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Alejandro VI

Alejandro VI (Játiva, Valencia, c. 1431–Roma, 18 de agosto


de 1503) fue el papa n.º 214 de la Iglesia católica entre 1492 Alejandro VI
y 1503. Su nombre de nacimiento, en valenciano, era
Roderic Llançol i de Borja (en castellano conocido como
Rodrigo de Borja y en italiano como Rodrigo Borgia). Hijo
de Jofré de Borja y Escrivá y de Isabel de Borja, hermana de
Alfonso de Borja, obispo de Valencia y futuro papa Calixto
III.1 2

Rodrigo Borja alcanzó el poder gracias al nepotismo y lo


mantuvo por él, consiguiendo su ascenso dentro de la
jerarquía de la Iglesia católica gracias a su relación con el
papa Calixto III, de quien era sobrino. Esta relación familiar
le facilitó el acceso a Cardenal diácono y el desempeño de
numerosos cargos de gran importancia dentro y fuera de la
Curia Romana, que le permitieron hacerse con las influencias
políticas y el prestigio que, finalmente, le llevaron al solio Retrato, por Cristofano dell'Altissimo
pontificio en 1492.3

Una vez elegido papa como Alejandro VI, desencadenó y se


involucró en decenas de situaciones políticas, envuelto en Papa de la Iglesia católica
intrigas y en las tormentosas y traicioneras relaciones entre 11 de agosto de 1492-18 de agosto de 1503
los poderes internacionales. Buscó a través de alianzas Predecesor Inocencio VIII
políticas y conspiraciones hacer que su familia se consolidase
Sucesor Pío III
dentro de la nobleza italiana y acrecentar en toda posible
ocasión su poderío, tarea que emprendió en conjunto con sus
Otros títulos CCXIV sucesor de Pedro
hijos, Juan, César, Lucrecia y Jofre, los cuales sirvieron como
Gran Maestro de la Suprema
instrumentos de sus maquinaciones políticas.4 Orden de Cristo

A través de la Guerra italiana de 1494-1498 y la Guerra de Información religiosa


Nápoles (1501-1504) se las ingenió para no solo asegurar su Ordenación 1468
poderío, sino para acrecentarlo, valiéndose de las rivalidades sacerdotal
entre las potencias de la época y las tensiones políticas entre Ordenación 30 de octubre de 1471
las familias de la aristocracia europea, de manera que episcopal
consiguió durante los 11 años que duró su papado impulsarse Proclamación 17 de septiembre de 1456
hasta la cima del poder en la península itálica.5 cardenalicia por Calixto III
Información personal
Trágicamente, las mismas intrigas y poderes que le sirvieron
Nombre Roderic de Borja
para llevar a la Casa de Borgia a la cima aseguraron su
destrucción, pues todo el poder que los Borgia habían Nacimiento 1 de enero de 1431
obtenido, inclusive el éxito militar de César Borgia, giraba en Játiva Valencia
torno a los Estados Pontificios y por ende dependía de la Fallecimiento 18 de agosto de 1503 (72 años)
permanencia de Alejandro VI en el poder, por lo cual la vasta Roma Estados Pontificios
red de condados, principados y territorios que los Borgia Padres Jofré Llançol i Escrivà
habían puesto a sus pies sucumbió ipso facto con su muerte, Isabel de Borja i Llançol
sellando el destino de César Borgia, quien moriría cuatro Hijos Pedro Luis de Borja, César
años después en 1507, sepultando la era de los Borgia.6 Borgia, Juan de Borja y Cattanei,
Lucrecia Borgia, Jofré Borgia,
Girolama Borgia, Isabella Borgia,
Juan Borgia, Laura Orsini, Rodrigo
Índice Borgia, Giovanni Borgia y Gioffre
Biografía Borgia
Origen familiar Alma máter Universidad de Bolonia
Primeros años y carrera eclesiástica
Los cuatro papados
Pío II
Paulo II
Sixto IV
Inocencio VIII Escudo de Alejandro VI
Elección
Papado, el ascenso de los Borgia
Primera guerra de Nápoles
Segunda guerra de Nápoles
Muerte
Las artes
Política
Percepción histórica
Análisis general
Críticas y defensa
Origen y continuidad
Descendencia
Ascendencia
Cultura popular
Véase también
Referencias
Bibliografía
Enlaces externos

Biografía

Origen familiar
Hijo de Jofré de Borja y Escrivá, descendiente de una familia de la pequeña y mediana nobleza de Játiva, originaria
probablemente de la ciudad fortificada de Borja en Aragón, atendiendo a la costumbre de muchos de los
conquistadores de tomar el apellido del lugar de nacimiento,7 8 9 y de Isabel de Borja, su pariente, descendiente a
su vez de Francesca de Fenollet, que procedía de una de las más antiguas familias de la nobleza catalana,10 su tío
materno, Alfonso de Borja, catedrático en la Universidad de Lérida tras estudiar cánones, era ya, en el momento de
nacer Rodrigo, obispo de Valencia, cardenal en 1444 y papa Calixto III en 1455.

Llamado por su tío a Italia, estudió derecho canónico en la Universidad de Bolonia donde se doctoró en agosto de
1456. Ya en febrero de ese mismo año había sido creado cardenal diácono de San Nicolás in carcere por el papa
Calixto III, su tío, y notario apostólico; luego gobernador de la Marca de Ancona, comisario de las tropas
pontificias en diciembre de 1457 y vicecanciller de la Iglesia Romana, cargo que conservó hasta su elevación al
pontificado. Paralelamente, en 1457 recibió el obispado de Gerona, que dejó un año más tarde cuando obtuvo el
obispado de Valencia en el que permaneció hasta 1492.11
Primeros años y carrera eclesiástica
El joven Rodrigo recibió todas las ventajas típicas de una familia de la alta nobleza, iniciando sus estudios en
Valencia y culminándolos en la Universidad de Bolonia, tras que decidiese seguir a su tío a Roma, donde
comenzaría su brillante carrera eclesiástica.

A pesar de que el pontificado de Calixto III duró solo tres años, este tiempo fue más que suficiente para que el
joven Rodrigo fuese ordenado y consagrado cardenal diácono de San Nicola in Carcere en 1456 y luego obtuviera
el título de cardenal diácono de Santa María en Vía Lata en 1458. Es nombrado vicecanciller de Roma en 1457 y
luego es designado obispo de Valencia en 1458.12 Recibió la diócesis de Albano en 1468.

Cuando fallece Calixto III, el cardenal Rodrigo Borgia, como era conocido, había alcanzado rápidamente una serie
de importantes méritos y disponía del prestigio y la influencia necesaria dentro de la institución eclesiástica para
asegurar su prevalencia dentro de las altas esferas del poder en la Curia romana.

Los cuatro papados


Si bien había sido su tío Calixto III el artífice del ascenso de Rodrigo Borgia, ya para el momento de su muerte,
este último no solo se mantendría dentro de la institución eclesiástica, sino que continuaría acumulando más cargos
y méritos, manteniendo el puesto de vicecanciller de la Iglesia Romana que su tío le había otorgado en 1458
durante los pontificados de los cuatro papas que le sucederían antes de que el mismo Rodrigo se convirtiese en
Sumo Pontífice. Además acumuló numerosos cargos y títulos, por lo que se consolidó como alguien de
considerable poder e influencia dentro de la jerarquía eclesiástica.

Habilidoso y eficiente administrador, Borgia condujo con acierto los asuntos de la cancillería romana durante los
treinta y cinco años que ejerció el cargo de vicecanciller de la Iglesia. De hecho, su larga permanencia en el puesto
se debe precisamente a su extraordinaria e innegable capacidad para ejercerlo, cosa que fue reconocida hasta por el
mismo Giuliano Della Rovere, quien fue acérrimo rival de Borgia.

Su temprana carrera, junto con la progresiva acumulación de influencias y puestos, le permitirían disponer de la
posición y las herramientas para asegurarse una sólida posición dentro del clero. De hecho, más que eso, ya desde
muy joven, con sólo 27 años, Rodrigo Borgia tenía claro que su objetivo era sentarse en el «trono de San Pedro» y
trabajaría en adelante con el objetivo de lograr dicha meta.

Pío II
Para el año de 1458, se convoca a cónclave, al fallecer el papa Calixto III. Rodrigo Borgia tiene una importante
participación en la elección del cardenal Eneas Silvio Piccolomini, quien asume el papado con el nombre de Pío II.

El fallecimiento de su tío no representó obstáculo alguno para la carrera de Borgia, quien con el ascenso de Pío II
no solo mantuvo su puesto como vicecanciller de Roma, sino que en 1463 alcanzaría el máximo rango
cardenalicio, cuando dicho papa lo eleva a la posición de cardenal protodiácono.

Paulo II
En el año de 1464, el papa Pío II fallece y el cónclave es convocado. Nuevamente participa en su papel de cardenal
de la Iglesia católica, resultando elegido el cardenal presbítero de San Marcos, Pietro Barbo, quien asume la suma
investidura bajo el nombre de Paulo II.

Durante su papado, Borgia conseguirá ser nombrado obispo de Urgel y copríncipe de Andorra, ambas en 1466.
Hacia finales de su pontificado debió ceder su puesto como cardenal protodiácono y las dos diaconías que venía
ejerciendo desde el papado de su tío Calixto III, Santa María en Vía Lata y San Nicola en Carcere, pero sin perder
la dignidad cardenalicia.
Sixto IV
Paulo II fallece en 1471, por lo que se convoca de nuevo a cónclave. Una vez más Borgia participa en el mismo y
resulta elegido Francesco della Rovere, quien asume el Obispado de Roma con el nombre de Sixto IV.

Durante este pontificado, Borgia será nombrado cardenal-obispo de Albano y Porto-Santa Rufina en 1471 y 1476,
respectivamente, para luego en 1484 alcanzar el título de decano del Colegio Cardenalicio.

Inocencio VIII
La muerte de Sixto IV trajo como consecuencia un nuevo cónclave, en el cual saldría electo Inocencio VIII.
Durante su pontificado, Rodrigo Borgia mantuvo el decanato del Colegio Cardenalicio, además de ser designado
obispo de Mallorca mientras su obispado de Valencia, que venía ejerciendo desde el papado de Calixto III, era
elevado a la dignidad de archidiócesis, de manera que fue nombrado arzobispo de Valencia.

Elección
La muerte de Inocencio VIII, el 25 de julio de 1492, dejó vacante el trono de San Pedro y entre los veintitrés
cardenales que constituían el Colegio cardenalicio, sólo unos pocos eran los que podían considerarse merecedores
de ese privilegio: el milanés Ascanio Sforza, el genovés Lorenzo Cibo, sobrino del difunto, el napolitano Giuliano
della Rovere, y el valenciano Rodrigo Borgia, 13 eran sin duda los cuatro más sólidos candidatos a ser el nuevo
papa, aunque, al no ser italiano, las posibilidades de Rodrigo Borgia eran escasas. 13 Para obtener el pontificado,
alguno de los candidatos debía obtener el voto de dos tercios del colegio de cardenales, es decir, que siendo estos
veintitrés, el nuevo papa debía contar con al menos dieciséis votos cardenalicios a su favor, para ser reconocido
como tal.

De todos los aspirantes, Rodrigo Borgia resulta ganador del pontificado por un escaso margen en la requerida
mayoría de dos tercios, asegurado por su propio voto, por lo que, entre rumores y acusaciones de simonía14 y
sobornos para obtener la corona papal, es proclamado papa en la mañana del 11 de agosto de 1492, bajo el nombre
de Alejandro VI,14 .

Aunque infundadas, tales acusaciones no resultarían improbables,15 pero sí carecen de evidencia de peso para
avalarlas, pues nunca hubo pruebas al respecto. No obstante numerosos autores han expresado cuan probable
resultaría que, en efecto, varios cardenales hubiesen sido sobornados o hubiesen recibido pagos por sus votos,
señalando continuamente como principal motivo que ocho cardenales poderosos, a saber: Della Rovere,
Piccolomini, Medici, Carafa, da Costa, Basso, Zeno y Cibo, se mantendrían firmes hasta el final en contra de
Borgia,14 por lo cual el último carecería del apoyo necesario. Sin embargo, si se analiza la situación con cuidado
se puede vislumbrar que de ser así, entonces Rodrigo Borgia, aunque hubiese sobornado a todos los restantes
cardenales, igualmente no hubiese podido ganar, pues sólo habría dispuesto de quince votos a su favor, uno menos
de los necesarios para ganar.

Más plausible es que en su elección fuera decisivo el apoyo del influyente cardenal Ascanio Sforza, quien era uno
de los candidatos para el solio pontificio, pero que no gozaba del apoyo mayoritario del Colegio cardenalicio, por
lo cual, Sforza se habría interesado en conseguir el segundo puesto más importante dentro de la jerarquía
eclesiástica, el mismo puesto que hasta entonces Borgia había estado ejerciendo desde hacía décadas, la
vicecancillería de Roma. De esta manera, Ascanio Sforza habría dado su apoyo a Rodrigo Borgia y, así, uno de los
cuatro candidatos salía del grupo de aspirantes, transfiriéndole a Borgia los votos de sus aliados, que fueron los
necesarios para su elección. Además, de haber dependido del aspecto monetario, el gran rival de Rodrigo, della
Rovere, que provenía de una familia de más poder y riqueza que la de Borgia, habría fácilmente asegurado el solio
pontificio por encima de cualquier posible precio que Borgia hubiese podido pagar. 16

Papado, el ascenso de los Borgia


La «leyenda Negra de los Borgia» asegura que el ascenso al trono
papal de Rodrigo Borgia desencadenó disgusto general en la
población, algo que ha sido avalado por varios autores;17 . No
obstante, tal afirmación es infundada, tomando en cuenta que Roma
era una ciudad abierta a ser conquistada mientras no hubiese un papa
designado, y además, aun cuando Rodrigo Borgia fuese ambicioso,
también era trabajador y sus labores como vicecanciller de Roma, le
habían granjeado el apoyo y una vasta popularidad entre los romanos.
Por otro lado, para varios miembros y familias de los círculos de poder
en Italia, el ascenso de un papa español generó cierto desdén y puso a
la familia Borgia en la mira de muchos enemigos poderosos.

Ahora que estaban en el centro de los intereses en la península,


Alejandro VI tuvo que actuar deprisa. Debía asegurar su estabilidad Escudo de Alejandro VI

política, e inició tales labores inmediatamente, empezando por la


ciudad de Roma. El nuevo papa, consciente de la grave criminalidad
en que Roma se había venido sumiendo, procedió a actuar: en cuestión de meses, ordenó investigaciones,
mandando castigar severamente a los delincuentes, para que sirviese su castigo como ejemplo, siendo cada
criminal enjuiciado públicamente y sus propiedades destruidas.

Con el fin de reorganizar administrativamente la ciudad de Roma, divide a la misma en cuatro distritos, cada uno
regido por un plenipotenciario encargado del orden público. Además, reservó los martes para dar audiencia a
cualquier súbdito que quisiera expresarle sus quejas. La vigorosa administración de justicia, la reorganización
administrativa y la mejora de las condiciones de vida de los romanos, así como las continuas festividades que el
nuevo papa se encargó de materializar, hicieron que su pontificado fuese bien recibido en sus inicios por la urbe.18
Alejandro VI también tomó cartas en el asunto de la expulsión de los judíos de España, por medio del Edicto de
Granada, emitido el 31 de marzo de 1492, con el cual entre 50 000 y 200 000 judíos fueron expulsados de todos los
territorios dominados por el Imperio Español. Esto ocasionó que muchos de los bienes que los judíos dejaron atrás
en su salida fuesen transferidos a dos receptores: uno la corona española y otra la Santa Sede, la cual, además, con
Alejandro VI como impulsor, permitió el asentamiento de múltiples familias judías en Roma a cambio de que estas
pagasen anualmente un impuesto especial por su permanencia. De esta manera, la Santa Sede pasó a percibir una
gran cantidad de ganancias adicionales.

El papa Alejandro VI también atendió el asunto del joven príncipe Diem, hermano del sultán de Constantinopla, a
quien recibió bajo su custodia a cambio del pago de una cifra de 40 000 ducados anuales. Tal cuestión se debía a
que Diem, al establecerse en Roma, se alejaba de los peligros de su tierra natal, renunciando a sus derechos
sucesorios en favor de su hermano, el cual, gustoso, accedió al trato. No obstante, Diem fallecería en extrañas
circunstancias poco tiempo después, y, debido a que su hermano deseaba asegurar el trono de Constantinopla, pagó
al papado la cifra de 400 000 ducados por la muerte de su hermano, además de correr con los gastos funerarios.
Fue esto lo que hizo que se levantasen sospechas acerca de la posibilidad de que los Borgia fuesen responsables de
tal acción, pues beneficiaría económicamente las finanzas del papado.

Igualmente, con el objetivo de fortalecer la posición de la familia, Alejandro VI decidió rápidamente tomar
disposiciones. Nombró a su hijo Juan, duque de Gandía, Confaloniero de las Fuerzas Pontificias, con el fin de
asegurar el dominio militar de Roma. Además tomó acciones para prometer a su hija Lucrezia Borgia en
matrimonio, en un conveniente enlace con Giovanni Sforza, duque de Passaro, con el cual conseguía aliarse con
una de las familias más poderosas de Italia, los Sforza, asegurando una alianza territorial que permitiría el absoluto
control sobre la Italia central.

Otra de sus acciones para dar más solidez a su papado fue el aumentos de tamaño del Colegio cardenalicio, al que
se sumarían un total de trece nuevos cardenales, todos aliados y familiares de Borgia y entre los cuales se
encontraba su propio hijo, César Borgia, quien hasta entonces había ejercido como arzobispo de Valencia. Con ello,
el total de cardenales se elevaba a 36 personas, de los cuales, más de la mitad le eran fieles a él. Además, con esta
maniobra pretendía asegurar su sucesión en el papado, probablemente aspirando a que su hijo, César Borgia, algún
día fuese electo por aquel grupo de cardenales leales como nuevo papa.

Primera guerra de Nápoles


El Reino de Nápoles, frecuente campo de confrontación entre aragoneses y franceses, era fuente de conflictos para
el papado y para toda Italia. Los Anjou lo habían señoreado en otro tiempo, pero conquistado en 1442 por Alfonso
V el Magnánimo, con el beneplácito del papa Eugenio IV había pasado a formar parte de las posesiones de la
Corona de Aragón. Cedido en 1458 a Fernando I de Nápoles, hijo ilegítimo de Alfonso V de Aragón, fue regido
por aquel hasta su muerte en enero de 1494. La corona habría de pasar por línea directa a su hijo Alfonso II; no
obstante, el rey de Francia Carlos VIII, aprovechando el momento sucesorio, adujo unos lejanísimos derechos al
trono napolitano por la fenecida vía angevina para reivindicar su ocupación. A tal efecto, despachó un embajador a
Roma en solicitud de la investidura del reino de Nápoles, encontrándose con la negativa de Alejandro VI, quien
comisionó a su sobrino, el cardenal Juan de Borja Llançol de Romaní, el mayor, para que coronase a Alfonso II el
8 de mayo de 1494 en Nápoles. El monarca galo no dudó entonces en movilizar sus ejércitos a la conquista de
Italia, como paso previo a la liberación de Constantinopla de los turcos y posterior entrada triunfante en Jerusalén.

El francés irrumpió aclamado en Milán; lo saludaron como salvador en


una Florencia abandonada por Piero de Médici y enardecida por el
monje Savonarola; aplastó con facilidad la escasa resistencia que le
opuso la ciudad de Luca y, sin apenas detenerse en su carrera hacia el
sur, alcanzó Roma el último día del año 1494. Hubo gran expectación
sobre lo que allí ocurriría; Carlos VIII había manifestado su intención
de deponer a aquel papa que había accedido al solio Pontificio por
simoníacos procedimientos y que tan indignamente se comportaba.
Alejandro VI, cautelosamente, se refugió en el castillo Sant'Angelo
aunque nunca perdió la calma. Consciente de que no podía oponerse al
francés por la fuerza adoptó ante él un talante de cordialidad y hasta de
aceptación. El conquistador se dejó a su vez conquistar por las corteses
maneras del pontífice y acabó reconociéndole como papa legítimo y
expresándole su filial obediencia. Tranquilizados los ánimos, el
ejército francés prosiguió su marcha hacia Nápoles donde entró en
febrero de 1495. Alfonso II había abdicado en su hijo Fernando y
había huido acogiéndose a la protección de la corona aragonesa. La
ocupación de Nápoles por los franceses se realizó sin enfrentamiento
Imagen de Alejandro VI procedente de los
archivos de la Biblioteca Nacional de
bélico.
España, Madrid.
Entretanto, Alejandro VI había ido urdiendo su juego. Huyó de Roma
ante el inminente regreso desde Campania de Carlos VIII, retirándose
al norte en la región de Umbría. En su capital Perusa proyectó asesinar a los miembros de la familia Baglioni, que
en ese momento controlaban la ciudad, pero al no presentarse una oportunidad propicia renunció a su plan.19
Apenas Carlos VIII traspasó los muros de Roma el pontífice, aprovechando los recelos que el fulgurante avance
galo provocaba dentro y fuera de Italia, coaligó en su contra a Ferrara, Venecia, Mantua, la misma Milán, más el
imperio de Maximiliano I y la doble corona hispánica (Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón); todo ello,
unido a sus propios ejércitos pontificios. Acorralado por todos, Carlos VIII no pudo consolidar sus conquistas y a
duras penas logró retornar a Francia, maltrecho su ejército. Para el papa se trató de una victoria política sin
paliativos.

Mientras que casi toda Italia se unía contra los franceses, Florencia permanecía apartada de la liga. Fanatizados los
florentinos por las soflamas visionarias del monje Girolamo Savonarola, habían arrojado a los Médicis de sus
dominios y habían creado una república partidaria de Carlos VIII, «salvador de Italia» según las figuraciones
místicas del exaltado monje. Fue la actitud política de Savonarola, unida a su espíritu reformista, lo que alarmó a
Alejandro VI. El desafiante Savonarola fue excomulgado, sentenciado a muerte y quemado vivo en mayo de 1498
en Florencia.

Segunda guerra de Nápoles


En Francia, a la muerte de Carlos VIII (1498), le sucedió su primo, el
duque de Orleans, Luis XII, quien suscribió con Fernando el Católico el
tratado reservado de Granada (1500) por el que ambos se repartían el reino
de Nápoles, todavía bajo el dominio de Federico I. El papa estuvo de
acuerdo, viendo el beneficio que extraería de esta partición. En junio de
1501 depuso al monarca napolitano bajo la acusación de haber urdido un
contubernio con los turcos en contra de la cristiandad y permitió que
franceses y castellano-aragoneses emprendieran la conquista.20 Surgidas
las primeras desavenencias entre los coaligados, Alejandro evitó decantarse
por uno u otro bando; la duda quedó despejada cuando en 1503 Fernando Desiderando nui, 1499
de Andrade y Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, derrotaban
a los franceses en Seminara, Cerignola y Garellano, inclinando la guerra
del lado aragonés; el papa prometió su ayuda una vez fuera tomada Gaeta,21 pero murió antes de que llegase a
ocurrir.

Muerte
El 6 de agosto de 1502 Alejandro Borgia y César Borgia celebraron un
banquete en la residencia campestre del cardenal Adriano da Corneto, en
compañía de otros comensales. Varios días después todos ellos cayeron
gravemente enfermos; la juventud de César le permitió superar la
enfermedad, pero el papa Alejandro falleció a los 72 años, el 18 de agosto.

La causa de su muerte es desconocida; inmediatamente después de


producirse, se difundieron los rumores de que el fallecimiento había sido
producido por la ingestión de un veneno que César Borgia había preparado
para asesinar a los otros convidados, y que por el error de uno de los Placa conmemorativa en la casa
natal de Alejandro VI en Játiva.
sirvientes les fue suministrado a ellos mismos; este hecho fue dado por
cierto por varios historiadores contemporáneos entre los que se contaron
Francesco Guicciardini22 y Paolo Giovio;23 posteriormente Juan de Mariana,24 25 o W. H. Prescott26 extenderían
la misma teoría.

Otros autores ponen en duda este argumento, atribuyendo la muerte del papa a los aires malsanos del verano en la
campiña italiana, donde en aquellas fechas la malaria hacía estragos entre toda la población; Voltaire27 y Ludwig
von Pastor28 son algunos de los que sostienen esta línea.

Fue enterrado, junto a Calixto III, en la basílica de San Pedro. Cuando el obelisco de Nerón fue trasladado al centro
de la plaza, se destruyó el monumento funerario y se recogieron los restos en una urna que años después se llevó a
la iglesia de Santa María de Montserrat de los Españoles.

Las artes
Alejandro era conocido por su patrocinio y afición a las artes. Pidió a Pinturicchio pintar lujosamente un conjunto
de habitaciones en el Palacio Apostólico en el Vaticano, que hoy se conocen como los Apartamentos Borgia.
Además de las artes, también alentó el desarrollo de la educación. En 1495, emitió una bula papal a petición de
William Elphinstone, obispo de Aberdeen, y el rey Jaime IV de Escocia aprobando la creación de la Universidad
de Aberdeen. A petición del arzobispo de Valencia Pedro Luis de Borja Llançol de Romaní, expide la bula de
creación de la Universidad de Valencia en 1501 y el rey Fernando II de Aragón autoriza la fundación en 1502.

Política
Una de las primeras cuestiones que abordó el papa Alejandro fue el
reparto de las tierras del Nuevo Mundo entre las dos potencias que
optaban a su descubrimiento, colonización y dominio: Castilla y
Portugal. En las Bulas Alejandrinas de 1493 (las dos Inter cœtera,
Eximiœ devotionis y Dudum siquidem), previas al Tratado de
Tordesillas (1494), se fija el meridiano divisorio de las zonas de
influencia castellana y portuguesa a cien leguas de las Azores y Cabo
Verde.

El ascenso de Alejandro VI al solio papal marcó un punto clave en la


política italiana e internacional, siendo él mismo el comienzo de toda
una nueva etapa en cuanto al balance del poder en Europa.

Es claro que la más grande ambición de Alejandro VI era lograr que su


familia dominase toda Italia, lo cual aspiraba a lograr mediante las
alianzas y convenientes enlaces de su familia con las más poderosas
dinastías italianas, usando tales vínculos, en conjunto con el poder del
papado, para conseguir la sumisión de toda la península.

Alejandro VI, además, en parte por sus orígenes valencianos, tomó a la Sepulcro de Calixto III y Alejandro VI en
Santa María de Montserrat, Roma
Corona de Aragón como su más poderoso aliado, al beneficiarla en el
proceso de distribución de tierras del nuevo mundo, además de otorgar
a los reyes españoles el título de Reyes Católicos y también apoyar en el ámbito internacional a tal imperio. Esta
acción, le benefició ampliamente, pues en lo sucesivo, la Corona Española, fue muy allegada a su papado, además
de darle el aval internacional que quería. No obstante, permaneció aparentemente neutral con respecto al Reino de
Nápoles, puesto que dicho territorio era reclamado tanto por la Corona Española como por la Corona Francesa, así
pues, jugó en el ámbito internacional con las aspiraciones de ambas potencias, de acuerdo a las circunstancias.

Su acercamiento a España, no le impidió aproximarse a la órbita de la segunda gran potencia de la época, Francia,
con quien tuvo algunos roces iniciales durante la Primera Guerra Italiana (1494-1498), pero gracias a sus dotes
diplomáticas fue capaz de dominar la situación y en lo sucesivo su acercamiento con el país galo, sería de gran
ayuda en sus planes.

A pesar de tanto trajín político, siempre encontró momento para las acciones que permitieran a su familia
consolidarse como una de las más poderosas de Italia. Las herramientas que utilizó para estos menesteres fueron,
en ocasiones, sus propios hijos, a los que inculcó una conciencia de clase demasiado elevada y cruel, dejándoles
claro que lo principal ante todo era la familia.

Naturalmente, para tales objetivos, Borgia se dedicó a tejer una red de entramados y coaliciones, impulsando el
matrimonio de su hija Lucrecia Borgia con Giovanni Sforza, luego con Alfonso de Aragón y finalmente con
Alfonso d'Este, asegurando su alineación con tres de las más poderosas familias de Europa, Sforza, Aragón y
d'Este. En conjunto con tales enlaces, se aseguró además de consolidar el poder de la familia Borgia sobre los
Estados Pontificios, logrando someterlos al dominio personal o de su hijo César Borgia, o de la Santa Sede.

Benefició a su hijo, César Borgia, también en su plan de instaurar en la Romaña, un principado independiente de la
Santa Sede y de cualquier otro estado, a fin de aumentar aún más el poder de la dinastía Borgia en Italia.
Percepción histórica

Análisis general
Un juicio imparcial de la carrera de este personaje debe, por principio de cuentas, distinguir entre el hombre y su
puesto.29 Entiéndase, pues, que de acuerdo a los estándares de su época, la carrera eclesiástica de Rodrigo Borgia
fue peculiar. Hecho cardenal a sus 20 años de edad, ejerciendo como Obispo de Valencia, y posteriormente Vice-
Canciller de Roma a sus escasos 22 años permaneciendo en dicho cargo, hasta su elección como papa. Desde
luego, en dicha carrera, mucho tuvo que ver la influencia de su tío, el papa Calixto III, así como también dependió
mucho de su influencia sobre el entorno cardenalicio.

Sin embargo su ascenso al papado no deja de ser controvertido, por el simple hecho de que alguien que incurriese
en tales acciones, no puede ser catalogado como digno de ser el Representante de Dios en la Tierra, pero, debemos
entender que si dicho juicio se emite en contra de Borgia, también deberían ser catalogados exactamente de la
misma manera todos los papas del renacimiento, tales como Sixto IV, Julio II, León X o los cardenales Guillaume
d'Estouteville, Pedro González de Mendoza (cardenal) quienes incurrieron en las mismas prácticas de Alejandro
VI. En palabras de Pastor, hay que separar entre los actos personales de Alejandro VI y lo referido a la propia
Iglesia Católica:

No afecta el valor intrínseco de una joya, ni la moneda de oro pierde su valor cuando pasa por unas manos
sucias. Del sacerdote, como funcionario de una Iglesia santa, se espera una vida inmaculada, tanto porque
por oficio él debe ser un modelo de virtud al que los laicos deben ver como ejemplo, como porque con su
vida virtuosa puede inspirar a otros a respetar la sociedad de la cual él es un adorno. Pero los tesoros de la
Iglesia, su carácter divino, su santidad, la revelación divina, la gracia de Dios, la autoridad espiritual,
como bien se sabe, no dependen del carácter moral de los funcionarios de la Iglesia. Aún el más elevado
de los sacerdotes no puede disminuir ni en nada el valor intrínseco de los tesoros espirituales que se le han
confiado.29

Críticas y defensa
Las denuncias más severas contra Alejandro VI, por proceder del ámbito oficial, son las de sus contemporáneos
católicos: el cardenal Giulliano Della Rovere, futuro papa Julio II,30 el cardenal agustino y reformador, Egidio de
Viterbo, en su manuscrito "Historia XX Saeculorum" conservado en la Biblioteca Angelica de Roma y el
oratoriano Raynaldo con los semioficiales Anales de Baronius. Fueron estos los tres principales críticos de
Alejandro VI, en Roma, acusándolo de haber cometido simonía para conseguir el ascenso al «Solio Pontificio»31 y
llegando Della Rovere a acusarlo también de transgredir el código eclesiástico, rompiendo el celibato al sostener
una relación con Julia Farnesio.

En lo que concierne a su defensa, muchos historiadores católicos en lo sucesivo no dedicaron mayor esfuerzo a
contrarrestar las afirmaciones y acusaciones que se fueron haciendo a Rodrigo Borgia, a tal punto se denota esto
que para mediados del siglo XIX, Cesare Cantu escribió que Alejandro VI era el único Papa que nunca tuvo un
apologista. En consecuencia, no resulta difícil entender la razón por la cual, la «Leyenda Negra de los Borgia»,
logró formarse y adherirse al pensamiento general, con tanta facilidad al carecer Alejandro VI, de defensores que
pudiesen contrarrestar todas las acusaciones que se le hicieron, lo que acabó sacando al personaje de su contexto.

No obstante, ha habido algunos escritores católicos, tanto en libros como periódicos, que han intentado defenderlo
de las acusaciones más duras de sus contemporáneos. Pueden mencionarse, por ejemplo, el dominico Olivier, con
su obra "Le Pape Alexandre VI et les Borgia" (París, 1870), de cuya obra únicamente apareció un volumen, que
trata sobre el cardenalato del papa y "Papa Alessandro VI secondo documenti e carteggi del tempo", de Leonetti (3
vols., Bologna, 1880). En España en 1878 el tradicionalista José de Palau y de Huguet lo defendió de sus
imputaciones en su obra La falsa Historia.32
Estos y otros documentos se escribieron, en parte, para reducir el escarnio contra la reputación de la Iglesia
católica, y en parte, por las críticas de numerosos escritores, como el caso de Víctor Hugo entre muchos otros. Sin
embargo, los intentos de eliminar la mala imagen de Alejandro VI, fueron fracasos rotundos29 y los posteriores
escritos de Henri de l'Epinois en la «Revue des questions historiques» publicada en 1881, que fueron luego
utilizados por el «Diario de Burchard» y avalados por historiadores e intelectuales tales como Bollandist Matagne
y Von Reumont, el historiador católico de la Roma medieval, ocasionaron que, en palabras de Ludwig von Pastor:

Resultase imposible para siempre cualquier intento de salvar la reputación de Alejandro VI.29

Origen y continuidad

Descendencia
De madre desconocida y quizá más de una tuvo tres hijos: Pedro Luis, nacido hacia 1468 en Roma, primer duque
de Gandía, Jerónima, nacida hacia 1470, reconocida como hija y generosamente dotada al contraer matrimonio con
Gian Andrea Cesarini, noble romano, e Isabella Borja, casada con Pietro Matuzi, oficial de la curia.

Con Vannozza Cattanei:

Juan, duque de Gandía (1474–1497), casado con María Enríquez de Luna, con quien procreó a
Juan II, segundo duque de Gandía, a su vez, padre de Francisco de Borja, tercer general de los
jesuitas, cuya hija Isabel es bisabuela materna de la reina Luisa de Guzmán, esposa de Juan IV de
Portugal, y ascendiente de toda la dinastía portuguesa de Braganza.
César (1475–1507), casado con Carlota de Albret, con quien tuvo una hija legítima llamada Luisa.
Lucrecia (1480–1519), casada, por este orden, con Giovanni Sforza (señor de Pésaro), Alfonso de
Aragón, príncipe de Salerno y duque de Bisceglie, y Alfonso d'Este (príncipe de Ferrara). De los
últimos dos matrimonios tuvo Lucrecia descendencia legítima; en el primer matrimonio fue madre de
Rodrigo, Duque de Bisceglie, y en el segundo, de Hércules II e Hipólito II. A través de su segundo
matrimonio, Lucrecia Borgia tiene también descendencia en muchas de las actuales familias reales
europeas.
Godofredo Borgia (o Jofré Borja) (1481–1516), casado con Sancha de Aragón y Gazela, hermana
de Alfonso de Aragón, esposo de Lucrecia, ambos hijos del rey Alfonso II de Nápoles.
Siendo cardenal tuvo relaciones íntimas con Giulia Farnese, casada con Orsino Orsini, pero no está acreditado que
fuese padre de su hija, Laura Orsini, a la que, al contrario de lo que hizo con sus restantes hijos, no dio trato
especial. Siendo ya papa tuvo otros dos hijos de madre desconocida: Juan de Borja, duque de Nepi, legitimado en
1501 primero como hijo de César Borja, y Rodrigo de Borja, nacido hacia 1503, abad de Ciciano di Nola tras ser
dispensado de ilegitimidad por León X que lo decía «de romano pontifice genitus et soluta» (nacido de romano
pontífice y de mujer no casada).33

Ascendencia
16. Gonzalo Gil de Borja
8. Rodrigo de Borja
4. Rodrigo Gil de Borja y Anglesola
9. Sabina de Anglesola
2. Jofré de Borja y
Escrivá
20. Andreu Guillem de Escrivà, Señor de Agres
10. Andreu Guillem de Escrivà y Pallarès, Señor de
Agres
21. Sança Pallarès
5. Sibilia de Escrivà y Pròixita
11. Sibília de Pròixita
1. Papa
Alejandro
VI
12. Domingo I de Borja
6. Juan Domingo de Borja y Doncel, Señor
de Torre de Canals
13. Caterina Doncel
3. Isabel de Borja y
Llançol
7. Francina Llançol

Cultura popular
Ensayos:
2000 Los Borja, familia y mito de Joan Francesc Mira
Novela histórica:
1913 "La Roma de los Borgia", de Guillaume Apollinaire (en «Bibliothèque des Curieux»), 34
1958 Los Borgia de Jean Plaidy
1996 Borja Papa de Joan Francesc Mira
1998 O César o nada, de Manuel Vázquez Montalbán
2001 Los Borgia de Mario Puzo.
Cine:
1926 Lucrezia Borgia. Alejandro VI es interpretado por Roger Karl.
2006 Los Borgia, dirigida por Antonio Hernández (personaje interpretado por Lluís Homar).
2009 Assassin's Creed Lineage donde aparece Rodrigo Borgia interpretado por Manuel Tadros.

Teatro:
1986 Los Borgia, obra argentina de teatro musical escrita, dirigida y protagonizada por Pepe Cibrián
Campoy, com música de Martín Bianchedi y Ángel Mahler.
Serie de televisión,
1981 Los Borgia. Serie de la BBC, donde es encarnado por Adolfo Celi.
2011The Borgias. Serie de Showtime donde el personaje de Alejandro VI es interpretado por
Jeremy Irons.
2011 Borgia, una familia consagrada al vicio. Cosmopolitan. El personaje de Alejandro VI es
interpretado por John Doman.
2012 Horrible Histories Tv Series (Cuarta Temporada). Programa infantil de la BBC, Alejandro VI
corre a cargo del actor británico Jim Howick.
2012, 2014. Isabel. Serie de TVE (Primera y Tercera Temporada), interpretado por Jorge Bosch.

Videojuegos:
2009 Assassin's Creed II. Franquicia de Ubisoft, Rodrigo Borgia es el antagonista principal de la
historia y Gran Maestre de la Orden del Temple. Su rostro está basado en el actor Manuel Tadros en
Assassin' Creed Lineage.
2010 Assassin's Creed II: Discovery. Vuelve a hacer su aparición esta vez como el papa Alejandro
VI.
2010 Assassin's Creed: Brotherhood. Franquicia de Ubisoft, Alejandro VI sigue siendo uno de los
enemigos de la Hermandad de los Asesinos, aunque ya no el principal.
Predecesor: Sucesor:
Vacante desde 1415 Cardenal diácono de San Nicola in Carcere Giovanni Battista Savelli
1456-1471

Sucesor:
Predecesor:
Cardenal diácono de Santa María en Vía Lata Juan de Borja Llançol de
Domenico Capranica
in commendam Romaní
1458-1492

Sucesor:
Predecesor:
Él mismo, como arzobispo de la
Alfonso de Borja y Cabanilles Obispo de Valencia archidiócesis de Valencia.
1458-1492

Predecesor: Sucesor:
¿? Cardenal protodiácono Rafael Sansoni Riario
1463-1471

Predecesor: Sucesor:
Jaime de Cardona y Gandia Obispo de Urgel Pedro Folc de Cardona
1466 - 1472

Predecesor: Sucesor:
Jaime de Cardona y Gandia Pedro Folc de Cardona
Copríncipe de Andorra
1466-1472

Predecesor: Sucesor:
Ludovico Scarampi Mezzarota Cardenal obispo de Albano Oliverio Carafa
1471-1476

Predecesor: Sucesor:
Filippo Calandrini Cardenal obispo de Porto-Santa Rufina Giovanni Michiel
1476-1492

Sucesor:
Predecesor:
Bernardino López de Carvajal y
Lope de Ribas Obispo de Cartagena Sande
1482 - 1492

Predecesor: Sucesor:
Guillaume d'Estouteville Decano del Colegio Cardenalicio Oliviero Carafa
1483-1492

Predecesor: Sucesor:
Diego de Avellaneda Obispo de Mallorca Giovanni Battista Savelli
1489-1492

Predecesor:
Sucesor:
Él mismo, como obispo de la
Arzobispo de Valencia César de Borja
diócesis de Valencia.
1492

Predecesor: Sucesor:
Inocencio VIII Pío III
Papa
11 de agosto de 1492-18 de agosto de 1503
Véase también
Casa de Borja
Cónclave de 1492
Bula de Rodrigo de Borja
Bulas Alejandrinas
Ruta de los Borja
Breve Inter caetera de 1493
Bula Eximiae devotionis de 1493
Bula menor Inter caetera de 1493
Bula Dudum siquidem de 1493
Tratado de Tordesillas
Lista de papas de la familia Borgia
Anexo:Cardenales nombrados por Alejandro VI
Iglesia de Santa María de Montserrat de los Españoles
Guerras italianas (1494-1559)
Guerra italiana de 1494-1498
Guerra italiana de 1499-1501
Guerra de Nápoles (1501-1504)
Estados Pontificios
Catedral de Santa María de Valencia
Iglesia de Santa María de Montserrat de los Españoles
Casa natal de Alejandro VI
Banquete de las castañas

Referencias
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20. Zurita, 2005, p. Libro IV, Cap. XLIII.
7. Batllori, 1999, p. 14.
21. Zurita, 2005, p. Libro V, Cap. XXXVIII.
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Bibliografía
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Barcelona, 2007 ISBN 8467223278 ISBN 9788467223279.

Enlaces externos
Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Alejandro VI.
Wikisource en español contiene obras originales de Alejandro VI.
Catholic Hierarchy (http://www.catholic-hierarchy.org/bishop/bdeborjar.html)
Institut Internacional d'Estudis Borgians (http://www.elsborja.org) (en catalán, italiano e inglés)
El cardenal Rodrigo de Borja mecenas de Francesco Pagano y Paolo da San Leocadio (https://docs.
google.com/viewer?a=v&q=cache:bngc0RhHEVAJ:www.raco.cat/index.php/RevistaBorja/article/dow
nload/183587/236306+El+cardenal+Rodrigo+de+Borgia+mecenas+de+Francesco+Pagano+y+Paol
o+da+San+Leocadio&hl=es-419&gl=ec&pid=bl&srcid=ADGEEShQVEh-ohEHPbMPKeZ5n_r9cJb96
T3lxYwUhQKia9BcNr78LwbITkFtcpJzPtbThTpT5qx7XOwlVhwkH5E3PgDNe3t-cs8pCUW5-NVN1Q
W7qLlAP3oOteKHerwxCbh8X2-1boWU&sig=AHIEtbRGBrg6UhPlLP-F1kimxwx1o0tCcA)
Alejandro VI Papa - Enciclopedia Católica (http://ec.aciprensa.com/wiki/Papa_Alejandro_VI)
Interés actual de los Borgia: el mecenazgo de Alejandro VI (https://web.archive.org/web/2012063020
1501/http://www.dicat.csic.es/borjaesp.html)
Alejandro VI y la Colegiata de Xàtiva (https://web.archive.org/web/20160423130448/http://www.seud
exativa.org/Eventos_Especiales/Web%20Especial%20V%20Centenario%20Alejandro%20VI/alejand
ro_vi.htm)
Alejandro VI (1431-1503) - Ajustament de Xàtiva (http://biblioteca.ayto-xativa.es/es/node/64)
Diario Borja - Borgia (https://sites.google.com/site/diarioborjaborgia/) Tres siglos de Historia día a día
Fernández de Córdova Miralles, Álvaro: El pontificado de Alejandro VI (1492-1503). Aproximación a
su perfil eclesial y a sus fondos documentales. REVISTA BORJA. REVISTA DE L‟IIEB, 2: ACTES
DEL II SIMPOSI INTERNACIONAL SOBRE ELS BORJA. España. 201-309 pp. (https://core.ac.uk/do
wnload/pdf/39121458.pdf)

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