Teorías de la reproducción y la resistencia a la nueva sociología de la educación: un
análisis crítico. (Henry Giroux). Marx asevera que: “todo proceso social de producción es, un proceso de reproducción. […] La producción capitalista, produce y reproduce la relación capitalista: el capitalista/el trabajador asalariado”. Los educadores radicales han dado a este concepto un lugar privilegiado en el desarrollo de una crítica de la visión liberal de la enseñanza. Al contrario, de los teóricos e historiadores liberales de que la educación pública ofrece posibilidades de desarrollo individual, movilidad social y poder político y económico a los desprotegidos y desposeídos, los educadores radicales han insistido en que las funciones primordiales de la escuela son: la reproducción de la ideología dominante, de sus formas de conocimiento, y la distribución de las habilidades necesarias para la reproducción de la división social del trabajo. Desde la perspectiva radical, las escuelas podrían ser entendidas mediante su relación con el Estado y la economía. En lugar de culpar a los estudiantes por su fracaso educacional, los educadores radicales culpan a la sociedad dominante. Las escuelas son consideradas como agencias centrales en la política y en los procesos de dominio. Los radicales a diferencia de los liberales ven los objetivos de la enseñanza de una manera muy diferente. Los educadores radicales presentan un serio desafío al discurso y a la lógica de las perspectivas liberales de la enseñanza. Han tratado de diseñar un discurso nuevo y una serie de categorías en tomo a la tesis de la reproducción. Mostrando que son escuelas reproductoras en tres sentidos: 1) las escuelas proporcionan a las diferentes clases y grupos sociales el conocimiento y las habilidades necesarias para ocupar su lugar respectivo en una fuerza de trabajo estratificada en clases, razas y sexos; 2) las escuelas son reproductoras en el sentido cultural; y 3) las escuelas forman parte del aparato estatal que produce y legitima los imperativos económicos e ideológicos que subyacen al poder político del Estado. Los teóricos radicales, idearon un conjunto especifico de preocupaciones que ha dado forma a la naturaleza de su investigación y estudio de la educación. Análisis de las relaciones entre la enseñanza y el lugar de trabajo, de experiencias educacionales, oportunidades de trabajo para distintos grupos sociales, la cultura de la escuela y las culturas de clase de los estudiantes, la relación entre las funciones económicas, ideológicas y represivas del Estado. La teoría de la reproducción ha contribuido a un entendimiento mas amplio de la naturaleza política de la enseñanza y su relación con la sociedad dominante. Los teóricos de la reproducción han puesto un gran énfasis en la idea de dominación en sus análisis y han fracasado en proporcionar una comprensión mas amplia de como los maestros, los estudiantes y otros sujetos humanos. Las razones que dan los teóricos de la reproducción sobre la enseñanza se han conformado, en base a versiones estructural-funcionalistas del marxismo que subrayan que la historia se hace “a espaldas” de los miembros de la sociedad. El sujeto humano generalmente “desaparece” en medio de una teoría que no da cabida a momentos de autocreacion, mediación y resistencia. Las escuelas son percibidas como fabricas o prisiones, los maestros y estudiantes por igual actúan simplemente como peones de ajedrez y sustentadores de papel constreñidos por la lógica y las practicas sociales del sistema capitalista. Las teorías de la reproducción ofrecen muy poca esperanza para desafiar y cambiar las características represivas de la enseñanza. La investigación reciente sobre la enseñanza en los Estados Unidos, Europa y Australia ha representado tanto un reto como un intento de ir mas allá de las teorías de la reproducción. Esta investigación, pone énfasis en la importancia del factor humano y la experiencia en tanto piedras angulares de la teoría en el análisis de la compleja relación entre las escuelas y la sociedad dominante. Los teóricos de la resistencia han intentado demostrar que los mecanismos de la reproducción social y cultural nunca son completos y siempre encuentran elementos de oposición parcialmente manifiestos. Señalan no solo el papel que juegan los estudiantes a desafiar los aspectos mas opresivos de las escuelas, sino también las formas en que los estudiantes participan activamente a través de un comportamiento de oposición en una lógica que frecuentemente los relega a una posición de subordinación de clase y derrota política. Una de las suposiciones mas importantes de la teoría de la resistencia es que los estudiantes de la clase obrera no son meramente el producto del capital ni se someten complacientes a los dictados de maestros y escuelas autoritarios que los preparan para una vida de trabajo aniquilante. Las escuelas son ámbitos sociales que se caracterizan porque en ellas los planes de estudio ocultos compiten con los evidentes, pero el punto esencial es que existen campos de resistencia complejos y creativos a través de los cuales las practicas mediadas, por la clase, la raza y el sexo a menudo niegan, rechazan y descartan los mensajes centrales de las escuelas. Desde la perspectiva de los teóricos de la resistencia, las escuelas son instituciones relativamente autónomas que no solo proporcionan espacios para comportamientos de oposición y para la enseñanza, sino que también representan una fuente de contradicciones que a veces las hace dejar de ser funcionales para los intereses materiales e ideológicos de la sociedad dominante. Las escuelas no se rigen tan solo por la lógica de lugar de trabajo de la sociedad dominante; sino que también son ámbitos políticos, culturales e ideológicos. Claro está, las escuelas operan dentro de los Limites impuestos por la sociedad; pero funcionan, en parte, para influir y dar forma a esos límites, sean estos económicos, ideológicos o políticos. Las escuelas se caracterizan por diversas formas de conocimiento escolar, ideologías, estilos de organización y relaciones sociales en el salón de clase. Las escuelas todavía definen su papel de acuerdo con su función como agencias para la movilidad social, aunque, producen graduados a un paso mas acelerado que la capacidad de la economía para emplearlos. Los teóricos de la reproducción centran su atención casi exclusivamente en el poder y en como la cultura dominante asegura el consentimiento y la derrota de las clases y grupos subordinados, las teorías de la resistencia reivindican un grado de creatividad e inventiva en las culturas de estos grupos. Las culturas subordinadas participan de momentos de autoproducción, así como de reproducción. Dichas culturas se forjan bajo las formas represivas del capital y sus instituciones, entre ellas las escuelas; pero las condiciones dentro de las cuales funciona la represión varían de escuela a escuela y de barrio a barrio. Es importante subrayar que las teorías de la resistencia están afectadas por un buen número de fallas teóricas. Estas fallas surgen de una incapacidad para reconocer hasta que grado las mismas teorías de la resistencia deben a las características mas perjudiciales de la teoría de la reproducción. Las teorías de la resistencia han ignorado y, han fracasado en la tarea de examinar y apropiarse de aquellos aspectos del modelo de reproducción que son esenciales para el desarrollo de una ciencia critica de la educación. Ninguna de estas dos posiciones proporciona las bases para una teoría de la educación que vincule estructuras e instituciones con el factor humano y su acción de una manera dialéctica. La tarea que deben enfrentar los teóricos de la resistencia es doble: 1) deben estructurar sus propios presupuestos, y 2) deben reconstruirse las principales teorías de la reproducción para abstraer de ellas los postulados más radicales y emancipadores. Tres teorías importantes que constituyen distintas dimensiones del modelo de la reproducción en la enseñanza: el modelo económico-reproductivo, el modelo cultural-reproductivo y el modelo reproductivo del Estado hegemónico. La enseñanza y las teorías de la reproducción: Modelo económico-reproductor: el modelo economía-política de reproducción ha ejercido la mayor influencia en las teorías radicales de la enseñanza. En la medula del acercamiento economía-política encontramos dos interrogantes fundamentales: a) ¿de qué manera funciona el sistema educacional en el seno de la sociedad?, y b) ¿Cómo es que las escuelas tienen una influencia fundamental en las ideologías, las personalidades y las necesidades de los estudiantes?; el poder se define como mediador y legitimador de las relaciones de dominio y subordinación en la esfera económica. El poder se convierte en propiedad de los grupos dominantes y opera para reproducir las desigualdades de clase, raciales y de sexo que funcionan para satisfacer los intereses de la acumulación y expansión del capital. La teoría de la correspondencia postula que los patrones de valores estructurados jerárquicamente, las normas y las habilidades que caracterizan tanto a la fuerza de trabajo como a la dinámica de la interacción de clases en el capitalismo se reflejan en la dinámica social del encuentro cotidiano en el salón de clases. A través de las relaciones sociales en el salón de clases, la enseñanza funciona para inculcar en los estudiantes las actitudes y disposiciones necesarias para aceptar los imperativos sociales y económicos de la economía capitalista. Las escuelas no solo reflejan la división social del trabajo, sino que también reflejan la estructura de clases que se da mas ampliamente en la sociedad. Los planes de estudio ocultos, este termino se refiere a aquellas relaciones sociales en el salón que encarnan mensajes específicos destinados a legitimar las perspectivas particulares de trabajo, autoridad, reglas sociales y valores que sustentan la lógica y la racionalidad capitalista, particularmente tal como se manifiestan en el lugar del trabajo. El poder de estos mensajes radica en sus atributos aparentemente universales, atributos que surgen como parte de los silencios estructurados que permean todos los niveles de relación en la escuela y el salón de clases. Los planes de estudio ocultos se extienden hacia una comprensión de como estos contribuyen a la construcción de la subjetividad de los estudiantes, de todas aquellas dimensiones de la experiencia, conscientes e inconscientes, que dan forma al comportamiento del estudiante. La reproducción de las habilidades y reglas de la fuerza de trabajo se define en el contexto del programa formal que necesitan estudiantes para leer, escribir y sumar. El dominio y la reproducción de la fuerza de trabajo como elementos constitutivos del proceso de enseñanza tienen lugar ante todo “a espaldas” de maestros y estudiante por medio de los planes de estudio ocultos. La teoría de la ideología para Althusser tiene un doble significado: 1) la teoría se refiere a un conjunto de prácticas materiales mediante las cuales maestros y estudiantes viven sus experiencias cotidianas. La ideología tiene una existencia material en los rituales, rutinas y practicas sociales que tanto estructuran como instrumentan el trabajo diario en las escuelas. Este aspecto material de la noción de ideología de Althusser corresponde a la noción de Bowles y Gintis de los planes de estudio ocultos en tanto que ambos aluden a la naturaleza política y al uso del espacio, del tiempo y de los procesos sociales; 2) la noción de ideología de Althusser, la dinámica del modelo reproductor se despliega. La ideología está completamente desprovista de cualquier noción de intencionalidad. Se define como aquellos sistemas de significaciones representaciones y valores encajados en prácticas concretas que estructuran el inconsciente de los estudiantes. Althusser explica: “la ideología es un sistema de representaciones, pero en la mayoría de los casos estas representaciones no tienen que ver con la ‘conciencia’”. El modelo económico-reproductor gana una dimensión adicional en el trabajo de Christian Baudelot y Roger Establet, estos subrayan que la función primordial de la escuela solo se puede entender en relación con el papel que juega en la producción de fuerza de trabajo. Las escuelas están vinculadas a la maquinaria de dominación y reproducción. La dominación se manifiesta en las escuelas francesas mediante la imposición de la ideología burguesa, particularmente en los niveles de la enseñanza obligatoria. Del modelo de reproducción de Establet y Baudelot, muchas consideraciones empiezan a surgir: 1) las escuelas no son consideradas como sitios donde se socializa sin conflicto a los estudiantes de la clase obrera en aras de la ideología dominante. Pero si las escuelas se consideran sitios que contienen ideologías en oposición, las fuentes de estas ideologías que son el motor de la resistencia estudiantil, se encuentran no solo dentro sino también fuera de las escuelas; 2) la fuente de conciencia del estudiante de clase obrera no puede limitarse a esferas tales como el lugar de trabajo y la escuela. Las clases sociales se forman no solo a través de la primacía de su relación estructural determinada con el lugar de trabajo, sino a través de la cultura también; 3) la ideología no se limita ni al reino del inconsciente ni a la configuración de rasgos de personalidad interiorizados. Para Baudelot y Establet, la ideología se refiere a esa parte del reino de la conciencia que produce y media las relaciones contradictorias del capitalismo y la vida escolar. La ideología se convierte en el lugar de la conciencia en contradicción. Por ejemplo, algunos estudiantes de la clase obrera se resisten a la noción de aprendizaje en libros o la rechazan como a cualquier otra forma de aprendizaje que tenga que ver con la capacidad de leer y escribir. Lo hacen a costa de rechazar la posibilidad de desarrollar una capacidad de cultura critica que podría ser crucial para su propia liberación. Este modelo de reproducción ha proporcionado percepciones importantes sobre las bases estructurales y clasistas de la desigualdad. Sus autores culpan a instituciones como las escuelas por el hecho de la desigualdad y ubican el fracaso de estas instituciones en la propia estructura de la sociedad capitalista. En el marco de su modelo de socialización inflexiblemente mecanicista y determinista queda poco espacio para desarrollar una teoría de la enseñanza que tome en serio las nociones de cultura, resistencia y mediación. Dicho estudios no solo están marcados por un modo de pesimismo radical que ofrece pocas esperanzas de un cambio social y menos aún de una motivación para el desarrollo de practicas educativas alternativas. Modelo cultural-reproductor: es de central importancia en estas teorías un esfuerzo sostenido por desarrollar una sociología de la enseñanza que vincule las nociones de cultura, clase y dominio. La teoría de la reproducción cultural de Bourdieu comienza con la idea de que la lógica de dominio deber ser analizada dentro de un marco teórico capaz de vincular dialécticamente al sujeto humano y las estructuras dominantes. En la teoría de la enseñanza de Bourdieu, la cual intenta vincular las nociones de estructura e intervención humana mediante un análisis de la relación que existe entre la cultura dominante, el conocimiento escolar y las biografías personales. Bourdieu, afirma, que las escuelas son instituciones relativamente autónomas que están influenciadas solo de manera indirecta por instituciones económicas y políticas más poderosas. La teoría de la reproducción cultural de Bourdieu comienza con el presupuesto de que las sociedades divididas en clases y las configuraciones ideológicas y materiales que las sustentan se encuentran mediadas y reproducidas parcialmente a través de lo que él llama “violencia simbólica”. Es decir, el control de clase se constituye mediante un sutil ejercicio de poder simbólico que llevan a cabo las clases dominantes para “imponer una definición del mundo social que sea consistente con sus intereses”. La cultura se convierte en el vinculo mediador entre los intereses de la clase dominante y la vida cotidiana. La educación se considera como una fuerza política y social importante en el proceso de reproducción de las clases. Bourdieu rechaza tanto la postura idealista que considera a las escuelas como sitios independientes de las fuerzas externas, cuanto las criticas ortodoxas radicales para las cuales las escuelas solamente reflejan las necesidades del sistema económico. Bourdieu argumenta que la cultura que se transmite en la escuela se relaciona con las diferentes culturas que conforman la sociedad en su conjunto en tanto que confirma la cultura de la clase dominante mientras que, desconfirma las culturas de otros grupos. Las escuelas juegan un papel especialmente importante en la legitimación y reproducción del capital cultural dominante. Tienden a legitimar ciertas formas de conocimiento, modos de hablar y modos de relacionarse con el mundo que aprovechan el tipo de familiaridad y de destrezas que solo ciertos estudiantes han recibido de sus antecedentes familiares y de sus relaciones de clase. Bourdieu resume este proceso de la siguiente manera: “la cultura de la elite esta tan cercana a la de la escuela, que los niños de la clase media baja solo pueden adquirir con gran esfuerzo aquello que a los niños de las clases cultivadas les ha sido dado”. Bourdieu proporciona una serie de percepciones de cómo funciona en las escuelas el plan de estudios hegemónico, y señala los intereses políticos que están como trasfondo en la sección y distribución de aquellas ramas del conocimiento a las que se les da la más alta prioridad. Los cursos que tratan de cosas practicas son consideradas como marginales e inferiores. Los conocimientos y la cultura de la clase obrera están en competencia con lo que la escuela ratifica como los conocimientos y la cultura dominante. El conocimiento que representa un alto status se corresponde, con aquellas ramas del conocimiento que proporcionan la piedra de toque para una carrera profesional. Este conocimiento encarna el capital cultural de las clases medias y alta, este conocimiento no solo es mas accesible para las clases altas, sino que también funciona para confirmar y ratificar su posición privilegiada en las escuelas. Las escuelas ratifican el capital cultural dominante mediante sus ramas de conocimiento escolar, ordenadas jerárquicamente en el plan de estudios hegemónicos, y mediante la recompensa a aquellos estudiantes que usen el estilo lingüístico de la clase dominante. Ciertas practicas lingüísticas y modos de discurso resultan privilegiados porque se consideran como naturales en los dotados, cuando de hecho son los hábitos de lenguaje de las clases dominantes. En los escritos más recientes de Bourdieu se examina la relación entre acción y estructura mediante formas de acción históricas que juntan dos historias. Hábitat (posiciones) o historia objetivada, “la historia que en el transcurso del tiempo se ha acumulado en cosas, maquinas, edificios, monumentos, libros, teorías, costumbres, leyes, etc.” La segunda se refiere a la historia encarnada del habitus, y se refiere a la interiorización de una serie de competencias y necesidades estructuradas. El habitus (inclinaciones), se convierte en una “matriz de percepciones, apreciaciones y acciones”, “un sistema duradero de esquemas de percepción adquiridos, de pensamiento y acción, engendrados por condiciones objetivas pero que tienden a persistir aun cuando se alteren dichas condiciones”. El habitus es producto de la socialización como de la historia encarnada. El habitus se convierte en una fuerza poderosa en la organización de la experiencia individual. Bourdieu explica el proceso de dominación al argumentar que a menudo se forja mediante una correlación entre una cierta inclinación (habitus) y las expectativas e intereses asentados en la posición de ciertas instituciones especificas (hábitat). Para Bourdieu las nociones de habitus y hábitat revelan como se forja la dominación en una lógica que unifica esas ideologías y prácticas, además argumenta que los individuos de distintos grupos y clases sociales sufren procesos de socialización que no son procesos intelectuales solamente, sino que también son emocionales, sensoriales y físicos. Bourdieu explica: “los principios encarnados en [el habitus] […] están situados mas allá de la comprensión consciente, y por tanto no puede tocarlos una deliberada voluntad de transformación, ni pueden siquiera hacerse explicitos.” El trabajo de Bourdieu es significativo en que proporciona un modelo teórico para entender aspectos de la enseñanza y del control social que han sido virtualmente ignorados en los trabajos de los liberales y de los conservadores. El autor añade una nueva dimensión a los análisis del plan de estudios oculto al centrarse en la importancia del cuerpo como objeto de conocimiento y control social. El trabajo de Bourdieu añade una nueva dimensión no está exento de algunas debilidades teóricas serias. Las mas evidentes son las que conciernen a las nociones mecanicistas de poder y dominio y la visión determinista del sujeto humano que caracteriza a gran parte de su trabajo. Los usos del cuerpo, de los lenguajes y del tiempo son todos objetos privilegiados del control social. Mediante una disciplina corporal y lingüística, las opiniones que constituyen una determinada relación con el mundo se interiorizan en la forma de patrones duraderos a los que no tiene acceso la conciencia y que ni siquiera, en parte, obedecen a la voluntad. Donde aparece en el trabajo de Bourdieu la posibilidad conceptual para una teoría de la resistencia, las bases para dicha acción no descansan en una noción de reflexividad o de autoconciencia critica. La residencia se convierte en el resultado de un conflicto entre dos estructuras formales, una situada en el reino del inconsciente y la otra en las practicas sociales que forman instituciones como las escuelas. Otra falla teórica en el trabajo de Bourdieu es que la cultura representa, un proceso de dominio en una sola dirección. Esta teoría sugiere falsamente que las formas culturales y el conocimiento de la clase obrera son homogéneas y un mero reflejo pálido del capital cultural dominante. La fusión de cultura y clase en los procesos de reproducción cultural plantea un buen número de problemas significativos: 1) la perdida de nociones tales como lucha, diversidad e intervención humana; 2) Bourdieu no proporciona ninguna posibilidad teórica para desentrañar como el dominio cultural y la resistencia están mediados por una interrelación compleja de raza, sexo y clase. el análisis de la enseñanza de Bourdieu también sufre de un tratamiento unilateral de la ideología. Se impone a la ideología a los estudiantes, quienes ocasionalmente las perciben como contrarias a sus propios intereses y se resisten abiertamente a ellas o bien se pliegan a ellas al sentir la presión de las autoridades de la escuela. Roger Dale esclarece este proceso cuando escribe: “la hegemonía no se refiere tanto al hecho de ganar aprobación para el statu quo […] la oposición o las alternativas al status quo, en la medida en que se niega el uso de las escuelas para estos propósitos”. Robert Connell y sus colegas dicen: “la escuela genera practica mediante las cuales la clase se renueva, se integra y se reconstituye al afrontar los cambios en su propia composición y las circunstancias sociales en general en que trata de sobrevivir y prosperar. La escuela de la clase dominante no es un mero agente de la clase; es una parte importante y activa de ella”. Bourdieu omite la naturaleza activa tanto de la dominación como de la resistencia. Es importante insistir en que las escuelas no usurpan simplemente el capital cultural de las familias de la clase obrera y de los barrios. Timothy Siebel, hace la crónica de un episodio de la lucha por el poder en una escuela primaria en la ciudad de Nueva York. Este estudio refuerza un aspecto del análisis de Bourdieu al dar a conocer que a estudiantes de la clase media se les concedió privilegios académicos específicos y libertades que fueron negadas a los estudiantes de la clase obrera y a puertorriqueños que estudiaban en la misma escuela. El predominio de la cultura de la clase medio fue el resultado de una lucha política y fue activa y sistemáticamente desarrollada “tanto dentro como fuera de la escuela” por padres de la clase media. No hay ninguna idea en los análisis de Bourdieu que se refiera a como el sistema económico, con sus relaciones de poder asimétricas, produce coacciones concretas en los estudiantes de la clase obrera. Las coacciones del poder no se agotan en el concepto de violencia simbólica. La dominación como una instancia objetiva, concreta, no puede ser ignorada en ninguna discusión sobre la enseñanza. Las clases privilegiadas tienen una relación tal con el tiempo, que les permite hacer planes a largo plazo en relación con su futuro. Para la mayoría de los estudiantes de la clase obrera, el tiempo es una privación, no una posesión. La cuestión económica es con frecuencia el factor determinante en la decisión de si el estudiante tiene que dedicar parte de su tiempo a trabajar mientras va a la escuela. Sus comportamientos, fracasos y elecciones también tienen como fundamento las condiciones materiales. Lo que nos queda es una teoría de la reproducción que tiene poca fe en los grupos y clases subordinadas y poca esperanza en su capacidad o deseo de reconstruir sus condiciones de vida, de trabajo y de aprendizaje. Modelo de reproducción hegemónico-estatal: Algunos teóricos marxistas han argumentado que la compresión del papel del Estado es central para cualquier análisis de como opera la dominación. Estos teóricos piensan que el cambio educacional no puede entenderse si solo se tiene en cuando el dominio del capital en los procesos de trabajo el modo como de la dominación capitalista se reproduce mediante la cultura. Cuál es la relación precisa que existe entre Estado y capital, por un lado, y entre Estado y educación, por el otro. El estado y el capitalismo: para Gramsci, cualquiera discusión sobre el Estado debe empezar con la realidad de las relaciones de clase y el ejercicio de la hegemonía por parte de las clases dominantes. La hegemonía, tiene dos significados: 1) se refiere a un proceso de dominación mediante el cual una clase dirigente ejerce control, mediante su liderazgo intelectual y moral, sobre otras clases aliadas. Hegemonía significa, un proceso de transformación pedagógico y político mediante el cual la clase dominante articula los elementos comunes presentes en la visión del mundo de los grupos aliados. La hegemonía se refiere al doble uso de la fuerza e ideología para reproducir las relaciones de socialidad entre las clases dominantes y los grupos subordinados. La hegemonía en esta descripción se presenta como algo más que el ejercicio de la coerción: es un proceso continuo de creación que incluye la constante estructuración de la conciencia, así como la lucha por el control de la conciencia. La cuestión principal para Gramsci se centra en torno a la demostración de como el Estado puede definirse, en referencia a su participación activa como un aparato represivo y cultural. Gramsci divide al Estado en dos ámbitos específicos: la sociedad política y la sociedad civil. La sociedad política se refiere a los aparatos estatales de administración, a las leyes y a otras instituciones coercitivas, se basa en la lógica de la fuerza y la represión. La sociedad civil se refiere a aquellas instituciones publicas y privadas que utilizan significados, símbolos e ideas con el fin de universalizar las ideologías de la clase dominante y, forman y limitan el discurso y la práctica de oposición. La base donde se mueve y funciona la hegemonía tiene que cambiar de suelo para responder a la naturaleza cambiante de las circunstancias históricas y a las complejas exigencias y acciones criticas de los seres humanos. El poder, es una fuerza tanto positiva como negativa. Funciona negativamente en los aparatos represivos e ideológicos del gobierno y la sociedad civil para reproducir las relaciones de dominio. Funciona positivamente como rasgo distintivo de la oposición y las luchas activas, el terreno donde hombres y mujeres cuestionan, actúan y rechazan el ser incorporados a la lógica del capital y sus instituciones. El punto de partida crucial para muchos de estos teóricos es un ataque sostenido a la suposición liberal de que el Estado es una estructura neutral, administrativa, que opera en función de la voluntad general. Algunos críticos marxistas han argumentado de diferentes maneras que el Estado es un conjunto especifico de relaciones sociales vinculado históricamente a las condiciones de producción capitalista. El Estado es un complejo de formas sociales organizadas para configurar todas las relaciones sociales y todas las ideas sobre esas relaciones de tal manera que la producción capitalista, se viva y se piense como algo natural. Teóricos como Nicos Poulantzas han argumentado, que el Estado y sus múltiples agentes no pueden ser vistos como meras herramientas que las clases dominantes manipulan a su antojo. Al contrario, el Estado se constituye mediante conflictos y contradicciones continuos que, adquieren dos formas principales: a) hay conflictos entre diferentes facciones de la clase dominante. Las políticas a corto plazo del Estado están firmemente comprometidas a mantener las estructuras económicas e ideológicas que subyacen en la sociedad capitalistas. Las clases dominantes pueden pelearse por la magnitud del presupuesto militar, por reducciones en el gasto de servicios sociales y por la naturaleza del esquema impositivo, pero nunca cuestionan las relaciones básicas de producción capitalista. El Estado se define menos por el interés de algún grupo dominante que por el conjunto especifico de relaciones sociales que instrumenta y mantiene; b) el segundo rasgo se centra en torno a la relación entre las clases dominantes y las dominadas. El Estado, es también una fuerza definitoria en la producción de conflicto y lucha entre las clases dominantes y otros grupos subordinados. El estado tiene la tarea de satisfacer las necesidades básicas del capital, por ejemplo, el flujo necesario de trabajadores, conocimientos, destrezas y valores para la reproducción de la fuerza de trabajo. Pero, el Estado tiene la tarea de ganarse el consentimiento de las clases dominadas. El Estado intenta ganar el consentimiento de la clase trabajadora para sus propios fines políticos apelando a tres tipos específicos de resultados: el económico, el ideológico y el psicológico. Las contradicciones que surgen de las diferencias entre la realidad y la promesa de las relaciones sociales capitalistas son evidentes en un buen numero de instancias, algunas de las cuales involucran directamente a la enseñanza. La atracción capitalista hacia la satisfacción de necesidades mas altas descansa, en una imagen de ocio, belleza y felicidad cuya realización esta mas allá de las capacidades de la sociedad actual. La relación entre el Estado y la economía surge una serie de cuestiones cruciales que se relacionan significativamente con la política y la practica educacionales. Primero, el Estado, no es ni instrumento de ninguna facción de la clase dominante ni un pálido reflejo de las necesidades del sistema económico. Segundo, el Estado se describe adecuadamente como un sitio marcado por conflictos dentro y entre varios grupos de clase, sexo y raza; c) el Estado no es meramente una expresión de la lucha de Clases, es una organización que defiende activamente la sociedad capitalista mediante medios tanto represivos como ideológicos. El estado y la enseñanza: Como parte de los apartados de Estado, las escuelas y universidades juegan un papel importante en la promoción de los intereses económicos de las clases dominantes. Por ejemplo, mediante los requerimientos de certificados establecidos por el Estado, los sistemas educativos se inclinan fuertemente hacia una racionalidad altamente tecnocrática que descansa en una lógica extraída principalmente de las ciencias naturales. El alcance de la intervención del Estado es obvio en la orientación política favorable que se ejerce mediante fondos gubernamentales que apoyan programas de investigación educacional. El Estado se encarga del amplio costo inicial de la investigación y básicos. El papel del Estado en relación con la acumulación de capital es muy evidente en tanto que subsidia la producción de conocimientos técnico- administrativo. La racionalidad que sustenta la intervención del Estado en las escuelas también tiene una influencia en el desarrollo de los planes de estudio y de las relaciones sociales en el salón de clases, cuyo éxito se mide en función del grado en que “equipan” a diferentes grupos de estudiantes con el conocimiento y las habilidades que necesitaran para desempeñarse productivamente en el lugar del trabajo. El interés económico que subyace a dicha política no solo esta presente en la racionalidad del control, en la planeación y en otros énfasis burocráticos respecto al acatamiento de reglas, sino que también se encuentran en el modo como el Estado programa el manejo de fondos para llevar a cabo lo que Apple llama “resultados negativos” en el proceso de acumulación. Una de las principales cuestiones a las que se dedican los teóricos de la educación que estudian el Estado es aquella que enfoca la relación entre el poder y conocimiento. El Estado se apropia, entrena y legitima a los “intelectuales” que fungen como expertos en la concepción y producción de conocimientos escolares y que en ultima instancia funcionan para separar al conocimiento tanto del trabajo manual como del consumo popular. Ideología dominante: la separación de saber y poder. La relación conocimiento-poder también encuentra su expresión en la producción y en la distribución del mismo conocimiento. Esta división entre trabajo intelectual y trabajo manual subyace en el proceso de socialización escolar que prepara tanto a estudiantes de la clase trabajadora como a otros para ocupar su lugar respectivo en la fuerza de trabajo. Para esta ideología liberal de los derechos democráticos resultan ser claves los presupuestos que define la esfera política y el papel que juega el Estado en esta esfera. La ideología democrática- liberal se preocupa por derechos humanos que a menudo están en contradicción con la racionalidad capitalista, su ethos de fetichismo mercantil y su búsqueda de ganancia. La asistencia obligatoria a la escuela no garantiza la obediencia de los estudiantes y, en algunos aspectos, se vuelve un elemento importante en el surgimiento de la resistencia estudiantil un hecho que a menudo olvidan los teóricos de la resistencia. Se debe reconocer que, como parte de una teoría mas amplia sobre la reproducción, los enfoques teóricos del Estado hegemónico muestran algunas fallas teóricas importantes: 1) las teorías sobre el Estado se concentran en macrotemas y en temas estructurales que dan como resultado un análisis capaz de señalar las contradicciones y la lucha; 2) algunas teorias del Estado prestan poca atención a la cultura como un ámbito de autonomía relativa con su propia contra lógica inherente. La cultura es, tanto el sujeto como el objeto de la resistencia. Para obtener una visión mas concreta de la dinámica de la resistencia y de la lucha es necesario apelar a las teorias de la resistencia. Enseñanza y teorías de las resistencias: Los educadores conservadores analizaron el comportamiento de oposición principalmente mediante categorías psicológicas que sirven para definirlo no solo como un comportamiento inadaptado, sino, lo que es mas importante, como destructivo e inferior: como un defecto por parte de los individuos y de los grupos sociales que manifiestan tal comportamiento. Los educadores radicales, por su lado, han ignorado generalmente los mecanismos internos de la escuela y tienden a tratar a las escuelas como “cajas negras”. Tomando los conceptos de conflicto y resistencia como punto de partida para sus análisis, estos estudios han buscado redefinir la importancia de conceptos como mediación, poder y cultura para comprender la relación escuela-sociedad dominante. La resistencia representa una crítica significativa a la escuela como institución y subraya actividades y practicas sociales cuyas significaciones son, en última instancia, políticas y culturales. Los estudios neomarxistas recientes no han seguido el método de proporcionar solamente análisis descriptivos demasiado exhaustivos del funcionamiento interno de la escuela. Las descripciones neomarxistas han analizado los planes de estudio como un discurso complejo que no solo sirve a los intereses de la dominación, sino que también contiene aspectos que proporcionan posibilidades emancipatorias. El énfasis que se pone en las tensiones y conflictos que median las relaciones entre casa, escuela y lugar de trabajo, es de central importancia para las teorias de la resistencia. Las teorias de la resistencia han intentando demostrar como los estudiantes que activamente rechazan la cultura de la escuela a menudo muestran una lógica y una visión del mundo subyacentes que confirman más que desafían a las relaciones sociales existentes en el capitalismo. Otro rasgo distintivo e importante de las teorias de la resistencia es el énfasis que hacen en la importancia de la cultura y, mas específicamente, de la producción cultural. En el concepto de producción cultural encontramos la base para una teoría de la intervención humana que se construya a partir del medio colectivo, activo y en constante movimiento de las experiencias en grupos oprimidos. Como surgiere Willis, las teorias de la resistencia señalas nuevos caminos para construir una pedagogía radical cuando analizan los modos como la clase y la cultura se combinan para ofrecer el bosquejo de una “política cultural”. En el centro de una política de esta naturaleza está una lectura semiótica del estilo, rituales, lenguaje y sistemas de significación que conforman el ambiente cultural de los grupos subordinados. En un análisis de este tipo está implícita la necesidad de desarrollar estrategias en escuelas donde las culturas de oposición podrían ser rescatadas de los procesos de incorporación con el objeto de proporcionar las bases para una fuerza política viable. Otra característica importante de la teoría de la resistencia en su problematización de la noción de autonomía relativa. Esta noción se desarrolla mediante una serie de análisis que muestran los momentos no-reproductores que constituyen y respaldan la noción fundamental de la intervención humana. Al mismo tiempo, la noción de dominación ideológica como algo que lo abarca todo y que es unitario en su forma y contenido es rechazada, y se argumenta con razón que las mismas ideologías dominantes son con frecuencia contradictorias como lo son las diferentes facciones de las clases dominantes, las instituciones que están a su servicio y los grupos subordinados bajo su control. No todo comportamiento de oposición tiene una “significación radical”, ni todo comportamiento de oposición es una respuesta clara a la dominación. El comportamiento de oposición puede no ser una simple reacción a la falta de poder, sino que puede ser una expresión de poder que reproduce la mas poderosa gramática del poder y se nutre de ella. Las teorias de la resistencia han ido demasiado lejos en ver a las escuelas como instituciones caracterizadas exclusivamente por formas de dominio ideológico. No se toma en cuenta desde esta perspectiva una idea que proporcionan los teóricos que trabajan con el modelo reproductor del Estado-hegemónico: la noción de que las escuelas también son instituciones represivas que utilizan varios agentes estatales coercitivos, incluida la policía y los tribunales, para asegurar la asistencia obligatoria a la escuela. Su comportamiento en la escuela puede estar alimentado por imperativos ideológicos que expresan inquietudes que tienen poco que ver con la escuela directamente. La escuela se convierte simplemente en el lugar donde se expresa la naturaleza de la oposición de estas inquietudes. Para entender la naturaleza de tal resistencia, debemos ubicarla en un contexto más amplio y ver como esta mediada y articulada en la cultura de dichos grupos de oposición. Por una falta de comprensión de la naturaleza dialéctica de la resistencia, la mayoría de las teorias de la educación han tratado un tanto superficialmente este concepto. Una segunda debilidad en las teorias de la resistencia es que muy rara vez toman en cuenta cuestiones de sexo y de raza. Como no pocas feministas lo han señalada, los estudios de la resistencia, cuando analizan temas como la dominación, la lucha y la enseñanza, generalmente ignoran asuntos concernientes a la mujer y al sexo y enfocan más bien su atención en los asuntos de los hombres y las clases. El punto aquí, por supuesto, es que la dominación no se agota en la lógica de la opresión de clase, ni afecta a hombres ni a mujeres de manera similar. Las mujeres, aunque en grados diferentes, experimentan formas duales de dominio tanto en la casa como en el lugar de trabajo. Una tercera debilidad que caracteriza a las teorias de la resistencia, es que se han centrado principalmente en los actos públicos de los estudiantes de comportamiento rebelde. Estos estudiantes pueden utilizar el humor para perturbar una clase, pueden utilizar presión colectiva para distraer al profesor en su lección o pueden ignorar las instrucciones del maestro en un intento por desarrollar espacios colectivos que les permitan escapar del ethos individualista que permea la vida en la escuela. Lo que los teóricos de la resistencia no han sabido reconocer es que algunos estudiantes son capaces de ver lo que hay detrás de las mentiras y promesas de la ideología dominante de la escuela, pero deciden no traducir esta percepción a formas extremas de rebeldía. En algunos casos, la razón que respalda, esta decisión puede ser una comprensión de que la rebeldía abierta puede dar como resultado una falta de poder en el presente y en el futuro. Los estudiantes no se dan cuenta del fundamento político de su posición hacia la escuela, con excepción de una convivencia vaga de su naturaleza dominante, y de una necesidad de escapar de alguna manera a ella sin tener que someterse a un futuro que no quieren. Una cuarta debilidad de las teorias de la resistencia es que no han puesto suficiente atención en el hecho de como la dominación llega hasta la estructura misma de la personalidad. Los educadores radicales han mostrado una tendencia lamentable a ignorar el problema de los deseos y las necesidades, en favor de cuestiones que se centran en torno a la ideología y a la conciencia. Lo que interesa aquí son necesidades radicales como aquellas que representan un empuje vital hacia nuevas relaciones entre hombres y mujeres, entre las generaciones, las diferentes razas, y entre la humanidad y la naturaleza. Mientras los educadores no puedan indicar las posibilidades de un desarrollo de “necesidades radicales que al mismo tiempo desafíen el sistema actual de interés y de producción y apunten hacia una sociedad emancipada”, será excepcionalmente difícil entender, como funcionan las escuelas para incorporar a la gente, o que puede significar esto para el establecimiento de las bases de un pensamiento critico y de una acción responsable. Hacia una teoría de la resistencia: La resistencia debe fincarse en una sistematización teórica que proporcione un nuevo marco de referencia para el estudio de las escuelas como ámbitos sociales que estructuran la experiencia de los grupos subordinadas. El concepto de resistencia representa mas que una formula heurística de moda en el lenguaje de la pedagogía radical; representa un modo de discurso que rechaza las explicaciones tradicionales del fracaso en la escuela y del comportamiento de oposición y que traslada el análisis del comportamiento de oposición, de los terrenos teóricos del funcionalismo y de la corriente tradicional de la psicología educacional, a los de la ciencia política y la sociología. La noción de resistencia subraya la necesidad de entender con mayor profundidad la manera compleja en que la gente media y responde a la conexión entre su propia experiencia y las estructuras de dominio y coacción. El concepto de resistencia añade una nueva profundidad a la noción de que el poder ejerce por y sobre gente que se encuentra dentro de contextos diferentes, en donde se estructuran relaciones de interacción entre dominio y autonomía. El poder nunca es unidimensional; se ejerce no solo como un modo de dominio, sino también como un acto de resistencia. El concepto de resistencia debe tener una función reveladora que contenga una crítica de la dominación y que proporcione oportunidades teóricas para la autorreflexión y para la lucha en favor de la emancipación individual y social. El concepto de resistencia representa un elemento de diferencia, una contra-lógica que debe ser analizada para mostrar su interés subyacente en la libertad y su rechazo de aquellas formas de dominio inherentes a las relaciones sociales contras las que reacciona. La base para una nueva pedagogía radical debe obtenerse de un elaborado entendimiento teórico de los modos como el poder, la resistencia y la intervención humana pueden convertirse en elementos centrales en la lucha por el pensamiento y aprendizaje críticos. Las escuelas no van a cambiar a la sociedad, pero podemos creer en ellas reductos de resistencia que proporcionen modelos pedagógicos para nuevas formas de aprendizaje y de relaciones sociales; formas que pueden ser usadas en otras esferas involucradas mas directamente en la lucha por una nueva moralidad y un nuevo punto de vista sobre la justicia social.
El derecho a la educación. Una construcción histórica polémica. (Norma
Paviglianiti). 1. Las principales hitos y vigencias de la polémica: la construcción de la concepción y el cumplimiento del derecho a la educación cubre a la larga etapa en la historia de la humanidad. En esta larga construcción histórica se pasa del monopolio de las iglesias en materia de la educación como instituciones de adoctrinamiento de fieles y súbditos, a la concepción de la burguesía ascendente que la considera como un derecho individual para la formación del ciudadano. Transcurren, en este camino, casi tres siglos en los que los actores centrales de la disputa son las iglesias y el Estado liberal naciente. En los países occidentales bajo la forma de Estado de Bienestar, se lleva a cabo una clara reformulación del derecho a la educación: de un derecho individual a un derecho social, que se refleja en muchas constituciones europeas y en las cartas internacionales que se firman inmediatamente después de la finalización de la guerra. La concepción de la educación como un derecho social será la predominante hasta mediados de la década del ’70, cuando las concepciones neoliberales y neoconservadoras cuestionan la legitimidad y eficiencia del Estado de Bienestar y de los derechos sociales que este propugna y ejecuta a través de las políticas sociales. Las tres posiciones – la de la educación como un derecho de la iglesia, la educación como un derecho individual y la educación como un derecho social – están hoy presentes en nuestra sociedad y forman parte de las pugnas y disputas centrales de las políticas educativa actual. 2. La iglesia católica: las concepciones de la sociedad medieval subyacente y los cambios a que lleva la Contrarreforma: la educación es solo preocupación para la formación de los señores, los príncipes y el alto clero, la gran masa queda afuera de la instrucción sistemática, únicamente se la incorpora en su carácter de seres a evangelizar, para ser introducidos mediante la difusión, por los ministros del culto, en los principios de la doctrina cristiana. Un hito significativo es la reforma protestante, a lo cual responde la Iglesia Católica con la Contrarreforma, organizando nuevas órdenes religiosas enseñantes para la cooptación no solo de la nobleza sino también de la burguesía ascendente. 3. Las concepciones transformaciones que produce la burguesía ascendente: lo que se denomina derechos aparecen en sus inicios como libertades, como derechos individuales a los que había que quitar las trabas provenientes de la autoridad, civil o eclesiástica. La libertad de enseñar y de aprender asumió el valor de la emancipación de trabas, configura el logro de la libertad de los individuos frente a las iglesias para el ejercicio de sus derechos de enseñar y aprender. Esta nueva concepción, se da conjuntamente con las del liberalismo, que implican: a) la conquista de los derechos individuales; b) un cambio sustancial en el sustento de la legitimidad del poder que pasa del soberano a los individuos. 4. La consolidación de Estado Liberal y los términos del debate con la Iglesia Católica en el siglo XIX: el Estado liberal se consolida como organización política de la sociedad y avanza en sus funciones educativas, de hecho y de derecho, dictando la legislación que crea y organiza el sistema de educación pública y regula el funcionamiento del sector privado. Este Estado que representa la voluntad general es al que le corresponde organizar y dirigir la totalidad del sistema y sostener la educación pública. No deja de reconocer el derecho original de los padres, pero la dispuesta está en la segunda instancia, en quien aquellos delegan la instrucción y la formación sistemática de sus hijos. La educación no es solo un derecho individual, sino que es la garantía para el funcionamiento del sistema político. Su fundamento se basa en un nuevo orden político, que implica que el Estado es el representante del interés general y que la educación es una función del Estado y no una industria, que es un derecho individual pero también una necesidad social para la garantía recíproca de los derechos individuales. El Estado es el encargado de la organización de la instrucción pública con carácter de obligatoriedad, gratuita y laica. En ese carácter, organiza el sistema de educación pública -obligatoriedad, gratuito y laico- con lo que rompe históricamente con el monopolio que habían tenido las iglesias. Para la posición católica la legitimidad es de substancia, es decir que las normas son consideradas validas en tanto sus contenidos se ajusten a los principios del dogma y de la fe cristiana. La concepción liberal se rige por el principio de legitimidad formal, es decir que las normas tendrán validez siempre y cuando estas hayan sido dictadas de acuerdo con las reglas de juego y procedimientos formales fijados en las constituciones. 5. Las recomposiciones regresivas de las décadas del ’20 y ’30: en las décadas del ’20 y del ’30 se manifiestan con relativa claridad el predominio de recomposiciones regresivas, entre ellas, los fascismos. Pero aun en liberalismo se observa una marcada tendencia a considerar que únicamente es su responsabilidad la educación elemental. En cuanto a los principios de dogma, afirma que “no puede existir educación completa y perfecta si la educación no es cristiana”. Trata explícitamente el tema de los agentes de la educación bajo el título de “A quien toca la educación”: la educación corresponde a tres sociedades, dos de orden natural y la iglesia, de orden sobrenatural. Afirma que la educación ante todo pertenece a la Iglesia por dos títulos de orden sobrenatural: el magisterio que le dio su fundador y la maternidad sobrenatural. Considera que su misión educativa, por el derecho inviolable a la libertad del magisterio, es independiente de cualquier potestad terrena. Tiene el derecho independiente de educar y además de juzgar toda otra educación que se imparta, en cuanto pueda ser provechosa o perjudicial la educación cristiana. Dentro de esta concepción cual es el lugar que le corresponde a la sociedad civil, es decir, al Estado en orden al bien común. Le corresponde un papel subsidiario. Considera que este rol tiene sus fundamentos históricos ya que la institución social de la escuela, en un principio, nació y se desarrolló por iniciativa de la familia y de la Iglesia, mucho tiempo antes que por obra del Estado. Enuncia lo que denomina el principio de subsidiariedad del Estado en materia de educación: es derecho, o para mejor decir, deber del Estado proteger en sus leyes el derecho anterior de la familia a la educación cristiana de la prole y, por consiguiente, respetar el derecho sobrenatural de Iglesia sobre la educación cristiana. 6. Las recomposiciones progresivas desde la crisis del ’30 hasta mediados de los ’70: la crisis económica de los ’29 fue interpretada como el límite del desarrollo de las sociedades capitalistas bajo el régimen del libre mercado, que había mostrado ser incapaz de regular el conjunto de la economía y que lo había llevado a la aparente paradoja de una situación de sobreoferta y de depresión de la demanda. La salida de la crisis se hizo a través de la recomposición del Estado capitalista bajo la forma denominada Estado de Bienestar. La intervención del Estado en la regulación de la economía para asegurar la demanda y el pleno empleo, y evitar así que la economía desembocase en crisis similares a la de los años ’30. Estado brinda asistencia a todos los ciudadanos mediante presentaciones de servicios o en dinero para compensar los riegos de la marginación a la que conduce una economía regida únicamente por el libre mercado, y a asegurar consumos mínimos a grandes sectores de la población. Este fue el modelo de funcionamiento social que logro, de alguna manera, un relativo crecimiento y equilibrio durante el tercer cuarto del siglo. En los estados que adaptaron este estilo de funcionamiento y de regulación de las tensiones entre el capital y el trabajo, se establecieron los seguros de desempleo, los salarios mínimos, la legislación social para los trabajadores, el incremento sustancial de los presupuestos públicos para la atención de la salud y de la educación pública y de los sistemas de vivienda subvencionados por el Estado. Este periodo constituye el paso del Estado liberal al Estado social, que está configurado por el tránsito de un estado de derecho en función predominantemente protector-represor a un derecho cada vez más promocional. La concepción que predomina es la de protección a todos los individuos en su conjunto, es la función positiva del Estado: no solo que debe impedir, sino que debe promover. No alcanza con la justicia comunicativa, sino que debe orientarse hacia la justicia distributiva. Esta nueva concepción dio origen al desarrollo de los derechos sociales, entre ellos la educación. 7. La concepción del desarrollo a la educación como un derecho social: alcances y límites: la línea de desarrollo de la concepción de la educación como desarrollo social, a lo largo del siglo XX, va diferenciando el derecho a la educación del derecho de enseñar. El derecho a la educación se considera como el “derecho fin” y el derecho de enseñar es un “derecho medio”, medio para alcanzar el derecho fin. El derecho de enseñar constituye solo una forma específica de otro derecho genérico que es el derecho de trabajar, el derecho de los docentes a la libre expresión de sus ideas. El derecho fin es el derecho a la educación, es el derecho esencial, porque es el derecho del hombre al desarrollo de la personalidad por medio de la educación. El derecho de aprender se identifica con la libertad, es el derecho de la personalidad a su máximo creciente sin deformaciones dogmáticas. El derecho a la educación se expresa en términos de la escolaridad que debería recibir toda la población, de la manera siguiente: a) garantizar un mínimo de instrucción; b) generalizar la formación técnica y profesional; c) ampliar el acceso a los estudios superiores. Los estados realizaron importantes contribuciones al financiamiento de los sistemas de educación y los progresos en la expansión cuantitativa produjeron un proceso de real ampliación del acceso a la educación más allá de la educación elemental. A pesar de los significativos avances registrados se está aún lejos de que el derecho a la educación pueda considerarse efectivamente cumplido porque: a) la competencia económica se basan cada vez más en el desarrollo científico y tecnológico; b) la igualdad de oportunidades, tal como se la concibió resulto canalizadora de los beneficios de la educación preferencialmente hacia los sectores medios y altos, que hacia los sectores populares; c) la libertad de expresión y opinión, de sustentar las posiciones científicas e ideológicas según la libertad de conciencia de cada participante directo del proceso educativo tuvo algunos efímeros tiempos de vigencia; d) la clara evidencia de que no es solo a través de la transmisión directa de doctrinas como se modelan las personalidades, sino por la fuerte incidencia de los estilos de convivencia social. Que se entiende hoy por un efectivo cumplimiento del derecho a la educación: a) garantizar un mínimo de instrucción básica que debería ser, por lo menos, de diez años de escolaridad; b) garantizar una efectiva formación general y profesional para el mundo del trabajo; c) es obligación del Estado asegurar ambas; d) asegurar la igualdad de oportunidades y posibilidades; e) asegurar la significación social, científica y personal de los contenidos que se transmiten; f) hacer efectivas formas y practicas pedagógicas que estimulen el juicio crítico y estilos de convivencia solidarios y responsables. 8. Las críticas al Estado de Bienestar desde las perspectivas socialdemócrata y neoconservadora: el auge y desarrollo de las políticas del Estado de Bienestar dio lugar a un periodo de relativa prosperidad económica, considerándose al Estado como el factor estabilizador que, a través de sus intervenciones en la regulación de la economía y de la provisión de los servicios que aseguran el acceso a condiciones de bienestar. La socialdemocracia hace críticas al funcionamiento del Estado de Bienestar tal como éste se desarrolló históricamente, lo critica por lo que prometió y no logro alcanzarlo satisfactoriamente; criticas similares a las realizadas en el punto anterior sobre el incumplimiento efectivo del derecho a la educación. En cuanto a las tendencias neoconservadoras, estas realizan una crítica radical al Estado de Bienestar, considerando que, por múltiples intervenciones del Estado en la esfera económica, impide que las fuerzas de progreso del mercado funcionan de manera correcta. Para esta posición, el efecto conjunto de la falta de incentivos para la inversión y la desactivación de la competencia individual en el trabajo es el que produce la decreciente tasa de acumulación del capital. Los liberales partidarios del retorno al “libre” funcionamiento del mercado afirman que la asistencia estatal tiene los siguientes efectos perversos: pone en peligro el libre funcionamiento del mercado en el cual los individuos pueden competir y contribuyen a minar las bases del sistema que ofrece la mayor posibilidad de prosperidad general e integración social. Como mirar la educación en este contexto, más específicamente como mirar a la educación sistemática. El debate se reactualiza en nuevos términos, el neoconservadurismo vuelve a reforzar el papel subsidiario del Estado, pero lo hará con otros fundamentos y con otros énfasis. Mas allá de las distintas posiciones que existen dentro del neoconservadurismo, tienen en común que: siempre van a marcar que el desarrollo de sistema público de educación es perjudicial por la burocratización implícita que conlleva, van a reducir el gasto público destinado al sistema de educación pública y van a promover y financiar a instituciones del sector público con recursos públicos. Para los partidarios más extremos, lo ideal es que los subsidios monetarios vayan dirigidos a las familias o a los individuos y no a las instituciones. En el caso de un fuerte peso de las corporaciones enseñantes como sucede en nuestro país, se tiende a sostener un sistema en el que se combinen, según niveles y tipos de enseñanza, el sistema de subsidio a las instituciones con el sistema de subsidios a las familias o individuos; para otros, es posible un sistema de asistencia social directa porque éste potencia la competencia con el sector privado, pero siempre que en su interior se rija por criterios meritocráticos y de competencia individual. 9. La Iglesia Católica: la reiteración y la actualización de su concepción del papel subsidiario del Estado: la Iglesia Católica reitera en 1965 su concepción acerca del papel subsidiario que le corresponde al Estado en materia de educación. “el deber de la educación compete en primer lugar a la familia que requiere la colaboración de toda la sociedad. Además, pues de los derechos y de aquellos a quienes estos deleguen una parte de la educación, ciertas obligaciones corresponden a la sociedad civil, en cuanto a ella compete el bien común temporal. Este documento en su parte segunda, sobre el sistema educativo va reiterando y actualizando la posición de la Iglesia en nuestro país, y lo hace tanto desde el punto de vista doctrinario como de las propuestas y medidas de política educacional que propugna para nuestro sistema educativo. Uno de los primeros temas que toca es el que se refiere a la mayor intervención que ha tenido el Estado en las últimas décadas, entre ellas la configuración del sistema mixto, público y privado. En lugar de referirse al derecho a la educación utiliza la expresión “los derechos de la persona humana”, que lo define como el derecho de todos los hombres a la educación y el derecho a la educación de todo el hombre, es decir, a una educación integral. La integralidad de la formación es entendida incluyendo la dimensión religiosa, la que da fundamento a que el sistema educativo deba construirse sobre la base de la libertad de opciones educativas y del reclamo de la inclusión de la formación religiosa en la escuela pública. Considera que la libertad de opiniones educativas, obliga al sistema educativo a admitir el ejercicio de las distintas opciones a que tiene derecho, en razón de su inalienable libertad. La manera real de asegurar esa opción educativa es que no debe ser elativa, es decir, disimulada mediante la canalización de todos los recursos del Estado hacia las escuelas estatales y la privación de todo apoyo económico a las creadas por la iniciativa privada. Sostiene que si así sucede la libertad de elegir escuelas y maestros quedaría reducida a un privilegio de ricos con evidente menosprecio del principio de igualdad de oportunidades. Por lo tanto, reitera que los aportes estatales a los establecimientos privados para determinados gastos son un deber de justicia distributiva, y considera que el fundamento para otorgarlos no es otro que la igualdad de todos los habitantes y el respeto a las libertades individuales. En cuanto a cómo concibe y especifica el derecho a enseñar, señala varios aspectos: es el derecho de asociarse libremente, y a ejercerlo individual o colectivamente para fundar establecimientos. 10. A modo de síntesis de la situación actual en el país: hoy, en el gobierno nacional prima la concepción subsidiarista del papel del estado en materia de políticas sociales, y, en educación en particular. Para finalizar se destaca que dentro de esta coexisten dos vertientes, la proveniente de la tradición de la Iglesia Católica y la del neoliberalismo, que comparten puntos de contacto y tienen puntos de divergencia que aún no están identificados claramente y que probablemente generen tensiones dentro de la misma gran orientación en el momento clave de determinar las medias concretas y que produzcan, reacomodaciones significativas dentro del propio sector privado, no solo en el sistema de educación publica.
Clase 3: la educación como política de estado. Concepto y perspectiva histórica.
En este bloque veremos cómo se ha ido articulando en relación Estado, sociedad y
educación. En cada momento histórico el Estado ha propuesto una forma particular de entender la finalidad educativa, y ha tratado de responder, a partir de propuestas concretas de la política educativa a los siguientes interrogantes: ¿para que educar? ¿a quienes educar? Y ¿Quiénes educan? La educación es entonces una práctica social que se inserta en los requerimientos de la sociedad para reproducir los valores y conocimientos de la esfera cultural, mantener los vínculos de la integración social y contribuir a la constitución de la subjetividad de los alumnos. La definición de esos valores, conocimientos, vínculos y subjetividades está sujeta a los contextos históricos. En este sentido, nos referimos, fundamentalmente a: 1) la educación como derecho individual y para la conformación de la identidad nacional propuesta en el Estado Liberal; 2) la educación como derecho social y para el crecimiento económico desarrollada en el Estado Benefactor; 3) la educación de calidad con equidad propuesta en el Estado Post social y la incorporación de la lógica del mercado en el terreno educativo (la competencia y la eficacia). Primeramente, debemos referirnos al Estado. Siguiendo con el análisis efectuado por Oszlak, la estatidad, es decir la “condición para ser Estado”, puede definirse por adquisición de los siguientes atributos: Capacidad de externalizar su poder, lo que implica el reconocimiento como unidad soberana, el contexto de las relaciones interestatales. Capacidad de institucionalizar su autoridad, obteniendo el monopolio de los medios de coerción garantizado por la imposición de una estructura de poder. Capacidad para diferenciar su control, a través de la creación de un conjunto diferenciado de instituciones públicas reconocidas legítimamente, que le posibiliten extraer recursos de la sociedad civil, cuyos funcionarios deben poseer algún grado de profesionalidad; y ejercer cierto grado de control centralizado sobre sus diferentes actividades funcionales. Capacidad de internalizar una identidad colectiva, a través de la generación de símbolos, valores y sentimientos de pertenencia que generen cierta solidaridad social, lo que consecuentemente permitiría el control ideológico como mecanismo de dominación. Pero la “estatidad” no define a cualquier estado sino al estado-nación y tanto el estado como la nación poseen un plano material y un plano simbólico. El primero está representado por las condiciones objetivas, es decir el territorio, la tecnología, las características étnicas de la población, el grado de desarrollo de las fuerzas productivas, las relaciones de producción, etc. El plano simbólico se basa en la creación de símbolos que generan un sentimiento de pertenencia a ese estado-nación y no a otro; se trata de generar un “arco de solidaridades” entre los miembros de un territorio. En esta clase nos aproximaremos a los principales aspectos que se desarrollaran en relación al primer punto. A continuación, se mencionan dichos aspectos, para luego profundizar en las clases presenciales y con las lecturas del bloque. 1. La educación como derecho individual/para la conformación de la identidad nacional propuesta en el Estado Liberal: el Estado Liberal se dan nuestro país en dos vertientes: Oligárquico (1853 – 1916) y democrático (1916 – 1930). Como características sobresalientes podemos mencionar: Conquista de los derechos individuales. La denominación liberal proviene de la conquista de esos derechos y fundamentalmente del pasaje del poder del soberano (por derecho divino) a los individuos, en teoría, iguales ante la ley. Modelo agroexportador. Planificación social (necesidad de credibilidad exterior). Y construcción de la identidad nacional. Orden y progreso. Los puntos más sobresalientes en materia educativa: Función pública: homogeneizar y disciplinar por medio de la instrucción pública. Principios establecidos, a partir del marco legal: Universidad de la enseñanza elemental. -Estado docente (creación de escuelas públicas) El Estado es el encargado de organizar la instrucción pública - - Libertad de enseñanza. -Educación como derecho individual. -Rol principalista del Estado. -Sistema educativo estatista y centralizado. Aspecto legal del sistema educativo: Congreso pedagógico de 1882: Antecedente de la ley 1420. Discusión acerca de la obligatoriedad de la enseñanza religiosa. Ley 1420 (1884): escuela primaria, publica, gratuita y graduada. Ley Avellaneda (1885): autonomía de las Universidades y obligaciones financiera del poder ejecutivo. Ley Laínez, 4874 de 1905: atribuye al gobierno nacional la facultad de crear escuelas en territorios provinciales. Artículos de la Constitución Nacional de 1853 vinculados con la educación: Libertad de enseñanza (art. 14): todos los habitantes de la nación gozan de los siguientes derechos conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio; a saber: de trabajar y ejercer toda industria licita; de navegar y comerciar; de peticionar a las autoridades; de entrar, permanecer, transitar y salir del territorio argentino; de publicar sus ideas por la prensa sin censura previa; de usar y disponer de su propiedad; de asociarse confines útiles; de profesar libremente su culto; de enseñar y aprender. Obligatoriedad de las provincias de brindar educación primaria (art. 5): cada provincia dictara para si una Constitución bajo el sistema representativo republicano, de acuerdo con los principios, declaraciones y garantías de la Constitución Nacional; y que asegure su administración de justicia, su régimen municipal, y la educación primaria. Bajo estas condiciones, el Gobierno Federal garante a cada provincia el goce y ejercicio de sus instituciones. Atribuye al congreso de la facultad de dictar planes de instrucción general (art. 67): (atribuciones del Congreso) Inciso 16. Proveer lo conducente a la prosperidad del país, al adelanto y bienestar de todas las provincias, y al progreso de la ilustración, dictando planes de instrucción general y universitaria, y promoviendo la industria, la inmigración, etc. Etc. Ley 1420: escuela obligatoria, gratuita y laica: “la escuela primaria tiene, por único objetivo, favorecer y dirigir simultáneamente el desarrollo moral, intelectual y físico de todo niño de 6 a 14 años de edad” (art. 1). “la obligación escolar puede cumplirse en las escuelas públicas, en las escuelas particulares o en el hogar de los niños, puede comprobarse por medio de certificados y exámenes y exigirse su observancia por medio de amonestaciones y multas…” (art. 4) “la obligatoriedad escolar supone la existencia de escuelas públicas gratuitas al alcance de los niños de edad escolar…” (art. 5) “la enseñanza religiosa solo podrá ser dada en las escuelas públicas por los ministros autorizados de los diferentes cultos, a los niños de su respectiva comunión y antes o después del horario de clase” (art. 8) “la enseñanza primaria para los niños de 6 a 10 años de edad se dará preferentemente en clases mixtas bajo la dirección exclusiva de maestras autorizadas” (art. 10).
Clase 4: Estado de bienestar: la educación como derecho social.
Configuración del Estado Bienestar: principales características. Estado Social o de Bienestar “consiste en un conjunto de instituciones públicas supuestamente destinadas a elevar la calidad de vida de la fuerza de trabajo o de la población en su conjunto y a reducir las diferencias sociales ocasionadas por el funcionamiento del mercado. Ellas operan en el terreno de la distribución secundaria del ingreso mediante transferencias monetarias directas (pensiones, prestaciones por desempleo o asignaciones familiares) o indirectas (subsidios a productos de consumo básico), provisiones de bienes (programas de complementación alimentaria) y prestaciones de servicio (educación o salud). A partir de 1930, se ira configurando un nuevo modelo de estado que se ha dado a denominar Estado de bienestar. Entre las condiciones generales que configuran esta nueva relación entre el Estado y la sociedad podemos señalar la crisis económica que se inicia con la caída de la bolsa de Wall Street en 1929. En este sentido, la crisis pone en evidencia los límites del capitalismo y la acumulación de la riqueza. A lo que se suma, además, en el periodo que abarca el estado social, un contexto internacional de guerra mundial y postguerra, así como la guerra fría. Nuestro país que se había organizado entorno a un modelo agroexportador, se ve afectado por la crisis, puesto que exporta menos materia prima y a un menor precio. Lo que conforma una situación recesión y el estancamiento. Por otra parte, es importante señalar que este periodo estará marcado por la inestabilidad de los gobiernos constitucionales y los golpes de estado, iniciado ya en 1930 con la destitución de Irigoyen. En este contexto de crisis económica, se ponen en vigencia las ideas del keynesianismo, que sostiene básicamente, la intervención del Estado en la economía, aumentando el gasto público y estimulando la demanda del mercado. Este modelo de estado representa un tipo específico del capitalismo, que consiste en la explicita obligación del estado de proveer asistencia y apoyo a aquellos ciudadanos que sufren de necesidades y riegos específicos. Asistencia y apoyo provistos bajo la forma de derechos sociales legales que se concede a los ciudadanos por la sola condición de serlos, a fin de asegurarles de un mínimum de bienestar, pero con el propósito ultimo de mantener el orden social del sistema capitalista. En nuestro país, se ira configurando un modelo de acumulación basado en la industrialización sustitutiva de importaciones estrategia que es “implementada por una alianza entre la oligarquía terrateniente y sectores industriales asociados al capital extranjero acorde con el nuevo modelo de estado transforma su liberalismo en intervencionismo”. “Este nuevo tipo de estado implica un cambio en la agenda de las políticas públicas, mutando las permisos de “orden y progreso” por las de “seguridad y desarrollo”, dado que: 1) se prioriza el mercado interno como estrategia de distribución del ingreso hacia los sectores asalariados y la expansión del empleo; 2) se establece una alianza de clases entre los industriales de capital nacional y los asalariados; y 3) se trata de dar respuesta a las demandas sociales desde las políticas públicas, con el objetivo de lograr una mayor integración ciudadana a partir de una creciente participación de la sociedad en lo que ella misma produce, primando un concepto de sujeto social, basado en una “cultura igualitaria” y “holística”, en la cual el individuo ata su destino al del conjunto social”. La política educativa sustentada durante este periodo tiene como finalidad la incorporación de sectores tradicionalmente marginados, bajo el imperativo de la inclusión. De allí, que haya una notable expansión cuantitativa del sistema educativo. Por otra parte, la finalidad de la educación es insipientemente económica, es decir de formación de mano de obra, acorde con el objetivo de estimular la industrialización sustantiva de importaciones. La amplia demanda por más educación por parte de la población no solo responde a expectativas de movilidad social, sino que también es debido a los nuevos roles ocupacionales característicos del trabajo industrial que exigen, además de una alfabetización básica, de ciertos niveles técnico-profesionales y conocimientos de oficios y especialidades; como así también es una disciplina laboral para los nuevos trabajadores diferente a la que se demandaba a nativos e inmigrantes en el periodo del estado liberal. Como medidas concretas de esta política educativa se puede citar la creación de la Comisión Nacional de Aprendizaje y Orientación Profesional (CNAOP) por decreto 14.538/44, que brinda una variedad de modalidades de enseñanza básica y profesional para trabajadores y jóvenes hasta entonces excluidos del sistema educativo y, expande considerablemente la enseñanza técnica. También se crea en 1948 por ley N.º. 13.229 la Universidad Obrera Nacional que luego se transforma en Universidad Tecnológica Nacional (1959).
Clase 5: el Estado Post social:
La reforma educativa de los ’90: contexto y principales ejes del cambio educativo. En la siguiente clase se recupera y amplia el texto de Guillermina Tiramonti: “el escenario político-educativo de los 90”, para referirnos a las características que asume la reforma educativa de los ’90 en el marco de Estado Post social y dentro de una serie de medidas políticas-económicas, denominadas neoliberales. Las posturas neoliberales privilegian la libertad del individuo y de las familias por sobre los derechos sociales. Se trata de disminuir el papel rector del Estado en la dimensión económica y social, para dar importancia y estímulo al capital privado; lo cual se traduce en el lema de este modelo: “más mercado y menos Estado”. Desde la introducción la autora señala que en el escenario en el que se piensan las reformas educativas de los años ’90, se asiste a un contexto de creciente desigualdad social dentro de un sistema democrático, y que esto pone en tensión a la democracia misma: “¿Cuánta desigualdad social tolera un régimen que se monta sobre el supuesto de la desigualdad en condición ciudadana? La década del 80 produjo una serie de críticas al papel del Estado, poniendo en tela de juicios sus funciones y dando lugar a un modelo de Estado, que hemos dado a llamar Estado Post Social. Tiramonti señala como críticas y tensiones sobresalientes que van configurando un escenario distinto: • La globalización: la creación de un espacio sin fronteras a escala planetaria, donde podrán circular sin trabas las mercancías y el capital pone en evidencia los límites de la autonomía del Estado. • Las ultimas dictaduras: el terrorismo de Estado siembra desconfianza con respecto a la capacidad del Estado para instrumentar mecanismos democráticos. • Criticas referidas a las tendencias homogeneizantés que, desde sus orígenes el Estado ejercía para legitimar la ideología de las clases dominantes. En el escenario educativo, también tuvieron lugar hacia los años 80 y con la vuelta a la democracia, una serie de críticas, como, por ejemplo, el cuestionamiento sobre la utilidad de la escuela: “…lo que allí se aprendía no servía ni para insertarse en el mundo del trabajo, ni para ejercer la ciudadanía” (Tiramonti). Estas críticas instalan la necesidad de una transformación educativa. En los procesos de reformas educativas emprendidos por los gobiernos latinoamericanos entre los 80 y 90 del siglo XX se ha puesto en evidencia un aumento de la injerencia de las entidades financieras y con relación a el intercambio y cooperación cultural y educativa. Una de las consecuencias del desarrollo de estas políticas es la producción de diferentes proyectos educativos enmarcados en los imperativos económicos y sociales provenientes de los organismos internacionales como el Banco Mundial, FMI, CEPAL, entre otros. En este sentido, el Banco Mundial “además de cumplir, como organismo financiero la función de otorgar préstamos, desarrolla otras funciones. Se lo puede visualizar como un complejo académico-intelectual ya que muchos de los financiamientos que el Banco Mundial otorga presuponen una cantidad de investigaciones y estudios.” (Corbalán 1998:79) DESCENTRALIZACION “Entre los gobiernos jurisdiccionales y la base del sistema se distribuyen las obligaciones presupuestarias y administrativas que genera el funcionamiento de las instituciones. Las jurisdicciones tienen a su cargo el pago de salario del plantel docente, mientras que las propias escuelas a través del aporte de sus cooperadoras o la comunidad en que están insertas obtienen recursos para cubrir el resto de los gastos” (p 31). A partir de la expansión de los sistemas escolares y ante la complejidad creciente de los problemas para su gestión numerosos países manifiestan voluntad de o tienden a una cierta descentralización de la administración de la educación. Es decir, a delegar las funciones de Estado Nacional a niveles intermedios de gestión (por ejemplo, a los gobiernos provinciales). Estas políticas de descentralización presumen un “ministerio nacional de educación” “sin escuelas”, puesto que, son las provincias quienes deben sostener y gestionar la educación. Sin embargo, esto no quiere decir que el Estado Nacional se desvincule de la cuestión educativa. Al respecto, puede indicarse que hay una regulación centralizada del sistema, mediante la producción de propuestas, la regulación de fondos, el control de contenidos y la evaluación permanente de los resultados escolares. En las políticas de descentralización educativa en América Latina, patrocinadas tanto por los gobiernos como por las agencias internacionales hacia fines de la década de 1980 y en los años 90, es preciso indicar que las autoridades educativas nacionales formulan diagnósticos críticos sobre el estado de la oferta educativa en sus países, así como señalan la baja calidad de la educación, impulsando la descentralización como vía para transformar y democratizar la educación. Estas propuestas se asocian en un plano político con el logro de mayores niveles de participación y democracia. En lo económico, con la obtención de mayores recursos vía cooperación de las comunidades locales y/o los particulares, lo cual significaría una mejora en el gasto educativo, esfuerzo de inversión educativa que en un contexto de crisis económica los gobiernos aducen no poder asumir o seguir manteniendo con el nivel en que lo venían haciendo. En lo administrativo, se vincula con la mejora de la eficiencia y la modernización de la administración del sistema escolar, puesto que la ampliación de la cobertura escolar de las décadas pasadas resultó en una creciente ineficiencia, obsolescencia y burocratización de los procesos administrativos centralizados. También se espera una mejor calidad de gestión como resultado de la incorporación de otros actores sociales en los procesos decisionales, así como una reducción del aislamiento entre escuela y comunidad. En lo que respecta a lo técnico-pedagógico, se confía en mejorar la calidad de la educación y la pertinencia del currículo, en la medida que la descentralización permitiría una mayor adaptación curricular a las necesidades y culturas locales. Vale precisar que los procesos de descentralización que se han ido desarrollando en países latinoamericanos, “intentan reorganizar los procesos de toma de decisiones en tres instancias básicas: el poder central, el nivel intermedio y el poder local, es decir: la escuela” (Poner, 1995). Este traslado de una cuota de poder a las instituciones escolares se considera fundamental para que la escuela recupere “un sentido”, una “razón social” válida para el conjunto de los ciudadanos. Para que esto se pueda materializar se formulan propuestas vinculadas a una transformación del trabajo institucional que apuntan a dos cuestiones: • El proyecto institucional como herramienta fundamental para poder orientar los procesos institucionales tendientes a lograr una mayor calidad educativa. • Convocar a los docentes de la institución escolar y a la comunidad para lograr un trabajo en equipo, tendiendo así a una mayor democratización educativa. LA CUESTIÓN DE LA CALIDAD EDUCATIVA – constituye un tópico central de la nueva agenda educativa que se conforma en los años 90 para América Latina. Recuperando los aportes del pedagogo brasileño Tadeo da Silva (1997), es importante señalar que en el contexto latinoamericano el debate político-educativo de la calidad de la educación se encuentra polarizado en torno a dos concepciones. Una se vincula con las estrategias de la nueva derecha, sostenedora de un modelo tecnocrático, instrumental, pragmático, asociado con los procesos de trabajo de la gran empresa capitalista. La postura opuesta, supone una concepción política democrática, sustantiva, a favor de una escuela y un currículum efectivamente democráticos; en síntesis, una “pedagogía de la esfera pública”. Hoy se identifica a la calidad con la medición de resultados, siguiendo la lógica de la competencia en el mercado. Desde esta última perspectiva, en la Ley Federal de Educación se explicita como una de las prioridades de la política educativa nacional alcanzar “la equidad a través de la justa distribución de los servicios educacionales a fin de lograr la mejor calidad posible y resultados equivalentes a partir de la heterogeneidad de la población” (art. 5°, inc. g); la cual debe ser garantizada mediante “la evaluación permanente del sistema educativo (art. 48)”. Podemos apreciar que la equidad aparece como otro de los ejes fundamentales en la construcción de una nueva concepción de la gestión educativa. LA EQUIDAD acepta que toda sociedad está estratificada por diferentes variantes y “el problema es que no se perpetúen esos desequilibrios”, que se “admita la capacidad de ser diferentes” y “que la sociedad puede tener consenso admitiendo las diferencias”. Este objetivo de equidad se logrará si se alcanza éxito en ofrecer a todos un nivel básico común de escolaridad con calidad. Para la pedagoga brasileña Nano de Mello (1991) esto implica modelos diferenciados y flexibles de organización escolar, que permitan a la institución desarrollar tanto sus propias formas de interacción con el medio social como sus capacidades de gestión pedagógica para cumplir eficientemente la tarea de enseñar. Esta flexibilidad en el punto de partida y equidad en el punto de llegada -en opinión de esta autora, entre otros- requiere necesariamente una mayor autonomía para la escuela, puesto que es imposible desde un marco centralizado de normatividad y planificación, prever la diferenciación social. Además, involucra otras dos cuestiones: la instauración de mecanismos de compensación financiera y técnica para evitar posibles efectos regresivos de la autonomía, y el diseño de un sistema de evaluación de resultados, que otorgue información sobre las escuelas, regiones o poblaciones específicas con dificultades para alcanzar un nivel básico en los resultados, y que permita generar consecuentes programas de compensación o discriminación positiva.
El escenario político educativo de los ’90. (Guillermina Tiramonti)
Las nuevas democracias latinoamericanas, a diferencia de aquellas que gozaron algunos
países de la región en décadas anteriores, han perdido toda tensión hacia la igualdad. Las construcciones teóricas de todo el pensador de la democracia, desde Rousseau hasta Sartori, pasando por Tocqueville, Dahl, Bobbio y Rawls han planteado la necesidad de garantizar ciertos niveles de igualdad como condición de funcionamiento del régimen democrático. La combinación de libertad e igualdad fue considerada por estos autores como una tensión imposible de disolver en el marco de la condición democrática. Los sistemas educativos están plenamente involucrados con esta cuestión social ya que por un lado deben dar respuesta a las demandas de formación de una mano de obra acorde con las exigencias de la integración trasnacional y por el otro constituirse en redes de contención para cooperar con la gobernabilidad del sistema. 1. Los elementos estructurantes del escenario político-educativo de los ’90. A nuestro criterio, el escenario de los ’90 presenta tres características básicas, que generan condiciones diferentes para la construcción de las políticas públicas y reestructuran el campo en el que se mueven los actores: instalación de un nuevo paradigma educativo, recuperación de un espacio de legitimidad para el Estado y disyunción de las lógicas que organizan el sistema educativo. 1.1 La construcción de un nuevo paradigma para la educación: la situación es muy diferente en el campo de la definición de las estrategias políticas. Las propuestas neoconservadoras o neo-liberales han sido adaptadas en la región y están orientado los programas de gobierno de los diferentes países que deben abordar, en el marco de los regímenes democráticos, las políticas de ajuste que impone la adaptación a un nuevo modelo de acumulación, la globalización de la economía, el elevado endeudamiento y la perdida de posiciones relativas en el mercado mundial. En el plano especifico de la educación también asistimos a una conformación paradigmática que ha construido agendas de gobierno más o menos homogéneas en la región y está proveyendo metas y objetivos a los sistemas educativos nacionales. En esta construcción paradigmática confluyen varios factores: a) las exigencias de calidad educativa que impone la articulación con un mundo estructurado alrededor del conocimiento y las telecomunicaciones; b) los diagnósticos y estrategias impuestos por los centros mundiales de financiamiento de proyectos y programas; y c) las propuestas de los organismos internacionales dedicados a la educación que tratan de compatibilizar las posturas de los bancos con las necesidades políticas de los gobiernos, la preservación del orden social y la integración internacional de los países de la región. El nuevo paradigma planeta para el sistema un objetivo de calidad definida como la formación de competencias para la “competitividad”. La función de la educación es prioritariamente cooperar para aumentar las posibilidades nacionales de articularse al intercambio mundial de productos y generar sujetos capaces de competir entre sí en un mercado de trabajo cada vez más estrecho y cambiante. 1.2 Recuperación de un espacio de legitimidad para el Estado nacional: el fenómeno de la globalización puso en evidencia los límites de su autonomía, las experiencias de terrorismo de Estado sembraron desconfianza respecto a su maleabilidad para la instrumentación democrática, y las críticas a la modernidad señalaron sus tendencias homogeneizantés y avasalladoras de las diferencias. El Estado social que se desarrolló en la primera mitad de este siglo asentó su legitimidad en su capacidad de generar condiciones de bienestar para la población y en la promesa de un horizonte de progreso relativo para el conjunto de los sectores sociales que participaban de la puja distributiva. Pero el golpe más fuerte que recibió la escuela fue la declaración de su irrelevancia social. La escuela finalmente carecía de utilidad en la era de la competitividad y la globalización. Lo que allí se aprendía no servía ni para insertarse en el mundo del trabajo ni para ejercer la nueva ciudadanía. La crisis del Estado y de la educación bien puede ser considerada una crisis de relevancia y el proceso que esto desencadena está fuertemente asociado a la búsqueda de un nuevo espacio de reconocimiento social. En el campo educativo tanto el Estado como las escuelas están desarrollando un proceso de reconversión destinado a redefinir su identidad social. Por su parte las instituciones están tratando de reconstruir su espacio a través de una negociación con múltiples dadores de sentidos: la tradición civilizatoria, las culturas de las comunidades en que están insertas; los complejos procesos de reconstitución de las identidades que sufren los jóvenes y sus docentes en este fin de siglo y las propuestas de reforma que proviene del Estado nacional. 1.3 La disyunción de las lógicas de organización del sistema: en materia educativa, lo político está limitado al espacio de la especificación técnica de la reforma, la creación de redes de control del sistema y la contención social, mientras que se ha abandonado la lógica del mercado la definición de las condiciones institucionales y materiales. La descentralización de los sistemas educativos que han efectivizado o están en vías de efectivizar casi todos los países de América Latina permite la coexistencia de estas dos lógicas. Entre los gobiernos jurisdiccionales y las bases del sistema se distribuyen las obligaciones presupuestarias y administrativas que genera el funcionamiento de las instituciones. Las jurisdicciones tienen a su cargo el pago de los salarios del plantel docente, mientras que las propias escuelas a través del aporte de sus cooperadoras o la comunidad en que están insertas obtienen recursos para cubrir el resto de los gastos. Desde esta perspectiva, la descentralización permitió la redistribución de las cargas administrativas y financieras y una re-direccionalizacion de las demandas hacia los distintos niveles del aparato estatal y el mercado. 2. Tendencias emergentes en el campo educativo:
El interjuego de estos tres elementos ha generado nuevas tendencias en el campo de la
educación que intentaremos caracterizar a continuación: 2.1 disyunción de las lógicas organizadoras del sistema: en la Argentina, la reforma reconoce dos grandes frentes de transformación: la organización institucional y los roles de los diferentes agentes, por un lado, y las modificaciones curriculares, por el otro. En el primer caso, se intenta incorporar un modelo organizacional de tipo profesional, destinado a mejorar los niveles de eficacia y eficiencia del sistema que se supone son garantizados por instituciones con mayores márgenes de autonomía y responsabilidad de los agentes. En lo curricular, se trata de avanzar a partir de criterios de significatividad social de los contenidos y de modernización de los procesos de enseñanza-aprendizaje. Así, se suponen jurisdicciones capaces de reordenar la estructura de sus subsistemas educativos, especificar contenidos básicos y capacitar a sus docentes para introducir en la escuela real las innovaciones de la reforma ideal. Las jurisdicciones y una proporción importante de las escuelas parecieran estar aún inmersas y el mundo de la necesidad y estructuran su accionar en base a la lógica de su satisfacción, mientras las reformas parecieran estar respondiendo a una lógica de operacionalización técnica de los principios derivados del nuevo paradigma educativo. 2.2 Diseño de un nuevo norte paradigmático para la educación: el proceso de fragmentación de las agendas públicas que resulta de la redistribución de responsabilidades y funciones en los diferentes niveles del Estado y la comunidad este acompañado por un movimiento de recuperación de la capacidad del centro de direccionalizar el sistema. La reestructuración del sistema, la aplicación de los nuevos contenidos, la elaboración de proyectos institucionales, la evaluación de los subsistemas y la formación y capacitación docente, son los temas que están presentes en las agendas de todas las jurisdicciones. Este proceso de homogeneización y recentralización de las políticas del sector encuentra soporte en una estrategia de control de recursos, que permite a los Ministerios Nacionales obtener un alto impacto con un gasto relativamente pequeño debido a que los presupuestos locales se agotan en el pago de salarios y carecen de márgenes de inversión. Hay una regulación centralizada del sistema, que ha dejado de viabilizarse a través de inspectores a cargo de supervisar el cumplimiento de normas y procedimientos, sino que se realiza mediante una permanente producción de propuestas, la regulación estratégica de los fondos, el control de los contenidos y la evaluación permanente de los resultados escolares. 2.3 La recuperación de un espacio de legitimidad para el Estado nacional: una fragmentación del espacio decisional en el que se opera una redistribución de los actores y de las cuestiones por ellos tratadas. Los productos generados de esta forma son presentados para su aprobación en el Consejo Federal de Educación presidido por el Ministro Nacional e integrado por la totalidad de los ministros provinciales. Se trata de una instancia de construcción de consenso y no de concertación de políticas. Las provincias allí representadas carecen, en su mayoría, de los recursos técnicos y económicos para aportar y sustentar alternativas. No se trata de una mesa de negociación horizontal de la que emergen las líneas políticas que luego serán operacionalizadas por órganos ejecutivos, sino un espacio en el que se vuelcan productos ya elaborados por el centro. El nivel jurisdiccional se ha transformado en una arena de conflicto. Allí se procesan las urgencias que genera la gestión directa del sistema y la administración del ajuste financiero. La acción de los gremios docentes está prácticamente circunscrita a acciones de confrontación con los gobiernos provinciales habiendo perdido buena parte de su capacidad de intervención en el diseño de las políticas tanto nacionales como provinciales. Desde una mirada más específica se podría plantear la desacreditación social de la escuela pública y de la actividad docente, las dificultades de este sector de definir una estrategia diferenciada que permita la asociación de intereses con otros actores, la inflexibilidad de los presupuestos provinciales, y la debilidad de sus economías. En algunos casos, las escuelas se están haciendo cargo de satisfacer necesidades materiales que antes eran cubiertas por la familia u otras organizaciones del Estado; en el plano estrictamente pedagógico, la escuela acude cada vez más a la familia para complementar o reforzar su tarea y en muchos casos para justificar su fracaso. En el campo de la socialización de los niños y jóvenes, se registra un cruzado reclamo para que la otra institución asuma mayores responsabilidades. Si bien estos cambios se explican a partir de transformaciones más abarcativa que en este fin de siglo comprometen la división social del trabajo y la distribución institucional del mismo, están también condicionados por las carencias, materiales a que está sometida buena parte de la población. En la actualidad la escuela pacta con su entorno un espacio de significación social que varía de acuerdo a las estrategias que ese grupo social desarrolla para reubicarse en este fin de siglo. La relevancia de la escuela pareciera estar asociada a su capacidad de acompañar los procesos de constitución de identidades particulares que genera la globalización. Los cambios producidos en los tres ámbitos revisados han generado un espacio decisional fragmentado que dispersa los actores, las temáticas y el conflicto, a la vez que preserva el núcleo central de las decisiones de interferencias extra estatales.