Ella y Gabo Jjaxxel PDF

Ella y Gabo - Jjaxxel
La Teta Feliz – Derechos Reservados ® 2012

Ella y Gabo – Jjaxxel 2
La Teta Feliz® Derechos Reservados 2012

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previo, por escrito, del autor.

Capítulo 1
¿Existe la casualidad?
El rojo del semáforo le hizo detener el auto, por la senda

peatonal comenzaron a pasar los peatones… y la vio… no era una
mujer que llamara mucho la atención, era más bien una mujer
normal. Delgada, ojos marrones, cabello castaño… pero algo le
llamó la atención a Bo… y su mirada la siguió hasta que los pies de
Ana subieron a la vereda para seguir su camino… Los bocinazos
trajeron de vuelta a la realidad a Bo, y pisó el acelerador para volver
a manejar por la avenida 9 de julio rumbo a la cena familiar de la
semana.
…Llegó y de mala gana saludó a todos los comensales en la

mesa, como siempre llegaba tarde. Se sentó en su lugar dispuesto
en la mesa, al lado de su madre. Y se dispuso a cenar y a guardar
silencio. Odiaba las cenas familiares, pero casi nunca faltaba.
Su padre orgulloso levantaba su copa de vino y ofrecía un brindis

por su hijo mayor que después de tres años de matrimonio por fin
había decidido junto a su mujer hacerlo abuelo. Todos brindaban…
Y como siempre Bo ya se veía venir la misma cantaleta de siempre
por parte de su madre…
-¡¡¡A ver si pronto Bo nos da esa felicidad!!!
-Ya comenzamos – Dijo Bo, levantándose y arrojando su

servilleta sobre el plato de comida salió del comedor rumbo a la
biblioteca.
Mientras se servía un whisky su madre entró buscándola.
-Por favor Mamá, ahórrate el discurso de siempre…
-Bo, dime una cosa.
-Cosa – Le contestó irónicamente.

-¿Eres Feliz? – Preguntó la madre.
-Mamá… sabes que si… - Levantando el tono de su voz

continuó hablándole a su madre - soy feliz, hago lo que siempre
quise hacer, soy lo que siempre quise ser… No necesito casarme
para ser feliz.
-O sea que eres feliz ¡No me digas!…. Cambias de novia

como de calzones… no te duran las chicas… ¿Por qué no
maduras…? Ya tienes edad para formar una familia.
-Mamá… Ya basta… No quiero casarme y no me casaré…

¿¿¡¡¡¡Te queda claro eso!!!!??
-Pues te desheredo.
-Ma… ¿Y tú crees que me importa tu dinero? Sabes muy bien

que no necesito tu dinero, no soy como mis hermanos… - Gritó y
dejando el vaso de whisky sobre el pequeño bar de la biblioteca
salió del cuarto y se retiró de la casa.
-Huye como siempre…. Pero ya te casarás o te casó a la

fuerza…- Dijo la madre aunque Bo ya no la escuchara.
Bo bajó de su auto y entró en la disco para sentarse en la

barra a charlar con la barman y beber una cerveza. No pasó más de
media hora allí, cuando una despampanante rubia se acercó a
coquetearle y sin mediar muchas palabras salió de la disco con la
mujer que apenas conocía.
Al día siguiente
El auto estacionó y de el bajó el chofer para abrirle la puerta

trasera a María para que ella descendiera.
-No me tardo Carlos… - Le advirtió la mujer a su chofer y

caminó hacia la entrada del edificio para entrar. El hombre se subió
a su auto a esperarla. La conocía muy bien, y sabía que se tardaría.

Ya en el edificio, Meche abrió la puerta para encontrarse con

su vieja amiga María.
-¡Hola Meche! ¿Cómo estás? – Saludó María a Meche con un

beso ruidoso en el cachete de su amiga.
-¡Hola! ¡Qué sorpresa! – Saludó Meche asombrada por la

llegada de María. Ya que nunca la visitaba sin avisarle antes que
iría.
-Pasaba por el shopping que está cerca de acá y me decidí a

darme una vueltita, ya que te tengo abandonada…
-¿Y tienes tiempo para un tesito?
-Por supuesto, a eso he venido.
Meche caminó a la cocina a preparar el té. María la siguió y la

charla se hizo amena como siempre… Cuando el té ya estuvo listo
las dos fueron al living, sentaron en los sillones y comenzaron a
tomar sus tés.
-¿Tus hijos todos bien?
-Sí, Por fin Víctor nos hará abuelos y está trabajando bien en
la empresa. Sara sigue con el inútil de su marido. Bo vive para el
hospital y sus aventuras.
-Hace mucho que no veo a Bo… Mándale saludos.
-Así qué pronto abuela, seguro Octavio debe estar re-

contento.
-Estamos súper felices, la verdad. Y tú Meche, ¿Qué me

cuentas?
-Yo, pues aquí como siempre con mis libros, mis partidos de
chinchón o canasta con las chicas todos los viernes. Y ahora hago
de niñera también…
-¡¡Niñera!! ¿Cómo es eso?

-Mi nueva inquilina, tiene un niño de casi siete años y como

está buscando trabajo yo cuido de él… lo llevó al colegio y también
lo voy a buscar… es un ángel ese niño…
-¿Pero tú inquilino no era un hombre?
-Ay, María, ¡Que perdida que andas! Se nota que no te

apareces por acá desde hace más de un año…
-Eso me sonó a reproche… - Dijo María sonriendo – Pero

tienes razón, me pasé más de medio año en Europa paseando con
Octavio y cuando volví me la he pasado con las chicas del club
organizando cenas y fiestas de caridad y no he venido a verte…
Meche miró el reloj de pie que se encontraba al lado de la

biblioteca que tenía en el living y sorbió el último trago de té de su
taza.
-Ya deben estar por llegar, salieron a comprar unas cosas.
-¿Quiénes vienen?
-Ana y Gabo, Mi inquilina y su hijo.
-¡Ah!
-La verdad, que me hace bien ese niño, si lo conocieras, es

divino, es muy inteligente… ¡cómo será que ya se leyó el primer
estante de mi biblioteca!
-¿Todos esos libros? – Preguntó asombrada mirando los

estantes de la biblioteca que era de casi tres metros de ancho y dos
de alto. Y estaba completamente llena de libros.
-Sí, sabe leer desde los cuatro años y le encanta la lectura…
-Superdotado el niño entonces.
-Creo que sí, la psicóloga del colegio ya le habló a su madre

para que lo lleve a Mensa para que le hagan una entrevista porque
Gabo sabe más que los niños de su edad.
En ese momento una voz desde afuera del departamento se

escuchó… “Mechi, Mechi”

-Ahí está – Dijo Meche y levantándose lentamente de su sillón

caminó despacio hacia la puerta y la abrió. Un niño entró sonriente
hablándole.
-Mira Mechi – Señalando sus zapatillas – Mis zapatillas

nuevas.
-¡Que bonitas!
-Buenas tardes jovencito – Saludó con una sonrisa María.
-Buenas tardes señora – Contestó educadamente el niño.
-María es la amiga de la que te hablé Gabo.
-Ah, Mucho gusto Señora María. Yo soy Gabriel pero me

dicen Gabo.
-Mucho Gusto, Yo soy María y me dicen María. ¿Y qué te ha

hablado Meche de mí?
-Me ha contado de sus viajes por todo el mundo.
-Me gusta viajar y conocer… ¿y a vos te gusta viajar?
-No sé, sólo he viajado una vez, desde mi pueblo hasta acá.
-Ya viajarás
Ana entró al cuarto algo agitada.
-Perdón, Buenas tardes.
-Pasa hija
-No quiero molestar – Dijo al ver a María.
-No, hija no molestas, María es una vieja amiga que ha

pasado de visita.
-María esta es mi inquilina Ana.
-Hola, sólo pasé a buscar a Gabo, que se vino corriendo a

mostrar sus zapatillas nuevas.

-Pero pasa, tomate un té con nosotras – La invitó María

señalándole el sofá para que se sentara. Y está aceptó sentándose
frente a María.
-Así es, ya te traigo un té. ¿Tú quieres otro María?
-Si, por favor Meche.
-Yo también quiero – Levantó la voz el niño sentándose al

lado de María.
-Y dime, Ana ¿De dónde eres?
-Soy de Santa Cruz, hace un año y medio casi que vine a

Buenos Aires.
-¿Y cómo te trata la Capital?
-Por el momento bien, aunque es muy difícil conseguir un

buen trabajo.
-¿No has conseguido nada en todo este tiempo?
-Desde que llegué me anoté en una agencia de empleos, y

me han dado algunos trabajos, pero temporales. Siempre
suplencias en algo.
-Entiendo, necesitas un trabajo fijo…
-Así es señora.
-¿Y a qué te dedicas? O mejor dicho que sabes hacer, digo, a

lo mejor, como conozco tanta gente si sé de algún empleo puedo
avisarte.
-Secretaria señora. He trabajado de recepcionista y de

secretaria aquí y en mi Ciudad.
-Antes de irme, dame tu currículum vitae, y tu teléfono y si sé

de algo, te aviso querida.
-Se lo agradecería mucho.

Los cuatro siguieron la charla y disfrutaron de la tarde tomando el

té. María se retiró de la casa de su amiga encantada con Ana y su
hijo Gabo.
Una semana después
Bo llegó a su consultorio para trabajar después de un día

completo de guardia en el hospital.
-¡Hola Bo!
-¡Hola! – Saludó Bo entrando a su consultorio – Me traes un

café antes de comenzar a atender los pacientes.
-Sí, ya te lo llevo.
A los cinco minutos Belén apareció con el café.
-No hay muchas consultas hoy, por suerte – Le comunicó a

Bo mientras le dejaba la taza de café en su escritorio.
-Menos mal, sólo dormí tres horas, estuve 24 horas de

guardia en el hospital.
-¿Te hago pasar al primero?
-Sí, dale.
La joven se retiró y envió al primer paciente para que Bo atendiera.
Belén golpeó la puerta del consultorio de Bo y abrió

lentamente la puerta.
-Bo, ¡Tu madre!
-¡Oh! Nooo – Exclamó Bo.
-Te escuché – Dijo su madre entrando al consultorio sin

esperar que Belén le avisara si Bo estaba con paciente o no. Se
sentó frente al escritorio.

-Ve Belén, archiva estas fichas – Dándole unas fichas de sus

pacientes atendidos en el día – y puedes retirarte.
-Gracias, Buenas noches Señora.
-Buenas noches Querida… ¿Cómo van los preparativos de tu

boda?
-Muy bien Señora María – Contestó la mujer y se retiró.
-Y mamá, ¿qué quieres?
-Pues, recordé que tu secretaria se casará y que dejará su

empleo y debes buscarte otra secretaria.
-Ya, ni me lo recuerdes, que no es tan fácil encontrar buenas

secretarias.
-¿Ya has buscado?
-Puse un aviso en los clasificados, el lunes comienzo a hacer

algunas entrevistas para encontrar un reemplazo para Belén. ¿Por
qué?
-Ehhh… Pues mi amiga Meche, me presentó a su nueva

inquilina y está buscando trabajo la joven, y tiene experiencia como
secretaria.
-Meche, hace mil años que no la veo… ¿Cómo está?
-Pues bien, más vieja, pero bien.
-¡Te recuerdo que Meche tiene tu edad madreeee! – Le

mencionó Bo a su madre sonriéndole.
-¿Y?
-Nada
-Bueno, ¿Qué dices?
-¿Qué digo de qué? – Retrucó con una pregunta Bo.

-Te mando a esta chica para que la entrevistes, realmente

necesita el empleo. Tiene un hijo de siete años muy inteligente,
pero es divorciada.
-Ah, cuando no, ya te sabes toda su vida…
-¿Ya vas a decir que soy chusma?
-Nooo, sólo eres manipuladora, chismosa y…
-¿Algo más?
-Mejor no le sigo madre, ¿Qué tramas?
-Bo, no tramo nada, sólo intento ayudar a esa mujer. Ok…

este es su Currículum, te lo dejo. ¿Sí?
-Ok Maaa. Dile que se presente el lunes a las 8 aquí.
En el auto de María
María salió del consultorio de Bo directo a su auto.
-Carlos vamos para el centro, quiero almorzar en el club.
-Sí, señora allá la llevo.
Mientras el auto se dirigía hacia el club, buscó en su bolso el papel

con el número de teléfono de Ana, y buscando en el bolso también
su celular, le marcó.
-¡Hola! – Atendió su celular en medio de la calle.
-¿Ana?
-Sí, ¿Quién habla?
-Hola querida soy María, la amiga de Meche.
-¡Ah! Sí – Llegando a la vereda y deteniéndose para hablar

bien.

-Querida ¿Dónde te encuentras ahora? Debemos hablar

sobre tu nuevo empleo.
-Eh… En el centro – Comenzó a mirar hacia la esquina

buscando un cartel donde pudiera ver el nombre de la calle en
donde estaba, y apenas vio el cartel se lo dijo.
María le preguntó a Carlos si estaban lejos de esa calle, y este le

comentó que sólo a unos 15 minutos.
-Ana, quédate ahí que ya paso a buscarte con el auto…
Ana contestó que no se movería de esa esquina. Y ambas cortaron.

Ana miraba para todos lados, intentando distinguir entre los autos
que venían por la calle al Mercedes Benz de la señora María.
Miraba su reloj, el tiempo parecía eterno en la espera.
- Señora, ¿esa es la chica? – Preguntó el chofer señalando a

su derecha. María viró su mirada hacía la esquina para ver a la
mujer que su chofer le estaba señalando.
- Sí, Carlos.
- Hay mucho tránsito, ábrale la puerta apenas estacione

señora, ¿Sí?
- Está bien, Carlos.
Apenas el coche se estacionó, María abrió la portezuela del

auto para llamar a Ana quien se encontraba mirando en otra
dirección y no había visto venir el Mercedes Benz.
-Ana – Le gritó la mujer – Por acá, sube rápido.
Ana corrió hacia el auto y se subió. Saludando a María

cortésmente.
-Ahora sí Carlos, vamos al club.
-Señora, ¿Ya me consiguió empleo?
-Así es querida, pero ya hablaremos del asunto.
-No sé como agradecerle.

-Tranquila, ya te contaré todo.
María cambió de tema y comenzó a preguntarle por su hijo. Y Ana,

por supuesto, contenta le comentó cómo estaba Gabo, y Meche
también.
En el Club
En menos de media hora llegaron al club. Ana no se sentía

muy a gusto en un ambiente al que nunca había accedido. Y al ver
a su alrededor tantas señoras bien vestidas, se sintió avergonzada
al verse vestida con una simple camisa blanca y un jean.
Ya sentadas a la mesa, María se dio cuenta de la situación y de los

nervios de Ana.
-Tranquila querida, no te van a comer…
-Eso ya lo sé.
El mozo se acercó a la mesa para atender el pedido.
-Señora Falconi, que gusto verla por aquí – Saludó el mozo –

¿Qué desea para almorzar hoy?
-Bueno día, Sólo tráeme lo de siempre, para las dos… ¿Sí?
-Inmediatamente Señora – Contestó el mozo y se retiró.
-Disculpe que pregunte, pero ¿De qué es el empleo que me

ha conseguido Señora?
-Primero puedes decirme María, y segundo, disfruta del

almuerzo.
-Pero…
-No hay peros…
-Lo intentaré

Casi terminando de almorzar, María comenzó a contarle lo que Ana

quería saber.
-El empleo es de recepcionista y secretaria de un consultorio

médico.
-Tengo experiencia en eso, trabajé en un consultorio

odontológico y también en el de un psiquiatra.
-Este lunes a las ocho de la mañana te vas a presentar, y te

harán una entrevista pero estoy segura que le encantarás y te
tomará.
-¿Está muy segura?
-Así es… lo que debemos hablar es de tu otro trabajo.
-¿Mi otro trabajo?
-Así es, te pagaré el mismo sueldo que te den en ese empleo

de secretaria.
-No entiendo
-Sólo tendrás que mantenerme informada de todo lo que pase

en ese consultorio y de lo que haga tu je… - No terminó de hablar.
-¿Tengo que espiar a mi jefe? – La interrumpió Ana.
María le explicó detalladamente lo que quería de ella, y Ana

aunque no estaba convencida de convertirse en su espía,
necesitaba el dinero. Y no podía dejar la oportunidad, ya que no
podía conseguir un buen empleo, este podría ser su oportunidad de
salir de la mala situación económica en la que se encontraba. Así
que aceptó y prestó mucha atención a cada dato que le dio María
para poder pasar la entrevista ese lunes próximo cuando se
encontrara en el consultorio con Bo.
María lo planeaba todo siempre, era de las mujeres que se

imponía. Todo debía hacerse como ella quería. Y siempre se salía
con la suya. Y aunque fuera lo último que hiciera en su vida, se
había jurado casar a Bo con una buena chica. Por el momento tenía
la secretaria, que la mantendría informada de cada paso que diera

Bo. Sólo necesitaba encontrar a la mujer indicada. Y esa sí que no

sería tarea fácil. Pero si su plan funcionaba, Ana podría convertirse
en su amiga y averiguar ¿Qué tipo de mujer le gustaba a Bo?

Capítulo 2
Plan A
Ana decidió llegar lo más temprano posible a la entrevista,

quería dar una buena impresión y ser elegida secretaria. Aunque
María le hubiera dicho que Bo la elegiría, no estaba todo dicho. Ella
debía poner mucho de su parte para llamar la atención de Bo. Fue
así que llegó cinco minutos antes al consultorio. Justo cuando Belén
llegaba.
-Buenas, Disculpe Vengo por el aviso.
-¡Ah! Sí, Las entrevistas comienzan a las diez – Le aclaró

Belén entrando al consultorio e intentando cerrar la puerta.
-Pero… La señora Falconi me dijo que debía estar aquí a las

ocho.
-La señora Falconi… - Belén la miró seriamente – ¡Ah! Vienes

recomendada.
-En realidad no sé si vengo recomendada. Sólo me dijo que

tenía una entrevista a esta hora.
-Está bien, pasa pero deberás esperar.
-No hay problemas.
Belén le señaló la sala de espera y comenzó con sus tareas del día.
Ana se sentó a esperar, miraba revistas sin mirar, consultaba su
reloj a cada rato. Hacía más de una hora que estaba y Bo ni
aparecía.
Belén se acercó a ofrecerle un café.
-¿Quieres un café?
-Sí, Gracias… ¿Se demorará mucho?

-Está en el hospital y en cirugía así que ni idea. Ya llamó para

avisar que llegará tarde.
El tiempo corría y comenzaron a llegar otras chicas para la

entrevista. La sala de espera se llenó, había más de veinte mujeres
muy bien vestidas. Cada vez que entraba una sentía que podría
perder la oportunidad de obtener ese empleo.
De pronto Belén se apareció en la sala para hablar en voz alta a

todas las presentes allí.
-Disculpen, en diez minutos comenzaran a pasar, es por

orden de llegada así que por favor respeten sus lugares – Dijo y
miró a Ana – Enseguida te aviso para que pases.
Ana se sintió nerviosa pero sabía que era la primera tenía que
lograr que la eligiera. Así que cuando la secretaria la llamó, caminó
segura hacia la oficina.
-Pasa, la segunda oficina a la derecha siguiendo el pasillo –

Le explicó Belén sonriendo.
Golpeó y desde adentro una voz le pidió que entrara…
-Buenos días, Soy Ana Gallardo – Saludó Ana y se presentó.
-Hola, mucho gusto, Roberta Falconi, pero me dicen Bo – Se

presentó Bo y tomó de su escritorio el currículum vitae de Ana para
leerlo – aquí en tu CV dice ¿Qué has estado haciendo suplencias
en distintos consultorios?
-Así es, para un dentista, una psiquiatra, un abogado y dos

contadores.
-¿De dónde eres?
-Soy de Santa Cruz
-¿Cuánto hace que estás en Buenos Aires? – Bo preguntaba

y la observaba fijamente. “Existe la casualidad o es mi imaginación”
Pensaba Bo al mirarla… “Es ella, la del semáforo, no puedo creerlo”
-Hace exactamente un año y cinco meses.

-Mi madre te recomendó, dijo que necesitabas el empleo.
-La señora María ha sido muy amable conmigo y eso que ni

me conoce.
-Tienes buena presencia, y algo de experiencia.
-Lo que no sé lo puedo aprender.
-Ok… Tengo que ver a otras chicas, haré que Belén te llame
cuando tome una decisión y haga mi elección.
-Bueno, Un gusto conocerla – Extendiendo su mano para que

Bo hiciera lo mismo y las dos se saludaran. Al mismo tiempo que
las manos se estrechaban Ana pensaba “Qué mujer más fría, no se
parece nada a su madre”. Por su parte, Bo, pensaba que era
realmente hermosa…y maldecía “¡Lástima que sea Hetero!”
-Una última pregunta
-Sí – Dijo Ana sosteniendo la puerta que acababa de abrir

para retirarse de la oficina.
-¿Eres divorciada o madre soltera?
-Divorciada, ¿hay algún problema con eso?
-No, sólo curiosidad. Supongo que tú ex te pasa manutención

por tu hijo.
-Pues no, no me pasa un centavo, y tampoco quiero nada de

él – Confesó algo ofuscada.
-Adiós, puedes retirarte… - Dijo Bo tomando otro currículum

de su escritorio y poniéndose a leerlo sin mirar a Ana. Esta se salió
rápidamente de la oficina. Pensando “Maldición, no creo que me
tome” mientras caminaba hacia la salida. Belén la vio y se paró de
su escritorio y caminó hacia la sala de espera para llamar a la
próxima, no sin antes saludarla…
-Nos vemos.
-Eso espero, Adiós.

Tres horas más tarde
Belén entró a la oficina para avisarle a Bo que ya no quedaba

ninguna chica más para entrevistar.
-Ya se acabó el infierno de las entrevistas – Le comentó Belén

abriendo la puerta de la oficina.
-Por fin, estoy muerta…
-¿Ya te decidiste por alguna?
-Ehhh, pues no – Y levantándose de su silla caminó hacia su

secretaria y se arrodilló y poniendo su carita de triste le lloriqueó –
Por Favor, no me dejes, no quiero otra secretaria.
-¡No me pongas esa carita!
-¡¡¡Ufa!!! Voy a asesinar a tu futuro marido.
-Booooo.
-Bueno, haré que parezca accidente.
-Ya cortala…
-Está bien, elegí vos tu reemplazo entonces, porque no me

cuadra ninguna – Le dijo a su secretaria mintiendo pues Ana si le
había cuadrado.
-¿Cómo yo?
-Sí, vos, sos la que se va, y la que debe entrenarme la nueva

secretaria antes de irse… Así que fíjate cual puede ser tan buena
como vos.
-Después no te quejes.
-¿Por qué me habría de quejar?
-Por si elijo alguna que no te gusta.
-No importa estaban todas lindas…

-Ok, te elijo la más fea… así la pobre no tendrá que lidiar con
tu acoso sexual.
-Heyyy, ¿Acaso alguna vez te acosé?
-Mmmm – Belén se apoyó sobre el escritorio y puso cara

pensativa – Pues…
-Pues quéeeee, jamás te acosé… Ah no ser que no me

acuerde…
-¡Qué tonta eres!
-Ahora soy tonta…
-Ya, en serio ¿Quieres que la elija yo?
-¿Cómo diablos te elegí a vos hace cinco años atrás?
-No me elegiste, me eligió tu madre.
-¡Ah Bueno…! entonces llama a mi madre y dile que debe

buscarme una secretaria.
-Creo que ya lo hizo, te mandó una recomendada ¿¿¿no???
-Maldición, por qué siempre tengo que hacer lo que dice mi

madre…
-Porque aunque sea una metida, insoportable, chismosa, etc.

etc… es tu madre y siempre tiene la razón.
-¡Me cagaste!
Departamento de Bo
Bo se retiró apurada del consultorio para irse a dormir, llevaba

más de 30 horas despierta. Se fue directo a su departamento,
apenas entró se dirigió al baño, caminaba quitándose la ropa y
dejándola en el suelo desparramada por donde pasaba. Se dio una

ducha caliente y cuando salía y se disponía a secarse, su celular

comenzó a sonar…
-¿Dónde carajo dejé el celular? – Se decía a si misma

mientras tomaba su bata de baño y se envolvía en ella y corría a su
cuarto a buscarlo… siguiendo el sonido de maldito celular que no
dejaba de soñar – Ya va, por Dios, ¿Quién se murió para que me
rompan las que no me cuelgan hoy lunes….? – Buscando en su
pantalón que estaba en medio de la sala tirado en el suelo encontró
su móvil en el bolsillo trasero.
-Por Fin Bo – Se escuchó del otro lado de la línea – Pensé

que no te despertabas más….
-¿Caro?
-Sí, yo Caro…
-Para que mierda llamas, si sabes que los lunes no existo

mujer…
-Es que Lorena volvió de España, y quería avisarte que nos

juntamos mañana a las 21 horas en casa de Sandra a darle la
bienvenida…
-¿Y no podías llamarme mañana?
-Ejem… Perdona, no te enojes amiga… Ya te vuelves a

dormir, recién son las siete de la tarde…. Aún te queda mucho para
hacer noni noni….
-Ya, bye Caro…
-No llegues tarde ¿Sí?
-No, Caro, trataré de ser puntual – Y cortó, tiró el celular sobre

la cama. Y volvió al baño a secarse el cabello…
Cinco minutos después regresó a su cuarto y desnuda se tiró a la

cama a dormir…

En el Consultorio
“¿Y ahora cómo elijo mi reemplazo?” Se preguntaba Belén

leyendo los Currículums vitaes de las chicas que su jefa había
entrevistado esa mañana. “Todas tienen experiencia, hasta la que
recomienda su madre, quizás tiene poca, pero es educada y no sé
por qué pero me cayó bien a primera vista.”
Miró su reloj, casi las siete de la tarde, mejor se iba a su casa, tenía
muchas cosas que hacer por los preparativos de su boda. Sería
mejor pensar mañana en el asunto. Pero cuando ya había
acomodado todo y se disponía a buscar su saco para irse… su
pensamiento le recordó, que la madre de Bo, nunca se equivocaba,
y además, había sido ella la que la había elegido cuando Bo buscó
su primera secretaria… sin pensarlo mucho, se acercó al escritorio
y tomó el teléfono y marcó el número de la madre de su jefa.
-¿Señora Falconi?
-Sí, ella habla
-Disculpe la molestia, soy Belén
-Belén, no molestas, que necesitas hija – Le respondió María

siempre tan amorosa como educada.
-Necesito consultarle algo…
-¿Es sobre tu casamiento?
-No, es sobre su hija.
-Oh, Oh… mi hija… Dios Me libre… - Se rieron las dos al

unísono – Bueno, ¿Qué será lo que quieres consultarme sobre ella?
-Hace seis años atrás Usted me eligió a mí como su

secretaria, ¿Por qué me eligió a mi? Creo que había otras chicas
con más experiencia que yo para el puesto.

-No te elegí por la experiencia que tenías querida, te elegí por

tu simpatía, y por tu mirada trasparente… que me decía que eras
buena persona.
-Señora… Gracias…
-¿Pero a qué viene eso ahora?
-Le explico, su hija se lavó las manos, y quiere que sea yo la

que elija mi sucesora.
-¡Ah! – “Por Dios, tengo que convencerla para que elija a Ana”
Pensó María – ¿Y fueron muchas chicas a la entrevista?
-25… pero la que usted recomendó llego primera que todas…

y fue con la única que crucé palabras, es más fue la única que me
saludó cuando se iba. Las demás me ignoraron…
-Eso dice mucho de una persona, ¿No? – “Ya está, Ana se

encargó sola de ganarse a Belén” Pensó al mismo tiempo que le
respondía a Belén.
-Sí, claro… Bueno no la molesto más, sólo quería saber eso, y

creo que me ha ayudado para hacer mi elección…
-¡Qué Bien!...
-Sólo no le cuente a su hija que le pedí consejo…
-¿Qué? Esto fue una llamada para pedirme un consejo creí

que me llamabas para aclarar un duda nada más…
-Eso, eso, pero me sirvió mucho. No la molesto más, muchas

gracias…
-De nada Querida… y sí necesitas algo para la boda, no

dudes en llamar… ¿Sí?
-De acuerdo, Gracias otra vez, Adiós.
-Adiós querida – Y ambas cortaron. Quedando María

preocupada pero esperanzada de que Belén eligiera a Ana por la
buena impresión que esta le había dado.

Por su parte, Belén, no tenía dudas, seguiría su instinto… y sin

pensarlo, tomando la decisión buscó el número de teléfono en el CV
y lo marcó…
-Disculpe, hablo del consultorio de la Doctora Falconi.
-Sí, Buenas noches.
-¿Ana Gallardo?
-Ella habla.
-Perdón, soy la secretaria, no te reconocí la voz.
-No hay problemas, yo tampoco, eres Belén ¿no?
-Sí, ¿Cómo sabes?
-La escuché a la Doctora nombrarte…
-Mira, te tomaremos una prueba esta semana, si te parece,

puedes comenzar mañana a las ocho de la mañana…
-Por supuesto, ocho menos cinco estaré ahí.
Se despidieron, y Belén sintió que no se estaba equivocando,

además de simpática, educada, prestaba atención… eso era buena
señal…
“Ay, ya la llamé, y no le comuniqué mi decisión a Bo… Uy,

bueno, espero que no se enoje, ella me dejó a cargo de esto…”
pensaba Belén mientras se iba de la oficina.
En su casa, Ana, contenta sonreía, y en voz alta en medio de

la cocina se decía a si misma… “Lo logré, lo logré”. Su hijo apareció
preguntando que le pasaba.
-Nada, Gabo, es que me acaban de llamar de un trabajo….
-¡Ah! ¿Y de qué trabajarás mami?
-Seré secretaria de una doctora.

A la mañana siguiente en el consultorio.
Apenas Belén salió del ascensor se encontró a Ana en la

puerta del consultorio esperándola.
-Buen Día – Ana saludó apenas la vio salir del ascensor.
-Hola ¿Cómo estás?
-Bien, contenta…
-Me alegro – Le respondió la joven mientras abría la puerta

del consultorio – Pasa – Le dijo dándoles espacio para que pasara
primero Ana.
-¿A qué hora comienzan a llegar los pacientes? – Preguntó

Ana entusiasmada.
-Vamos despacio… creo que no tengo que explicarte como se

trabaja en un consultorio, sólo obsérvame y listo ¿no?
-Soy toda ojos… - Dijo sonriendo.
-De a poco te iré contando cómo va todo acá… - Dejando su

bolso y su campera en el perchero al lado de su escritorio.
-Genial…
-Primero que todo, hay que preparar café, Bo es adicta a la

cafeína – Le hablaba y le señalaba la cocinita para que la
siguiera…. Ana la sigue y Belén comienza a preparar el café. La
joven observa todo, hasta el más mínimo detalle, trata de
memorizar todo lo que le van diciendo y lo que va viendo.
Ya en el escritorio, Belén se sienta en su silla, y enciende su

notebook…
-Segundo, te fijas que turnos tiene para la mañana, y buscas

las fichas médicas de los pacientes que están en este archivero –
señalando el archivo que se encontraba detrás de ella.
-Bien, y tercero…

-Te armas de paciencia, porque no sabes quién vendrá jajaja.
-Tengo mucha paciencia…
-Bo, delante de la gente le dices Doctora, pero en confianza,

podrás llamarla por su apodo… Seguro eso te lo pide ella.
-¡No creo que tenga tanta confianza conmigo tan rápido!
-Estoy segura que le caerás bien… Tranquila. Yo te contaré

cuales son todas sus mañas así puedes domar a la fiera…
-¿Tiene mal carácter?
-Jajaja, nooooo, es un amor, pero cuando no duerme si se

pone odiosa… así, que ahí estarás tú para domarla.
-¿Cómo?
-Por ejemplo, ella los domingos hace guarda en el Hospital

San Benito.
-Ese Hospital está cerca de mi barrio…
-Qué bien… Bueno ella entra a las seis de la mañana del día
domingo y sale a las seis de la mañana del lunes, por eso los lunes
no trabajarás.
-Solamente atiende de martes a viernes entonces.
-Así es… lo que si es que entras a las ocho de la mañana y

seguro te vas a las ocho de la noche… ¡Ah no ser…!
-Ah… no ser ¿Qué?
-Qué haya pocos pacientes, entonces, te dejará retirarte

temprano.
Poco a poco Belén le explicaba todo… cerca de las nueve menos

cuarto comenzaron a llegar los pacientes. Ana se sentó en una silla
al lado de Belén para ver todo lo que hacía…

A las diez en punto, Bo entró apresurada y caminó hacia su

consultorio, en ese mismo momento pasó tan rápido y sin mirar a
Belén que Ana se le quedó mirando… y pensando “más que mal
carácter está mal educada…”. Su secretaria tomó las fichas de los
pacientes y se levantó de su silla y la siguió sin decir una palabra.
-Hola Bo…
-Hola Belén… dame cinco minutos, tráeme mi café cargado…

y mándame el primer paciente, tenemos que despacharlos rápido…
porque no estoy de humor…
-Primero… te sientas… te tomas el café tranquila, y me avisas

cuando lo termines y te hago pasar la primera víctima… ¿Ok?
-Ejem… ¡Ta bien Mami! – Respondió Bo poniéndose su

guardapolvo…
-Ya te mando el café con tu próxima secretaria… - Le dijo

saliendo del cubículo sin darle tiempo a preguntar a quien había
seleccionado…
“Oh, Dios, ya la eligió…” Dijo en voz alta y se tiró en su

sillón… detrás del escritorio esperando que entrara la joven
elegida… No podía negar que estuviera nerviosa y ansiosa y que
por dentro pidiera a gritos que la seleccionada hubiera sido Ana.
Pues aunque no quisiera el rostro de Ana seguía grabado en su
memoria.
Ana sirvió la taza de café y muy nerviosa se la llevó a la

Doctora. Golpeó y espero que desde adentro Bo le dijera que
pasara…
-Permiso Doctora, aquí está su café – Entró sonriendo y

tratando de disimular su nerviosismo…
-¡Buen… día…! – Casi le tembló la voz… cuando la vio…

entrando por la puerta con su café en mano… “Ay, Dios es ella”
Pensó.
-¡Buen día Doctora!

-Tu nombre era… A… Ana, ¿No?
-Sí Doctora…
-Bueno, el mío Roberta, pero ni loca me llames así, puedes

decirme Bo como todos…
-Como usted desee Doctora.
-Espero que aprendas rápido como me gusta mi café – Dijo

tomando un sorbo de la taza.
-Negro, Cargado y con tres cucharaditas de azúcar…
-Eso eso… - Volvió beber y se quedó mirándola… Y Ana se

puso nerviosa bajo su mirada, era la primera vez que alguien la
hacía sentir tan nerviosa… y para disimular no tuvo mejor idea que
huir… sin decir nada…. Así que se dio media vuelta y salió del
consultorio.
Bo sin entender nada… se quedó pensando en ella, y

presionándose para no pensar… “Ya Basta… ni que fuera la
primera mujer que te gustara… por Dios, que me pasa”.
…La mañana se pasó muy rápido, Belén entre trabajar,

contarle cómo funcionaba todo y además intentar que Ana
conociera más a fondo a Bo comenzó a sentirse contenta de la
decisión que había tomado, y ya sentía que se convertiría en amiga
de esta joven que intentaba hacer todo bien.
-¿Tienes hambre? – Preguntó Belén sonriendo mientras

miraba su reloj.
-La verdad, que si… - Le respondió Ana – Por suerte ese fue
el último paciente de la mañana…
-5… 4… 3… - Contaba Belén mientras Ana la miraba sin

entender que hacía contando los segundos mientras miraba su reloj
– 2… unooooo.

-Hey, vamos a comer chicas – Salió de su cubículo Bo justo

cuando Belén decía “uno”. Y Ana asombrada se quedó mirándolas
a las dos. Bo no entendía nada, y Belén se reía…
-Sí, vamos – Levantándose de su silla y buscando su bolso…

- Vamos, Ana – Ella hizo lo mismo… mientras buscaba su cartera
miraba a Bo quien esperaba ya en la puerta de la oficina para salir.
Y Salieron del consultorio las tres juntas caminando hacia el

ascensor. Ana no quiso preguntar dónde iban, tan sólo se limitó a
seguirlas. Bo sólo buscó charla a Belén.
-¿Quedan muchos pacientes para la tarde? – Mientras se

apoyaba en la pared del ascensor.
-No, creo que hoy podemos irnos temprano…
-Genial…
Del ascensor salieron a la calle, cuando comenzaron a cruzar la

calle Bo la tomó del brazo a Belén y esta hizo lo mismo con Ana,
cruzando así del brazo las tres juntas… Ana se dejó guiar hacia
donde iban las otras dos.
En el bar
Entraron en un pequeño bar que se encontraba en la vereda

de enfrente al edificio donde Bo tenía su consultorio. Bo les abrió la
puerta para que las dos entraran, y Belén le señaló a Ana una
mesa.
-Esa mesa es nuestra.
-¡Ah!
Las tres ya sentadas esperaron al mozo quien apenas las vio

sentarse se acercó rápidamente a saludar.
-Buen día… ¿Cómo están hermosas?
-Bien Julio – respondió seriamente Bo.

-De maravilla Julio, vos siempre tan atento… - Saludó Belén.
-Julio, ella es Ana – Presentó Bo a su secretaria señalándola

– la que ocupará el lugar de Belén.
-Mucho gusto señorita…
-Lo mismo digo, gracias…
-Y ¿Qué van a almorzar hoy?
-Mmm Una hamburguesa completa – pidió Bo.
-No, No, ya tuviste tu dosis de colesterol ayer – Retándola

Belén – Mejor tráenos una ensalada de repollo con zanahoria y una
presa de pollo al horno – Ella pidió por Bo, quien la miró como una
niña de cinco años poniendo carita triste porque su madre no la deja
comer lo que quiere…
-¿Y la señorita que va a querer? – Le preguntó el mozo a Ana.
-Creo que otra orden igual… es sano comer bien.
-Listo, para tomar lo de siempre… ¿no?
-Eso sí – Respondió Bo – Agua mineral, Julio.
-¿Siempre comen aquí?
-Sí Ana, no hay tiempo para ir a casa a almorzar… te va a

gustar la comida ya verás… - Le habló Bo.
-Ya te daré la lista de comida que la susodicha puede comer y

la que no…
-Ehhh, ella también me va a tener a dieta…
-Nadie te tiene a dieta Bo, sólo que tú dijiste que sólo una vez
a la semana comerías comida chatarra, después nada más
probarías buena comida y sana…
-¡Quién me mandó a decir eso…!
-Jajaja – Rieron las tres.

-Dime Ana ya te estás adaptando o… - Se frenó para mirarla

fijamente a los ojos, lo que hizo que el nerviosismo de Ana saltara
otra vez, y casi tirara el vaso de agua que recién se servía.
-Creo que para cuando termine la semana, ya sabrá como

tenerte cortita Bo…
-Aaaaaahhh
-Quita esa cara, que para vos no sólo hay que ser secretaria,
también hay que ser un poco madre…
-Bueno, bueno, que con la madre que tengo ya es suficiente…
-Pero si su madre es un amor… - Comentó algo nerviosa Ana.
-Sí, eso no lo discuto, pero es la persona más manipuladora

del mundo… siempre las cosas deben ser como ella quiere sino, no
lo acepta.
Almorzaron las tres, charlaron de cosas triviales del trabajo. Belén

en todo momento trató que Ana se sintiera a gusto con ellas… Bo,
no dejaba de mirarla, lo que hacía que Ana temblara por los
nervios… al sentirse observada.
De nuevo en el consultorio
De regreso, el trabajo continuó, Ana tomó más confianza y

hasta comenzó ella misma a atender a los pacientes que iban
llegando. Sin embargo Bo, cuando llamaba para pedir algo, se
dirigía a Belén.
-La verdad, creo que no necesitas que te explique mucho, lo

estás haciendo muy bien – Le comentó Belén.
-Gracias, es que creo que me gusta el trabajo de secretaria…
-Y ya no te pongas nerviosa con Bo, es media maniática e

histérica pero es muy buena persona.

-Yoo, yo no me pongo nerviosa… - Quiso negarlo Ana – ¿O

se nota mucho?
-Sí, tranqui… es que Bo intimida a veces…
-A veces… nada más…
-jaja… sí, sólo a veces… después es un dulce de leche… más

bien es una chiquilina incontrolable… por eso tendrás que estar
pendiente de ella… y tratarla como si fueras su hermana mayor y
retarla… y no creas que ella se enojara…
-No creo que tenga tanta confianza como para regañarla por
algo…
-Ya habrá confianza… pero te aseguro que ella no se enojará,

es más te hará caso, porque sabe que lo hacer por su bien.
De pronto apareció Bo detrás de Belén sin hacer ruido… y la abrazó

por detrás…
-Ya basta de decirle como tratarme mujer, que va a creer que

soy una fiera, y ella debe ser la domadora del circo…
-Más que fiera te está vendiendo como adolescente que

necesita niñera… - Dijo riéndose Ana…
-Mejor me callo… entre las dos… no puedo hacer nada… - Se

sacó el guardapolvo – Mejor me largo de acá, ya mañana las vuelvo
a aguantar…
-No trasnoches…
-Sí, Mami – le dio dos besos a Belén y se acercó a Ana…

pero sólo le dio un beso algo ruidoso – Te veo mañana Ana… - ese
beso la hizo estremecer y no pudo formular un saludo…
-Nos vemos, chauuuuu – La saludó Belén.
-Bye Bye mis secres… - Y salió rápido por la puerta.

…La semana se le pasó volando a Ana, y poco a poco, se fue

dando la confianza entre Bo y Ana, pero ella no podía tutearla, aun
cuando Bo le insistiera que la llamara Bo, que el “doctora” lo dejara
para cuando hubiera pacientes cerca…
Belén se fue desligando de sus obligaciones, dándole las riendas

del consultorio a su sucesora.
-Genial hoy nos vamos bien temprano – Exclamó Belén –

Tengo que ir a probarme mi vestidito de novia….
-¿Hoy? – Preguntó Bo.
-Sí, en media hora.
-¿Por qué no me dijiste? Podrías haberte ido hace rato

tonta…
-Es que no me di cuenta de la hora…
-Mejor lárgate ya, no quiero que ese vestido te quede mal…
-Cierras o dale la oportunidad a Ana de cerrar para que ya se

vaya haciendo a la idea de que tendrá que hacerlo de hoy en
adelante.
-Está bien… lo que digas.
-Bo… ¿Te cae bien Ana… no?
-Sí, elegiste bien… además ya la entrenaste, y seguro ya es

una domadora de leones.
-Leonas – la corrigió Belén caminando hacia la puerta del

consultorio… - Te veo el martes, y pórtate bien.
-Nos vemos amiga, no sabes cómo te voy a extrañar…

cuando te hayas ido… - Acercándose a Belén y abrazándola.
-Yo también te voy a extrañar… - Abrazándola… y casi a

punto de llorar.
-Ya vete, porque no quiero que me hagas llorar… bye – Y se

soltó de ella volviendo a su escritorio.

Belén salió del cubículo de Bo y se despidió de Ana… Esta a su

vez, terminó de acomodar todo… y cuando tuvo todo listo se acercó
a la puerta del cubículo de su jefa y golpeó despacio…
-Pasa Ana…
-Perdón, no hay más pacientes, ¿Necesita algo doctora…?
-Tutéame… por dios… no me hagas sentir tan ogra…
-Me es difícil hacerlo… lo intentaré… Doc…
-Bien, ya es un comienzo… - Se paró de su sillón – no

necesito nada… así que te podes retirar temprano, voy a cerrar yo
hoy… no vemos el martes…
-Gracias
-¡Qué pases un lindo fin de semana con tu hijo!
-Eso espero, quiere ir a la plaza de picnic y a jugar con su

nueva pelota de futbol.
-Ya me lo presentaras un día de estos…
-Sí, claro… - lentamente caminó hacia fuera del cubículo

hacia su escritorio… tomó su saco y su cartera y volvió a asomarse
a la puerta para ver a Bo mirando por la ventana – Entonces, adiós,
nos vemos el próximo lunes, no perdón, el martes…
-Chau Ana… - sin darse vuelta, sin dejar de mirar por la

ventana. Y Ana se retiró rápidamente pensando en Bo… “¿Por qué
no me miró?, estaba muy pensativa… será por eso”

Capítulo 3
Gabo
-Mami apúrate que Meche y yo ya salimos… - Gritó desde la

puerta de su departamento Gabo.
-Ya estoy, ya estoy – Salió Ana casi corriendo de su cuarto.
Fue así que los tres se fueron a la plaza que quedaba a cinco
cuadras de su casa de picnic. Apenas llegaron, Ana y Meche se
sentaron en unos bancos, prepararon el mate y comenzaron a
charlar. Gabo, por su parte, salió corriendo por la plaza con su
pelota… y en menos de unos minutos de patear solo se le unieron
unos cuatro chicos a jugar con él al fútbol.
La tarde se presentaba entretenida para Gabo que

comenzaba a divertirse con sus nuevos amiguitos en la plaza… De
pronto unos adolescentes haciendo piruetas en sus bicicletas
invadieron la plaza. Daban vueltas, giros y saltos alrededor de la
canchita donde los pequeños practicaban fútbol.
Uno de los niños pateó tan fuerte la pelota que fue a parar a la bici-
senda y allá fue Gabo corriendo a buscar el balón, cuando lo estaba
alzando uno de los jóvenes en su bicicleta comenzó a dar saltos en
dos ruedas, y al tocar el piso perdió el equilibrio y no pudo
dominarla y se llevó por delante a Gabo que ya se retiraba hacia la
canchita con su pelota. Trató de no gritar al sentir la bici pasar por
sobre su bracito pero no pudo aguantar las lágrimas… su madre
que lo vigilaba al ver la escena salió disparada como un rayo en su
búsqueda. El adolescente pedía perdón por no haberlo visto. Gabo
sólo gemía y trataba de ocultar su dolor…
-¿Dónde te duele amor? – Preguntó la madre desesperada al

verlo sollozar.

-Me duele el brazo mami… - Mostrándole donde le dolía

realmente.
Meche se acercó y les habló.
-Tranquilo Gabo, no debe ser nada, mejor lo llevas al hospital

que está aquí cerca.
-Sí, vamos amor, mejor que te revisen si no es nada,

volvemos rápido a la plaza así sigues jugando…
-Pero Ma… no es nada – Decía Gabo haciéndose el valiente y

aguantando el dolor del brazo. El tomó la pelota y la lanzó para
arriba y la volvió a agarrar con sus manos moviendo el brazo que le
dolía y ahí sí no pudo aguantar ni disimular su dolor... y se escuchó
su – Ay... me duele.
-Viste, mejor vamos rápido… Meche se queda cuidando el

lugar en los bancos y la pelota… dale… - Le dijo Ana preocupada.
En el Hospital
Ambos caminaron hacia la calle y tomaron un taxi para ir

directo a urgencias en el hospital San Benito. En unos pocos
minutos estuvieron allí y entraron apresurados en la sala de
urgencias…
Una enfermera se acercó, Ana le explicó lo sucedido y esta le indicó

que pasara hacia uno de los consultorios que mandaría a la doctora
para que atendiera al niño. Así lo hicieron…
-¿Ma…?
-Sí, mi amor, ¿Qué pasa?
-Y si me quebré… ¿me pondrán un yeso?
-Así es, si te fracturaste se pone un yeso y te lo van a firman y

llenar de dibujos todos tus amiguitos – Dijo Bo entrando al
consultorio.

-Hola – Dijo Ana al verla, se sorprendió, la verdad, que había

olvidado que su jefa los domingos hacia guardia ad honoren en el
hospital.
-Buenas, a ver, dime ¿dónde te duele? – Acercándose a Gabo

y sentándose en frente de él en una silla.
-Me duele aquí – Dijo el pequeño señalando su codo

izquierdo.
-¿Te duele cuando te toco? – Le preguntaba la doctora

mientras tanteaba su brazo para revisarlo.
-Síiiii – Gritó el niño cuando la mano de Bo apretó despacio su

codo.
-Mejor llamamos a una de las enfermeras y le pedimos que te

lleve a rayos para que te practiquen una radiografía… - Se paró,
abrió la puerta y llamó a una de las enfermeras por su nombre, la
cual vino enseguida.
-Sí, Doctora.
-Hay que hacerle una radiografía de codo izquierdo… ¿Puedes

acompañarlo?
-¿Me va a doler?
-No, bebé, eso no te dolerá – Se acercó al niño y le volvió a hablar

poniendo su mano sobre el hombro – Mejor te acompaño yo y te
explico cómo se hacen las radiografías y qué es lo que tienes. –
Ambos salieron del consultorio, Bo se dio vuelta y mirando a Ana le
habló – Tu mamá te aguarda en la sala de espera. – Y partieron por
el pasillo rumbo a la sala de rayos. Ana los vio irse charlando
animadamente.
Unos veinte minutos después, la enfermera regresó para

avisarle a Ana, que su hijo ya se encontraba siendo enyesado y le
señaló la sala donde se encontraba. Así que ella apurada se
encaminó hacia el lugar.

Al entrar al consultorio Bo y Gabo reían.
-¿Y cómo estás amor? – Preguntó Ana.
-Bien mami la doctora me inyectó un calmante para que se me

pasara más rápido el dolor y me enyesaron…
-¿Te pincharon?
-Así es, le expliqué si quería que el dolor se le fuera en unos

minutos o inmediatamente…
-Ella me explicó que con una pastilla mi dolor hubiese tardado

muchos minutos en irse, pero con una inyección era casi
instantáneo.
-Por Dios, Jovencito, ¡que vocabulario que tienes…! –

Exclamó Bo algo asombrada de la forma que explicaba lo que ella
le había manifestado antes.
-Mi hijo es muy valiente entonces… no muchos niño se dejan

poner inyecciones.
-Creo que tu hijo es inteligente por eso se aguantó un

pinchacito.
-Y ¿Cuánto tiempo tiene que tener el yeso?
-Casi un mes, no se ha fracturado, sólo se ha fisurado el codo,

pero el dolor es casi el mismo… - caminó hacia un gabinete y sacó
una caja de calmantes y se los entregó a Ana y mirando a Gabo –
Sólo si te duele, le dices que te de un calmante, pero si crees que el
dolor no es muy fuerte, es mejor no llenarte de pastillas… ¿Me
entiendes? – Le preguntó Bo al niño.
-Ehhh
-Cuando te trajeron te dolía mucho ¿verdad?
-Sí, mucho, mucho…
-Hagamos de cuenta que ese mucho, mucho es un 10. Si te

duele menos será 9, 8 u 5…

-Si me duele menos de 5, ¿Quiere decir que no duele mucho?
-Exacto.
-Gracias por atenderlo-dijo Ana
-De nada mujer, para eso estoy aquí. Además ha sido un

gusto tener un paciente tan valiente e inteligente… - Contestó Bo
sonriéndole a Ana y guiñándole un ojo a Gabo.
-¿Y Usted me sacará el yeso?
-Sí, quieres dentro de un mes, tu mami te lleva a mi

consultorio donde ella trabaja y te saco el yeso yo…
-De nuevo muchas gracias por el trato tan especial que ha

tenido con mi hijo.
-Bla bla bla, recuerda que soy doctora.
Se despidieron y volvieron a la plaza a buscar a Meche después de

casi dos horas de ausencia.
En la otra punta de la ciudad
María entraba al club para tomar el té con sus amigas de la

alta sociedad.
-Ay, querida, ¡qué bueno que has venido! ¿Cómo te va? –

Preguntó una mujer acercándose a la mesa donde María se había
sentado.
-Muy bien me va y ¿A ti?
-De maravillas, la semana que viene me voy a Europa otra

vez, mi hija quiere pasar su cumpleaños en Paris, así que la llevaré.
-Paris en primavera es hermoso, le va a encantar.

Siguieron charlando de cosas realmente triviales, banales… hasta

que llegó el momento del chismerío… y por supuesto María paró la
oreja bien rápido cuando su amiga comenzó a comentar que una tal
Edith, se acababa de divorciar, porque su marido la había cambiado
por una joven de 25 años.
-¿Qué Edith? ¿Zamora?
-Nooo, Edith Márquez.
-Márquez, ¿el senador?
-Sí, es su hija….
-Pobre va de escándalo en escándalo… primero la nieta se

divorcia porque decide salir del closet, y luego la hija también se
divorcia porque el marido la engañó…
-¿La nieta del Senador Márquez es lesbiana? – Había visto al

Senador y a su nieta en una cena de beneficencia hacia unos años
atrás y recordaba que la mujer era muy hermosa.
-Sí, Querida, como tu hija Roberta… La verdad que es una

vergüenza.
-¿Cómo vergüenza?
-No digo que sea vergonzoso ser lesbiana, noooo, eso no… -
Trató de explicar sabiendo que lo que había dicho la estaba
poniendo en problemas… - Me refiero a que si era lesbiana para
que se casó y estuvo cada más de 10 años… ya tiene casi treinta y
pico de años y sale con que es lesbiana. Tu hija salió del closet
pequeña, ella sabía muy bien lo que quería… en cambio esta mujer,
seguro mañana sale con que no es más lesbiana y vuelve a casarse
con algún otro rico.
-¡Ah! – La conversación continúo… y María trató de sacar

toda la información posible sobre esa mujer y su familia. Su plan B
pronto podría ponerse en acción. Tal vez, no sería tan difícil la
búsqueda de una esposa para su hija…

En el consultorio
La semana para Belén se pasó volando… ese viernes era su

último día como secretaria de Bo… Y se estuvo todo el día evitando
la escena de la despedida…
-Ya me estoy yendo Bo… - Dijo Belén apoyándose en la

puerta del consultorio.
-Y para siempre – Respondió su jefa sentada en su sillón.
-Ay, Bo… no me voy para siempre, seguiré siendo tu amiga…
-Ya sé, sólo te casaras, te irás a Mendoza a vivir con tu

marido, porque él tiene la oportunidad de progresar… - Hizo una
pausa y levantándose caminó hacia su amiga – Pero no es lo
mismo tener una amiga vía skype, mail, teléfono… que verla todos
los días…
-Prometo venir a visitarte… o podes ir vos a Mendoza… Dicen

que las chicas allá son muy lindas…
-Y los vinos muy ricos…
-Y tu amiga estará ahí – Dijo Belén acercándose a Bo y

abrazándola sin contener las lágrimas.
La despedida fue emotiva, Ana no quiso entrar a molestar. Al irse

Belén, Bo se quedó sola en su cubículo… Y Ana entró a ver como
estaba.
-Ya son casi las ocho, ¿vas a necesitar algo o me puedo

retirar?
-No, Nada Ana, ya puedes ir a casa… - Le respondió sin

mirarla, su vista seguía perdida en la nada…
-¿Estás bien?
-Sí, sólo triste… no me gustan las despedidas.
-Te entiendo… ¿Quieres un café antes de irme?

-Tal vez, pero no aquí – Se levantó y caminó hacia la puerta

donde se encontraba Ana – Vamos a tomar un cafecito por ahí.
-Ay, pero… - Bo no la dejó terminar salió del cubículo camino

a la salida del consultorio.
-Vamos, un café, y te acerco a tu casa, de paso veo como va

el yeso de Gabo.
Ana aceptó, en realidad se dio cuenta que era el momento de

acercarse y entablar una amistad con Bo, de esa forma, podría
saber más de ella, y cuando María le preguntara por algo tendría la
información solicitada. Se sentía a la vez, traidora, por estar
haciendo el papel de espía. Pero a la vez, creía que su madre tenía
buenas intenciones.
En un café
Bo la llevó en su auto a un pequeño café. Sólo estuvieron

unos cuarenta minutos, café de por medio en un local tranquilo. Le
dio la oportunidad de hablar a Ana y de comenzar su acercamiento.
-Belén me ha caído realmente muy bien – Comentó.
-Es que ella es magnífica. Fue una gran secretaria, pero

también debo admitirlo fue mi mejor amiga… - Le contaba Bo a Ana
mientras ambas bebían sus cafés.
-Espero lograr a ser una buena secretaria para vos.
-Si lo serás… Belén te ha enseñado todo ¿no?
-Sí – Dijo Ana riendo.
-Lo que no sé es si llegue a poder ser tu amiga…
-No sabes… ¿Por qué? ¿Acaso tan mala persona me crees

que no puedes ser mi amiga…?

-No, claro que no es eso… supongo que recién nos

conocemos… ya te conoceré… La verdad, es que no soy de
hacer amistades fácilmente.
-Ah…
Ana miró su reloj casi las diez de la noche, Bo se dio cuenta de lo

que su secretaria hacía y automáticamente levantando la mano
llamó al camarero y pidió la cuenta. En unos pocos minutos ambas
estaban ya en el auto camino a la casa de Ana.
En casa de Meche
-Yo atiendo Meche, debe ser mi mami – gritó el niño corriendo

a la puerta.
-Hola amor – Dijo su madre cuando Gabo abrió la puerta y

saltó a los brazos de ella.
-¿Quién es? – Se oyó la voz de Meche desde la cocina.
-Soy yo Meche, y te traigo visitas.
Bo sonriéndole a Gabo lo saludó y entraron al living de Meche. Esta

salió de la cocina secándose las manos con un repasador.
-¿Quién viene? – Preguntó Meche poniendo cara de

sorprendida al ver a Bo – Ay, Booo, ¡cuánto tiempo sin verte
queridaaaaa!
-¿Cómo estás Mechita?
-Bien hija, que alegría de verte, pasa… pasa – señalando el

sillón para que pasara a sentarse.
-Pasé a dejar a mi secretaria y a ver cómo va el yeso del

señorito.
-Ah, ya me parecía que a esta vieja no la extrañabas….

-La verdad, si extraño las tardes de lectura y té. Quizás

deberíamos repetirlas…
-Ya estás con muchas ocupaciones hija, para pasar los

domingos tomando el té y leyendo libros con esta vieja…
-Estoy ocupada la verdad, pero podría buscar un huequito los

sábados así… te visito…
-No prometas nada hija… ¿Quieres quedarte a cenar…?
-No quiero molestar…
-No es molestia… Gabo puedes agregar un plato más a la

mesa – Dijo Meche al niño, quien rápidamente corrió a la cocina –
Ya está la cena, quédate a cenar con nosotros – Insistió mirando a
Ana buscando que ella la ayudara a convencerla.
-Sí, dale quédate – Le pidió Ana.
La cena fue divertida… Gabo no paraba de hablar, y Bo parecía

sorprenderse con cada frase que el niño decía. Ana no podía
entender como su hijo estaba tan animado hablando con su jefa, no
era fácil de llegar a él. Pero ahí estaban charlando entre ellos,
dejando fuera de su charla a Meche y a ella.
-Creo que ya es tarde, y debo irme – Avisó Bo.
-Y tú, ya es hora de irte a la cama… - Dirigiéndose a su hijo.
-Es sábado ma…. No tengo que levantarme para ir al

colegio… ¿me dejas ver dibujitos en la tele?
-Es casi media noche Gabo… ¡A dormir!
-Bueno… ¿Y entonces Bo me quitarás el yeso la otra

semana?
-Sí, tu mami te llevará a mi consultorio y fuera yeso…
-Meche, Gracias por la cena… - Agradeció Ana.
-De nada querida… sabes que me encanta cenar con ustedes

dos… y hoy me ha encantado tener de visitas a Bo.

-Prometo visitarme más seguido Mi Mechita…
-Eso espero… - Y la besó en la mejilla.
Ana y Gabo se despidieron de Meche con un beso y caminaron a la

puerta, Bo los siguió…
Ya en la puerta del departamento de Ana, que se encontraba

frente al de Meche… Gabo abrió la puerta y antes de entrar se
colgó abruptamente del cuello de Bo para despedirse.
-Chau Bo…
-Chau Gabo, nos vemos pronto…
-Siii – Dijo el niño separándose y entrando corriendo a su

casa.
Ana por su lado se acercó a Bo, y sin pensarlo le dio un beso en la

mejilla.
-Gracias por todo… Nos vemos el martes…
-Gracias a vos… Ve a dormir… - Y se retiró por el pasillo

hacia las escaleras para irse.
Ana se quedó mirándola unos segundos y luego entró a su

departamento pensando que había comenzado a tutearla sin darse
cuenta y que iba por buen camino si quería ser su amiga.
Rutina de Bo por las noches
Bo subió a su auto y manejó hacia el bar de siempre… entró y

fue directo a la barra. Pidió una cerveza y comenzó a charlar con la
barman que ya la conocía.
Una hora más tarde, unas amigas llegaron al bar y todas se fueron
a sentar a una mesa donde se quedaron gran parte de la noche
charlando y tomando cervezas con Bo.

Cuando la noche ya casi se terminaba, Bo comenzó a coquetear

con una chica que se encontraba jugando al pool… y en menos de
lo que canta un gallo por la mañana a la salida de sol… se la llevó a
su departamento.
Apenas la puerta se abrió Bo entró a su casa con esa extraña

que recién conocía… ni siquiera mediaron palabras, ambas
parecían querer lo mismo… y fueron directo a eso… Bo se acercó a
la mujer y la besó, ella le respondió apasionadamente y lentamente
entre las dos comenzaron a desvestirse entre besos y caricias… ni
siquiera llegaron al cuarto, en medio de la sala en la alfombra se
tiraron y tuvieron sexo una y otra vez hasta que la luz del sol entró
de lleno por la ventana.

Capítulo 4
Buscando el Plan B
-Señora Falconi, Buenas Tardes…
-Buenas tardes, ¿Ya me tiene la información que le pedí?
-Así es, información completa – Dijo el hombre acercándose a

María y señalándole la silla para que se sentara.
Ella se acomodó en la silla, y el detective comenzó a contarle todo

lo que había averiguado de la nieta del senador Márquez.
-La señora Estrada es divorciada desde hace más de un año y

medio, sus padres se divorciaron hace sólo un par de meses. Tenía
una buena relación con su abuelo pero cuando se divorció como
que ya no se ven mucho.
-Es un senador muy conservador – Acotó María.
-Yo diría uno muy homofóbico. Está tratando de tapar el

hecho de que su nieta es lesbiana.
-¿Y a qué se dedica?
-Emilia Estrada es decoradora de interiores, tiene su propio

estudio. Tiene 32 años. No sale con ninguna mujer. Si bien se
divorció por admitir que era lesbiana, no hay mujer en su vida,
tampoco sale a bares o discos de ambiente. No tiene muchas
amigas, sólo dos, Estela Franco y Mariela González, ambas
casadas y con hijos, se conocen las tres desde que eran chicas.
-¿No tiene contacto con otras lesbianas?
-No, señora… he estado averiguando y según los rumores

tuvo un romance antes de divorciarse… pero nadie sabe con quién.
-Muy bien, si encuentra más información me avisa, aquí tiene

su cheque – Dijo María sacando la chequera de su cartera.

-Muchas gracias señora, es un placer trabajar para usted.
Con el informe en su cartera María se retiró de la oficina del

detective que había contratado para seguir y conseguir información
sobre Emilia Estrada; decidida a buscar la forma de cruzarla con su
hija y casarlas.
Emilia Estrada era un buen partido, además de linda, educada e

independiente y María lo sabía… Sólo tenía que idear el plan
correcto para que Bo se fijara en ella.
En el consultorio
-¡Buenas tardes querida! – Entró al consultorio saludando a

Ana, quien al verla se sorprendió.
-¡Buenas Tardes señora Falconi! ¡Qué grata sorpresa!
-Está ocupada mi hija…
-Está con el último paciente, si quiere esperarla unos minutos,

puedo ofrecerle un café.
-Bien, con dos cucharaditas de azúcar por favor.
Ana le sirvió el café y María se sentó en la sala de espera con su

taza a esperar.
Apenas salió el paciente, Ana se apresuró a golpear la puerta del

cubículo de Bo…
-Doctora… su madre está aquí.
-Mi madre…. Uy mi Dios…
-Dile que pase… mejor no hacerla esperar sino no se va más.
-Te escuché…. – Entró su madre con su taza de café en la

mano…
-Toma querida, muy rico el café – Entregándole la taza vacía

a Ana.

-¿Y qué es lo que te trae por aquí Madre?
-Vengo a visitarte…. ¿A poco no puedo venir de visitas?
-Sí, puedes, lo que no entiendo por qué vienes hoy, si esta

noche voy a casa a cenar…
-Tal vez, por las dudas que encuentres una excusa para no ir.
-Ya madre, que necesitas de mí…
-Nada… ejem… - Sonrió María y se sentó frente al escritorio

de su hija.
-Nada… ¡Si cómo no!
-Está bien, está bien, No sé que comprarle de regalo a Belén.
-La lista de regalos la dejó en… - Hizo una pausa pensando

en que negocio había dejado la lista de regalos.
-¿Ya te olvidaste?
-Pues sí, como yo le regalé la luna de miel, no necesitaba

saber de la lista de regalos o de lo que necesitara para su casa…
-Mejor la llamo y le pregunto donde dejó la lista…
-Eso Madre, llámala.
-Eso haré, mejor me retiro… ya es tarde – Y se levantó y

comenzó a mirar a su alrededor…
-¿Qué miras tanto?
-La verdad, necesitas redecorar este consultorio… algo más

moderno y alegre…
-Me gusta como está…
-No tiene nada de malo renovarse…. Piénsalo…
-Nooooo
-Ya tienes nueva secretaria, que mejor que redecorar el

consultorio…

-No tengo tiempo para eso madre…
-Pero sólo tienes que llamar a una decoradora…
-¡Ah! ¿Y seguro vos conoces alguna?
-No, pero puedo averiguar – Y caminando hacia la puerta se

despidió – te averiguo y te aviso…. Nos vemos a la noche hija…
besos – Y salió del consultorio de Bo al pasar por el escritorio de
Ana también la saludó y le guiñó un ojo – Nos vemos querida.
“¿Qué diablos estará tramando mi madre? Por Dios, algo

trama” se preguntaba Bo sentada en su escritorio. Tomó el teléfono
y la llamó a Belén…
-Hola
-Bo, ¿Cómo estás?
-Bien, Belén, ¿Dónde diablos dejaste la lista de casamientos?
-¡Y para que quieres saber! Vos no vas a regalarme más nada
¿No?
-No, no lo haré… es para mi madre…
-Pero si ella ya me mandó el regalo a casa ayer.
-¿Qué?
-Sí, me envió una televisión Led de 50 pulgadas de regalo…
-Mi madre trama algo… acaba de venir a preguntarme que

regalarte…
-Seguro dijo eso para saber otra cosa… ya sabes cómo es tu

madre…
- Seguro, es más ahora quiere que redecore mi consultorio…
-No es mala idea…
-No, no lo es… Pero ahora no tengo tiempo.
-Bo, una pregunta.

-¿Qué?
-¿Vos vas a venir a mi boda sola?
-Sí, ¿Por qué? ¿Acaso la tarjeta dice que debo ir

acompañada?
-No, tonta, podrías ir con tus padres…
-Ellos van por su lado y yo por el mío…
-¿Y si llevas a Ana?
-¡Ah!
-Es que me cayó muy bien Ana, y quería invitarla… pero como
no conoce a nadie, no sé si se animará a ir sola… Pero si va con
vos, quizás acepte.
-Ya la invitaste… ¿No es cierto?
-No, estaba por llamarla
Ana entró justo a la oficina golpeando a la puerta antes por

supuesto.
-Si no necesitas nada más, me voy a retirar.
-Espera, espera – Le dijo Bo – Tengo a Belén en la línea.
-Dale, dile que la invito – al escuchar la voz de Ana.
-Belén me dice que estás invitada a su fiesta de casamiento…
-Ay, gracias, pero…
-Dile que ningún pero… - Le gritaba Belén.
-Dice que no pongas peros… dame un segundo Ana que me

despido de Belén.
-Belén, ok, lo haré… nos vemos… besos.
-Nos vemos Bo, llévala por favor, hazme ese favor ¿sí?

-Lo haré, tranquila, saludos a Raúl… Besos – Cortó y miró a

Ana para hablarle a su secretaria – No pongas peros, yo voy sola,
así que podemos ir juntas…
-Lo pensaré, es que debo comprarme ropa para ir, y por

supuesto está el regalo y no quiero poner excusas, pero tengo
muchos gastos.
-¿Es por dinero? No seas tonta, te daré un adelanto.
-Pero si acabo de cobrar el mes…
-Mira, Ana… No quiero ir sola, Ok… Please acompáñame…

no te preocupes por la ropa…
-Pero…
-¿Qué hora es?
-Apenas las siete…
-Tenemos tiempo…. – Dijo Bo sacándose rápidamente el

guardapolvo y caminando hacia Ana – Vamos, acompáñame…
-¿A dónde me llevas?
-A un telo – dijo riendo Bo.
-¿Quéeee? – Gritó sorprendida Ana.
-No seas tonta, Vamos a comprar un lindo vestido para vos.
-Pero…
-Ya córtala con tantos peros, deja de multiplicarlos… soy tu

jefa y te ordeno que te calles.
Ana no se sintió ofendida, pero sí sintió vergüenza pues nadie le da

nada a alguien sin pedirle algo a cambio… y le extrañaba que Bo
insistiera en llevarla y en comprarle un vestido…

En el Shopping
Bo estacionó el auto frente a un shopping. Bajaron y Ana la

siguió en silencio. Caminaron por el centro comercial hasta un local
de ropa femenina de alta costura.
-Hola – entró Bo saludando a la mujer muy elegante que se

acercó a ella.
-Bienvenida Bo, ¡Tanto tiempo sin verte!
-Hola Elena, necesito un vestido para mi secretaria –

Señalando a Ana - y uno para mí… es para la boda de Belén, mi ex
secretaria.
-Cierto, el sábado se casa… ¿Ya viste el vestido de novia que

le diseñamos?
-No, seguro es hermoso.
-¿Y dime que estilo quieren? – Preguntó la mujer acercándose

a Ana y mirándola de arriba abajo.
-Algo atrevido pero elegante – Respondió Bo mirando a Ana.
-Tengo algo para ti querida – mencionó Elena dirigiéndose a

Ana – Pasen por aquí – caminando hacia otra habitación en el local.
Ana y Bo se sentaron en unos sillones a esperar que Elena volviera

con los vestidos para que se los probaran…
-¿Bo?
-Tranquila, no te traerá nada que no te quede bien.
La mujer apareció con dos empleadas que traían un vestido cada

una en sus manos y se los entregaron a Bo y a Ana
respectivamente.
-A probarse esos…

-Me gusta el rojo – Dijo Bo tomando el vestido y entrando al

probador. Ana sin decir nada, también tomó el vestido y entró al otro
probador.
Unos minutos más tarde…
-¿Y? ¿Cómo van? – Preguntó la mujer.
-Creo que me queda bien, pero deberías acortarlo un poquito

tal vez…
-Sal del probador y te digo…
Bo salió y comenzó a mirarse en un espejo al lado del probador.
-Sí, tienes razón, pero no mucho… Para pasado mañana lo

tendrás. – Y dando la vuelta se encaminó al probador donde se
encontraba Ana - ¿Puedes salir para que veamos cómo te queda
ese vestido?
Algo vergonzosa Ana salió del probador… con un vestido rojo

ajustado al talle y con un escote muy insinuador. Bo al verla tragó
saliva, debía admitir que el vestido le quedaba muy bien a Ana y
hacía realzar su cuerpo casi perfecto.
-Da una vueltita – Le pidió la mujer a Ana y esta lo hizo

tímidamente – La verdad, te queda perfecto… ¿Qué opinas Bo?
-Sí, hermoso… creo que es más lindo que el mío…
-No, los dos vestidos son hermosos, sucede que a esta mujer
el vestido le queda divino… vas a hacer que todas te miren con
envidia en la fiesta.
-Eso es cierto… - Afirmó Bo.
Bo entró al probador a cambiarse… y Ana hizo lo mismo. Al salir,

una empleada tomó su vestido y le indicó que la esperaban en la
parte de la caja… ella caminó lentamente… y cuando se
acercaba… Bo se encontraba allí hablando con Elena.
-Ponlo en mi cuenta Elena… y envíame el vestido a mi

consultorio el viernes. ¿Sí?

-A primera hora del viernes te lo envío… - Dijo Elena mientras

una de sus empleadas le daba una bolsa - Señorita, su vestido –
Estiró la mano para ofrecerle el vestido a Ana. Quien se acercó y
tomó la bolsa.
-Gracias, es un vestido muy bonito, me encanta – Dijo.
-Como tú, querida mía – le contestó Elena.
Al salir del local, Bo la invitó a tomar una café en una

confitería que había en el patio de comidas del shopping.
-Ya es tarde Bo… - Se excusó mirando su reloj.
-Bueno, te llevo a tu casa, de paso, saludo a Meche…
-Gracias.
-De nada… serás la envidia de la fiesta con ese vestido.
De pronto Bo recordó que tenía que ir a cenar a casa de sus

padres, miró su reloj, y eran casi las nueve se dio cuenta que llevar
a Ana y saludar a Meche y a Gabo le llevaría como una hora y
estaría llegando realmente tarde a la cena familiar…
Apenas subieron al auto, Bo sacó su celular y marcó el

número de la casa de sus padres.
-Buenas Noches, Casa de la familia Falconi – Atendió una de

las empleada de la familia.
-Buenas Noches, ¿Marta?
-Sí, ¿Bo?
-Sí, soy yo… Marta avísale a mi madre que no podré ir a

cenar esta noche, que tengo un imprevisto y estoy con una urgencia
en el hospital, que me disculpe – Hizo una pausa al mismo tiempo
que metía la llave en el interruptor del auto - que mañana la llamo.
-Así lo haré señorita Bo.
-Gracias Marta, adiós.

-Adiós Señorita.
-¿Hoy tenías la cena con tus padres… cierto? – Le preguntó

Ana poniéndose el cinturón de seguridad.
-Sí… pero ya se hizo tarde – Arrancó el auto y lo puso en

marcha saliendo del estacionamiento.
-¡Por mi culpa!
-Bendita sea tu culpa entonces…

Capítulo 5
La Boda de Belén
La semana se tornó larga, Bo tuvo demasiados pacientes.
-Doctora
-¿Doctora?
-Perdón Bo
-Así está mejor… ¿Qué pasa?
-Acaba de llamar el Doctor Gálvez y dejó dicho que no te

preocupes que él tomará tu guardia del domingo, pero que después
se cobrará contigo…
-¡Oh! ¡Oh! Seguro me invita a salir – Y comenzó a reírse…
-¿Anda detrás de ti?
-Anda detrás de cualquier pollera ese… - Y continuaba

riéndose.
-Ya te hago pasar el próximo paciente, hay demasiados y

parece que se levantaron todos con el pie izquierdo…
-Bien… - Acomodándose en su sillón – Espera….
-Sí
-Tráeme un café y mañana hay que sacarle el yeso a Gabo,

¿Cómo hacemos?
-Ya lo estaba pensando, creo que deberé decirle a Meche que

lo traiga apenas lo retire del colegio así antes de ir a almorzar lo
puedes atender, si no te molesta…

-Genial, eres la mejor, ya lo pensaste…. Recuerda que

mañana deben traer mi vestido… si para las diez no lo han traído,
debemos llamar, así que avísame si…
-Hecho….
-A trabajar…
El día pasó, Bo se retiró del consultorio y Ana quiso quedarse

para arreglar todo lo del viernes pues quería adelantar su trabajo.
Mientras archivaba fichas médicas su celular sonó…
“¿Quién será?” Se preguntó mientras buscaba su teléfono en

su bolso.
-Buenas.
-Hola Querida, soy María.
-Ay, Buenas noches Señora… ¿Qué necesita?
-¿Cómo va todo en el consultorio?
-Pues señora, por el momento todo muy bien, su hija está

teniendo mucho trabajo esta semana…
-¿Sabes si mi hija sale con alguien?
-La verdad, creo que no sale con nadie… no la ha llamado

ninguna mujer. Ni ella ha nombrado a nadie…
-Presta mucha atención, ¿Sí?
-Así lo haré.
-Nos vemos pronto…
-Sí, en la boda de Belén.
-Cierto, te invitó… ¿no?
-Así es, y voy con su hija…
-¡Ah qué bien!

-No quería ir, pero Belén y la doctora insistieron.
-Me alegro, pues nos vemos en la fiesta querida…cariños...
María
“Todo va bien, Esta chica se está haciendo amiga de Bo, y

pronto podrá sacar más información. Ahora a pensar como contratar
a Emilia para que redecore el consultorio de Bo y ahí lograr que se
enganchen…” Pensaba María después de cortar la llamada con
Ana.
María comenzaba a planearlo todo, ya había pedido referencias

sobre el trabajo de Emilia. Y hasta había pedido una cita para
charlar con ella sobre un trabajo. El lunes comenzaría a mover los
hilos del destino para que su hija se fijara en esta chica.
En el bar
Bo como de costumbre entraba al bar de siempre en busca de

una conquista. Era la rutina de todas las noches, sentarse en la
barra a charlar con la barman, mirar a su alrededor y ver que
había… cuando la indicada aparecía clavaba su mirada en ella,
hasta que esa mujer la notara… casi siempre venían a ella… muy
pocas veces, era Bo quien debía ir en su búsqueda.
Así que fue muy rápida su conquista, apenas la vio en una

mesa juntos a dos amigas, comenzó a mirarla y cuando esa mujer
le devolvió la mirada, Bo se acercó y se sentó a charlar, y unos
minutos después se la llevó a su casa. Unos tragos un poco de
charla amena, acompañadas de buena música… en su cama se
apoderó de su chica ocasional.
El sol comenzó a entrar por la ventana Bo se tapó con la

almohada para no ver luz. Su acompañante de ocasión comenzó a

levantarse tratando de no hacer ruido, caminó hacia el baño y se

metió en la ducha.
Bo se levantó al escuchar el ruido del agua caer desde el

baño. Y se dirigió hacia la cocina y comenzó a preparar café. Para
cuando la mujer salió del baño, Bo volvió al cuarto…
-El café casi está listo, ¿Te tomas uno?
-Por supuesto – Contestó esta mujer tomando su ropa y

comenzando a vestirse.
-Me ducho, tú te encargas del café – Dijo Bo metiéndose al

baño.
La joven se terminó de vestir y fue en busca del café a la

cocina… sirvió dos tazas y en menos de diez minutos Bo apareció.
-¿Qué hora es? – Entró a la cocina preguntando.
-Las ocho y diez – Contestó la chica bebiendo su taza de café.
-Uy Dios, llego tarde al trabajo…
-No eres la única…
-Voy para el sur, ¿te puedo acercar a algún lado?
-No, voy para el este, debo pasar por mi departamento

primero, por suerte entro a trabajar a las nueve, pero con el tránsito
seguro llegaré tarde…
Ambas bebieron apresuradas sus café y caminaron a la salida

del departamento.
-Te dejaría mi número de teléfono, pero sé que no me

llamarás.
-Sorry
-No, todo bien, al menos me divertí contigo… cualquier cosa

seguro nos vemos en el bar.
-Así es… - Bo se acercó y la besó por última vez.

En el consultorio
Ana preparaba el café, los pacientes ya habían comenzado a

llegar. Bo ni aparecía.
-Disculpe señorita – Una voz la llamó.
-Sí – respondió Ana volviendo de la cocinita.
-Traigo este vestido para la doctora Falconi.
-Uy, sí, lo está esperando… muchas gracias.
-Firme aquí – Dijo el joven que traía el vestido dándole un

papel para que Ana firmara.
Tomó el vestido, apenas el joven se retiró lo llevó al

consultorio de Bo, y lo colgó en el perchero. Se acercó al escritorio
y acomodó algunos papeles…
Volvió a su escritorio y buscó en el fichero las fichas de cada

paciente que debería atender esa mañana y sentó a esperar a Bo y
a los pacientes que seguían llegando.
Bo entró apresurada, eran casi las nueve… apenas pasó por

la sala de espera saludó con un “Buenos Días” a los pacientes.
-Buen día doctora – Saludó Ana cuando la vio acercarse a su

escritorio.
-Hola Ana… - Haciéndole una seña que indicaba que la

siguiera a su oficina… - Ven.
Ana la siguió…. Con las fichas médicas de los pacientes en

sus manos. Bo entró y colgó al lado de su vestido su campera y
tomó el guardapolvo y se lo puso.
-¡Ah, ya llegó mi vestido!

-Sí, hace unos minutos… - Le contestó Ana acercándose al

escritorio de su jefa y dejando sobre el las fichas – Aquí te dejo las
fichas… ya te traigo el café…
-Gracias, lo necesito… - Sentándose en su sillón y abriendo

su notebook – Haz pasar al primero, quiero terminar rápido.
…Cerca del mediodía Bo salió de su consulta para

preguntarle si ya había llamado a Meche para saber si traía a
Gabo…
-Sí, Doctora, ya me avisó que apenas recoja a Gabo se toma

un taxi para acá.
-Ok – Y mirando hacia la sala de espera llamó a su próximo

paciente – Señora Pérez – Y se volvió a su consultorio.
Meche entró con Gabo al consultorio, y el niño corrió a

abrazar a su madre.
-Hola mami… - y mirando a su alrededor – ¿Aquí trabajas con

la doctora?
-Hola amorcito – Abrazó a su hijo – Sí, en un ratito te va a

sacar el yeso.
Meche y Ana se saludaron y Gabo se sentó en la silla de Ana

a jugar con la PC… Bo salió despidiendo a su última paciente de la
mañana.
-No vemos pronto señora Correa, no se preocupe que en una

semana estará ya lista para su viaje.
-Gracias, adiós Doctora…
-¡Pero quien tenemos aquí! – Exclamó Bo mirando a Gabo

sentando en el escritorio de Ana - ¿Cómo estás Meche?
-Hola hija muy bien…

-Hola Doctora – Saludó el niño.
-Ven que te sacamos ese yeso… - El niño se bajó de la silla y

la siguió al cubículo…
Mientras Bo estaba en su consulta con Gabo, Meche charlaba

con Ana afuera.
-¿Te llevas muy bien con Bo?
-La verdad, sí, es muy buena jefa…
-A Gabo le cae muy bien Bo, no deja de hablar de ella.
-Sí, y eso que se han visto sólo dos veces…
-Bo tiene algo especial no sé, pero les cae a todos bien…
aunque lo niegue se parece mucho a su madre.
-Las conoce desde hace mucho ¿No?
-Uff, conozco a María desde la escuela primaria. Ya después

que se casó, no nos vimos muy seguido, pero siempre se aparece.
-¿Y a Bo?
-La conozco de bebé, su madre me la presentó a los cuatro

días de nacida, y sí que era chillona… después se convirtió en una
niña muy traviesa… y hoy es una gran mujer….
-Cambiando de tema ¿No te molesta tener que cuidar el

sábado a Gabo?
-Ay, Ana, claro que no, ya estamos planeando nuestra noche

con Gabo… Vamos a ver pelis prohibidas…
-¡¡¡Meche!!!
-Tranqui, es broma…
-Ya lo sé – Y se rió.
Gabo salió corriendo del consultorio con su yeso en la mano,

mostrándolo…
-Ya me lo quitó…

Por detrás apareció Bo, ya sin la bata de doctora.
-Y ahora nos vamos todos a comer.
-Sí…
-¡Quiero hamburguesa! – Gritó Bo tomando de la mano al niño

y caminando hacia la salida sin esperar ni a Meche ni a Ana…
-¡Estos ya se cortaron solos! – Comentó Ana, tomando su

cartera – Mejor los seguimos.
En el Bar
Ya en el bar, los cuatro sentados esperaron al mozo para

pedir su orden para almorzar.
-Buen día, ¿Qué vamos pedir hoy para comer?
-Hola, yo quiero una hamburguesa con papas fritas – Vociferó

Gabo…
-Y yo otra – Saltó Bo…
-Y las damas, ¿que desean?
-Sólo por hoy, también una hamburguesa – Pidió Ana riendo –

¿Y tu Meche qué deseas? – Le preguntó mirándola.
-No, yo hamburguesas nooooo, yo quiero una milanesa con

papas fritas….
-Muy bien, marche tres hamburguesas completas con papas

fritas y una mila con fritas – Y se retiró.
Los cuatro almorzaron entre risas y una charla amena… Gabo

y Bo parecían tener su propia conversación, mientras que Meche y
Ana, se limitaban a charlar entre ellas y a observar cómo se llevaba
Bo con el niño.

En el consultorio
-Hey, creo que me tienes que llevar más seguido a almorzar

con tu hijo… me divierto mucho – Comentó Bo a su secretaria
mientras entraba a su consultorio.
-¡Ah!.... ¿yo te debo llevar? – Riéndose – Sí, por lo que vi,

Meche y yo no existimos para ustedes dos en el bar…
-Ejem… - Contestó Bo desde la puerta poniéndose su bata… -

Me traes un café antes que llegue el primer paciente…
-Sí, claro, ya te lo llevo.
-Gracias.
“¿Qué tiene que mi hijo está tan embobado con ella? ¿O

mejor debo preguntar que tiene mi hijo que ella está loca por él?” Se
preguntaba Ana mientras preparaba el café para Bo.
…Pasadas las horas…. Bo salió de su consulta lista para

marcharse. Ana terminaba de acomodar su escritorio.
-Ya me voy…
-Yo también.
-¡Ah! – Exclamó Bo deteniendo su paso hacia la puerta de

salida.
-¿Qué? – Respondió Ana buscando su cartera.
-Sobre mañana… te parece que pase tipo 19:00 a buscarte….

La ceremonia comienza a las 20:30, y como es fuera de la ciudad,
tenemos cerca de 40 minutos de viaje…
-Sí, Claro… estaré lista a las siete…
-Te llamo apenas este llegando así vas bajando y no nos

demoramos…
-Hecho

-Nos vemos Ana, saludos al dulce de Gabo… y también a

Meche no quiero que tenga celos, y que crea que no me acuerdo de
ella… - Dijo despidiéndose y saliendo del consultorio sin esperar a
Ana.
Ella se quedó mirando como Bo partía por esa puerta,

pensando… “Tan apurada… seguro tendrá alguna cita con una
chica”.
El día de la boda de Belén.
Se pasó más de media hora mirándose al espejo, no estaba

convencida que el vestido le quedara. Es que jamás en su vida
había lucido un vestido así.
Gabo entró corriendo al cuarto de su madre y al verla con el

vestido rojo… se quedó parado y con carita de admiración.
-Mami ¡Qué linda que estás!
-De veras, crees que estoy linda…
-Sí, muy bonita…
-Gracias amor… - Y se abrazó a su hijo.
-Me voy de Meche mami, - dándole un beso en la mejilla a su

madre de despedida - Que ya comienza la serie que vemos con
Mechi en la tele los sábados…
-Creo que vuelvo tarde… amor.
-No importa mami, me quedo a dormir de Meche… ¿lo

olvidaste?
-Dame otro beso y ve con Meche…
El niño volvió de la puerta y besó a su madre con un beso

bien ruidoso… y salió corriendo del cuarto hacia el departamento de
Meche.

Ana miró el reloj de su mesita de luz. Y Comenzó a

apresurarse a terminar de pintarse…. frente al espejo. Su celular
sonó…
-¡Ay, Dios! Es ella… - tomó el teléfono y efectivamente era Bo

que le indicaba que se encontraba a diez cuadras, y que había
mucho tráfico que calculaba estar ahí en unos diez minutos a más
tardar. Y cortó.
Ana buscó su vieja cartera que hacía juego con el vestido rojo,
y guardó el celular. Se miró de nuevo al espejo y le habló a su
imagen reflejada.
“A divertirse”
Y salió del departamento lentamente sabiendo que tenía algo

de tiempo para llegar a la calle. Tampoco quería quedarse en la
puerta esperando el auto de Bo. Así que bajó lentamente las
escaleras.
Bo estacionó el auto frente al edificio de Ana, en ese instante

ella abría la puerta de entrada y salía… al verla se maravilló con su
belleza… tuvo que mirar hacia adelante, para que Ana no se diera
cuenta de la cara de tonta que ponía cuando una mujer la
impactaba.
Ana al ver el auto se apresuró y al llegar al coche… la

saludó…
-Hola
-Hola, Sube.
Ana rodeó el coche y subió. Apenas lo hizo, Bo no pudo

contenerse y tuvo que decirle algo…
-Estás para matar mujer…
-No seas salamera
-Jaja, no, no, la verdad, estas hermosa… seguro vuelves

locos a los solteros en la fiesta…

-No es para tanto…
Bo encendió el motor del auto, puso primera para ponerlo en

movimiento… la miró
-De verdad, Estás preciosa… si fueras de mi bando te

invitaría a salir – Dijo pisando el acelerador y poniendo el coche en
marcha. Ana se ruborizó, sintió el calorcito en sus mejillas y trató de
no mirarla…
En el camino a la estancia donde se realizaba la ceremonia y

fiesta hablaron poco. Apenas llegaron ya el sol se había ocultado.
Estacionaron y al bajar del auto una voz a lo lejos se oyó.
-Hija…. Ana… Aquí estamos – Era su madre que estaba

entrando a la casa con su marido.
-¡Oh Dios! Lo que me espera – Exclamó Bo acercándose a

Ana y tomándola del brazo para caminar juntas hacia la entrada de
la casona.
Casi puntual, la ceremonia comenzó. Al ver pasar a la novia

por el pasillo rumbo al altar… María no pudo aguantar las lágrimas y
exclamar…
-Ay, que hermosa que está…. – Y mirando a Octavio, su

marido – Mira cuando Bo camine al altar con un vestido blanco…
-Mamaaaa, ya basta… - dijo enojada Bo echándole una

mirada de enojo.
-Hija, es imposible que se calle y menos en una boda… -

Abrazándola – Más sueña con una boda tuya.
Bo trató de ignorar todos los comentarios de su madre. Se

limitó a ver y callar.
Después de la ceremonia religiosa, el sacerdote se hizo a un

lado y el juez de paz, los casó. Los novios se retiraron a tomarse
fotos, y la gente poco a poco pasó del lugar donde se había
realizado la boda a la zona de carpas con mesas donde se daría la
cena y la fiesta.

Rápidamente ocuparon una mesa pequeña para cuatro

personas. Ana, Bo, y sus padres. Pasadas las nueve y medía
comenzaron a cenar. Y Bo comenzó a beber una copa tras otra de
vino. No estaba aguantando muy bien que digamos los comentarios
de su madre… y es que María tenía la idea fija y no descansaría
hasta que Bo se casara.
A la hora del postre la doctora se levantó y comenzó a

pasearse por el lugar, buscando en la barra de tragos alcohol para
beber. Ana la siguió al verla irse directo a las bebidas.
-¡No te parece que estas bebiendo mucho…!
Bo sacó del bolso que llevaba colgado de su hombro las

llaves de su auto… y se las entregó…
-Toma…. Yo bebo, tú conduces.
-Pero…
-Ningún pero… - Y se retiró entre la gente.
Ana volvió a la mesa y se sentó junto a la Madre de Bo.
-¿Dónde se fue mi hija?
-Está conversando con no sé quien por ahí.
La mujer miró para todos lados hasta que su vista la

encontró…
-Aja… Así que conversando…. Dirás bebiendo sola cerca de

la pileta…
-Me dio las llaves del auto, no se preocupe que no la dejaré

manejar de regreso.
-Déjala Cariño… Vamos a bailar – Dijo Octavio tomando de la

mano a su esposa y llevándosela a la pista para bailar.
Ana se quedó unos minutos mirando a esa pareja que a pesar

de los años parecían aun dos jóvenes enamorados… Pero se sintió
sola, y que todos en la fiesta la miraban, así que se levantó y
caminó hacia donde estaba Bo…

-¿Qué haces sola aquí? – Le preguntó al llegar al lado de Bo.
-Me gusta la soledad cuando hay gente que no conozco… -Ya

su voz indicaba que estaba algo tomada.
-A mi también…
Y se sentó en una reposera al lado de la pileta. Bo bebía de

su vaso y a verla sentarse hizo lo mismo. Detrás de los ligustros, en
el sector de la fiesta la música sonaba… y la gente bailaba,
gritaba… se divertía.
Beso a beso me enamoré de ti, Beso a beso me enamoré de

ti, Beso a beso me enamoré de ti, Beso a beso la noche apareció y
jugando al amor nos encontró… Un cuarteto comenzó a sonar y Bo
de un salto la tomó de la mano…
-Ven a bailar
-No sé bailar cuarteto…
-Sólo déjate llevar por la música y por mí – Le dijo al oído… y

comenzaron a bailar al lado de la pileta…
Arena corriendo por tu cuerpo, el agua deslizándose en tu

espalda, el viento rozando tus cabellos, tu piel sobre mi piel
prendiendo fuego…. Ana seguía los pasos de Bo… y al ritmo de la
música contagiosa se movía.
Mi boca se hizo amiga de tu boca, tus brazos apretándome te

siento El tiempo va pasando abrazado a tu cintura, deseándote,
amándote como no amé a ninguna…
Bo la hacía girar, la acercaba y la alejaba de su cuerpo como

quería… al ritmo de la música… y reía… y su mirada se clavaba
fijamente en los ojos marrones de Ana… Quien se dejaba llevar.
-¿No sabía que te gustaba el cuarteto…?
-Es la mejor música para divertirse en las fiestas…
-¿Y dónde aprendiste a bailar así?
-Salí con varias cordobesas que me enseñaron este ritmo…

El cuarteto continuaba sonando de “La Mona Jiménez”

pasaron a “Rodrigo”… Bo se desarmaba bailando con Ana… solas
ahí al lado de la pileta, lejos de los demás…
Algo cansada de tanto bailar y saltar… Bo agarró su vaso

para beber, pero este estaba vacío… Soltó a Ana y corrió a la barra
de tragos y pidió que le sirvieran más alcohol y volvió junto a Ana,
quien se había sentado…
-Hey, ¿Ya no quieres bailar más?
-No soy buena bailarina… - Y mirando hacia atrás – Ya van a

cortar la torta…
-¿Y?... – Mientras bailaba sola mirándola…
-Mejor vamos a la mesa…
-Ok, ok vamos - Y la tomó de la mano y caminó entre la gente

hasta la mesa donde sus padres recién volvían a sentarse.
Su madre comenzó a regañarla por beber, lo que la hizo

pararse e intentar huir, pero Ana la tomó del brazo y le pidió en voz
baja… “Quédate… no la escuches”. Bo le hizo caso, y se quedó en
silencio tratando de ignorar los comentarios de su madre.
Ya cerca de las cuatro de la mañana, Bo estaba muy

borracha, pero no se movía de su silla. Belén junto a su esposo
Raúl pasó a saludar a la mesa… Solamente unos segundos y corrió
al medio de la pista. Alguien gritó “Las solteras a la pista”, era la
señal para ir por el ramo de novia…
-Vayan chicas… - Gritó María.
De mala gana Bo se levantó y caminó detrás de todas las

chicas que gritaban y agitaban sus brazos… Belén a la cuenta de
tres… lanzó lo más alto posible el ramo… el cual pasó por sobre
todas las mujeres ansiosas por agarrarlo y cayó justo entre Ana y
Bo… y fue imposible que cayera al suelo… ambas intuitivamente lo
agarraron… pero Bo al darse cuenta se lo dejó a Ana. Se dio la
media vuelta y se dirigió a la barra de tragos para pedir una bebida.

Una hora más tarde la gente comenzó a retirarse, Belén y su

flamante esposo ya se había desaparecido de la fiesta…
-Es hora de irnos – Comentó María…
-Pues vámonos… voy a buscar a Carlos que debe andar por

ahí detrás de alguna chica…
Octavio salió a buscar a su chofer que estaba en el sector de

los autos estacionados… Y el hombre no se había equivocado…
Carlos charlaba animadamente con una joven…
-Carlos… - Lo llamó…
-Sí, Señor – Respondió el chofer e inmediatamente se acercó.
-Hijo, lamento cortar tu conquista…. Pídele el teléfono que ya

nos vamos… - Y guiñándole el ojo se volvió a la fiesta a buscar a su
esposa.
En el auto
Ana buscó a Bo y la convenció de que ya era hora de irse…

esta la siguió al estacionamiento… Ana se acercó al auto de los
padres de Bo para hablar con Carlos…
-Carlos, disculpa, cómo llego a la autopista…
-Sígueme, cuando lleguemos a la autopista, nosotros

doblamos para la derecha, y tú debes doblar para la izquierda… y
darle directo hacia el departamento de Bo.
Ambas subieron al auto… Ana encendió el motor y antes de

acelerar… visualizó el coche de los Falconi que se ponía en marcha
y lo siguió. Bo, se descalzó.
-Bo ponte el cinturón de seguridad
-Grrr – Gruñó y con movimiento tosco se lo ajustó… y recostó

su cabeza en el vidrio de la ventana del auto.

Casi media hora y la autopista apareció… Carlos le hizo

señas de luces… y Ana dobló en la dirección contraria. Pero a los
diez minutos… se sintió perdida…
-Bo… - Tocándole el hombro – Bo… dime por donde agarro

para ir a tu casa… por favor…
-Mmm – Se acomodó más en su asiento… pero no dijo más

nada, se durmió…
Ana no intentó despertarla… era inútil… y sin pensarlo dos

veces giró en una esquina y dirigió el auto hacia su propia casa… y
en veinte minuto llegó…
Despertó a Bo, quien ni sabía dónde estaba y no entendía

nada…
-Bo, baja… debes caminar… - Abriendo la puerta y quitándole

el cinturón de seguridad.
-¿Queeeé? – Respondió algo dormida… y su cuerpo fue

arrastrado por Ana, logró que Bo se le colgara del cuello y
caminara…
Casa de Ana
Como pudo la hizo llegar a la puerta de entrada del edificio, la

apoyó contra la pared, con una mano buscó en su bolso sus llaves y
con la otra sostenía a Bo… Apenas pudo abrir la puerta, volvió a
colgarse a su jefa del cuello y a hablarle al oído para que camine
“Vamos, camina”… “Un poquito más… sube… sube… escalón…”
Al llegar a la puerta de su departamento hizo lo mismo que

con la puerta de entrada del edificio… la apoyó contra la pared y la
sostenía parada con una mano apoyada en su hombro… Bo media
dormida… se tambaleaba… Ana abrió la puerta, y la ayudó a
ingresar. Y Bo trastabilló y Ana logró sujetarla hasta llevarla al
sillón… y detuvo su caída… para depositarla suavemente sobre el

sofá… pero Bo sintió que su trasero se sentaba pero sus brazos no

se separaban, seguía colgada de Ana…
-Hey, ya puedes soltarme…
-Mmm ememememe - Balbuceó algo inentendible… y acercó

su cara a la de Ana… y sorprendiéndola la besó… Sin que la joven
pudiera reaccionar, porque sólo rozo sus labios y la soltó y dejo
caer su cuerpo por completo sobre el sillón.
Ana se quedó mirándola… sus dedos rozaron sus labios… No

podía pensar… “Está borracha…. Ni debe saber que está conmigo”.
Caminó al cuarto de su hijo, ya que su intención era que Bo
durmiera en la cama de Gabo… Encendió la luz en la habitación y
volvió a buscarla, pero Bo ya se había acomodado… y se notaba
que estaba completamente dormida. Así que regresó a buscar una
almohada y una frazada. Se acercó a ella, y con cuidado movió su
cabeza y puso la almohada debajo… y la tapó. Casi de rodillas a su
lado se quedó mirándola dormir… “Realmente es bonita” pensó
Ana. Acarició su frente suavemente por un segundo, se paró y se
fue a dormir a su cuarto.
…El timbre de la puerta sonó… Gabo se colgó del pulsador…
-Ya Gabo, debe estar dormida…
-Son las diez Meche…
Ana se levantó y corrió a la puerta… apenas la abrió, Gabo

entró y la abrazó…
-Estabas durmiendo dormilonaaaaaa.
-Sí, mi amor.
Gabo al abrazar a su madre, miró hacia el living y vio a Bo

dormida en el sillón… y sin decir nada, la soltó y corrió hacía donde
ella estaba acostada…. Y le saltó encima…
-Bo, Bo despiértate… - Le gritaba subido encima de ella. La

pobre algo dormida se despertó y al ver a Gabo no entendía nada…
-¿Qué pasó?

-Hola ¿Te quedaste a dormir con mi mamá…?
-¡Ah!...
-No, mi amor, ella durmió en el sillón y yo en mi cuarto… -

Salió Ana a responder rápidamente.
Meche sonrió ante la situación… y se metió también…
-Vamos Gabo, al supermercado, dale… - Y mirando a Ana –

¿Necesitas algo para el almuerzo?
-Mmmm… ¿Qué querés comer Gabo?
-Spaguetti – Gritó el niño bajándose del sillón.
-Trae Spaguetti, pan, gaseosa – comenzó a decirle a Meche y

tomó el bolso que a la madrugada había dejado en la mesa de la
cocina – Y trae para la salsa… - Sacó dinero y se lo entregó a
Meche.
El niño corrió a la puerta y se tomó de la mano de Meche…
-Vamos, ya volvemos – Dijo arrastrando de la mano a su

amiga hacia afuera.
-En una hora volvemos – Alcanzó a decir Meche saliendo por

la puerta con Gabo.
El silencio se apoderó de la habitación… Ana caminó hacia el

sillón…
-¿Te duele la cabeza? – Le preguntó al ver que Bo se sobaba

la cabeza…
-Sí…
-Ve a darte una ducha, te hare café y te busco dos aspirinas…
Ana le indicó donde quedaba el baño, y sin decir nada, Bo

bajó la cabeza y caminó… Se quitó el vestido y se metió a la ducha.
Mientras el agua caliente caía en su rostro… Bo intentaba

recordar cómo había llegado al sillón de Ana… Tenía flashes de la
fiesta… hasta recordaba haber bailado con ella, y que el ramo de la

novia había caído en sus manos… y que ella se lo dio rápidamente

a Ana. Pero no tenía imágenes de cómo llegó allí.
-Bo… en mi cuarto te dejo un jean, una camisa y ropa

interior…
-Gracias…
Siguió disfrutando del agua caliente sobre su cuerpo, que se

relajaba. Salió envuelta en una toalla del baño y cruzó al cuarto de
su secretaria… La cama distendida… el vestido de Ana en el
respaldo de una silla frente al tocador. Y a los pies de la cama un
pantalón, una camisa blanca, un corpiño y una bombacha. Los tomó
y se vistió…
Ya vestida… se quedó sentada en la cama de Ana, esta

entró… con una taza de café…
-Aquí está tú café… y las aspirinas… - poniendo en su mano

dos pastillas –me voy a dar una ducha yo también…
Se dio la vuelta y se metió en el baño… Bo bebió el café y se

tragó las dos aspirinas… pero no se movió del cuarto… Esperó que
Ana volviera enrollada con una toalla…
Ella caminó hacia el placar y sacó un pantalón, una remera…

Bo se quedó mirando la puerta… dándole la espalda a Ana… Esta
se comenzó a vestir…
-Ana… ¿Por qué me trajiste acá?
Su secretaria, muy tranquila mientras se vestía le contó lo

sucedido…
-Me dormí… lo siento…
-Está bien… supongo que tu hubieras hecho lo mismo por

mí… ¿No?
-Claro que sí… Gracias…
Ana no alcanzó a decir nada… Gabo entró corriendo al

cuarto…

-Mami ya trajimos las compras… vamos a cocinar…
Los tres fueron a la cocina, Meche dejaba las bolsas en la

mesa.
-Ana, perdona, me llamó Blanca y me invita a pasar el día con

ella…
-Ay, Meche, anda…
-Gabo, te prometo que el próximo domingo te llevo a la

plaza…
-Ya sé Meche… total… ahora me va a llevar Bo… - Dijo el

niño mirando a Bo…
-¿A dónde te voy a llevar?
-A la plaza a jugar al futbol…
-Aaaahhh…. Sí… pero si me dejas jugar con vos… - Le

respondió sonriendo.
-¿Sabes jugar al futbol?
-Por supuesto, jugué cuando era chica…
-Eaaaaaaa entonces vamos a la plaza.
-Bueno, nos vemos, me voy rápido…
-Nos vemos Meche…
Los tres se despidieron de Meche… Ana comenzó a sacar las

cosas de la bolsa…
-Dale, mami, te ayudo a cocinar… - Buscando en la puerta de

la mesada una olla…
-¡Qué! ¿También cocinas?
-Sí… -Respondió el niño… y Bo acercándose al él… lo abrazó

y le dio un beso muy ruidos mientras le decía…
-Yo me quiero casar con vos… así yo trabajo y vos me

cocinas…

-No podes… - Le respondió muy serio el niño… A lo que Bo,

lo miró también poniéndose sería…
-Sí, ya sé… sos muy chico para mí…
-No…
-¿No?
-No te podes casar conmigo porque a vos te gustan las chicas

y yo soy un chico…
-Gabo – Se escuchó retumbar la voz de su madre…
-Y ¿eso es malo? – Le preguntó Bo acercándose más a

Gabo…
-Yo que sé… - Respondió…
-¿No sabes de verdad?
-Meche me dijo que hay mucha gente a la que no le gustan

las personas como vos… Pero que hay otra que si…
-Ah…
-¿Sabes que significa que me gusten las mujeres, las chicas?
-Claro – Contestó el niño haciéndose el canchero…- Que vos

no te podes casar conmigo, sino con mi mamá…
-¡Ah! Bueno….
-¿Cómo? – Preguntó su madre…
-Vos te casas con mi mama, trabajas, ella cocina y yo

estudio…
-Y te llevo a jugar a la pelota a la plaza…
-Síiiii – Gritó el niño… lleno de inocencia.
-Hay un problema Gabo
-¿Cuál?

-Para casarme con tu mamá, primero tendría que ser su novia,

y después pedirte que me dejaras casar con ella… -Y acercándose
a Gabo le habló al oído – Y no puede ser, porque a tu mamá le
gustan los chicos…
-Aaaahhh… Bueno pero ¿me llevas a la plaza a jugar lo

mismo?
-Claro que sí… pero antes hay que comer….
Ana la miró sonriendo… Bo fue tan natural con su hijo… que

la enterneció…
Gabo ayudó a su madre a cocinar mientras Bo sentada a la

mesa los miraba… Comieron los tres y cerca de las dos cuando Bo
terminaba de lavar los platos, y Ana los secaba y guardaba… El
pequeño apareció con la pelota gritando….
-Vamos, vamos a jugar…. – Mientras rebotaba la pelota en el

piso…
-Gabo que te dije de la pelota… ¡en el departamento no!!!
-Mejor rajemos a la plaza – Dijo Bo tomando la mano de Gabo

y caminando a la puerta… y deteniéndose de repente – Espera,
espera…
-¿Qué? – Preguntó el niño.
-Ana, ¿las llaves del auto las tenés vos?
-Sí, acá están – Sacándola de su bolso…
-Bueno manejas vos…
-No, No puedo…. No tengo carnet de conducir.
-¿Cómo que no tenés licencia de conductor?
-No tengo…
-Uy qué peligro… la vas a tener que sacar, no puede ser que
siempre maneje yo… - y se dio la vuelta y salió del departamento
con Gabo de la mano.

Los tres pasaron la tarde en la plaza. Ana sentada en un

banco y Gabo jugando a la pelota con otros chicos y con Bo…

Capítulo 6
La decoradora
Pasó un mes después de la boda, poco a poco, se fue dando

un lazo entre Gabo y Bo… que Ana no podía comprender. Su hijo
se la pasaba hablando de su jefa siempre. Y Bo no dejaba de
preguntar siempre por Gabo, o ir a verlo cuando tenía el tiempo libre
para ir a jugar a la pelota con él a la plaza, o llevarlo al cine.
Esa mañana de viernes Ana sintió que algo sucedería, no

sabía bien qué, pero tuvo un presentimiento raro al ver a Bo entrar.
Trató de no darle importancia, estaba pensando cualquiera se
decía. Y siguió trabajando. Como a las diez, la madre de Bo llamó,
para avisar que pasaría cerca de doce con la decoradora para que
su hija la conociera y se pusieran de acuerdo para redecoración del
consultorio…
Como buena secretaria le avisó a su jefa, quien de mala gana,

aceptó… recibir a su madre cuando apareciera.
Ana y Bo cada uno en lo suyo continuaron trabajando y a las

doce justa apareció María con una mujer muy distinguida de unos
treinta años… apenas entró, esta señora comenzó a mirar a su
alrededor.
-Hola, Ana… le avisa a mi hija que ya estoy aquí con la

decoradora…
-Sí, por supuesto… está con el último paciente ya sale…
-Ah… entonces esperamos – Comentó la mujer – Buenos

días… - Saludó a Ana. Esta le respondió cortésmente también.
La decoradora y María se sentaron en la sala de espera a

charlar… y en siete minutos Bo salió despidiendo a su paciente…
-No vemos la semana que viene señora Pérez…

-Gracias Doctora… Adiós… - La señora salió rápidamente…

Bo miró a Ana, y esta le señaló la sala de espera…
-Hija… - Acercándose hacía Bo – Te presento a Emilia

Estrada.
La mujer se acercó para darle la mano a Bo, y esta al verla se

quedó callada unos segundos…
-Perdón, Buenos Días… Soy Bo…
-Mucho Gusto, Emilia… - Se saludaron estrechando sus

manos – Me contó tu mamá que quieres redecorar todo tu
consultorio…
-Así es… - Sonriéndole a esa mujer – Algo más moderno…

¿Podrás hacer que este lugar tenga más luz y modernizarlo?
-Claro… solamente tendríamos que hablar sobre tus gustos,

para darle un toque de ti…
-Pues, no hay problema, nosotras íbamos a comer, podemos

ir a almorzar las cuatro y nos ponemos de acuerdo…
María, como nunca, se mantenía callada. Sólo observaba

como su hija y la decoradora, se miraban… Ana hacía lo mismo…
-Lo lamento mucho, pero tengo un almuerzo con un cliente –

Y mirando su reloj – Y casi llego tarde… ¡Tal vez, cuando salgas de
trabajar puedes pasar por mi estudio!
-Claro, salgo a las ocho…
-Yo trabajo hasta las nueve – Y sacando de su cartera una

tarjeta, extendió su mano y se la entregó… - Aquí me encuentras…
-Entonces, te veo a la noche…
-Nos vemos… - Contestó sonriendo, y volteando su mirada

hacia María y Ana… - Me tengo que ir… Gracias María por todo,
nos estamos viendo… Adiós…
-Adiós – Saludaron María y Ana al mismo tiempo… y Bo se

quedó parada mirándola salir sin decir una palabra…

-Bo… Bo… - La llamaba su madre… - ¿Estás bien?
-Ah… si… ¿Por qué? – Salió de su estado de embobamiento

y comenzó a sacarse el guardapolvo.
-Por nada… Bueno yo también me retiro – Y mirando a Ana

sonrió pícaramente… María estaba feliz, su plan comenzaba a
tomar vuelo… Ana por su parte no entendía nada.
-Bueno, madre nos vemos, nosotras vamos a comer – Miró a

Ana, y caminó a la puerta… - Vamos…
-Sí, ahí voy – Respondió Ana, buscando su cartera y

caminando con María a la puerta. Esta última disimuladamente le
habló en voz baja a la joven…”Averigua que le pareció la
decoradora… creo que le gustó” Ana asintió con la cabeza… A la
vez que pensaba que su maldito presentimiento tenía que ver con lo
sucedido.
En el Bar
Bo se mantuvo muy callada mientras comían… Ana trató de

sacarle charla, pero parecía estar pensando en algo… no le
prestaba atención.
-¡Creo que esa decoradora te dejó en las nubes! – se atrevió a

decir Ana.
-¡Ah! Naaaaaaaaa
-No, Se me hace que te gustó… y creo que a ella también le

gustaste….
-¿Vos crees?
-Te miró mucho…
-Ni se te ocurra decirle eso a mi madre…

-¡Cómo crees! – Al mismo que pensaba “Mierda, ni que

supiera que su madre siempre le pregunta cosas, y ahora seguro
está esperando que le diga… A su hija le gustó la decoradora”
-Ya sé… perdón…
-Pero, ¿esa mujer es lesbiana también no?
-Sí, ya la conozco – Bebió su agua – De vista nada más…
-¿De dónde?... Perdón, curiosidad…
-La vi con alguien hace un año atrás… creo que salía con la
persona que la vi. Ni sabía que mi madre la conocía, ni que era
decoradora.
-O sea sólo de vista la conocías…
-Así es, ni su nombre sabia…
-Entonces, ¿ya te gustaba de esa vez…? – No podía parar de

preguntar, quería saber todo… su corazón parecía estrangularse,
sentía que latía fuerte… No quería darse cuenta que sus ansias de
saber no era para contarle a María, sino que eran celos.
-No… Bueno no sé… es una mujer muy hermosa, me llamó la

atención aquella vez que la vi… pero estaba acompañada…
-¿Y ahora?
-Pues no sé… seguro sigue con esa persona… no sé… -

Volvió a beber y llamó a Julio con la mano – Mejor nos vamos… Le
prometí a Gabo conectarme para chatear por msn…
-¿Qué? ¿Cuándo?
-¡Ah!... Secretos entre tu hijo y yo…
-¿Cómo secretos?
-Está bien, sabes que le regalé una notebook a Meche…

¿No?
-Sí, te dijo que quería aprender computación y tú caíste con

una…. Al otro día.

-Pues ayer le pusieron el wi-fi… y nos conectamos con al

msn… Y por supuesto estaba Gabo…
-Cuando fue eso…
-Ejem… a la siesta mientras vos trabajas acá… y yo hacía que

trabajaba en mi oficina…
-¡Qué bonito!
-No me retes… son sólo unos minutos…
-Bueno vamos, sino después quien atenderá a los pacientes…
El encuentro con Emilia
Bo entró al edificio, habló con una secretaria y esta le dijo que

esperara, que ya bajaba Emilia. Así que se sentó en unos sillones.
Unos minutos más tarde, la decoradora, se acercó…
-Buenas noches… espero no haberte hecho esperar mucho…
-No, está bien…
-No terminaba más la reunión con mis empleadas…
-Está bien, ya estás acá…
-Me muero por un café, te parece si vamos a la confitería de

enfrente a charlar…
-Sí, vamos…
Cruzaron la calle, hablando del clima… entraron al local… y

se sentaron en una mesa algo alejada de la puerta de entrada.
Pidieron dos café…
-Y dime… ¿Qué tipos de cambios quieres hacerle a tu

consultorio?
-Te soy sincera… ni idea, fue idea de mi madre…
-Es muy persuasiva tu mamá.

-Bastante…. Pero dime tú, un cambio de ambiente no le haría

nada mal a mi consultorio.
Emilia comenzó a contarle como podría hacer algunos

cambios, más luz, otro color de pintura, otros decorados…etc.
Pasaron más de una hora charlando sobre los cambios… y la

decoración conveniente de acuerdo a la personalidad de Bo…
Parecía que mientras más hablaban esa mujer más sabia de ella y
pensaba en algo para el consultorio.
Bo no podía dejar de mirarla, realmente se sentía atraída por

Emilia. Pero no sabía si estaba sola o en pareja. Y le parecía
inconveniente preguntar… Así que se limitó a hablar de la
decoración.
A Emilia parecía pasarle lo mismo… se sentía atraída pero

ella era muy seria en su trabajo y no se relacionaba con sus
clientes. Y Bo era sólo una clienta más… además, ya tenía
referencias de ella… su ex la había nombrado en alguna ocasión y
no se había referido a ella de buena manera.
La entrevista en esa confitería se terminó, y quedaron en

verse el lunes por la tarde en el consultorio para hacer unos
pequeños cambios… Cada quien se fue por su lado…
Emilia en su cabeza
Bo llegó a su casa cerca de las once de la noche… no dejaba

de pensar en Emilia… decidió ducharse, cambiarse y salir de juerga
como era su estilo los viernes…
Bajo el agua caliente y con los ojos cerrados comenzó a

imaginarse el rostro de Emilia… recordaba su sonrisa mientras
charlaban… y como un flash… vino a su memoria… sus labios
besando los de Ana… algo que creía haber olvidado… de nuevo se
metió en su mente y memoria… Trató de no pensar sacudiendo la

cabeza, terminó de bañarse y se cambió y se marchó al bar de

siempre en busca de una conquista…
Apenas se sentó a la barra, su amiga la barman le sirvió una

cerveza… miró a su alrededor para ver quienes se encontraban en
el lugar y reconoció una par de amigas… las saludó levantando su
vaso de cerveza… y las chicas le hicieron señas para que se
sentara con ellas. Así que fue.
Bebía y charlaba con sus viejas amigas de juerga… Sin dejar

de buscar entre las mujeres del lugar una que le llamara la
atención… pero esa noche ninguna le gustaba… el rostro de Emilia
se le aparecía si cerraba los ojos…
-Hey Bo… ¿En qué pensás?
-En nada….
Se metió en la charla con sus amigas… y trató de no pensar

en Emilia, no tenía sentido hacerlo… Esa mujer, no era mujer para
una noche… y ella no sabía cómo llevar adelante una relación
seria… no sabía o no quería enamorarse…
Como nunca pasó la noche completa charlando, bebiendo,

jugando al pool con las chicas sin buscar seducir a ninguna mujer…
En una de sus idas a la barra por cerveza, Bo recordó que la
Barman conocía a la mujer con la cual Emilia estaba cuando la
conoció…
-Hey Sandra…
-¿Querés más cerveza…?
-Sí, pero una pregunta…
-Uy que peligro… - Se sonrió y se acercó más a Bo para

escuchar la pregunta que esta tenía para formularle - ¿Qué?
-Vos conoces a esa, como se llama… La que se hace llamar

Paris…
-Naaaaaa…. ¡No me digas que te gusta esa!

-No, cruz diablo… mujer… ¿¿¿La conoces no???
-Sí, es Dj en la disco Pink Women.
-Su novia se llama Emilia, ¿No?
-No, para nada… esa debe ser una de sus tantas ex… o
víctimas… Qué yo sepa ahora no sale con nadie…
-¡Ah!
-¡Ah!... ya… Te gusta esa tal Emilia…
-Yo no dije eso…
-No hace falta que lo digas jajaja
Bo sonrió, tomó los vasos de cerveza y se encaminó hacia la

mesa de pool para continuar la noche divirtiéndose con las chicas.
Emilia
“Maldición” gritó Emilia dando vueltas en su cama… “Ya deja

de pensar en Bo, esa mujer ni se ha fijado en ti” se decía.
Emilia no podía dejar de pensar en Bo, desde que la había

visto en el consultorio… se acordó de ella… De la vez que Bo
intentó defenderla de su ex… Y su memoria le trajo al presente
aquella escena…
“-Ya deja de mirar a esa tipa” – Le gritó Paris. Agarrándola del

brazo y arrastrándola al baño de la disco.
-No la he mirado, es ella que me mira… por favor amor, no

confías en mí…
-No soy estúpida, toda la noche has estado echándole

sonrisitas a esa tipita de mierda… - Los celos de Paris la volvían
algo violenta… Y por más que Emilia le dijera la verdad, y que sólo
tuviera ojos para ella… Su novia no le hacía caso… comenzó a
zamarrearla en medio del baño de esa disco… gritándole

obscenidades… de pronto entró Bo… y vio la escena… y lo primero

que hizo fue írsele encima para que dejara de zamarrearla…
Las dos pelearon hasta que los de seguridad entraron al baño y las
separaron… y a Bo la echaron de la disco…”
Después de eso, las cosas para Emilia se pusieron muy mal, nunca
más vio a Bo. Paris se volvió muy violenta y por todo la celaba…
Dejó de salir… Hasta que un día Paris la golpeó y fue el acabose de
todo… llena de miedo Emilia la echó de su vida… Por unos meses,
Paris insistió hasta que se cansó y se fue detrás de otra.
Emilia recordaba que siempre su ex hablaba muy mal de Bo…

Que era mala persona y que le gustaba jugar con las mujeres…
Pero eso no le servía para no dejar de pensar en ella. Pues lo poco
que había visto de esa mujer le gustaba, parecía buena persona…
Y si todo lo que Paris había dicho sobre Bo era mentira, y era
envidia y celos de su parte… Quizás Bo no era así, ella se había
metido a pelear a su ex, cuando esta la estaba maltratando…
“Debería conocerla más…. “Pensó y poco a poco con Bo en su
cabeza se durmió…
Ana encubre sus sentimientos
Su hijo dormía abrazado a ella, mientras su mirada se

encontraba perdida en la pantalla del televisor… ni siquiera sabía lo
que veía. Y es que nunca se había detenido a pensar en Bo
realmente… Ese beso tonto que le dio cuando estaba borracha
había aparecido en sus sueños en más de una ocasión, pero no le
había dado importancia… Para ella, Bo no lo recordaba, y sólo se
fijaba en ella como amiga…
Tomó el control remoto y apagó la tele… se acomodó para

dormir abrazada a su hijo… pero su mente no se detenía… sabía
que María la llamaría para preguntarle si esa tal Emilia le había
gustado a su hija… y sentía que debía decirle que no sabía nada,
que Bo no le había dicho nada… Pero a la vez, sentía que Bo había
sido muy obvia y si ella se había dado cuenta… su madre que la

conocía mejor que nadie también lo habría notado. Y a todo eso se

le sumaba que ya comenzaba a sentir que esa mujer le caería
mal… aunque no quería reconocer que eran celos…
…Poco a poco, sin darse cuenta cada vez que veía a esa
mujer llegar al consultorio para realizar pequeños cambios en el
sitio se ponía de mal humor. Ana le negó a su madre la información,
se desentendió. Sin embargo la madre de Bo le confesó que esa
mujer era perfecta para su hija… y estaba segura que se
gustaban… lo que la enojaba más. Llevaba una semana de mal
humor hasta Bo se daba cuenta, aun cuando se la pasara hablando
por teléfono con Emilia… y ya le prestara poca atención a ella y a
su hijo…
-¡Te levantaste con el pie izquierdo hoy parece!
-Perdón, discúlpame… tengo cosas en mi cabeza…
-Todo bien mujer, todos tenemos esos días de mierda…
-Sí, lo sé, pero no debo traer mi mal humor al trabajo.
-Ya fue… ¡Ah!, dile a Gabo que me perdone que no puedo ir

el sábado para ir a jugar al futbol… -La gota que rebalsaba el
vaso… - Vamos con Emilia de compras para redecorar
definitivamente el consultorio…
-¡De compras! Si, Si – Dijo por lo bajo…
-¿Qué dices Ana?
-Nada, Nada, que debo archivar unas fichas – Y tomó unas

fichas de arriba de su escritorio y comenzó a guardarlas…
Bo, por su parte, había pasado la semana hablando por

teléfono, o viendo a Emilia en su consultorio, siempre hablaban de
decorar, pero siempre buscaba acercarse a ella… y sentía que
Emilia no huía. Así que estaba decidida a averiguar si esa mujer
estaba sola y si podía pasar algo entre ellas…. No sabía que podía
pasar, sabía muy bien que no sería una aventura de una noche…

ya que pensaba mucho en ella, y Bo nunca pensaba tanto en sus

aventuras…
Amabas buscaban coquetearse disimuladamente… y siempre

terminaban riendo o rozándose sus manos… los que las ponía
nerviosa a las dos…
Cuando otra vez María llamó buscando información, Ana se

limitó a decir que no sabía nada, que Emilia había pasado o llamado
pero que todo parecía ser por el tema de la decoración del
consultorio, no quería admitir lo que su sentido de mujer le decía…
A Bo sí le gustaba esa mujer…
Poco a poco dentro de su corazón Ana sentía que el cariño

por Bo era más… Pero se sentía confundida, y al no querer admitir
ese sentimiento… no podía darse cuenta que los celos le
cambiaban el humor.

Capítulo 7
Confesiones
En el consultorio
Emilia miraba todo, tomaba nota y le hacía mil preguntas a Bo

sobre sus gustos… quien sólo se limitaba a responder sinceramente
y a mirarla…
Al cabo de unos veinte minutos la decoradora ya había

terminado de mirar y tomar nota…
-Para el martes te paso un presupuesto y un boceto de cómo

podrías llegar a re decorar este lugar… ¿Te parece?
-Genial… ¿entonces se acabó todo ahora?
-¿Cómo?
-Digo… listo con tu miradita al consultorio….
-¡Ah! Sí… ahora vamos a ver muebles más modernos para tu

consultorio, escritorios, sillas… etc. etc…
-Ok… Te sigo…
-No, No… mejor manejas… yo te guío….
-Jaja… Está bien… vamos señorita… su chofer la llevará

donde usted indique…
Ambas salieron del consultorio riendo. Subieron al auto de Bo

y Emilia, la guío para ir a distintas mueblerías… en eso estuvieron
casi toda la mañana, visitando locales para comparar precios y
muebles.
Ya cerca del mediodía Bo la convenció de ir a comer… Y

Emilia no dudó en aceptar la invitación.

En Restaurante
-¿Y dime que es lo que más te gusta y lo que odias o te saca?
-¿Más preguntas para conocerme y darte una buena idea

para decorar mi consultorio?
-No, más preguntas… sí, pero para conocerte como persona.
-Interrogatorio entonces…
-Quizás…
-Me gusta mi profesión, las mujeres, las personas sinceras,

me fascinan las personas inteligentes… y seguras de sí mismas…
-A mí también me agradan las personas seguras…
-Me gusta la sinceridad, odio las mentiras, las bodas…
-¿Las bodas?
-Debí decir mejor…. Odio que mi madre se empeñe en

casarme…
-Tu madre, ¿me estás cargando? ¡Verdad!
-No, mi madre está empeñada en que me case.
-¡Creí que tu madre sabía que eras lesbianas!
-Claro que lo sabe, salí del closet a los 15 años… eso no le

impide soñar conmigo en el altar y con vestido de novia….
-Pero vos nadaaaaaaaa….
Bo carraspeó y siguió comiendo.
-¿Te has enamorado muchas veces? – Prosiguió con las

preguntas Emilia…
-Algunas veces…
-¿Eres infiel?
-¡Ah bueno! Vienes recargada con la batería de preguntas…

-Disculpa… no quise incomodarte…
-Todo bien… la verdad – Hizo una pausa para llevarse un

bocado a la boca, masticó, tragó, la miró…. – No he tenido
relaciones demasiado serías como para ser infiel…
Emilia comía sin dejar de mirar a Bo…
-Y vos… ¿muy enamoradiza? – Le preguntó Bo mientras

termina de comer.
-No, para nada…
-¿Te arrepientes de algo en tu vida…? –Volvió a formularle

otra pregunta.
-¿¡Acaso tu no!?
-Mmm ¿Seguimos con las preguntas en otro lado???
-¿Dónde?
-No sé… algún lugar menos concurrido… -Mirando hacia

donde se encontraba el mozo y levantando su mano para pedir la
cuenta.
-Mmmm… ¡Me parece que estoy en peligro!
-Naaaa
En el Auto
Bo pagó la cuenta y ambas salieron de aquel restaurante. Al

sentarse en el asiento del coche, Emilia volvió a las preguntas.
-No me respondiste… ¿Te arrepientes de algo en tu vida?
-Creo que todos en algún momento en su vida debe

arrepentirse de algo… he vivido mi vida como he querido… pero
sí… me arrepiento de no haberle dicho te amo a alguien… -
Apoyando sus manos en el volante del auto… - ¿Y vos?

-Creo que me arrepentiré toda la vida de haberle hecho daño

a la única persona que me amó de verdad – sus ojos comenzaron a
llenarse de lágrimas – pero lo que más me duele es haberme
enamorado de la persona equivocada.
-¿Tu ex marido? Es esa persona equivocada….
-No, la mujer con quien lo engañé… -Hizo una pausa para

continuar confesándose ante Bo, quien se quedaba en silencio
respetando sus silencios – El fue el mejor hombre, lamento no
haberlo amado totalmente… Lo herí… me amó como nadie me ha
amado… y yo lo herí.
-Esas cosas pasan…. Lamentablemente no siempre las

personas que más aman no son correspondidas…
-Es cierto, pero él no merecía cinco años de matrimonio

conmigo… Siempre estuvo ahí alentándome, apoyándome en todo,
sabía lo que quería sin que se lo pidiera, me llenaba de detalles… y
yo que me pasé toda la vida escondiendo esa parte oculta de mi
ser… que por miedo… - Respiró hondo, trataba de no llorar – no
quise enfrentar a mi familia homofóbica… me conformé con ser la
esposa del hombre perfecto… y me equivoqué…
-Te equivocaste en casarte con él, ya lo creo…
-No sé si me equivoqué en casarme con él… de alguna

manera fui feliz a su lado… me hizo sentir una verdadera mujer,
pero siempre sentí que me faltaba algo que no podía explicar… me
equivoqué al enamorarme de quien provocaría que él sufriera, que
mi vida cambiara, que mi familia dejara de hablarme… que perdiera
amistades…
-Mejor me explicas, por qué confieso que no conozco como ha

sido tu vida…
-De adolescente sabia que sentía atracción por las mujeres…

pero mis padres y mi abuelo eran extremadamente homofóbicos.
Tuve miedo… El apareció en mi vida y era bueno conmigo… me
dejé llevar por él… Nos casamos… de alguna manera fuimos
felices… y yo me obligué a callar mis verdaderos sentimientos…

pero un día apareció ella de la nada… y no sé… me enamoré al

verla… caí con ella… creí que me amaba de verdad… engañé a mi
marido con ella por un mes y medio… tuve una relación a
escondidas con ella… pero un día me descuidé y aunque jamás
sabré quien fue… alguien me vio besándome con esa mujer… y el
chisme se repartió por todos lados. Y se lo dijeron… fue a buscarme
y me encontró con Paris a los besos, pero no fue capaz de
enfrentarme y de armar un escándalo, simplemente se volvió a
nuestra casa y se sentó a esperarme…. Y cuando llegué me
enfrentó… Tan sólo me dijo, “Te vi, lo sé… me has herido… mejor
nos divorciamos… no quiero que por mi culpa no seas feliz” Tomó
sus cosas y se fue de mi vida… Y yo creí que sin él sería feliz, que
Paris era la mujer perfecta…
-No quiero interrumpirte, Paris es una mierda…
-Lo sé ahora… lo supe después… me engañó, se burló de mi

siempre… y encima me maltrató…
-Recuerdo cuando te conocí…
-Fue después de eso que abrí los ojos, y la eché de mi vida.
-Sabes, aún tengo la entrada prohibida en esa disco…
-¿Qué?
-Paris aun trabaja ahí… no quiere competencia en su lugar de

acecho.
-¿Por qué me defendiste aquella vez?
-Porque nadie tiene derecho a maltratar a otra persona… yo

simplemente entré al baño y ella te gritaba y maltrataba por eso me
le fui encima… No se trata así a una mujer…
-Nunca te pude dar las gracias…
-Y bueno, ya me las darás un día de estos…
Emilia trató, se secó esas lágrimas que se escaparon de sus

ojos…

-No vale la pena que llores por ella… no lo merece…
-No lloró por ella, lo hago por mí, y por mi ex…
-Ok – Y acercándose a ella, se inclinó y le entregó un

paquetito de pañuelos descartables que tenía en la guantera del
auto.
-¿A quién no le dijiste que la amabas?
-A mi… - Respiró hondo…- A mi mejor amiga… Nos criamos

juntas… fuimos a la escuela juntas… le confesé que me gustaban
las chicas y siguió siendo mi amiga como si nada hubiera
cambiado… -Hizo una pausa, volvió a respirar hondo… como
buscando valor para sacarlo todo de adentro – Cuando teníamos 18
años, ella se enamoró de un chico… yo entré a la facultad de
medicina… pero seguíamos inseparables… Él era un buen tipo…
siempre estaba haciendo cosas para que ella fuera feliz… vino a mí
a pedirme ayuda después de cuatro años de novios… para que le
aconsejara como poder pedirle matrimonio de la forma más
romántica… Me partió el corazón… pero lo ayudé… planeamos el
pedido de mano perfecto… yo sólo tenía que llevarla al cine. Y el
haría el resto… se pasó una maldita semana tratando de conseguir
un puto caballo blanco, y un disfraz de príncipe… no le importó
hacer el ridículo… apenas salimos ella y yo del cine… el apareció
por la calle deteniendo el tránsito… en su caballo blanco buscando
a su princesa…
-Eso es…
-Muy romántico, cursi – Cerró los ojos tratando de que las

lágrimas se desvanecieran – y mi amiga fue la mujer más feliz del
mundo… yo la veía feliz, y era feliz, pero por dentro me partía en
dos. Un año después fui su dama de honor… me lloré todo en su
boda… era la mujer más hermosa en su vestido blanco camino al
altar… minutos antes de terminada la ceremonia de boda… todo el
mundo saludaba a los novios. Me abracé a ella… y callé ese te
amo… con mis lágrimas… Y vi como dos novios felices partían en
el auto decorado con hileras de tarros colgados en la parte trasera,
que hacían mucho ruido y el típico cartelito de “recién casados”…

Fue la última vez que la vi… seis cuadras después de partir… un

camión perdió los frenos y se pasó un semáforo en rojo y los
atropelló… - Bo ya no podía ocultar las lágrimas – Odio las bodas…
ambos murieron en el acto… al menos sé que no sufrió…
-Tomá – Esta vez fue Emilia la que le dio los pañuelos

descartables… para que Bo se secara las lágrimas.
-¿Podemos tener una cita donde no nos larguemos a llorar?
-¡Una cita…!
-Como salir a cenar, al cine… o lo que se te ocurra…
-¿Quieres una cita conmigo?
-Ejemm…. Si no quisiera no te lo pediría…
En ese instante el celular de Bo comenzó a sonar…

Sonriendo lo buscó en el bolsillo de su campera…
-¡Hola!... Despacio Ana…. ¿Qué pasa? No llores… Ana ya

voy… - Y cortó…
-¿Sucede algo?
-Es Gabo, el hijo de mi secretaria…. – Encendió el motor del

auto… - Debo llevarte e ir a verlo…
-¿Está bien?
-No sé, parece que está enfermo… Te dejo en tu casa…
-Sí, tranquila…
Manejó apresuradamente hacia la casa de Emilia… Apenas

ella se bajó del auto…
-Emilia… ¡¡¡Te llamo a la noche!!!
-Claro, sí… ve… - Y se acercó a la ventanilla del auto y la

besó en los labios… - Perdón…
-Perdón yo por irme… Gracias por el beso… - Y arrancó el

coche para salir a toda velocidad rumbo a la casa de Ana.

No le digas a mamá
Ana le abrió la puerta… con los ojos llorosos.
-¿Qué pasa?
-Es Gabo… tiene fiebre… y no quiere hablar conmigo…. Y te

llama.
Bo se encaminó rápidamente al cuarto de Gabo… Golpeó la

puerta…
-Gabo, Soy Bo… - Y abrió la puerta. El niño se encontraba

acostado en su cama, tapado hasta la cabeza… se sentó a su lado
en la cama. – A ver… Gabo… déjame revisarte…. – El pequeño se
destapó, Y Bo le pasó su mano por la frente para saber si tenía
fiebre. – Abre la boca…. – Gabo le hacía caso a todo… y ella lo
revisaba.
-¿Qué tiene? – Entró Ana preguntando…
-Pues no tiene nada… ¿Gabo? – Lo miró seriamente – ¿Te

pasa algo bebé…?
El niño se abrazó a ella y le habló al oído…
-No quiero que sepa mi mamá.
-Ok… - Mirando a Ana – Por favor, Ana, nos dejas a solas…

aquí el paciente quiere privacidad – y le guiñó el ojo a la madre de
Gabo.
Ana salió de la habitación y cerró la puerta…
-Ya estamos solos… ahora dime ¿qué te pasa?
-¿Me prometes que no vas a decirle nada a mamá?
-No te puedo prometer eso…
El niño se tapó con las sábanas otra vez…
-Está bien… tu ganas… Lo prometo… - Al tiempo que

escuchaba esto Gabo se destapaba y se acercaba a ella.

-Mi papá está en Buenos Aires…
-¿Cómo?
-Lo vi ayer cuando Meche me fue a buscar a la escuela.

Estaba mirándome…
-¿Por qué no quieres que tu mamá sepa que él está?
-Porque mi mamá no lo quiere…
-¿Y vos si lo querés?
-No, no quiero que venga…
-No conozco a tu papá. ¿Por qué no lo querés?
-Él le pegaba a mi mamá, y le hacía daño – Al escuchar al

niño la sangre de Bo comenzaba a hervir de la rabia…
-Gabo… tu mamá debe saber que él está aquí cerca…
-No quiero que él la vea…
-Entonces, debemos decírselo a tu mamá… para que él no la

pueda ver.
-¿Vos se lo vas a decir…?
-¿Quieres que se lo diga yo?
-Bueno… Pero no quiero que se enoje conmigo…
-Eso no va a pasar…
Bo trató de calmar al niño durante varios minutos… y lo

escuchó contarle todo lo que recordaba de su padre, todo el dolor
que sentía, todo el miedo, y poco después, Gabo se quedó
dormido… Ana iba y venía por toda la casa mordiéndose por querer
saber porque Bo tardaba tanto de salir del cuarto… Pero a su hijo le
pasaba algo y estaba más que claro, que confiaba en Bo… “¿Cómo
había logrado Bo esa confianza?” Se preguntaba.
Cerró la puerta despacio y caminó hacia la cocina… al ver a

Ana intranquila se acercó para tratar de calmarla.

-Ana… Gabo está bien… sólo tiene miedo.
-¿Por qué?
-Me mentiste, no estás divorciada de tu marido…
-Bo, Lo siento… - Ana se largó a llorar y Su jefa y amiga se

acercó a abrazarla.
-Tranquila… Entiendo tus silencios… Pero debemos hablar…
-Bo... – Sin dejar de abrazarla…
-Ana, Gabo dice que lo vio cerca de la escuela…
-¿Quéeee? – Abruptamente se separó, su rostro mostró el

verdadero miedo.
-Dice que lo vio… Que vio un hombre que lo miraba y que le

pareció raro… cuando vino a casa, y vos no lo veías buscó las fotos
de su bautismo… y cuando vio la foto donde aparece su papá… se
dio cuenta que ese era el hombre que él había visto horas antes…
No lo recordaba… pero la marca en su cara… si la recuerda…
también recuerda que te pegaba…. – La acarició sin dejar de
mirarla, trató de secar sus lágrimas…
-Tuve que huir de mi ciudad…
-Contame que pasó…
-Me casé muy joven, apenas murieron mis padres… él era

bueno conmigo… pero perdió su trabajo y comenzó a beber… y
cuando volvía me golpeaba… Yo trabajé de secretaria del
intendente… y él me ayudó muchas veces. Un día me golpeó
delante de Gabo… Y el comisario lo arrestó, con ayuda del abogado
del intendente lo metieron a la cárcel, pero sólo estuvo seis meses,
y cuando salió me buscó y si no fuera que estaba rodeada de
vecinos creo que me hubiera matado… delante de todos me
amenazó y dijo que me mataría… Se desapareció por unos meses
pero un día volvió e intentó matarme… Mi vecino escuchó mis gritos
y llamó a la policía, pero él huyo… Supe que debía desaparecer…
El comisario es sobrino de Meche… él me ayudó a viajar aquí… y
Meche me dio una nueva vida…

-Ya Ana, calma… no voy a dejar que te pase nada…

Capítulo 8
Ana
-¿Madre?
-Hola Hija ¿Qué raro tu llamándome?
-Necesito que me ayudes
-Perdón, ¿qué te pasa? – La voz casi quebrada de su hija la

asustó.
-Yo sé que tienes muchos contactos… necesito que me

consigas un buen abogado y dos guardaespaldas…
-¿Qué hiciste?
-Mamaaaaá…. No hice nada… Estoy en casa de Ana… no

puedo irme. Y no puedo contarte todo por teléfono… Por favor…
usa tus contactos…
-Bo… Ya me explicaras todo…. Ya mismo voy con tu padre a

casa de Ana.
Bo cortó la llamada, conocía a su madre y sabía que en

menos de lo que pensaba se aparecería en la casa de Ana.
Se acercó a la puerta del cuarto de Gabo, el niño dormía…

luego caminó al de Ana y ella también dormía. Volvió al living y se
sentó a esperar a su madre.
Una hora después su madre junto a su padre golpearon la

puerta… Algo nerviosa la mujer le exigió que le explique todo, Bo la
calmó y les contó a sus padres lo que pasaba con Ana y Gabo…
-Oh Por Dios, pobre chica…. – Exclamaba María.

-No te preocupes hija, conozco varios abogados… policías…

ya mismo iré a buscar a alguien… - La calmó su padre Octavio
palmeando su espalda.
Los padres se fueron y Bo volvió a quedarse sola… al mirar el

reloj recordó que en unas horas debería estar en la guardia del
hospital. Que había olvidado llamar a Emilia. Pero en ese momento
sentía que Ana y Gabo eran lo más importante. Así que llamó a
Gálvez.
-Gálvez… Perdona que te moleste…
-Tu llamando a esta hora…. ¿Algo pasó? ¿No?
-Tengo un problema y no puedo hacer mi guardia… Podrías

cubrirme… te cubriré en la semana si quieres, todas las veces que
sea preciso…
-¿Tan sería es la cosa…? - Le preguntó el médico.
-Bastante…
-Está bien, no te preocupes, me levanto y voy…
Se despidieron y Bo se sacó una preocupación de encima. Y

sin pensar en la hora marcó el número de Emilia…
-Hola – Atendió Emilia con voz de dormida.
-Soy Bo, disculpa que te despierte.
-¿Te pasa algo?
-No, es que prometí llamarte… y se me pasaron las horas…

Debo resolver un pequeño problema…
-¿Pero estás bien?
-Sí, claro que estoy bien… Vuélvete a dormir… No quise

despertarte…
-Puedes confiar en mí… Bo… ¿Qué pasa?

-Nada, nada, es un asunto de Ana… Ya te contaré cuando

nos veamos… Por ahora sólo quería que supieras que cumplo mis
promesas…
-Ok, gracias por llamar… nos hablamos… si necesitas algo

me llamas… sí…
-Así lo haré… besos.
-Adiós, besos.
Cortó la llamada y dejó su celular sobre la mesa de la cocina.

Y volvió a pasar por el cuarto del niño, al ver a Gabo profundamente
dormido se acercó, lo arropó y lo besó en la frente. Ese pequeño se
había convertido en algo importante desde que lo conoció. Se
quedó observándolo unos segundos y luego caminó al cuarto de la
madre, pensando en buscar una frazada e irse a dormir al sillón.
Al entrar Ana se despertó…
-¿Qué hora es?
-Hora de que sigas durmiendo – le contestó Bo acercándose a

la cama y sentándose a su lado…
-¡Tenés guardia! – Le dijo mirando el reloj de su mesa de luz.
-No, Gálvez me suple… tranquila dormí…
-¿Y vos?
-Yo busco una frazada y me tiro en el sillón…
-Es muy incómodo…
-Pues la otra vez que dormí… dormí bien…
-La otra vez no dormiste… te desnucaste en el sillón… ni te

enteraste si era cómodo o no.
-Jajaja – Bo se rió y le acarició el pelo… - Todo bien… Si me

levanto contracturada, te tocará hacerme masajes…
-No sé dar masajes…

-¡Ah Bueno! Algo que no sabes hacer… Por Dios, creí que mi
secretaria era perfecta… - Ambas se rieron.
-Pues no soy perfecta…
-Casi perfecta… Tendré que reclamarle a Belén por esta falla

tuya…
Ana se movió en la cama, dejando la mitad libre…
-Puedes dormir acá… Sí no te molesta…
-Ehh… Pero si roncas te tiro de la cama…
-Lo mismo digo…
-Entonces me voy al sillón… -Haciendo el intento de

levantarse.
-Gracias…
-¿Por qué? ¿Qué hice?
-Te parece poco lo que estás haciendo…
-Sólo me estoy quitando los zapatos – Le contestó mientras

se agachaba para descalzarse.
-Adoro tu humor…
-Yo te adoraba antes que creía que eras perfectas… ahora ya

no – Le contestó sonriendo mientras se recostaba a su lado…
-¡Qué mala!
-Sí muy mala… Mejor te duermes…
-Vos también…
Ana se dio vuelta dándole la espalda… Bo se acomodó mejor

e intentó dormir.
La luz del día se asomó por las hendijas de las persianas de

la ventana del cuarto de Ana… un ruido proveniente de la cocina…
las despertó de golpe a ambas… Bo saltó de la cama y corrió al
cuarto de Gabo, el niño no estaba en su cama… corrió a la cocina y

ahí estaba subido a una silla tratando de alcanzar unas tazas del
estante superior de la alacena.
-Gabo, cuidado…
-Perdón, te desperté… - Le contestó el niño bajando dos

tazas. Bo lo ayudó a bajar de la silla…
-¿Qué hacías Amor? – Preguntó Ana entrando a la cocina.
-Iba a preparar el desayuno para las dos…
-Ay, mi vida… -Expresó Bo y lo besó en el cachete con un

beso ruidoso…
-Mejor lo preparamos entre todos – Comentó Ana.
Fue así que los tres pasaron la mañana juntos,

desayunaron… rieron… Cerca del medio día Meche apareció… Ana
le contó lo sucedido y esta dijo que no separaría de Gabo por nada
del mundo.
Y la tarde se tornó concurrida en la casa de Ana. Llegó una

mujer policía, pidiendo hablar con Ana.
-Disculpe, Soy la sargento Ángela Torres busco a Ana

Gallardo – Se presentó la policía apenas Bo abrió la puerta.
-Sí, un momento, pase – Abriendo del todo la puerta para que

la mujer pasara – ¡Ana!
La joven apareció en la sala. Y después de la presentación se

sentaron a solas en el sillón del living. A Gabo se lo llevó Meche a
su casa.
-¿Qué necesita de mí?
-Cuéntame todo… para luego hablar con la policía de Santa

Cruz. ¿Hay denuncias hechas por ti contra tu marido? Verdad…
-Sí, lo denuncié dos veces. Y Andrés Martínez dijo que la

policía lo buscaba por intento de homicidio…

-Eso fue antes de que vos huyeras y te vinieras a Buenos

Aires… ¿No?
-Una semana antes… - Ana se largó a llorar – Tenía mucho

miedo…
-Tranquila, todo estará bien… Necesito datos, nombres,

fechas… toda la historia. Así que cuéntame todo… tomate tú
tiempo.
Fue así que calmándose Ana comenzó a relatarle su historia y

todo lo vivido. La mujer la escuchaba callada, aunque a veces, le
hacía preguntas para buscar detalles.
-Está Bien… Hablaré con el oficial Martínez para que me

envíe el expediente. Pero está claro que si él está en Buenos
Aires… aún tiene una orden de captura por lo del intento de
homicidio. Te protegeremos…
-Gracias… Yo no lo vi, es mi hijo quien dice haberlo visto.
-¿Tengo entendido que su hijo es más inteligente que la

mayoría de los niños de su edad?
-Sí, Aprendió a escribir y a leer a los tres años.
-No creo que tu hijo haya mentido… Hablaré con él mañana.

Por ahora debo hablar con Martínez.
-Claro…
-¿Usted y la señorita Falconi son pareja?
-Nooooooo – Negó rotundamente – Es mi jefa.
-Ok, disculpe la pregunta. Pero si lo fuera no importa.
La policía se retiró, y en la mente de Ana esa última pregunta

quedo flotando… “¿Por qué diablos pensó que era mi pareja?

Casa de Meche
Inmediatamente fue a casa de Meche, y ahí estaban todos…

Gabo, Meche, Bo y María Jugando a las cartas. Octavio hablaba
con un hombre de traje.
-Querida pasa – Invitándola a pasar el padre de Bo – Le

señaló el sillón para qué se sentará.
-Gracias por todo.
-De nada hija – Dijo María sin dejar de jugar a la cartas.
-El señor Contreras es nuestro abogado, y será también el

tuyo.
-Pero… ¿Por qué necesito un abogado?
-Señora Gallardo… Para divorciarse de su marido – Y

extendiendo su mano la saludó – Buenas tardes, No sé preocupe
iniciaré los trámites de divorcio y la custodia total de su hijo. No
queremos que ese hombre se le acerque.
Ana lo escuchaba sin decir palabras. Los demás seguían

jugando, aun cuando escuchaban trataban de no meterse.
-También estaré al tanto de la investigación policial, y velaré

por su seguridad y la de su hijo Gabriel.
Otra vez, Ana tuvo que contar su historia, esta vez el abogado
no le pidió muchos detalles, más bien la información necesaria para
iniciar una demanda de divorcio.
…Una hora después, los padres de Bo y el abogado se

habían retirado… Gabo no quería dejar sola a su madre, ni quería
que Bo se fuera.
-Debo ir a mi departamento a cambiarme…
-No te vayas – Le reclamaba el niño.

-Prometo que vuelvo y jugamos a las cartas otra vez…
-¿Lo prometes?
-Gabo, quiero la revancha… no puede ser que nos hayas

ganado tres veces al chinchón… Volveré lo más rápido posible – Lo
besó en la frente y caminó hacia la puerta para retirarse. Ana le
siguió. Salieron y tras cerrar la puerta, ya en el pasillo del edificio le
habló.
-No tienes que volver… estaré bien…
-Sé que estarás bien Ana. Pero se lo prometí a Gabo. Me doy

una ducha y me cambio y regreso… - Se acercó y la besó en la
mejilla – ¿Te parece que pidamos unas pizzas para cenar?
-Sí, a Gabo le encanta la pizza.
-A mí también, ya regreso - y partió.
Departamento de Bo
Apenas llegó a su departamento, fue directo a su placard…

sacó ropa y la puso en un bolso, no sabía cuánto tiempo tendría
que quedarse con Ana, el que fuera, se quedaría. Pero no podría
estar yendo y viniendo para darse una ducha y cambiarse… así que
empacó algunas cosas.
Miró su reloj, apenas eran las siete de la tarde… “Mejor

relajarse con una buena ducha caliente…” Pensó. Se encaminó al
baño, se duchó y para las ocho ya estaba lista para regresar.
Revisó si tenía todo para partir de regreso a casa de Ana… y se
percató que su celular estaba sin batería, buscó el cargador… “Lo
cargaré cuando llegue” se dijo en voz alta.
Antes de llegar a la puerta miró el teléfono en la mesa… y

pensó en Emilia… y no lo dudó… se tiró en el sofá y marcó.
-Hola ¿Quién habla?

-Hola, yo…
-No reconocí tu número…
-El el teléfono de casa… me quedé sin batería en el celular.
-Con razón… Ya estás en tu casa… o sea ya resolviste los

problemas de tu secretaria.
-Pues aún no, sólo vine a bañarme y a cambiarme, regresó a

su casa a cuidarla.
-¿Está enferma?
-No, es largo de contar…
-Entiendo no tienes tiempo…
-Te la hago corta… su ex la maltrataba y ella huyó de él.

Parece que ahora ese tipo anda por Buenos Aires…
-¿Cómo parece?
-Sí, Gabo cree haberlo reconocido… dice el niño que vio a un

hombre en la vereda de enfrente de su colegio mirándolo… y que
ese hombre se parecía a su padre.
-Entiendo… ¡Y tú la protegerás!
-Sólo trato de calmarla… ya está la policía buscándolo…
-Ten cuidado… Ve…
-Nos hablamos…
-Sí…
-Besos
-Espera, no cortes…
-Sí, ¿Qué?
-¿Por qué me llamaste?
-Pensé en tí… Besos nos vemos pronto… adiós – Y cortó.

Noche de pizzas
-Aquí está la pizza – Entró a la cocina Ana con una caja

de pizza que recién el delivery traía.
-Chin… chón – Gritó Gabo.
-No, otra vez nooooooooooo – Se quejaba Bo…
-Podemos comer y seguir jugando mamí…
-Bueno, pero no se ocupen toda la mesa, hagan lugar para

poner la pizza – A lo que el niño comenzó a correr las cartas de la
mesa.
-Baraja Bo
-Déjame ganar una vez, ¡por favor malditoooooo!
-No sabes perder – Le decía riendo y gozándola Gabo.
-Sí, sé perder, pero se me hace que vos estás haciendo

trampa – e inclinándose debajo de la mesa para mirar – Muéstrame
las mangas de la camisa…
-Mira no tengo nada… - Le decía el niño mostrando sus

brazos.
Y la noche siguió… pizza y chinchón. Ana se limitó a mirarlos

comer, jugar, reírse y pelear como dos chicos…
-Gabo es hora de ir a la cama, mañana tienes escuela…
-Un ratito más…
-Gabo son las once de la noche… Mañana vas a quedarte

dormido…
-Grrrr – Y se levantó de mala gana de su silla y caminó hacia

Bo… - Te quedas a dormir acá ¿Verdad?
-Sí, me quedo y mañana te llevo con Meche al colegio…

-Síiii – La abrazó y la besó en la mejilla y corrió a su cuarto.
-Gabo lávate los dientes y las manos antes de acostarte…. Ya

voy a darte el beso de las buenas noches…
-Sí maaaa – Se escuchó abriendo la canilla del lavamanos del

baño.
-Lo estás malcriando…
-Yooooooo, naaaaaaaa
-No te hagas….
-No me hago, no lo malcrío… lo re malcrío ejem… - Y

sonriendo se levantó de la silla… - ¿Quieres café?
-Bueno, voy a arropar a Gabo, ya vuelvo…
Fue al cuarto de su hijo a verlo, el pequeño se estaba

terminando de prender la camisa de su pijama ya sentado en su
cama. Ana destendió un poco la cama para que él se acostara…
Saltó a la cama, se acurrucó entre las sábanas y su madre lo
abrazó… lo besó en la frente…
-Te amo
-Yo también te amo mami…
Cuando estaba a punto de salir de la habitación… Gabo la

llamó.
-Sí
-¿Dejarías la puerta entreabierta?
-Está bien, pero duérmete ya… - Y salió dejando la puerta

entreabierta como el niño se lo había pedido.
Al volver a la cocina, Bo acomodaba todo y lavaba los vasos.
-¡Qué bien! Estaba pensando en contratar una sirvienta…
-Jaja – Rió Bo… - Ya está el café…
-Yo lo sirvo…

-Ok… y continuó secando ahora los vasos y guardándolo en

la alacena.
Ana le ofreció la taza de café, ella la tomó y se encaminó al

sillón. Se sentó y sacó de su bolso su notebook y se concentró
buscando algo.
Ana por su parte, la siguió, se sentó frente a ella sin decir

nada, sólo la observaba…
-¿Qué miras? – Por fin se atrevió a interrumpirla.
-Escritorios
-¿Qué?
-Escritorios, mujer, vamos a redecorar el consultorio, vamos a

cambiarlo todooooo
-¡Ah!
-¿Qué te parece este? –Girando el ordenador para que Ana

viera una foto de un escritorio para la recepción del consultorio.
-Mmmm – Lo miró, se acercó para señalar la pantalla – Me

gusta este otro – Indicando con su dedo otra foto.
-No está mal… me gusta…
-Ya es tarde mejor me voy a dormir – Le anticipó Ana, caminó

a la cocina y dejó su taza.
-Ok, ¡me das una almohada y una frazada!
-¿Vas a dormir en el sillón?
-Sí
-Ya te dije que no es cómodo, pero allá vos…
Ana se fue a su cuarto y volvió con una almohada y una

frazada y se la dejó sobre la mesita.
-¡Qué descanses!

-Igual… nos vemos mañana – Saludó Bo y continuó metida en

su pc.
Pero cuando Ana comenzó a caminar hacia su cuarto por el

pasillo, la mirada de Bo la siguió… La vio asomarse al cuarto de
Gabo y después meterse en el suyo a dormir. Y luego volvió a la
notebook. Revisaba su correo… Y sonrió al ver que Belén le había
mandado un mail…
“Hola Jefa y Amiga
Espero que estés bien, y que te estés llevando más que bien
con Ana, porque algo me dice que no me equivoqué al elegirla.
Yo te cuento que ya estoy instalada aquí en Mendoza, Raúl se

desvive, el pobre, para que no me falte nada… Y me está alentando
para que vuelva a estudiar o busque un trabajo no para ganar
dinero sino para divertirme… Realmente soy feliz… Raúl es
divino… no me equivoqué en aceptar ser su esposa…
¿Y vos? ¿Qué me contas? ¡Algo nuevo! Espero que te hagas

un momento y me envíes unas líneas amiga… se te extraña mucho.
Te quiere tu ex secretaria pero siempre tú amiga…
Belén”
Bo sonrió y se acomodó en el sillón para contestar el mail a su

amiga.
“¡Mi querida ex secretaria! Me alegra saber que te está yendo

muy bien en Mendoza… Y que ese tonto que elegiste de marido
sea el gran tipo que pensamos cuando lo conocimos.
Con respecto a mí, como siempre trabajando y haciendo de

las mías. Ya sabes, no cambio.
Con respecto a Ana, no, amiga, no te equivocaste es la

secretaria que necesitaba… después de vos, claro está. Y poco a
poco nos hacemos amigas también… además debo admitir que me
gana su hijo Gabo…

Estoy por remodelar todo en el consultorio, como siempre mi

madre, la metida, me metió en la cabeza la idea, y ahí estoy con
una decoradora hablando para redecorar todo. Y entre nosotras, ya
sé lo que estás pensando… porque me conoces mejor que nadie…
Emilia, así se llama la decoradora, me gusta, y aunque no lo creas
no me la he llevado a la cama… sólo hay un exquisito juego de
coqueteos entre las dos. Supongo que la veo diferente no sé…
Veremos qué pasa…
Espero pronto tomarme unas vacaciones para irte a visitar… Y

te extraño horrores… tu amiga siempre… Bo.”
Apenas terminó de contestar el mail, lo envió… cerró la pc y

se descalzó… se acomodó en el sillón y se dispuso a dormir.
“Mierda, tenía razón es más incómodo que llevar una sandia

debajo del brazo” se exclamó a sí misma al acostarse… sonrió…
pero se acomodó como pudo… e intentó dormir.
Se acurrucó y se tapó con la frazada y se dispuso dormir… tal

vez fue el cansancio… pero enseguida llegó el sueño… Y al rato,
dormida giró sobre su cuerpo y fue a parar directo al piso golpeando
primero con su rodilla.
“¡Ay, la puta madre!” – Exclamó despertándose – “Grrrr”
No le quedaba otra y lo sabía. Así que tomó la almohada y

caminando despacio, rengueando pues al apoyar su pierna derecha
la rodilla le dolía, fue al cuarto de Ana… el cual, tenía la puerta
entreabierta… y se podía ver la luz encendida.
Sin golpear abrió despacio la puerta… Ana, que se

encontraba leyendo la escuchó y la miró…
-Vuelve el perro arrepentido con la cola entre las patas….
-No te rías…
-Está bien… no me rió – Y se movió para dejarle libre la mitad

de la cama… Bo dejó caer la almohada en la cama y se sentó y
comenzó a sacarse el pantalón.
-Ay – Exclamó al verse en la rodilla… un pequeño hematoma.

-¿Qué te pasó? – Preguntó Ana al ver su rodilla.
-Te dije que no te rías… me caí del sillón mientras dormía…
-Si serás tonta… - Aguantando la risa – Te traigo hielo – Le dijo

levantándose de la cama y yéndose de la habitación.
Ana volvió con hielo y se lo entregó para que se lo pusiera en la

rodilla. Ambas se acostaron…
-Buena noches – Dijo Ana y se dio vuelta dándole la espalda.
-Buenas noches – hizo lo mismo girando sobre sí misma.
Ambas se durmieron rápido… y lo hicieron profundamente. A

las seis y media el despertador sonó. Ana automáticamente estiró
su mano para apagarlo… y sintió el peso del cuerpo de Bo sobre su
espalda… y el brazo de su amiga abrazándola.
-Bo… - Trato de moverla para quitársela de encima – Bo…
-Mmmm ¿Qué? –Respondió algo dormida Bo sin dejar de

abrazarla.
-Quita tu brazo que debo levantarme…
-Ahhh…. Sí…. – y lo sacó dándose la vuelta para seguir

durmiendo.
-Bo…. –Volvió a llamarla Ana mientras caminaba hacia la

puerta – Bo…
-¿Qué mierda quieres? – Tapándose con la almohada
-Ay, que dulce que eres por las mañanas…
-Perdón… - Se disculpó mirándola…
-Voy a preparar el desayuno y a despertar a Gabo…
-Ok
-Sí quieres darte una ducha puedes hacerlo ahora, antes que
se levante Gabo… - Y salió del cuarto camino a la cocina a preparar
el desayuno.

Bo miró el reloj, y se levantó rápido para correr a la ducha…

Mientras Ana preparaba el café, despertó al niño, el cual
remoloneaba en la cama…
-Vamos, arriba que llegas tarde al colegio…
-Voy mami.
Bo salió de la ducha y se metió en el cuarto de Ana,

pidiéndole a esta que se iba a la cocina.
-Ana, disculpa me pasas el bolso que dejé en el living.
-Ahí te lo llevo… - Lo buscó y cuando se lo llevaba entró

abriendo como si nada la puerta… encontrándose con Bo
totalmente desnuda secándose con la toalla… No se disculpó, sólo
lo dejó sobre la cama – Acá está.
Gabo se metió al baño y salió rápidamente hacia la cocina…

se sentó a la mesa ante la taza de café con leche que su madre le
había preparado con tostadas con manteca como a él le gustaba.
Ana desde la cocina le gritó a Bo para que se apurara…
-Bo el café se enfría…
-Voy mamí – Se escuchó desde el cuarto. Y en menos de dos

segundos apareció en la cocina para desayunar con ellos.
-¿Y Tu rodilla?
-En mi pierna
-¡Qué chistocita que nos levantamos!
-Ejem… bueno, no me duele… - Contestó Bo bajando la

mirada como niña que han retado…
En el auto
Unos minutos más tarde los tres subieron al auto de Bo.

-Gabo ponte el cinturón – Le ordenó Bo al niño, quien

obedeció sin quejarse.
El auto se puso en marcha y Gabo no dejaba de hablar. En

diez minutos llegaron al colegio. Y el niño se soltó el cinturón y se
acercó por detrás a Bo y la besó en la mejilla, luego bajó y esperó a
su mamá para cruzar la calle de la mano de ella.
-Nos vemos después Bo – Saludó el niño mientras se iba.
-Chau Gabo Chau.
Bo los vio cruzar y detenerse a saludar a una maestra que se

encontraba en la puerta del colegio. Gabo se despidió de su madre
y desde lejos miró a Bo y la saludó con la mano mientras se metía
en el establecimiento educativo.
Ana se quedó hablando con la maestra bajo la atenta mirada

de Bo, que no sólo las miraba sino que comenzó a mirar para todos
lados pensando que ese hombre podría estar por ahí. Pero no vio
nada raro.
Ana se demoró como diez minutos charlando con esa

profesora. Se saludó con esta y volvió al auto.
-Debo regresar a las diez de la mañana.
-¿Por?
-Vendrá un representante de Mensa para hacerle una

entrevista a Gabo a esa hora.
-Uy, eso es bueno….
-Sí, después de varios llamados por parte de la psicóloga del

colegio, por fin respondieron.
-Entonces, ¿Qué hacemos? Faltan dos horas para las diez.
-No sé…. ¿Vos no tenés nada que hacer?
-Yooo, ejem… no recuerdas que yo los lunes no existo…

duermo…

-¿Quieres ir a dormir?
-No… mejor nos vamos por ahí a tomar un café…
-¡Más café!
-Es temprano para una cerveza…
-Parece que te has levantado chistosa hoy…
-Me levanté con buen pie… debe ser…
En algún café
Bo manejó unas cuadras y se estacionó frente a una

confitería… a la cual entraron. Cuando Bo se iba a sentar su celular
sonó, lo tomó y vio que era Emilia…
-Pide dos cafés que atiendo afuera – Le dijo a Ana y se salió a

la calle a contestar – Hola…
-Espero no haberte despertado…
-No, para nada… ¿Qué cuentas?
-Acabo de revisar mi agenda y no podré ir mañana al

mediodía a mostrarte el boceto…
-¡Ah Mujer muy ocupada…!
-Pero puedo después de las siete de la noche…
-Entonces te veo a esa hora, seguro tendrás que esperar

porque los martes son pesados…
-No hay problemas…
-Mientras le podrás mostrar a Ana el boceto…
-Ah… sí, claro.
-Anoche vimos con Ana algunos escritorio… después te los

muestro guardé en favorito las páginas.

-Ok… - Emilia intentó despedirse al mismo tiempo que

pensaba “Por Dios, todo el tiempo está nombrándola…” – Entonces
nos…
-¿Mucho trabajo hoy?
-Algo… ¿y vos que haces?
-Nada, aquí por tomarme un café con Ana, esperando para

llevarla al colegio de Gabo para una entrevista…
“Está con ella y le hace de chofer” Pensó para ella Emilia…
-¿Estás? – Preguntó Bo al no oír a Emilia del otro lado de la

línea…
-Sí, es que tengo un cliente esperándome, debo irme… Nos

vemos mañana besos.
-Hasta mañana, besos….
Emilia cortó rápido… y sintió celos de la secretaría que hacía

que Bo no se despegara de ella ni por un momento…
Bo entró al bar y se sentó… al tiempo que la empleada les

traía los cafés.
-¿¡Todo en orden!?
-Sí, claro, era Emilia para avisar que no podrá ir al mediodía…

- Le comentó Bo mientras endulzaba su café.
-¡Ah! – “Mejor” Pensó Ana.
-Pero irá después de las siete de la noche…
-Ok – “Maldición” Se dijo para sí misma. Y bebió un sorbo de

su café.
-¿Qué haremos a la tarde? – Preguntó Bo jugando con la

cuchara en la taza.
-No sé, yo debo ir al supermercado con Meche…
-Entonces, me puedo llevar a Gabo a jugar a la plaza.

-No tienes que hacer de niñera…
-¿¡Tengo cara de niñera!?
-No, pero te estás pareciendo a una.

Capítulo 9
Emilia
El día continuó tranquilo… Primero la reunión de Gabo y Ana

con el representante de Mensa. Después un almuerzo entre los tres
en un pequeño restaurante, con Gabo hablando hasta por los
codos, explicando todo lo que ese hombre con el que había
conversado le contó. Y para terminar, Bo dejó a Ana con Meche, y
ella se llevó a Gabo a su departamento a buscar más ropa.
De regreso al departamento de Ana, Gabo saltaba de

alegría….
-Dale, Conéctala… Dale…
-Ya, dame un segundo… - Le respondía Bo dejando su bolso

en el sillón del living. Y se disponía a conectar la play station…
Unos minutos después ya estaban ambos jugando con el

juego… Tirados en el suelo del living… riendo y gritando. La
relación entre los dos se hacía cada día más fuerte.
Ana al regresar del supermercado los vio al entrar… Dejó las

bolsas del súper sobre la mesa de la cocina. Y comenzó a
acomodar los víveres… Sólo los había saludado y ellos devolvieron
el saludo pero siguieron metidos en la play, por lo tanto Ana se
dedicó a hacer sus cosas y a preparar la cena.
Minutos más tarde…
-Gabo, ¿ya hiciste los deberes?
-No me dieron Mami – Gritó Gabo mientras jugaba – ¡¡¡Te

ganéeeeeeeee!!!

-Grrrrr – Gruñía Bo – Quiero la revancha….
-Será mañana, ya es hora de cenar… - Habló Ana mirándolos

a ambos.
-¡Un ratito más mami…!
-Hace más de dos horas que están ahí…. A lavarse las manos
que ya está la cena – Ordenó y se fue directo a la cocina a poner la
mesa.
-Mejor le hacemos caso o nos quedamos sin cenar y yo tengo

hambre – Le dijo en voz baja Bo a Gabo.
-Yo también tengo hambre…
-Mañana jugamos de nuevo…
Y los dos dejaron la play y corrieron al baño a lavarse las

manos. Y regresaron rápido a la cocina… para encontrarse con Ana
quien ya estaba sirviendo la cena.
Los tres disfrutaron de la cena como si fueran una familia.

Gabo apenas le dijeron que era hora de dormir sin oponerse fue a
su cuarto. Ana fue a arroparlo, mientras Bo lavaba los platos.
-Ya se durmió… - Entró comentando Ana a la cocina y agarró

un repasador para secar los platos que Bo había lavado.
-Ya termino…
-Sí ya veo… No sabrás cocinar, pero si lavar platos –

Comentó riéndose Ana.
-Mejor no contesto… Toy muerta de sueño….
-Pues a dormir… Mañana de regreso al trabajo.
-Sí, Emilia pasará cerca del mediodía a mostrarme los bocetos

para la nueva decoración del consultorio.
-¡Ah! – Contestó Ana como si no le diera importancia, terminó

de guardar los platos – Supongo que esta noche no vas a querer
golpearte la otra rodilla para ir a mi cama…

-Ejem… No, ya no quiero ese sillón… Acepto la mitad de tu

cama.
Las dos se fueron al cuarto de Ana, esta tomó su pijama y

entró al baño a cambiarse, por su lado, Bo se quitó la ropa y se
quedó sólo con la remera que traía puesta y esperó su turno para el
baño sentada en la cama. Intentaba no pensar en que otra vez
tendría que compartir esa cama con Ana, y lo que le provocaba el
sólo contacto de su piel con el de su amiga y secretaria.
Ana salió y Bo sin mediar palabras entró al baño. Al volver,

Ana ya se encontraba acostada. Y caminó y se metió debajo de las
sábanas.
-¡A dormir! – Dijo Bo dándole la espalda y abrazando la

almohada.
-Buenas noches – Le respondió Ana acomodándose mejor en

su lado de la cama y apagando la luz.
Tal vez, por el trajín del día, ninguna de las dos tardó mucho
en dormirse.
El despertador sonó y como la mañana anterior Ana trató de

inclinarse y estirar su brazo para apagarlo y se encontró aprisionada
en los brazos de Bo… “¡Otra vez” Pensó Ana “Qué manía tiene esta
mujer de abrazarme!” Como pudo apagó el despertador, Bo ni se
despertó. Se dio vuelta en la cama y su cara quedó pegada a la de
su secretaria. Quien seguía dormida, Ana se quedó unos segundos
mirándola…
-Bo – Comenzó a llamarla para despertarla…
-Mmm – y se abrazó más a Ana, haciendo que sus rostros se

pegaran. Al sentir la piel de Ana, Bo inconscientemente reaccionó a
sus sentimientos… rozando su rostro con el de Ana…
-Bo…
Pero Bo seguía sumergida en sus sueños y el sólo contacto

de la piel de Ana la inducía a soñar más… Poco a poco, su boca

buscó la de Ana para besarla… y ella no se negó, pero sólo fueron

unos segundos… Bo la besó… dulcemente pero Ana reaccionó
separándose de Bo bruscamente, haciendo que ella se despertara y
se diera cuenta de lo que había hecho.
-¡Suéltame! – Levantó la voz Ana haciendo que Bo llena de

vergüenza se separara del todo de ella.
-Perdón… - No sabía cómo disculparse. Ana se levantó

rápidamente y sin decirle nada se metió al baño. Bo se quedó
sentada en la cama sabiendo que había actuado mal… y que Ana
se encontraba enojada.
Ana salió del baño cambiada, su cara, la que le mostró a Bo

era de pocos amigos…
-Voy a despertar a Gabo y a preparar el desayuno… dúchate

rápido que enseguida se mete Gabo – Y salió del cuarto sin decir
una palabra sobre el tema.
Bo obedeció a Ana y se metió bajo la ducha… sintiendo como

el agua caliente calmaba su bochornoso momento… momento que
aun no había pasado, lo sabía. “¿Cómo carajo me disculpo?” se
preguntaba bajo el agua.
Al salir de la ducha recordó que su bolso estaba en el living.

Inevitablemente debía pedirle a Ana que se lo trajera o salir
envuelta en la toalla a buscar su bolso con su ropa para cambiarse.
-¡Ana! – La llamó entreabriendo la puerta del baño. En cinco

segundos apareció ella.
-¿Qué necesitas?
-Perdón, mi bolso está en el living….
-Ya te lo traigo – Dijo y dio media vuelta yéndose a buscar el

bolso. Al pasar por la habitación de Gabo – Vamos amor que ya se
hace tarde… Levántate.
Ana regresó al baño con el bolso… Pero la puerta estaba

abierta y en su lugar estaba Gabo levándose los dientes…

-Ya termino mami…
-Está bien amor… - Y se dio la vuelta y entró a su cuarto y la

vio sentada en la cama.
-Toma… - Dijo dejando el bolso en la cama.
-Discúlpame.
-Hablamos después, el desayuno ya está…
Ana salió directo a la cocina.
Minutos más tarde en la cocina los tres desayunaron. Bo y

Ana trataban de no mirarse.
-Ahí está mi Meche – Gritó Gabo al escuchar que alguien

golpeaba a la puerta. Y Fue corriendo a abrirle.
-¿Ya está listo mi príncipe?
-Sí, Meche, ya estoy… - Y corrió a buscar su mochila a su

cuarto.
-¡Buen día! ¿Cómo están chicas?
-Hola, bien – respondieron las dos al mismo tiempo.
Gabo regresó a la cocina y pasó a darle un beso ruidoso a Bo

y después uno a su madre y se dirigió a la puerta donde Meche lo
esperaba… la tomó de la mano y la arrastró a salir…
-Vamos que llegamos tarde, chau mami, chau Bo.
-Chau.
-Chau.
Ambas se quedaron calladas cuando la puerta se cerró

dejándolas a solas… Era el momento de hablar de lo sucedido…
Pero Ana se levantó, dejó su taza en la mesada. Y Caminó a su
cuarto.
-La lavo después… apúrate.
Buscó su bolso y su campera y salió a la cocina…

-Aún ahí…. Vamos al consultorio…
-Sí, vamos…
Estaba claro que no iban a hablar del tema, así que Bo buscó
sus llaves del auto en la mesita del living y se encaminó a la
puerta… siendo seguida por Ana quien no decía una palabra.
Camino al consultorio en el auto por más que Bo intentaba

comenzar alguna charla, Nada, Ana seguía sin hablar.
-Ya Ana, por favor – Estacionando el auto en la cochera.
-Bo, no quiero hablar del tema, creo que te equivocaste

conmigo.
-No, perdón.
-¿No?
-No, no me equivoqué, perdona… no me di cuenta que eras

vos…
-¡Ah! O sea estabas pensando, soñando con alguien y me

besaste a mí…
-Ehhhhh…. – No podía admitirle que en realidad era con ella

con quien soñaba…. – ¡Perdóname!
-Mejor olvidemos el asunto… Ok… Y vuelve a tu

departamento… no necesito que estés en mi casa cuidándome… -
Bajando del auto y cerrando la puerta algo fuerte.
Bo bajó y caminó hacia el ascensor donde ya Ana estaba

esperándola…
En el Consultorio
Entraron a la oficina… Ana dejó su bolso y campera sobre la

silla de su escritorio y se dirigió a encender las luces y a preparar el

café. Por su parte, Bo entró directo a su consultorio… y se sentó en

su escritorio.
La mañana pasó rápido…. Ana trató de evitar toda charla con

Bo, y esta educadamente aceptó ese silencio. Cerca del mediodía
cuando Bo ya estaba terminando de atender a sus pacientes llegó
Emilia.
-Buen día Ana – Entró muy sonriente Emilia. Ana la miró y

forzando una sonrisa le devolvió el saludo.
-Buenos Días Señora Estrada….
-¿Le falta mucho a la Doctora?
-Está con el último paciente, mientras la espera le ofrezco un

café ¿si quiere?
-No, Gracias Ana… mejor la espero en la sala… - Respondió

Emilia como sintiendo en la voz de Ana el rechazo a su persona.
En diez minutos de espera la tensión en la sala se podía

cortar. Ana miraba de reojo a Emilia quien intentaba distraerse
mirando una revista. Por dentro Ana sentía una revolución de celos
que no podía explicarse. Se levantó de su silla y se metió en el
baño… al mirarse en el espejo…” ¡Basta! ¿Qué diablos me pasa?
No puedo sentirme así…” Le decía a su imagen reflejada en el
espejo. Se lavó la cara… “Mierda, estaba soñando con ella seguro
cuando me besó” Maldijo… sentía como los celos se esparcían por
su cuerpo como veneno… “No puedo estar sintiendo esto… soy
heterosexual…” Intentaba convencerse a sí misma de que no
estaba enamorada de Bo….
-¿Ana? – Preguntó Bo golpeando la puerta del baño.
-Sí, ya salgo – Respondió algo nerviosa Ana secándose el

rostro.
Al salir se encontró con Emilia entrando al consultorio de

Bo…
-Nos traes café, por favor…

-Sí, enseguida Doctora.
Bo cerró la puerta y se encaminó a su escritorio… donde

Emilia ya se había sentado…
-Y muéstrame los bocetos…
-Aquí están – Poniendo los bocetos sobre el escritorio… Bo

los tomó y comenzó a mirar las hojas…. – Creo que en menos de
diez días se puede hacer la remodelación de todo…
-Me parece muy bien… yo estaba pensando si podes

comenzar la próxima semana.
-¿La próxima semana? – Preguntó sorprendida…
-Sí, pensé en tomarme dos semanas… le avisaré a Ana que

cambie los turnos de la semana que viene y ya podrás disponer de
este lugar para hacer lo que quieras…
-Bueno, no lo que quiero sino lo que te guste a vos…
-Jaja… - Su risa fue interrumpida por el golpe en la puerta de

Ana… quien después de golpear no esperó que Bo le dijera que
podía pasar, simplemente abrió la puerta y entró…
-Aquí les dejo el café…. – Dejando los cafés en el escritorio –

Doctora… no sé si se va a demorar mucho… yo voy a almorzar y
regreso…
-Ve tranquila… nos vemos más tarde… - Y Ana se salió sin

decir más nada de la sala.
Bo se quedó mirando la puerta que se cerraba detrás de

Ana…
-Y dime…. ¿Te gustan los bocetos? – Trayéndola a la

realidad.
-Eh… Sí, Claro, la verdad, le has puesto todos mis gustos…
-Soy decoradora…

-Ya lo creo… ¿Y esta decoradora almuerza?
-Sí, claro que sí, como… pero en estos momentos se me hace

tarde para llegar a un almuerzo de negocios con otro cliente…
-¡Oh! ¿Y Cenar?
-¡Qué Bien! Eres insistidora…
-¿Y qué dices? – Bo no perdió el tiempo para insistir… Emilia

le gustaba… y sabía que tenía oportunidad con esa mujer.
-Creo que puede ser… me fijo en mi agenda y te llamo….
-Mejor te paso a buscar a las nueve…
-No puedo ni pensarlo….
-No… Sólo disfrutar de la cena y de mi compañía…
-¡Ah Bien! Sí que eres agrandada.
-Para nada, soy lo que soy…
El coqueteo entre ambas duró unos minutos nada más, y

Emilia se retiró a su almuerzo de negocio… Dejando a Bo sola en
consultorio.
“Mierda, Tengo hambre” Se dijo en voz alta en medio de la

sala de espera del consultorio “tendré que almorzar sola… mmm sí
me apuro seguro agarro a Ana en el tercer bocado…” Y salió
corriendo del consultorio hacia el ascensor…. Para ir al bar de
enfrente a comer.
En el bar
Bo llegó y se encaminó directo a la mesa de siempre donde

ya estaba Ana comiendo sola…
-Uy, llegué – Y se sentó ante la mirada de sorpresa de su

secretaria.

-¡Pensé que ibas a comer con tu decoradora!
-No, cenaré con ella esta noche… ahora debo comer acá – Y
levantando la mano llamó al mozo y pidió una hamburguesa
completa.
-¡Me alegro! Es bueno que salgas…
No hubo mucha charla en el almuerzo… Ana terminó su

comida y se pidió un café… mientras Bo terminaba su
hamburguesa.
-Ana, debes cambiar los turnos de la semana que viene para

dentro de dos semanas….
-¿Cómo?
-Decidí tomarme dos semanas libres para que Emilia decore

el consultorio así que no tomes turnos y avisa que no estaré.
-Está bien… - Maldiciendo por dentro en realidad el hecho de

que por dos semanas quizás no la vería… - Creo que mejor me voy
yendo hacia la oficina así voy empaquetando todo lo que se debe
guardar… ¿supongo que hay que vaciar el lugar… o no?
-No sé, mañana te digo, está noche le pregunto a Emilia… -

Refregándole en la cara a Ana que saldría con la decoradora, hizo
que sintiera que la sangre le hervía dentro…
-Ok, mejor ya me voy – Y se levantó, saludó al mozo y se

retiró sin decirle ni una palabra más.
El mozo al acercarse a la mesa, no pudo dejar de notar la

situación…
-¡Está de mal humor la chica parece!
-Para nada, sólo tiene mucho trabajo – Pero en realidad Bo

sabía que ese enojo era por su culpa, ella no podía perdonarle su
estúpido beso…

…El día continuó con un silencio muy tenso entre ambas… Ya

cerca de las ocho de la noche Bo trató de hablar del tema con Ana,
pero esta le esquivó la conversación aludiendo que se le hacía
tarde y perdía el tren… Bo la dejó partir.
Gabo en su casa volvía loca a su madre preguntando por qué

Bo no había venido con ella. Todo Gabo era un por qué. Y Ana no
sabía qué decirle.
En el estudio de Emilia
Bo llegó a las nueve y cinco al estudio de Emilia a buscarla

para ir a cenar… Se encontró con el lugar vacío.
-Hola… ¿Hay Alguien?
-Bo, estoy aquí arriba – La voz de Emilia se escuchó desde el

sector del segundo piso…
-¿Qué pasó? ¿No vamos a cenar…?
-Claro, pero déjame terminar esto… y bajo…
-Ok – Y comenzó a dar vueltas por el estudio y a los cinco

minutos bajó Emilia…
Se acercó a Bo y la besó cariñosamente en la mejilla…
-¿A dónde quieres ir a cenar? – Le preguntó Bo…
-Pues, muchas ganas de salir no tengo… Demasiado

trabajo… ya estoy algo cansada…
-¿Me estás plantando…?
-No, para nada, sólo iba a decir porque no pedimos unas

pizzas y vemos una peli en casa…
-¿Tu casa o la mía?

-La mía… así te puedo echar temprano – Le dijo sonriendo y

con una mirada pícara… Bo se acercó a Emilia y la tomó por la
cintura…
-Ya me quieres echar…. Mmmm –Y hablándole al oído – Aún

no has compartido nada conmigo…
Emilia no se alejó… aceptó el juego… sabía muy bien a lo que

se arriesgaba cayendo en los brazos de Bo. Y le siguió el juego.
-Mejor nos vamos – Y tomando a Bo de la mano la sacó del

estudio… -¿Dónde dejaste el auto?
-Ahí está… ¿No lo ves? – señalando el coche que estaba

estacionado a media cuadra.
Caminaron al auto. Emilia se ciñó del brazo de Bo, al llegar al

coche, Bo le abrió la puerta para que ella subiera.
Departamento de Emilia
-Medía hora y llegan las pizzas…
-Espero que alcance el vino… - Exclamó Bo sirvió una copa

de vino blanco y se la entregó a Emilia.
-Tengo más botellas de esas…
-¡Qué bueno! – Bebiendo un sorbo del vino de su copa – Está

muy bueno…
Bo se sentó en el sillón al lado de Emilia para continuar con el

coqueteo que venían teniendo las dos… y la media hora se
esfumó… cuando Bo estaba ya besando a Emilia, el timbre del
departamento sonó…
-La pizza… - Exclamó escapando de sus brazos…
-Sé que es mi comida favorita pero hoy odio la pizza – Dijo Bo

riéndose…

Emilia regresó al living con una caja de pizza y la puso sobre

la mesa ratona…
Pero la verdad, al sentarse de nuevo al lado de Bo, ninguna

atinó a tomar una porción de pizza… Bo la buscó enseguida… se
acercó de nuevo a ella…
-¿Dónde habíamos quedado antes de que nos interrumpiera

la pizza?
-Mmmm – Acercando su boca a la de Bo… - Creo que por

aquí nos quedamos… - Y la besó…
De los besos pasaron a las caricias… y poco a poco la ropa

fue cayendo al piso de la sala… Bo besaba con pasión a Emilia, sus
caricias encendían su cuerpo… Hicieron el amor en el sillón…
Pero la pasión continuaba… y volvieron a dejarse llevar por el

calor que sus cuerpos emanaban… y del living pasaron al cuarto de
Emilia… para quedarse en el toda la noche haciéndose el amor…
Desde ese día Bo intentó quitar a Ana de su cabeza, sabía

que Emilia la podía, y que cuando estaba con ella… Ana
desaparecía de sus pensamientos… Si bien, nunca le habló a
Emilia de una relación seria, se lo estaba dando a entender… con
detalles y estando pendiente de ella en todo momento.
Por su parte Emilia, se daba cuenta que Bo caía con ella…

que poco a poco, le demostraba que sentía algo serio… Pero cada
vez que iba al consultorio y veía a Ana, como mujer se daba cuenta
de las miradas que esta le echaba… y era obvio que estaba
celosa… Y el comportamiento de Ana cambiaba frente a Bo cuando
ella estaba presente… Y la mirada de Bo… se perdía siempre
detrás de Ana… En lo más profundo de su ser, quería enamorarse
de Bo, sabía que era fácil caer, pero no podía darle riendas sueltas
a su corazón cuando su instinto de mujer le gritaba que se
detuviera.

María
María, que siempre estaba llamando a Ana para saber de Bo,

dejó de llamar, dado que Ana sin darse cuenta había confesado que
Bo ya salía con Emilia…
Sí bien, nunca le quiso decir a la madre de su jefa, que entre

Emilia y Bo las cosas se venían venir… tuvo que admitírselo una
tarde cuando llamó y en medio de una crisis de celos…
simplemente dijo “Bo se fue con Emilia…” y ahí tuvo que contar que
salían todas las noches a cenar.
María se sentía muy segura de su plan, pero a la vez, el

hecho de haber visto a Bo con Gabo y Ana… sintió dudas… La
forma de mirar de su hija a esa mujer, la hacía dudar… y pensar si
no se estaba equivocando de persona… y sí la mujer ideal para Bo,
ya estaba al lado de ella… Sin embargo ante lo dicho por Ana, trató
de no pensar y cruzó los dedos para que su plan se fuera dando de
a poco entre Emilia y Bo.
Ana
El abogado de la familia Falconi, que se encargaba del

divorcio de Ana, había viajado a Santa Cruz y había presentando
los papeles de divorcio… y un juez, nuevo en la ciudad, decidió que
sí le daría rápidamente el divorcio a Ana, pero esta debería viajar a
firmar.
-Entonces, debo viajar para allá.
-Así es, el miércoles a las cinco de la tarde el juez nos verá y

firmarás… - Le explicó Contreras.
-Está bien, viajaré el martes…
-Hay otra cosa….
-¿Qué cosa?

-Tu hijo me hizo un pedido…
-¿Mi hijo?
-Tu hijo no quiere llevar el apellido de tu ex, y me pidió que

hablara con un juez y que le permitan usar tu apellido…
-¿Cuándo le pidió eso?
-El mismo día que nos presentaron… La cuestión es que

hablé con el Juez, y este tipo dice que hablará con él… Pero creo
que le concederá ese deseo a Gabo.
-¡O sea que tengo que llevar a Gabo a Santa Cruz conmigo…!
-Sí, los dos…
Contreras siguió explicando la situación… y Ana también le

contó la información nueva que la policía le había pasado de su
ex…
-Con lo que dices, ya llamo a la oficial Torres para que me

pase esa información, eso te dará más puntos para que el juez te
dé el divorcio.
En el consultorio
El lunes Ana llegó al consultorio bien temprano sabía que

tenía que empaquetar todo lo del archivo para que el martes Emilia
comenzara con sus empleados a remodelar todo el local.
Al encender la luz de la sala… escuchó un ruido en el

consultorio… y caminó hacia el cubículo de Bo… y para su sorpresa
allí estaba ella… acostada en la camilla de su consultorio.
-¿Bo?
-Eh… Sí – Respondió rápidamente incorporándose en la

camilla… -¿Qué hora es?
-Las nueve… ¿Qué haces acá?

-Vine a ayudarte a empacar todo… vine directo de la

guardia…
-Estás sin dormir, por dios, vete a tu casa a dormir…
-No, No… te ayudo y me voy a dormir…
Ana miró hacia el escritorio y había dos cajas encima… Bo ya

había guardado todo lo de ahí…
-Mejor preparo café – Y se salió del cuarto y se metió en la

cocina…
Bo la siguió…
-¿Por dónde comenzamos…?
-Por el archivero… Yo el viernes guardé las cosas de mi

escritorio en cajas… es lo que me queda por empaquetar.
Por el transcurso de dos horas… se la pasaron revisando

fichas médicas, unas se guardaban y otras se tiraban… Bo y Ana
evitaban mirarse…
Ya se acercaba el mediodía y todo ya se encontraba

empacado… y arrinconado en el local para que cuando Emilia y sus
empleados llegarán comenzaran la transformación del lugar….
-Terminamos rápido…
-Sí, que bueno… debo ir a buscar a Gabo – Mirando su reloj.
-Te llevo…
-No hay problemas… tengo tiempo…
-Perdón, déjame llevarte, extraño a Gabo…
-Bo…
-Por favor, Ana… ha sido una semana infernal sin ver a

Gabo… Le prometí ir a jugar con el sábado a la play y no fui porque
Gálvez me pidió que lo cubriera… Llevó dos días sin dormir… - Ana
la miraba en silencio – Sé que estás muy enojada conmigo por mi

estúpido comportamiento y no me quieres perdonar… pero Gabo no

tiene la culpa… Please… déjame llevarte así lo veo…
-¿Por qué no me dijiste que hace del sábado que estás sin
dormir…?
-Uy, ahora me vas a retar… - Y acercándose a Ana poniendo

cara de niña buena – Please no me regañes… sólo quería ayudarte
– Por dentro todo su ser gritaba “Quería verte”.
Ana aceptó ser llevada al colegio a buscar a Gabo… Pero

mucha charla no le dio a Bo en el camino…
En el auto
Apenas llegaron los niños ya estaba saliendo de la escuela…

Bo estacionó en doble fila… y Ana bajó rápido a buscar a Gabo que
al verla comenzó a gritarle…
-Mami, Mami… - el niño corrió hacia donde estaba su madre y

al acercarse a ella, pudo divisar el auto de Bo y el rostro de Gabo se
iluminó. Al llegar a su madre la abrazó. – ¡Vino Bo…! – Y corrió a
subirse al auto… por la puerta trasera, ya, arriba del auto, la abrazó
por detrás…
-Yo también te extrañé Gabo…. Pero déjame respirar – Le

contestaba Bo al fuerte abrazo del niño. Él la soltó y se sentó bien
en el asiento. – El cinturón no te olvides.
-Sí, Bo – Ajustándose el cinturón de seguridad.
Ana abrió la puerta de auto y subió. Bo arrancó…
-¿A dónde vamos?
-A comer hamburguesa… - Gritó el niño.
-Lo que el señor quiera… allá vamos… - Contestó Bo mirando

a Ana, con una mirada de súplica… cómo pidiéndole… por favor
que la dejara pasar el día con ellos.

Ana miró hacia el camino, no dijo nada… no podía decirle que

no, su hijo preguntaba todos los días por ella…
-Perdóname Gabo por no haber podido ir el sábado como te

prometí… estuve de guardia todo el día…
-¿Cambiaste de día? – Preguntó el niño…
-No, mi amigo necesitaba que lo cubriera el sábado, así que

estuve de guardia desde el sábado a las doce del medio día al
lunes a las seis de la mañana… de corrido… - Al terminar de decir
eso, bostezó…
-Ya veo, ¡Tienes sueño!
-Sí, pero primero iremos a comer, y después iré a dormir.
En el patio de comidas del centro comercial
Bo y Gabo disfrutaban juntos comiendo hamburguesas. Ana

se limitaba a mirarlos…
-Bo
-Sí, Gabo…
-Mañana nos vamos a Santa Cruz… a ver a un juez –

Inmediatamente Bo miró a Ana buscando respuesta ante lo que el
niño acababa de contarle.
-¡Ah! ¿Y a qué hora viajan?
-A la mañana temprano tenemos colectivo hacía allá –

Comentó Ana metiéndose en la conversación. Pero no le aportó
más información a Bo dejándola con muchas preguntas…
-Quiero ir a los juego – Dijo Gabo mirando la sala de juego

que había frente al patio de comida donde se encontraban.
-Termina la hamburguesa y vamos… - Dijo Bo y otra vez miró

a Ana pidiendo que no se negase.

-Pero come despacio…
-Ok, mami.
Unos minutos después el niño se limpió la boca con la

servilleta y se paró…
-¿Ya puedo ir…?
Bo sacó dinero de su bolsillo y se lo entregó a Gabo…
-¡Ah! ¿Quieres ir solo?
-Puedo ir mami – Ana miró hacia la sala de juego… desde

donde estaban sentadas podía observar la entrada del local.
-Ok, pero no te alejes… estamos acá.
Gabo tomó el dinero y corrió a la sala…
-¡No tienes por qué malcriarlo!
-Hey, no lo malcrió… sólo va a jugar
-Ejem…
-¿Por qué van a Santa Cruz?
Ana le contó lo del divorcio y lo que le había dicho su

abogado…
-¿Por qué no me lo dijiste antes…? Yo podría haberlos

llevado…
-Bo, ya te dije que no tienes por qué estar cuidándome.
-Ana jamás vas a perdonarme ese desliz que tuve… Por

favor, estaba dormida no me di cuenta…
-Entiendo que estabas dormida… Ok. Pero creo que ya no

confío tanto como antes – Confesó Ana mirando hacia la sala de
juegos… Ya no confiaba en ella misma… más que en Bo… sentía
que algo y no sabía qué… no podía estar cerca de Bo… Ya trabajar
con ella le costaba… y encima verla con Emilia la mataba de
celos…

-Te juro que no volverá a pasar, Ana, me encariñé contigo y

con Gabo… No quiero perder tu amistad… - Acercó su mano hacia
la de Ana… pero esta la alejó…
De repente el celular de Bo sonó, al tomarlo se dio cuenta de

que era Emilia…
-Disculpa, tengo que atender – Y se levantó y caminó unos

pasos alejándose de Ana – ¡Hola!
-Perdona, no quise despertarte… Quería preguntarte a qué

hora nos veíamos a la noche…
-No me despiertas, aún no me he acostado…
-¿Qué?... son las tres de la tarde… ¿Dónde andas?
-Comiendo hamburguesas con Gabo y Ana – La sinceridad de

Bo le dolió a Emilia… podría haberle mentido pero Bo no era de
mentir ni de andar ocultando nada… Emilia se sintió celosa…
-Ok, ¿entonces nos vemos a la noche o no?
-Claro, qué sí, pasa por casa cuando salgas del trabajo…
-Está bien, te veo en tu casa… y por favor ve a dormir algo…
-Sí, ya voy… nos vemos a la noche, beso…
-Beso…
Ambas cortaron… Bo se dio la vuelta y vio a Ana caminar

hacia la sala de juegos… Entonces la siguió.
-Espera – Le gritó. Ana volteó y se detuvo.
-Pensé que seguía hablando…
-No ya terminé, sólo era Emilia…
-¿Ya es serio lo de ustedes dos, no?
-¿Cómo?
-Digo, sales todos los días con ellas, se llaman a cada rato…

-Ana, no sé si tengo algo serio con ella, sólo vivo el momento.
-Mejor se lo dices a Emilia entonces… o – Y se calló.
-¿O qué?
-Bo, se nota que a esa mujer le gustas y mucho… si para ti

no es nada serio, creo que para ella sí.
-Ana, Emilia sabe muy bien, como son las cosas… - Aunque
al decir eso, ella misma se estuviera preguntando cómo eran.
Gabo apareció y las tomó de las manos…
-Vamos a casa a jugar a la play Bo…
-No, mi amor, Bo tiene que ir a dormir a su casa… nosotros

nos vamos a casa a preparar las valijas para viajar mañana.
-Apenas regreses voy a jugar a la play contigo…
-¿Lo prometes?
-No, no quiero prometerte nada Gabo… pero me avisas

cuando regresas e intento ir a jugar con vos…

Capítulo 10
Abrir los ojos
Ana en su departamento hizo las valijas mientras su hijo se

dedicaba a leer en su cuarto…
Bo llegó a su casa y se tiró rendida en la cama… quedándose

dormida.
Mientras que Ana y Gabo cenaban, Emilia tocaba a la puerta

del departamento de Bo, y esta algo dormida le abría. Al verla casi
zombie la acompañó a la cama, la desvistió porque se había
dormido vestida y la ayudó a acostarse cómodamente de nuevo.
-Ya duerme…
-Ya está todo listo en el consultorio para que comiences a

trabajar mañana…
-Ok, ahora duerme… Mañana voy con mis hombres a trabajar.
-Las llaves están en… - Señalando su campera que estaba

colgada en el picaporte de la puerta de su cuarto – en mi campera –
Y se durmió.
Emilia, fue a la cocina buscó algo de comer, cenó, regresó al

cuarto y se acostó a su lado a dormir.
En su cuarto Ana abrazó la almohada, no podía olvidarse de

las noches en las que Bo estuvo en su cama y como la había
abrazado… ni el beso… Ya era imposible conciliar el sueño sin
antes pelear con lo que no quería reconocer… Y es que cada día
que pasaba era más evidente que sentía algo muy fuerte por Bo.

A la mañana siguiente Bo siguió durmiendo… Emilia partió

directo al consultorio para encontrarse con sus empleados para
comenzar a trabajar allí. Ana y Gabo, junto al guardaespaldass
viajaban hacia Santa Cruz….
En Viaje
-Mami, ¿Cuántas horas tenemos de viaje? – Preguntaba

Gabo sentando al lado de la ventanilla con su cámara, listo para
sacarle fotos al paisaje.
-Pues más de 28 horas amor, son 2322 kilómetros.
-Ay mami, se nos va a borrar la raya.
-¡Gaboooo!
-No sé de donde sacas esas cosas…
-Ejem…
El viaje era demasiado largo… Recién el jueves estarían en

Santa Cruz… El guardaespaldas que en Buenos Aires se
encargaba de cuidarla de lejos viajaba con ellos e iba sentado en el
asiento detrás de ellos…
En el viaje, el niño se hizo amigo de Franco, pues era

imposible ignorarlo… Gabo a la hora de recorrido ya se había
aburrido así que se pasó al asiento trasero del colectivo a jugar a
las cartas con Franco y otros pasajeros… Ana intentaba dormir…
En el consultorio
Emilia daba órdenes a sus empleados, unos trabajan en las

paredes, otros se encargaban del piso y los carpinteros preparaban
las maderas que serían parte del decorado….

Cerca del medio día Bo llegó y sin que Emilia la viera caminó
detrás de ella y la abrazó por la espalda tomándola por la cintura.
-Buen Día, Señorita decoradora – Plantándole un beso en la

nuca delante de todos los hombres que se encontraban
trabajando…
-Ay, Bo… Me asustaste… - Dijo al darse vuelta… al tiempo

que miraba a su alrededor y no pudo ocultar su rubor al sentirse
observada por sus empleados… - ¿Qué haces aquí?
-Vine a ver que le hacen a mi pobre consultorio… - Y

comenzó a caminar entre los albañiles… y a saludarlos…
-¡Ah! Yo qué pensé que venías a buscarme para llevarme a

almorzar – Le replicó sonriendo.
-¿Tenés hambre? – Volviendo sus pasos hacía ella –

Entonces te llevo a comer.
Bajo la mirada atenta de los hombres que sonreían… Emilia

se dejó mimar por Bo…
-Pues debes esperar… a las doce y medía nos vamos todos…

- Mirando a su alrededor.
-Ok – Buscó una silla y se sentó – Tendré que esperar.
Continúa el viaje
María salió del club de tenis y al subir a su auto buscó en su

bolso el celular y marcó el número de Ana….
-¡Ana!
-Sí, ¿Señora María?
-Hola Querida ¿Cómo estás?
-Bien, Señora… Aquí viajando hacía Santa Cruz…

-Sí me contó Meche esta mañana cuando hablé por teléfono

con ella… Pero querida, como no me dijiste que viajabas, te hubiera
conseguido pasajes en avión…
-Nooo, ¿Por qué?
-¡Cómo! Es que son demasiadas horas de viajes…
-Todo bien… disfrutando del paisaje…
-Va con ustedes este chico Franco ¿no?
-Sí, viaja con nosotros, no se preocupe… nos está cuidando.
-Me alegro… Llámame, si necesitas algo, lo que sea… te

queda claro ¿no?
-Sí, señora, sé que cuento con usted… muchas gracias…
-¿Y Gabo?
-Jugando a las cartas con Franco y dos pasajeros más…

parece que les está ganando…
-Jaja… Meche le enseñó muy bien…
-Sí… Señora María, sobre nuestro asunto…
-¿Qué asunto?
-Usted sabe, yo no puedo seguir contándole cosas de ella…

me siento como una traidora… Apenas la vuelva a ver, le devuelvo
todo el dinero que me dio señora… jamás lo usé, no he podido… no
me ha dejado mi conciencia.
-Hija, mi Bo nunca se enterará de eso. Es nuestro secreto.
La conversación continuó unos minutos más… y luego Ana

volvió a intentar dormir… pero Gabo la interrumpió pidiéndole algo
de comer…

Shopping…
Emilia besó a Bo despidiéndose de ella en el patio de comidas

del shopping center…
-Te veo en casa a la noche
-Ok, Bo, me voy, que llego tarde…
-Ve…
Bo continuó bebiendo su café mientras miraba irse entre las

mesas del lugar a Emilia. Unos minutos más tarde cuando se
disponía a irse, el celular sonó… al sacarlo de su campera… y
verlo… atendió de mala gana.
-¡Hola Ma!
-Hola… ¿Dónde andas?
-Por ahí…
-¿Está noche vas a casa a cenar?
-No, Ma… no voy… estoy cansada… estuve dos días y medio

de guardia… lo único que quiero es acostarme temprano… y
dormir…
-Ok, ya hablaremos… tengo que bajarme del auto… nos

vemos hija, besos…
-Cha… Mierda me cortó – Mirando su celular.
Bo sonriendo por la situación se levantó y se dedicó a dar

vueltas por el shopping, tenía la tarde libre y pensó en hacer
algunas compras ya que estaba por ahí.

En pleno viaje
La noche caía en la ruta, las luces interiores del autobús se

encendieron y la azafata comenzaba a servir la cena…
-¿Van a poner una peli? – Preguntó Gabo a la chica que le

servía la cena.
-Sí, en unos minutos bebé…
Mientras cenaban, los televisores del autobús se encendieron

y la película tan esperada por Gabo y los demás pasajeros
comenzó… El niño se acomodó en su asiento y se dispuso a mirar.
Ana por su parte, hizo lo mismo… aunque su mente volaba. Y
cuando las luces del coche se apagaron y sólo quedaban la
luminosidad de los televisores… el sueño se apoderó de Ana y fue
imposible pelear con el recuerdo de aquel beso en su cama… Y
casi dormida podía revivir hasta ese maldito revolotear de
mariposas en su estómago que sintió al sentir los labios de Bo
rozando los suyos….
La Cena sorpresa
María sobornó al conserje del edificio donde vivía Bo y este le

abrió la puerta del departamento… La mujer entró con unas bolsas
y caminó rápido hacia la cocina donde dejó todo sobre la mesada…
y comenzó a revisar todo en el lugar… Buscó un delantal de cocina
y se lo puso… y comenzó a cocinar…
Unos minutos después Bo entró y se encontró con la sorpresa

de que su madre se encontraba cocinando… ¡en su cocina…!
-Mamá ¿Qué Haces?
-¡No hueles tonta…! – Sonriéndole con una cuchara en la

mano… y delante de la cocina.

-Ay, mami… ¿Estás haciendo pollo a la sal con salsa de

champiñones?
-Así es… Ya pon la mesa que ya casi está.
Bo sonrió y se acercó a su madre, la besó en la mejilla y

buscó los platos para poner la mesa…. Y mientras hacía eso… el
timbre de su departamento sonó y Bo dándose cuenta que podría
ser Emilia corrió a atender…
Al abrir la puerta Emilia entró tirándose directamente en los

brazos de Bo y besándola…
María tosió, y Emilia la vió…
-Perdón… pensé que estabas sola…
-Todo bien hija, Pasa… Bo pon otro plato mujer… - Bo callada

y sonriéndole a Emilia… hizo caso a su madre.
-¡Qué rico huele!
-Es una de las comidas favoritas de Bo…
-¿Y a qué se debe la sorpresa madre?
-Me tenés cansada con tus rechazos a las invitaciones a

cenar a casa… así que decidí cenar contigo…
La conversación continuó y María se comportó, no hizo

ninguna insinuación sobre Emilia y Bo… se limitó a charlar de
distintos temas… Lo que hizo sentir cómoda a Bo…
Cerca de las once… cuando Bo levantaba la mesa y Emilia

preparaba café… María dijo que ya era tarde y debía regresar
temprano. Se despidió cariñosamente de Emilia, y cuando lo hacía
de su hija la abrazó y al besarla no pudo con su genio… y le dijo al
oído…”Me gusta esta chica como tu novia”. Pero Bo no le
respondió… no se enojó ante lo que su madre había dicho… la dejó
ir sin decirle nada.
Cuando se quedaron solas, Bo se acercó a Emilia…para

abrazarla y besarla…

-¿Qué pasó?
-¿Con qué? – Preguntó Bo…
-¿Por qué vino tu madre realmente?
-A curiosear… Siempre lo sabe todo… y se debe haber

enterado que vos y yo andamos dando espectáculos por ahí
juntas…
-¡Ah! Y ¿Crees que pasé la prueba?
-Ejem… mmm
-Mmm…
-Claro que sí tonta… ven acá – y volvió a besarla.
La llamada
Cerca del mediodía… Bo se despertó… su teléfono sonaba y

algo dormida lo buscó en su mesa de luz, pero ahí no estaba… se
levantó apresurada… el celular seguía sonando… corrió hacía el
living a buscar su campera… y cuando llegó al sillón y sacó el
móvil… ya no sonaba… miró el aparato y tenía tres llamadas
perdidas de Ana. Sin pensarlo marcó re-llamar…
-¿Ana?
-No Bo, soy Gabo… ¿Dónde estabas?, te llamé tres veces.
-Perdona Gabo, no escuché estaba durmiendo…
-Pero si ya es mediodía Bo…
-Me acosté tarde Ga… ¿Pero por qué llamabas?
-Para saludarte… estamos llegando… - Gabo continuó

contándole cómo había sido el viaje y Bo lo escuchaba atentamente
– Ahí viene mi mami.

-¿Con quién hablas? – Preguntó Ana al llegar al asiento y ver

a su hijo hablando por teléfono.
-Con Bo mami… Toma salúdala… - Y le pasó el celular a su

madre.
-Eh eh… -Ana tomó el móvil – ¡Hola Bo!
-¿Cómo estás Ana?
-Bien… Disculpa que Gabo te ande molestando… es que está

muy aburrido en el viaje…
-No, Ana, me encanta que se acuerde de mí y me haya

llamado…
Ambas parecían forzadas a hablar pero sólo cruzaron unas

palabras y se despidieron y Gabo se apoderó del teléfono de
nuevo…
-Saqué muchas fotos… cuando vuelva te las mostraré…
-Uy, que bueno… después me llamas y me avisas cuando

vuelven y los voy a buscar a la terminal…
-Sí, yo te aviso por mensajito…
-Eso, envía mensajitos… - Franco lo llamó desde atrás – Me

voy Bo, me llaman para jugar a las cartas… Chau Boooo
El niño cortó dejando a Bo sin llegar a decirle chau… Se

desplomó en el sillón… “¿Por qué diablos me tiemblas las piernas
cuando la escucho?” se preguntó… Y sacudiendo su cabeza como
para espantar a Ana de sus pensamientos se dirigió al baño a
ducharse y comenzar el día.
Ante el juez
Tres horas después de llegar a Santa Cruz y de encontrarse

con Contreras pasó a entrar a la oficina del juez que le daría el
divorcio a Ana.

-Señorita Gallardo… Después de haber leído su expediente

no me queda ninguna duda y no debo hacerle ninguna pregunta
sobre el asunto… sólo deberá firmar unos papeles y será de nuevo
una mujer libre…
-Gracias Señor Juez…
-Doctor Contreras mi secretaría le entregará todos los papeles

que debe llenar y firmar… ahora quiero hablar con el jovencito… -
Mirando por sobre sus anteojos a Gabo quien se mantenía calladito
sentado al lado de su madre.
El juez pidió hablar a solas con el niño… y Ana y Contreras se

retiraron de la oficina…
-¿Y qué quiere hablar conmigo? – Preguntó el niño al verse

solo con ese hombre que lo miraba seriamente.
-A ver jovencito… según me contó su abogado usted esta

renegando de su apellido…
-¿Rene… qué? – Interrumpió el niño al Juez
-Renegando, rechazando el apellido de su padre.
-¡Ah! Eso… sí, quiero llevar el apellido de mi mamá… Quiero

ser Gabriel Gallardo no Gabriel Marconi.
-Pues, eso, ¿dime el por qué? – Y se sacó los anteojos y lo

miró más seriamente…
-Porque no lo quiero como padre – con voz firme – él no

merece ser mi padre, lastimó a mi madre y yo no lo perdonó…
El juez lo observaba sin hablar y Gabo continuó…
-Muchos chicos tienen el apellido de sus madres, porque yo

no puedo tener el apellido de la mía.
-¿Cuántos años tienes?
-Casi ocho…

-Los niños de tu edad siempre necesitan un papá que los lleve

a jugar a la pelota, que les enseñe a andar en bicicleta, que los
aconseje sobre las chicas que les gustan, que esté siempre ahí
para cuidarlos… Pareciera que tú no quieres tener un padre…
-No necesito un padre, yo tengo a Bo… además no estoy aquí

por no querer tener un papá, estoy aquí para pedirle a usted que me
quite el apellido del hombre que es mi padre.
-Me dejas sin palabras niño…
-¿Y me quitará el apellido?
-¿De dónde sacaste esa idea de quitarte el apellido?
Gabo le contó que escuchó en la televisión que un hombre se

había cambiado el apellido paterno al materno porque le daba
vergüenza su apellido, que era igual al de un genocida.
-Pero tu padre no es un genocida.
-Pero lastimó a mi mamá… y ella le tiene miedo. No lo quiero.
-A ver… tu mamá acaba de conseguir su divorcio… es joven y

puede conocer a un hombre que se case con ella… y cuando eso
pase, el puede adoptarte y darte su apellido…
-Disculpe señor juez, hablo en chino o usted no me quiere

entender… yo no quiero el apellido de ningún hombre, quiero llevar
el apellido de mi madre – Dijo levantando la voz y parándose… El
juez abrió los ojos…
-¡Qué carácter que tenemos!
-Perdón no quise gritar… - Bajando la mirada y volviéndose a

sentar.
-No, sólo estas defendiendo tu deseo de llevar el apellido de

tu madre con orgullo… A ver, lo que me estás pidiendo no es
imposible, pero es medio complicado, pero creo que se podrá…
-¿Me quitará el apellido?

-No te prometo nada, pero tu abogado deberá trabajar para

que un juez te escuche, yo te he escuchado y avalaré tu pedido…
Te aclaro que esto no se hará mañana mismo, puede tardar, pero te
ayudaré a conseguir el apellido de tu mamá.
-Gracias… Señor.
-Dime, ¿Quién es Bo? Lo nombraste hace un rato…
-Bo, es la jefa de mi mamá… ella me enseñó a jugar al futbol,

y me aconseja con la chica de mi escuela que me gusta… y me
cuida… y juega a la play conmigo…
El juez lo escuchó atentamente… Y luego le dijo que podía

retirarse…
-Dile a tu mamá que pase que quiero hablar con ella…
-Sí, señor… gracias…
Unos minutos después Ana entró algo nerviosa de nuevo a la

oficina…
-Pase, siéntese señora Gallardo…
-Sí, Quería hablar conmigo…
-Su hijo es un muchacho muy inteligente…
-Sí, acaba de ser entrevistado por un representante de Mensa

Argentina… y será becado el año que viene para ir a un colegio
especial para jóvenes con inteligencia superior… - Comentó
orgullosa Ana sobre su hijo.
El juez se sacó sus anteojos y se levantó de su sillón y caminó

hacia el frente de su alto escritorio para apoyarse en el, frente a
Ana…
-Le voy a hablar como hombre, no como juez… Su hijo es un

buen muchacho, del cual debe estar orgullosa… si defiende todo lo
que quiere en la vida como hoy defendió su deseo de quitarse el

apellido del hombre que lo engendró pero que no supo ser padre…
será un gran hombre.
Ana lo escuchaba absorta y extrañada… no entendía nada…
-Voy a confesarle algo, yo fui criado por mi abuela, mi madre y

su mejor amiga… - esbozando una pequeña sonrisa, continuó
hablando – Y para mí esa amiga, siempre fue como una tía, como
una segunda madre… Soy de una vieja generación donde el amor
entre mujeres u hombres es pecado… - Ana bajó la mirada – Desde
niño lo supe, sin embargo jamás se lo dije a nadie… y ya de
grande… cuando enterré a mi madre, y esa mujer quedó sola la
llevé a mi casa como si fuera mi otra madre… y cuando murió la
sepulté junto a la mujer con la que vivió toda su vida…
-Señor – interrumpiendo al Juez.
-No me interrumpa… Señora…. No la estoy juzgando… sólo

le cuento que su hijo el día puede ser un juez como yo, o un médico
o un científico, puede ser lo que quiera, pero por sobre todas las
cosas, será un gran hombre y tenga por seguro que la respetará
más que nadie en el mundo.
-No sé por qué me dice esto… yo… - Pero no pudo terminar

de decir nada… el juez volvió a tomar la palabra.
-Su amiga Bo, para Gabo es muy importante, y ese niño no es

tonto… y sabe lo que pasa entre usted y esa mujer, quédese
tranquila y no tenga vergüenza, a su hijo no le importa que usted
ame a una mujer…
-Pero yo no tengo nada con Bo – Se paró de la silla como un

rayo levantando la voz…
-Pues su hijo sí lo cree… sólo lo escuché y leí entre líneas

señora… Sólo le aconsejo que sea feliz…
Ana no podía creerlo, “por qué todo el mundo creía que ella y
Bo tenían algo…” Esa pregunta daba vueltas en su cabeza al salir
de la oficina del juez… Miró a su hijo quien corrió a abrazarla.
Debería hablar con su hijo de ese tema, pero no sabía cómo
hacerlo, ni cuando lo haría.

Octavio y María en Buenos Aires
-Querido, ¿Dónde andas? – Entró a la biblioteca María

buscando a su esposo…
-Acá estoy, no me digas que ya estás ciega… - Le contestó

Octavio riéndose desde su sillón de lectura.
-Hablé con Contreras…
-¿Y qué dijo?
-Ya le dieron el divorcio a Ana…
-¡Qué bueno…!
-Sí, ya están viajando de regreso para acá.
Octavio seguía leyendo su diario, María se sentó a su lado…
-¡Oc!
-¿Qué? – Preguntó el marido sin dejar de leer.
-Me gusta esta chica Emilia Estrada para Bo…
-¿Emilia Estrada?... ¿La decoradora?
-Sí… esta redecorando y remodelando el consultorio de tu hija

y además sale con ella…
-¿Sale o tiene una aventura?
-Pues no sé, pero me parece que no es aventura… No la he

visto así con una mujer antes…
-Pues entonces, estarás contenta… te saliste con la tuya, ya

conseguiste la nuera que querías…
-Sí, pero… - Y se calló…
-Oh, no… ¿Por qué hay un pero?
-Hay algo que me da vueltas en la cabeza, es una estúpida

corazonada…

Octavio bajó el diario y la miró…
-¿Qué te traes?
-No me traigo nada… es qué no sé por qué, pero creo que

aunque vi a Bo contenta con Emilia… también debo admitir que
cuando está con Ana es otra persona…
-¿Con Ana?
-Estoy pensando cualquiera Oc… es qué tu hija se desvive

por esa mujer y su hijo… Hasta me parece que la mira diferente…
cuando está con Gabo le brillan los ojos, me recuerda a cuando era
niña y jugaba… y cuando está con Ana… no deja de mirarla…
siempre está muy atenta a ella.
-Estás insinuando que entre esas dos pasa algo…
-No, Oc… No pasa nada… pero mi instinto de madre me dice

que a Bo le pasa algo con Ana…
-Ana es heterosexual ¿No?
-Qué yo sepa sí…
-Pues si le pasa algo a tu hija con Ana, lleva las de perder…
-Oc…
-Oc nada… ya que haces acá… mueve tus hilos mujer, tu

siempre lo averiguas todo… eres una metiche… pero ya carajo,
tienes que averiguar si Bo quiere a Ana…
-Octavio…
-Ya… Carajo… querías una buena nuera… pues Ana es ideal

para Bo, además viene con nieto incluido… que más queremos…
-Es que Emilia también es buena mujer… y también es ideal

para Bo…
-Pero sólo una puede quedarse con Bo… así que hay que
averiguar cómo sea… ¡cual!

Departamento de Emilia
-Bo me pasas a buscar por el estudio a la noche ¿No?
-Sí… vamos a cenar y al cine… algo tranqui, porque tengo

guardia mañana…
-Ok, entonces dejo el auto en la cochera…
-Eso, eso… - Respondió Bo acercándose a Emilia que lavaba

los platos en la cocina… y besándola – Ya me voy, en dos horas
llega el colectivo a Retiro y tengo más de una hora para llegar y
debo pasar a buscar a Meche antes…
-Cierto, le prometiste a Gabo ir a buscarlo a la terminal…
-Sí, los busco, los dejo en su casa y te paso a buscar por el

estudio… -Volvió a besarla está vez más apasionadamente y se
despidió de ella…
Emilia se secó las manos… y se sentó en una silla… “Esto se

debe acabar” se dijo… Las lágrimas se escaparon de sus ojos.
Golpeó con el puño la mesa… No quería aceptarlo, pero Bo sentía
algo por Ana, y aunque sabía que entre ellas no sucedía nada… era
un fantasma entre las dos… Ella había amado a medias una vez, y
no quería que Bo la amara así… Tampoco quería sufrir como ella
había hecho sufrir a su ex marido… Debía cortar con Bo… Estaba a
punto de enamorarse locamente de ella… era mejor hacerlo ya, que
después, pues su corazón no lo resistiría.
Retiro, Terminal de Ómnibus de Buenos Aires
Bo y Meche se sentaron frente al andén donde se suponía

que pararía el colectivo en el cual venían Ana y Gabo. Por el
altoparlante escucharon que anunciaban la llegada a la plataforma
34 del coche proveniente de Santa Cruz. Bo se levantó y miró hacia
su izquierda…

-Es allá – Señalando cuatro andenes más… Meche se levantó

y caminó al lado de Bo hacia la plataforma 34. Cuando estaban
llegando vieron entrar el coche y estacionarse…
Después de bajar varios pasajeros divisaron a Gabo que

saltaba saludando con su mano… Apenas bajó corrió a los brazos
de Meche y de Gabo… Ana llegó por detrás tomándose su tiempo…
Franco apareció con los bolsos…
-Hola Franco – Saludó Bo.
-Buenas tardes, usted los lleva a casa, verdad…
-Sí, Franco, puedes retirarte, en casa ya está tu compañero

esperando para cumplir con su turno…
El joven guardaespaldas se despidió de todos y se retiró. Bo

alzó los bolsos y les indicó el camino hacia el estacionamiento
donde había dejado su auto…
A Casa
Gabo como siempre no dejó de hablar en todo el camino a

casa… Le contaba a Bo y a Meche su charla con el Juez… le
mostraba las fotos que había sacado en el viaje… No paraba de
hablar… Ana, por el contrario, no decía una sola palabra… apenas
había saludado a Meche y a Bo…
Apenas estacionó el auto… Gabo se soltó el cinturón de

seguridad y se pasó al asiento del conductor… se sentó encima de
Bo…
-¿Bo cuándo mi mamá me compré una bicicleta me vas a

enseñar a andar en ella?
-Claro, menos mal que no pediste moto sino nos mata tu

mamá…
-Vamos Gabo es tarde… - Lo llamó Ana quien ya había

bajado y ayudaba a Meche a bajar del auto…

Bo buscó los bolsos del baúl y los acompañó al

departamento… pero al llegar a la puerta, dejó que Gabo entrara
junto con Meche… Colocó los bolsos al lado de la puerta…
-Bueno ya los traje… Debo partir… - Gabo al escucharla se

volvió corriendo de donde estaba.
-¿No te quedas a cenar…?
-No puedo, tengo que ir a una cena con una amiga…
-Bueno, ¿Cuándo vienes a jugar a la play conmigo...?
-El sábado… - Y mirando a Ana le habló – Ana, para el

martes ya estará parece todo listo y nuevo en el consultorio así que
el miércoles podremos acomodar todo… nosotras…
-Está bien – Y caminó a la cocina.
Meche se despidió de Bo con un beso, Gabo se abrazó fuerte

a ella, y le dio un beso ruidoso en la mejilla. Ana sólo le dijo “Chau”
desde donde estaba sin acercarse a ella. Y esta partió del
departamento a buscar a Emilia.
Auto de Bo
Bo estacionó el auto frente al estudio de Emilia y la vio salir…

y le tocó bocina… Ella al verla caminó hacia el coche y se subió. Al
sentarse, Bo se inclinó hacia ella y la besó en los labios…
-¡Buenas noches!
-Hola, ¿Ya elegiste la película que veremos? – Preguntó Bo

poniendo en marcha el coche y sacándolo del estacionamiento.
-No, mejor vamos a un lugar tranquilo… quiero que

hablemos…
Al decir esto, Bo la miró, Emilia se mostraba seria, notó sus

ojos llorosos…

-¿Qué pasa? Estuviste llorando… - Apenas terminó de decir

eso, miró para todos lados y apenas vio un lugar libre estacionó. Y
se volvió hacia ella para tomarla de las manos… Emilia no tenía el
valor de mirarla. –Emilia, ¿Qué pasa?
-Es difícil para mí decir lo que voy a decir… La verdad, no

quiero, pero lo nuestro se debe acabar, sé que no tenemos nada, sé
que no soy tu novia, pero también sé que no soy una aventura, me
lo has demostrado… - Bo la miraba callada… No entendía porque
quería acabar con algo que recién comenzaba – Bo, me volves
loca, me gustas mucho…
-A mí también
-Sí, pero sé que no me quieres…
-Yo…
-Sé que es pronto para quererme… que sólo salimos dos

semanas… que nos estamos conociendo… Pero en este corto
tiempo aprendí a conocerte… y…
-¿Qué hice mal?
-Nada, Bo, todo lo has hecho bien… pero estoy al borde de

enamorarme de ti… y no quiero sufrir…
-Jamás te haría daño…
-Bo yo sé que entre tú y Ana no sucede nada, pero…
-Emilia, ¿qué tiene que ver Ana con nosotras?
-Todo…
-¿Qué?
-La forma en que la miras, la forma en que corres si ella llama,

cómo hablas de ella y de Gabo… Por Dios, se te nota a mil
kilómetros Bo…
-Maldición, Emilia, ¿De qué hablas?

-Hablo de que estás enamorada de tu secretaria, de eso

hablo… - Lo había dicho y esas palabras cayeron sobre Bo como
un balde de agua fría…
-Noooo, somos amigas nada más…
-Bo, mírame… yo no dije que tuvieran algo, dije que estás

enamorada de ella…
-Yo… yo…
-Ni siquiera puedes admitirlo…
-Cuando estoy contigo… ella… no pienso en ella… me siento

tan bien con vos… - Bo Golpeó con sus manos el volante.
-Bo, yo te fascino, te encanto, hasta puedo creer que me

quieras, pero a ella, la amas…
-Pero ella es heterosexual…
-Bo, soy mujer, y cada vez que vi a Ana me di cuenta de sus

celos al vernos juntas…
-¿Qué?
-Mira, no sé si ella siente lo mismo por vos, pero si sé algo,

ella esta celosa de mí… así como yo lo estoy de ella.
-No es verdad.
-Bo, abre los ojos… la amas, debes ir con ella y decírselo…
-Para que me saque a las patadas…
-Sí… para eso, o para que te diga que siente lo mismo… sino
la enfrentas no sabrás que siente… No puedes comenzar una
relación con alguien si amas a otra persona.
-Quiero estar contigo…
-Bo… ve, enfréntala… sí ella no te ama, entonces sabrás que

debes olvidarla, y tal vez con el paso del tiempo yo pueda tener una
oportunidad contigo… Pero así no podemos… las dos sufriríamos…
y lo sabes.

Bo se abrazó a Emilia y se quedaron un buen rato sentadas y

en silencio en el coche… Esa mujer que la volvía loca, le ofreció su
amistad, y la animó a enfrentar a Ana… y tenía razón… debía
decirle lo que sentía… si la rechazaba, dolería menos… y no sé
obsesionaría en amarla. Quizás el destino, sí le diera una
oportunidad con Emilia pasado un tiempo. No lo sabía, lo único que
sabía es que esa mujer la enviaba a su casa a dormir y a pensar en
cómo enfrentar a Ana.
-Llévame a casa, luego te vas a dormir un rato… y a tu

guardia… Tienes suficiente tiempo para pensar que decirle o que
hacer… pero busca el valor que necesitas y enfréntala… dile que la
amas…

Capítulo 11
Juntas
La guardia de Bo realmente fue pesada, no tuvo ni tiempo de

dejar que sus pensamientos aparecieran, se podría decir que
durante esas horas en el hospital todo el mundo se enfermó o se
accidentó… y no le dieron tiempo a descanso… Fue así que al
llegar a su casa, era tal el cansancio que cayó rendida en su
cama…
No supo cuantas horas realmente durmió… pero el sonido de

su celular la despertó… y como pudo lo buscó a tientas en su
pantalón.
-Hola – Contestó con voz de dormida…
-Bo – Era Ana, su voz se notaba quebrada… Al oírla Bo se

incorporó rápidamente en su cama y sacudió su cabeza para
despertarse.
-Ana, ¿Qué pasa?
-Perdona que te despierte… ¿Puedes venir?
-Ana… ¿Qué sucede?
-Bo te necesito… - Dijo las palabras exactas para que Bo

saltara de la cama.
-Ya voy, dime que estás bien… ¿Gabo está bien?
-Sí, Sí… pero pasó algo… por favor… ven – Y cortó. Bo se

quitó la remera que tenía y buscó la primera camisa que encontró
en su placard, se la puso y salió corriendo de su departamento.
Bo manejó como loca, parecía que el destino estaba de su

lado porque la onda verde de los semáforos le abrió paso por la

ciudad. No dejaba de pensar en Ana, la notó mal, no entendía nada

y tuvo miedo de que le pasara algo… Estacionó el coche y corrió al
edificio… tres patrullas de policía se encontraban cortando el
tránsito… policías no permitían el paso… y vio partir una
ambulancia… el temor se apoderó de Bo quien desesperada corrió
a la puerta, pero fue detenida por dos oficiales que no le permitieron
la entrada…
-Déjenme pasar, mi amiga está arriba…
-Por favor señora nadie puede pasar – Le respondió el policía

que no le permitía el paso…
De pronto vio a Franco salir acompañado de un policía…
-Franco, ¿Franco qué paso?
El hombre se acercó, tenía señales en el rostro de haber sido

golpeado…
- Intentó entrar y lo detuve… Tranquilícese señora, que Ana

está bien – Fue lo único que dijo y siguió caminando hacia una
patrulla…
-¿A dónde lo llevan?
El oficial que lo acompañaba le comunicó que lo llevaba al

hospital. El otro policía que le había impedido el paso habló por
radio y miró a Bo…
-Señora, ¿es usted Roberta Falconi? – Le preguntó.
-Sí, soy yo… - Acercándose más al oficial…
-Está bien, suba…
Bo entró al edificio y subió las escaleras corriendo hasta el

departamento de Ana… cuando caminó por el pasillo, vio dos
hombres en la puerta… hablando con Torres.
-¿Qué sucedió? – Le preguntó a Ángela Torres al llegar a la

puerta.

-Tranquila – Intentó calmarla al verla algo nerviosa – Parece

que intentó entrar pero el guardaespaldas que pusieron en la calle
lo vio y reconoció, y nos llamó. Corrió detrás de él… y lo alcanzó
aquí en el pasillo. Pelearon y mientras estaban peleando llegó una
patrulla… Marconi se enojó más y sacó un arma y se tiroteó con los
policías… Hirió a un oficial, pero el mismo hombre herido pudo darle
un tiro en la pierna, igual logró escapar.
-¿Y Ana…?
-Estaba en el departamento, por suerte no salió… Ella está

bien, asustada pero bien… Pase mejor a verla así la calma…
Al entrar vio a Ana sentada en el sillón del living, al lado de

una mujer policía que trataba de calmarla… se acercó a Ana y esta
se tiró en sus brazos llorando… La ayudó a volver a sentarse pero
sin dejar de abrazarla.
-Ya estoy aquí Ana… - La abrazó más fuerte. La mujer al

verlas, se retiró hacia la puerta dejándolas en el departamento solas
– Ana, ¿Dónde está Gabo?
-Fue a hacer los deberes a casa de una compañerita de

colegio… Meche lo llevó… Debe estar por regresar…
-Ya estás más calmada… - Alejando un poco su cuerpo del de

Ana y así poder mirarla a la cara.
-Creo que sí… tengo miedo… él sigue libre por ahí… puede
volver.
-Yo te cuidaré… nunca dejaré que te haga daño… - Y la

abrazó muy fuerte…
-Ángela dijo que dejará en la puerta a dos policías… pero

tengo miedo igual.
-Hablaré con la policía, veremos si te puedes ir a otro lado, no

te quedarás aquí… no vamos a correr el riesgo… por las dudas que
se le dé por volver…
-¿Y a dónde voy a ir? – Le preguntó mirándola.

-A mí casa, a un hotel, donde sea, si debo sacarte del país lo

haré, pero ese hombre no se acercará a ti… - Ya no era miedo lo
que Bo sentía, era rabia… y odio… por ese hombre que acechaba
la mujer que ella amaba.
-Mamá, mamá – La puerta se abrió bruscamente y Gabo entró

corriendo buscando a su madre…. Detrás de él, venía Meche y
Ángela Torres. Al llegar al sillón, Ana se soltó de Bo y se abrazó con
su hijo ¿Estás bien mami?
-Sí, mi amor, estoy bien… no tengas miedo… no pasa nada.
El niño que no era tonto, se dio vuelta para mirar a la oficial de

policía…
-¿Cuándo lo van a meter a la cárcel? – Le gritó preguntando.
-Tranquilo, amor, hacen lo que pueden… - Trató de calmarlo

Ana.
Bo se acercó a Torres y salió al pasillo del edificio con ella

para hablar, quedándose en el departamento Meche junto a Ana y
el pequeño.
-Dígame la verdad, ¿Puede regresar?
-No sé, si es tan estúpido… creo que si lo hará… por eso

dejaré dos policías aquí.
-Y si me llevo a Ana y a Gabo a otro lado…
-¿A dónde?
-A mi casa, a un hotel, donde sea…
-Si haces eso, debes avisarme, y haré que los dos policías
vayan con ustedes….
-Está bien… la llevaré a mi casa… - Bo le pasó la dirección y

Ángela se fue a hablar con otros oficiales… mientras que ella volvía
a entrar al departamento.
-Ana, arma un bolso, se vienen a mi casa…

-No, no podemos…
-Es más seguro Ana, no me discutas. Gabo ve a armar un

bolso con ropa tuya… que se quedaran unos días en mi
departamento…
El niño se soltó de su madre y la obedeció… corrió a su

cuarto, Meche sin decir una palabra lo siguió para ayudarlo.
-Bo…
-Ana, no digas nada, vas a tu cuarto y buscas lo necesario

para unos días en mi departamento ¿Sí?
La mujer bajó la mirada al piso, se levantó del sillón y con la

cabeza baja caminó hacia el cuarto a empacar algo de ropa…
Bo se desplomó en el sillón… y Gabo apareció con una

mochila…
-Meche me está armando la valija… llevamos la play a tu casa

¿no?
-Por supuesto, campeón… y te ganaré…
-No creo que me puedas ganar…
-Ya lo veremos – y lo abrazó…
En el Departamento de Bo
Ana y Gabo entraron al departamento de Bo… Ella le señaló

su cuarto…
-Tú y Gabo dormirán en mi cama, yo dormiré aquí en el sofá…
Ana no decía nada, por el contrario Gabo parecía feliz de

estar en el departamento de Bo… corrió al cuarto con su valija, la
dejó ahí, y volvió al living…
-¿Conecto la play? ¿Puedo Bo?

-Sí, Hazlo… - Se acercó a Ana y abrazándola la guió a su

cuarto… Cuando entraron en la habitación, dejó el bolso de Ana en
el suelo… - Haz de cuenta que estás en tu casa ¿Sí?
-Gracias Bo…
-No tienes que darme las gracias… acomódate… voy a llamar

al delivery y a pedir de comer…
Al volver al living Gabo ya había conectado la play y se

encontraba sentado en el sofá jugando… pero al verla salir del
cuarto, puso pausa y le habló…
-Bo, ¿mi mamá está bien? ¿No?
-Sí, tonto… sólo un poco asustada, pero necesita comer algo

y dormir… - y tomando el teléfono – Llamo para pedir de comer,
¿Qué quieres?
-Pide pizza, aunque no deberíamos comer comida chatarra.
-Ya sé que no deberíamos pero mi heladera está vacía y

debemos comer algo… mañana vamos a súper y compramos y
cocinamos…
-Bueno… - Y siguió jugando… - ¿Me vas a llevar vos al

colegio mañana? –Preguntó el niño sin dejar de jugar mientras Bo
hablaba por teléfono pidiendo las pizzas. Sólo después de cortar,
Bo le respondió.
-Claro, yo te llevo, avisa cuando traigan la pizza, voy a

ducharme… ¿sí?
-Sí, Bo…
Bo entró al cuarto de nuevo, Ana se encontraba recostada, no

dormía.
-Voy a ducharme… - Le dijo entrando al baño. Ella se sentó

en la cama y comenzó a mirar a su alrededor… estaba en su casa,
en la cama que seguro había compartido con Emilia… “¿Qué
pensará Emilia cuando se entere que estoy aquí?” Se preguntó…

No habían pasado ni veinte minutos que Gabo desde el living

gritó…
-El timbre, traen la pizza…
Ana se levantó y tomó su bolso y caminó saliendo del cuarto y

yendo a la puerta… La abrió y un cadete le entregó la pizza, ella le
pagó y volvió con la caja a la sala…
-Bo, apúrate que se enfría la pizza – Volvió a gritar Gabo que

se levantó del sofá y caminó a la cocina donde su madre estaba
abriendo la caja de la pizza… El niño tomó una porción. Y Ana lo
retó.
-Espera que venga Bo, ni que estuvieras muerto de hambre….
-No estoy muerto de hambre, me muero de hambre mami… -

Y le pegó un mordiscón a la porción…
-Dejame algo a mí – gritó Bo saliendo del cuarto en un jean

ajustado y una remera suelta… el pelo mojado… Ana se quedó
mirándola… “¡Por Dios, que linda es!” Pensó y al mismo tiempo se
reprimió “No podes pensar así…”
Bo se sentó al lado de Gabo y tomó su porción de pizza y a

comer. Fue una cena tranquila, y ya cerca de las diez de la noche,
Ana miró su reloj… y le avisó a Gabo que tenía que dormir…
-Hay una sola cama, ¡vamos a dormir los tres juntitos! –Les
decía mientras saltaba en la cama de Bo.
Ana y Bo se miraron pero no dijeron nada, Bo se dedicó a

acomodar la cocina y Ana fue al cuarto a acostar a Gabo… Unos
minutos después regresó…
-¿Quieres un café? – Le preguntó Bo mientras ponía la pava

en la hornalla de la cocina para calentar el agua.
-Yo lo preparo – Y caminó hacia donde se encontraba Bo.

Pero ella no se movió y siguió preparando todo para el café.
-No, ya estoy yo en eso, vos sentate que ya te llevo el café.

Ana le obedeció y caminó lentamente hacia el sofá… para

sentarse a esperar a Bo que se acercara unos minutos después con
una taza…
-Aquí tienes… - Dejando el pocillo sobre la mesa ratona del

living. Se sentó, al verla tan callada, decidió romper el silencio –
Pon el despertador a las seis, por favor, así nos levantamos
temprano y puedo llevar con tiempo a Gabo al colegio.
-Está bien, pero no tienes que preocuparte yo puedo llevarlo…
-Sí, conmigo… después vamos al consultorio para ver como

dejó todo Emilia… - Al nombrarla Ana no pudo dejar de mirarla.
-Hablando de ella, no la has llamado, seguro esperaba pasar

la noche con vos… - Le comentó, al tiempo que se decía “Qué
atrevida, cómo puedes decirle eso”
-No te preocupes, todo bien – Le respondió levantándose del

sofá a llevar su taza a la cocina.
-Creo que me voy a dormir, estoy cansada…
-Anda, descansa.
Antes de entrar al cuarto Ana se dio la vuelta para mirar a Bo

que se preparaba otro café. Y cuando esta levantó la mirada y la
vio, entonces recién le habló…
-No puedes dormir en el sofá, tu cama es bien grande

cabemos los tres – Y mirando hacia el lecho donde dormía Gabo se
rió – Además ya se ocupó el medio…
-Sí no te molesta, está bien dormiré con ustedes… pero el

lado derecho es mío.
Ana sonrió y entró a la habitación, buscó en su bolso su

pijama y fue al baño a cambiarse, al regresar unos minutos después
Bo estaba quitándose los pantalones y acostándose al lado de
Gabo…
Tratando de no hacer ruido para que su hijo no se despertara,

tomó su lugar en el lado derecho de la cama… y apenas se acostó

sintió el bracito de su hijo rodearla… Bo sonrió al ver la situación, y

Ana le devolvió la sonrisa… y estirando su mano apagó la luz…
…Al sonar el despertador el primero en despertarse fue Gabo

quien saltó de la cama… lo que hizo asustar a Ana, y se incorporó
algo dormida…
-¿Qué pasa?
-Hora de levantarse – Gritó Gabo y saltó encima de Bo y la

zamarreó… - Bo, despierta…
-Mmmmm
-¡Se hace tarde!
-Mmmm Un ratito más….
-Nooooooooo, tengo que ir al colegiooooo
-No grites, que está dormida…
-Ya me despertó… ya me levanto…
Gabo se bajó de la cama y corrió a buscar en su bolso su

ropa… la sacó y corrió al baño… a cambiarse.
-Si quieres duerme… Yo lo llevo – Le dijo en voz baja a Bo,

mientras se levantaba y se quitaba el pijama y se vestía…
-Ya, ya… -Estirándose en la cama – Ahora sí te toca hacer el

café… - Le dijo sonriendo… y se sentó en su cama.
-Sí ahí voy – Sin darse vuelta comenzó a subirse los

pantalones. Se calzó y fue a la cocina. Bo esperó que Gabo saliera
del baño y cuando este lo hizo, buscó en su placard ropa y se metió
a cambiarse.

La mañana, juntas
Desayunaron tranquilamente, luego llevaron a Gabo al

colegio… y del colegio se fueron al consultorio para ver si ya todo
estaba terminado. Bo era quien intentaba buscar a cada rato
charla, pero Ana parecía no querer hablar de nada, se la pasaba
respondiendo con monosílabos.
Al llegar al Consultorio eran cerca de las nueve de la mañana,

uno de los hombres de Emilia se retiraba. Apenas vio llegar a Bo la
miró sonriendo y la saludó… avisándole también que dentro estaba
su jefa. Entraron al consultorio y las dos se quedaron sorprendidas
por el cambio, mucha luz, y eso era lo que hacía relucir todo en el
lugar…
-¿Emilia? – Alzó la voz Bo al entrar - ¿Dónde estás?
-Aquí estoy – Respondió saliendo de la consulta, al verla junto

a Ana, su sonrisa se borró por completo…
-¡Qué lindo quedó! – Exclamó mirando a su alrededor y miró

a Ana - ¿Y Ana? ¿Te gusta?
-Sí, muy lindo – Y caminó hacia un escritorio nuevo, que sería

el suyo desde ese día – ¿Este es mi nuevo escritorio? – Preguntó
recordando que ella lo había elegido en la página web que Bo le
había mostrado.
-Claro, es más amplio y tiene más cajones… - Le contestó

Emilia.
-¿Y mi lugarcito como quedó?
-Compruébalo tú misma – Señalando la puerta de su consulta.
-Vamos a ver – Y caminó hacía su cubículo de consulta… al

entrar se escuchó – ¡Guauuuuuuuu esta mortal…! bien luminoso…
¡Me encanta Emilia! – Y la abrazó. Y la soltó rápidamente.
Emilia y Bo se quedaron en la oficina charlando y Ana en la

recepción comenzó a mirar por todos lados, sentía que tenía que

darles privacidad, no quería molestarlas. Pero por dentro sus celos

la estaban matando. Se acercó a la pila de cajas que debería volver
a acomodar. Y abrió una y comenzó a sacar cosas y a llevarlas a su
lugar.
-¿Hablaste con ella?
-No Emilia, aún no le he dicho nada… pasó algo, y no creo

que sea el momento para que le diga mi verdad.
-¿Qué sucedió?
-Apareció el ex, Franco el guardaespaldas por suerte lo vio

entrar al edificio y llamó a la policía y se fue a agarrarlo. Se
pelearon… -Continúo contándole lo sucedido bajando un poco la
voz para que Ana desde la recepción no la oyera - …. Pero huyó…
así que la policía le puso dos oficiales para que la cuiden, pero no
quise correr riesgos y me llevé a Ana con Gabo a casa.
-¿Están parando en tu casa ahora…? Es tu oportunidad de

hablar con ella…
-Por ahora no puedo.
-Ok, Cambiemos de tema… entonces, te parece bueno mi

trabajo…
-Claro, qué tonta… la verdad, quedo súper mejor de lo que

pensé que podías dejarlo.
-Súper mejor…. ¿Y eso?
-Jajaja. Nada nada…
Ambas salieron del consultorio hacia la recepción y vieron a

Ana vaciando una caja…
-Deja eso mujer, mañana comienzas a acomodar todo…
-Sólo quería adelantar un poco…
-Bueno, yo ya me retiro, debo llegar a mi nuevo trabajo, ya

mis hombres están allí y debo darle las órdenes… para que
comiencen a trabajar.

-Muchas gracias por dejar mi consultorio tan reluciente…

Mañana paso por tu estudio a darte el cheque.
-No te olvides de agregar el diez por ciento como premio para

mis empleados por realizar el trabajo en ocho días y no en trece
como lo tenía planeado…
-No, no me olvidaré de eso…
Sonriendo Emilia se despidió con un beso en la mejilla de Bo,

pero cuando se acercó a Ana, esta le extendió la mano… para
saludarla… Bo la acompañó hasta la puerta de salida y de ahí hasta
el ascensor…
-Te llamo antes de pasar por el estudio.
-Llámame cuando quieras, te dije que podríamos ser amigas,

y que puedes contar conmigo
-Lo sé Emilia… tú también podrás contar siempre conmigo.
Se despidieron… Bo sintiendo que tenerla cerca producía un

no sé que dentro de su ser, había aprendido a quererla, pero no la
amaba. Y sabía que era más que seguro que a Emilia le doliera
verla con Ana cerca. Pero esa mujer había decidido bien al dejarla
libre, y merecía tenerla de amiga y haría lo que fuera por mantener
la amistad entre las dos.
Regresó al consultorio, Ana seguía desempacando cosas,

papeles de las cajas…
-Ana, ya vámonos de acá, mañana venimos y acomodamos

todo…
-¿Y a dónde vamos? – Dejando la caja que estaba

levantando.
-No sé, pero hoy no trabajamos… hay que ir al

supermercado… - Y caminando hacia la puerta – Ya viste que mi
heladera está vacía… y ni modo que vivamos a delivery…

Ana miró su reloj y dijo- Pero no tenemos tiempo… porque en

una hora y media sale Gabo del colegio y tenemos una hora de
camino, por lo menos, para ir a buscarlo.
-Y bueno, vamos despacito a buscarlo… después vamos al

shopping a comer y de ahí al súper los tres…. Es mejor llevar un
hombre a las compras para que traiga las bolsas – Dijo riéndose y
abriendo la puerta para salir….
Juntas con Gabo
Gabo corrió al auto apenas lo divisó… ni esperó que Ana se

bajara a buscarlo… Cruzó la calle con cuidado pero corriendo… Así
que su madre sin bajarse se volteó hacia la puerta trasera y la abrió
para que su hijo se subiera al coche.
-Cierra despa… -No terminó de decir la palabra que Gabo

golpeó la puerta – Hey, casi me la haces giratoria… - Dijo Bo…
-Perdón – Dijo el niño y se paró al medio de los dos asientos y

le dio un beso en la mejilla a su madre y después otro a Bo.
-¡El cinturón!
-Sí Bo – Asintió Gabo y se sentó en el asiento y se ajustó el

cinturón…
-Vamos a comer ahora y después al super…
-¡Vamos! – Y comenzó a contarles todo lo que había hecho en

la escuela…
…Un almuerzo corto, en un pequeño restaurante y después

los tres pasaron por el supermercado… Apenas entraron y
buscaron un carrito, Gabo se encargó de guiarlo mientras su madre
y Bo elegían los víveres que necesitaban.

Los tres con bolsas salieron del almacén hacia el auto…

parecían una familia saliendo de compras… Bo abrió el baúl y cargó
las bolsas mientras Gabo y Ana subían al auto…
Ya en el departamento, mientras las mujeres acomodaban y

guardaban las cosas en la cocina… Gabo se sentó en el sofá con la
play… Pero sólo jugó unos minutos…
-Ya me aburrí de jugar a la play….
-¿Y qué quieres hacer? – Le preguntó Bo acercándose a

Gabo…
-Leer… me divierto más leyendo… - Y mirando a su alrededor

– Pero tú no tienes ni revistas…
-Tengo la mayor biblioteca del mundo… y no lo sabes…
-¿Dónde? ¡No me cargues!
Bo tomó su notebook y la abrió… mostrándosela.
-Aquí la tienes – Le señaló una página en la pantalla de su

ordenador portátil…
-¡Ah! – Y leyendo los títulos de los libros en la web gritó – Ese

no lo lei…
-Ok… ahí te lo bajo… y lo lees…
-Sí, Sí – Saltando sobre el sofá…
-Listo… - Le abrió el e-book y le mostró como se leía… y le

dejó la pc. El niño se recostó en el sillón y comenzó a leer… parecía
haber descubierto un mundo nuevo… por un par de horas Gabo
leyó y ni habló…
-Mamí… me haces la leche… - Y siguió leyendo… Bo se

acercó y se dio cuenta que él solo ya se había descargado otro libro
y estaba muy contento leyendo… Su madre le llevó una taza de té
con leche con galletitas y él leía y tomaba la leche…
Ana y Bo en la cocina lo observaban.

-Yo a su edad estaba corriendo por toda la casa… - Le contó

Bo a Ana…
-¿Fuiste muy traviesa?
-Uy, mi madre dice que era un terremoto…
Continuaron charlando por un rato disfrutando de unos cafés.
De pronto el celular de Bo sonó, y cuando fue a atenderlo se

dio cuenta de que era Emilia, y no puedo dejar de sonreírse…
-Hola Emilia… Ya, Ya… despacio…. ¿Qué pasó?.... Con

calma… Tranquila, ¿A qué hospital lo llevaron?... Bueno, espérame
ahí voy… No, tonta no me molesta… ya voy… - Se despidió y miró
a Ana… quien se encontraba mirándola – Era Emilia.
-Sí, escuché… ¿Qué ha sucedido?
-Parece que uno de sus empleados sufrió un ataque al

corazón y lo llevaron al hospital y está preocupada.
-Anda.
-Sí, ya voy, trato de volver rápido… - Buscando su campera,

dándole un beso a Gabo, quién seguía absorto en la pc leyendo.
-No te preocupes…
-No le abras a nadie… - Le dijo a Ana cuando ella la

acompañó hasta la puerta.
-Ya Bo, sé cuidarme…
-Le aviso a Franco que se venga para arriba… - y se despidió

y no pudo frenar su impulso y la besó en la comisura de los labios…
- Ya vuelvo – Ana se quedó helada, parada en la puerta viendo
como ella caminaba hacia el ascensor y se metía en el.

En el hospital
Bo subió al segundo piso del Hospital buscando a Emilia, esta

al verla venir caminando por el pasillo se levantó de la silla donde
se encontraba sentada junto a la esposa y el hijo de su empleado y
caminó apresurada hacía Bo
-Bo, Gracias por venir… - Y la abrazó.
-Hola, ¿Cómo estás?
-Hola, bien, intranquila, los médicos no nos dicen nada por

eso me asusté y te llamé.
Emilia le presentó a la señora y al hijo de esta, y luego de la

presentación Bo salió a buscar al médico que atendía al hombre
que había sufrido el ataque cardíaco.
Se perdió tras una puerta, y regresó como a los quince

minutos… para tranquilizar a la familia y a Emilia.
Las horas volaron y Bo se dio cuenta que eran más de las

diez de la noche… Al mirar el reloj, Emilia le dio las gracias por la
ayuda.
-Gracias, pero ve, ya se te hizo tarde…
-Lo sé, dejé sola a Ana con Gabo…
-No seas tonta… ve, te agradezco que hayas venido… no

quería llamarte pero es que él es mi empleado más viejo… y más
querido… fui una tonta me asusté…
-Tranquila, él estará bien, ya te he dicho que los médicos lo

ven estable, y en un rato dejaran que su esposa lo pueda ver… -Y
abrazándola – Y no te preocupes, soy tu amiga y me necesitabas,
por eso vine…
-Ya lo sé… pero ya vete, que seguro Ana se preocupa de que

no llegues…

-No lo creo- Le dio un beso en la frente y la abrazó - nos

vemos mañana, ¿sí?
-Sí, claro… - La besó en la mejilla y la dejó irse…
De regreso
Bo manejó lo más rápido que pudo, pero el tránsito no le

permitía avanzar mucho… así fue que pasada la medianoche llegó
a su departamento… al entrar se encontró a Ana dormida en el
sofá… se acercó intentando no despertarla… se arrodilló y se
quedó mirándola… acarició delicadamente su mejilla… y Ana
despertó.
-Volviste – Dijo incorporándose en el sillón y sentándose algo

dormida…
-Sí, me demoró el tránsito…
Ana se levantó y caminó a la cocina.
-Te caliento la comida…
-No deja, no tengo hambre… mejor vamos a dormir.
-Debes comer…
-No tengo apetito Ana, es tarde, vamos a dormir – Caminó

hacía donde ella se encontraba y la tomó de la mano – Vamos a la
cama.
Ana se detuvo… y Bo sonriendo se dio vuelta para mirarla…
-Hey, no me mires así… ¡mal pensada! – Y Ana sonrió… y la

siguió, pero intentó defenderse por lo que Bo había dicho.
-Yo no pensé nada….
-¡Ah! Perdón, entonces fui yo…
-¡Qué!

-Nada, nada – Y frenó su paso lo que hizo que Ana que venía
caminando se detuviera pegada a ella, quedando las dos, frente a
frente, mirándose a los ojos.
-La policía llamó…
-¿Qué? ¿Cuándo?
-Al rato de que te fuiste, llamaron a la puerta… para avisarme

que lo seguía buscando, pero que tenían información fidedigna que
había salido de Buenos Aires.
-Gracias a Dios…
-Sí, mañana podré regresar a mi casa…
-No…
-¿No?
-No, hasta que no lo arresten no te dejaré sola…
-Bo… ¡No tienes por qué cuidarme!
-Tal vez, si lo tengo…
-Bo ¿A qué te refieres?
-Ana eres mi secretaría y también mi amiga, y no voy a

permitir que te pase nada…
-¿Esa es tu razón?
-Sí, no….
-¿No?
-Digo sí… no me molesta cuidarlos – Y se acercó más a

Ana… no podía controlar sus impulsos, como contradiciendo las
órdenes de su cerebro que le decían “Quédate Quieta” Bo la
acarició. Y la reacción de Ana no fue la que esperaba, se quedó
quieta mirándola a los ojos, con lo cual Bo pasó de su mejilla a
rozar con la yema de sus dedos los labios de la mujer que tenía
enfrente.

Esos segundos parecían eternos, y ninguna de las dos movió

un músculo. Bo no podía ya esperar más, debía decirle lo que
sentía, pero no tenía el valor… no quería verla salir corriendo de su
casa…
Por su parte Ana, no dejaba de preguntarse “¿Por qué me

mira así? ¿Qué le pasa?” Sintiendo que su mirada ya comenzaba a
quemar su cuerpo… dio un paso atrás…
-Mejor vamos a dormir…
-Sí… - Y caminó al cuarto… donde ya Gabo se encontraba

durmiendo…
La dos se acostaron tratando de no mirarse… parecían querer

evitar todo contacto visual la una con la otra. Pero ya acostadas fue
inevitable mirarse. Ana miró a su hijo que dormía en el medio de las
dos y la vio… Los ojos de Bo estaban clavados en ella… y otra vez
la pregunta “¿Por qué me mira así?” Y es que nunca antes se había
dado cuenta de la intensidad de la mirada de Bo, quizás porque
siempre evitó mirarla a los ojos. O tal vez, ahora ella la miraba
diferente. Se volteó para no verla, apagó la luz, pero aunque
intentaba dormir sentía como si los ojos de Bo siguieran clavados
sobre su espalda… Tardó en dormirse, y podía sentir que Bo daba
vueltas en la cama. Y es que tampoco podía conciliar el sueño.
Pues no dejaba de pensar en Ana, la deseaba, y estar así
conviviendo con ella, la enamoraba más… tenía que admitir que
estaba loca por esa mujer… y que hiciera lo que hiciera no dejaría
de amarla. El insomnio la acogió a las dos por un buen rato hasta
que se durmieron.
Al despertarse, Ana se sorprendió al verse abrazando no sólo

a Gabo sino a Bo también… y esta la tenía agarrada de la mano,
por lo tanto ella no podía moverse… trato de zafar su mano sin
despertarla, y Gabo se despertó y al moverse Bo abrió los ojos y la
soltó.

Un Día más
Un día más. Desayuno, llevar a Gabo al colegio, ir al

consultorio. Allí las dos desempacaron todas las cosas de las cajas,
acomodaron todo, lo único que quedaba era el maldito archivo…
cerca de doce decidieron dejar eso para la tarde. Salieron a buscar
a Gabo, Rápidamente viajaron en el coche de Bo hacia la escuela
llegando justo cuando los alumnos comenzaban a salir del
establecimiento.
Recogieron al niño y se fueron a casa. Ana cocinó, mientras

Gabo y Bo se divertían jugando a las cartas en el living. Después de
almorzar el niño pidió ir a ver a Meche, así que lo llevaron a verla. Y
lo dejaron con la mujer, y ellas volvieron al consultorio a terminar lo
del archivo.
Se concentraron tanto en el trabajo, siempre intentando evitar

mirarse… hablaban poco, parecía que algo sucedía y ambas no
querían preguntar, cerca de las siete de la tarde… Gabo llamó al
celular de Ana…
-Mami, ¿me puedo quedar a dormir en casa de Meche…?
-No, Gabo, tienes clases…
-No, mami, me olvidé de decirte, mañana no hay clases

porque desinfectan el colegio…
-Pero Gabo…
-Dale mami… mañana me vienen a buscar, di que sí
-Mejor pásame a Meche.
El niño le pasó el teléfono a Meche y esta le dijo que lo dejara,

que estaban jugando a la canasta con sus amigas, y estaba feliz
ganándole a un par de viejas… y Ana aceptó…
-¿Qué quería Gabo?
-Quedarse a dormir en lo de Meche…

-Pero y la escuela mañana…
-No tiene clases…
-¡Ah! Bueno, lo dejaste ¿No?
-Sí…
-Qué te parece si aprovechamos y salimos a tomar algo esta

noche…
-¿Salir? ¿Las dos?
-Sí, las dos, aunque puedo invitar a Emilia, y a algunas

amigas más…
-No, No quiero salir – “Salir y con Emilia, no, jamás, no podría

salir a ningún lado con esa mujer… tendría que verlas abrazarse y
besarse y no lo soportaría” Se dijo a sí misma.
-Hey… Dale vamos a tomar unas cervezas… o acaso te da

vergüenza salir conmigo… si es por eso invito a Emilia o a alguna
de mis amigas para que vaya con nosotras.
-Vergüenza, nooo, ¡Qué dices!… Es que yo no soy de salir…
-Pues entonces, te hará bien…
Departamento de Bo
De regreso al departamento, Ana seguía negándose a la

salida, pero Bo la convenció… Cuando salió del baño para
cambiarse Ana se paró frente a la cama y se quedó mirando el
lecho…
Bo entró sorprendiéndola, Ana no tuvo ni tiempo de taparse,

estaba desnuda…
-No te asustes… - Y caminando hacia el placar sacó un jean y

una camisa – Toma, ponte esto…
-Pero…

-Porque seguro me ibas a decir no traje ropa para salir… pero

como vamos a un bar a tomar unas cervezas no a levantarnos a
nadie… podemos ir así no más…
Para cada razón que Ana pensara para negarse, Bo parecía

que tendría una respuesta para convencerla, así que decidió salir y
no negarse. Cenaron algo en la casa, y cerca de las once de la
noche salieron en el auto de Bo por la ciudad…
-¿A dónde vamos?
-Ya verás – Pero no le decía a donde la llevaba.
La salida
Veinte minutos de viaje y Ana ya no aguantaba más, quería

saber dónde diablos iba… Y cuando fue a preguntarle, Bo
estacionó.
-Ya llegamos…
Bajaron y caminaron hacia un pequeño pub, al entrar la

música aturdía. Pudo ver que el lugar estaba bastante lleno… y que
a cada paso que Bo daba una mujer o un hombre la saludaba…
-Te conoce todo el mundo acá… - Le comentó Ana a Bo

mientras caminaban entre la gente hacia la barra del bar.
-Vengo siempre… - Y apenas llegó a la barra corrió un banco

alto y le cedió el asiento a Ana…
-Hey, ¡Perdida…! ¿Dónde te habías metido?
-Me secuestraron Bombón
-¿Qué van a tomar? – Preguntó la barman mirando a Ana.
-Dos cervezas – Respondió Bo. La mujer dio dos pasos y

sacó de una heladera dos cervezas y las puso sobre la barra…
luego sacó dos jarras cerveceras y las puso al lado de las dos
pequeñas botellas de cervezas.

-¿Es tu secuestradora? – Preguntó sonriendo la Barman y

guiñándole un ojo a Bo…
-Sí, me secuestró y hoy decidió dejarme salir unas horas…
Ana no se sonrojó, estaban hablando entre ellas, y la metían

en la conversación como si ella fuera una de sus aventuras…
-Hey, ¿Qué pasó con la decoradora? – La barman, ya se

había dado cuenta que si estaba ahí con esa chica y no con la
decoradora es que Emilia había pasado a ser una de sus ex
aventuras…
-¿Qué? ¿Te gusta? – Le preguntó haciéndole caras a la chica

de la barra…
-La verdad, me encantó, pero no creo que salga con una

mujer como yo…
-Pues no sé, podría presentártela…
-No me jodas Bo… Hablo en serio.
-Yo también… Laura – Se acercó más a la barra – Emilia es

especial, y es una excelente mujer, no es para la joda…
-Tú sabes muy bien, que aunque trabaje aquí no soy como
tú…
-Lo sé, por eso cuando pueda te traigo a Emilia y te la

presento.
-Me muero.
-No, No te mueras…
Un cliente llamó a la chica, y esta se fue a la otra punta de la

barra para atender.
-Ana, vamos cambia esa cara, bebe y diviértete, esta buena la

música… ¿no?
-Sí – Y bebió un sorbo de cerveza y volteó a mirar a su

alrededor… pero en realidad no estaba mirando… su vista se perdió

en la nada… su pensamiento no se callaba… “Le va a presentar a

Emilia, pero si salía con ella” Las preguntas no paraban…
-Ana, baja a la tierra… ¿Quieres jugar al pool?
-No sé jugar.
-Te enseño, si quieres…
-No, no me gusta…
-¿Estás bien?
-Sí, ¿Por qué preguntas?
-Estás algo distraída no sé….
-No me siento muy a gusto en un bar, no te rías, pero salí muy

pocas veces en mi vida a bailar… o a un lugar así.
-No me rio…
Unas amigas de Bo la vieron y se acercaron. Ella las presentó

con Ana, y todas se fueron a sentar a unas mesas… Todas bebían
y charlaban. Aunque le buscaban conversación a Ana, esta no
lograba encajar con esas mujeres tan divertidas y alegres. Pero no
quería que Bo pensara que la estaba pasando mal así que sonreía
todo el tiempo. Y bebía…
Las cervezas en la mesa se acababan a cada rato, ya había

perdido la cuenta de cuantas botellas se bebieron entre las cinco
mujeres que se encontraban ahí sentadas. Pero ya comenzaba a
sentirse extraña, algo mareada… y su risa ya no era fingida… se
reía de todo lo que las demás decían…
Bo se dio cuenta de que Ana se había pasado con los tragos y

se acercó a ella…
-Mmmm ¡Creo que te has emborrachado!
-¿Yo? No, para nada – Y estiró su brazo para buscar otra

botella y servirse más cerveza. Pero cuando lo intentó, Bo se lo
impidió.

-No más cervezas… Mejor nos vamos a casa…
-No, no… - Transformando su cara, acercándose a Bo como

antes nunca lo había hecho… -No seas mala, querías que me
divirtiera… y lo estoy haciendo…
-Pero ya es tarde… vamos a casa… - La tomó del brazo y la

ayudó a levantarse de la silla. A Ana le costó mantenerse en pie
cuando se soltó y se agarró de ella de nuevo…
-Uy, creo que tienes razón… estoy pasada de copas.
Bo se despidió de sus amigas, Ana hizo lo mismo. Y salieron

del bar. Apenas la subió al auto, se quedó algo adormecida…
-Duerme, vamos camino a casa – Le dijo Bo ajustando el

cinturón de seguridad de Ana. Pero esta no respondió… recostó su
cabeza en el vidrio de la ventanilla…
Entrada la madrugada
Apenas Bo estacionó en la cochera. Trató de despertar a Ana,

quien reaccionó enseguida…
-Ehhh
Bo abrió la puerta y le soltó el cinturón de seguridad, y le

extendió la mano para ayudarla a bajar.
-Vamos, te cuelgas de mí y te ayudo a caminar – La motivó a

salir del auto… Ana le hizo caso tomó su mano y se bajó del auto
pero al estar de pie…medio que tambaleó.
-Estoy mareada – Confesó y se colgó instintivamente del

cuello de Bo para mantenerse derecha y en pie.
-Jajaja… Tranquila, un paso a la vez que llegamos al

ascensor – Le dijo y ambas despacito caminaron por la cochera
hacia el ascensor.

Subieron al ascensor pero Ana no se soltó de Bo… Podía

sentir el aroma de su perfume al estar tan cerca de ella… Y eso
revolucionaba todo su cuerpo. Al llegar a la puerta del
departamento, Bo le pidió que se quedara quieta contra la pared
que debía abrir la puerta. A lo que ella obedeció, pero apenas se
abrió… Bo volvió a su lado y ella se colgó de nuevo. Entraron y la
depositó en el sillón…
-¡Qué vergüenza!
-Jajaja… ¿Por qué lo dices?
-Estoy borracha…
-Ni me hables, como crees que me sentí yo al despertar en tu

sillón después de aquella borrachera que me pegué en el
casamiento de Belén.
-Me duele la cabeza…
-Ya, un café, unas aspirinas y a dormir…
-Mejor me doy una duchaaaaaa
-Sí quieres, ya te ayudo a llegar al baño – Le dijo mientras

preparaba café en el cocina.
-Puedo sola…. – Caminó hasta la puerta del cuarto – Creo – Y

se agarró del picaporte… y se metió en la habitación. Como pudo
llegó al baño y abrió el grifo de la lluvia… Tambaleándose se quitó
la ropa y me metió bajo la ducha… el agua caliente pronto comenzó
a relajar sus músculos. Aunque su dolor de cabeza continuaba.
Estaba tan concentraba en el agua cayendo en sus cara que no la
escuchó entrar al baño, y cuando se dio vuelta la vio a Bo
extendiendo su mano y entregándole la toalla. Sintió vergüenza y se
trató de tapar con sus manos… Pero Bo al darse cuenta de su rubor
en el rostro, se sonrió y se dio vuelta… y salió del baño.
-Ya te traigo el café… sécate y métete en la cama…
Salió de la ducha y comenzó a secarse… se miró en el espejo

del baño. Preguntándose si ella había estado mucho tiempo
observándola desnuda mientras se bañaba. “Ya basta, no quiero

pensar en nada, sólo quiero dormir” se dijo en el espejo. Y caminó

al cuarto, buscó ropa interior, se vistió, y luego cuando se estaba
poniendo una remera para acostarse Bo entró con una taza de café.
Se sentó en la cama sosteniendo el pocillo y la miró. Ana caminó
hacia la cama y recibió el café y comenzó a beberlo…
-Toma estas aspirinas…
-Gracias.
Bo destendió la cama, y le señaló el lado izquierdo para que

se acostara.
-Bo…
-Sí
-Hummm Nada… - Se acostó, dejando la taza en la mesa de

luz. Bo se acercó a ella para taparla.
-Ya duerme… - Se sentó a su lado en la cama y se quedó

mirándola…
-No te entiendo – Le dijo Ana y bajó la mirada.
-¡Ah!
-En el bar, le dijiste a esa chica que le presentarías a Emilia…

pensé que salías con ella…
-¡Ah! Eso… - Levantándose de la cama y dándole la espalda a

Ana – Sí, salía pero ahora solamente somos amigas…
-Pensé que te gustaba.
-Aún me gusta… pero no puedo darle lo que ella necesita… -

Y se sentó del lado que le tocaba dormir y comenzó a quitarse los
jeans – Mejor vamos a dormir.
-No tengo sueño, perdón, no quise meterme en tu intimidad…
-Todo bien… - Al acostarse la miró… -No me molesta que te

metas en mi vida, eres mi amiga.
-Pero por qué sí aún te gusta la dejaste…

-Es largo de explicar…. Y yo no la dejé, ella fue la que cortó

con lo que teníamos.
-¿Ella? – Ana no podía entender, sí a Emilia se le notaba

mucho que sentía algo por Bo.
-Ana, ella me quiere, y creo que se estaba enamorando de mí,

yo también comencé a quererla. Pero no a amarla… y sabes que no
es lo mismo amar que querer.
-Te veías muy feliz con ella… No puedo entender.
-Me sentía muy bien, no te lo puedo negar, pero hay algo que
no puedo hacer…. – Bajó la mirada – no le puedo ordenar a mi
corazón que amé.
-¿Nunca te enamoraste?
-Jajaja, claro, acaso tú nunca te enamoraste…
-Ehhh… Creo que no…
-¿Nunca?...
-No sé que sentí por Sergio, ahora si lo pienso, no creo que

me haya enamorado de él. Era muy chica cuando me casé con él.
Estaba sola en la vida… no sé explicar lo que sentí.
-No hace falta que expliques… supongo que entiendo…

¿Crees que fue un error casarte con él?- Continuó diciendo Bo…
-Quién lo sabe… Lo único que sé es que de esa decisión que

tomé acertada o equivocada… Salió Gabo que es lo mejor que me
ha dado la vida…
-En eso concuerdo con vos… - Y se acomodó como para

dormir – Ya tengo sueño…
-Sí, duerme…
Y Ana se volteó dándole la espalda a Bo, Su mente se llenó

de pensamiento… e intentó dormir… pero la mujer que dormía a su
lado provocaba que su cuerpo se estremeciera… “Me gusta, pero
no soy lesbiana… o sí… jamás sentí atracción por una mujer, por

qué ahora me tiembla el piso cuando Bo está cerca mío…” las

preguntas se agolpaban en su cabeza… y se sentía algo incómoda
al estar acostada al lado de Bo.
Por su parte, Bo, se obligaba a dormir… pero como a Ana, las

preguntas y pensamientos la tenían intranquila y comenzó a dar
vueltas en la cama… si volteaba y su vista en plena oscuridad se
topaba con la espalda de Ana, su sangre se alborotaba en sus
venas, el deseo se despertaba… y debía voltearse y darle la
espalda de nuevo…
En tantas vueltas de Bo, Ana también se dio la vuelta

quedando las dos cara a cara… podían sentir mutuamente la
respiración de la otra… Ninguna quería moverse, sentía que si
movían un dedo la otra se daría vuelta… por unos minutos se
quedaron así… observándose en la oscuridad, imaginándose
mutuamente…
-Bo ¿Estás dormida? – Susurró Ana.
-No…
-No puedo dormir…
-Yo tampoco… ¿Te pasa algo?
-No – Cómo confesar que estar tan cerca de ella la

confundía… Ana se dio media vuelta y encendió la luz. Y al volver a
mirar a los ojos a Bo, se encontró con esa mirada que la
confundía… Y sintió el deseo irrefrenable de acercarse más a ella y
besarla… pero sólo llegó a mover su cuerpo en la cama y quedar
muy cerca de Bo. Quien no se movió ni dejó de mirarla a los ojos…
lentamente levantó su mano y la llevó al rostro de Ana… sabía muy
bien, que era un movimiento que no debía hacer, podía enojar a la
mujer que tenía junto a ella. Pero no podía frenar ese impulso,
necesitaba acariciarla… y así lo hizo, despacio de la forma más
delicada… sin dejar de mirar sus ojos… Ana al sentir la piel de Bo
se estremeció… e hizo lo mismo, siguiendo su deseo escondido.
-Ana… yo… - Al sentir la caricia de Ana, Bo no sabía si

hablar, si continuar acercándose a ella… el miedo al rechazo la

petrificaba… pero su mano siguió su caricia de su mejilla hacía su

cabello. Ana seguía quieta, dejando que Bo la acariciara, que jugara
dulcemente con su pelo…
Con la yema de los dedos, Bo, volvió a su cara a recorrer

cada centímetro de su piel… sintiendo como Ana se estremecía.
Movió despacio su cuerpo hasta pegarlo al de ella, y sentir sus
pechos junto a los de Ana. Quien sintió también como una corriente
eléctrica la recorría toda… Su respiración pareció entrecortarse, al
ver que Bo lentamente como en cámara lenta acercaba su cara a la
suya, como su mirada se clavaba en sus labios… y cuando su boca
estuvo a un centímetro Ana soltó el aire de sus pulmones… y Bo la
besó. Al sentir los labios de Bo buscando los suyos reaccionó
dejándose dominar por ese beso… dejando que la lengua de Bo
entrara en su boca y jugara con la suya que sin resistencia se
acoplaba al juego del deseo.
Sin decir nada, se besaron, acariciaron… por unos minutos…

Pero Ana reaccionó y con miedo se separó de Bo… Que la miró con
miedo.
-Ana, perdón.
-Yo, Yo… - intentando levantarse de la cama, pero Bo la

agarró del brazo…
-Espera… Hablemos – Ana la miró…y se llevó sus manos a la

cara tapando sus ojos… - No llores, por favor, perdóname… no debí
dejarme llevar.
-¿Por qué lo hiciste?
-Ana ¿¿No es obvio…??
-¿Obvio?
-Estoy loca… por vos – Incorporándose en la cama y tratando

de abrazarla.
-Pero yo…
-Mírame, por favor, mírame… -Quitando las manos del rostro

de Ana y obligándola con su mano a girar su cara hacia ella.

-No sé qué me pasa… yo…
-Ana, estoy enamorada de vos desde el día en que te

conocí… - Sintió que su corazón era el que hablaba, no podías
callarlo…
-¿Desde esa tonta entrevista que me hiciste? – Preguntó

tímidamente Ana.
-No, yo te vi antes… en la 9 de Julio… el semáforo se puso en

rojo y detuve mi auto y los peatones comenzaron a pasar por la
senda peatonal y te vi…. Casi sufro un infarto cuando te vi entrar en
mi consultorio… no lo podía creer – Bo le contó como la había
conocido bajo la atenta mirada de Ana que se sorprendía.
-No sé qué decir…. Yo… Bo… Bo…
-No me gastes el nombre… - Y Ana sonrió… - Me mata tu

sonrisa…
Ana no sabía que decir, esa mujer sabía cómo robarle una
sonrisa, y dejarla sin palabras… Bo sentada a su lado la tomó por
los hombros acercándose… Pero se hizo para atrás… como
temiendo que Bo buscara besarla.
-Tranquila, no haré nada…
-Me confundís
-Ana, te amo, sé que no debes sentir lo mismo, pero no te

pido nada…. Sólo espero ser tu amiga… juro que no me propasaré
nunca más como lo hice hoy…
-No sé lo que siento – Confesó Ana parándose como un rayo

y saliendo del cuarto corriendo hacia el living. Bo salió detrás…
-Ana… por favor, no huyas de mí… -Agarrándola por la

cintura…
Al darse vuelta quedó rodeada por los brazos de Bo,

apoyando sus manos sobre el pecho de ella…

-Dime ¿Qué sientes? – Le preguntó Bo haciendo que Ana la

mirara a los ojos… al mover su cara con su mano.
-Ni yo lo sé… Bo, estoy confundida…
-Yo te amo, te juro que lo que siento es muy real, y no estoy

buscando jugar con vos… Si me dices que no me amas, yo lo
entenderé, si me pides que me aleje, que sólo seamos amigas, yo
respetaré eso… pero no quiero perderte… no quiero estar lejos de
ti… porque me moriría…
-Necesito pensar…
-¡¿Pensar qué?!
-Debo saber qué es lo que me está pasando contigo… me

confundes… me has besado tres veces y no…
-¿Cómo tres veces? De qué hablas… sólo te he besado dos

veces…
-No, no lo recuerdas… pero me besaste la vez que estuviste

borracha…
-¿Quéee? ¿Por qué no me lo dijiste?
-Pensé que estabas borracha y no sabías lo que hacías…, y

cuando me besaste por segunda vez, pensé que como estabas
dormida soñabas con Emilia, yo que sé…
-Soñaba contigo…
-Bo…
Bo jugándose todo, tomó el rostro de Ana con sus manos

acercando su boca a la suya… y a ver que no se resistía la besó de
nuevo… por unos segundo. Luego se separó… para hablarle
mirándola a los ojos…
-Ana, dame una oportunidad… si necesitas pensar me

alejaré… te daré espacio, pero si hay una pequeña posibilidad de
que sientas algo por mí… déjame estar cerca… para intentar
enamorarte.

Ana no dijo nada, pero se abrazó a Bo…
-Ve a dormir, yo dormiré en el sofá… es mejor así… ya

mañana seguiremos hablando… - Le dio un beso en la frente y la
acompañó hacia la puerta de su cuarto… Ana en silencio se adentró
en la habitación y se acostó…
Ninguna de las dos, después de lo sucedido podía conciliar el

sueño, pero el hecho de haber confesado lo que sentían fue como
quitarse un peso de encima y poco a poco, se quedaron dormidas…
Al otro día
A la mañana siguiente, ambas trataron de evitar el tema, Bo

quería que Ana pensara, que estuviera segura, había una pequeña
posibilidad de que ella sintiera algo por ella… y no quería estropear
nada. Debía darle tiempo. Por su parte, Ana, sentía que debía
aclarar su mente, lo que sentía era nuevo para ella. Nunca había
sentido algo así, y aunque intentara negarlo… Bo podía con ella.
Trataron de hablar de cualquier tema, decidieron ir al

consultorio a terminar de acomodar todo y luego ir a buscar a Gabo
a casa de Meche. Fue así que la mañana se la pasaron trabajando,
entre miradas y silencios…. Bo no dejaba de mirarla, y Ana podía
sentir su mirada sobre ella. Y cuando esta no se daba cuenta, le
devolvía la mirada.
Al llegar a casa de Meche, Gabo como siempre se convirtió en

el centro de la atención de las dos… Almorzaron con Meche y Gabo
allí, y a media tarde…
-¿Qué les parece si nos vamos al cine los cuatro? – Invitó Bo

a todos los presente en la sala.
-Sí, dale vamos… quiero ver The avengers en 3D – Gritó

Gabo.
-Conmigo no cuenten, no me gustan esas películas, prefiero

una en blanco y negro…

-No creo que esté en cartelera la francesa esa que ganó el

Oscar… ¿Cómo se llamaba?
-The artist – Respondió Ana saliendo de la cocina con una

bandeja y unas tazas de café para ellas tres.
-Sí esa…
-Mejor la alquilo para verla aquí otro día – Comentó Meche –

Pero ustedes vayan al cine…
Bo miró a Ana buscando la aprobación, y esta sonrió.
-¿Vamos mami?
-Bueno, bueno… sí.
Gabo corrió a buscar su campera, mientras ellas sentadas se

disponían a tomar el café.
-Hey, espera que tomemos el café… y vamos… - Le dijo Bo y

Gabo se sentó en el sillón con su campera entre los brazos
impaciente moviendo sus pies….
Pasaron la tarde en el cine los tres juntos… Gabo siempre al

medio de las dos, y a donde iban, él las llevaba a las dos de la
mano. El niño era la unión perfecta de las dos, era quien las hacía
reír, y por quien darían todo…
Al regresar al departamento de Bo, cenaron, jugaron a las

cartas y se fueron a dormir los tres juntos…

Capítulo 12
Decisiones
El timbre de la puerta despertó a Bo, que se levantó

rápidamente y se puso los jeans y corrió a atender.
-Buenos días señora.
-Buenos días, ¿qué sucede?
-¿Puedo pasar?
-Sí, perdone Oficial…
Ángela entró y mirando a su alrededor como buscando a

Ana…
-¿La señora Gallardo?
-Disculpe, está durmiendo… no sé qué hora es… nos

quedamos dormidas
-Mejor la despierta, necesito hablar con ella…
-¿Todo está bien?
-Sí, tranquila, por favor, despiértela.
-Enseguida… - Y caminó rápidamente al cuarto, al cerrar la

puerta, Ana que ya se había despertado se estaba levantando.
-Ana, es la oficial Torres, necesita hablar con vos…
-Ahí voy… - Terminó de cambiarse, mientras Bo volvía a la

sala.
-Ya viene… ¿Puedo ofrecerle un café?
-Sí, Gracias – Y Bo se encaminó a la cocina a preparar café…

al tiempo que Ana salía de la habitación y saludaba a Ángela.

-Señora Gallardo, vengo a comunicarle que su ex marido,

Sergio Marconi fue arrestado anoche en Santa Fe.
Ana suspiró dejándose caer en el sofá. Bo sonrió desde la

cocina al escuchar la noticia.
-Es un alivio – Comentó Ana.
-Lo sé señora, su vida volverá a ser normal… le aseguro que

pasará mucho tiempo en prisión.
Ángela se quedó unos minutos, tomó un café con ellas, y

luego se retiró… al quedarse solas…
-Puedo volver a casa… - Sintiéndose relajada Ana al tirarse

en el sillón…
- Esta también es tu casa…
-Bo…
-¿Qué?
Ana quería decirle que lo que sentía era amor, que estaba
confundida, que necesitaba acostumbrarse a lo que sentía, pero
cuando intentó decírselo, Gabo apareció en la sala algo dormido…
-Mami… tengo hambre…
-Cómo no tener hambre si ya son casi las once de la mañana,

nos dormimos todo… -Comentó Bo…
-Habrá que cocinar – Dijo Ana levantándose y caminando a la

cocina.
-Ve a cambiarte Gabo, así almorzamos… hoy es sábado… y

creo que podríamos ir a jugar a la pelota al parque ¿No? – Comentó
Bo a Gabo.
-Sí, sí, futbol – gritó Gabo corriendo a cambiarse.

Regreso a la rutina
Después de ese sábado, Ana volvió a su departamento, Bo se

sumergió en su guardia el domingo y el lunes pasó la mitad del día
durmiendo. Ya para el martes, volvieron a verse en el consultorio
comenzando la semana con la rutina de siempre en el trabajo.
-A trabajar – Dijo Bo mientras tomaba el café en su escritorio.
-Ya te hago pasar el primer paciente…
-Sí, dale…
…Pasado el mediodía, cuando ya era hora de salir a almorzar,

Bo se acercó a Ana…
-Extraño a Gabo… ¿Puedo ir a verlo a la noche?
-Sí, claro, también te extraña… Pero ahora vamos a comer,

me muero de hambre.
Y las dos fueron a almorzar como siempre al bar de enfrente

del edificio de consultorios donde atendía Bo…
Comieron, rieron, Bo sentía como que Ana estaba más

tranquila, tal vez, el hecho de saber que ese hombre ya no podría
hacerle daño, la había cambiado… y para bien, porque verla sonreír
le fascinaba.
La tarde se pasó volando, paciente tras pacientes fueron

atendidos y cerca de las ocho de la noche… Ana entró al cubículo
de Bo…
- ¿Te falta mucho?
-No, ya termino – Dijo Bo revisando unas fichas médicas…

luego las dejó sobre el escritorio, se paró y se quitó la bata y se
acercó a ella… - Mañana las archivas, vamos, que quiero jugar a la
play con Gabo…
-¡Ah! La play…
-Ejem…

Casa de Ana
Gabo al verla entrar a Bo en su casa corrió a abrazarla. Y de

la mano se la llevó al sillón…
-Ven que tengo que contarte algo…
-Bueno, bueno…
Al sentarse los dos, Gabo le gritó a su madre…
-Prepara la cena mami, que Bo y yo tenemos que hablar de

algo importante.
-Uy, importante… a ver que te traes…
-Lorena me dio un beso
-¿Quéeeeee?
-Sí, me dijiste que me comportara muy educadamente con

ella… y así lo hice… y ayer me invitó a su casa, para que
hiciéramos los deberes juntos… y Meche me llevó…
-¿Y? Ya cuenta más rápido que me como las uñas.
-Pues le dije que me gustaba…
-Así de una se lo dijiste….
-Sí, era todo o nada…
-Ehhh… ¿y?
-Se me acercó y me dio un beso en la mejilla y me dijo que yo

también le gustaba….
-O sea, ¿ya tenes novia???
-Sí, Cuando venga te la presentaré.
-¡Ese es mi Chico! – Exclamó Bo abrazando al pequeño. De

lejos Ana sonreía al escucharlos.

Cenaron y cerca de las once de la noche, Gabo se fue a

dormir dejándolas a solas. Bo comenzó a ayudar a Ana a lavar los
platos. Y cuando Ana tomó los platos para secarlos y guardarlos
supo que debía aclarar, que debía hablar…
Carraspeó… y secando el plato la miró… Bo que había

terminado de lavar se secó las manos y se apoyó en la mesada de
la cocina mirándola.
-Tu hijo será un mujeriego…
-No lo creo…
-¡Qué no! Tiene siete años y ya tiene novia…
-¿Y quién lo aconsejó…?
-Eh eh… no sé… -Rascándose la cabeza como haciéndose la

que no sabía…
-Mi hijo te quiere y te respeta mucho – Guardando el último

plato en la alacena.
-Lo sé, y yo lo adoro…
-Bo… - Y se acercó tímidamente – Quería hablar de…
-No tienes que decir nada… Ana, todo está bien… ¿No?
-Sí, todo está bien… sólo quería decirte que he estado

pensando y… - Hizo una pausa – Nunca sentí nada parecido a lo
que me haces sentir…
-Eso es bueno, creo, ¿no?
-Supongo… la otra vez hablamos de si nos habíamos

enamorado… y yo creo que nunca me enamoré… hasta ahora –
Dejando a Bo con la boca abierta al decir lo último…
-¡¿Hasta ahora?! Eso quiere decir que… - Acercándose a Ana

– ¡Que me quieres!

-Creo que sí… sigo confundida por todo lo que me haces

sentir… pero tengo que admitirlo… me siento atraída por vos… eres
la primera mujer que me hace temblar…
-Y tú, la primera que me hace pensar en darle el gusto a mi

madre…
-Ehhhhhh
-¡Tanto así! – exclamó Ana que ya estaba siendo abrazada

por Bo…
-Estoy completa y locamente enamorada de vos y… de

Gabo… - Y la besó dulcemente.
-Esto es nuevo para mí, creo que me tendrás que tener

paciencia… yo…
-Tengo toda la paciencia del mundo… si quieres ir lento, así

será… - Y volvió a besarla, encontrando en los labios de Ana la
respuesta apasionada a su sentimiento.
Se besaron en la cocina apasionadamente, pero Bo sabía que

debía ir paso a paso… así que la soltó…
-Tengo que irme a dormir a mi casa… ya es tarde… Y

mañana es otro día…
-Sí, es tarde – Y la siguió a la puerta… y se detuvieron y se

quedaron mirándose en silencio… hasta que Ana volvió a hablar y
rompió el silencio de sus miradas que parecían haber estado
hablándose – No sé como lo tomará Gabo…
-Ana vamos despacio, ya buscaremos la forma de decirle a

Gabo que nos queremos… y que… - No terminó la frase, arrinconó
a Ana contra la puerta y la acarició…
-¿Y la vas a besar o no? – Se escuchó la voz de Gabo parado

en medio de la cocina mirándolas…
-Gabooo – Exclamó asombrada Ana al verlo…

-Podemos explicarte Gabo – Comenzó diciendo Bo –

Nosotras…
-Ustedes son novias ¿No?
-Gabo… aún no somos novias… pero…
-Pero qué… ¡Qué lerda que sos Bo!
-Bueno, bueno… No crees que esto es un asunto de adultos –

Dijo Ana.
-Ok mami, ya me voy a dormir… y se acercó a su madre y la

besó diciéndole al oído – No te enojes, que yo quiero que sea tu
novia - y volteándose besó a Bo y le dijo - Bo dile que sea tu
novia… te quiero… - Y se dio la vuelta y caminó a su cuarto…
Ambas se sonrieron y quedaron sorprendidas por lo

sucedido… Bo la tomó de la mano…
-Debo hacerle caso al sabio de tu hijo… y pedirte que seas mi

novia… puedes responder mañana o pasado, pero no me tengas
más tiempo en ascuas porque me volveré loca…
-Ok, lo pensaré… pero creo que si te digo que no, Gabo me

volverá loca…
-Eso es un sí, así de rápido me das la respuesta…
Ana se acercó a Bo y la besó…
-Mejor te vas a dormir… que seas ya mi novia no quiere decir

que podrás meterte en mi cama ya… ni una cita hemos tenido…
-Como que no… ¿Tu borrachera contaría como cita? ¿No?
-Mejor no…
-Ok, mañana te invito a cenar, o al cine o algún lado, mejor

me retiro porque es tarde… - Y la besó apasionadamente…

Un mes después
Gabo jugaba a las cartas con Meche cuando el timbre sonó…
-Yo voy a ver quién es – Grito el niño y corrió a la puerta…
-Hola Hermoso ¿Cómo estás?
-Pase usted María… estamos jugando a las cartas con

Meche…
-Pues ya llegué yo para jugar también…
-Hola querida ¿cómo estás?
-Aquí vine a visitarte… y veo que estas como siempre muy

bien acompañada…
-Por supuesto, mi príncipe siempre conmigo…
María se sentó a la mesa a jugar a las cartas con Meche y

Gabo. Charlaban, reían… y por supuesto, Gabo les ganaba…
-¿Y tu madre como anda? – Preguntó María al pequeño.
-Mi mamá, bien… salió con su novia…
-¡Ah! ¿Novia? –Tosió y mirando a Meche - ¿De qué me perdí?
Meche se encogió de hombro como diciendo “ni idea”. Y el

niño se sonrió y mirándola le contó…
-Mi mamá y su hija Bo, ahora son novias… señora… lo que

hace que usted sea algo así como mi abuela ¿No?
-Eh… mmmm Seré tu abuela si se casan – Mirando a Meche

– ¿vos sabías de esto?
-Ejem… sí, no podía decirte nada… Bo me dijo que te lo

contaría ella.
-¡Ah! Bien…
-No te gusta la noticia… abue…

-Primero, nada de Abue… Abuela o María no me gustan eso

de Abue… - Y sonriendo continuó – Me encanta la noticia… - Y
abrazó al niño…
-Eaaaaaa ahora tendré dos abuelas y un abuelo…
-¿Dos abuelas?
-Claro, que yo soy de palo acá – Dijo Meche…
-Noooo, tienes las dos mejores abuelas del mundo… pero vos
y yo vamos a hablar muy seriamente de tus madres…
-¡María no comiences! – Meche conocía muy bien a su

amiga… y sabía adivinarle sus locuras…
-Está bien, sólo quería asegurarme de conseguir un cómplice

para casarlas…
-Ya le pregunté a Bo si se van a casar, y me dijo que por

ahora no, que deben ser novias primero… pero cuando lo decidan
me pedirá la mano de mi mamá.
La sonrisa de María no cabía en su cara… lo que tantos años

había deseado era algo que en un futuro cercano se produciría y no
tendría que seguir insistiéndole a su hija…
Consultorio de Bo
-Ya terminaste…
-Sí amor, ya terminé… - Acercándose a Ana y tomándola en

sus brazos… - ¿Me puedo quedar a dormir en tu casa hoy?
-Mmmm tengo que pensarlo….
-Ufaaaaaaa…. Gabo me iba a dar la revancha en la play…
-¿Cómo? Te quieres quedar a dormir en mi casa para jugar a

la maldita play con mi hijo…

-Bueno, pero no te enojesssss – Dándole besos en el cuello –

Después que se vaya a dormir Gabo me dedico a ti….
-Si es así… entonces te puedes quedar esta noche…
-Te amo… - Besándola y recostándola en la camilla del

consultorio. Poco a poco, con sus caricias y besos fue recorriendo
todo su cuerpo, y quitándole la ropa muy despacio… Ana hizo lo
mismo con Bo, respondiendo con besos y caricias, dejándose llevar
por la pasión que las quemaba… desnudas exploraron cada
centímetro de sus cuerpos, buscando cada una ese lugar que hacia
estallar de placer a la otra. Y se amaron descontroladamente una y
otra vez… olvidándose de la hora… Quizás ya no importaba si
llegaban tarde a casa, Gabo estaba con Meche y el niño sabía que
sus madres estaban juntas….

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La Teta Feliz – Derechos Reservados ® 2012

La Teta Feliz® Derechos Reservados 2012

Libro Editado para La Teta Feliz.Blogspot.com 2012

© Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en

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El rojo del semáforo le hizo detener el auto, por la senda

…Llegó y de mala gana saludó a todos los comensales en la

Su padre orgulloso levantaba su copa de vino y ofrecía un brindis

-¡¡¡A ver si pronto Bo nos da esa felicidad!!!

-Ya comenzamos – Dijo Bo, levantándose y arrojando su

Mientras se servía un whisky su madre entró buscándola.

-Por favor Mamá, ahórrate el discurso de siempre…

-Bo, dime una cosa.

-Cosa – Le contestó irónicamente.

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-¿Eres Feliz? – Preguntó la madre.

-Mamá… sabes que si… - Levantando el tono de su voz

-O sea que eres feliz ¡No me digas!…. Cambias de novia

-Mamá… Ya basta… No quiero casarme y no me casaré…

-Ma… ¿Y tú crees que me importa tu dinero? Sabes muy bien

-Huye como siempre…. Pero ya te casarás o te casó a la

Bo bajó de su auto y entró en la disco para sentarse en la

El auto estacionó y de el bajó el chofer para abrirle la puerta

-No me tardo Carlos… - Le advirtió la mujer a su chofer y

La Teta Feliz® Derechos Reservados 2012

Ya en el edificio, Meche abrió la puerta para encontrarse con

-¡Hola Meche! ¿Cómo estás? – Saludó María a Meche con un

-¡Hola! ¡Qué sorpresa! – Saludó Meche asombrada por la

-Pasaba por el shopping que está cerca de acá y me decidí a

-¿Y tienes tiempo para un tesito?

-Por supuesto, a eso he venido.

Meche caminó a la cocina a preparar el té. María la siguió y la

-¿Tus hijos todos bien?

-Hace mucho que no veo a Bo… Mándale saludos.

-Así qué pronto abuela, seguro Octavio debe estar re-

-Estamos súper felices, la verdad. Y tú Meche, ¿Qué me

-¡¡Niñera!! ¿Cómo es eso?

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-Mi nueva inquilina, tiene un niño de casi siete años y como

-¿Pero tú inquilino no era un hombre?

-Ay, María, ¡Que perdida que andas! Se nota que no te

-Eso me sonó a reproche… - Dijo María sonriendo – Pero

Meche miró el reloj de pie que se encontraba al lado de la

-Ya deben estar por llegar, salieron a comprar unas cosas.

-Ana y Gabo, Mi inquilina y su hijo.

-La verdad, que me hace bien ese niño, si lo conocieras, es

-¿Todos esos libros? – Preguntó asombrada mirando los

-Sí, sabe leer desde los cuatro años y le encanta la lectura…

-Superdotado el niño entonces.

-Creo que sí, la psicóloga del colegio ya le habló a su madre

En ese momento una voz desde afuera del departamento se

La Teta Feliz® Derechos Reservados 2012

-Ahí está – Dijo Meche y levantándose lentamente de su sillón

-Mira Mechi – Señalando sus zapatillas – Mis zapatillas

-Buenas tardes jovencito – Saludó con una sonrisa María.

-Buenas tardes señora – Contestó educadamente el niño.

-María es la amiga de la que te hablé Gabo.

-Ah, Mucho gusto Señora María. Yo soy Gabriel pero me

-Mucho Gusto, Yo soy María y me dicen María. ¿Y qué te ha

-Me ha contado de sus viajes por todo el mundo.

-Me gusta viajar y conocer… ¿y a vos te gusta viajar?

Ana entró al cuarto algo agitada.