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ISFD Nº29 - 2015

Curso: 1º año de Lengua – Comisión B


Materia: Perspectiva filosófico-pedagógica I
Profesor: Mariano Chalupa
Alumno: Cristian J. Franco

Trabajo Práctico Nº 2 – Apología de Sócrates

Cuestionario

1) ¿Cómo caracterizaría la capacidad oratoria de Sócrates cuando se presenta


ante sus jueces?
Desde el comienzo de la Apología, lo que aparece es la elocuente sencillez de
Sócrates, su necesidad de diferencias su discurso de la retórica de quienes lo acusan; y
también reluce su característica ironía, cuando atribuye al discurso de sus acusadores la
capacidad de hacerlo desconocerse a sí mismo.
Pero ante todo, lo que Sócrates quiere dejar en claro es que no va a hablar desde la
retórica, sino desde la verdad. Su capacidad oratoria le viene dada por la experiencia
concreta de haber conversado en la calle con los atenienses, usando “término y maneras
comunes”, por eso quiere que su lenguaje en el tribunal sea directo, espontáneo,
sincero.

2) ¿Qué acusaciones se habían formulado contra Sócrates? ¿Cómo fueron


formuladas? ¿Cuál era el orden de gravedad?
Sócrates se enfrentaba a dos clases de acusaciones. La primera, que él caracteriza
como de vieja data (“Os han prevenido contra mí en una edad que ordinariamente es
muy crédula, porque erais niños la mayor parte o muy jóvenes cuando me acusaban
ante vosotros en plena libertad”), es la acusación de impío, de “penetrar lo que pasa en
los cielos y en la tierra”, de convertir “en buena una mala causa [y enseñar] a los demás
sus doctrinas”.
Las acusaciones formales por las que era sometido ante el tribunal se formularon
de la siguiente manera: “Sócrates es culpable, porque corrompe a los jóvenes, porque
no cree en los dioses del Estado, y porque en lugar de éstos pone divinidades nuevas
bajo el nombre de demonios”.

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3) ¿Cómo rebate Sócrates la primera acusación? ¿Qué piensa de los que enseñan
por dinero?
Para refutar la acusación que se le hacía de impío y de transmitir malas doctrinas a
los jóvenes, Sócrates le relata al tribunal cómo intentó dilucidar la declaración del
oráculo de Delfos de que no que había otro hombre más sabio que él. Entrevistándose
con políticos y artistas y poetas que se creían muy sabios, y descubriendo y
descubriéndoles su gran ignorancia, Sócrates entendió que lo que el oráculo había
querido decir era que “El más sabio entre vosotros es aquel que reconoce, como
Sócrates, que su sabiduría no es nada”. Estos mismos “hombres sabios” a los que había
ofendido haciéndoles ver su falta de sabiduría real, fueron quienes —al no poder decir
qué era lo que en realidad Sócrates hacía o enseñaba— “para disimular su flaqueza se
desatan con esos cargos triviales que ordinariamente se dirigen contra los filósofos […]
todo porque no se atreven a decir la verdad, que es que Sócrates los coge in fraganti, y
descubre que figuran que saben, cuando no saben nada”. Así es como Sócrates revela
cuál es el verdadero origen de las calumnias que acabaron por llevarlo ante el tribunal.
Aunque en la Apología Sócrates no da una opinión directa sobre aquellos que
enseñan por dinero, sí se asegura de dejar en claro en diversos momentos que eso es
algo que él nunca ha hecho. Y es en uno de esos momentos donde podemos admirar la
ironía socrática; porque aunque no los desprecia ni los amonesta, sí podemos intuir
detrás de los adjetivos elogiosos con que los caracteriza en este pasaje, su verdadera
opinión respecto a ellos: “Estos grandes personajes tienen el maravilloso talento,
donde quiera que vayan, de persuadir a los jóvenes a que se unan a ellos, y abandonen a
sus conciudadanos, cuando podrían estos ser sus maestros sin costarles un óbolo”. Y en
el final de su sentencia, aparece, velada y visible al mismo tiempo, una amonestación
sobre la actitud indigna de esos “grandes personajes” que cobran dinero por enseñar
algo que se podría aprender gratuitamente.

4) Frente a las acusaciones del tribunal, Sócrates tiene un diálogo con Méleto.
¿Con qué argumentos refuta el primer cargo?
El primer argumento que utiliza es que es imposible que solo haya un hombre que
corrompe a la juventud entre todos los atenienses, ya que si así fuera entonces todos los
atenienses excepto él serían capaces de guiar a la juventud por el buen camino. Por eso
es que le pregunta irónicamente a Méleto: “¿Te parece que sucederá lo mismo con los
caballos? ¿Pueden todos los hombres hacerlos mejores, y que sólo uno tenga el secreto
de echarlos a perder? ¿O es todo lo contrario lo que sucede? ¿Es uno solo o hay un
cierto número de picadores que puedan hacerlos mejores? ¿Y el resto de los hombres, si
se sirven de ellos, no los echan a perder?”.

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El otro argumento es que si Sócrates sabe que “el roce con los malos causa mal”, y
aceptando como cierto que todos prefieren recibir el bien al mal, entonces es imposible
que él haya querido convertir a los demás al mal, ya que así al rozarse con ellos sólo
podría recibir el mal.
A la acusación de que corrompe a la juventud enseñando que la luna y el sol no son
dioses sino piedras, se defiende alegando que esas son enseñanzas que pueden
encontrarse ya en los libros de Anaxágoras.

5) ¿Cómo lleva a Méleto a contradecirse mientras refuta el segundo cargo?


Lo que hace es mostrar cómo Méleto se contradice al afirmar que Sócrates enseña
que no hay dioses y al mismo tiempo enseña cosas demoníacas; porque si enseña cosas
demoníacas entonces cree en los demonios, ya que si cree en las cosas demoníacas,
entonces tiene que creer necesariamente en los demonios, dado que aquellas provienen
de éstos; y como los demonios son hijos bastardos de los dioses, si cree en los
demonios, entonces también tiene que creer necesariamente en los dioses.

6) ¿Qué puede decir del método socrático luego de leer el diálogo con Méleto?
En esencia, lo que hace Sócrates en el diálogo con Méleto es mostrar como las
acusaciones de este se contradicen. Para lograrlo, busca que sea Méleto mismo quien
vaya aceptando las premisas de sus afirmaciones, para luego mostrar cómo si se
aceptan sus premisas, es imposible sostener las conclusiones sin llegar a una
contradicción irresoluble, mostrando así la falsedad de las acusaciones.
De este modo, Sócrates no hace otra cosa que llegar a la verdad utilizando las
acusaciones falsas de Méleto, llevándolo a que vaya punto por punto aceptando las
premisas de sus acusaciones para después derribarlas usando sus propias palabras.

7) Sócrates se compara con un tábano. Explica el sentido de esta comparación.


Lo que Sócrates quiere hacer ver con esa comparación es que Atenas necesita de
alguien que “le excite y le despierte”; un sabio que esté todo el tiempo molestando y
punzando las conciencias de los ciudadanos para que no se adormezcan.

8) ¿Qué sentido tiene la alusión de Sócrates a la presencia de sus discípulos en el


tribunal?
Lo que hace Sócrates al referirse a la presencia de sus discípulos en el tribunal, es
demostrar que la acusación de Méleto de que él ha corrompido a la juventud no tiene
base, ya que sino “sería preciso que los más avanzados en edad, y que saben en
conciencia que les he dado perniciosos consejos en su juventud, se levantasen contra mí

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y me hiciesen castigar; y si no querían hacerlo, sería un deber en sus parientes, como


sus padres, sus hermanos, sus tíos, venir a pedir venganza contra el corruptor de sus
hijos, de sus sobrinos, de sus hermanos”.

9) ¿Qué objeción hace Sócrates al procedimiento jurídico aplicado a su caso? ¿Qué


fundamentos tiene esa objeción?
Sócrates en el diálogo con Méleto había llegado a la conclusión de que, si nadie
prefiere conscientemente recibir el bien al mal, y que recibe mal aquel que se roza con
los malos, entonces él no puede haber convertido al mal a los jóvenes voluntaria y
conscientemente: “Una de dos, o yo no corrompo a los jóvenes, o si los corrompo lo
hago sin saberlo y a pesar mío”, ya que si no estaría haciéndose mal a sí mismo
voluntariamente, cosa que es imposible. Objeta entonces que no puede someterse al
tribunal a nadie por una falta involuntaria, que lo que corresponde según la ley es “que
se llama aparte a los que las cometen, que se los reprenda, y que se los instruya; porque
es bien seguro, que estando instruido cesaría de hacer lo que hago a pesar mío”.
Sócrates hace otra objeción, una vez conocida la sentencia, y es la de la duración de
su juicio. Considera que no tuvo tiempo como para persuadir a sus jueces de que nunca
hizo el menor daño a nadie y destruir las calumnias en su contra: “Si tuvieseis una ley
que ordenase un juicio de muerte que durara muchos días, como se practica en otras
partes, y no uno solo, estoy persuadido que os convencería”. Esto lo dice porque
considera que las acusaciones en su contra son de muy larga data y entonces es muy
difícil que con tan poco tiempo pueda disuadir a sus jueces de la falsedad de los cargos.

10) Sócrates analiza otras penas entre las que podría optar. ¿Cuáles son? ¿Cuáles
rechazaría y aceptaría?
Sócrates considera que las otras penas a las que podría ser condenado serían la de
prisión perpetua, la de prisión hasta pagar una multa, o la de destierro; y asegura que
no podría aceptar ninguna de esas penas, ya que todas chocan con su forma de vida: la
prisión perpetua equivaldría a la esclavitud, la multa no podría pagarla dada su
pobreza, y en el destierro se vería reducido a ir “errante de ciudad en ciudad, como un
vagabundo y como un proscripto”, ya que no podría en ninguna parte dejar de ser fiel a
su visión de la vida buena.

11) Una vez condenado, ¿cómo juzga retrospectivamente Sócrates la defensa que
presentó?
Sócrates juzga que su defensa era la única que un hombre honrado podía llevar a
cabo, ya que hubiera sido para el tribunal “una gran satisfacción haberme visto

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lamentar, suspirar, llorar, suplicar y cometer todas las demás bajezas que estáis viendo
todos los días en los acusados”. Antes que evitar la muerte, Sócrates prefirió evitar la
deshonra que hubiera sido faltar, para salvarse, a su verdad y a su forma de vida.

12) ¿Qué sentido trascendente otorga Sócrates a lo ocurrido en el tribunal?


Para Sócrates lo ocurrido en el tribunal tiene el sentido trascendente de que no hay
“ningún mal para el hombre de bien, ni durante su vida, ni después de su muerte”.
Llega a esta conclusión por el hecho de que en ningún momento del juicio la voz de su
demonio personal —“que en las menores ocasiones no dejaba jamás de separarme de
todo lo malo que iba a emprender”— esa voz no le había hablado en ningún momento
para advertirlo de que cambiase de opinión; por esto Sócrates concluye que lo que iba a
ocurrirle, la muerte, no podía ser otra cosas que un bien, ya que solo podía ser o un
reposo eterno o el tránsito hacia un lugar en el cuál iba a poder encontrarse a conversar
con los personajes legendarios, “interrogando y examinando […] para distinguir los que
son verdaderamente sabios de los que creen serlo y no lo son”.

13) ¿Qué pide Sócrates para sus hijos? ¿Qué valor tiene esta conclusión del libro?
Sócrates les pide a los jueces que cuando sus hijos sean mayores sean hostigados si
se apartan del camino de la virtud y prefieren la riqueza. Esta conclusión, que Sócrates
le pida esto a sus jueces al terminar el proceso, puede tener varios sentidos. En
principio, podríamos decir que Sócrates confía en que existen entre los que lo condenan
hombres justos, hombres que sabrán comprender su pedido y hacerlo valer,
ciudadanos en los que puede confiar. También querría decir que tiene en gran estima
su propia posición ante la vida, su propia filosofía, la que lo ha llevado en definitiva a la
muerte, y que considera que el camino que él ha tomado es también el mejor para sus
hijos. Por eso quiere que los atenienses obren para con sus hijos como el obro para con
ellos: acicateándolos como tábanos para que encuentren el camino de la verdad y no se
adormezcan.

14) “Lo importante no es vivir, sino vivir bien” ¿Qué significado tiene esto a la luz
de la Apología de Sócrates?
Esta afirmación de alguna manera sintetiza una parte fundamental de la filosofía
socrática, y apunta a entender por qué Sócrates elige la muerte antes que la deshonra
de apartarse del camino del bien para salvar su vida. Para Sócrates cualquier vida que
no sea una buena vida, no es digna de ser vivida; y entre ser obligado a vivir una vida
indigna por el miedo a la muerte o morir por conservar una vida buena, no duda un

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segundo sobre cuál es la única alternativa para mantenerse fiel a sí mismo y a lo que ha
profesado.

15) Elabore una conclusión de al menos diez líneas acerca de todo lo leído sobre
Sócrates y su relación con la profesión que han elegido estudiar.
Podría decirse que Sócrates es un profesor. Pero un profesor “excéntrico”, que se
mantiene al margen de cualquier institucionalidad: para él la única manera de cumplir
con su misión es convertirse en un marginal respecto a lo que la sociedad considera
como “correcto”. En ese sentido, no se podría equiparar la figura de Sócrates con la de
los profesores actuales, que necesariamente forman parte de lo institucionalizado, sin
apartarse nunca (o casi) de ese lugar seguro y medianamente privilegiado. Sócrates
elige conscientemente el riesgo y la intemperie, elige hacerse enemigos por ser fiel a su
forma de pensar, elige la muerte antes que la deshonra de traicionarse a sí mismo. No
creo que haya muchos profesores hoy en día que elegirían ese camino. Por eso creo que
al elegir una carrera como la docencia, si tomamos la figura de Sócrates como un
precedente a la hora de considerar la tarea de ayudar a los demás a acercarse, a
construir, a apropiarse del conocimiento, uno debería estar dispuesto a atreverse
alguna vez a la ruina, a la marginación, a la muerte… si es que quiere realmente enseñar
algo.

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