso para ver cuál es cuadro con el que termina esta
primera etapa. ¿A dónde va a llegar el déficit fiscal? Al 7%, al 8% del PIB o más. Y esa es una
cifra de la cual tendremos que partir para conversar a mediano y largo plazo con los
multilaterales que nos van a preguntar lo que vamos a hacer para bajar ese desequilibrio tan
grande que tendremos. Se puede ir avanzando en esta etapa pero también hay restricciones
de información real.

¿Sin embargo la explicación global que se debe dar al país y el piso político que requieren esas
reformas estructurales sí las puede ir trabajando el gobierno?

Por supuesto. Todos los temas son graves. Yo mismo trato de poner orden en mis ideas pero
siempre termino viendo que si no tenemos un arreglo político de fondo va a ser mucho más
complicado para el Ecuador salir de esta circunstancia. Cualquiera que sea la fórmula.
Necesitamos un acuerdo político de fondo en donde hayan 5, 6, 7 cosas básicas en las que nos
pongamos de acuerdo y que van a ser una suerte de tabla de la ley de la política y de la política
económica ecuatoriana.

También podría gustarte