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Literatura Fantastica JRR Tolkien UD 1 PDF
Literatura Fantastica JRR Tolkien UD 1 PDF
J.R.R. TOLKIEN
Unidad Didáctica Nº 1
LITERATURA FANTÁSTICA: J.R.R. TOLKIEN Unidad Didáctica Nº 1
I Introducción
A) La Literatura Fantástica
B) J.R.R. Tolkien
Biografía
Su obra
I Introducción
A) La Literatura Fantástica
La literatura fantástica es un género que se remonta hasta la época de los antiguos
sumerios, con el llamado “Poema de Gilgamesh”. Durante la época romana y durante la Edad
Media se sigue desarrollando este tipo de literatura, tanto en Europa como en Oriente.
Otro de los precursores de este género fue E.T.A. Hoffman. Su obra más conocida es
La Caldera de Oro, en la que se narra cómo un estudiante ve a tres serpientes con ojos de oro
y se enamora de una de ellas. A lo largo de la narración aparecen detalles que se refieren a
una dimensión paralela donde viven magos, reyes y brujas, y donde tienen lugar sucesos
propios de un cuento de hadas: encantamientos a la luz de la luna, luchas mágicas,
metamorfosis, etc.
Maupassant era un gran admirador de Edgar Allan Poe cuyas influencias se observan
en cuentos como ¿Un loco?, donde lo fantástico se basa en la existencia de poderes humanos
desconocidos y difíciles de explicar científicamente.
Por otro lado, si el fenómeno sobrenatural permanece sin explicación cuando se acaba
el relato, entonces nos encontramos ante "lo maravilloso". Tal sería el caso de los cuentos de
hadas, fábulas, leyendas, donde los detalles irracionales forman parte del universo.
Otro de los grandes estudiosos de este género fue Daniel Ferreras, quien propone 3
aspectos que nos harán identificar una obra como perteneciente a este género.
En primer lugar debe haber un elemento sobrenatural inédito. Toda narración fantástica
debe presentar algún elemento que no siga las leyes naturales, el cual no puede pertenecer a
una mitología conocida, sino que tiene que estar fuera de toda tradición. Además, tiene que
permanecer sin explicación en toda la narración. Si se le encuentra una solución racional al
final de la obra, nos encontramos con el género de lo extraño.
Por otro lado el universo en el que se desarrolla la narración fantástica tiende a ser una
réplica del nuestro, y quizás es ésta la principal diferencia entre la narración fantástica y los
cuentos maravillosos o de ciencia-ficción. Lo fantástico depende en gran medida de una
representación realista del mundo para funcionar.
Por último, debe haber una ruptura radical entre el protagonista y el universo. La
narración fantástica debe oponer al protagonista, víctima del fenómeno fantástico, con sus
estructuras sociales.
Ha habido otros grandes autores que se han ocupado de cultivar y analizar este
género, como J.L. Borges, Julio Cortazar, Sthephen King, Clive Baker, etc. Pero en este curso
no podemos detenernos a analizar sus obras en profundidad. Entre todos ellos ha habido un
autor que ha destacado por su originalidad y genialidad, J.R.R. Tolkien, quien, según algunos
críticos, es el más importante autor de la literatura fantástica de todos los tiempos.
B) J.R.R. Tolkien
Biografía
J.R.R. Tolkien nació el 2 de enero de 1892 en Bloemfontein, Sudáfrica. Aunque
parezca sorprendente Tolkien no era inglés de nacimiento, aunque sí de estirpe. Su familia
había hecho fortuna en Inglaterra vendiendo pianos y, al decaer el negocio, su padre, Arthur
Tolkien, consiguió un trabajo para un banco en Sudáfrica. Dos años después del nacimiento de
John, nació su hermana, Hillary. Este hecho precipitó el regreso de parte de la familia a
Inglaterra, quedándose su padre en Sudáfrica.
Tan solo dos años más tarde, en 1896, Arthur murió de fiebres reumáticas, lo que
supuso el inicio de la dura tarea para su madre, Mabel, de cuidar a dos niños tan pequeños
sola en Inglaterra. Se instalaron en Sarehole, zona rural de Gran Bretaña, donde Tolkien
comenzó a interesarse por los distintos dialectos que allí se hablaban. Desde muy pequeño le
fascinaron aquellas palabras tan distintas de un dialecto a otro. Por ejemplo, en aquella zona
algodón (cotton) se traducía por gamgee, palabra que daría apellido a Sam Gamyi, compañero
inseparable de Frodo en El Señor de los Anillos.
Su interés por el lenguaje y los cuentos fantásticos crecieron con el paso de los años.
Su madre había decidido convertirse al catolicismo, y el joven Tolkien se encontró inmerso en
una larga disputa familiar entre los padres de Mabel, partidarios del anglicanismo, y su madre.
Finalmente, Mabel consiguió su propósito y se mudó a una zona más alejada, donde encontró
refugio espiritual en el sacerdote de la zona, el padre Francis.
Cuando Tolkien contaba con 14 años, su madre sufrió un coma diabético del que
fallecería seis días después, quedando el pequeño John y su hermana, de doce años, al
cuidado del Padre Francis.
Esta etapa de su vida fue muy provechosa ya que se dedicó de lleno al estudio de su
única pasión de niño, las lenguas. Descubrió el latín, el noruego antiguo, el griego y el alemán.
Este “defecto” le acompañó durante toda su vida, haciéndose incluso más pronunciado
en sus últimos años de vida.
Quizá lo más importante de este viaje fueron unas postales que el joven Tolkien
compró en un recóndito pueblo de montaña. En una de ellas aparecía un viejo barbudo con un
gran manto y un sombrero, junto a una leyenda que decía “el espíritu de la montaña”. Esta
imagen fue el origen de uno de los más grandes personajes creados por Tolkien, Gandalf.
Sus años de estudiante en Oxford no hicieron más que aumentar sus conocimientos en
lenguas exóticas y en literatura. En la recta final de su etapa como estudiante en Oxford, la I
Guerra Mundial daba sus primeros coletazos. Tolkien, al igual que casi todos los jóvenes
ingleses de su época, fue reclutado y enviado al decimotercer batallón de fusileros de
Lancashire. En su periodo de instrucción militar Tolkien aprovechó para escribir algunos
poemas de hadas a su prometida, Edith, que meses más tarde fueron publicados por la revista
oficial de poesía de Oxford.
Unos días antes de marchar hacia la batalla Tolkien contrajo matrimonio con Edith en la
iglesia de Warwick.
Tolkien sólo paso tres meses en el frente al caer enfermo en las trincheras, pero, sin
duda, fueron suficientes para poder imaginarse, años más tarde, el fragor de la batalla de
Mordor y los desastres que toda guerra origina.
Esta obra forma parte del la actualmente conocida como Silmarillion, de la que luego
nos ocuparemos en profundidad.
Durante el resto de combate, Tolkien cayó enfermo repetidamente hasta que, por fin,
en 1919, se firmó la paz y Tolkien regresó a su país.
Un año después nace su segundo hijo, Michael, y es entonces cuando John comienza
a trabajar en Oxford como profesor ayudante. Este trabajo era perfecto para seguir
desarrollando su mitología y cuando ya tenía casi terminado El libro de los cuentos perdidos, y
cuando su Universo ya tenía cierta forma y orden, fue nombrado profesor titular de Lengua
Inglesa en 1924. Coincidiendo con esa fecha nació su tercer hijo, Christopher Reuel que más
tarde se encargaría de la recopilación de obras que supondrían la publicación de El
Silmarrillion.
En 1932, aprovechando una reunión con unos amigos junto a los que había creado un
club literario llamado Inklings, Tolkien leyó por primera vez un borrador de El Hobbit. Tolkien
creó esta obra para sus hijos, sin ningún afán de publicarla siquiera.
El propio autor afirma que esta obra, origen de toda la saga de El Señor de los Anillos,
fue madurando a partir de una frase que escribió un día en un papel, mientras corregía algunos
ejercicios de sus alumnos de Oxford. Ese papel decía “En un agujero del suelo vivía un Hobbit”.
A partir de ahí, el genial autor solo tuvo que dejar madurar la historia en su cabeza.
Tolkien desarrolló el Hobbit como mero entretenimiento, aprovechando los cuentos que
sus pequeños hijos le reclamaban antes de acostarse. Mientras, el autor escribía cosas “más
serias”, según él mismo calificaba, como Los cuentos perdidos, obra que forma parte de El
Silmarillion, y que narra la historia de los pueblos élficos.
El Hobbit fue publicado por puro azar. El autor se lo prestó, sin acabar, a una colega de
Oxford que, a su vez, lo prestó a una alumna que trabajaba en una editorial. Tres meses más
tarde la obra fue publicada como cuento para niños. Entre el 21 de septiembre de 1937 y la
Navidad de ese mismo año, todos los ejemplares se agotaron.
En la imagen inferior se muestra la portada que el propio Tolkien realizó, años después,
para esta obra.
Junto a esto, existía otro problema. En este punto Tolkien estaba deshilachando la
historia de los Silmarils, gemas que el malvado Melkor el pueblo élfico de Noldor. En el Hobbit
había incluido el anillo que encuentra Gollum sin decidir de donde procedía, para qué servía y,
en definitiva, cual sería su historia.
Este trabajo emocionó a Tolkien y se dejó llevar por la inspiración, pasaba horas y
horas creando lo que a la postre se convertiría en una de las mayores aventuras de la literatura
universal.
Mientras el autor decidía como organizar la Guerra del Anillo, la II Guerra Mundial
asomaba por el horizonte. Los primeros años de contienda son algo más llevaderos para él que
los últimos, en los que llega a afirmar encontrarse falto de ideas y preocupado por su hijo
Christopher, alistado en el ejército.
Una vez concluido y revisado, El Señor de los Anillos debía ser publicado. A pesar de
lo que pueda parecer, Tolkien se encontró con bastantes dificultades para poder publicar su
obra maestra. El autor quería que las partes que tenía terminadas del futuro Silmarillion fueran
publicadas junto a los tres libros de El Señor de los Anillos recién terminados,. Lo que daba
lugar a una obra muy extensa que ninguna editorial se atrevía a publicar, debido al alto precio
que debían poner al libro ante las restricciones de papel provocadas por la posguerra.
No fue hasta 1954, veinte años después de empezar a escribir su obra más importante,
cuando el primer libro de El Señor de los Anillos consiguió ser publicado. La comunidad del
anillo se agotó rápidamente y las críticas fueron excelentes. Ya entonces hubo quien veía a la
virgen María personificada en la reina elfo Galadriel, o quien relacionaba a Gandalf con
diversos iconos cristianos.
A partir de este momento todo empezó a irle sobre ruedas al genial autor. Sus libros se
vendían sin parar en todas las partes del mundo. Le solicitaban revisiones de su obra para
decenas de idiomas, incluso le llegaron a hacer una propuesta de adaptación cinematográfica
que Tolkien rechazó de lleno.
En 1971 murió su esposa, su “Luthien”, princesa élfica cuyo amor por Beren superó al
resto de los de sus obras. Un año más tarde, el 2 de septiembre de 1973 J.R.R. Tolkien fallecía
en Oxford a la edad de ochenta y un años.
Esta labor es, cuanto menos, asombrosa. Para hacernos una idea de la magnitud de
esta empresa es como si Homero hubiera tenido que inventar toda la mitología griega antes de
escribir la Iliada y la Odisea. Es cierto que en su obra se encuentran influencias de diversas
mitologías, pero el orden que imprime a su mundo es algo totalmente original y novedoso.
Además de esto, su labor perdurará con toda seguridad en el tiempo, ya que hoy en
día, tan solo cincuenta años después, hay gente que cree que los hobbits, o los orcos son
criaturas como los duendes o los gnomos, fruto de la tradición pupilar o de la mitología,
desconociendo que estos últimos, al igual que otros muchos elementos ya incorporados a la
mitología inglesa, son obra del genial creador sudafricano.
Así pues, se puede decir que Tolkien es el único creador conocido de una mitología, y
que otros como Homero y Ovidio, plasmaron unas mitologías ya presentes en la tradición
pupilar de su tiempo.
Tolkien escondió una pequeña pista de su propia vivencia en uno de sus libros más
importantes, El Silmarillion. En las primeras páginas aparece un personaje llamado Aulë. Era
un Valar (que como veremos más adelante, eran los primeros seres de la creación), tenía bajo
su cargo dar forma a la superficie de la tierra y cuanto hay en ella: hizo las montañas y las llenó
de minerales y piedras preciosas. Su mayor obsesión era conseguir tener aprendices a los que
enseñar el oficio creador. Así creo a los enanos, a partir de la roca, a los que enseñó a tallar y
esculpir.
lúvatar (nombre que dan los elfos a Dios) descubrió lo que Aulë había hecho y le hizo
ver que aquellas criaturas dependían de su pensamiento, no podrían existir ni moverse si él
dejaba de pensar en ellas.
Esta historia es significativa ya que Tolkien trató de dar forma a una “creación
paralela”, por supuesto sin ningún afán de sentirse creador, sino más bien como un homenaje a
la figura que más tuvo presente durante su vida, al Dios católico.
En esta obra se cuenta quién y cómo se crearon todos los objetos del Universo, desde
las estrellas hasta los Silmarills. Esta es la parte más mitológica de la obra de Tolkien, ya que
en ella aparecen personajes y seres mitológicos de todo tipo, incluso algunos de los
protagonistas de El Señor de los Anillos o sus ascendientes.
Es muy significativo el hecho de que casi todas las convulsiones importantes del
mundo de Tolkien son fruto de las guerras que en él acontecen. Hay quien ha visto en sus
obras un extenso manifiesto anti-belicista, que no es de extrañar ya que Tolkien vivió las dos
Guerras Mundiales muy de cerca.
En el fondo, la historia que se narra en El Señor de los Anillos no es más que “el fin del
mundo” de Tolkien. Toda la aventura de Bilbo en el Hobbit y de Frodo y sus compañeros en El
Señor de los Anillos es el final de una historia que hay que conocer para entender la verdadera
magnitud de lo que allí acontece.
Como veremos el mundo de Tolkien ha estado poblado por razas muy distintas. Juntos
a elfos, hombre y enanos, existieron decenas de “razas superiores” e inferiores en las que más
adelante nos detendremos. Entre estas razas superiores están los Valar, o los Maiar, todos
ellos más cercanos a los dioses que a los mortales, e incluso alguno de ellos aparece
insospechadamente en El Señor de los Anillos.
Con estos seres tienen lugar dos procesos distintos, por un lado hay una evolución en
algunos de ellos, más parecida a lo que ha ocurrido con los humanos en realidad, y por otro
hay seres que crean a otros seres. Estas “creaciones” no ocurren sólo en la edad antigua, ya
que incluso en El Señor de los Anillos el propio mago renegado Saruman es capaz de crear
nuevas razas de seres oscuros.
Uno de los factores comunes a toda la obra de Tolkien, y que por otro lado, representa
un claro paralelismo con la historia real del hombre, es la continua sucesión de caídas de
pueblos dominantes. Durante todas las edades ha habido pueblos que han dominado amplias
zonas geográficas (Egipto, Grecia, Roma, España, Estados Unidos, etc.) y en la obra de
Tolkien este hecho es un factor muy habitual. En todas estas caídas de pueblos aparece un
factor maligno, representado casi siempre por figuras maléficas como Melkor o Sauron, que
provoca una lucha entre “el bien y el mal” con distintos resultados según a que batalla nos
refiramos. Si prolongásemos la secuencia de guerras y caídas de la historia de Tolkien nos
encontraríamos con que nuestro mundo actual es simplemente un periodo de dominio del
hombre sobre otras razas que comenzó justo después de la Gran Batalla con la que finaliza El
Señor de los Anillos.
La distribución geográfica de los distintos lugares, las tierras élficas, los dominios de los
hombres y demás accidentes geográficos no ha pasado desapercibida para gran número de
críticos. Aunque nos ocuparemos de ello más adelante, si cogemos uno de los mapas que el
propio Tolkien realizó de la Tierra Media y uno de Europa, podríamos observar lo siguiente. Si
suponemos que Hobbiton es Inglaterra (por ejemplo) la zona donde reside el mal (Mordor)
coincide casi totalmente con la Alemania nazi que él conoció.
Como estamos viendo, las interpretaciones sobre la obra de Tolkien son muy
variopintas, ya que hay críticos que rechazan de plano cualquier paralelismo entre, por
ejemplo, la geografía tolkiana y la real.
También existen en sus obras numerosas referencias a las joyas y, en especial, a las
joyas robadas. Tanto los Silmarills como los Anillos del Poder son creados para hacer el bien
pero ansiados por el mal, que lo roba, como en el caso de los Silmarils, o incluso llega a crear
una joya que gobierne a las creadas por sus enemigos, como es el caso del Anillo Único.
Entre estas joyas, los anillos tienen algo peculiar. No sólo simbolizan el poder como tal,
sino que su principal virtud maligna es su capacidad de cambiar la voluntad de los seres que
los ansían o poseen, en incluso de cambiar su aspecto. Sin ir mas lejos, Gollum, ese
repugnante ser que aparece tanto en El Hobbit como en El Señor de los Anillos fue un hobbit
(llamado Smeagol) en su día, el Anillo Único fue lo que le convirtió en ese ser con doble
personalidad.
Las diferencias entre los seres que habitan su mundo son claras. Por un lado están los
seres buenos por naturaleza, con aspecto relativamente bello y que crean. Por otro lado están
los seres malignos, de aspecto a menudo repulsivo y que se obsesionan por destruir. En el
fondo casi todo en la obra de Tolkien se basa en la lucha entre el bien y el mal, hombre y elfos
contra Orcos y Uruk-Hais, Gandalf contra Saruman, Gollum contra Smeagol, Frodo contra si
mismo, etc.
Esta transformación de seres buenos en seres malvados ocurre con frecuencia en los
que poseen el poder. Quizá con esto, Tolkien quería dar a entender que el poder corrompe. En
El Hobbit, Bilbo se da cuenta de la necesidad de desprenderse del Anillo ya que comienza a
ser lo único que le importa en el mundo, proceso que ya había sufrido Gollum en las décadas
anteriores.
Es de destacar
que las diferentes razas
de la Tierra Media tienen
diversas tradiciones y
modos de vida propios,
inherentes a su cultura..
Tomando por ejemplo a
los hobbits, éstos tienen
sus "ritos" alimentarios,
como lo es sus repetidas
comidas, su afición por la
jardinería, por la cocina (
y sus utensilios, como
Sam) etc., les hace
definirse a si mismos
como gente sencilla y
tranquila. Son la
representación del ser
campechano, que vive
feliz sin grandes
preocupaciones. . Otros
como los Rohirrim se
caracterizan por sus
rituales al estilo
anglosajón.
Otro factor relevante es la importancia del folklore. Las tradiciones son recogidas desde
tiempos remotos y se recuerdan y tararean antiguas canciones populares. Éstas sirven como
lazos de unión social entre los personajes, y no deben faltar en cualquier reunión que se precie.
En El Señor de los Anillos podemos encontrar una variada y elaborada muestra de canciones
populares pertenecientes a diversas razas. Todas ellas tienen un estilo muy cuidado, y
demuestran el interés que Tolkien tenía en su perfeccionamiento.
Su obra
A continuación se exponen todas las obras que J.R.R. Tolkien o su hijo han publicado.
En lo sucesivos nos ocuparemos de las tres obras más significativas de su producción literaria,
El Silmarillion, El Hobbit y El Señor de los Anillos.
Sir Gawain y el Caballero Verde - Sir Gawain and the Green Knight (1925)
Editado por J.R.R. Tolkien y E.V. Gordon
El Señor de los Anillos - The Lord of the Rings. Se divide en 3 volúmenes además de
un volumen extra denominado Apéndices.
1.- La Comunidad del Anillo - The Fellowship of the Ring (1954)
2.- La Dos Torres - The Two Towers (1954)
3.- El Retorno del Rey - The Return of the King (1955)
Roverandom (1998)
Editado por Wayne Hammond & Christina Scull
1.- El Libro de los Cuentos Perdidos (I) - The Book of Lost Tales (1983)
2.- El Libro de los Cuentos Perdidos (II) - The Book of Lost Tales (1983)
3.- Las Baladas de Beleriand - The Lays of Beleriand (1985)
4.- La Formación de la Tierra Media - The Shaping of Middle Earth (1986)
5.- El Camino Perdido - The Last Road (1987)
6.- El Retorno de la Sombra - The Return of the Shadow (1988)
7.- La Traición de Isengard - The Treason of Isengard (1989)
8.- La Guerra del Anillo - The War of the Ring (1990)
9.- Sauron Derrotado: El Final de la Tercera Edad - Sauron Defeated: The End of
third Age (1990)
10.- El Anillo de Morgoth - Morgoth's Ring (1993)
11.- La Guerra de las Joyas - The War of The Jewels (1994)
12.- Las Gentes de la Tierra Media - The Peoples of Middle Earth (1996)