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La energía solar es la alternativa limpia por excelencia para uso doméstico.

Pese a ello, y al
crecimiento que está registrando alrededor del mundo, el desconocimiento sobre ella está todavía
extendido. Esto dificulta su aprovechamiento por muchas de las personas que podrían beneficiarse
de esta fuente renovable. Para que no te pase, nos detenemos en uno de los elementos básicos
del engranaje para conocer los tipos de paneles solares que existen y, así, poder sacar el máximo
partido a las energías limpias.

Antes de empezar a pensar en instalar un sistema de paneles solares, debes asegurarte de que tu
casa, más concretamente tu tejado, está preparado para una instalación de este tipo. Tu tejado
debe estar en buenas condiciones; si sabes que su tejado necesita ser reparado, entonces debes
realizar esas reparaciones antes de instalar cualquier panel solar. De lo contrario, tendrás que
quitar y volver a colocar los paneles durante las reparaciones o sustituciones en el futuro.

También debes asegurarte de que no haya zonas de sombra grandes en la mayor parte del tejado
durante la mayor parte del día, especialmente durante las horas de mayor insolación. La sombra
impide que los paneles solares funcionen a su máxima eficiencia.

Una vez que sepas que tu tejado es compatible, es hora de considerar el tipo de panel solar que
más adecuado para tu casa y para que lo quieres usar, generar electricidad, calentar agua…

El clásico: panel solar fotovoltaico.

Panel solar fotovoltaico

Imagen Shutterstock

Donde se dice él, deberían ser los porque, aunque estos paneles sean los más populares, en
extensión de uso y en nivel de conocimiento por parte de la población en general, no hay un único
panel solar fotovoltaico.

Antes de eso, empecemos con lo básico. Las placas fotovoltaicas lo que hacen es capturar la
energía que procede del sol para que, de ahí, se convierta en corriente alterna apta para alimentar
los distintos equipos del hogar. En este sentido, es importante tener en cuenta que, un panel solar
de este tipo, por sí solo, valdrá de poco o de nada. Esto es así porque las placas son solo uno de los
componentes necesarios para una instalación solar doméstica que, además, necesitará un inversor
y, según el uso que se le quiera dar, baterías de almacenamiento.

En cualquier caso, los paneles son la clave y el punto de partida. Por ello, es importante saber que
son muchos los tipos que existen. Para empezar, es preciso distinguir entre dos fundamentales: los
paneles monocristalinos y los paneles policristalinos. Decantarse por uno o por otro tendrá
consecuencias, tanto en el precio de la instalación, como en nivel de eficiencia, entre otros
aspectos.

Un punto en el que coinciden los dos paneles anteriores es el material con el que están fabricados:
el silicio. Al igual que las placas fotovoltaicas dominan el mercado, este material lo hace en las
células solares de esta tecnología. Tanto es así que se estima que 9 de cada 10 paneles
fotovoltaicos emplean silicio.

Sin embargo, la innovación en este campo no para, por lo que a las tipologías anteriores hay que
seguir sumando. Paneles biofotovoltaicos como estos, de la Universidad de Cambridge, u otros
como los de capa fina empiezan a ganar terreno en un mundo en el que, además, están por llegar
muchas más alternativas.

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