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Prefacio a la edición francesa

Las ideas están hechas para ser cuestionadas, como los


cocoteros, para ser sacudidos. Yves Cortez se concentra sobre
el latín, tal como lo conciben los lingüistas, según su opinión.
Y lo hace con fuerza y sin andarse por las ramas.

Su punto de vista es interesante: el latín no sería la lengua


madre de las lenguas romances sino un “italiano antiguo”. De
esta manera sería posible explicar por qué todas las lenguas
romances se asemejan entre ellas sin parecerse
verdaderamente al latín: no poseen declinaciones, las palabras
más corrientes no están construidas sobre raíces latinas, etc.
Los hechos citados son inquietantes mientras que las
explicaciones académicas que se dan son, por lo general, poco
satisfactorias. El gran mérito de Yves Cortez es de sacar a
relucir un auténtico problema y de intentar dar una
explicación.

Disfruté enormemente al leer sus argumentos y me adhiero sin


reservas a su tesis del origen “italiano” de las lenguas
romances. Lo que me incomoda un poco es que la teoría de
Cortez suscita aún más problemas que los tabúes que rompe.
¿De qué sombrero de mago sale este italiano antiguo que
engendró las lenguas romances? ¿Cómo apareció? ¿Cuál es su
parentesco con el latín? Yves Cortez lo ve surgido del
indoeuropeo del cual no se sabe nada. ¿Por qué no? Pero la
pregunta suscitada en el libro de un eslabón perdido entre el
latín y las lenguas romances se encuentra desplazada un poco
más en el tiempo. ¿Cómo nació el italiano antiguo? ¿Cómo
perdió las declinaciones del indoeuropeo? Por no haber sido
una lengua escrita, este “italiano antiguo” seguirá siendo un
misterio. No importa. Reemplazar las certidumbres por signos
de interrogación es algo refrescante y saludable para la
humildad intelectual

Michel Malherbe

(Autor de Les langages de l’humanité: une encyclopédie des


3000 langues parlées dans le monde, Ediciones Robert
Laffont)
Prólogo

Contrariamente a la idea generalmente aceptada, el francés


no viene del latín, como tampoco el italiano, el español, el
rumano ni ninguna otra lengua romance proviene del latín. He
aquí el resumen de la tesis que voy a demostrar.

En los primeros siglos de la historia de Roma, dos pueblos, y


por lo tanto dos lenguas, coexistían en el pequeño territorio del
Lacio. Un pueblo hablaba latín y el otro hablaba italiano. Estos
dos pueblos se fusionaron en uno solo. El italiano se convirtió
en la lengua hablada y el latín permaneció como lengua escrita.

De esta manera, desde el siglo II antes de Cristo, los


romanos eran bilingües: utilizaban el italiano como lengua
hablada y el latín como lengua escrita, y son estas dos
lenguas las que ellos aportaron a todas las regiones que
conquistaron. Luego de la conquista romana, en Italia, en
Francia, en España y en Rumania, los pueblos abandonaron sus
lenguas respectivas para adoptar el italiano como lengua
hablada y solamente utilizaron el latìn para escribir, tal como lo
hacían los romanos.

Es verosímil pensar que los romanos llamaran a su lengua


hablada el “romano”. Para evitar cualquier confusión con el uso
que hoy hacemos de este término, voy a llamar a la lengua
hablada por los romanos “italiano antiguo”. Utilizo a propósito
este término ya que los romanos no hablaban un latín
deformado, llamado en ocasiones “latín vulgar” o “bajo latín”,
sino que hablaban sencillamente otra lengua distinta, que no
tiene al latín como origen, y que ya era una forma de italiano.

El bilingüismo lengua hablada-lengua escrita no tiene nada


de excepcional. Poco antes del comienzo de la era cristiana, en
Jerusalén, el hebreo, lengua hablada por los judíos hasta esta
época, cede su lugar al arameo, pero guarda su estatus de lengua
religiosa y literaria. Los judíos de tiempos de Cristo eran
bilingües: hablaban arameo y escribían en hebreo.

Hoy en dia, en los paises árabes se habla el árabe dialectal y


se escribe unicamente en árabe clásico. En la Suiza germánica,
la lengua hablada es el suizo germánico y la lengua escrita es el
alto alemán. En Quebec, la lengua hablada es rica en palabras
provenientes de un vocabulario original, pero el francés
utilizado al escribir sigue siendo perfectamente académico. En
Africa, América y Asia, el bilingüismo lengua hablada-lengua
escrita es una realidad cotidiana. Los diferentes pueblos
continúan utilizando sus lenguas vernáculas y para escribir
utilizan la lengua oficial, generalmente la lengua de los antiguos
colonizadores: el español, el francés, el inglés…

La fuerte divergencia entre el latín y las lenguas romances


constituye objeto de debate desde hace mucho tiempo entre los
latínistas y los lingüistas. En 1940 el lingüista danés Louis
Hjelmslev concluía sus investigaciones con estas palabras: “La
lengua madre que hemos llegado a reconstruir no es el mismo
latín que nos ha sido transmitido por la literatura”. En 1953, el
lingüista francés Jean Perrot observa de igual manera que la
lengua madre que ha reconstruido a partir de las diferentes
lenguas romances “no corresponde al estado del latín que
conocemos”. Uno y otro descubren una lengua madre muy
diferente del latín pero no se atreven a alejarse del dogma y
afirmar que, en lugar de “otro latín”, se trata simple y
llanamente de “otra lengua”.

En 1985 el gran latínista Jozsef Herman lo reconocía en el


congreso internacional de lingüística y filología romanas,
delante de un auditorio de letrados venidos del mundo entero:
“Nosotros los romanistas, junto con los historiadores de la
lengua latína, somos casi los únicos en saber que, en lo que
concierne al proceso mismo de transformación del latín en
lengua romance, tenemos mas hipótesis y controversias que
certezas […]”.

A finales del siglo XX, mientras más avanzaban las


investigaciones, menos se ponían de acuerdo los investigadores
en lo que respecta a una explicación acerca de la transformación
2
del latín en las lenguas romances. Las dificultades provienen del
hecho de que los investigadores se encuentran prisioneros del
dogma según el cual las lenguas romances provendrían del latín
y se las ingenian para encontrar explicaciones a todas las
supuestas transformaciones del latín. Tratan, por tanto, de
explicar la desaparición de las declinaciones, del género neutro,
de los verbos deponentes, de los adjetivos verbales, y la
aparición de los artículos, del pasado perfecto, del
condicional… sin lograrlo.

Antoine Meillet, el célebre lingüista francés de comienzos


del siglo XX, no aporta sino demostraciones parciales y
conclusiones infundadas que ocultan mal sus fórmulas
perentorias: “Las innovaciones comunes resultan del hecho de
que un mecanismo delicado y complejo fue manejado por gente
nueva de todo tipo”1 ¿Cómo es posible que personas
provenientes de diferentes horizontes pudiesen provocar las
mismas innovaciones lingüísticas? Allí se encuentra un misterio
sorprendente. Para Antoine Meillet, la segunda gran explicación
reside en el hecho de que el pueblo preferiría la simplicidad: “El
deponente es el tipo de complicación inútil en la lengua”. El
pueblo, por tanto, se habría deshecho del deponente. Un poco
mas lejos afirma: “Al abandonar el neutro, el romano se
desembarazó de una categoría lingüística que no significaba ya
nada desde hacía mucho tiempo”.

En cuanto al pueblo griego, ellos han mantenido el neutro, lo


mismo que los alemanes y los rusos. Antoine Meillet tiene leyes
de geometría variable.

Una de dos cosas: o bien permanecemos en el lirismo de


Littré que exclamaba en la introduccion de su diccionario:
«Para gran sorpresa del erudito, las mutaciones se efectuaron
como si un concierto preparado de antemano las hubiese
determinado”2, o bien tratamos de realizar un análisis riguroso y
un poco mas científico.

1
Antoine Meillet, Esquisse d’une histoire de la langue latíne, 1928. Librairie
Klincksieck.
2
Emile Littré, Dictionnaire de la langue française, Librairie Hachette, 1870.
3
¿Cuáles son las principales objeciones que podemos hacer a
la teoría del origen latíno de las lenguas romances?

– ¿Cómo pudo producirse la desaparición de las mismas


formas gramaticales en todas las lenguas romances?

– ¿Cómo pudo producirse la aparición de las mismas


formas gramaticales en todas las lenguas romances?

– ¿Cómo explicar la desaparicion de las mismas


palabras latinas y la aparición des las mismas
palabras no latinas en todas las lenguas romances?

– ¿Cómo explicar la desaparición de los adjetivos, de los


adverbios, de los verbos latinos más corrientes en todas
las lenguas romanas?

– ¿Cómo explicar que tal transformación se haya hecho


en poco menos de cuatro siglos, desde la desaparición
del Imperio romano hacia el año 450 después de Cristo
hasta la aparición de la lengua romana mencionada en
el Concilio de Tours, en el año 813, cuando la
estabilidad de las lenguas parecer ser una ley general?
Antoine Meillet, sin embargo, pone en evidencia varias
veces esta característica de las lenguas en su libro
acerca de la historia de la lengua latína: “lengua de un
gran imperio, el latín mantuvo estabilidad por unos 800
años”1. Después de 8 siglos de estabilidad, la lengua
habría mutado de un golpe a una velocidad vertiginosa
al punto de convertirse en algo completamente
irreconocible.

Antoine Meillet sí siente que hay allí una curiosidad única


del latín, y se las ingenia para encontrar explicaciones a la
estabilidad de ciertas lenguas, como lo hace con el turco. “El
turco de hoy es el turco de hace mil años, la esquematización
rígida de la lengua la preservó de cambios”. ¿Existirá una ley
que explique la preservación de las lenguas por medio del
esquematismo? Antoine Meillet destaca igualmente que “la

1
Op. cit.
4
estructura del árabe de hoy es aún semejante a la de las
lenguas semíticas de hace tres mil años”. Y el que conoce el
griego antiguo y el griego moderno no puede sino sorprenderse
delante de la asombrosa continuidad del vocabulario y de la
gramática griegas a lo largo de dos mil quinientos años. En
efecto, las lenguas son predominantemente estables. Entonces
¿por qué una transformación del latín – ¡y qué transformación!
– en el transcurso de solamente cuatro siglos?

¿Por qué la lengua latína se inmoviliza, por qué las lenguas


romances se asemejan todas entre ellas y son tan distintas del
latín?

Haremos una revisión de todas estas preguntas y voy a


esforzarme en realizar una demostración accesible a los no
especialistas. Es necesario, sin embargo, mi estimado lector,
que usted esté consciente de dos grandes escollos:

En primer lugar, usted no puede escapar al peso del dogma,


y le vendrà a la mente sin cesar la misma pregunta: “Pero,
¿cómo es posible que todas las universidades, de todos los
países, enseñen el origen latino de las lenguas romanas? ¿Es
posible acaso que estén equivocados desde hace tanto tiempo y
de manera tan seguida? ¿Y por qué seria un aficionado el que
realice este descubrimiento, y no un erudito universitario?”.

Precisamente, no creo que un ministro del templo pudiese, al


mismo tiempo, cuestionar el dogma y la tradición. Vean cómo
se autocensuran los lingüistas Jean Perrot y Louis Hjelmslev. Se
detienen a mitad de la travesia. No sea timorato. Atrévase a ir
hasta el extremo de la logica, cualesquiera que sean sus
convicciones anteriores.

El segundo escollo viene de lo que un analisis superficial


puede hacer creer: que el latín y las lenguas romances tienen
muchos puntos comunes. ¿No querría decir eso que las
segundas se engendraron a partir del primero? El alemán y el
inglés, lenguas germánicas ambas, son bastante próximas y, sin
embargo, el inglés no tiene por lengua madre al alemán; lo
mismo ocurre con el ruso y el polaco, por ejemplo.

5
Los numerosos puntos comunes al latín y a las lenguas
romances provienen de su origen común, el indoeuropeo. A esto
se agregan los efectos de una coexistencia de casi 20 siglos
entre las lenguas romances habladas y el latín como lengua
escrita, al punto de que numerosas palabras romances han sido
tomadas del latín.

Finalmente, la creencia ciega en un origen latíno de las


lenguas romances ha conducido a los etimologistas franceses a
inventar un origen latíno a casi toda palabra. Todos los
procedimientos, desde los más ingeniosos hasta los más
deshonestos, se ponen al servicio de demostrar una pretendida
filiación, sin ninguna regla científica. Demostraré que el origen
indoeuropeo aparece con frecuencia con mucha mayor
evidencia, y que es posible imaginar etimologías más
racionales. Con seguridad, ustedes deben haber oído miles de
veces que la palabra TRABAJO viene del latín “tripalium”
(instrumento de tortura), que la palabra ESCLAVO viene de
“slavus” (eslavo), o que la palabra FORESTAL viene de
“forestis” (exterior). Estas etimologías son infundadas, pero
ellas reafirman la idea de un origen latíno de las lenguas
romances cuando no es otra cosa que el resultado de nuestras
divagaciones erróneas.

Aquí imagino igualmente su perplejidad. ¿Cómo —me dirá


usted— es que toda nuestra etimología es falsa y cuáles son sus
títulos para permitirse un cuestionamiento semejante? Ya lo he
dicho: no soy hombre del templo. Simplemente, desde hace
años he estudiado lingüística y numerosas lenguas, y he
descubierto que existía otro camino posible.

Permítame citar a Buda: “No crean en algo simplemente de


oidas. No den fe a las tradiciones únicamente porque han sido
honradas después de numerosas generaciones. No crean en
algo simplemente a partir del testimonio de un sabio de la
Antigüedad. No crean en algo porque las probabilidades
jueguen a su favor o porque la costumbre nos empuje a tomarlo
como cierto. No crean en nada basándose únicamente en la
única autoridad de sus maestros o sacerdotes”.

6
Es este precepto el que Copérnico aplicó para considerar otra
visión del mundo.

Deshágase de sus ideas preconcebidas, no se ponga en


manos de los especialistas, juzgue por usted mismo.

Presento a continuación los dos esquemas de filiación


de las lenguas romanas. El esquema “antiguo”, el que se
enseña en todas las universidades, y el esquema nuevo, el
que voy a demostrar en este libro.

En el esquema antiguo, la lengua primitiva, se


considera que el indoeuropeo dio origen al latín. Desde la
época romana, el latín evolucionó hacia un bajo latín, el
cual dio nacimiento a las lenguas romances.

7
En el nuevo esquema, que voy a demostrar en este
libro, el indoeuropeo habría dado origen al latín, por una
parte, y al italiano antiguo por otra, mucho tiempo antes
de la época romana; luego, el italiano antiguo habría dado
a luz las diferentes lenguas romances, mientras que el
latín no tuvo descendencia.

8
El esquema antiguo

Indo-europeo

Latín
Época
clásico
Romana

Bajo latín

Lenguas romances
(italiano, francés, español, portugués, catalán, rumano…)

9
El nuevo esquema

Indo-europeo 20 000 A.C.

Italiano antiguo Latín Época


Romana

Lenguas Romances
(italiano, francés, español, portugués, catalán, rumano…)

10
Investigación sobre un dogma fuera de toda
sospecha:

Las siete pruebas contundentes


Primera prueba

El latín es una lengua muerta desde el siglo I A.C.

Obliti sunt Romae


loquier lingua latina.
Nevio
(200 A.C. aprox.)

En Roma, la decadencia de la lengua latina comienza en el siglo


II A.C.

Durante los primeros siglos de la historia de Roma el latín fue


una lengua viva, como lo demuestran las obras de teatro de Plauto
y Terencio. No era ni la lengua de una aristocracia ni una lengua
artificial para el uso de letrados.

El comienzo de la desaparición de su uso como lengua hablada


data del siglo II A.C. El latín ya no se habla desde el siglo I de
nuestra era. De ello dan testimonio los escritos, la evolución de la
literatura latina y la competencia del griego. Veámoslo de
seguidas.

Nevio, fallecido hacia el año 200 A.C., hizo escribir sobre su


tumba: “OBLITI SUNT ROMAE LOQUIER LINGUA LATINA” (“en Roma ya no
se sabe hablar la lengua latina” —citado por Aulio Gelio en Las
noches áticas). ¿Acaso quiere decir simplemente que, doscientos
años antes de nuestra era, se habla mal el latín, de la misma manera
que escuchamos ahora en Francia a ciertos puristas sublevarse
contra los maltratos que los periodistas hacen sufrir al francés? A
aquellos que piensan que la lengua latina estaba en plena expansión
les cuesta descubrir en el epitafio que adorna la tumba de Nevio un
dato objetivo acerca de la desaparición del latín “hablado”. Es por
eso que caen cada vez en tales aseveraciones. Sin embargo, no se
hacen afirmaciones sin que exista una razón para ello.

Suetonio, en su estudio sobre los gramáticos y los retóricos


hacia el año 100 D.C., decía de uno de ellos: «Cecilio Epitora […]
abrió una escuela […] se dice que fue el primero en disertar en
latín sin preparación.» ¿Era necesaria, entonces, una preparación
para hablar latín? Allí también podríamos no prestar ninguna
atención a lo que se dice. Hacia el año 100 D.C., Suetonio se
sorprende ante la capacidad de un retórico a disertar “en latín sin
preparación”. Nada más normal que un retórico se prepare, pero
que esté obligado a prepararse para disertar en latín da mucho qué
pensar.

Muchos historiadores de la literatura latina ven aparecer en el


siglo II D.C. una decadencia y una degradación de la literatura y de
la lengua latina. Alexis Pierron exclama: «Después de Juvenal
desaparece la poesía; luego de Plinio El Joven, la elocuencia; y
después de Tácito, la historia.»1 Hubiese podido recordar también
que, de la misma manera, el teatro había ya desaparecido desde
hacía mucho tiempo.

Quedan, sin embargo, grandes escritores en el siglo II D.C.,


como por ejemplo Aulio Gelio y Apuleyo. Del primero, dice
Alexis Pierron: “Se encuentra lleno de frases extrañas […] tiene
sobre todo la manía del arcaísmo”, y del segundo: “Los
barbarismos, que vemos despuntar en el estilo y la dicción de
Fronton y de Aulio Gelio, se despliegan con complacencia en
Apuleyo, y toman, por así decirlo, posesión de la lengua romana”,
y más adelante: “La lengua de Apuleyo está compuesta de todas
las lenguas, o, si se quiere, de todos los dialectos de los que se
impregnó durante sus viajes”. Al hablar de los autores de los siglos
III y IV D.C., lo hace de manera inapelable en cuanto a sus
cualidades literarias: «Nemesiano no es más que un imitador […]
sus poemas son casi copias de Virgilio […] La dicción de Amiano
Marcelino es semi bárbara».

H. Berthaut y Ch. Georgin, en su Historia Ilustrada de la


literatura latina, son igualmente muy críticos: “La lengua de

1
Histoire de la littérature romaine, Alexis Pierron, Editorial Hachette, 1882.
4
Apuleyo es coloquial, sobrecargada de neologismos y de términos
populares o bárbaros”. En cuanto a los autores cristianos del siglo
III D.C., dicen de Arnobio de Sicca que tiene “un estilo oscuro y
bárbaro”, de Lactancio que emplea «expresiones bárbaras», y que
la lengua de Comodiano «está llena de incorrecciones y
barbarismos».

Morisset y Thevenot, en Lettres Latines, observan que «los


emperadores Adriano, Antonino y Cómodo (117-192) lograron
mantener condiciones políticas favorables», pero que ello no
impidió «una decadencia de las letras latinas profanas»1.

Jean Barbet2, en un libro clásico, concluye a partir de su análisis


de la literatura de los dos primeros siglos de nuestra era: “Los
escritores continuaron utilizando una lengua clasicista, artificial
[…] Incluso en el siglo II, leyeron e imitaron preferentemente a los
autores arcaicos, cediendo a una tendencia que era ya
marcadamente fuerte desde los tiempos de Cicerón”.

Arcaísmos y barbarismos a gusto del consumidor


Todo eso no podría explicarse si el latín no fuese ya una lengua
muerta que los escritores más o menos dominaban. Cuando un
escritor tiene un conocimiento perfecto del latín imita a los
antiguos, pero si tiene un conocimiento aproximado, entonces
simplemente comete faltas, como algunos extranjeros cometen
faltas cuando hablan una lengua que no es su lengua materna. En el
primer caso, la lengua se caracteriza por los arcaísmos; en el
segundo caso, por los barbarismos. Paralelamente, la literatura
latina se atrofia, por carencia de literatos con la capacidad para
escribir en latín y por carencia de lectores con conocimiento de esa
lengua. El latín habría podido caer entonces en el olvido si no
hubiese sido salvado por la Iglesia católica que optó por esa
lengua y no por el griego.

1
Édition Magnard, 1966.
2
Littérature latine, Armand Colin, 1965.
5
Desde el siglo II antes de Cristo, el griego era tan estudiado y se
encontraba tan difundido como el latín, tanto en Roma como en
toda Italia. Las lenguas griega y latina eran ambas objeto de
enseñanza, al mismo nivel de igualdad, en las escuelas romanas, y
los eruditos eran bilingües, manejándose con fluidez en las dos
lenguas, utilizando a su gusto y preferencia una u otra. Salustio, en
el siglo I A.C., dice de uno de sus personajes: “Por nacimiento,
Sempronia era instruida en las letras griegas y latinas”1. Y ello,
no porque tuviese sangre griega sino porque era una persona culta.
A propósito de otro personaje, Salustio dice: “Tenía un
conocimiento de las letras griegas y latinas igual al de los mejores
eruditos”. Hacia el final del siglo I A.C., Ovidio, en “El arte de
amar”, interpela al lector: “No consideres como un cuidado fútil el
cultivar tu inteligencia por medio de las artes liberales y aprender
bien ambas lenguas”. Evidentemente, se refiere al griego y al latín.
En el siglo I D.C., Petronio, en el “Satiricón”, da testimonio de la
igualdad entre el latín y el griego: “Y no vayas a creer que yo
desprecio los estudios: tengo dos bibliotecas, una griega y una
latina” hace decir a uno de sus personajes. Y al hablar de un
esclavo particularmente talentoso, menciona: “Adquirió los
rudimentos del griego y se ha metido bastante con el latín”. ¿Cabe
acaso asombrarse de que un esclavo comenzase a hablar la lengua
de sus amos? No, lo que causa admiración en Petronio es que el
esclave comenzara a conocer la lengua literaria que el latín había
llegado a ser en aquella época.

Suetonio dice del emperador Tito, quien reinó hacia el año 80


D.C., que poseía "un dominio perfecto tanto de la elocuencia como
de la creación poética, tanto en la lengua griega como la latina, al
punto de improvisar poemas y discursos en estas dos lenguas".
Suetonio nos indica también que en la época de Domiciano, hacia
el final del siglo I D.C., "se disputaban los premios de elocuencia y
prosa en las lenguas griega y latina".

Juvenal, hacia el 120 D.C. en las Sátiras (VI), exclama:


"Señoras, ¿no es más vergonzoso ignorar el latín?". No está
reprochando a las damas de la alta sociedad que hablen mal el
latín, les reprocha que lo ignoren. La fuerza con la que Juvenal se
expresa está a la altura del mal. No es tanto por esnobismo que los

1
La conjuration de Catalina, Les belles lettres, 1947.
6
patricios hablen griego, y no es que los romanos adopten el griego
porque están subyugados por la literatura y las artes griegas, sino
porque el griego y el latín tienen el mismo estatus. Ambas son
lenguas eruditas Y en esta competencia, ocurre a veces que el
griego recibe la preferencia por encima del latín. Se sabe que
Favorinus de Arelata, Elianus de Prenesta y Marco Aurelio
escribían fundamentalmente en griego, y que Suetonio y Apuleyo
escribían en ambas lenguas.

¿Cómo explicar semejante desarrollo del griego en una Roma


cada vez más dominante? ¿Se ha visto alguna vez a un imperio
acoger con tanta benevolencia una lengua extranjera, bien sea que
hablemos de los imperios antiguos (egipcio, asirio, chino) o de los
contemporáneos (británico, español, francés, ruso)?

La lengua latina no era comprendida por el pueblo desde hacía


ya mucho tiempo. Suetonio nos indica que Julio César
organizaba en Roma "diferentes espectáculos: combates de
gladiadores y juegos escénicos representados en todos los barrios
de Roma por histriones que hablaban las tres lenguas"1.

Pierre Klossowski, en la traducción que realizó en la colección


"Le livre de poche", en 1990, nos explica lo que serían estas tres
lenguas: "el latín, el griego y el osco (lengua del teatro popular)".
Presume entonces que el pueblo comprendía el teatro en osco.
Entonces, ¿el osco estaba aún presente en la época de César, y el
pueblo presenciaba el teatro en osco? ¿Se ha visto alguna vez en la
literatura latina una sola mención de la práctica de la lengua osca
en Roma en esta época? En realidad, con toda probabilidad
solamente la élite romana educada era capaz de comprender el
griego y el latín, y el pueblo hablaba otra lengua.

Más aún, cuando el teatro no se representa ya en lengua


popular, los actores recurren a la mímica, y de allí el éxito de ésta.
A medida que pasa el tiempo, el pueblo comprende cada vez
menos el latín, y las piezas de teatro, que están escritas en latín, no
son ya accesibles a la plebe. En sus inicios, la mímica fue un
procedimiento que tenía por objetivo ayudar a la comprensión de

1
La vie des 12 Césars, Le livre de poche, 1990.
7
los textos, y llegó a ser un medio fundamental de representación
teatral a medida que el uso del latín desaparecía.

La evolución de la lengua de Roma va a la inversa de la de las


lenguas de los grandes imperios. Con toda probabilidad, el latín no
era ya la lengua del pueblo desde el comienzo de las conquistas
romanas.

Más aún, Tito Livio, para designar los pueblos latinos del
Lacio, habla de pueblos de nombre latino (latini nomini) y no de
pueblos de lengua latina.

La evolución lingüística de Israel, desde el siglo V al siglo I


A.C. presenta mucha similitud con la de Roma. Durante siglos, la
lengua hablada en Jerusalén fue el hebreo. Esta lengua fue
reemplazada por el arameo, que se utilizaba en una vasta región del
Cercano Oriente. En cambio, el hebreo siguió siendo la lengua de
la religión y de la literatura del pueblo judío. De esta manera, las
dos lenguas coexistían: una lengua escrita reservada a la religión y
a la erudición, el hebreo, y una lengua hablada, el arameo.

El conjunto de todos los elementos que he expuesto, los escritos


de Salustio, Suetonio y Juvenal, la evolución de la literatura latina,
y el tratamiento de las letras griegas al mismo nivel que las letras
latinas, no son explicables si no se parte de la hipótesis de la
desaparición precoz del latín.

Por tanto, los soldados y colonos romanos llevaron con ellos


una lengua hablada diferente al latín porque ésta era ya una
lengua muerta en la época de las conquistas romanas. Pero la
vivacidad y la continuidad del latín escrito nos hicieron creer
que la lengua latina había permanecido viva mucho más allá
del siglo I de nuestra era.

La Iglesia católica jugó un papel involuntario en la ilusión del


latín como lengua de uso corriente al hacer de él una especie de
"lingua franca" durante muchos siglos, si bien se hizo una
concesión a las lenguas romana y germánica en el Concilio de
Tours en 813, en el que se ordena a los sacerdotes predicar en
"lengua romana rústica o en lengua germánica a fin de que todos
pudieran comprender más fácilmente».
8
La lengua romana rústica: un singular muy singular
El texto del Concilio de Tours emplea la expresión "lingua
romana rustica", "lengua romana rústica" y no "lengua latina
rústica". ¡Caramba, pues! La lengua es calificada como "romana",
y nos encontramos en 813. Los redactores del texto del concilio
habrían podido hablar de lengua "latina" rústica, pero la lengua
hablada es designada como "romana". Este término se refiere
explicitamente a Roma y a los romanos, pero más aún, es una
expresión en singular la que se utiliza. Los redactores habrían
podido autorizar el uso de las lenguas romanas rústicas, pero no:
autorizan la utilización de la lengua romana rústica.

Existía, entonces, desde esta época, unos cuatro siglos


solamente después del desplome del Imperio romano, una misma y
única lengua, en la totalidad del espacio cristiano.

La única explicación posible que puede darse es que esta


lengua romana existía desde hacía muchos siglos y que era aún
entonces relativamente homogénea como para que se la designe
por un singular. La comprensión recíproca era aún fuerte entre los
diferentes pueblos de lengua romana.

El texto del juramento de Estrasburgo, escrito en 842, que


presentaré en el capítulo sobre la lenta evolución de las lenguas,
revela un vocabulario muy próximo del italiano. Esta lengua
romana rústica no es otra que el "italiano antiguo", y lo voy a
demostrar en los capítulos siguientes.

Nuestra visión del paisaje lingüístico de la Italia en la época


romana es problemática. Es necesario decir que ni la literatura ni la
arqueología nos ayudan gran cosa.

La historia nos enseña que, antes de la conquista de Italia por


los romanos en los siglos III y IV A.C., existían multitudes de
pueblos: al norte de Roma, los etruscos y los umbríos; al este, los
sabinos, los samnitas y los equos; al sur, los oscos, los volscos, los
campanios, los hernicios y los latinos. Estos pueblos eran más o
menos poderosos, y de culturas más o menos desarrolladas, pero no
sabemos casi nada de sus lenguas. Se han encontrado inscripciones
y placas de bronce en un radio de doscientos kilómetros alrededor
9
de Roma, escritos en tres lenguas diferentes al griego y al latín: el
osco, el umbrio y el etrusco. Pero los textos son todavía demasiado
cortos, y no permiten un estudio completo y comparativo de las
lenguas. Mientras no encontremos una "piedra de rosetta itálica",
no se podrá sacar ninguna conclusión. Lo único que podríamos
decir con certeza es que, además del latín, los pueblos vecinos de
los romanos utilizaban otras lenguas por escrito.

Voy a correr el riesgo de hacer una comparación temeraria, pero


que nos lleva a la misma realidad. En la Argelia de hoy, el pueblo
argelino habla dos lenguas: el árabe dialectal en su mayoría y, en
algunas regiones, el kabil. Ahora bien, si llegara a ocurrir en
Argelia una catástrofe como la que se produjo en Pompeya, y que,
veinte siglos más tarde, arqueólogos excavaran las ruinas, ¿qué
encontrarían? Inscripciones en árabe clásico y en francés.
Concluirían de ahí que el pueblo argelino en el siglo XXI hablaba
árabe clásico y francés, cuando en realidad no habla ni una ni la
otra. En Argelia, el árabe clásico y el francés están presentes en la
escritura, pero son casi inexistentes como lenguas habladas.

Hagamos la misma hipótesis en el caso de los países andinos de


América latina. Los arqueólogos descubrirían una abundancia de
inscripciones en español y, en ocasiones, en algunas iglesias,
inscripciones en latín, pero no encontrarían ninguna traza de las
dos grandes lenguas indígenas aún ampliamente utilizadas: el
quechua y el guaraní. Es un error grave y constante de
numerosos lingüistas el confundir lengua escrita y lengua
hablada. Las huellas escritas no dan testimonio necesariamente
de la lengua hablada.

De la misma manera, nada nos permite afirmar que la lengua


“osca” y la lengua “etrusca” eran aún habladas en la época romana.
Pienso más bien que hayan podido mantener su carácter sagrado
durante siglos, pero que el “italiano antiguo”, luego de haber
destronado el latín en Roma, se impuso a continuación en toda
Italia, gracias a la conquista romana que suprimió las barreras
físicas, culturales y económicas entre todos los pueblos
conquistados.

La idea de que el latín pereció gradualmente durante los


primeros siglos de nuestra era no resiste el análisis. El latín, que
10
fue una lengua muy viva en los primeros tiempos de la historia de
Roma, declina con toda verosimilitud a partir del siglo II A.C.para
pasar a ser la lengua de uso administrativo, literario o académico.
Si la lengua latina hubiese evolucionado, encontraríamos trazas
en los escritos. Ahora bien, lo que se observa es bien sea la pálida
copia de la lengua antigua (de ahí los arcaísmos), bien sea el
desconocimiento de la lengua (de allí los barbarismos), pero en
ningún momento se ve aparecer (ni en el vocabulario, ni en la
gramática) lo que pudiera calificarse de estado intermediario de la
lengua. Los soldados y colonos romanos no pudieron, entonces,
aportar el latín como lengua hablada, en ningún momento de la
conquista romana. En cambio, sí lo llevaron a todo el imperio
como lengua escrita.

11
Segunda prueba

El vocabulario de base de las lenguas romances no es latino

La dificultad para comparar los vocabularios de dos lenguas, por


ejemplo el latín y el italiano, o el inglés y el alemán, puede provenir
de dos fuentes. Una, que las lenguas estuvieron en contacto estrecho
(debido a la coexistencia de dos pueblos distintos en el mismo
territorio o a una dominación política y militar de un pueblo sobre el
otro), de donde pudieron originarse numerosos préstamos de
vocabulario. Dos, que las lenguas tuvieron el mismo origen, y es el
mismo núcleo original el que engendró los vocabularios de las dos
lenguas. De esta manera, el inglés y el alemán son ambas lenguas
germánicas y su parecido proviene de su origen común. En este caso
es entonces difícil desenredar la parte del vocabulario que fue
tomada en préstamo de la parte que proviene de su origen común.

El vocabulario de base y los préstamos


El vocabulario de las lenguas romances es muy diferente del
vocabulario latino. Sin embargo, los préstamos han sido tan
significativos que pueden ocultar esta realidad. Conviene, entonces,
extraer las palabras que han sido tomadas en préstamo para
redescubrir el vocabulario original.

Las palabras prestadas se caracterizan por dos aspectos:

1. En su gran mayoría, tienen rasgos de dominios particulares


característicos de un estado avanzado de desarrollo, como el
derecho, la filosofía, la teología…
2. Fueron poco afectadas por transformaciones fonéticas y
semánticas. En otras palabras, son casi idénticas a las palabras de la
lengua original de la cual provienen.

En las tablas siguientes indico la traducción en francés y en


español de adjetivos y nombres del vocabulario latino, que ponen en
evidencia la enorme semejanza entre las tres lenguas. Las diferencias
se encuentran casi siempre en la terminación de las palabras.

ADJETIVOS

Latin Francés Español


ABJECTUS ABJECT ABYECTO
AETERNUS ÉTERNEL ETERNO
BEATUS BÉAT BEATO
BELLICOSUS BELLIQUEUX BELICOSO
FEROX FÉROCE FEROZ
FOETIDUS FÉTIDE FETIDO
GRACILIS GRACILE GRACIL
HONESTUS HONNETE HONESTO
HORRIBILIS HORRIBLE HORRIBLE
IGNOMINIOSUS IGNOMINIEUX IGNOMINIOSO
ILLICITUS ILLICITE ILICITO
IMMOBILIS IMMOBILE INMOVIL
IMPERIOSUS IMPÉRIEUX IMPERIOSO
INCERTUS INCERTAIN INCIERTO
INQUIETUS INQUIET INQUIETO
OBSEQUIOSUS OBSEQUIEUX OBSEQUIOSO
PERPETUUS PERPÉTUEL PERPETUO
PROBUS PROBE PROBO
PUERILIS PUERIL PUERIL
PUGNAX PUGNACE PUGNAZ
SORDIDUS SORDIDE SORDIDO
VISCOSUS VISQUEUX VISCOSO

SUSTANTIVOS

Latin Francés Español


DEDICATIO DÉDICACE DEDICACION
GLEBA GLÈBE GLEBE
GLOBUS GLOBE GLOBO
GRABATUS GRABAT GRABADO
HAERESIS HERESIE HEREJIA
HEREDITAS HEREDITE HEREDAD
HISTORIA HISTOIRE HISTORIA
HUMILITAS HUMILITE HUMILDAD
IGNORATIO IGNORANCE IGNORANCIA
ILLUSTRATIO ILLUSTRATION ILUSTRACION
IMITATOR IMITATEUR IMITADOR
IMPERITIA IMPÉRITIE IMPERICIA
IMPULSIO IMPULSION IMPULSO
INANITAS INANITE INANIDAD
INCENDIUM INCENDIE INCENDIO
INCITATIO INCITATION INCITACION
INDECENTIA INDÉCENCE INDECENCIA
INDIGNATIO INDIGNATION INDIGNACION
INDULGENTIA INDULGENCE INDULGENCIA
INDUSTRIA INDUSTRIE INDUSTRIA
INERTIA INERTIE INERCIA
INFAMIA INFAMIE INFAMIA
INSCRIPTIO INSCRIPTION INSCRIPCION
INUNDATIO INONDATION INUNDACION
PRAEROGATIVA PRÉROGATIVE PRERROGATIVA
SIMULACRUM SIMULACRE SIMULACRO
VORACITAS VORACITE VORACIDAD

De la lectura de estas listas se desprenden dos hechos:

• Las palabras francesas y españolas son casi idénticas


a las palabras latinas tanto en el plano fonético como
en el plano semántico. En general, la última silaba de
estas palabras es transformada levemente.
• Estas palabras tienen, casi todas, una connotación
literaria, técnica o culta.

Más precisamente, las palabras tomadas en préstamo no se


deforman prácticamente porque son palabras latinas propiamente
dichas. Fueron utilizadas primeramente por clérigos, que poseían un
perfecto conocimiento del latín, y fue después que entraron en el uso
corriente.
Me apresuro a agregar que también parecen haber sido tomadas
del latín palabras de uso corriente. Pero estas pocas palabras
verdaderamente latinas nos impiden ver la multitud de palabras
corrientes no latinas que contienen las lenguas romances. Es sobre
estas palabras, no latinas en apariencia, que vamos a volcarnos
ahora.
Para comparar dos lenguas es necesario eliminar los préstamos
para no correr el riesgo de afirmar su parentesco a la ligera. Así
pues, todos los lingüistas están de acuerdo en afirmar que el inglés es
una lengua germánica aunque el inglés cuente con muchas palabras
que parecen francesas. El inglés y el alemán provienen de un origen
común denominado “germánico”. Pero durante los siglos que
siguieron a la conquista normanda la lengua inglesa absorbió miles
de palabras francesas al punto de que ciertos textos ingleses puedan
parecer cercanos al francés. He aquí algunos ejemplos:

The information contained in this message is confidential.


L’information contenue dans ce message est confidentielle.
La información contenida en este mensaje es confidencial

Spanish is a rich and expressive language.


L’espagnol est une langue riche et expressive.
El español es una lengua rica y expresiva

The grammatical structure of the language has changed enormously.


La structure grammaticale de la langue a changé énormément.
La estructura gramatical de la lengua ha cambiado enormemente.

In order to prevent potential interactions between medical


products, inform your doctor or pharmacist.
Afin de prévenir les interactions potentielles entre les produits
médicaux, informez votre docteur ou votre pharmacien.
A fin de prevenir las interacciones potenciales entre los productos
médicos, informe a su doctor o a su farmaceuta

A partir de la lectura de estas frases, un observador poco atento


podría concluir que las lenguas francesa e inglesa poseen un lazo de
parentesco. De hecho, este observador habría sido engañado por las
palabras inglesas que fueron tomadas en préstamo desde el francés.
De allí, la necesidad de separar las palabras “prestadas” de las
palabras “de base”.
En un primer estadio, las lenguas poseían un vocabulario
construido de palabras de uso corriente que constituyen “el
vocabulario de base”. El inglés poseía un vocabulario de base
germánico al cual se agregó poco a poco un vocabulario francés. Lo
mismo ocurre con las lenguas romances, que poseían un vocabulario
de base “italiano antiguo” que creció al cabo de los siglos gracias a
los numerosos préstamos del latín.
Las lenguas romances y el latín continuaron en contacto durante
más de 20 siglos, y el vocabulario latino fue incorporado a las
lenguas romances durante tres grandes periodos.
– Del siglo III A.C. al siglo I D.C., los pueblos latino e italiano
coexisten y el aporte es directo.
– Del siglo II al siglo XVI, el latín, aunque lengua muerta,
continua siendo la única lengua escrita de la Europa
occidental, y los sabios, los eclesiásticos y los hombres de
leyes extraen de él continuamente, bien sea alguna palabra
latina, incluso alguna palabra griega por intermedio del latín,
bien sea un neologismo.
– La época moderna, en la que la necesidad de nuevas palabras
en los dominios científico y técnico abre una nueva era para
el préstamo a partir de las lenguas antiguas.
De esta manera, las lenguas romances cuentan con miles de
palabras latinas, pero éstas no son casi nunca palabras de la vida
diaria.
Les recuerdo que mi esquema de las lenguas itálicas es el
siguiente:
Indo-europeo

Italiano Antiguo Latín

Lenguas romances
(italiano, español, francés)

Es necesario precisarlo como aparece a continuación a fin de


destacar los aportes continuos del vocabulario latino a las lenguas
romances.

Indo-europeo

Italiano antiguo Latín Epoca


Romana

Lenguas romances Epoca


Moderna
Italiano, Español, Francés, Rumano

Las líneas punteadas indican, no un lazo de parentesco, sino un


flujo de vocabulario. Esquemáticamente indiqué dos flujos aunque
se trate en realidad de un flujo único repartido a lo largo de más
de 20 siglos.
Esto me lleva a concebir un vocabulario de base que se supone
debe representar el conjunto de las palabras de uso corriente que
abarcan la actividad humana, con la excepción de los dominios
sofisticados de la política, de la religión, del arte, de la técnica, del
derecho, de la filosofía…
Este vocabulario, aunque más liviano que el vocabulario
contemporáneo, no es por ello rudimentario. La Biblia, escrita en
una época en la que la organización social y los conocimientos
técnicos no se encontraban apenas en sus inicios, cuenta con más de
6 000 palabras distintas. Los pueblos calificados de “barbaros” por
los griegos poseían igualmente un vocabulario muy extenso.
Pero antes de eso, quiero precisar la segunda razón que induce los
lingüistas al error. El latín y el “italiano antiguo” tienen un origen
común, y poseen, por ende, algunos puntos en común, tal como las
lenguas inglesa y alemana tienen puntos en común para ellas
también provienen de un mismo origen.

Un origen comun: el indoeuropeo


El latín y el “italiano antiguo” tienen el mismo origen. Para
fijar las ideas, yo diría que este origen común se remonta a 20 000
años antes de Cristo. Es imposible precisar científicamente la fecha
en la cual los pueblos indoeuropeos que hablaban la misma lengua se
separaron y crearon, a partir del mismo tronco común, dos lenguas
tan distintas como el latín y el “italiano antiguo”. Yo habría podido
indicar, no 20 000 años, sino 5 000 o 10 000. En el capítulo sobre la
evolución de las lenguas, mostraré como las lenguas evolucionan en
general de manera lenta, lo que me lleva a pensar que 6 000 años,
como se propone generalmente, es sencillamente insuficiente.
Mi propósito es exponer antes que nada que, aunque muy
distintos entre sí, el latín y el “italiano antiguo” tienen un origen
común el cual presento como se indica a continuación:

Indo-europeo

Italiano antiguo Latín

Con los gráficos en círculos, hago aparecer los conjuntos y


subconjuntos de vocabulario.

i-e •
1

2 2
3
Italiano
Latín antiguo
4 5 4

• i-e : indo-europeo

Esta forma de presentarlos permite descomponer los vocabularios


de las tres lenguas y hacer aparecer los diferentes subconjuntos.
El grupo 1 representa el vocabulario de la lengua madre, que no
fue transmitido a las lenguas filiales. Este grupo es de importancia
débil. En general, la creación de los vocabularios se realiza por
estratos sucesivos sin abandono del vocabulario anterior.
El grupo 2 representa el vocabulario de la lengua madre que fue
transmitido a una lengua pero no a la otra.
El grupo 3 representa las palabras de origen indoeuropeo que
fueron transmitidas a una y otra lengua y que dan la impresión
que una lengua se desprende de la otra.
El grupo 4 representa las palabras propias a cada lengua filial.
Son “auto fabricados” por los procedimientos clásicos: metonimia,
palabras compuestas, deformación fonética… Cada pueblo
desarrolla su propio genio, y crea poco a poco un vocabulario
particular.
El grupo 5 comprende las palabras comunes a las dos lenguas que
no vienen de la lengua madre: son los préstamos.
Estas distinciones complejas son necesarias para una buena
comprensión de lo que sigue.
Detengámonos en el grupo 3. Cuando encontramos palabras
semejantes en italiano y en latin, ello puede provenir de su
origen común. Ello no prueba en nada que las lenguas romances
vengan del latín. Los vocabularios de base inglés y alemán son
próximos, y sin embargo el inglés no proviene del latín, ni
viceversa, y, sin embargo, los vocabularios de base inglés y alemán
son mucho más próximos que los vocabularios latino y romance.
¿Cómo es que eso no ha llamado la atención de los lingüistas?
¿Cómo, las lenguas alemana e inglesa, que son “lenguas hermanas”,
podrían ser más próximas que lo que lo son el latín y el italiano, que
tienen una filiación directa?
No hay que extasiarse demasiado, entonces, con las semejanzas
observadas entre los vocabularios latino y romance. Ellas pueden
deberse a su origen común indoeuropeo.
:
Latín
Itálico Italiano
Italiano antiguo Francés
Español
Rumano

Inglés
Anglo-sajón
Frisón

Alemán
Germánico Proto-alemán Alemánico
Neerlandés

Sueco
Escandinavo Noruego
Indo-europeo Danés

Ruso
Proto-eslavo Polaco
Checo
Búlgaro

Proto-indio Indio

Proto-persa Persa

Griego antiguo Griego moderno

Bretón
Proto-celta
Gaélico
Otras lenguas indoeuropeas distintas: albanés, armenio,
lituano, letón

Los dos primeros estratos del vocabulario de las lenguas romances


La filiación que acabo de presentar, que va del indoeuropeo hasta
las lenguas romances, pasando por el italiano antiguo, ha dejado en
el vocabulario trazas de cada una de las etapas de la historia de la
lengua.

1. EL ESTRATO INDOEUROPEO. Ejemplo : la palabra NARIZ

Tomemos la palabra NARIZ. Se dice más o menos de la misma


manera en las lenguas romances, germánicas y eslavas (italiano
NASO, francés NEZ, alemán NASE, ruso NOS). Formulo la
hipótesis de que la palabra indoeuropea era NAS, la cual dio de un
lado el latín NASUS, y del otro, el italiano antiguo NASO, que dio
el italiano moderno NASO y el francés NEZ, según el esquema
siguiente.

Indo-europeo (—20 000) NAS

NASO (italiano antiguo) NASUS (latín)

Lenguas romances NEZ (français) NASO (italien)

Los etimologistas oficiales en Francia insisten absolutamente en


que la palabra francesa NEZ proviene del latín NASUS; de hecho, la
palabra NEZ guarda la traza de su origen indoeuropeo y nos ha sido
transmitida por el italiano antiguo.

2. El ESTRATO “ITALIANO ANTIGUO”. Ejemplo, la palabra


francesa JAMBE (pierna).

En las diferentes lenguas indoeuropeas, la palabra PIERNA se


dice de distintas maneras. La palabra no es, por tanto, indoeuropea, o
más precisamente, esta palabra no existía aun en la época
indoeuropea. Por tanto, no fue transmitida a las diferentes familias
lingüísticas. Se dice de manera diferente en latín (CRUS). En
cambio, se dice GAMBA en italiano y en rumano. Formulo,
entonces, la hipótesis de que la palabra francesa JAMBE viene de la
palabra “italiana antigua” GAMBA que en francés sufrió una ligera
alteración.

Indo-europeo ?

Italiano antiguo GAMBA

Lenguas romances GAMBA (it) JAMBE (fr)

Ejemplo de clasificación de las palabras: aplicación a las palabras


relativas al cuerpo humano
Apliqué el método de clasificación que acabo de presentarles a
las palabras más corrientes que designan partes del cuerpo humano,
y las clasifiqué en tres grupos de acuerdo a su origen.

1. LAS PALABRAS INDOEUROPEAS

Las palabras NARIZ, OREJA, OJO, DIENTE… son prácticamente


idénticas en todas las lenguas indoeuropeas.
NARIZ Fr NEZ It NASO Lat NASUS Ale NASE Ruso NOS
OREJA Fr OREILLE It ORECCHIO Lat AURIS Ale OHR Ruso OUKHO
OJO Fr ŒIL It OCCHIO Lat OCULUS Ale AUGE Ruso OTCHI
DIENTE Fr DENT It DENTE Lat DENS Ale ZAHN Hindi DANT
CABEZA Fr CABOCHE It CAPO Lat CAPUT Ale KOPF Ruso GOLOVA
CORAZON Fr COEUR It CUORE Lat CORDIS1 Ale HERZ Griego KARDIA
LABIO Fr LEVRE It LABBRO Lat LABRUM Ale LIPPE
PELO Fr POIL It PELO Lat PILUS Ale PELZ Ruso VOLOSY

Por tanto, éstas son palabras indoeuropeas; dicho de otra


manera, existían en una época muy antigua antes del estallido del
indoeuropeo en diferentes familias lingüísticas.

2. LAS PALABRAS PRESTADAS DEL LATIN

Las palabras PIE, MANO, CABELLO, LENGUA, BRAZO, DEDO son


idénticas en todas las lenguas romances y en latín, pero diferentes de
las palabras de las lenguas de las otras familias indoeuropeas.

PIE Fr PIED It PIEDE Lat PEDIS Ing FOOT Ruso NOGA


MANO Fr MAIN It MANO Lat MANUS Ing HAND Ruso ROUKA
CABELLO Fr CHEVEU It CAPELLO Lat CAPILLUS Ing HAIR Ruso VOLOSA
LENGUA Fr LANGUE It LINGUA Lat LINGUA Ing TONGUE Ruso IAZIK
BRAZO Fr BRAS It BRACCIO Lat BRACHIUM Ing ARM Ruso ROUKA
DEDO Fr DOIGT It DITO Lat DIGITUS Ing FINGER Ruso PALETS

Las palabras PIE, MANO, CABELLO, LENGUA, BRAZO y DEDO son


palabras prestadas del latín.

3. LAS PALABRAS DEL “ITALIANO ANTIGUO”

Francés Italiano Español Rumano Latin


COUDE GOMITO1 CODO COT CUBITUS
FOIE FEGATO FIGADO FICAT IECUR
JAMBE GAMBA PIERNA2 GAMBA CRUS

En esta categoría descubrimos palabras que no provienen del


latín, y que son casi idénticas en todas las lenguas romances, con
unas cuantas raras excepciones. Lo más sorprendente es que las
palabras rumanas son eminentemente “romances”. Ahora bien,
Rumania se desprendió del Imperio romano en el año 270 de nuestra
era, lo que nos lleva a pensar que la lengua que fue llevada a
Rumania era ya el italiano antiguo, y no el latín.
Cuando una palabra es de origen indoeuropeo o itálico, los
etimologistas decretan sin ambages que la palabra viene del latín. De
esta manera, para ellos, la palabra NEZ proviene del latín NASUS.
Cometen un grave error de razonamiento, pero no están ni siquiera
conscientes de ello. Ni siquiera se plantean la pregunta. Para ellos, el
origen latino del vocabulario de las lenguas romances es un axioma.
Se equivocan, y le engañan a usted. Véase —dicen ellos— el
parecido entre las palabras latinas y las palabras francesas. ¡No hay
ninguna duda! Desgraciadamente para ellos, existen palabras del
“italiano antiguo” que no se parecen en nada al latín y que los
desconciertan.

1
Les señalo a los puristas que he preferido optar por la forma del genitivo cuando
ésta es diferente del nominativo. Nada permite afirmar que el genitivo se desprende
del nominativo, y no al revés.
2
Palabras que difieren en relación a las otras lenguas romances. Nótese, de paso,
que no son muy numerosas.
El vocabulario del italiano antiguo
El vocabulario de las lenguas romances posee características muy
diferentes del vocabulario latino si dejamos de lado las palabras
cultas que son, esencialmente, préstamos de la lengua latina.

Les propongo un análisis detallado del vocabulario de base de las


lenguas romances, del vocabulario de la vida de todos los días de los
romanos, agrupando las palabras por temas: la guerra, el medio
ambiente, la vida doméstica, la familia, la vestimenta, los animales,
la medida del tiempo, la organización social, los números, y,
finalmente, los adjetivos, los verbos y las palabras más corrientes.

Uno podría esperar que, en el dominio de la guerra, el latín,


supuesta lengua de los conquistadores romanos, haya transmitido a
las lenguas romances su vocabulario.

Eh, pues bien, nada de eso. Juzgue por usted mismo.


Francés Italiano Español Rumano Latin
TRAITE TRATTATO TRATADO TRATAT FOEDUS
OTAGE OSTAGGIO REHEN1 OSTATIC OBSES
GUERRE GUERRA GUERRA RAZBOI1 BELLUM
DESASTRE DISASTRO DESASTRE DEZASTRU CLADES
LUTTE LOTTA LUCHA LUPTA PUGNA
FLOTTE FLOTTA FLOTA FLOTA CLASSIS
BRONZE BRONZO BRONZE BRONZ AES
ESCLAVE SCHIAVO ESCLAVO SCLAV SERVUS
GÉNÉRAL GENERALE GENERAL GENERAL IMPERATOR
BRAVE BRAVO BRAVO BRAVA PROBUS
CASQUE CASCO CASCO CASCA GALEA
ORPHELIN ORFANO HUERFANO ORFAN ORBUS
COUP COLPO GOLPE LOVITURA1 ICTUS
GALOP GALOPPO GALOPE GALOPA CURSUS
MASSACRE MASSACRO MATANZA MASSACRU CAEDES
MASSUE MAZZA MAZA MACIUCA CLAVA

Curioso, ¿no es cierto? Habríamos podido agregar a esta lista las


palabras SOLDADO, BATALLA, MARISCAL… y sacar las mismas
conclusiones: constatamos siempre la extraordinaria proximidad de
los vocabularios de las lenguas romances, del rumano al español.
Notamos que ya no quedan trazas en las lenguas romances de
palabras como PROELIUM, ORBUS, ICTUS… Las palabras PUGNACIDAD,
HOSTILIDAD, BELICOSO son palabras literarias, evidentemente prestadas
del latín.
¿Y qué fue de las palabras latinas AGMEN, ACIES, ARX, CERTANEM,
DIMICATIO, ENSIS, INSIDIAE, MUNIO, SAGITTA, TELUM? ¿Desaparecieron
acaso de todas las lenguas romances?
Me cuesta creer que los romanos dijeran GUERRA y escribiesen
BELLUM, que dijeran COMBATE y escribieran PROELIUM, que dijeran
MASACRE y que escribieran CAEDES…
Me cuesta creer igualmente que el vocabulario que nos llegó sea
latín deformado. No existe la menor traza de las palabras GUERRA,
COMBATE, LUCHA, ENEMIGO, ESCLAVO, BRAVO, CASCO, HUERFANO, GOLPE,
GALOPE, MASACRE, MAZA.
Entonces, ¿de dónde vienen estas palabras? ¡Paciencia!
A partir del cuadro siguiente voy a introducir una columna
titulada “italiano antiguo” en el que figuran las palabras

1
Palabras que difieren en relación a las otras lenguas romances. Nótese, de paso,
que no son muy numerosas.
originales que pienso yo han dado origen a las palabras de las
lenguas romances. Aplico así un procedimiento llamado
“reconstrucción de la lengua original” considerando que cuando una
palabra es casi idéntica en tres lenguas diferentes de una misma
familia tiene entonces su origen en la lengua madre.
Así, la palabra francesa ROCHER, por ejemplo, se dice ROCCIA en
italiano, ROCA en español y en rumano. Considero que hubo, al
inicio, una palabra italiano antigua que dio nacimiento a las palabras
de las diferentes lenguas romances y que esta palabra es, muy
probablemente, ROCA.
La palabra francesa PLAGE, que se dice SPIAGGIA en italiano, PLAYA
en español y PLAJA en rumano, viene evidentemente de la palabra
“italiana antigua” PLAJA.
Mi proceso tiene como objetivo encontrar la palabra que se
aproxima lo más posible a sus descendientes. Los errores serán
menores porque las palabras de las lenguas romances son muy
cercanas entre sí.
Indicaré las palabras del “italiano antiguo” precediéndolas de
un circulo pequeño para recordar al lector que son palabras
reconstruidas.
Veamos ahora las palabras relativas al medio ambiente y a la
vida doméstica.

Francés Italiano Español Rumano Italiano antiguo Latín


reconstruido
BAIE BAIA BAHIA BAIE °BAIA SINUS
BOIS BOSCO BOSQUE LEMN °BOSCO NEMUS/
SILVA
CAMPAGNE CAMPAGNA CAMPANA CAMPANIE °CAMPANIA RUS
CHAMBRE CAMERA CAMARA CAMARA °CAMARA CUBICULUM
CHEMIN CAMMINO CAMINO CALE °CAMINO ITER/
SEMITA
EST EST ESTE EST °EST ORIENS
FÛT FUSTO TONEL BUTOI °FUSTO CADUS
GRANGE GRANAIO GRANERO HAMBAR °GRANARO HORREUM
JARDIN GIARDINO JARDIN GRADINA °JARDINO HORTUS
NORD NORD NORTE NORD °NORD SEPTEM-
TRIONES
OUEST OVESTE OESTE VEST °OVESTE OCCIDENS
PLAGE SPIAGGIA PLAYA PLAJA °PLAJA LITUS
ROCHER ROCCIA ROCA ROCA °ROCA SAXUM
SUD SUD SUR SUD °SUD MERIDIES

¿No es sorprendente que las lenguas romances no hayan heredado


nada de la lengua latina para describir el medio ambiente cercano y
la vida doméstica? ¿Cómo creer que se decía NORTE, SUR, ESTE, OESTE
y que se escribía SEPTEMTRIONES, MERIDIONES, ORIENS, OCCIDENS, o que
se decía °BAHIA, °PLAJA, °ROCA y que se escribía SINUS, LITUS y SAXUM?
A primera vista, las palabras relativas a la familia parecen
provenir directamente del latín. Voy a tratar de desengañarle.

Francés Italiano Español Rumano Italiano antiguo Latin


reconstruido
BÉBÉ / BAMBIN BAMBINO BEBE PRUNC BANBIN / BÉBÉ INFANS
EPOUSE SPOSA ESPOSA SOTSIE SPOSA UXOR
MERE MADRE MADRE MAMA MADRE MATER
ONCLE / TONTON ZIO TIO OUNKI TIO PATRUUS / AVUNCULUS
PERE PADRE PADRE TATA PADRE PATER
TANTE / TATA ZIA TIA MATOUCHA TIA AMITA / MATERTERA

Constatamos la existencia de palabras del “italiano antiguo” que


no tienen ninguna relación con el latín: °TIO, °TIA, °SPOSA , °BANBIN
mientras que las palabras PATRUUS, AMITA, MATERTERA y UXOR no
dejaron traza en ninguna lengua romance.
La palabra francesa PÈRE, y la palabra italiana y española PADRE
se presentan generalmente como derivadas del latín PATER. Ahora
bien, las palabras de las lenguas romances son las únicas que tienen
una segunda silaba que comienza por la letra D, cuando en las otras
lenguas indoeuropeas encontramos T: alemán, VATER; griego PATIR.
La letra D proviene realmente del “italiano antiguo”. En el
juramento de Estrasburgo, escrito en 842, la palabra francesa FRERE
se dice FRADRE y no FRATRE.
Usted me dirá que bajamos demasiado al detalle. Es necesario
hacerlo para llegar a realizar un análisis objetivo.
Comparemos las palabras relativas a la vestimenta.

Francés Italiano Español Rumano Italiano antiguo Latín


reconstruido
CALEÇON CALZONI CALZONCILLOS IZMENE CALZON ?
CHAPEAU CAPPELLO SOMBRERO PALARIE CAPELO PETASUS
CHEMISE CAMICIA CAMISA CAMASA CAMISA SUBUCULA
MANTEAU MANTELLO ABRIGO / MANTO MANTOU MANTO PALLIUM
PANTALON PANTALONI PANTALON KILOTI PANTALON BRACAE
TAILLEUR SARTO SASTRE TAIETOR SARTO/ TAIETOR ?

¿La moda habrá evolucionado hasta ese punto, o bien hay que
admitir que los romanos hablaban de PANTALON, de CAMISA, y de
CAPELO, y escribían BRACAE, SUBUCULA y PETASUS?
Para mí, no es ni lo uno ni lo otro. La única explicación posible
es admitir que estamos en presencia de dos lenguas diferentes.
¿Los latinos tenían las mismas palabras que los italianos para
designar los animales o tenían animales diferentes?

Francés Italiano Español Rumano Italiano antiguo Latín


reconstruido
CHASSER CACCIARE CAZAR GONI °CASSAR VENARI
CHAT GATTO GATO PISICA °GATO FELES
CHEVAL CAVALLO CABALLO CAL °CAVALLO EQUUS
JUMENT GIUMENTA JINETE IAPA °JUMENTA EQUA
RAT RATTO RATA SOROLAN °RATO MUS
SANGLIER CINGHIALE JABALI MISTRET °SINGIALE APER

Se podría objetar que al lado de la palabra latina EQUUS


encontramos la palabra CABALLUS que sería el origen de las palabras
de las lenguas romances con el significado de CABALLO. Admitamos
que sea ése el caso. Reconozca que es una cosecha muy magra. Pero
ocurre que la palabra CABALLUS aparece tardíamente en la literatura.
Formulo, entonces, la hipótesis de que esta palabra es la prueba de
un préstamo al revés. El latín tomó en préstamo esta palabra del
“italiano antiguo”, la cual no era parte de su vocabulario.
Se objeta también que la palabra latina EQUUS ha dado las
palabras ECUESTRE y EQUITATION. Estas palabras tienen una
connotación ligeramente culta, y me parecen que son palabras de
préstamo reciente de los que no encontramos trazas, al menos en el
francés antiguo.
La medida del tiempo es una vieja institución dictada al hombre
por el sol y la luna. Sería lógico que los latinos hubiesen transmitido
su vocabulario y su saber a los pueblos sumisos. ¡Nada de eso!
Francés Italiano Español Rumano Italiano antiguo Latin
reconstruido
DEMAIN DOMANI MAÑANA MAINE DOMANI CRAS
HIVER INVERNO INVIERNO IARNA INVERNO HIEMS
JAMAIS GIAMMAI JAMAS NICIODATA JAMAI NUMQUAM
JOURNÉE GIORNO JORDANA ZI JORNO DIES
MAINTENANT ORA AHORA ACUM ¿ORA? NUNC
SEMAINE SETTIMANA SEMANA SAPTAMANA SETTIMANA HEBDOMADA
SIESTE SIESTA SIESTA ODIHNA SIESTA MERIDIATIO
SOIR SERA TARDE SEARA SERA VESPER

¿Les parece explicable este desfase entre las lenguas


romances y el latín? ¿Les parece normal esta desaparición, total,
radical, sin ninguna traza, en ninguna de las lenguas romances,
de las palabras latinas CRAS, VESPER, HIEMS, NUNC? ¿Y no les
sorprende esta aparición de palabras comunes a todas las
lenguas romances, incluida en la lejana Rumania, aislada de
Roma y bajo influencia eslava después de tantos siglos?
Las palabras NOCHE y MES parecen al menos cercanas al latín.
Sí, pero comparémoslas a las otras lenguas europeas, y veremos que
estas palabras no son latinas sino indoeuropeas.

Francés Alemán Griego Ruso


NUIT NACHT NIKHTA NOTCH
MOIS MONAT MIN MESSIAT’

Los latinos no conocían la semana. Sus meses estaban divididos


en calendas, nonas e idus. Y para designar esta curiosidad italiana
que les parecía completamente extraña (la división de los meses en
fracciones de 7 días es una vieja institución) tomaron prestada la
palabra griega HEBDOMAS, frente a la palabra italiana SETTIMANA, que
significa simplemente SIETE LUNES (es decir, siete días).
Los romanos era un pueblo muy organizado. Los galos y otros
pueblos dominados vivían, en su opinión, en la anarquía, y la “pax
romana” les aportó una organización social que ellos no conocían.
¡Pero el vocabulario no guarda ninguna huella de ello!

Francés Italiano Español Italiano antiguo Latín


reconstruido
ASSEMBLÉE ASSEMBLEA ASAMBLEA °ASSEMBLEA CONTIO
COMTE CONTE CONDE °CONTE CONSUL
COUR CORTE CORTES °CORTE AULA
MAITRE MAESTRO MAESTRO °MAESTRO DOMINUS
PRETRE PRETE PASTOR °PRETE SACERDOS
RACE RAZZA RAZA °RASA GENS
TOMBEAU TOMBA TUMBA °TOMBA SEPULCRUM
VASSAL VASSALLO VASALLO °VASALO CLIENS
De la misma manera que los latinos no influenciaron a los
italianos en lo relativo al vocabulario de guerra, no influenciaron
tampoco el vocabulario italiano relativo a la organización social.
Los italianos tenían, desde hacía tiempo, una estructura social
cuyas trazas nos fueron transmitidas por el vocabulario, a pesar
de los 7 siglos de dominación latina.
En cuanto a las palabras francesas: ROI, SIRE, SIEUR… son palabras
indoeuropeas. Para la palabra “ROI” compárela con la palabra
alemana “REICH” (imperio), con la palabra hindi “RAJA” (rey), con el
galo “RIX” (rey). Ser RICO en los tiempos antiguos quería decir,
simplemente, ser de categoría REAL, mientras que para los latinos ser
rico (DIVES) era ser como un “dios”.
He dado como traducción de la palabra SEPULCRUM la palabra
“TUMBA” y no “SEPULTURA”. No quiero ignorar esta palabra, pero mi
objetivo es de poner en evidencia que existe una palabra común a
todas las lenguas romances que no existe en latín. La palabra
SEPULTURA, que encontramos en ciertas lenguas romances, parece ser
un préstamo al latín aunque un poco deformada. Los italianos
colocaban a sus muertos en “tumbas” y los latinos en “sepulturas”.
Cuando hurgamos al azar en el vocabulario de la vida diaria,
constatamos una vez más el mismo desfase entre las lenguas
romances y el latín.

Francés Italiano Español Italiano antiguo Latín


reconstruido
CHOSE COSA COSA °COSA RES
CITÉ CITA CUIDAD °SITA URBS
ÉTRANGER STRANIERO ESTRANJERO °STRANIERO EXTRANEUS
FOLIE FOLLIA LOCURA °FOLIA INSANIA
FORCE FORZA FUERZA °FORZA VIS
FOURRAGE FORRAGIO FORRAJE °FORRAGIO PABULUM
MARIN MARINAIO MARINERO °MARINARO NAUTA
MARQUE MARCA MARCA °MARCA NOTA
MARTEAU MARTELLO MARTILLO °MARTELLO MALLEUS
MASQUE MASCHERA MASCARA °MASCARA PERSONA
ORGUEIL ORGOGLIO ORGULLO °ORGOLIO SUPERBIA
PAROLE PAROLA PALABRA °PAROLA VERBUM
PLACE PIAZZA PLAZZA °PLAZA PLATEA
RETARD RITARDO RETRASO °RITARDO MORA

Usted habrá notado, estimado lector, que en esta lista se


encuentran palabras de uso corriente: COSA, FUERZA, PALABRA… que
no vienen, con toda evidencia, del latín.
Hago notar, de paso, que la etimología oficial francesa hace
surgir la palabra ORGULLO del franco. Qué útil es el franco. Cuando
no encuentran un origen latino, los etimologistas se inventan una de
fantasía. Si tuvieran un mínimo de conocimiento de las lenguas
romances, sabrían que la palabra ORGULLO es común a todas las
lenguas romances y que es poco probable que una palabra aportada
por los francos se haya difundido uniformemente en todas las
lenguas romances.
Si usted continúa siendo escéptico, ¡continuemos!
Las cifras y los números son igualmente la prueba de un
parentesco indoeuropeo y no de un origen latino.

Francés Italiano Español Italiano antiguo Latín


reconstruido
UN UNO UNO °UNO UNUS
DEUX DUE DOS °DU DUO
TROIS TRE TRES °TRE TRES
QUATRE QUATTRO CUATRO °CUATRO QUATTUOR
CINQ CINQUE CINCO °CINCO QUINQUE
SIX SEI SEIS °SEIS SEX
SEPT SETTE SIETE °SETE SEPTEM
HUIT OTTO OCHO °OTO OCTO
NEUF NOVE NUEVE °NOVE NOVEM
DIX DIECE DIEZ °DIS DECEM
ONZE UNDICI ONCE °ONZE UNDECIM
DOUZE DODICI DOCE °DOZE DUODECIM
TREIZE TREDICI TRECE °TREZE TREDECIM
VINGT VENTI VEINTE °VENTI VIGINTI
TRENTE TRENTA TREINTA °TRENTA TRIGINTA
OCTANTE OTTANTA OCHENTA °OTTANTA OCTOGINTA
NONANTE NOVANTA NOVENTA °NOVANTA NONAGINTA
CENT CENTO CIENTO °CENTO CENTUM
MILLE MILLE MIL °MILLE MILLE

Si las cifras de 1 a 10 se parecen bastante, no ocurre lo mismo a


partir del 11, y encontramos del 11 al 16 una terminación en –ZE en
italiano antiguo en lugar de la terminación latina –DECIM, y para las
decenas de 20 a 90 una terminación en –ANTA en lugar de la
terminación latina –GINTA.
Constatamos igualmente que 18 y 19 no se construyen como en
latín, que se dicen respectivamente “dos menos veinte” y “un menos
veinte”.
La numeración griega no ha cambiado en veinticinco siglos, a
pesar de una larga dominación extranjera, romana primero, turca
después. La numeración árabe no se ha movido tampoco una iota en
14 siglos.
La comparación de los adjetivos en la tabla que se muestra a
continuación es igualmente ilustrativa.

Francés Italiano Español Italiano antiguo Latín


reconstruido
AGRÉABLE GRADEVOLE AGRADABIL °AGRADABLE JUCUNDUS
BAS BASSO SCUND °BASSO INFRA
BLANC BIANCHO ALB °BLANCO ALBUS
BLEU BLU ALBASTRU °BLU CAERULEUS
FIER FIERO MANDRU °FIERO ELATUS
FIN FINO FIN °FINO EXILIS
FRAIS FRESCO RACOROS °FRESCO FRIGIDUS
FRANC FRANCO LIBER °FRANCO SINCERUS
FROID FREDDO RECE °FREDO FRIGIDUS
GALANT GALANTE CURTENIOR °GALANTE PROBUS
GENTIL GENTILE AMABIL °GENTILE VENUSTUS
GRIS GRIGIO GRI °GRI PULLUS
GROS GROSSO GROS °GROSSO CRASSUS
IMPORTANT IMPORTANTE IMPORTANT °IMPORTANTE MAGNUS
JAUNE GIALLO GALBEN °GIALLO FLAVUS
LARGE LARGO LARG °LARGO LATUS
LÉGER LEGGERO UCHOR °LEGERO LEVIS
MÊME MEDISIMO ACELASI °MESMO SIMILIS
MESQUIN MESCHINO MESCHIN °MESQUINO EXIGUUS
MODERNE MODERNO MODERN °MODERNO RECENS
MOUILLÉ BAGNADO MUIA °MOUJA MADIDUS
PETIT PICCOLO MIC °PICOLO PARVUS
RICHE RICCO BOGAT °RICO DIVES
ROUGE ROSSO ROSU °ROSSO RUBER
SAUVAGE SELVAGGIO SALBATIC °SALVAGIO FERUS
VIEIL VECCHIO VECHI °VECCIO VETUS

La similitud entre los adjetivos más corrientes de los vocabularios


de las lenguas romances es impactante. Ninguna de estas palabras
parece desprenderse del latín. Ciertamente, UTILIS quiere decir
también UTIL pero quise mostrar que en todas las lenguas romances
existe la palabra “interesante” que no tiene equivalente en latín.
Los adjetivos latinos ATER (negro), ACER (vivo), INGENS
(inmenso)… y decenas de otros no tienen equivalente en las lenguas
romances, prueba de que nos encontramos frente a dos vocabularios
extraños entre sí.
Llegados a este punto, no les sorprenderá que los verbos latinos
y los verbos de las lenguas romances presentan las mismas
divergencias.

Francés Italiano Español Italiano antiguo Latín


reconstruido
(S’) APPELER CHIAMARE LLAMAR °CHIAMARE VOCARI
AIDER AIUTARE AYUDAR °AIUTARE ADJUVARE
APPRENDRE APPRENDERE APRENDER °APPRENDERE DISCERE
AVERTIR AVVERTIRE ADVERTIR °AVERTIRE MONERE
CALMER CALMARE CALMAR °CALMARE SEDARE
CHANGER CAMBIARE CAMBIAR °CAMBIARE MUTARE
COMPTER CONTARE CONTAR °CONTARE COMPUTARE
FORCER FORZARE FORZAR °FORZARE COGERE
GAGNER GUADAGNARE GANAR °GANARE? LUCRARI
GARDER GUARDARE GUARDAR °GUARDA CUSTODIRE
MANGER MANGIARE COMER °MANGIARE EDERE
MANQUER MANCARE FALTAR °MANCARE EGERE
MARCHER MARCIARE MARCHAR °MARCIARE INGREDIOR
PARLER PARLARE HABLAR °PARLARE LOQUI
PAYER PAGARE PAGAR °PAGARE PENDERE
PENSER PENSARE PENSAR °PENSARE COGITARE
PRÉFÉRER PREFERIRE PREFERIR °PREFERIRE MALLE
PRÊTER PRESTARE PRESTAR °PRESTAR COMMODARE
RACLER RASCHIARE RASCAR °RASCA RADERE
RÉUSSIR RIUSCIRE LOGRAR °RUICHIRE PROCEDERE
RISQUER RISCHIARE ARRIESGAR °RISCARE
SE MARIER/ ESPOSARE CASARSE °CASARE COLLOCARE
SE CASER
SOUFFRIR SOFFRIRE SUFRIR °SOUFFRIRE DOLERE
TROUVER TROVARE ENCONTRAR °TROVARE INVENIRE

Y los verbos AUDERE (osar), COEPISSE (comenzar), NOLLE (no


querer), NEQUIRE (no poder), QUIRE (poder), DELERE (destruir), SCIRE
(saber), DEFODIO (enterrar), DEPELLO (cazar)… y más de una centena
de otros verbos, ¿se evaporaron acaso por efecto de una ley de la
lingüística que no sería aplicable que al latín? Realmente no es así.
Hay que ser poco riguroso para ver un origen latin6 en el
vocabulario de las lenguas romances.
Termino esta revisión de la situación de las palabras de uso
corriente con las palabras más usadas:

Francés Italiano Español Italiano antiguo Latín


reconstruido
ADIEU ADDIO ADIO °ADIO VALE
ATTENTION ATTENZIONE ATENTSIE °ATENSIONE CAVE
AU REVOIR ARRIVERDERC LA REVEDERE °A RIVEDER VALE
I
AU SECOURS / A AIUTO AJUTOR °AIUTO / °SECORO ?
L’AIDE
BONJOUR BUONGIORNO BUNA ZIUA °BONJORNO SALVE
CHACUN CIASCUNO FIECARE °CASCUNO UNUS QUIS QUE
COMMENT ÇA COME STA CE MAI FACI °COME VA ? UT VALES
VA
DE DE DE °DE A / AB
DONC DUNQUE DECI °DUNC ERGO
ENCORE ANCORA INCA °ANCORA IN SUPER
ET E SI °E / °Y ET /QUE/AC
EXCUSEZ-MOI SCUSI SCUZA °SCUZI MIHI IGNOSCE
JE IO EU °IO EGO
JE VOUS EN PER FAVORE VA ROG °PER FAVOR AMABO
PRIE
MAIS PERO / MA DAR / CI °PERO / °MA AT
NON NO NU °NO NON /IMMO
OU O SAU °O AUT /VEL
OUI / SI SI DA °SI ITA /VERO
PARCE QUE PERCHE PENTRU CA °PERQUE QUIA
PARDON PERDONO SCUZA °PERDON PARCITE
POURQUOI PERCHE DE CE °PER QUE CUR
PUIS POI APOI °POI DEINDE
SALUT SALUTE SALUT °SALUTE SALVE
TOUT TUTTO TOT °TUT OMNIS
TROP TROPPO PREA °TROPPO NIMIS

Para terminar, ¿dónde fueron a parar las palabras latinas APUD


(junto a, en casa de), CLAM (a escondidas), CORAM (en presencia de),
DECET (conviene que), DENIQUE (finalmente, por fin), ENIM (en efecto,
en verdad), ETIAM (aún, todavía), ERGO (entonces), IDEO (por esta
razón), IGITUR (por consiguiente), INQUIT (dice), MODO (solamente,
por lo menos), MOX (en seguida), NAM (pues, porque), NUM
(¿acaso..?), NUPER (recientemente), SATIS (bastante), SED (pero),
SEMEL (una vez), STATIM (tan pronto como), TAMEN (sin embargo),
UTINAM (ojalá, Dios quiera), VIX (apenas)? ¡Desvanecidas!
¡Desaparecidas! Busque con lupa en las lenguas francesa, italiana,
española y rumana. Nada. ¡No hay la menor traza! Lengua madre
extraña que no nos habría transmitido ninguna de nuestras
expresiones y casi ningún adverbio.
La comparación de los vocabularios, centrada sobre las palabras
de uso corriente, muestra la improbabilidad de una filiación entre el
latín y las lenguas romances.

¿Y las otras lenguas madres?


¿Observamos acaso el mismo fenómeno en las otras lenguas?
¿Hay siempre el mismo desfase entre una lengua madre y las lenguas
que provienen de ella? No, claro que no. Es exactamente lo contrario
lo que se constata cada vez, siempre que no nos equivoquemos de
lengua madre, y vemos que eso no es tan simple. Entonces, cuidado
con confundir parentesco y filiación directa.

Para destacar más aún el desfase entre el latín y las lenguas


romances que, lo reitero, supuestamente se estableció solamente en
cuatro siglos luego de la caída del Imperio romano, voy, en primer
lugar, a comparar el vocabulario del griego moderno con el del
griego antiguo, distantes el uno del otro en 25 siglos.

PALABRAS CORRIENTES

Español Griego antiguo * Griego moderno


SI NÉ NÉ
Y KÉ KÉ
O I I
PERO ALLA ALLA
POR QUÈ ĎIOTI IATI
ARTICULOS DEFINIDOS Idénticos en griego antiguo y
Y CIFRAS en griego moderno.

EL TIEMPO

Español Griego antiguo * Griego moderno


MAÑANA AVRION AVRIO
INVIERNO O XIMON O XIMONAS
JAMAS OU POTÉ POTÉ
DIA I IMERA I MERA
NOCHE I ESPERA TO VRADI

LA FAMILIA

Español Griego antiguo * Griego moderno


PADRE O PATER O PATERAS
MADRE I MATER I MITERA
HIJA I FIGATER I FIGATERA, I KORI
HIJO O YIOS O YIOS
HERMANO O ADELFOS O ADELFOS
HERMANA I ADELFI I ADELFI

VERBOS

Español Griego antiguo * Griego moderno


AYUDAR VOITHEO VOITHO
AMAR AGAPAO AGAPO
GOLPEAR TIPTO KHTIPO
BEBER PINO PINO
MOVER KINEO KOUNIEME
COMENZAR ARKHOME ARCHIZO
CORRER TREKHO TREKHO
CUBRIR SKEPAZO SKEPAZO
CREER PISTEVO PISTEVO
DESCENDER CATAVENO CATAVENO
DECIR LEGO LEO
DAR DIDOMI DINO
OIR AKOUO AKOUO
CERRAR CLIO CLINO

*
He optado por la transcripción fonética
*
He optado por la transcripción fonética.
*
He optado por la transcripción fonética.
*
He optado por la transcripción fonética.
LAVAR PLINO PLENO
LUCHAR PALEO PALEVO
ABRIR ANIGNIMI ANIGO
LLEVAR FERO FERO
REIR GELAO GELO
SALTAR PIDAO PIDO
CAER TIPTO PEFTO
VENDER POLEO POULO
VENIR ERKHOMÉ ERKHOMÉ
VIVIR ZAO ZO
VER VLEPO VLEPO

No, no he hecho una selección particular. Ustedes lo han leído


bien. Encontramos en abundancia palabras casi idénticas con 25
siglos de distancia. Me sorprende que los latinistas, que por lo
general tienen buen conocimiento del griego, no se hayan alarmado
de la estabilidad del griego y que no hayan intentado profundizar el
análisis. Al contrario, concluyen que el griego es una excepción, que
solamente él es ejemplo de una gran continuidad. Razonan, pues, al
revés, persuadidos de que las lenguas romances provienen del latín,
y que, por lo tanto, un transformación radical es posible, tanto en lo
que respecta al vocabulario como a la gramática.
Para subrayar la estabilidad del vocabulario en el tiempo,
comparo a continuación los verbos ingleses y alemanes más
corrientes.
Español Inglés Alemán
AYUDAR HELP HELFEN
AMAR LOVE LIEBEN
IR GO GEHEN
APRENDER LEARN LERNEN
ESPERAR POR WAIT WARTEN
TENER, HABER HAVE HABEN
BAÑAR BATHE BADEN
BEBER DRINK TRINKEN
COMENZAR BEGIN BEGINNEN
DECIR SAY SAGEN
DAR GIVE GEBEN
DORMIR SLEEP SCHLAFEN
ENVIAR SEND SENDEN
HACER MAKE MACHEN
COMER EAT ESSEN
ABRIR OPEN ÖFFNEN
PESCAR FISH FISCHEN
PENSAR THINK DENKEN
PODER CAN KÖNNEN
AGRADECER THANK DANKEN
RÉSPONDER ANSWER ANTWORTEN
DESPERTAR (SE) WAKE WECKEN
SALUDAR GREET GRÜSSEN
SABER, CONOCER KNOW KENNEN
SEGUIR FOLLOW FOLGEN
TRABAJAR WORK WERKEN
ENCONTRAR FIND FINDEN
VENIR COME KOMMEN
VIVIR LIVE LEBEN
VER SEE SEHEN

¿Qué descubrimos? Que estos verbos son casi idénticos. Ahora


bien, el inglés no proviene del alemán. El inglés y el alemán no son
sino parientes cercanos y, sin embargo, la similitud de los verbos
alemanes e ingleses es sorprendente.
Podríamos repetir el ejercicio comparando el ruso y el polaco, o
el hindi y el punyabi. En todos los casos, los vocabularios de las
lenguas “hermanas” son muy próximos. Aparecería con claridad
que la conservación de las palabras a través de los siglos es una
constante en todas las familias lingüísticas.
¿Cómo es posible que los lingüistas imaginen que dos
vocabularios (uno para la lengua escrita, otro para la lengua hablada)
podrían coexistir en compartimientos tan estancos? ¿En qué otra
lengua existe una cosa tan extraña?
Los vocabularios latinos y romances son más divergentes en lo
que concierne a las palabras de base que los vocabularios del alemán
y del inglés, o que los vocabularios del griego antiguo y del griego
moderno. Los lingüistas harían bien, para comparar dos lenguas, en
confrontar sus vocabularios de base para evitar cualquier amalgama
con las palabras prestadas.
Al final de esta investigación preliminar sobre el vocabulario,
constatamos de manera innegable que el vocabulario latino y los
vocabularios de las lenguas romances no se corresponden. Este
es el fundamento de mi segunda duda sobre una eventual filiación
entre el latín y las lenguas romances.
Tercera prueba

La gramática de las lenguas romances no heredó


nada del latín

Las coincidencias en formas gramaticales


particulares son concluyentes.
Las coincidencias en vocabulario no lo son, o casi
nunca.
A. Meillet, Introduction à
l’étude des langues indo-
européennes (1937)

En buena lógica académica yo debería haber comenzado mi


investigación por el estudio comparado de las gramáticas, ya que para la
Escuela Francesa de Lingüística fuera de la gramática no hay nada que
buscar. Para el lingüista francés Antoine Meillet solamente tienen valor
de prueba las concordancias gramaticales. Jean Perrot, lingüista
formado en el mismo molde, dice igualmente: “Las asociaciones que se
han intentado entre diversas lenguas [...] han carecido con frecuencia
de solidez por el hecho de que se concentraban sobre elementos de
vocabulario. Las asociaciones tendrán un valor concluyente solamente
en la medida en que intervengan elementos morfológicos en la
comparación” (Jean Perrot, La linguistique, PUF, 1953).

Ciertamente se cometieron muchos excesos durante las primeras


décadas del descubrimiento del parentesco entre las lenguas;
demasiadas afirmaciones fantasiosas se hicieron sobre bases poco
sólidas. Era lógico que se crearan barreras de contención. Pero el
repliegue sobre la gramática comparada se convirtió en un dogma sin
posibilidad de matices. La buena utilización del vocabulario comparado
puede ser tan eficaz como la utilización de la gramática comparada, y
los lingüistas franceses se privan erróneamente de una extraordinaria
fuente de riquezas.

Por ello, en este capítulo, vamos a situarnos en el terreno de los


gramáticos. De manera que si hubiese un parentezco fuerte, una
filiación directa entre el latín y las lenguas romances, habría
“coincidencias”. Ahora bien, lo menos que se puede decir es que nos
encontramos frente a dos sistemas gramaticales diferentes, extraños
el uno al otro.

Emile Littré establecia la lista de tales diferencias en la introducción


de son Dictionnaire de la langue française1: “La reducción de la
declinación latina, la supresión del neutro, la creación del artículo, la
introducción en el sistema de conjugación del tiempo compuesto para el
pasado, la formación de un nuevo modo —el condicional—, la voz

1
Ediciones Hachette, 1863.
pasiva expresada, ya no por desinencias sino por una combinación del
verbo “ser” con el tema, la organización de los auxiliares para el
servicio de la conjugación, la concepción de un nuevo tipo de adverbio
con la ayuda del sufijo –mente”. Habria podido agregar los
comparativos, la forma interrogativa, los plurales, los adjetivos
verbales, los verbes deponentes y, sobre todo, la sintaxis. En resumen:
¡todo!, al mismo tiempo que no sorprende a nadie que, en el paso del
griego antiguo al griego moderno, la gramatica no haya perdido, en más
de dos mil años, sino unos cuantos rasgos particulares.

Primer indicio: las declinaciones. ¡Una “desaparición” brutal!

Qué asombro al constatar que, frente al latín, cuyas declinaciones


son numerosas, las lenguas romances no poseen ninguna forma de
declinacion (hablaremos en el capitulo sobre el francés antiguo del
pretendido sistema casual de éste ultimo). Los que sostienen la tesis de
la filiación entre el latín y las lenguas romances lo explican como la
simplificacion de la lengua latina realizada por el pueblo (VULGUS).
¡Vaya fábula! No queda la menor traza en lengua romance alguna del
acusativo, ni del genitivo, ni del dativo, ni del ablativo, ni del vocativo.
Únicamente el rumano posee un sistema de declinación muy
rudimentario pero en el que no se percibe la menor traza de herencia
latina.

Yo no pienso que existan, por una parte, lenguas distinguidas y


complejas (el latín, el griego, el sánscrito), y por otra, lenguas
populares, simples y pobres. A guisa de ejemplo, hagamos nuevamente
la comparación entre el alemán y el inglés. Ambas son lenguas
germánicas. La primera posee un sistema de declinación variado,
mientras que la segunda no posee la menor declinación. ¿Se debe
considerar al inglés como una lengua germánica que ha perdido su
brillo original, como una lengua de personas simples? No voy a abordar
aqui un tema tan subjetivo. Pienso simplemente que el inglés, lengua
del pueblo anglosajón, se fue diferenciando del germánico durante
largos siglos para forjar su propia gramática, tan compleja como la del
alemán pero en otros terrenos que no son el de las declinaciones.

Ciertos lingüistas sostienen la idea de que pudiese haber lenguas


establecidas o, al menos, codificadas por los gramáticos. Para Antoine
Meillet, por ejemplo, “el sánscrito clásico no es sino un compromiso
tradicional entre la lengua védica y las lenguas habladas establecido
por los gramáticos”. De hecho, si el sánscrito difiere del védido no se
debe a los gramáticos sino a la existencia de dos pueblos, y por lo tanto,
de dos lenguas diferentes.

Yo no pienso que existan de un lado lenguas escritas artificiales y


del otro lenguas habladas. Yo comparto el punto de vista según el cual
“las reglas de gramática no son más que usos redactados y codificados
por los gramáticos. Estos usos son la obra secular del pueblo. Existe un
derecho lingüístico cuya existencia no depende de lo que haya sido
puesto por escrito” (Rémy de Gourmont, La langue française et les
grammairiens). De manera más simple, yo diría, como el escritor Jules
Renard hace más o menos un siglo: “Escribir es una manera de hablar
sin ser interrumpido”.
Segundo indicio: el plural. ¡Un descubrimiento extraño!
El plural en latín se forma esencialmente en el nominativo con las
desinencias siguientes: AE, I, A, ES, IA, US, UA según el tipo de declinación.
En lo que concierne a las lenguas romances, los sustantivos no se
declinan, al contrario de lo que ocurre en latín.

Se pueden distinguir dos tipos de plural que corresponden a dos


áreas geográficas diferentes:

• La primera comprende los países donde se habla italiano y


rumano. Los plurales se forman con la desinencia “I” para el
masculino y “E” para el femenino.

Italiano Rumano
Masculino Singular AMICO PRIETEN
Plural AMICI PRIETENI
Femenino Singular CASA CASA
Plural CASE CASE

• La segunda comprende los países donde se habla portugués,


español, catalán, occitano, retorrománico y francés. Los
plurales se forman con la desinencia “S” en el masculino y
en el femenino.

Francés Español
Masculino Singular AMI AMIGO
Plural AMIS AMIGOS
Femenino Singular MAISON CASA
Plural MAISONS CASAS

En otras palabras, los plurales de las lenguas romances no tienen


nada que ver con los plurales de la lengua latina.

Para el primer grupo, se encuentran ciertas similitudes con los


nominativos plurales griegos.

Para el segundo, se encuentra una similitud con el inglés (las otras


lenguas germánicas forman sus plurales de manera diferente).

Para explicar a la vez la homogeneidad de los plurales en vastas


zonas geográficas y el hecho de que existan dos sistemas distintos,
formulo la hipótesis de que el “italiano antiguo” no era uniforme.
La colonización de España y del sur de Francia fue hecha por pueblos
italianos diferentes de aquellos que impusieron su lengua en Italia y
conquistaron la Rumania varios siglos más tarde. Hay una fuerte
probabilidad de que el “italiano antiguo” no se haya todavía unificado
para esta época. La unidad económica y política no comenzó solamente
en la época romana. De todas maneras, si existieron variantes
dialectales, éstas no alcanzaron el fondo de la lengua italiana antigua
sino que diferían en los detalles.

Tercer indicio: los artículos. ¡Generación espontánea!


El latín no posee artículos, ni definidos, ni indefinidos. Por el
contrario, todas las lenguas romances poseen tanto el uno como el
otro, que son practicamente los mismos.
ARTICULOS DEFINIDOS
Francés Español Italiano Rumano
Masculino Singulier LE EL IL -UL
Femenino Singulier LA LA LA -A
Masculino Pluriel LES LOS I/GLI -I
Femenino Pluriel LES LAS LE -LE

ARTICULOS INDEFINIDOS
Francés Español Italiano Rumano
Masculino Singulier UN UN UN UN
Femenino Singulier UNE UNA UNA O

Los que sostienen la tesis de la filiación inventaron un origen latino


de estos articulos. Vieron, en el caso de los articulos definidos, una
transformación de los demostrativos ILLE (masculino) et ILLA
(femenino).

¿Cómo pueden explicar que el plural de los articulos definidos de las


lenguas romances se parezca al nominativo plural de los demostrativos
en el área de las lenguas italiana y rumana (ILLI, ILLAE), y que se parezca
al acusativo plural de éstos en el área de las lenguas española,
portuguesa, catalana y occitana (ILLOS, ILLAS)? ¿Acaso los romanos
llevaron el nominativo al Este y el acusativo al Oeste? ¿O bien los
pueblos del Este no retuvieron que el nominativo y los del Oeste, el
acusativo?

Yo veo, al contrario, la confirmación de mi hipótesis: los romanos


hablaban una lengua no unificada, de hecho, dos variantes dialectales
del “italiano antiguo”, y según el origen de los colonos que provenían
de Italia, predominó uno u otro dialecto.

No solamente el latín y las lenguas romances difieren en cuanto a los


artículos, pero lo que es más, hay una gran similitud entre los articulos
de las diferentes lenguas romances, mientras que no es siempre el caso,
muy al contrario, de las lenguas que pertenecen a una misma familia. En
la familia de las lenguas germánicas, por ejemplo, el alemán posee
artículos que se declinan, el inglés tiene artícilos invariables. En lo que
respecta a las lenguas escandinavas, éstas colocan los artículos al final
de las palabras. En la familia eslava, el ruso no tiene artículo mientras
que el búlgaro los tiene y los coloca al final de las palabras.

Frente a tantas evoluciones posibles en el seno de una misma


familia, no hay ninguna razón para creer que el latín haya evolucionado
de la misma manera desde Rumania hasta Portugal. Pienso que la
lengua que fue llevada a ambos extremos de la Europa romana contenía
ya artículos y que esta lengua se parecía, como una hermana gemela, al
italiano.

Cuarto indicio: el género neutro. ¡El crimen perfecto!


El latín (como el alemán, el griego y el ruso) cuenta con tres
géneros: el masculino, el femenino y el neutro. Las lenguas romances
no cuentan sino con dos: el masculino y el femenino. Si estas lenguas
provinieran del latín, sería sorprendente constatar que todas ellas hayan
podido perder el género neutro sin que quede el menor indicio de él.
Conociendo la inercia que existe en el tiempo de los géneros de los
sustantivos en las lenguas cuya evolución podemos seguir en el curso de
numerosos siglos (el hebreo, el griego, el árabe), no puedo imaginar que
el género neutro haya sido “eliminado” de manera uniforme en todas las
lenguas romances.

Como en el caso del plural y el de los articulos, uno constata una


fuerte diferencia entre el latín y las lenguas romances, y una total
similitud entre las lenguas romances.

Quinto indicio: El uso de USTED y el pueblo bajo

La forma de cortesía USTED no existe en latín, pero posee la misma


forma en todas las lenguas romances (con la excepción del italiano que
utiliza dos formas, una —como el alemán— a partir de la tercera
persona femenina del singular, y la otra —como en todas las lenguas
romances— a partir de la segunda persona del plural).

Francés TU VOUS
Catalán TU VOSTÉ
Portugués TU VOCE
Español TU USTED
Rumano TU (DUMNEA) VOASTRA
Italiano TU LEI-VOI

Para pueblos que se supone “rústicos”, uno nota en las lenguas


romances una elegancia que los latinos no poseían. El “latín vulgar”
alcanza a veces alturas insospechadas. Pero lo que más nos sorprendre
en el plano lingüístico en el asombroso parecido entre las diferentes
formas de tratamiento de USTED.

Se puede reconstruir la palabra “italiana antigua” VOSTE, ancestro del


francés VOUS, del portugués VOCE, del español USTED. La palabra
española USTED salió con seguridad del italiano antiguo VOSTE, aunque
para algunos venga del árabe OUSTED (amo, señor) y para otros de la
contracción de VUESTRA MERCED. Nos complace constatar que los
etimologistas fantasiosos no existen solamente en Francia.

En español, la palabra USTED es seguida de un verbo conjugado en la


tercera persona del singular, mientras que en francés, VOUS es seguido
de un verbo en la segunda persona del plural, pero en francés el singular
reaparece después del verbo. Por ejemplo: se dice: “vous êtes original”
y no “vous êtes originaux”, cuando se habla a una persona a quien se
trata de usted.

Los defensores de la tesis de una filiación directa explican la


ausencia, en todas las lenguas romances, de las particularidades de la
gramática latina (género neutro, declinaciones, voz pasiva, verbos
deponentes, supino, adjetivos verbales) por el hecho de que la lengua
vulgar vendría a ser una forma simplificada de la lengua clásica. En
Francia, no se oyen jamás, ni siquiera en el habla más coloquial, frases
tales como

- Il faut que je pars.


- S’il ferait beau demain, je viendrais.
La lengua popular hace innovaciones, modifica, transforma,
pero no trastoca los fundamentos.

La idea de una degradación de la lengua “hermosa” por parte


del pueblo “bajo” encuentra sus limitaciones en el hecho de que las
lenguas romances tienen formas gramaticales que no posee el latín,
como el modo “condicional” y los tiempos “compuestos”. El latín
solo cuenta con un verbo auxiliare (essere, ser) mientras que las lenguas
romances poseen dos (ser y haber en español, être y avoir en francés,
essere y avere en italiano, etc.). Ciertas lenguas romances, como el
español, poseen dos verbos para essere (SER y ESTAR). En fin, no se
puede decir que el tratamiento de cortesía de USTED y los artículos sean
la prueba de una “simplificación” de la lengua clásica.

Sexto indicio: los adverbios. ¡Verborrea et adverborrea!

El latín forma sus adverbios esencialmente con las desinencias «TER»


y «E». No se encuentra ninguna traza de ellas en las lenguas romances
que, por su parte, recurren mucho a la desinencia MENT (francés) o
MENTE (español e italiano). He aquí la explicación que de ello aporta
Emile Littré en el complemento del prefacio de su diccionario: “Las
lenguas romances dejan de lado completamente los adverbios en TER,
como PRUDENTER (prudentemente) y en E, como MALE (malamente). Así
pues, obligadas a inventar, crean una nueva combinación que
prevaleció no solamente en el francés sino también en el provenzal, en
el español y en el italiano, que fue tomar el sustantivo MENS, MENTIS, que
significa “la mente”, atribuirle el sentido de “manera, modo” y
construir con él y el adjetivo un compuesto orgánico que pasa a
utilizarse como adverbio”.

Este texto me parece particularmente interesante. Revela el carácter


muy poco científico del pensamiento de un hombre que ha sentado, y
que sigue sentando hoy en día, autoridad en materia de etimología.
Observemos esto más de cerca:

“Las lenguas romances dejan de lado completamente los adverbios


en TER y en E”. He allí la lógica del autor que está plenamente
convencido de que las lenguas romances provienen del latín. Considera
que, si no se encuentran ya las terminaciones en TER y en E, es porque
las lenguas romances las abandonaron. No se sorprende de que no exista
la menor traza ni de que esta desaparición haya podido ser tan total y
generalizada.

Hagamos notar de paso la “personalización” de las lenguas por parte


de Emile Littré. Son las lenguas quienes “abandonaron” las desinencias
latinas. De la misma manera que más adelante, frente a esta situación,
son ellas quienes se vieron “obligadas a inventar” y crear “una nueva
combinación”, como si oscuros artesanos hicieran y deshicieran a su
antojo. En definitiva, creaciones ex nihilo. Curiosa concepción de la
evolución de las lenguas.

“Una nueva combinación que prevaleció no solamente en el francés


sino también en el provenzal, en el español y en el italiano”. ¡Oh,
milagro, oh Divina Providencia! ¡Todos esos pueblos de lenguas
romances van a realizar exactamente la misma escogencia! Emile Littré
replica, en el mismo texto, a aquellos que se sorprenden de ello, que
“las conexiones mutuas las obligan a modificar el latín según analogías
idénticas”. La cumbre de la verborrea pomposa. Finalmente precisa que
“el campo de las divergencias era limitado; ninguna de las lenguas
entre en él. Punto en común: todas se detienen allí”. Y da a
continuación una lista completa de las divergencias entre el latín y las
lenguas romances, describiendo dos gramáticas completamente
diferentes.

El texto de Emile Littré, como todo el conjunto del prefacio de su


diccionario, es todo menos científico. El lirismo ocupa el lugar de la
explicación. Pero, sobre todo, como todos aquellos que creen que el
latín es la fuente de todas las lenguas romances, razona al revés. En
lugar de deducir de la diferencia que él describe, por lo demás lo
bastante bien, entre el latín y las lenguas romances que nos encontramos
frente a dos sistemas lingüísticos diferentes, se maravilla de este “punto
de coincidencia” y de “este punto único” en el que convergieron las
lenguas romances cuando el dominio de divergencia era “ilimitado”.

Séptimo indicio. Las conjugaciones o ¡el ilusionismo en marcha!


La tabla que se muestra a continuación compara el presente del
indicativo latino con el presente del indicativo en francés, español e
italiano. A primera vista, podemos extasiarnos de las fuertes semejanzas
aparentes. Pero el estudio atento muestra que estas semejanzas son
propias de las lenguas indoeuropeas. A titulo de comparación, he
agregado las conjugaciones alemana y griega.

Latin Francés Español Italiano Rumano Aleman Griego mod.


AM-O AIM-E AM-O AM-O IUB LIEB-E -O
AM-AS AIM-ES AM-AS AM-I IUB-I LIEB-ST -IS
AM-AT AIM-E AM-A AM-A IUB-E LIEB-T -I
AM-AMUS AIM-ONS AM-AMOS AM-IAMO IUB-IM LIEB-EN -OME
AM-ATIS AIM-EZ AM-AIS AM-ATE IUB-ITSI LIEB-T -ETE
AM-ANT AIM-ENT AM-AN AM-ANO IUB LIEB-EN -OUN

De la misma manera que se constató en el caso de los plurales,


notamos una diferencia entre las lenguas italiana y rumana, por una
parte, y las lenguas española y francesa, por otra (segunda persona del
plural sin T), lo que apoya de paso la idea de la existencia de dos
variantes dialectales del italiano antiguo.

Comparemos ahora las conjugaciones en el futuro.

Latin Francés Italiano Español


AM-ABO AIM-ERAI AM-ERÓ AM-ARÉ
AM-ABIS AIM-ERAS AM-ERAI AM-ARAS
AM-ABIT AIM-ERA AM-ERA AM-ARA
AM-ABIMUS AIM-ERONS AM-EREMO AM-AREMOS
AM-ABITIS AIM-EREZ AM-ERETE AM-AREIS
AM-ABUNT AIM-ERONT AM-ERANNO AM-ARAN
La comparación entre las conjugaciones del futuro en latín y de tres
lenguas romances (no indiqué la forma del futuro en la lengua rumana
porque es muy divergente) permite darse cuenta inmediatamente que si
el latín se hubiese transformado en italiano, francés y español, la B del
futuro latino se habría transformado en R en todas partes. Existen las
transformaciones fonéticas de B en V, por ejemplo, pero no se ha
observado ninguna que produzca el sonido R. Además, seria improbable
que en toda la extensión geográfica de las lenguas romances la B se
haya transformado exactamente de la misma manera. Pienso que es el
mismo futuro en R que fue aportado por los romanos. Notemos una vez
más que no existe ninguna traza de la forma del futuro de la tercera
conjugación.

De cara a una curiosidad semejante, y enceguecidos por el dogma,


aquellos que postulan un origen latino de las lenguas romances tienen
dos escuelas de pensamiento. Para unos, la forma romana del futuro
suponen que viene del subjuntivo imperfectivo (hay que buscar muy
bien las “R” allí donde las hay, y ni hablar de darle crédito al pueblo
sencillo de poseer la capacidad de utilizar el subjuntivo imperfecto).
Para otros, el futuro de las lenguas romances se supone “salido de una
perífrasis del infinitivo”. En esta segunda hipótesis, el infinitivo es
llamado al rescate para explicar la presencia de la R. Pero sus
explicaciones se caen por su propio peso. Comprendo la dificultad que
tienen para explicar lo inexplicable y ¡cuánto los compadezco!

La comparación del pretérito simple aporta la misma conclusión.

Latin Francés Italiano Español


AM-AVI AIM-AI AM-AI AM-É
AM-AVISTI AIM-AS AM-ASSI AM-ASTE
AM-AVIT AIM-A AM-Ō AM-Ó
AM-AVIMUS AIM-ÂMES AM-AMMO AM-AMOS
AM-AVISTIS AIM-ATES AM-ASTE AM-ASTEIS
AM-AVERUNT AIM-ERENT AM-ARANO AM-ARON

El pasado simple en latino contiene una silaba AV que debió


desaparecer misteriosamente volatilizada en todas las lenguas romances.

Octavo indicio: La sintaxis. ¡Silencio embarazoso!


La semejanza de las lenguas romances pone en evidencia que todas
ellas tienen la misma sintaxis que no corresponde jamás a la sintaxis del
latín.

Les recuerdo algunos puntos particulares de la sintaxis latina:

• la posición del verbo al final de la frase:

ROSA ALBA EST


La rosa blanca es
DOMINA IN VILLA LABORAT
La señora en la granja trabaja

En latín, el verbo se encuentra con frecuencia al final de la


proposición. Eso no ocurre nunca en las lenguas romances.

¿Cuándo pudo haber tenido lugar una mutación semejante? Nadie lo


sabe porque los textos latinos escritos tanto en el siglo IV como en el
siglo VIII conservan el mismo orden de las palabras, mientras que las
lenguas romances no se toman nunca la libertad de una inversión de ese
orden.

• el complemento del nombre situado antes del nombre:

NATURAE OPUS
(palabra por palabra : de la naturaleza la obra)
La obra de la naturaleza

EGREGIAE ROMANORUM LEGES


(palabra por palabra : notables /de los romanos / las leyes)
Las leyes notables de los romanos

En latín, el complemento del nombre se coloca siempre delante del


nombre. En las lenguas romances, el complemento del nombre se
coloca siempre después del nombre introducido por la preposición “de”.

• los adjetivos posesivos colocados después del nombre:

PATER MEUS
Mi padre
MARE NOSTRUM
Nuestro Mar (El Mediterráneo)

• Ejemplo complementario:

Doy a continuación una frase completa extraída de La guerra civil,


de Lucano (libro VII).

NON TAMEN ABSTINUIT VENTUROS PRODERE CASUS PER VARIAS FORTUNA NOTAS.

La traducción aportada por A. Bourgery en la colección Budé es la


siguiente:
La fortune pourtant ne manqua pas de révéler les malheurs à venir
par des signes divers.
La fortuna, sin embargo, no dejó de revelar los males futuros
por medio de signos diversos.

Pero la traducción palabra a palabra subraya la extraordinaria


disposición de las palabras en latín.
Ne pas pourtant manqua à venir révéler les malheurs par variés
fortune signes.
No sin embargo dejó futuros revelar los males por medio de
variados fortuna signos.
Compare las dos traducciones y tendrá una buena idea de lo que
quiere decir “sintaxis latina”. El latín posee una sintaxis totalmente
diferente a las de las lenguas romances.

Si las lenguas romances provinieran del latín, habría ocurrido en el


plano de la sintaxis una conmoción total. Pero en ese aspecto, los que
sostienen la filiación mantienen un silencio absoluto. Se les comprende.
Su método consiste en extraer pequeños trozos de gramática o de
vocabulario, para disertar sobre las semejanzas y las evoluciones. Pero
la incomodidad es extrema desde el momento en que se pasa revista al
conjunto completo de la gramática. No espere que le expliquen la
manera en que los rumanos y los portugueses efectuaron las mismas
mutaciones sintácticas ya que invocan leyes que no son accesibles al
pueblo bajo.

Ocho índices: nuestro alegato toma cuerpo.


Qué lengua madre tan curiosa el latín que no ha legado a sus
descendientes ni su sintaxis, ni sus declinaciones, ni sus conjugaciones,
ni el género neutro, ni el pasivo, ni los verbos deponentes, ni los
adjetivos verbales…

Y al mismo tiempo uno observa que las lenguas romances han


heredado (de alguna parte, por alguna acción misteriosa), la misma
sintaxis, los mismos plurales, los mismos artículos, la misma
conjugación, el mismo condicional, el mismo pasado perfecto, el mismo
tratamiento de usted…

Estas observaciones refuerzan aquéllas que hice en relación al


vocabulario. El latín no pudo evolucionar de la misma manera, de
manera tan radical y en tan poco tiempo, en una región tan vasta, desde
la Rumania hasta Portugal. Eso me lleva de manera natural a
confirmar mi hipótesis de la existencia de una lengua distinta al
latín, que no proviene de él y que fue el ancestro de todas las
lenguas romances.
Cuarta prueba

Las lenguas evolucionan muy lentamente

La resistencia a causa de la inercia colectiva


Es, de todas las instituciones,
La que menos se ofrece a tomar la iniciativa
Ferdinand de Saussure
Cours de linguistique générale (1910)

Se afirma que la transformación del latín tuvo lugar en seis siglos


Acabamos de tomar la medida de la diferencia entre el latín
clásico y las lenguas romances. Es enorme. Pero lo más sorprendente
es la suposición de que esta transformación se produjo en un tiempo
relativamente corto.

Se afirma que la transformación del latín en lengua romance tuvo


lugar en un espacio de seis siglos aproximadamente. J. Marozeau1
resume la tesis generalmente aceptada para el caso del francés: “El
latín, lengua del conquistador, progresa sobre las rutas de la
colonización, expandido o impuesto por los soldados, los
funcionarios, los comerciantes, los colonos, y elimina, poco a poco,
los hablares autóctonos, especialmente el galo; pero desde el siglo
III, y sobre todo en el siglo V, el latín se topó con las lenguas traídas
por las invasiones germánicas. La acción de estos aportes, unida a
los sustratos locales, precipita la evolución del latín, y desde el
inicio del siglo IX la lengua que se denominaba “lingua romana
rustica” presenta las características esenciales de lo que será el
francés.” El mismo razonamiento se aplica para los casos de todas
las otras lenguas romances. Para Antoine Meillet, “el latín mantuvo
estabilidad durante unos ochocientos años. Cuando la unidad de la
lengua hablada comenzó a romperse, del siglo III al siglo X,
permaneció la unidad de la lengua escrita”2. La transformación del
latín comenzó supuestamente entre los siglos III y IV, según los
autores, culminando entre los siglos IX y X.

Es en este espacio de tiempo, demasiado corto, que el latín fue


transformado de manera total. Una evolución semejante constituiría
un caso absolutamente excepcional en la historia de las lenguas, y
aporto pruebas de ello por medio del análisis de las lenguas cuya
evolución podemos seguir a través de numerosos siglos. Ustedes
constatarán la extraordinaria constancia de estas lenguas a través del
tiempo. Bastan unos cuantos días de estudio a un francés o a un
italiano para aprehender textos viejos con ocho siglos de antigüedad.
¿Qué italiano culto tiene problemas para leer a Dante o a Bocaccio,
escritores del siglo XIV? Un lector árabe no tiene ninguna dificultad
para pasar de la lectura del Corán a los textos escritos en árabe

1
J. Marouzeau, Du latin au français, Les belles lettres, 1957.
2
Antoine Meillet, Esquisse d’une histoire de la langue latine, librairie Klincksieck,
1985.
clásico moderno. En cuanto al griego antiguo, con una antigüedad de
veinticinco siglos, es necesario indudablemente un cierto aprendizaje
para un griego de hoy, pero la continuidad es tal que la dificultad no
es insuperable.

Estimado lector: usted sabe seguramente cuán difícil es, a la


inversa, descifrar el más pequeño texto latino, aún después de años
de estudio.
Además, antes de que usted comience a discutir por las
diferencias menores que usted encontrará entre textos antiguos de
lenguas diferentes y su traducción en lengua contemporánea, le
propongo la lectura de dos textos latinos, extraídos de una excelente
obra que le recomiendo leer, en latín o en su lengua, De natura
rerum, de Lucrecio. Le doy la traducción del primero, y en cuanto al
segundo, le dejo el pasatiempo de descifrarlo: ¡tan cercanos parecen
ser el latín y las lenguas romances! De esta manera, usted se
encontrará mejor preparado para la lectura de los textos que se
encuentran a continuación en francés antiguo, en inglés antiguo, en
italiano antiguo y en árabe antiguo.

«Inter enim cursant primordia principiorum motibus inter se,


nihil ut secernier unum possit, nec spatio fieri divisa
potestas : sed quasi multae vis unius corporis existant.»

«Los átomos en su movimiento se entrecruzan al punto de


que es imposible aislar uno solo y localizar cada una de sus
propiedades, las cuales son, al contrario, como propiedades
múltiples de un solo cuerpo.»3

En cuanto al segundo texto, para facilitar su comprensión, señalo


que trata de explicar los movimientos de la luna. Buena suerte…

«Denique cur nequeat semper nova luna creari ordine


formarum certo certisque figuris inque dies privos aborisci
quaeque creata atque alia illius reparari in parte locoque.»

No, no, no pase tan rápido por ese texto. No es hebreo. Es latín.
Usted lo sabe muy bien: la lengua madre de todas las lenguas
romances. ¿Cómo? ¿No entiende nada? Pues bien, entonces pase
ahora a la lectura de textos antiguos.

Del francés antiguo al francés moderno: un contra-ejemplo


En ocasiones se oye a los padres decir que sus hijos no hablan la
misma lengua que ellos. ¡Tonterías! No quedarán sino fruslerías del
verlan4 y de la jerga estudiantil o de la jerga de los suburbios.
Tenemos una visión deformada sobre nuestro vocabulario y
pensamos que nuestra propia jerga es de creación reciente cuando en
realidad viene, como todo lo demás, de nuestro propio vocabulario
desde los tiempos más antiguos5.
René Etiemble escribió, hace unos cuarenta años, un panfleto6
con el objetivo de denunciar la invasión del vocabulario inglés en la

3
Traducción de Henri Clouard, Librairie Garnier-frères, 1939.
4
El autor se refiere a un hábito particular del habla francesa en cierta jerga que
consiste en invertir el orden fonético de las sílabas en una palabra, (similar al vesre
utilizado en el español rioplatense). El nombre mismo verlan es la inversión de
l’envers (al revés) (Nota del traductor).
5
Le français que l’on parle, Yves Cortez, l’Harmattan, 2002.
6
Parlez-vous franglais ?, Étiemble, Gallimard, 1964.
lengua francesa. Su libro quería demostrar que el inglés ganaba
campo en todos los terrenos, y que el francés se encontraba
amenazado de transformarse en inglés. Es cierto que hubo, después
de la guerra, un cierto efecto de moda en la época en la que los
franceses descubrían el jazz, los blue jeans, las gomas de mascar7.
Pero se constata hoy en día que cientos de palabras inglesas citadas
por Etiemble ya casi no se utilizan. Cito, entre otras, las siguientes:
back-ground, living-room, lunch, garden-party, feed-back,
businessman, pick-up, corned-beef, duffle-coat, pin-up… Todas
estas palabras son o bien desconocidas de las jóvenes generaciones o
bien consideradas en desuso. Es el principio de la “inercia
lingüística” enunciado por Ferdinand de Saussure lo que entra a
operar aquí. Una palabra no subsiste si no es comprendida y
aceptada por la mayoría de los hablantes.
Toda innovación era cribada por la práctica y se topaba con la
capacidad de absorción de la inmensa mayoría. Es por esta razón
que, en la mayor parte de los casos, las jergas quedaron acantonadas
en pequeñas comunidades. Les invito a leer La méthode de Mimile8
que supuesta nos presenta la jerga francesa. Este libro es
incomprensible ya que contiene palabras y expresiones propias de un
medio marginal. La jerga del “método Mimile” no se propagó, no
más de lo que sobrevivirá el verlan, del cual no se comprenden sino
muy pocas palabras.
Testigo de la evolución del francés en más de tres siglos, este
texto de Molière, extraído de El Avaro, escrito en 1668, en la época
del rey Luis XIV:

« ÉLISE : [...] Qui est celle que vous aimez ?


CLÉANTE : Une jeune personne qui loge depuis peu en ces
quartiers, et qui semble être faite pour donner l’amour à tous
ceux qui la voient. La nature, ma sœur, n’a rien formé de plus
aimable. Elle se nomme Marianne et vit sous la conduite
d’une bonne femme de mère qui est presque toujours malade,
et pour qui cette aimable fille a des sentiments d’amitié qui
ne sont pas imaginables. Elle la sert, la plaint, et la console
avec une tendresse qui vous toucherait l’âme… »

He allí un texto que tiene más de tres siglos y cuya lengua no


difiere del francés contemporáneo más que por algunos cambios de
vocabulario mínimos. Lo mismo puede decirse de todo el texto de
esta pieza, escrita en prosa. Se puede afirmar que los franceses del
siglo XXI se expresan, con pequeñísimas diferencias, como los
franceses del siglo XVII.

He aquí ahora dos textos de Rabelais de cinco siglos de


antigüedad.

Francés antiguo: En esté je ne sçay quel vent courra; mais je


sçay bien qu’il doibt faire chault et régner vent marin.
Toutefois si autrement arrive, pourtant ne fauldra renier
Dieu.9

Francés moderno: En été je ne sais quel vent soufflera; mais


je sais bien qu’il fera chaud et que règnera le vent marin.

7
“Goma de mascar” se dice chewing gum en… ¡francés! (Nota del traductor)..
8
La méthode à Mimile, Alphonse Boudard y Luc Étienne, Éditions du Rocher,
1998.
9
Pantagruélienne pronostication, 1532.
Toutefois, si cela se passe autrement, il ne faudra pas pour
autant renier Dieu. (La traducción es mía: ¡ya que yo hablo
de manera fluida el francés antiguo!)

Segundo texto de Rabelais:

Francés antiguo: « Ceste année les aveugles ne verront que


bien peu, les sourdz oyront assez mal, les muetz ne parleront
guieres, les riches se porteront un peu mieux que les pauvres,
et les sains mieux que les malades. »10

Francés moderno: «Cette année les aveugles ne verront que


bien peu, les sourds entendront assez mal, les muets ne
parleront guère, les riches se porteront un peu mieux que les
pauvres et les bien-portants mieux que les malades».

La ortografía, aún sin codificar, hace que la lectura de los textos


de esta época sea difícil. Pero si se adopta una transcripción
moderna, la lengua se nos presenta como sorprendentemente estable.
Por supuesto: después de cinco siglos, el vocabulario se ha
enriquecido considerablemente debido a la evolución de la sociedad
en los terrenos sociales, políticos y económicos, pero no se
transformaron ni el vocabulario de base ni la estructura profunda de
la lengua.
Más antiguo aún, este texto de ochocientos de edad extraído de la
novela Eneas (hacia el año 1 200).

« … CELUI QUI M’EN FIST DON COMME FOLE L’AI TANT AME. SOR
CES DRAS VOIL FENIR MA VIE ET SOR LE LIT OU FUI HONIE. »

El cual traduzco en francés moderno de la manera siguiente : «…


celui qui m’en fit don, comme une folle, je l’ai tant aimé. Sur ces
draps, je veux finir ma vie et sur le lit où je fus honnie.»
La lectura de un texto del fin del siglo XII es, por supuesto,
difícil, en primer lugar porque la ortografía no ha sido fijada aún,
como lo vemos en este mismo texto en el que VEUT se escribe a veces
VELT para acercarse artificialmente del latín como VOIL. A eso se
añaden los inevitables cambios de vocabulario, pero las distorsiones
no tocan jamás los elementos fundamentales de la gramática.
En este extracto de la Chanson de Roland, me limité a
modernizar la ortografía, sin invertir el orden de las palabras ni
cambiar ninguna de ellas.

LE ROI MASILE EUT FINI SON CONSEIL


DIT A SES HOMMES : « SEIGNEURS, VOUS EN IREZ,
BRANCHES D’OLIVE EN VOS MAINS PORTEREZ
SI ME DIREZ A CHARLEMAGNE, AU ROI,
POUR LE SIEN DIEU QU’IL AIT MERCI DE MOI,
AINS NE VERRA PASSER CE PREMIER MOIS
QUE JE L’SUIVRAI OD MIL DE MES FIDELES. »11

Estos textos nos hacen remontar en el tiempo más de ochocientos


años. Ahora bien, dejando de lado la ortografía, no tenemos
prácticamente ninguna dificultad de comprensión, excepto por
algunos giros y expresiones que ya no se utilizan. En los dos últimos
textos, aunque muy antiguos, no hay ninguna innovación en el plano

10
Ibid.
11
La Chanson de Roland, escrita en 1050, pero reescrita quizá en 1200.
gramatical, ninguna transformación de la sintaxis y, en resumen,
nada parecido al abismo que existe entre la lengua clásica latina y las
lenguas romances.
Mi propósito no es entrar aquí en el detalle de las evoluciones del
francés antiguo al francés contemporáneo, sino de subrayar la
extraordinaria estabilidad de la lengua. De allí mi escepticismo sobre
una supuesta trasformación radical del latín en el espacio de apenas
unos cuantos siglos.

Del inglés antiguo al inglés moderno, segundo contraejemplo


Reproduzco ahora un texto del poeta inglés Chaucer12 escrito
alrededor de 1390, y doy la traducción en inglés moderno línea por
línea.

Whan that Aprille with hise shoures soote


WHEN APRIL WITH ITS SWEET SHOWERS
the droghte of March hath perced to the roote
THE DROUGHT OF MARCH HAS PIERCED TO THE ROOT
and bathed every veyne in swich licour
AND BATHED EVERY VEIN IN SUCH LIQUID
of wich vertu engendred is the flour.
FROM WHICH STRENGTH THE FLOWER IS ENGENDERED

Dejando de lado la ortografía, que no se ha estabilizado aún, se


observa que los últimos seis siglos no han alterado mucho el inglés
hablado en la época de Chaucer. Si colocamos de lado los giros y
expresiones propiamente poéticos, notamos una cuasi estabilidad de
la lengua. Un siglo más tarde, a finales del siglo XVI, se normalizó
la ortografía y la continuidad lingüística aparece de manera más
contundente. « To be or not to be, that is the question » no tiene ni
una sola arruga después de cinco siglos, como tampoco ninguno de
los grandes textos de Shakespeare.

El ejemplo fulgurante del italiano antiguo


He aquí ahora el celebérrimo texto de Dante, extraído de la
«Divina Comedia».

NEL MEZZO DEL CAMMIN DI NOSTRA VITA


MI RITROVAI PER UNA SELVA OSCURA,
CHÉ LA DIRITTA VIA ERA SMARRITA.
AHI QUANTO A DIR QUAL ERA È COSA DURA,
ESTA SELVA SELVAGGIA E ASPRA E FORTE
CHE NEL PENSIER RINOVA LA PAURA !
TANT'È AMARA CHE POCO È PIÙ MORTE ;
MA PER TRATTAR DEL BEN CH'I' VI TROVAI,
DIR'O DE L'ALTRE COSE CH'I' V'HO SCORTE.
IO NON SO BEN RIDIR COM'I' V'ENTRAI:
TANT'ERA PIEN DI SONNO A QUEL PUNTO
13
CHE LA VERACE VIA ABBANDONAI.

Traducción en italiano contemporáneo:

Nel mezzo del cammino di nostra vita


Mi ritrovai per una selva oscura,

12
Geoffrey Chaucer, The Canterbury Tales, 1390, en The english language, David
Crystal, Penguin books, 1988.
13
Dante, La Divina Comedia, escrita alrededor de 1300.
perché la dritta via era smarrita.
Ahi, quanto a dire quale era è cosa dura,
questa selva selvaggia e aspra e forte
che nel pensiero rinnova la paura!
Tanto è amara che poco più è morte;
ma per trattare del bene che io vi trovai,
dirò delle altre cose che vi ho scorte.
Io non so ben ridire come vi entrai:
tanto era piena di sonno a quel punto
che la vera via abbondai.14

El italiano no constituye la excepción a la regla de la estabilidad


de las lenguas en el tiempo, como lo muestra toda la obra de Dante.
Cuando comparamos un texto de Dante de 1300 y su traducción en
italiano contemporáneo se puede constatar el muy pequeño desfase
entre los dos textos en el plano del vocabulario. En cuanto a la
sintaxis y a la gramática, ¡no hay ni una sola diferencia en siete
siglos!
Lo más sorprendente es constatar que remontándonos hacia atrás
siete siglos no nos acercamos en nada al latín. Hacemos la misma
constatación cuando estudiamos el francés antiguo. Ahora bien, si el
latín se hubiese transformado en las diferentes lenguas romances, no
lo habría podido hacer sino gradualmente y deberíamos encontrar los
rastros del latín bajo una forma u otra. ¡Nada de eso!
Si en los siete siglos que acaban de transcurrir no hubo casi
ninguna transformación del italiano, es evidente que el italiano
hablado hace 20 siglos, es decir, durante la época de la Roma
conquistadora, era —con pocas diferencias— el mismo que se
habla hoy en día. Comprendemos mejor por qué todas las lenguas
romances, desde Rumania hasta Portugal, se asemejan tanto.
Si de manera general las lenguas evolucionan poco, el italiano
casi no evoluciona, porque, a diferencia de las otras, se había
estabilizado desde hacía numerosos siglos.

La lengua árabe: otra ilustración de la estabilidad de las lenguas


La lengua árabe es una de las mejores ilustraciones de la
estabilidad de las lenguas porque nos ofrece la posibilidad de
estudiar la evolución a lo largo de un periodo bastante largo. Todo
estudioso del árabe que esté en contacto al mismo tiempo con los
textos antiguos (principalmente el Corán, escrito hace catorce siglos)
y la literatura contemporánea sabe que se pasa de un periodo al otro
sin ninguna dificultad. La semejanza es fuerte entre el árabe antiguo
y el árabe clásico utilizado hoy, tanto en lo que respecta al
vocabulario y la gramática como en lo que respecta a la sintaxis. En
lo que se refiere a los dialectos árabes, estos utilizan las mismas
palabras de uso corriente que aquellas que se utilizaron en la época
del profeta Mahoma.
A modo de ilustración, presento este texto célebre del siglo VII,
indicando entre paréntesis la traducción en árabe contemporáneo
solamente en los casos en los que se puede considerar que las
palabras antiguas ya no se utilizan hoy en día.

« YA MAACHARA BIKR,
HALIKOUN MAADHOUROUN KHAYROUN MINE FAROUROUN
(FARRAN),

14
Traduction Chapman, 2005.
INNA ALHADHARA LÀ YANJY MINA‘LKADARI,
WA INNA’SABRA MINE ASBÀDI ADDAFARI (ANNASRI),
ALMANIYA (ALMAOUTOU) WA LA’DANIYA,
15
ISTIKBALOU ALMAOUTOU KHAYROUN MINE INSTIDBÀRIHI !

Ô peuple de Bikr,
un homme qui est mort au combat est plus respecté qu’un
fugitif indemne,
la précaution ne protège pas de la destinée,
la patience est une cause de victoire,
la mort est préférable à la damnation,
accueillir la mort vaut mieux que de lui tourner le dos!16

El Corán data del siglo VII. El estudio del vocabulario y de la


gramática de este libro sagrado muestra una muy fuerte estabilidad
de la lengua árabe durante los trece siglos que han transcurrido hasta
hoy. Dos frases completas del Corán no difieren en nada del árabe
contemporáneo. Ello no ocurre nunca en el caso del latín.

El caso chipriota: ejemplo impactante de la estabilidad de las


lenguas
Grecia conservó su lengua durante más de 35 siglos y el caso de
Chipre es, en este sentido, una demostración importante.
Un gran conocedor del mundo griego, Jacques Lacarrière,
escribe: “Chipre es una isla griega, y por ello entiendo una isla de
lengua y cultura griegas desde los tiempos más antiguos. Estos
tiempos pueden ser definidos exactamente porque las excavaciones
han revelado, en ese sentido, documentos sorprendentes y difíciles
de cuestionar. Lo que resalta en ellos es que se hablaba una lengua
emparentada con el griego desde la época creto-micénica, es decir,
dieciocho siglos antes de Cristo; y que se hablaba una lengua
totalmente griega, seis siglos más tarde, con la llegada de los
aqueos. A partir de esta fecha y hasta hoy, la lengua y la cultura de
Chipre –teniendo en cuenta caracteres locales y dialectales– ya no
dejaran de ser las mismas de Grecia. Lo que me parece notable a
través de los hechos expuestos es que Chipre presenta un caso único
de una cultura y un territorio helenófonos mientras que, por lo
demás, la isla no fue nunca griega ni fue anexada de ninguna
manera a Grecia. Agreguemos incluso que, lejos de encontrarse
anexada a Grecia, Chipre, por el contrario, nunca dejó, a lo largo
de los siglos (con la excepción de dos periodos de relativa
independencia, al inicio de los tiempos bizantinos), de ser ocupada,
dominada, secuestrada por una serie interminable de
conquistadores, muchos de los cuales se instalaron de manera
permanente: asirios, egipcios, perso-fenicios, ptolomeos, romanos
anteriores a la era cristiana, y posteriormente, a partir de las
cruzadas, francos, sarracenos, árabes, venecianos, turcos ( éstos
durante varios siglos) y, para terminar, ingleses (que les compraron
la isla a los turcos en 1878). Chipre no será libre e independiente
hasta tiempos muy recientes, como consecuencia de los acuerdos de
Zúrich, en 1959.” 17

15
Discours de Bnou Kaçiba Achibàny (VIIe siècle).
16
Traducción N. Serraj, 2005. «Oh, pueblo de Bikr, un hombre que ha muerto en
combate es más respetado que un fugitivo ileso, la precaución no protege del
destino, la paciencia es causa de victoria, la muerte es preferible a la condena, vale
más acoger a la muerte que darle la espalda».
17
L’été grec, Jacques Lacarrière, Plon, 1975.
El caso chipriota muestra una vez más que una lengua
sometida a numerosas influencias externas puede permanecer
intacta, a pesar de los siglos de supremacía extranjera. Por ello
la transformación del latín en “bajo latín” en el contexto de la
“pax romana” me parece aún más improbable.
Colin Renfrew, en su libro «El enigma indoeuropeo», indica: «La
estabilidad de ciertas lenguas, especialmente el griego, muestra bien
que el ritmo de cambio lingüístico puede ser muy lento […] Se
entiende con frecuencia el griego micénico tan bien como si se
tratara del griego clásico. En algunas frases, la semejanza es tan
grande que la transliteración tiene sentido, aún en el griego
moderno.»
Ahora bien, la época micénica se sitúa alrededor de treinta y
cinco siglos antes de nuestra era. Todos los conocedores del griego
antiguo y del griego moderno están de acuerdo en constatar la
sorprendente semejanza entre las dos lenguas a pesar de los siglos de
distancia, y los especialistas del griego micénico nos dicen que la
semejanza se extiende mucho más allá de la época de Pericles. Pero
su sorpresa proviene de la idea de que el latín, por el contrario, se
habría transformado en las diferentes lenguas romances, y
existirían, para ellos, dos tipos de lenguas: las que, a semejanza
del griego, se transforman poco o nada, y las que, tal como el
latín, se transformaron profundamente. En realidad, no hay dos
tipos de lenguas sino sólo uno, ya que la evolución de todas las
lenguas es siempre muy lenta. Acabo de dar varios ejemplos
definitivos e incontestables de ello.

Un documento excepcional: el juramento de Estrasburgo


El juramento de Estrasburgo es un documento notable desde el
punto de vista lingüístico, ya que fue escrito en 842; es uno de los
raros ejemplares de la época que va desde el desplome del imperio
romano hasta el siglo X. Se presenta equivocadamente como el
eslabón perdido entre el latín y el francés ya que no hay nada de
latín en él, puesto que está escrito en una lengua romance.
He aquí el texto del juramento pronunciado por Luis El
Germánico:

PRO DEO AMUR ET PRO CHRISTIAN POBLO ET NOSTRO COMMUN


SALVAMENT, D’IST DI EN AVANT, IN QUANT DEUS SAVIR ET
PODIR ME DUNAT SI SALVARAI EO CIST MEON FRADRE KARLO,
ET IN CADHUNDA COSA, SI CUM OM PER DREIT SON FRADRE
SALVAR DIFT, IN O QUID IL MI ALTRE SI FAZET. ET AB LUDHER
NUL PLAID NUNQUAM PRINDRAI QUI MEON VOL CIST MEON
FRADRE KARLO IN DAMNO SIT.

La utilización de este texto presenta varias dificultades:

• Es muy poco legible y la transcripción de ciertas palabras


está sujeta a discusión.
• Es posible que haya sido ligeramente latinizado por
redactores que escribían con mayor frecuencia en latín
que en lengua romance, cualquiera que ésta fuese. Por
ejemplo: NUNQUAM para escribir seguramente NUNCA,
QUID en lugar de QUI.
• La ortografía, en esta época, se encontraba lejos de estar
normalizada y lo arbitrario juega un papel importante.
• Finalmente, el texto es demasiado corto para que se
pueda hacer un análisis completo del habla de la época.

A pesar de estas reservas, no nos sorprende descubrir un texto


escrito en una lengua cercana a las lenguas romances
contemporáneas. El cuadro siguiente compara los vocabularios del
texto del juramento de Estrasburgo con el francés, el italiano, el
español y el latín.

Juramento de Francés Italiano Español Latín


Estrasburgo
ADIUDHA AIDE AIUTO AYUDA ADJUMENTUM
CADHUNA CHACUNE CADA UNA CADA UNA QUISQUE
CIST CET QUESTO ESTE HIC/ISTE
COSA CHOSE COSA COSA RES
DREIT DROIT DIRITTO DERECHO JUS
IO/EO JE IO YO EGO
NOSTRO NOTRE NOSTRO NUESTRO NOSTER
SALVAMENT SALUT SALVEZZA SALVACION SALUS
SALVAR SAUVER SALVARE SALVAR SERVARE

El vocabulario del juramento de Estrasburgo tiene un aspecto


muy diferente al del latín. La comparación con las diferentes lenguas
romances muestra, por el contrario, un parentesco evidente entre el
vocabulario del juramento y el de las lenguas romances. El
parentesco luce mucho más fuerte con el italiano y el español que
con el francés. ¿Es la prueba acaso de que el francés, contrariamente
al italiano y al español, habría seguido evolucionando? ¿O bien es
que la lengua escogida fue el italiano antiguo en lugar del francés
antiguo? Bajo cualquier hipótesis, se trata de un texto
completamente romance y muy alejado del latín.
Los textos del juramento de Estrasburgo no son, por tanto, la
ilustración del pasaje del latín al francés. Son, por el contrario,
una prueba manifiesta de que existía una lengua en 842 que era
cercana al italiano.
Este recorrido por los textos antiguos de las lenguas francesa,
inglesa, italiana, griega y árabe, subraya la extraordinaria estabilidad
de los vocabularios y las gramáticas a lo largo de periodos muy
largos.

La estabilidad del latín

Lo mismo ocurre con el latín. Comparemos dos escritores,


Plauto, de alrededores del 200 A.C., y Juvenal, del 120 D.C. El
primero escribe piezas de teatro, razón por la cual lo que podemos
observar en ellas se trata de latín hablado; el segundo escribe sátiras.
En trescientos años la lengua ha cambiado poco. Podemos pasar de
un texto al otro sin dificultad. No hubo transformación alguna del
latín. Con la excepción de diferencias ínfimas, desde el nacimiento
del imperio romano hasta su apogeo, no hubo transformación radical
alguna del latín, mientras que el latín se encuentra atenazado entre el
griego para los escritos cultos y el italiano como lengua vehicular. El
latín mismo es una prueba de la estabilidad de las lenguas.
El latín no es, por tanto, excepción a la regla. ¿Por qué habría de
serlo? Porque la regla que prevalece, y que puse en evidencia con los
textos precedentes, es la extraordinaria estabilidad de todas las
lenguas en el tiempo. Paradójicamente, esta estabilidad no es
conocida, ya que, en lugar de realizar una observación científica, los
lingüistas y etimologistas postulan que las lenguas evolucionan
rápidamente ya que para ellos el latín se transformó en diversas
lenguas romances, todas ellas muy alejadas del original. En otras
palabras, el dogma de la paternidad del latín y de las lenguas
romances tiene efectos en cadena sobre todo el análisis científico, y
oculta las leyes fundamentales de la lingüística.
Las lenguas pueden desaparecer, como el galo en Francia, o el
celtíbero en España. Las lenguas pueden absorber un vocabulario
complementario, como el vocabulario latino absorbió vocabulario
griego y como el inglés, que absorbió vocabulario franco-normando.
Pero los vocabularios de base y las gramáticas de las lenguas no
se modifican nunca de manera rápida.
Quinta prueba:

La etimología oficial del francés es fantasiosa

La etimología oficial del francés está basada en lo arbitrario, las


fantasías y la falsa erudición. Repetida de generación en
generación, retomada por todos los diccionarios, termina por tener
fuerza de ley. Y continuamos repitiéndolo hasta la saciedad: que la
palabra TRABAJO viene del latín TRIPALIUM (instrumento de tortura),
que la palabra francesa SANGLIER (jabalí) viene del latín SINGULARIS
(solitario), que la palabra ESCLAVO viene del latín SLAVUS
(eslavo)… y miles de otras burradas que no han sido demostradas
jamás.

Los tres postulados axiomáticos de la etimología oficial


Nunca encontramos el menor rigor. Jamás, como en el caso de
la hipótesis del “bajo latín”, se ha descrito el método científico que
serviría luego de base a la etimología oficial. De hecho, ésta reposa
sobre tres postulados axiomáticos que llevan a los etimologistas a
equivocarse con una constancia que causa nuestra admiración.

Primer axioma: el francés viene del latín. Los etimologistas,


persuadidos de que el francés viene del latín, se las ingenian
entonces contra toda lógica, para buscar por todos los medios un
origen latino.

Segundo axioma: cuando los etimologistas, a pesar de su


imaginación desbordada, no logran encontrar un origen latino,
consideran que las palabras fueron necesariamente tomadas en
préstamos a partir de otra lengua, y tienen la tendencia a volverse
hacia las lenguas que conocen bien: el alemán, el neerlandés, el
italiano, el español. Recordemos aquí que, para lo que se
consideran préstamos del italiano y del español, se trata
simplemente de un aporte directo por intermedio del “italiano
antiguo”.
Pero, por el contrario, imaginar que el francés haya podido
absorber 1 500 palabras de origen neerlandés es una idiotez
innombrable. Basta con comparar, y lo haré más adelante, las
palabras que se suponen son de origen neerlandés con las palabras
de origen italiano para ver un parentesco infinitamente más
evidente con éstas últimas. No, el pueblo francés no es un pueblo
de ingenuos que se pasa el tiempo robando palabras de las lenguas
de los otros pueblos, ni tampoco una lengua se construye sobre el
préstamo de innumerables palabras extranjeras.

Tercer axioma: para los etimologistas, fuera del texto escrito,


¡no hay nada que buscar!
La etimología oficial se ocupa de seguir la evolución de las
palabras a través de textos de diferentes periodos, y pretende
describir la historia semántica y fonética de las palabras. La
ambición es loable, pero el error consiste en creer que los textos
son lo bastante confiables como para indicar verdaderamente el
estado de la lengua. “Fuera del texto escrito, no hay nada que
buscar”, tal pudiera ser la divisa de la etimología oficial. Ahora
bien, basarse total y únicamente sobre lo escrito tiene sus límites.
En efecto, los textos escritos son poco confiables:
 La literatura no tiene por vocación en sí dedicarse a tratar
de los temas de la vida cotidiana. No transmite de manera
exhaustiva el vocabulario relativo a la vida doméstica:
comida, cocina, vestimenta, anatomía, agricultura,
animales…
 La literatura es elaborada, al menos en los tiempos
antiguos, por eruditos, quienes están asociados al poder y
pertenecen ellos mismos a la nobleza (los Latinos, los
Egipcios, los Asirios), o bien son especialistas en sus
dominios, la filosofía, las ciencias, como, por ejemplo, los
Griegos. No refleja en nada el arte de vivir del pueblo, y
descuida, por ese hecho, una parte de su vocabulario.
 Los escritores mismos se autocensuran y escogen el
vocabulario que utilizan. El ejemplo de la literatura
francesa, que proscribe cientos de palabras de la jerga, —
incluidas palabras que no poseen carácter vulgar— es, en
este sentido, ejemplarizante.
 Finalmente, la ortografía está muy lejos de ser confiable:
no está basada en datos científicos sólidos (la fonética es
una ciencia reciente), ni es estable o uniforme, y puede ser
alterada conscientemente como lo mostraremos.

Ferdinand de Saussure decía en su Cours de linguistique


que «la evolución ininterrumpida de la lengua es velada con
frecuencia por la atención que se presta a la lengua literaria».
Decididamente, este Ferdinand de Saussure se distingue claramente
del montón.

El latín a como dé lugar


Para encontrar un origen latino a las palabras francesas, contra
toda evidencia, los etimologistas galos no tienen temor en utilizar
triquiñuelas, procedimientos falaces, y aceptar toda componenda
que sea necesaria, con desprecio de toda lógica.

He identificado cuatro de estos procedimientos.

Procedimiento n° 1: Consiste en encontrar una palabra


latina de la misma sonoridad y afirmar que es el origen de la
palabra francesa. Tomo algunos ejemplos al azar. Usted puede
hacer el ejercicio usted mismo una vez que haya entendido las
claves para descifrar la superchería.

BAILLE: esta palabra de jerga, o más exactamente del


francés popular, significa «el agua» o «el mar» en la expresión
«aller à la baille». El diccionario Petit Robert propone la
etimología siguiente: “1325, italiano BAGLIA, latín BAJULA, (portador
de agua)”. Llamo su atención sobre la mención de la fecha (1325)
que hace sospechar sobre el rigor en esta artística imprecisión.
Para mí, la palabra BAILLE tiene el mismo origen que la palabra
BAIE, ambos del italiano BAIA, que encontramos en todas las
lenguas romances, de manera que “aller à la baille” quiere decir
simplemente “aller à la plage” (ir a la playa).

CHANTIER (cantera, obra en construcción): El Petit


Robert propone «fin del siglo XII, trozo de madera, puntal, latín
CANTARIUS, caballo malo”. Esta etimología está sacada del
diccionario etimológico de Bloch y Wartburg que agrega que la
palabra latina CANTARIUS fue probablemente tomada del griego
KANTHELIOS,“asno enalbardado” (sic).
Como se puede constatar, esta proposición no puede ser más
fantasiosa. Yo la refuto totalmente. ¿Dónde está la relación entre la
construcción y los caballos malos o los asnos enalbardados? ¡Esta
explicación está halada por las crines!
CHANTIER podría ser una palabra compuesta: CHAN-TIER. La
primera silaba no lleva la palabra CHAMP (campo, lugar, espacio), y
la segunda está construida sobre el radical TR que encontramos en -
TRUIR (construir, destruir), en TOUR (torre), o en TRUELLE (paleta de
albañil). Este radical nos envía explícitamente a todo lo
relacionado con edificios. Un CHANTIER podría ser simplemente un
lugar destinado a la construcción (y no un caballo malo o un asno
enalbardado).

CANCAN: este galimatías es una obra maestra. El Petit


Robert propone: “1602: quanquan de colegio. 1554: latín
QUAMQUAM ‘lo que sea’ con la antigua pronunciación”. Esta
etimología está sacada de Bloch y Wartburg, pero el Petit Robert la
abrevia ya que la segunda parte es aún más ridícula. La cito
íntegramente: “En el sentido de danza vulgar y ruidosa, 1836,
viene probablemente de un nombre infantil del pato, sentido
atestiguado ya en 1808: cancán tendría entonces propiamente el
significado de ‘danza que evoca el contoneo de los patos’”.
Hay que reconocerlo: alcanzamos aquí las cumbres de lo
absurdo, reforzadas con fechas de una extraordinaria precisión que
le dan un barniz científico.
Los etimologistas oficiales, que conocen tan bien el latín y que
hacen venir casi todo de él, habrían podido acercarse al verbo
latino CANERE (cantar). Además, el redoblamiento de un radical es
bastante frecuente en los términos que tienen relación con los
sonidos: MURMURER (murmurar), BROUHAHA (murmullo),
TAPOTER (golpetear), ZEZAYER (cecear), SUSURRER
(susurrar). La raíz CAN que se encuentra en latín y en italiano
antiguo es, de hecho, una raíz indoeuropea que significa cantar. El
CANCAN es una especie de canto basado en la repetición.
ÉQUARRIR (cuadrar, destazar): Se dice que proviene del latín
EXQUADRARE, convertir algo en cuadrado. Me parece que hay algo
aquí que no cuadra.
Descompongamos la palabra de la siguiente manera: E —
QUARRIR
El prefijo «E» tiene el sentido de exclusión, y QUARRIR viene del
itálico CAR (la carne humana).
«ÉQUARRIR», y no hay que reírse de ello, quiere decir
simplemente «quitar la carne». ¿No cuadra mejor así?

ÉPICE (especia): la palabra se presume surgida del latín


SPECIES (especie).
No hay ninguna relación entre las dos palabras, piensen lo que
piensen los etimologistas oficiales.
La palabra EPICE se divide en É-PICE y PICE se construye sobre el
radical PS, deformación del radical PT, que en todas las lenguas
indoeuropeas ha servido para acuñar palabras relativas a la comida
y que en francés ha dado: PÂTE (pasta), PÂTÈ (paté), POTAGER
(huerto), POPOTE (papeo, comida), PINTE (pinta), PLATO (plato); en
italiano: PIZZA; en ruso PIT’ (beber), en inglés PIE (pastel), y hasta en
latín PISTOR (panadero).
En resumen, PICE es la comida, y É-PICE es lo que es exterior a la
comida, diferente a la comida misma; en este caso, entiendo ÉPICE
como el acompañamiento de la comida.

ESCLAVE (esclavo): El diccionario Larousse y el Petit Robert


aportan la misma etimología: «proviene del latín medieval SCLAVUS,
éste de SLAVUS (eslavo), por haber los germánicos reducido a la
esclavitud a numerosos eslavos»1.
Notemos, en primer lugar, que la palabra ESCLAVO se dice
SKLAVE en alemán, SCHIAVO en italiano, ESCLAVO en español. Todas
estas lenguas incluyeron, entonces, la letra adicional “K” en la
palabra SLAVE, lo que me lleva a pensar que la palabra ESCLAVO no
tiene nada que ver con los ESLAVOS y que es muy anterior.
En ESCLAVE, yo veo un palabra compuesta: ESC-LAVE, en la que
LAVE nos lleva de regreso al trabajo (latín LABOR, italiano LAVORO,
francés LABEUR, español LABOR), comprendida LABOR en el sentido
noble de la palabra. El esclavo es aquél que está excluido de la
LABOR por estar reducido a tareas ingratas.
La esclavitud es una vieja institución humana y los
indoeuropeos no esperaron la llegada de los eslavos para darle un
nombre.

SANGLIER (jabalí): provendría del latín SINGULARIS (solitario),


como si el jabalí viviese solo. Para el oficio de etimologista hay
que salir a veces de los libros o, en su defecto, preguntarles a los
cazadores. Ellos le dirán que los jabalíes rara vez se encuentran
solos e incluso viven de manera bastante gregaria.
La primera silaba SAN es indoeuropea, y bajo formas fonéticas
variadas pero próximas, SIN, CHAN, CAN… la encontramos en
numerosas palabras relativas a los animales: CAN.ICHE, CAN.ASSON
(jamelgo), CAN.ARD (pato), SIN.GE (mono), GEN.ISSE (becerra), CHIEN
(perro), CHAM.OIS (gamuza), CHAM.EAU (camello)…
La segunda silaba, GLIER, no es fácil de descifrar, lo reconozco.
¿Nos lleva acaso a GUEULE (jeta)? ¿Sería acaso el jabalí (sanglier)
simplemente un animal con una jeta enorme?

TRABAJO: Se dice que esta palabra proviene del latín TRIPALIUM


(que era un instrumento de tortura construido con tres palos, de allí
su nombre). ¿Quién hizo este hallazgo? La historia no lo dice. No
insisto más en el hecho de que nos encontramos aquí dentro de la
misma lógica que consiste en encontrar por casualidad una palabra

1
El diccionario de la Real Academia Española da una etimología más elaborada pero
que da como conclusión el mismo origen: “esclavo, va. -Del b. lat. sclavus, éste del griego
bizantino σκλάβος, der. regres. de σκλαβηνός, propiamente, 'eslavo', y este del eslavo
slovĕninŭ, nombre que se daba a sí mismo el pueblo eslavo, que fue víctima de la esclavitud
en el Oriente medieval” – Nota del traductor.
latina que tenga una consonancia lo bastante cercana. Resumiendo,
encontraron la palabra “TRIPALIUM” y concluyeron entonces que el
trabajo, para los pueblos antiguos, era una tortura.
En primer lugar, es evidente que toda palabra larga es una
palabra compuesta. La primera dificultad consiste en
descomponerla en el lugar adecuado. Se puede cortar la palabra
TRABAJO en TRA.BAJO o T.RABAJO. Vamos a ver que es la segunda
proposición la correcta. Estudiemos primero las silabas finales
RA.BAJO.
Cuando se analizan numerosas lenguas, nos damos cuenta de
que las vocales son muy sensibles a los cambios, pero que las
consonantes se transforman muy poco y siempre de la misma
manera. De tal manera que, para simplificar, yo diría que lo que
nos interesa en RABAJO son las consonantes, es decir las letras R y B.
Ahora bien, la R con frecuencia se transforma fonéticamente en L2,
de la misma manera que B y V son intercambiables. Por tanto, este
conjunto de letras RB, que yo llamo un radical, se puede encontrar
bajo las formas LV, LB o RB. En alemán y en ruso, que son lenguas
indoeuropeas, “trabajo” se dice ARBEIT en la primera, y RABOT en la
segunda. Primera constatación: las palabras que designan el trabajo
en alemán y en ruso utilizan el mismo radical de base RB.
En italiano decimos LAVORO y en latín LABOR; por tanto, en dos
lenguas itálicas la palabra “trabajo” se construye sobre el radical
LB/ LV el cual, como he dicho antes, es equivalente al radical RB. En
las palabras francesas LARBIN (criado, sirviente, persona dedicada a
los trabajos hogareños), CORVEE (faena), TURBIN (tajo)…
encontramos siempre el radical RB, que la traza indeleble de una
palabra antigua relativa al trabajo.
Regresemos a la palabra TRABAJO, que habíamos descompuesto
en T-RABAJO. La T inicial es un prefijo indoeuropeo que significa
exclusión. Por tanto, aquellos que trabajan están excluidos del
RABAJO, de la LABOR en el sentido noble del término. El TRABAJO
vendría a ser entonces la actividad de los siervos, en oposición a
las otras actividades consideradas como más nobles.
Hablaré de ello en un libro futuro sobre la vida de nuestros
lejanos ancestros, descifrada gracias a una etimología
completamente renovada.

TRIVIAL: la palabra TRIVIAL no tiene nada que ver con el


latín TRIVIUM (tres vías), como lo propone la etimología oficial con
la misma lógica de búsqueda arbitraria de una palabra latina que
tenga la misma consonancia. TRIVIAL se descompone en T.RIVIAL y
significa, siguiendo la demostración precedente, que no tiene las
características de la LABOR noble.

La pequeña exposición que acabo de hacer tenía por objetivo


hacerles percibir un mundo nuevo y mostrarles que existe una
verdadera alternativa a la etimología oficial. Ciertamente, es más
fácil salir a pescar la primera palabra latina que posea la misma
sonoridad, pero un proceso racional es infinitamente mucho más
productivo.

2
El razonamiento original del autor, que se basa sobre la palabra francesa TRAVAIL,
agrega que la letra V, de la porción RAVAIL, con frecuencia se transforma fonéticamente en
B.
Procedimiento n° 2 : Consiste, para la etimología oficial, en
tomar la traducción latina de la palabra francesa o una
palabra latina con un sentido muy cercano y decretar que
hubo, bien sea una transformación fonética, bien sea un fuerte
alteración de la palabra latina. He aquí algunos ejemplos entre
miles de otros.

ALLER (ir): Se considera que proviene del latín AMBULARE.


Dejemos a la imaginación del lector que encuentre cuáles
transformaciones, cuáles alteraciones y cuáles deformaciones
habrían sido necesarias para pasar de una palabra a la otra. Si tal
transformación hubiese tenido lugar, deberíamos encontrar formas
intermedias; ahora bien, no encontramos ni una sola.
CONVOITER (codiciar): Se afirma que viene de una palabra del
latín popular, CUPIDIETARE, ésta a su vez proveniente de CUPIDITAS
(codicia). Esta etimología es el resultado de un parentesco aparente
entre CONVOITISE y CUPIDITE3, sin que se demuestre la
correspondencia fonética.
CONVOITER es una palabra compuesta de CON-VOITER en la que
VOITER se construye sobre el radical VD/VT (ver): en latín VIDERE
(ver), en ruso VIDET (ver), en sueco VETA (saber), en sánscrito VEDA
(conocimiento). El prefijo CON tiene el sentido de “refuerzo”.
CONVOITER es “mirar con insistencia”.
COUSIN (primo): Se afirma que proviene del latín CONSOBRINUS.
El parentesco evidente de la palabra COUSIN con el italiano CUGINO4
me hace pensar que esta palabra es una deformación del italiano,
que no proviene del latín, sino que es más bien una palabra
compuesta: CO-GENE (de la misma GENTE, de la misma familia).
DURER (durar): El Petit Robert propone la siguiente etimología:
«final XI°, latín DURARE: endurecer, aguantar, resistir, durar». Esta
etimología es característica de una parte importante del
procedimiento oficial que desdeña la semántica, es decir, el sentido
de las palabras. Da a entender que aquello que es “duro” puede
“durar”. Pero en realidad la DUREZA no tiene nada que ver con la
DURACIÓN.
Al contrario, los etimologistas habrían podido darse cuenta de
la cercanía entre la palabra alemana DAUERN (durar) o el latín
(DIURNUS, que dura un día). La palabra DURAR contiene el radical
indoeuropeo UR/OR/ER que ha dado, en la mayoría de las lenguas
indoeuropeas, la medida del tiempo: en francés: HEURE (hora),
ALORS (entonces), HIER (ayer), ERE (era); en griego moderno: MERA
(día), KAIROS (tiempo), etc.
EAU (agua): Proviene, se afirma, del latín AQUA. La palabra
francesa y la palabra latina no tienen un solo sonido en común.
Quieren hacernos creer que hubo una transformación total de la
palabra AQUA únicamente en la lengua francesa, mientras que en
italiano y en español se dice todavía ACQUA y AGUA, y que en
occitano y en catalán la evolución fonética condujo a la palabra
AIGO, que sigue siendo bastante cercana al italiano.
La palabra francesa EAU es una abreviación de la palabra
indoeuropea OD/OT de la cual encontramos rastros en el inglés

3
Ambas palabras tienen el significado de «codicia» en español.
4
Tiene el mismo significado de «primo» en español.
WATER, en el ruso VODA, y en el francés GOUTTE (gota), OUTRE (ultra,
además), MOITE (húmedo)…
MANGER (comer): se dice que viene del latín MANDUCARE
(mascar). Sí, pero hay poca semejanza entre la palabra francesa y
la palabra latina. En realidad esta palabra deriva con mayor
seguridad de un radical indoeuropeo, MS:

Ruso MIASO (carne)


Hindi MANS (carne)
Inglés MOUTH (boca), MEAT (carne)
Latín MENSA (mesa sobre la que se come)
Griego MEZE (entremés)
Alemán MAGEN (estómago)

En francés, este radical MS ha dado las palabras: METS (plato),


MACHER (mascar), MASTIQUER (masticar), MESS (comedor), MUSEAU
(hocico)… Por cierto: MANGER se dice MANGIARE en italiano.

Procedimiento n° 3: Cuando, por desgracia, la etimología


oficial no encuentra una palabra latina, tiene la genial idea de
inventarla, y sacan del sombrero una palabra bautizada como
proveniente del “bajo latín” o “latín vulgar”. ¡Cómo utilizan el
sombrero los etimologistas!
BOUGER (mover-se): la etimología oficial hace provenir esta
palabra del latín °BULICARE, palabra reconstruida a partir de la
palabra latina BULLIRE (hervir). El movimiento que se sugiere en
BOUGER provendría entonces de la ebullición.
De hecho, la palabra BOUGER se basa en el radical BG que, bajo
su forma más común, VG, es un radical indoeuropeo que
encontramos en francés en VOGUER (bogar), DI-VAGUER (divagar),
VAGABON (vagabundo); en latín, en las palabras VAGUS (errante),
VAGOR (errar); en alemán: WEG (camino), WAGEN (carro)… El verbo
BAGUENAUDER (callejear, deambular) se construye sobre el mismo
radical.
CHANGER (cambiar): Se afirma que proviene de una «palabra del
bajo latín, CAMBIARE, que a su vez proviene del galo» (sic)5.
Es curioso que esta palabra latina CAMBIARE no se encuentre en
ningún texto clásico. ¿De dónde viene esta idea de los
etimologistas de imaginar un origen galo? ¿En qué se basan para
hacer una afirmación semejante? ¿Tienen a su disposición textos
galos? ¿Han logrado acaso reconstruir la lengua de los galos?
Yo veo, en cambio, en CHANGER el prefijo CH y un verbo °ANGER
(cf. francés AGIR, actuar; latín AGERE, con el mismo significado), de
la misma manera que RANGER (colocar en su sitio) se descompone
en R-ANGER (actuar de nuevo), o MEN-AGER (componer, arreglar). El
prefijo CH/S nos envía de nuevo a la idea de la exclusión. De esta
manera, CH.ANGER es “actuar fuera de, actuar de manera diferente”.
RINCER (enjuagar): La etimología oficial hace venir este verbo
de un supuesto verbo latino, °RECENTIARE (derivado de RECENS en el
sentido de «fresco», dicen ellos). La palabra RECENTIARE no existe
en latín.
Yo veo más bien una palabra construida sobre el radical RN: en
alemán tenemos RINNEN (correr un rio, fluir); en inglés, RAIN

5
El diccionario de la Real Academia recoge también este origen de la palabra española
CAMBIAR, como proveniente del “galo-latino cambiāre”.
(lluvia); en griego, REON (líquido). La toponimia nos da las
palabras RIN, RHONE, GARONNE. Todo eso fluye naturalmente, ¿no es
cierto?

Procedimiento n° 4: Finalmente, cuando todos los


procedimientos anteriores han sido utilizados hasta más no
poder, la etimología oficial se rebaja al hacer un número digno
de la charlatanería de bulevar. Nos quieren hacer creer que
algunas palabras francesas vienen de la contracción de expresiones
latinas.
AVIS (opinión, parecer): El Petit Robert y el Larousse,
retomando a Bloch y Wartburg, proponen “Ce m’est avis” (“se me
ha advertido”), del latín “MIHI EST VISUM”. He ahí una evidente
elucubración. Es poco probable que las palabras se formen de ese
modo. Para mí, AVIS se acerca a AVEU (confesión) y a AVOUER
(confesar) en las que el prefijo A / AV indica la procedencia, el
origen. Dar una opinión (AVIS) es simple y llanamente
“expresarse”.
6
FORÊT (bosque, selva, foresta) : Se afirma que viene del latín
FORESTIS (hipotética palabra proveniente del bajo latín) a partir de
una expresión reconstruida, °SILVA FORESTIS, «bosque fuera de
(foris) de la cerca».
Según el procedimiento habitual, los etimologistas oficiales,
buscando a la buena de Dios, encontraron que la palabra FORÊT
sonaba como la palabra latina FORIS que significa “fuera de”.
Inventaron entonces una expresión latina, “SILVA FORESTIS”, en la
que SILVA es la palabra latina para designar el bosque y FORESTIS es
una palabra inventada para servir a la causa (primera triquiñuela) y
a la que se le atribuye el significado de “exterior”. Por tanto,
nuestra FORÊT vendría a ser una SILVA (¡!) exterior. ¡Ya lo ven! Y la
palabra SILVA habría desaparecido (segunda triquiñuela) para no
dejar que la palabra FORESTIS que dio entonces la palabra FORÊT.
He ahí, estimado lector, el tipo de «demostración» que nos
quisieran hacer tragar, basada en expresiones que uno no encuentra
nunca, en palabras que no existen y en oportunas desapariciones.
Para mí, la palabra FORÊT viene con mayor seguridad de la
palabra indoeuropea FOR (fuego) (cf. francés: FOUR (horno), FORGE
(forja, fragua), EN.FER (infierno); griego: PHAROS; alemán: FEUER;
inglés: FIRE… La “foresta” es, en primero que nada, el lugar en el
que se encuentra la madera para hacer el fuego.
MÊME (mismo): Los etimologistas se encuentran en una
situación muy incómoda frente a esta simple palabrita. Entonces
sacan a relucir su arte y utilizan toda su panoplia de supercherías
posibles. MÊME vendría del latín popular METIPSIMUS, superlativo de
la palabra latina popular METIPSE que vendría a su vez del latín
clásico “EGOMET IPSE”, “yo mismo en persona”7.
El latín popular, usted ya lo sabe, es ese latín que todo el mundo
busca y que nadie ha encontrado nunca. La palabra METIPSE es una
invención basada en la idea de que, en la expresión latina EGOMET
IPSE, el uso habría abandonado la primera parte, EGO, de la palabra
EGOMET. Pero como este término está todavía muy alejado de la

6
En español hemos conservado también la palabra forestal definida como adjetivo
relativo a los bosques (nota del traductor).
7
El diccionario de la Real Academia Española reporta la misma etimología (nota del
traductor).
palabra MÊME, le inventaron un superlativo a fin de introducir una
M adicional. Los etimologistas oficiales dejan al lector el cuidado
de deducir que la palabra METIPSIMUS se transformó en MÊME.
La imaginación de los etimologistas es pletórica, pero se le ven
las costuras.
Espero que estos ejemplos les hayan convencido de que la
etimología oficial es totalmente fantasiosa, y espero también
haberles abierto otras perspectivas más fructíferas y más
racionales.
Lo que ciertos etimologistas muestran como una prueba que
el francés sí viene del latín reposa de hecho sobre este
postulado. No, la etimología, bien concebida, muestra, al
contrario, que el francés no viene del latín. Era nuestra quinta
prueba.
Sexta prueba

Las lenguas romances son casi idénticas entre sí

La extraña semejanza entre todas las lenguas romances


He mostrado, en los capítulos sobre el vocabulario y la
gramática, cuán próximas son las lenguas romances entre sí,
cualquiera que sea su posición geográfica (desde Rumania hasta
Portugal), y cualquiera que sea la fecha de la ruptura con el
Imperio romano. Recuerde todas esas palabras de la vida corriente
casi idénticas en todas las lenguas romances y en todos los casos
completamente diferentes de las palabras latinas.

 VOLCAN, BAHIA, PLAYA, ROCA, LAVA…


 PANTALON, CAMISA, VESTIMENTA…
 GATO, CABALLO, JUMENTO, RATA …
 MAÑANA, TARDE, JAMAS, SEMANA, JORNADA…
 CONDE, VASALLO, ASAMBLEA, RAZA…
 PALABRA, ORGULLO, FUERZA, COSA…

Recuerde todas las formas gramaticales idénticas en todas las


lenguas romances y que difieren del latín: la ausencia de
declinaciones, la carencia de género neutro, el pasado compuesto,
el tratamiento de usted…
Para ilustrar aún más la fuerte semejanza entre todas las lenguas
romances, he tomado cuatro frases latinas al azar y las he traducido
en cuatro lenguas romances.
Juzgue por usted mismo la impresionante semejanza entre las
frases romances y qué divergentes son del latín.
Usted notará que el orden de las palabras de una frase (lo que
los gramáticos denominan la sintaxis) es siempre la misma en todas
las lenguas romances, y es siempre diferente de la sintaxis en latín.
Comencemos por una frase muy simple.

Latín Musicane delectaris?


Francés Tu aimes la musique ?
Español ¿Te gusta la música ?
Italiano Te piace la musica ?
Rumano Iti place muzica ?

En latín sólo se ve la forma interrogativa –NE como sufijo. No


queda de ella la menor traza en las lenguas romances. En latín solo
vemos la forma pasiva que utiliza una R final (DELECTO: atraer,
DELECTOR: ser atraído). No queda la menor traza de eso en las
lenguas romances. No hay artículos en latín. Los hay en todas las
lenguas romances. Para estas cuatro frases romances, encontramos
la misma sintaxis, incluso frases casi idénticas.

Latín Quo eunt equi quatuor ?


Francés Où vont les quatre chevaux ?
Español ¿A dónde van los cuatro caballos ?
Italiano Dove vanno i quattro cavalli ?
Rumano Unde merg cei patru cai ?
En este ejemplo, se ven claramente sintaxis completamente
diferentes: el latín (caballos cuatro) corresponde a ‘los cuatro
caballos’ en todas las lenguas romances.

La palabra latina EQUUS (caballo) no existe en lengua romance


alguna, en las que se utiliza la palabra CAVAL más o menos
deformada.

Nos queda la palabra QUATRE que parece tan cercana al latín.


¡Atención! La palabra termina en latín en “T-vocal”, mientras que
en todas las lenguas romances termina en “T-R-vocal”.

Latín Facilius in mensa ponitur poculum


Francés Il est plus facile de poser le verre sur la table
Español Es más fácil poner el vaso sobre la mesa
Italiano E piu facile de porre il bichierre sul la tavola
Rumano Este mai usor sa pui paharul pe masa

En esta frase tenemos numerosas formas gramaticales


propias del latín, inexistentes en las lenguas romances: sintaxis,
verbo deponente, comparativo, ausencia de artículo, conjugación.
A la inversa, observe cómo las frases en las lenguas romances son
tan próximas entre sí tanto en el plano del vocabulario como en el
de la sintaxis.
Además, el latín FACILIUS es el comparativo de FACILIS y
quiere decir “más fácil”. No existe ninguna lengua romance que,
para formar un comparativo, agregue tal terminación al adjetivo.
Las lenguas romances utilizan los adverbios PLUS/PIU o MAS/MAI.

Latín Certus sum me Alicujus rei oblitum esse


Francés Je suis sûr d’ avoir oublié quelque
chose
Español Estoy seguro de haber olvidado algo
Italiano Sono sicuro di avere dimenticato qualcosa
Rumano sunt sigur ca am uitat ceva

En este último ejemplo, se encuentra el uso en latín de un verbo


deponente, forma gramatical que no existe en las lenguas
romances. Notamos igualmente que el verbo latino “ser” (esse) se
traduce en todos los casos como “haber”.
La traducción palabra por palabra de esta frase es la siguiente:
«seguro estoy mi alguna cosa olvidado ser». Este ejemplo ilustra
una vez más que el orden de las palabras en las frases latinas no
tiene correspondencia en las lenguas romances, y que el orden de
las palabras de las frases de las lenguas romances es siempre el
mismo.

Una fuerte similitud a pesar de las diversas influencias


La fuerte similitud entre las lenguas romances no puede
explicarse por una evolución idéntica del latín en todas las regiones
del Imperio romano ya que cada una de las zonas geográficas
romanas (la Dacia, la península ibérica, la Galia, etc.) tiene su
propia historia lingüística. En cada ocasión, la nueva lengua
aportada por los romanos fue adoptada por los hablantes de lenguas
diversas, y transformada luego bajo la presión de los sucesivos
invasores.
En lo que se refiere a la Galia, por ejemplo, podemos imaginar
que los galos cruzaron su lengua con la de los romanos para hacer
un galo-romano, sometido mas tarde a la influencia de los francos
que hablaban la lengua “franca”.
En Rumania, el escenario fue el mismo: los dacios adoptaron el
habla de los romanos para crear un dacio-rumano el cual, a su vez,
fue sometido a la influencia de los pueblos germánicos y eslavos
durante el periodo de las invasiones.
Las historias de las lenguas francesa y rumana son totalmente
diferentes. Deberíamos, por tanto (si el francés y el rumano fuesen
ambos surgidos del latín), encontrar transformaciones diferentes
del latín. Por ejemplo, una lengua podría haber conservado el
género neutro, la forma pasiva, un subconjunto de las
declinaciones… Pero lo que hemos constatado, en los capítulos
sobre el vocabulario y la gramática, es que el francés y el rumano
abandonaron —supuestamente— las mismas palabras latinas y las
mismas formas gramaticales, y adoptaron —también
supuestamente— las mismas palabras no latinas y las mismas
formas gramaticales no latinas.
La única explicación posible que podemos dar a la
semejanza entre las lenguas, a pesar de las influencias
exteriores muy diferentes, es que los romanos aportaron una
lengua romance y no el latín. Y esta lengua romance no puede
ser otra que el italiano.
De igual manera, la idea generalmente extendida según la
cual el francés es diferente del latín a causa de las influencias
lingüísticas sucesivas (el galo y el franco) no resiste el análisis.
Si el francés y el rumano son diferentes del latín, no fue debido
a la influencia de los galos y de los Francos, para el caso del
primero, ni bajo la influencia de los dacios y de los invasores
germánicos y eslavos en el caso del segundo, ya que no vemos
por medio de qué milagro, pueblos tan diferentes, habrían
podido realizar exactamente las mismas modificaciones.
Séptima prueba

El francés antiguo es un francés «italianizado»

Si el francés proviniera del latín por el proceso de evolución


ocurrido a través de los siglos, el francés del siglo XI debería ser
intermediario entre el latín y el francés del siglo XXI. Ahora bien, no
es eso lo que encontramos. El francés antiguo difiere muy poco del
francés de hoy.
Si quitamos todas las palabras del francés antiguo que son
diferentes de las del francés moderno y las comparamos al italiano y
al latín, observamos que la regla general es que las palabras del
francés antiguo no se parecen al latín y que son, casi todas,
intermedias entre el francés y el italiano.

El francés antiguo se encuentra entre el francés y el italiano


El cuadro que se presenta a continuación da la traducción en
francés moderno, en italiano y en latín, de palabras del francés
antiguo extraídas de dos novelas antiguas: ENÉAS, de Salverda de
Grave, y LE CONTE DE GRAAL, de Chrétien de Troyes, escritas hacia el
año 1 200. Coloqué la columna de palabras en francés antiguo entre
las columnas de francés moderno y de italiano para mostrar la
continuidad fonética.

Francés moderno Francés antiguo Italiano Latín


AIDE AIUDE AIUTO AUXILIUM
BAIE BAILLE BAIA SINUS
CE/CET CIST QUESTO HIC
COUP COP COLPO ICTUS
COUR CORT CORTE AULA
EPÉE ESPEE SPADA GLADIUS
ÉTRANGER ESTRANGIER STRANIERO EXTERNUS
FEMME FENNE DONNA UXOR
HIVER INVERN INVERNO HIEME
JAMBE GAMBE GAMBA CRUS
JE JO IO EGO
LA SIENNE LA SOUE LA SUA SUUS / EJUS
LE LI IL No existe artículo
definido en latín.
MAÎTRE MESTRE MAESTRO DOMINUS
MANTEAU MANTEL MANTELLO PALLIUM
MARTEAU MARTEL MARTELLO MALLEUS
MASSUE MASSE MAZZA CLAVA
MEME MESME MEDESIMO IDEM
NÉANT NIANT NIENTE NIHIL
PEAU PEL PELLE CUTIS
VÊTIR VESTIR VESTIRE INDUERE VESTEM

El articulo LI aparece claramente como intermedio entre el


francés moderno LE y el italiano IL. El pronombre JO es intermedio
entre JE e IO. La palabra ESPEE es intermedia entre EPEE y SPADA.
Ocurre lo mismo con cada una de las palabras de esta tabla. El
francés antiguo se aproxima fonéticamente al italiano, pero no al
latín.
En el cuadro siguiente, coloqué las palabras del francés antiguo
que son totalmente diferentes de las palabras del francés moderno.
Se parecen al italiano, pero no se parecen en nada al latín.

Francés moderno Francés antiguo Italiano Latín


BEAU-FILS FILATRE FIGLIASTRO GENER
JETER BOUTER BUTTARE JACIO
MAINTENANT ORES ORA NUNC
TROMPER ENGEIGNER INGANNARE DELUDERE

Después de haber descubierto en el primer cuadro que algunas


palabras del francés antiguo eran intermedias entre el italiano y el
francés moderno por efecto de una transformación fonética continua,
hemos descubierto en el cuadro siguiente que existen casos en los
que palabras del francés antiguo son diferentes del francés moderno,
pero semejantes al italiano y no al latín.
Frente a las semejanzas evidentes de numerosas palabras italianas
y francesas, los etimologistas han recurrido con frecuencia al
Renacimiento y a la influencia cultural italiana de esta época. En
este caso, estamos en 1 200, y los contactos entre el reino franco e
Italia son, en este tiempo, extremadamente reducidos.
Más bien, en el segundo cuadro tenemos la prueba de que la
evolución de las lenguas conduce a veces a la desaparición de ciertas
palabras.

La falsa semejanza entre el francés antiguo y el latín


Con frecuencia, los comentaristas de textos antiguos se refieren al
latín para explicar por qué una palabra francesa antigua no se parece
al francés moderno. De esta manera, BEAUCOUP se decía
antiguamente MOULT. Esta palabra, comparada con el latín MULTUS,
que se le parece bastante, es considerada, por tanto, de origen latino.
Ahora bien, yo constato que las palabras del francés antiguo que
se parecen a las palabras latinas también se parecen siempre a las
palabras italianas. No he encontrado un solo caso en el que la
palabra francesa se parezca al latín sin que se parezca igualmente al
italiano.
Le recuerdo, estimado lector, que la similitud entre las palabras
italianas y las palabras latinas puede tener dos causas: o bien las
palabras tienen el mismo origen indoeuropeo, o bien las palabras
italianas han sido tomadas en préstamo del latín.
Además, estas palabras del francés antiguo que se parecen al latín
no nos fueron transmitidas directamente por la lengua latina sino que
surgieron del italiano, del cual guardan la traza. Así, la palabra BON
(bueno) se decía BUEN y se parece más al italiano BUONO que al latín
BONUS; de igual manera, la palabra NÔTRE se decía NOSTRE y se parece
más al italiano NOSTRO que al latín NOSTER.

Francés Francés antiguo Italiano Latín


ANGE ANGELE ANGELO ANGELUS
ANNEAU ANNEL ANELLO ANNULUS
AUTRE ALTRE ALTRO ALTER
BEAUCOUP MOULT MOLTO MULTUS
BON BUEN BUONO BONUS
COLERE IRE IRA IRA
CUISINIER QUEU COCUO COQUUS
DANS EN IN IN
FEMME MULIE MOLIE MULIER
NOBLE NOBIL NOBILE NOBILIS
NOTRE NOSTRE NOSTRO NOSTER
ROYAUME REGNE REGNO REGNUM
SE SI SI SI
TOMBER CADER CADERE CADERE

Pretender que el francés antiguo nos acerca al latín viene de la


pereza intelectual o de la mala fe. No, el francés antiguo no se
encuentra entre el francés moderno y el latín, sino que es
intermedio entre el francés moderno y el italiano.

El supuesto sistema casual del francés antiguo

El sistema casual del francés antiguo se presenta siempre como


un estadio intermedio entre el latín clásico y el francés
contemporáneo y, más aún, como una prueba de la transformación
progresiva del latín en francés.
Sylvie Bazin-Tacchella, profesora de la universidad de Nancy,
retomando la tesis oficial en su libro «Initiation à l’ancien francais»
(Ediciones Hachette, 2001), expone:
«Los sustantivos se declinan en francés antiguo (…) Esta flexión
es una herencia del sistema latino, muy simplificado. Mientras el
latín presentaba seis casos, la lengua medieval no contaba sino con
dos».
Simplificado, en efecto, el sistema casual del francés antiguo,
según la norma oficial, sería el siguiente:
En todos los casos diferentes al nominativo, no hay diferencia
con el francés contemporáneo. Para el caso del sujeto, el nominativo
masculino se distingue colocando una “s” en el singular y ninguna
desinencia en el plural.

Mi comentario:

1. Se necesita mucha buena voluntad para ver un residuo de


declinación latina en esa pequeña “s” que aparece cada cierto
tiempo en los textos escritos en francés antiguo. Estamos
hablando aquí de textos del siglo XIII, es decir, escritos
apenas ocho siglos después del desplome del Imperio
romano, cuando pensamos que el griego guardó todos los
casos, excepto uno, y casi siempre idénticos, durante 25
siglos. El latín nos dejó únicamente una pequeña “s” como
toda herencia de sus abundantes declinaciones. Los que
sostienen la tesis oficial de un origen latino de las lenguas
romances se contentan en verdad con muy pocas cosas.

2. Lo que llaman pomposamente sistema casual se resume de


hecho a esto: las “declinaciones” del francés antiguo son
estrictamente idénticas a las del francés contemporáneo con
una sola diferencia, el nominativo, y bajo la condición de que
sea masculino y que termine en consonante. Pero para
asociarlo al latín, se presenta esta ligera marca del
nominativo masculino bajo la forma de un sistema casual.

3. Para comprender el trasfondo de estas cosas vamos a analizar


la declinación de los artículos definidos en francés antiguo:
Caso sujeto

Masculino Femenino
Singular li la
Plural li les

Caso diferente al sujeto

Masculino Femenino
Singular le la
Plural les les

Quiero recordar que las lenguas romances se separan en


dos grupos en lo que se refiere al plural de los sustantivos: el
grupo de las lenguas habladas en Francia, en España y en
Portugal, y el grupo de las lenguas habladas en Italia y en
Rumania. Las primeras construyen el plural con “s”, las
segundas lo hacen con “i”, lo que me lleva a concluir que las
lenguas romances tienen el mismo origen, el italiano antiguo,
pero que al mismo tiempo podríamos considerar que existían
dos variantes dialectales de este italiano antiguo.
Constatamos que los artículos definidos del francés antiguo
son idénticos a los del francés contemporáneo, con la única
excepción del nominativo masculino.
Parecería que el francés antiguo da testimonio de dos
formas dialectales. Para el nominativo masculino, el francés
antiguo podría haber adoptado la forma “ítalo-rumana”, y en
todos los otros casos, la segunda forma. Tenemos claramente
ante nosotros las dos formas romances conocidas.

4. Autocrítica: Mi proposición funciona para los artículos


definidos pero no nos explica la presencia de una “s” en el
singular del caso sujeto y su ausencia en el plural. ¿Se trata
de un artificio ortográfico de los letrados? En cualquier
hipótesis que se haga, ver en esta pequeña “s”, como es el
caso de la señora Sylvie Bazin-Tacchella y sus colegas
especialistas del francés antiguo, una “herencia” de la
segunda declinación latina, es creer en la obra y gracia del
Espíritu Santo. ¡Solicito a los universitarios de permanecer en
el más estricto marco secular, y sobre todo solicito no
inventar trazas del latín tan tiradas por los cabellos!

5. Por concentrarse en esta pequeña “s”, la señora Sylvie Bazin-


Tacchella ni siquiera percibe que el material sobre el que ella
está trabajando, el francés antiguo, es esencialmente francés
contemporáneo. He ahí una prueba viviente de la estabilidad
de las lenguas. Este francés con ocho siglos de antigüedad
nos ha transmitido su sintaxis, su gramática y 90% de su
vocabulario, a pesar de todos los trastornos inconmensurables
que Francia ha conocido durante estos ocho siglos. En el
plano gramatical, el francés antiguo nos ha transmitido
mucho más que esta pequeña “s” residual que nos habría
transmitido el latín.
¡Qué falta de discernimiento, qué ofuscación en el dogma por
parte de ciertos profesores universitarios! Si la señora Bazin-
Tacchella y sus colegas ven latín en esta “s”, es porque razonan al
revés y parten del postulado de que el francés viene del latín. No,
señora. Diga más bien que usted está haciendo la hipótesis de que
esta “s” sería un residuo del latín, pero no presente esta “s” como
una prueba del origen latino del francés.
En conclusión: lo que se presenta como un sistema casual se
resume a la diferenciación de los masculinos en el nominativo. Y
más aún, la desinencia particular propia de este caso está limitada a
únicamente a los sustantivos y los adjetivos que terminan en
consonante. Los especialistas han creído ver en esta desinencia
particular un residuo del sistema casual del latín. Le dejo a usted
juzgar.
¿De dónde viene nuestra obcecación?
Siete puntos de vista diferentes han permitido demostrar que el
francés no viene del latín. ¿Cómo es posible que tal evidencia no
haya saltado a los ojos de los lingüistas? ¿Cómo es que nos repiten,
generación tras generación, contra toda lógica, que las lenguas
romances vienen del latín? ¿Por qué persiste esta obcecación?

La responsabilidad de los lingüistas


Han pasado los siglos, marcados por el desmantelamiento del
Imperio romano, las invasiones «bárbaras», la inestabilidad
económica y la instauración de un poder religioso. Tantos siglos
durante los cuales, al pasar de la “PAX ROMANA” a los años de
hambruna, de invasiones y de guerras civiles, la producción
literaria casi se extinguió.
La memoria colectiva no había olvidado que los romanos
habían aportado, al colonizar Europa, su organización, su sistema
de derecho, sus conocimientos y su lengua. Era admitido, por tanto,
de manera natural que las lenguas romances provenían también del
latín. No se necesitaba entonces la menor necesidad de un análisis
científico. Más tarde, este prejuicio se transmitió de generación en
generación.
A partir del siglo XIX, los lingüistas cargaron con una
responsabilidad muy importante en el oscurantismo lingüístico
reinante en el ambiente. Algunos, como Louis Hjemsllev, Jean
Perrot y Jozsef Herman, expresaron sus dudas pero nunca
cuestionaron la tesis oficial. Otros, como Antoine Meillet, Alfred
Ernout y André Martinet teorizaron sobre el origen latino del
francés. Utilizando varias ramas de la lingüística, como la
morfología y la fonética, dan un carácter culto a sus escritos, pero
confunden con frecuencia “declaración perentoria” y
“demostración”.

Esquisse d’une histoire de la langue latine, el libro de Antoine


Meillet, es el ejemplo del lirismo universitario totalmente anti-
científico. Extraigo algunas de sus afirmaciones, dentro de las más
significativas:

“El prestigio de la civilización griega no bastó en ninguna


parte para imponer el griego a las poblaciones que habitaban al
interior de sus tierras”. ¿Dónde se ha visto jamás que el prestigio
imponga lengua alguna?

“A la larga, la lengua culta, atacada sin cesar, no puede sino


sucumbir, al menos en el uso oral, aunque la lengua escrita cobre,
cada vez más, el carácter de lengua muerta, y por la misma razón,
actúa cada vez menos en el hablar cotidiano.” ¡Como si la lengua
escrita pudiera tener alguna influencia sobre la lengua hablada!

“El valor absoluto del latín disminuía, su valor relativo no


hacía sino aumentar.” ¡Eso suena muy hueco, pero no es sino
palabrería que no demuestra nada!
”Las innovaciones comunes resultan de la estructura del latín y
del hecho de que un mecanismo delicado y complejo ha sido
manejado por gente nueva de todo tipo”. He ahí la gran
explicación: gente nueva de todo tipo, incapaces de hablar una
lengua aristocrática, son responsables de la transformación del
latín. ¿Y cómo? Meillet nos dice que “por un mecanismo, delicado
y complejo”.
Nos parece oír a los médicos de Molière. Meillet es incapaz de
explicar cualquier cosa, y recurre también, según una de sus
costumbres favoritas, a un giro oscuro que no aporta nada. ¡Y
continúa!

«El deponente es, en una lengua, el tipo de complicación


inútil». ¡Fuera el deponente, es demasiado complicado para el
pueblo de bajo nivel!
«Al eliminar el neutro, el romance se deshizo de una categoría
que ya no tenía significado alguno desde hacía tiempo». He ahí la
explicación de cómo desapareció el género neutro de todas las
lenguas romances. ¡No tenia significado alguno desde hacía
tiempo! Los alemanes y los rusos, cuyas lenguas tienen los tres
géneros (masculino, femenino, neutro) y sus declinaciones (seis
casos en ruso, cuatro casos en alemán) serian, por tanto, menos
rústicos que los pobres descendientes de los romanos que no
supieron guardar la riqueza de la gramática latina.

«El latín vulgar se convirtió en algo que los hombres más


diversos y menos cultivados pudieran manejar, un instrumento
cómodo, bueno de usar para todas las manos.» Usted se acuerda
de esto: «gente de todo tipo».

No, en verdad que nada de eso es serio. En ninguna parte se


encuentra una rigurosa demostración. Toda la obra de Meillet está
hecha de formulas literarias, de encantamientos y de
declamaciones, con las cuales mezcla pseudo análisis gramaticales
de varias lenguas. En ciertos casos, como el “osco” y el “umbrío”,
se basa en lenguas que no se conocen sino de manera imperfecta a
través de algunos textos. Es un fárrago increíble que engaña y que
es demasiado enrevesado para dar pie a una comprobación
rigurosa. Hemos pasado de Littré, el literato puro, a Meillet, el
multilingüe barullero, sin avanzar ni un milímetro en el terreno
científico.
Antoine Meillet sabe, sin embargo, que las lenguas no
evolucionan rápidamente. “La estructura del árabe es aun
semejante a la de las lenguas semíticas de hace tres mil años.”
Como podríamos objetarle que sería curioso que el latín es una
excepción, se deshace del argumento al afirmar: “El turco de hoy
es el turco de hace mil años, el esquematismo rígido de la lengua
lo preservó del cambio.” Si el turco no ha cambiado en mil años se
debe a la rigidez de la lengua. ¡He aquí otra vez una nueva ley
lingüística! Habría, entonces, que distinguir entre las lenguas
rígidas que se conservan, y las otras. Por más que le moleste a
Meillet, todas las lenguas son rígidas.

«El valor duradero de la lengua latina se debe a que ella es la


expresión de un tipo de civilización rica y cuya influencia ha sido
decisiva.» Meillet tiene respuestas para todo, y con todo precisa
que “el latín guardó estabilidad durante unos ochocientos años”
Por tanto, el latín constituye una excepción por partida doble. No
solamente, contrario a lo que ocurre en todas las lenguas, el latín
pudo evolucionar fuertemente, sino que no lo hizo de manera
continua, ya que permaneció estable durante ocho siglos.
¡Maravilloso!

Yo me pregunto cómo esta jerga pudo ser la referencia de la


lingüística francesa durante tantos años. ¿Cómo hemos podido
aceptar esta retórica inconsistente? ¿Cómo es que nadie vio jamás
todas las incoherencias de sus razonamientos?
Hay quizá un respeto impecable de los doctos profesores y una
gran incapacidad para cuestionar el dogma, propios de la
universidad francesa. Para llegar a ser profesor, todo estudiante
debe practicar la religión de sus predecesores, que consiste en la
veneración de los antiguos y la adhesión al dogma. Sin ello, se
expone a no recibir la unción.

El parentesco indoeuropeo
Es inadmisible que los lingüistas se equivoquen sin cesar. En
cambio, es comprensible que se abuse del común de los mortales.
El latín y las lenguas romances, como vimos, salen de un tronco
común: el indoeuropeo. Entonces, existen necesariamente puntos
en común entre el latín y las lenguas romances. Pero parentesco
no quiere decir relación filial directa. El latín y las lenguas
romances tienen varios puntos en común, pero de ellos no se puede
concluir que la primera sea la lengua madre de las segundas.
Antes de entusiasmarnos con las raras (sí, ¡dije raras!)
semejanzas que existen entre el latín y las lenguas romances, hay
que profundizar un poco el análisis. Tales semejanzas entre el latín
y las lenguas romances, cuando hemos podido descubrir algunas,
son las que existen entre dos lenguas que poseen un origen común.
Menciono de nuevo que el alemán y el inglés son dos lenguas que
se parecen entre ellas mucho más de lo que se parecen el latín y el
francés y que, sin embargo, no son sino primos lejanos de la misma
familia.

La coexistencia de dos pueblos


Latinos e italianos cohabitaron durante siglos y aun cuando el
latín no se impuso como lengua vehicular, fue, en tanto que lengua
del poder, la lengua de la administración y del derecho. Además,
lengua de la cultura dominante, el latín fue utilizado para forjar el
vocabulario de todos los dominios científicos, artísticos y
religiosos. La presencia masiva de palabras latinas en el
vocabulario de las lenguas romances, aunque limitado a ciertos
dominios, da al observador poco perceptivo la impresión de una
filiación.
El fenómeno se encuentra bastante extendido por todo el
mundo. Todos los pueblos que estuvieron en contacto o vivieron
bajo la férula de un pueblo dominante absorbieron una parte
importante del vocabulario de éste. El vasco cuenta con una fuerte
proporción de palabras españolas. El inglés cuenta con miles de
palabras de origen francés. El persa ha absorbido mucho del árabe.
¡Y el latín del griego! Imaginamos con facilidad que una
cohabitación de alrededor siete siglos (desde la conquista de Italia
por los romanos hasta el desplome del Imperio romano) haya
dejado numerosas trazas. Más aún cuando, después de este primer
período, las lenguas romances van a conocer, durante algunos
siglos todavía, una aportación continua de palabras latinas, por el
doble canal de la Iglesia y de las universidades. Fueron miles de
palabras latinas relativas a la religión, a las artes y a las
ciencias que, una vez incorporada a las lenguas romances,
refuerzan la impresión de un alto grado de parentesco entre
éstas y el latín. Únicamente un análisis refinado del vocabulario de
base permite revelar una lengua desprovista de aportes latinos.
Si las lenguas romances tomaron prestadas muchas palabras del
latín, no es inverosímil establecer la hipótesis de que el latín haya
hecho lo mismo del romance, aun cuando, por reflejo aristocrático,
la nobleza sentía repugnancia de utilizar palabras romances cuando
hablaban latín. Petronio, en el Satiricón, hace decir a uno de sus
personajes: “Pero los espíritus bien nacidos sienten horror de las
palabras vacías […] En primer lugar, hay que cuidarse de todo
eso que yo llamaría un lenguaje facilón, y escoger sus términos
fuera del vocabulario de la plebe…”
Uno constata la unilateralidad de los intercambios en todos los
países bilingües, no multilingües como Suiza o Bélgica, sino
bilingües por el hecho de la presencia de una lengua colonial.
¿Cuántas palabras pasaron del hindi al inglés en la India? Casi
ninguna. ¿Cuántas palabras pasaron del árabe argelino al francés
hablado en Argelia? Unas pocas. ¿Cuántas palabras uolof (la
lengua mayoritaria del Senegal) pasaron al francés? Se las puede
contar con los dedos de una mano. A la inversa, las lenguas
dominadas tomaron empréstitos masivos de las lenguas
coloniales. En el árabe dialectal marroquí, por ejemplo,
“automóvil” se dice TOMOBIL (y no SAYARA), semana se dice SIMINA
(y no USBUA)

La ausencia de escritos en italiano antiguo


Es verdad: no hay la menor traza escrita en italiano antiguo. ¿Es
acaso ello una prueba de que el “italiano antiguo” no haya podido
existir? ¿No existen hoy en todo el mundo decenas de casos
similares en los que se utiliza una lengua para hablar y otra para
escribir? Ya he mencionado el caso del Magreb y de Quebec.
Menciono de nuevo, para insistir sobre este punto, que la lengua
mayoritariamente hablada en los países magrebíes es el árabe
dialectal: todo lo que se escribe en árabe, se hace en árabe clásico.
Dentro de varios siglos, o milenios, los historiadores o arqueólogos
no encontrarán la menor huella de escritos en árabe dialectal y,
como en este caso la confusión es total al llamar dos lenguas
árabes, designadas ambas de manera simplificada bajo el nombre
común de “árabe”, concluirán quizá que la lengua hablada en el
Magreb era el árabe clásico.
El ejemplo quebequense es igualmente interesante. Los
franceses llegados a Quebec vinieron con dos lenguas: una lengua
hablada, el francés de las regiones del oeste de Francia, de Poitou a
Normandía, que dio origen a una lengua franco-quebequense, y
una lengua escrita, el francés académico, utilizada únicamente para
los documentos, cualesquiera que éstos fuesen. Es por eso que, en
la literatura quebequense, antigua o contemporánea, no se
encuentra una sola palabra, una sola expresión de la lengua hablada
ya que, por convención, todo escrito se hacía en lengua francesa
clásica. Los investigadores no podrán jamás reconstruir la lengua
hablada en Quebec a partir de los escritos a su disposición.
En las Antillas, se necesitaron cuatro siglos para que el criollo
fuese reconocido como lengua y fuese objeto de las primeras
publicaciones. Pero el francés sigue siendo la lengua casi exclusiva
en la escritura.
En China, los ideogramas permiten la comprensión reciproca,
por medio de la escritura, de norte a sur del país, pero lo que se
habla en las diferentes provincias chinas son lenguas diferentes.
Dentro de algunos siglos o milenios, será imposible para los
investigadores, basándose únicamente en los escritos, descubrir
cuál era la situación lingüística de la China en el siglo XXI.
La situación es idéntica en el África negra, en la que, con la
excepción del suajili, las lenguas utilizadas por escrito son las
lenguas que fueron traídas por los colonizadores europeos: inglés,
francés y portugués, mientras que África cuenta con varios
centenares de lenguas autóctonas.
Nuestra tarea hubiese sido más simple si tuviésemos a nuestra
disposición textos escritos en italiano antiguo, o descripciones
precisas de la realidad lingüística de la Italia romana. Pero, ¿qué
escritor indio anglófono se preocupa de precisar en qué lenguas
hablan los héroes de sus novelas? Todos, aparentemente, hablan
inglés. ¿Qué escritor africano francófono aporta alguna vez la
menor precisión acerca de la lengua utilizada por sus personajes de
ficción? Todos, aparentemente, hablan francés.
La presencia de escritos no impide un mínimo de
circunspección. La lengua escrita refleja raras veces la lengua
hablada. Imagine que dentro de veinte siglos saquemos de las
ruinas de nuestras bibliotecas las obras de Rabelais, Racine, Víctor
Hugo, Baudelaire y Céline. ¿En qué conjeturas caerían los analistas
para llegar a desenredar la lengua hablada en Francia desde el siglo
XVI al siglo XX?

El enigma del «osco»


El descubrimiento en todas las regiones que van desde Umbría
hasta Lucánida, a grosso modo en un radio de unos doscientos
kilómetros alrededor de Roma, de inscripciones en los
monumentos y de placas de bronce en la que se utiliza más o
menos la misma lengua, bautizada “osco”, que no tiene nada en
común ni con el latín ni con el “italiano antiguo”, abre la
posibilidad para suponer la existencia de una lengua antigua,
hablada al inicio de la historia de Roma por todos los pueblos
de la mitad sur de Italia.
No sabemos casi nada de esta lengua, ya que los escritos que
nos han llegado son muy fragmentarios y nos impiden definir con
precisión la gramática y el vocabulario. De tan pocos restos a
nuestra disposición simplemente podemos concluir acerca de la
utilización, al escrito, de una lengua particular. ¿Cuál era la
extensión de esta lengua? ¿En qué regiones precisas se hablaba?
¿Cuándo se convirtió en una lengua muerta? No sabemos nada.
Existen algunas alusiones a esta lengua en la literatura latina1.
Pero, los que hablan de ella ¿la escucharon o sólo mencionan
testimonios más antiguos?
Esta lengua tiene la ventaja sobre el italiano antiguo» de haber
dejado trazas escritas y eso arroja un poco mas de confusión en los
espíritus, al punto de que ciertos investigadores piensan que esta
lengua se encontraba muy extendida, y que era incluso
comprendida por el pueblo de Roma en la época de César2.
Mi demostración sobre el origen italiano de las lenguas
romances hace del italiano la lengua de los romanos. Esta lengua
sumergió a todas las otras lenguas de la península italiana y por
tanto, al latín, al osco, al umbrío y al etrusco. El hecho de que
hayamos encontrado inscripciones en lengua osca puede indicar
simplemente la importancia cultural, incluso religiosa, de la lengua
osca antes de que el latín se impusiera como lengua de la cultura,
pero no le confiere el estatus de lengua vehicular de la Italia del sur
de antes de la expansión romana.

1
Tito Livio, Historia romana. Libro 10: “Poco antes de amanecer, envía hombres
que conocen la lengua osca…”
2
Cf. mis comentarios sobre la posición de Pierre de Klossowski en el capitulo
«Primera prueba».
Los extraordinarios y sorprendentes
descubrimientos que se derivan
Les recuerdo mis tres descubrimientos fundamentales:

1. Las lenguas romances no provienen del latín.

2. El latín dejó de ser una lengua hablada desde el siglo primero


antes de Cristo. En esta época los romanos ya hablaban italiano.

3. Toda la etimología oficial de la lengua francesa es falsa.

Y todo esto tiene consecuencias en cadena en numerosos terrenos: la


investigación lingüística, la etimología, la historia, la enseñanza…

Dos bases de la investigación lingüística por reformular

Primero que nada, habrá que cuestionar los dos axiomas


fundamentales de la escuela francesa de lingüística que resumo de
la siguiente forma: en primer lugar, “fuera de los escritos, no hay
nada que buscar”; en segundo lugar, “la gramática comparada debe
tener primacía sobre el estudio comparado de los vocabularios”.

La mayoría de los lingüistas no ha entendido que los escritos no


reflejan necesariamente la lengua hablada, que puede haber una
distorsión enorme entre lengua escrita y lengua hablada, que una lengua
puede estar muerta desde hace siglos y seguir siendo escrita. Frente a un
texto antiguo encontrado en un lugar cualquiera, fechado por métodos
científicos o por una investigación histórica, jamás se puede afirmar
perentoriamente que fue escrito en la lengua hablada por el pueblo que
habitaba ese lugar. Todo lo más que podemos decir es que el texto
encontrado ilustra probablemente la lengua escrita que era utilizada en
ese lugar, en esa fecha.

Tampoco podemos fiarnos con certeza de las indicaciones provistas


por los escritores y los historiadores antiguos. Pensemos en la
imprecisión de los términos que describen en ocasiones lenguas muy
diferentes. Les recuerdo que la palabra “alemán” puede designar tanto
al “alemánico” como al “alto alemán”, que la palabra “árabe” puede
designar el árabe dialectal o el árabe clásico, y que la palabra “chino”
puede designar lenguas tan diferentes como el mandarín y el cantonés.

El segundo pilar de la lingüística francesa es la “gramática


comparada”. El descubrimiento, hace más de un siglo, de fuertes
similitudes entre los sistemas morfológicos de las lenguas indoeuropeas,
en otras palabras, en aras de la claridad, semejanzas sobre en las
conjugaciones y las declinaciones, ha conducido a privilegiar la
gramática comparada y a descuidar la comparación de los vocabularios.
Tal decisión representa una amputación del terreno de la investigación
que priva a los especialistas de auténticas fuentes de riqueza. He
demostrado todo el interés que había en comparar los vocabularios para
revelar lazos de parentesco, con la condición de referirse a los
vocabularios de base, evitando con ello todo riesgo de confusión con los
préstamos de otras lenguas. Hay que decretar en voz alta voz el
interés por el estudio del “vocabulario comparado.”
El latín vulgar o bajo latín es una ficción
Es muy sorprendente que, sobre el concepto comodín de «bajo latín»
o «latín vulgar», utilizado para explicar la transición supuesta del latín
clásico a las lenguas romances, nuestros investigadores sean tan
discretos. Hay que confesar que tienen mucha dificultad para precisar
sus ideas y prefieren permanecer en una imprecisión total, ¡y con razón!

Jozsef Herman, uno de los latinistas más eruditos de fines del siglo
XX, exponía sus dudas en el congreso internacional de lingüística y
filología romances, en Aix-en-Provence, en 1985. “Es necesario
recordar las discusiones interminables en que han caído eminentes
lingüistas en relación al tema de la denominación con la cual conviene
revestir el conjunto de rasgos lingüísticos que anuncian y marcan la
reorientación de la lengua latina hacia las futuras estructuras
romances […], si, para algunos autores, sobre todo en los manuales, se
nos dice que el latín, unitario en sentido amplio, comienza a presentar
diferencias territoriales hacia el siglo IV o el siglo V para separarse en
lenguas distintas hacia el siglo VII, esto reposa mas en un compromiso
de sentido común que sobre hechos de orden verdaderamente
lingüístico.”

Esta declaración es una confesión de impotencia. El gran especialista


que es Jozsef Herman hace referencia a los manuales, y no a los
estudios científicos, es decir, a la tradición escolar y universitaria que
reproduce, desde hace siglos, la idea de que las lenguas romances
provienen del latín. Esta tradición ha adquirido fuerza de ley. Sin
embargo, él precisa que eso no reposa sobre “hechos de orden
verdaderamente lingüístico”, pero “más en un compromiso de sentido
común”. Esta afirmación desorientadora revela que la decisión llevada a
cabo por los lingüistas es de callar la realidad lingüística (los hechos de
orden lingüístico) para ajustarse al dogma. Para ello, preconizan, no que
se fían de la ciencia, sino del “sentido común”, de “la fe” digamos, de
una fe absoluta. La incoherencia de la tesis oficial es tan fuerte que deja
lugar a todas las, por así llamarlas, pruebas, cada una peor
fundamentada que la otra, y de allí la necesidad de un “compromiso”
para poner término a un debate sin fin.

A falta de poder encontrar en no importa qué “manual” una


definición precisa de “bajo latín”, voy a intentar resumir para ustedes lo
que es el bajo latín para los creadores de este concepto: el bajo latín (o
latín vulgar) vendría a ser la lengua hablada por el pueblo romano. Esta
lengua seria derivada del latín. Sería diferente del latín al punto de ser
un estadio intermedio entre el latín clásico y las lenguas romances.

En realidad, el concepto de bajo latín es una ficción pura y


simple, inventada para ocultar la incomprensión total acerca del origen
de las lenguas romances. Confirma la idea de que el pueblo podría
deformar la lengua, la hermosa lengua, la lengua escrita, la lengua de la
aristocracia.

Aquí se enfrentan dos opiniones divergentes. Por un lado, Antoine


Meillet y numerosos hombres de letras de todas las épocas que se
apoyan sobre una pretendida cesura entre el latín clásico y el bajo latín
para afirmar que lengua escrita y lengua hablada puede ser muy
diferentes. Por otro lado, lingüistas y escritores que hacen de lo oral el
principio esencial de la lengua, y de lo escrito un accesorio que se
adapta a lo oral, y no al revés. El análisis científico da la razón a los
segundos.

Antoine Meillet, con el tono profesoral al que es tan afecto, afirma:


«En cierta medida, solamente se conservó el vocabulario de la
aristocracia, y no nos queda casi nada de las palabras populares»1. Ya
había adelantado, en su prefacio del diccionario etimologico de Bloch y
Wartburg, esta idea de que el pueblo no es confiable: “el uso popular
juega con las palabras.” 2 ¡El pueblo! ¡Siempre el pueblo! Es a causa
del pueblo que las lenguas romances no se parezcan al latín porque el
pueblo juega con las palabras y no utiliza las palabras de la aristocracia.
Meillet y consortes se mofan bastante de la lógica científica,
contentándose con darnos la perorata para que sigamos creyendo en el
dogma.

El pensamiento de Antonio Meillet se encuentra en las antípodas de


la otra corriente de pensamiento. Ferdinand de Saussure exponía en su
Cours de linguistique en 1915: “La lengua tiene una tradición oral
independiente de la escritura fijada por otro lado, pero el prestigio de
la forma escrita nos impide verla.” El lingüista Claude Hagège retoma
esta afirmación: “La invención de la escritura […] no cuestionó el
imperio de lo oral” 3. Jean-Jacques Rousseau, el gran filosofo francés
del siglo XVIII, escribía ya en su Essai sur les origines des langues:
“Las lenguas están hechas para ser habladas, la escritura sólo sirve de
complemento a la palabra.”

La incomprensión de Antoine Meillet de la relación entre lengua


escrita y lengua hablada viene de su empecinamiento en ver en el latín
la lengua madre de las lenguas romances. Las lenguas romances no
vienen del latín, y el “bajo latín” fue inventado por aquellos que quieren
crear un eslabón artificial.

Ahora hay que dejar de hablar de “transformación del latín”. El latín


no tuvo, por supuesto, el tiempo de transformarse porque está muerto
desde hace más de 20 siglos. De la misma manera, no se puede hablar
de desaparición de tal parte del vocabulario latino o de tal parte de la
gramática latina. Nada desapareció. El latín permaneció intacto. El
latín no fue transformado ni por el pueblo ni por el paso del tiempo.

La ortografía francesa se encuentra artificialmente latinizada


La ortografía del francés es una verdadera curiosidad. En lugar de
apegarse lo más posible a los sonidos y producir una ortografía más
depurada como la de todas las lenguas romances, los eruditos franceses
se enfrascaron en un sistema de una rara complejidad.

 Para representar el sonido [o], podremos escribir: O, AU, EAU


 Para el sonido [ø]: E, EU, OEU
 Para el sonido [ã]: AN, AM, EM, EN
 Para el sonido [ɛ]: IN, IM, AIN, EIN, UN

1
Introduction à l’étude comparative des langues indo-européennes, Hachette, 1937.
2
PUF, 1932.
3
Cf. Hagège, L’homme de paroles, Fayard, 1985.
La explicación que se nos da es que la ortografía de una palabra
nos informa sobre su origen. Eso sería cierto si los primeros
redactores en lengua francesa no hubiesen tenido la infeliz idea de
latinizar deliberadamente la ortografía.

Tomemos como primer ejemplo la conjugación de los verbos del


primer grupo. Remítase a la tabla comparativa que di en el capítulo
sobre la gramática. ¿Qué observa? En la primera persona del plural del
presente del indicativo aparece una “S” que no se oye. Escribimos NOUS
AIMONS cuando en realidad pronunciamos NOUS AIMON. La “S” que fue
añadida no tiene otra justificación que establecer un paralelo ficticio con
el latín. En la tercera persona del plural aparece una T final que no se
pronuncia: escribimos ILS AIMENT y deberíamos escribir ILS AIMEN,
poniendo en evidencia una terminación en “EN” más cercana de las
terminaciones romances: italiano AMANO, español AMAN. Esta T final es
decididamente una latinización artificial.

En los verbos del segundo grupo encontramos además un “T” final


en la tercera persona del singular. Se escribe IL FINIT pero se escucha IL
FINI. En ninguna de las lenguas romances aparece esta letra en la tercera
persona del singular (cf. los cuadros del capítulo sobre la gramática).

El cuadro siguiente recapitula, para la conjugación del verbo FINIR


en el presente del indicativo, los añadidos ortográficos realizados a
causa de la latinización excesiva:

I L F I N I T
N O U S F I N I S S O N S
I L S F I N I S S E N T

Le propongo ahora que nos deshagamos de la latinización artificial


escondida en la ortografía del francés.

COMPTER (contar): Se pronuncia CONTER. Sin embargo, la N se ha


convertido en M, y se ha intercalado una P. ¿Cuál es el milagro?
Simplemente porque los primeros redactores en francés, orgullosamente
hinchados de latín, estaban convencidos de que la palabra venia del
término latino COMPUTARE, cuando en realidad viene del italiano
CONTARE.
En todas las lenguas romances se dice de la misma manera: español
CONTAR, rumano CONTA. Los “tradicionalistas” nos dirán que estas
palabras romances son todas una contracción del latín COMPUTARE y los
mas deshonestos dirán que encontramos inclusive la huella en la
ortografía francesa.
En realidad, la palabra latina COM-PUTARE quiere decir “examinar
juntos”, mientras que la palabra del italiano antiguo CONTAR es una de
los numerosas derivaciones del radical indoeuropeo CT que dio también
CITER (citar), CONTER (contar), CHANTER (cantar), É-COUTER (escuchar),
RA-CONTER (contar una historia).

COUR (corte real): Tenemos aquí, por el contrario, una palabra que
debería escribirse COURT aunque no se pronuncie la T final (en francés
antiguo encontramos la ortografía COURT). De hecho, COUR viene del
italiano antiguo CORTE (cf. español CORTE, rumano CURTE). La T final se
encuentra por cierto en las palabras COURTISAN (cortesano, miembro de
la corte), CORTÈGE (cortejo, la corte en desplazamiento), COURTOIS
(cortés), ACCORTE (amable, complaciente). Pero si la T final ha
desaparecido es porque se quiso aproximarla de la palabra latina CURIA
(la curia romana). Es cierto que la T final ya no se pronuncia y que, por
una vez, por casualidad, la ortografía esta en concordancia con la
pronunciación.

DOIGT (dedo): Se pronuncia DOI y escribimos DOIGT. ¿Por qué?


La palabra DOIGT nos viene del italiano antiguo. Tratemos de reconstruir
la palabra italiana original a partir de palabras análogas de las diferentes
lenguas romances: italiano DITO, español DEDO, occitano DET. La palabra
italiana antigua era entonces DIT o DET. De allí viene la T final que
encontramos en la palabra DOIGTÉ. Pero, ¡diantre!, ¿de dónde viene la
letra G si no es que se la copió del latín DIGITUS? ¡Habríamos podido
escribir, como mucho, DOIT para ser fieles a la fonética y a la historia de
la palabra!
ET (y): Se pronuncia E y se escribe ET para acercarse al latín ET.
La comparación con las otras lenguas romances nos confirma que la T
es un añadido, sin ninguna otra razón de ser que la de latinizar la
palabra (italiano E / ED, español Y/E, rumano SI).
EXCUSE (excusa): Podemos pronunciar esta palabra de dos
maneras, pronunciando la X como [CS] o bien como [S]. La primera forma
es rara; la segunda se encuentra más extendida. Se hablará entonces de
corrupción del lenguaje. Mi convicción es que el prefijo EX es
propiamente latino y fue escogido por ese motivo. A la inversa, la S
inicial es propiamente italiana. En casi todas las lenguas romances
prevalece la S: italiano SCUZI, rumano SCUZA. Deberíamos escribir
ESCUSE y no EXCUSE.

SIX (seis): Se pronuncia SIS y se escribe como el latín SEX. La


palabra italiana antigua puede reconstruirse a partir de las lenguas
romances: francés SIX, italiano SEI, español SEIS, rumano SASE.
Encontramos la palabra SEIS o SIS, y constatamos que la X final que
aparece en la ortografía de la palabra francesa es un añadido de carácter
latino.

POIDS (peso): Reconstruyamos la palabra italiana antigua:


italiano PESO, español PESO, occitano: PES; la palabra italiana antigua
debería ser PESO, lo que nos permitiría explicar la S final que
encontramos por cierto en el verbo PESER. Pero, ¿cómo explicar la
presencia de la D si no es porque fue introducida por analogía con la
palabra latina PONDUS que se supone debe haber engendrado la palabra
POIDS.

SEPT (siete): Se pronuncia SET y se escribe SEPT (latín SEPTEM).


Ahora bien, esta palabra es SETTE en italiano y SIETE en español. Es
cierto, la P añadida hace pensar en algunas formas indoeuropeas (cf.
griego HEPTA); la misma doble T italiana viene con frecuencia de las
letras PT o BT. Pero en esta ocasión, la presencia de la P se debe a la
voluntad de los antiguos transcriptores de latinizar la ortografía.
He aquí algunos ejemplos que vuelven a poner las cosas en su sitio.
Sí, la ortografía de la palabra DOIGT recuerda al latín DIGITUS; sí, la
ortografía de la palabra SIX recuerda al latín SEX… pero la
pronunciación nunca está en concordancia con la ortografía. DOIGT se
pronuncia DOI, SIX se pronuncia SIS. A la inversa, la pronunciación está
siempre en concordancia con las palabras correspondientes en las otras
lenguas romances.

Decir que la lengua francesa lleva en su ortografía las huellas del


origen latino de su vocabulario es una falsedad: la ortografía
contiene las huellas de una latinización abusiva y deliberada.

El francés es una lengua muy poco germánica y muy poco celta


La idea según la cual la lengua francesa comprende numerosas
palabras de origen germánico y celta reposa sobre el desconocimiento
del origen italiano de las lenguas romances. Los etimologistas
franceses, al descubrir que numerosas palabras no poseían
ostensiblemente origen latino a pesar de todos sus esfuerzos,
establecieron la hipótesis de que habían sido “necesariamente”
aportadas por los invasores germánicos, principalmente los francos, o
que pertenecían a los viejos fundamentos del vocabulario galo. Pero, en
la mayoría de los casos, una filiación directa a partir del italiano explica
mucho mejor el origen de las palabras que un supuesto origen franco o
galo.

En su libro L’aventure des langues en Occident, Henriette Walter da


una lista de las palabras francesas que podrían considerarse de origen
germánico bajo el titulo “Palabras germánicas a granel”.

Pasemos por la criba algunas de estas palabras colocando en paralelo


la traducción en italiano y el supuesto origen germánico tal como se
indica en los principales diccionarios:

Francés Italiano Etimología oficial


BOUÉE BOA Alto alemán BAUKN
BRÈCHE BRECCIA Alto alemán BRECHA
ESPION SPIONE Alto alemán °SPEHA
FOURRAGE FORRAGIO Franco (reconstruido) °FODAR
GUERRE GUERRA Germánico °WERRA
JARDIN GIARDINO Franco (reconstruido) °GART
LUCARNE LUCERNARIO Franco (reconstruido) °LUKINNA
MARCHER MARCIARE Franco (reconstruido) °MARKON

¿Qué constatamos?

—Que las palabras italianas son, en general, muy cercanas a las


palabras francesas. De ello deduzco que sería más lógico, más simple y
mas conforme a las leyes de la naturaleza, que las palabras francesas
provengan del italiano antiguo, y que el italiano haya adoptado palabras
francesas, aportadas éstas por los francos. ¿Por qué vías podrían los
italianos haber adoptado las mismas palabras germánicas y sobre todo
haberlas transformado de la misma manera?
—Cuando las palabras francesas se parecen a palabras germánicas
eso se explica por el hecho de que todas esas palabras tienen el mismo
origen indoeuropeo y que, por lo tanto, no hay nada sorprendente en que
se parezcan a sus primas «germanas».

El vocabulario francés cuenta con muy poco vocabulario


germánico y celta. Es fundamental y casi exclusivamente italiano.

En otras palabras, la lengua del invasor romano, el italiano antiguo,


mermó prácticamente el sustrato galo, y, más tarde, los francos
adoptaron el francés sin dejar su propia impronta en el vocabulario de la
lengua. Cuando los francos se instalaron en Francia en el siglo V,
tomaron el poder pero no impusieron su lengua ni tuvieron influencia en
la lengua francesa porque eran minoría numéricamente hablando, y
también porque ya existía una lengua vehicular en todo el conjunto del
territorio desde hacía cinco siglos.

Fue debido a que consideraban a priori que el francés era una


mezcla de diferentes aportes que nuestros primeros etimologistas
pensaron haber descubierto trazas de las hablas germánica y celta.

Históricamente, existe otro ejemplo en el que la lengua no fue


afectada por los invasores: el franco-normando. Cuando los normandos
se instalan en Normandía en el año 900, llegan con una lengua
germánica en un país de lengua francesa. Muy poco tiempo después,
cuando los normandos invaden Inglaterra (luego de la batalla de
Hastings de 1066) —menos de dos siglos después de haberse instalado
en Normandía— es el habla franco-normanda la que llevan a ese país, el
cual es prácticamente francés. Únicamente la toponimia ha guardado
algunas trazas del pasado propiamente normando (Le Havre, Honfleur,
Barfleur). Los normandos adoptaron la lengua francesa en su totalidad.
No se produjo ninguna mezcla
.
La historia nos da ejemplo, no de mezclas de vocabularios, sino
de integración de un vocabulario nuevo y complementario. El inglés
cuenta con un vocabulario de origen francés de considerable
importancia, transmitido por los normandos, lo mismo que el italiano
antiguo contenía numerosas palabras latinas, y lo mismo que el latín
incorporó numerosas palabras griegas. En cada caso se trata de aportes
ligados a una cultura dominante. El pueblo dominado adopta un
vocabulario más elaborado, que proviene de una civilización más
desarrollada. Los griegos eran más “desarrollados” que los latinos, que
eran a su vez mas desarrollados que los italianos. Los franco-
normandos, dotados de una cultura impregnada de más de mil años de
civilización greco-romana, llevan con ellos un vocabulario original que
no tiene equivalente en el inglés de la época.

Quizá algunos se entristecerán al constatar que el francés no posee


sino ínfimas trazas de las lenguas de sus ancestros galos y germánicos.
Pero hay que rendirse frente a la evidencia: el francés viene casi
exclusivamente del italiano antiguo.

Nuestros primos lejanos: los latinos


No solamente la lengua latina no es la lengua madre de las lenguas
romances, sino más aún: es solamente una parienta lejana. Cuando
tenemos en cuenta la extraordinaria continuidad de las lenguas a través
de los siglos, como lo subrayé en el caso del griego, el árabe, el francés,
el italiano y el latín mismo, todo nos deja pensar que se habrían
necesitado muchos siglos para que el indoeuropeo engendrase dos
lenguas tan diferentes como el latín y el italiano antiguo.

Cuando veo lo poco que ha variado el griego micénico hasta el


griego moderno, a pesar de los treinta y cinco siglos de distancia, yo
estaría inclinado a pensar que el indoeuropeo, la lengua madre del latín
y del italiano antiguo, debió necesitar al menos 20 000 años para
divergir en dos lenguas tan diferentes, para producir sintaxis,
vocabulario y gramáticas tan distintas.

De ello que resulta que el origen de los indoeuropeos debe


retrasarse en la misma cantidad de tiempo, y no apoyo la tesis de
una explosión de la familia indoeuropea unos 6 500 años antes de
Cristo como se admite generalmente. Hay que hacer retroceder la
explosión de las familias indoeuropeas hacia el 20 000 antes de
nuestra era.

Admitir que el latín no es la lengua madre de las lenguas romances


tiene repercusiones considerables sobre nuestro análisis de los
indoeuropeos. Decididamente, el descubrimiento del origen de las
lenguas romances tiene innumerables consecuencias en cadena.

Los franceses y la lengua italiana


Nuestra mirada sobre la lengua italiana cambia completamente luego
de esta demostración. Siempre hemos tenido una cierta simpatía por
esta lengua cantarina, melodiosa, soleada y feliz. Pero descubrimos que
el lazo de parentesco entre el francés y el italiano es más fuerte de lo
que imaginábamos. El italiano y el francés sí son miembros de una
misma familia, pero el italiano es la lengua madre del francés. El
italiano nos dice precisamente cuál es el pasado de nuestra lengua. Nos
habla igualmente de nuestro pasado. Recuerde usted que, en el estudio
del vocabulario, hemos develado numerosas diferencias fundamentales
entre el latín y las lenguas romances que nos revelan una organización
social propia de los italianos, una vida cultural y espiritual distinta de la
de los latinos.

En particular, resalté que el calendario italiano no tenía nada en


común con el calendario latino, que los italianos colocaban a sus
muertos en “tumbas” mientras que los latinos lo hacían en “sepulturas”,
que los latinos tenían cónsules, senadores y pretores, mientras que los
italianos tenían reyes, condes y vasallos; que los latinos llevaban togas y
palios, mientras que los italianos llevaban pantalones, camisas y
mantos.

Debemos mirar al italiano con nuevos ojos, y, por supuesto, es una


lengua que debemos estudiar menos superficialmente de lo que lo
hacemos hoy en día.

¿«Italiano antiguo» o romano?


He bautizado la lengua hablada por los romanos «italiano antiguo»,
por analogía con el griego. En griego se distingue entre el griego
moderno, hablado hoy, y el griego antiguo, hablado en la Antigüedad.
Al hablar de “italiano antiguo”, ilustro la continuidad con el italiano
contemporáneo.

Con seguridad, los romanos llamaban a su propia lengua hablada


como el «romano».

En Rumania la lengua hablada es el ROMÂN. Curioso, ¿no? No olvide


que Rumania se desprendió del Imperio romano en el año 270. Los
habitantes de ese país no utilizan la palabra “latín” para hablar de su
lengua, sino la palabra “romano”. Que se designen a sí mismos como
“romanos” es algo de lo más normal, pero que al hablar de su lengua no
hagan la menor referencia al latín eso sí que es sorprendente.

En Suiza, una de las lenguas romances que se utilizan se llama


«romanche». Como en Rumania, podríamos admitir que un pueblo haya
guardado las huellas de su origen romano, pero ¿por qué su lengua se
llama “romanche” y no “latina”?

Para concluir, el concilio de Tours en 813 hace referencia explícita a


la «lengua romana rustica», que pide que se utilice de preferencia al
latín por ser una lengua comprendida por todos. Ya he señalado el
hecho de que se haya utilizado un singular, y quiero enfatizar aquí una
vez más el hecho de que no se trata de “lengua latina rustica” sino de
“lengua romana rustica”.

Considero que este término de «lengua romana » nos lleva


nuevamente, de manera explícita, a una lengua hablada «por todos», en
toda la extensión del antiguo Imperio romano.

Añada a eso que si las lenguas no se transforman sino muy


lentamente, esta lengua romana no apareció de manera milagrosa en el
año 813. Necesariamente se hablaba desde hacía muchos siglos. La
lengua romana se transformara con los siglos en las diferentes lenguas
romances. La apelación “lenguas latinas” para designar las lenguas
romances es reciente, producto de lingüistas contemporáneos.

La palabra ROMÂN para designar la lengua hablado por los rumanos,


la palabra ROMANCHE para designar la lengua hablado por un pueblo
montañés en Suiza, la expresión “lengua romana rustica” para designar
las lenguas habladas por el pueblo en 813 no son puras coincidencias.
Son las huellas de la denominación de la lengua hablada por los
romanos: el romano.

Se me objetará que los alemanes hablan alemán, que los ingleses


hablan inglés, que los polacos hablan polaco… prueba de que cada
pueblo tiene el mismo nombre para designar su raza y su lengua.

Pues no. Mirando más de cerca, notamos que los argelinos hablan
árabe y no argelino, los austriacos hablan alemán y no austriaco, y los
suizos no hablan suizo. Los romanos no sentían vergüenza de decir que
hablan latín: sabían simplemente que ellos hablaban “romano”, no latín.

De esta reflexión sacamos dos conclusiones:


—en primer lugar, es erróneo hablar de lenguas latinas, como a
veces se oye, en lugar de hablar de lenguas romances;
—en segundo lugar, que tenemos dos posibilidades para designar la
lengua hablada por los romanos: «italiano antiguo» y romano.

La primera da cuenta de la filiación con el italiano contemporáneo,


la segunda es ciertamente la denominación original pero el uso actual de
la palabra «romano» se presta a confusión. Se necesitará tiempo para
que el “italiano antiguo” y el “romano” sean considerados algún día
como sinónimos.
Conclusión
No podemos enseñarle nada a los
demás, solamente podemos ayudarlos
a descubrirlo por ellos mismos.
Galileo Galilei

Estimado lector que has seguido mi demostracion hasta este


punto: has realizado un descubrimiento sorprendente, que los
romanos no hablaban latin sino italiano. Los lingüistas han
olfateado, y con razón, la existencia de una lengua hablada
diferente al latin, pero en lugar de llevar el análisis hasta sus
ultimas conclusiones, han preferido declarar que la lengua hablada
no era sino un latin deformado bautizándolo como “bajo latin” o
“latin vulgar”. No han pensado que, en efecto, no existía ninguna
relación entre lengua hablada y lengua escrita. No han imaginado
que los romanos eran bilingües, que utilizaban el italiano para
hablar y el latin para escribir. No han entendido que el latin fue, en
primer lugar, una lengua viva que después se utilizo solamente
para escribir. Han sacralizado el latin clásico para hacer de él una
lengua aristocratica que el pueblo habría sido incapaz de manejar.

No existe latín clasico, ni bajo latín: no hay sino un solo y único


latín
No hay dos latines, un latín «clásico» utilizado por los eruditos
de un lado, y un “bajo latín” utilizado por la plebe, del otro. Existe
simplemente “el latín”. Cuando la lengua latina se convirtió en
lengua muerta fue reservada para uso escrito. Solo la utilizaban los
letrados, lo mismo que la nobleza romana, apegada a sus orígenes
latinos, se las ingenió para perpetuar su uso. Frente al italiano
antiguo que tenía, al menos, dos formas dialectales, como lo he
demostrado, y que no contaba con una expresión escrita unificada,
el latín, única lengua enseñada en todas las escuelas romanas, era
el medio de comunicación adaptado a un inmenso imperio.
El latín no se transformó en ningun momento, y con razón. Lo
que ocurrió fue exactamente todo lo contrario. El latín se congeló,
3
se petrificó. No sufrió ninguna alteración después de su
fallecimiento, hacia el fin de la era pre-cristiana. Ya nunca más fue
alterado, ni fonética ni semánticamente.
El italiano antiguo conocio otro destino. Se transformó, como
toda lengua viva, pero lentamente, al punto de que por medio de un
singular se la designa, todavía en 813 de nuestra era, como “lengua
romana rustica”. Hasta el hundimiento del Imperio romano, hacia
el 400 D.C., la circulación de bienes y personas era tan intensa que
debió favorecer una homogeneización de este italiano antiguo, aún
cuando —los diferentes sustratos habían dejado ya sus trazas—
sólo fuese en la pronunciación. Luego de la división del Imperio
romano, la fragmentación del territorio provocó una
dialectalización del italiano antiguo, reforzado por la llegada de los
nuevos pueblos. Pareciera, cuando se analiza, que hemos
sobreestimado en demasía los aportes lingüísticos de los invasores.
Lo que con frecuencia se presenta como palabras de origen
germánico, por ejemplo, son con frecuencia palabras del “italiano
antiguo”.
Fue en la Edad Media que se aceleró la diversificación
lingüística en todo el espacio romano, hasta que se impusieron
progresivamente algunas lenguas nacionales ligadas a poderes
fuertes. Pero en Italia, la transformación del italiano antiguo en
cada región continuarà todavía por un largo tiempo debido a una
unificación tardía de la nación italiana, creando un mosaico de
dialectos, aún vivos en nuestros días.

El origen italiano de las lenguas romances aclara todas nuestras


interrogantes
La hipotesis de que la lengua madre de todas las lenguas
romances es el italiano da respuesta a todas nuestras interrogantes.
¿Por qué ciertos lingüistas, que tratan de recostruir el latín
hablado se sorprenden al descubrir una lengua muy diferente del
latin? Porque la lengua que reconstruyen es simple y llanamente el
italiano, y porque buscan en vano el origen latino.
¿Por qué todas las lenguas romances se parecen más al italiano
que al latín? Porque lo que los romanos llevaron por todas partes
fue el italiano.
¿Por qué el latín es tan diferente de las lenguas romances, tanto
en el vocabulario como en la gramatica? Porque las lenguas
romances no vienen del latín.
4
¿Cómo es posible que las lenguas romances, que deberían haber
sido influenciadas por invasores tan disímiles como los francos, los
visigodos, los vándalos, los eslavos, etc. continuaran pareciéndose
tanto? Porque todas ellas fueron siempre una variante del italiano y
porque los invasores, como pueblos primitivos, las modificaron
muy poco.
¿Por qué la literatura latina decae a partir del siglo II D.C.,
cuando el Imperio romano era todavía muy próspero? Porque el
latín ya se había convertido en lengua muerta desde el siglo I A.C.
¿Por qué el teatro latino desaparece en el siglo I A.C.? Porque la
mayoría de los romanos ya no entiende el latin.
¿Por qué la lengua latina parece estática a partir del siglo II
D.C. y por qué no vemos por todas partes otra cosa que pálidas
copias de Virgilio y Cicerón? Porque el latín es una lengua muerta.
¿Por qué, si todas las lenguas antiguas como el griego, el árabe
y el hebreo no parecen evolucionar sino muy lentamente en el
transcurso de largos siglos, el latín sería una excepción y se habría
transformado totalmente en apenas algunos siglos transformando
completamente su vocabulario y su gramática? Porque el latín
nunca se transformó en las lenguas romances.
Pero, además, ¿por qué la lengua griega cobró tanta importancia
en Roma? ¿Por qué se recurría a la mímica? ¿Por qué tantos
autores clásicos protestan contra el abandono del latín? La
respuesta es siempre la misma. La decadencia del latín y el origen
italiano de las lenguas romances da respuesta a todas nuestras
interrogantes pasadas.

Razones objetivas explican nuestros yerros


Puede entenderse que una evidencia como ésta no haya saltado
a la vista. El latín y el italiano antiguo tienen lazos de parentesco.
Ambas lenguas salieron de la familia indoeuropea y tienen, por
tanto, algunos puntos en común. Añadamos a ello que el latin era la
lengua de la erudición. Los romanos, y los diferentes pueblos
romances después, se alimentaron sin limitaciones del vocabulario
latino para enriquecer el suyo. Los préstamos del latin duraron más
de 20 siglos, aportando colores latinos a todo texto literario
contemporáneo.
La última razon objetiva de nuestra obcecacion reside en la
ausencia de textos escritos en ese «italiano antiguo» y la carencia
de referencias explicitas a esta lengua en los textos latinos.
5
Ademas, no era considerado aberrante pensar que los romanos,
y los pueblos colonizados por ellos, hablaban y escribían una sola y
única lengua hasta la caída del Imperio romano, y que las grandes
invasiones no solamente habían desestructurado el Imperio romano
sino que también habían transformado el latin en las diferentes
lenguas romances.

Otras razones subjetivas que nos extraviaron aún más


La creencia en el origen latino de las lenguas romances se
convirti con el tiempo en un dogma. Y, con la fuerza de este
dogma, los letrados impusieron la idea de que la esencia de nuestro
vocabulario provenía del latín. Puse en evidencia los
procedimientos más vulgares, más expeditos y más ingeniosos, de
la etimología oficial. Esta etimología del francés, fabricada de la
manera más irracional, se convirtió en la referencia, y alimenta
hacia atrás el dogma de origen latino del vocabulario de las lenguas
romances.
Para explicar el origen latino de nuestra gramática, la partida
parecia mas dificil. Pero nuestra escasa curiosidad nos ha permitido
creer en el milagro de una transformación total por iniciativa de un
pueblo inculto para el cual el latín era demasiado complicado.
Algunos hombres de gran renombre han aportado su aval, y nos
hemos quedado allí.
Después, los investigadores se aventuraron en otros dominios
con el objetivo de apoyar la tesis oficial. Especialistas en fonética
“demostraron” la continuidad latin-lenguas romances. Otros
encontraron trazas del latin en los textos del juramento de
Estrasburgo. Finalment, otros más se apoyaron en la latinización de
la ortografía del francés para encontrar razones suplementarias para
creer en el origen latino de las lenguas romances.
Amigo lector: reconozcamos que tenemos circunstancias
atenuantes. Todas las escuelas, todas las universidades, todos los
hombres de letras recitan el dogma y lo enseñan de la misma
manera en que lo aprendieron, apoyándose los unos en los otros, y
esto ocurre en toda la Europa romana… ¡y aún así!

Eliminemos para siempre el concepto de «bajo latín»


Frente a una supuesta transformación total de la lengua latina, la
lingüística oficial tiene una respuesta, con todo el aspecto de una
salida escapatoria: el “bajo latín” o “latín vulgar”. Pues bien, yo
6
pido que dejemos de mantener la imprecisión en relación a este
concepto. Pido que se describa con precisión lo que es exactamente
el bajo latín, que se explique cuándo se formó, cuál es su
vocabulario y cuál es su gramática.

Yo pido a los que apoyan la tesis oficial que expliquen:

 La aparición, en todas las lenguas romances, de la misma


sintaxis.
 La desaparición, en todas las lenguas romances, de las
mismas palabras latinas.
 La aparición, en todas las lenguas romances, de las mismas
palabras no latinas.
 La desaparición de todas las declinaciones en todas las
lenguas romances.
 La desaparición del género neutro en todas las lenguas
romances.
 La desaparición de la voz pasiva, de los verbos
deponentes, de los adjetivos verbales, del supino, del
imperativo futuro, del infinitivo futuro… en todas las
lenguas romances.
 La aparición, en todas las lenguas romances, de los
mismos artículos definidos, de los mismos artículos
indefinidos, de los mismos plurales, del mismo futuro, del
mismo presente perfecto, del mismo tratamiento de usted,
de los mismos adverbios.

Esta investigacion conducirá necesariamente al descubrimiento


del «italiano antiguo». Es de una profunda deshonestidad
intelectual el bautizar esta lengua antigua con el nombre de “latín
vulgar”, dejando suponer que la lengua hablada por los romanos
tenía una supuesta relación con el latin, cuando lo cierto es que no
hay ninguna. Formulo la hipótesis de que la desaparición del latin
no se debió a la fantástica expansión del territorio romano el cual,
al englobar nuevos pueblos, habría conducido a hacer del latin una
lengua minoritaria. Con seguridad, es el enorme crecimiento de la
ciudad de Roma, en la cual confluyeron los pueblos vecinos
durante siglos, que hablaban ya italiano, lo que hizo de los
primeros romanos de lengua latina una comunidad superada
numérica y lingüísticamente.

7
Las consecuencias sobre la enseñanza son considerables
Imagine el terremoto que va a provocar en la enseñanza el
descubrimiento del origen italiano de las lenguas romances. Todos
los maestros de francés tendrán que volver a sus fundamentos y,
para comenzar, tendrán que deshacerse de algunas ideas
preconcebidas, fuertemente grabadas, que provienen de nuestros
errores pasados.
En ningun pueblo existe, por un lado, una plebe que habla mal,
y del otro, una élite que “sabe” hablar correctamente. A la larga, es
siempre el pueblo, es decir, la mayoría, el que impone su lengua.
Dante escribió en la lengua del pueblo, con una lengua tan bella
como la que utilizò, lo mismo que Montaigne, Shakespeare,
Lutero, Cervantes…
Las lenguas sólo se modifican muy lentamente. Creer que el
francés o el español van a evolucionar porque los jóvenes se
comunican de manera particular por SMS o porque emplean
algunas expresiones de moda o porque en los suburbios capitalinos
se habla una jerga bastante vivaz, es no ver la realidad de la
situación de nuestras naciones. Lo que vivimos de manera
acelerada en Francia desde hace un siglo es una fantástica
homogeneización de la lengua sobre el conjunto del territorio
gracias a la mezcla de las distintas poblaciones y la influencia de
los medios audiovisuales nacionales. Con el pasar del tiempo, el
campesino de la Francia profunda habla cada vez más de la misma
manera que el gerente que trabaja en Paris, y viceversa. Y la
invasión del inglés en la lengua francesa, denunciada en tantas
ocasiones, ha fracasado.

Hay que reformular radicalmente la historia de la lengua


francesa
La historia de la lengua francesa, tal como se la enseña, es
totalmente falsa. A continuación describo la que habría que enseñar
con toda lógica.
En los tiempos antiguos, la Galia estaba poblada probablemente
por tribus celtas, básicamente, con la excepción de una gran parte
del suroeste de Francia que seguramente era vasca, como podemos
verlo en la palabra “gascogne” que suena “bascogne”, y con la
excepción de la costa mediterránea que estaba sometida a
influencia griega.

8
Luego llegaron los romanos en dos olas sucesivas. La primera
tocó una vasta región denominada Narbonnais, que corresponde
casi con exactitud a las regiones de Provence y Languedoc-
Roussillon, que se convertirá en el crisol de la lengua occitana. La
segunda ola, hacia el 50 A.C., llevó a los romanos a conquistar
toda la Galia. Los soldados y colonos romanos hablaban italiano, y
el italiano se impuso poco a poco en toda la región. Los galos se
romanizaron, adoptaron la lengua italiana, dejándole ciertas
particularidades raras de las cuales las más notables son la
pronunciación de la letra “u”, idéntica en todas las lenguas
romances, contrariamente al francés, y la nasalización de los
digramas AN, EN, IN, ON y UN
En lo que respecta al vocabulario y la gramática, el estudio del
francés antiguo nos muestra que la transformación del italiano en
francés fue progresiva. He puesto en evidencia que el vocabulario
francés antiguo es todavía muy próximo del italiano.
Hemos creído ver en el vocabulario francés importantes aportes
germanicos, calificados de francos o de neerlandeses. Estas
afirmaciones no tienen ningún fundamento y se caen por sí mismas
cuando consideramos la hipótesis de un origen italiano de las
lenguas romances. En verdad, no hay que tener miedo del ridículo
para afirmar, como lo hace la etimología oficial, que los
neerlandeses aportaron a la lengua francesa alrededor de 1 500
palabras. Cuando se les presiona un poco, los etimologistas
oficiales afirman que los neerlandeses eran excelentes marinos, y
que estas nuevas palabras nos llegaron a través de los puertos. ¡Que
se resignen los marinos ingleses, españoles, portugueses e
italianos! Los marinos neerlandeses, ciertamente, eran más
parlanchines que ellos, y su lengua seguramente era tan accesible a
los mercaderes franceses con los cuales comerciaban que éstos
abandonaron de nuevo la lingua franca para meterse con el
neerlandés. No, eso no se tiene en pie. Nuestra lengua no tiene
1 500 palabras de origen neerlandés, sino a lo más un puñado de
ellas.

9
Por más que disgute a los etimologistas oficiales (que solamente
ven dos fuentes como origen de nuestro vocabulario, el latín o los
préstamos a partir de un idioma extranjero), una lengua evoluciona
por un método de una gran simplicidad y de una gran eficacia
(método utilizado incluso por los neerlandeses cuyos puertos no
fueron invadidos por los franceses): la autoproducción. El pueblo
francés es tan creativo, lingüísticamente hablando, como todos los
otros pueblos de nuestro planeta.
He ahi, resumida a grandes rasgos, la historia de nuestra lengua,
en las antipodas de la historia oficial.

Hay que reescribir todos los diccionarios


Es necesario ir hasta las últimas consecuencias del
descubrimiento del origen italiano de las lenguas romances. Hay
que admitir ahora que todas las etimologías, basadas en un origen
latino del vocabulario francés, son falsas, con la excepción,
naturalmente, de aquellas que son préstamos evidentes del latin.
Por tanto, es necesario corregir todos nuestros diccionarios.
Por ejemplo, he mostrado que la palabra TRABAJO no viene
del latin TRIPALIUM. Pero, aún cuando esta etimología sea
groseramente falsa, es conocida por miles de personas, como lo son
casi todas las etimologías de las palabras de uso corriente. La
palabra TRIPALIUM es ahora más que una etimología, es un
código. Más aún, el código se ha convertido en un rito. Toda
persona que pronuncia un discurso o realiza un comentario sobre el
trabajo comienza indefectiblemente por una referencia a la
etimología oficial. “Como todos sabemos, la palabra TRABAJO
viene de una palabra latina que significa instrumento de tortura” o
bien: “Es bien conocido que originalmente el trabajo era una
tortura”.
La etimología oficial funciona bien, no porque sea exacta, sino
porque es parte integrante de una cultura común. El desaprendizaje
será largo después de tantos años de reflejos condicionados.
Tendremos que clasificar nuestros diccionarios Larousse,
Robert y afines en los estantes de nuestras bibliotecas al lado del
muy querido Littré. Ellos serán los testigos de una época, siempre
interesantes de consultar, no obstante, por las definiciones que dan
de las palabras, siempre utiles cuando se busque una cita, pero
totalmente falsos en lo que respecta a la etimología.

10
Reescribir la etimologia de todo el vocabulario de la lengua
francesa sera una tarea inmensa, pero no insuperable. Lo más
difícil será, en primer lugar, que nuestros lingüistas hagan su
revolución copernicana, que admitan que siempre estuvieron
equivocados, y que reconozcan ser los complices involuntarios de
un enorme error científico.

Pero no modifiquemos la ortografia


La ortografia de la lengua francesa es de una rara complejidad
debido a que los primeros escritores decidieron acercar el francés
al latin en lugar de hacer una simple transcripción fonética como
hicieron los otros pueblos romances.
Hubiésemos podido imaginar una ortografia infinitamente mas
simple, lo que habria simplificado enormemente la tarea de los
escolares. ¿Podemos, en razón de esto, considerar la modificación
de la lengua francesa? La respuesta es obvia. Tal reforma tendría
como consecuencia amputarnos cinco siglos de literatura,
convirtiendo las obras del pasado en textos completamente
ilegibles, cuando ya nos cuesta leer a Rabelais y sus predecesores,
únicamente por razones ortográficas.
A fin de cuentas, no hay nada que temer, ya que nos
encontramos en un terreno en el que el conservadurismo es rey.
Pensemos en los apasionados debates que se suscitaron por algunos
intentos menores de reformas marginales de la ortografía. Piense
ahora, entonces, en “deslatinizar” la ortografía del francés: es más
una hipótesis de escuela que una posibilidad realizable algún dia.
A lo más, podremos proveer a los jovenes escolares las
explicaciones de la discordancia entre la pronunciacion y la
escritura. Habrá que explicarles que nuestra ortografía no refleja un
origen latino sino la voluntad de los primeros transcriptores de
agregar letras adicionales a las palabras para acercarlas al latín.

¡Que viva el latín!


¿Tiene todavia futuro la enseñanza del latín, si las lenguas
romances no provienen de esta lengua? Mi demostración sobre el
origen no latino de las lenguas romances no afecta para nada el
papel primordial que la lengua latina jugó en Europa durante más
de 20 siglos. ¿El latín era una lengua muerta? ¿Y qué? Por lo
demas, la expresión «lengua muerta» no me parece apropiada. Yo
prefiero la expresion «lengua escrita». Quiero decir: lengua
11
utilizada solamente para escribir, pero no para hablar. Existen
muchas lenguas en el mundo que poseen ese estatus. El pali es la
lengua de uso religioso de los hinduistas. Ya no se utiliza como
lengua oral pero todos los sacerdotes del hinduismo la utilizan al
escrito. De alguna manera, vive a través de la escritura. El hebreo
tenía el mismo estatus hasta que se convirtió en la lengua oficial
del estado de Israel. Hasta entonces, el hebreo era considerado
como una lengua muerta, pero en realidad todo judío practicante
tenia un conocimiento perfecto de ella, y los eruditos judíos
seguían escribiendo en hebreo. La literatura hebrea siempre ha
estado viva, como lo estaba la literatura latina, aunque el hebreo
fuese lengua muerta.
Si no se habla latín desde hace más de 20 siglos, no por ello
dejó de vivir, ¡y de qué manera tan notable! Su carácter de lengua
“no hablada” le impidió ser el vehículo de transmisión de una
literatura novelesca y teatral, pero prosperó en los terrenos de la
poesía, de la sátira, del derecho, de la historia, de la ciencia y de la
religión. Y por encima de todo, era la lengua escrita de todos los
ciudadanos del Imperio romano, la lengua de comunicación, y por
tanto el vehículo del pensamiento. Fue en latín que se
sedimentarion siglos de una civilización, la nuestra. El latín
moldeó las mentes de los eruditos durante siglos. Eso cuenta
mucho, de todos modos, para que lo consideremos con cierto
respeto.
Un cierto número de utilitaristas quisieran que el estudio de las
lenguas extranjeras se redujera al inglés, persuadidos de que el
conocimiento de algunas palabras de la jerga internacional es la
puerta de acceso universal. Objetaré de paso a los que están
apresurados porque ello sea así que los únicos franceses que hablan
bien inglés son con frecuencia aquellos que tienen un buen
conocimiento de otras lenguas extranjeras. Sería infinitamente más
productivo que nuestros hijos aprendan a hablar una lengua
extranjera, cualquier que esté cerca de ellos, como el italiano, el
español, el alemán, el portugués. El inglés vendrá por añadidura,
sin ninguna dificultad.
Los utilitaristas dicen también que no es necesario conocer el
latin para tener acceso a toda la literatura latina mientras se
consigan buenas traducciones. Destaco que el productivismo
progresa tanto en este mundo que pronto ya no habrá lugar para el
estudio de los textos antiguos. Ahora bien, ¿cómo descubrir
verdaderamente las obras de Virgilio, Lucrecio, Séneca, Plinio y
12
tantos otros si no se enseña el latín, si los maestros no hacen que
sus alumnos cubran todas las etapas de aprendizaje, iniciándolos
paso a paso en las riquezas de nuestra cultura? ¿Cómo estudiar si
no existe un marco adaptado? Leer el texto original, ¿no es la
mejor manera de entrar en él?
El problema de fondo es saber qué escuela queremos.
¿Queremos una escuela de uso estrictamente técnico en la que solo
contaran el aprendizaje del inglés y de las matemáticas, o una
escuela que tiene como misión transmitir la cultura ancestral y
abrir las mentes? La primera crea robots, la segunda educa
hombres. El objetivo de la escuela no debe ser preparar al hombre
para adaptarse a la maquina. Muy al contrario, la escuela debe
continuar siendo el lugar privilegiado de transmisión de la cultura,
es decir, de todos los saberes antiguos, y en este contexto, el latín y
la cultura latina tienen su propio lugar.

¡Continuemos, entonces, enseñando latín!

Llamado a los investigadores


La lingüística es una ciencia nueva. Podemos fechar su
nacimiento a comienzos del siglo XIX con los trabajos de Franz
Bopp, Rasmus Back y Jacob Grimm. La lingüística nos ha
permitido comprender mejor el universo de las lenguas. Hoy en
día, conceptos como el de las familias lingüísticas nos parecen
evidentes, pero no lo eran hace apenas dos siglos. Ellos son el
resultado de años de desarrollo de esta ciencia.
El lenguaje ha apasionado a los hombres de todos los tiempos, y
en los escritos de los hebreos, griegos y romanos encontramos
reflexiones sobre la traducción, intentos de explicar la etimología
de numerosas palabras, y compendios de gramática. Hoy en día, el
método científico sustituye cada vez más a los enfoques puramente
empíricos. Pero no todo el terreno ha sido explorado hasta el día de
hoy, ni mucho menos, y el descubrimiento del origen italiano de
las lenguas romances nos abre perspectivas nuevas, apasionantes e
importantes en el plano científico.
En primer lugar, conviene reconstruir el “italiano antiguo”, su
vocabulario, su gramática, lo que aportará una sólida roca al
edificio indoeuropeo. Esta reconstrucción permitirá distinguir, en
todas las lenguas romances, la parte real que corresponde a los
substratos y los aportes ulteriores, para construir una etimología
13
científica, mucho más rigurosa que la que consiste en salir a pescar
la primera palabra latina o neerlandesa de consonancia idéntica.
Habrá que realizar una investigación sistemática sobre las
formas dialectales del italiano antiguo y buscarlas si no se
encuentras huellas en los dialectos italianos contemporáneos. El
análisis de la lengua rumana ha abierto ya perspectivas en este
terreno luego del descubrimiento de extrañas semejanzas entre el
rumano y una forma dialectal italiana.
Unos cuantos años de investigaciones, orientadas en una
dirección radicalmente nueva, nos permitirán realizar un salto
prodigioso en el conocimiento de las lenguas romances.

14
Llamado a los hombres y mujeres de buena voluntad
Como la resistencia a cualquier cambio, la oposición a esta tesis
será muy fuerte. Los anticopernicanos no habrían prosperado por
tanto tiempo y la Iglesia no se habria opuesto con semejante
obstinación a las proposiciones de Copérnico si la mayoría de la
población hubiese estado convencida de las nuevas tesis. Pero las
masas permanecieron inertes por largas décadas.
Mi tesis se enfrenta de tal manera a la idea generalmente
admitida que se estrella contra un frente de total rechazo. El grupo
de opositores más importante está compuesto de todos aquellos que
tienen un conocimiento superficial del latín y que se contentan con
algunas semejanzas de vocabulario como sostén de sus
convicciones, apoyadas éstas por una parte de los lingüistas que se
encuentran prisioneros de los esquemas de pensamiento inculcados
por sus predecesores, asustados al mismo tiempo por las enormes
posibilidades que descubren.
La resistencia provendrá también de aquellos que machacan sin
cesar que el francés y las lenguas romances vienen del latín y que
corren el riesgo de perder su negocio. La resistencia vendrá,
finalmente y por sobre todo, de las potencias financieras que editan
los diccionarios y que preferirán llevar un combate de retaguardia.
Me dirijo a ustedes, hombres y mujeres de buena voluntad,
a ustedes que no están preformateados, a ustedes que no
confían ciegamente en los especialistas, a ustedes que tienen la
mente abierta, a ustedes que se cuestionan de buena fe, a
ustedes que terminaron admitiendo que la Tierra no era plana
y que el Sol, a pesar de las apariencias, no giraba en torno a la
Tierra.
No acepten nada sin pruebas. Investiguen por ustedes
mismos. Fòrmense su propia opinión.

15
Léxico
Los lingüistas sobresalen en el arte de crear nuevas palabras al
punto de que, en ocasiones, algunos de sus textos están repletos de
una jerga impenetrable. Me he esforzado constantemente en
emplear palabras simples, accesibles a todos. Quedan de todos
modos algunas palabras de características un poco técnicas que
merecen una explicación.

BAJO LATÍN: El «bajo latín», también llamado «latín vulgar», es


la supuesta lengua hablada por los romanos, surgida a partir del
latín clásico y que se considera el origen de las lenguas romances.
Se utiliza el concepto de “bajo latín” para explicar la enorme
diferencia constatada entre el latín clásico y las lenguas romances.
Yo demuestro que el bajo latín es una ficción ya que la lengua que
hablaban los romanos no tenía nada que ver con el latín.

BLOCH Y WARTBURG: El diccionario etimológico de los


señores Bloch y Wartburg, publicado en 1932, con prefacio de
Antoine Meillet, renueva profundamente la obra de Littré. Es la
fuente casi exclusiva de los dos grandes diccionarios franceses, el
Larousse y el Robert. Su metodología no es muy explícita. De
todas formas, se puede ver que ella reposa sobre dos axiomas
fundamentales, ambos extremadamente criticables.
—El francés proviene del latín.
—En el caso de que el origen no sea el latín, las palabras
francesas son préstamos de las lenguas de los países vecinos.

Como los señores Bloch y Wartburg tienen un buen


conocimiento de las lenguas germánicas, ven este origen en
muchas de las palabras francesas. Las dos fuentes germánicas
preponderantes son el franco y el neerlandés. Es decir, o bien esas
palabras fueron aportadas por los francos que hablan una lengua
germánica, o bien provienen de la lengua neerlandesa y fueron
aportadas por los marinos de los Paises Bajos (sic). Es un hecho
bien conocido que los marinos neerlandeses eran mucho más

3
numerosos en los puertos franceses que los marinos españoles,
portugueses, ingleses e italianos.
Es sobre estas bases que los etimologistas franceses afirman, sin
el menor pudor, que la lengua francesa cuenta con la bagatela de
1 500 palabras de origen neerlandés. Pienso que habría que
verificar la historia de Francia y asegurarse de que nuestro país
nunca fue invadido por los neerlandeses en siglos.

DEPONENTE: Los verbos deponentes son verbos que tienen una


forma pasiva y un sentido activo. Es una curiosidad latína1.

ETRUSCO: Cf. «osco».

ETIMOLOGÍA OFICIAL: Cf. «Larousse»

FRANCO: El franco era la lengua germánica hablada por los


francos, invasores de la antigua Galia. No tenemos ninguna traza
escrita de esta lengua. El franco es un recurso frecuente pero
totalmente artificial de los etimologistas que no logran explicar el
origen de alguna palabra a partir del latín. En realidad, no queda
casi ninguna traza lingüística de los invasores francos.

GAFFIOT: El diccionario de latín mas conocido de todos los


estudiantes de latín en Francia. Para cada palabra, el diccionario da
con frecuencia varios textos de escritores latinos en los que aparece
la palabra a traducir, para situarla en su contexto. Aunque data de
antes de 1934, continúa siendo un excelente instrumento de
trabajo.

GERMÁNICO: Las lenguas germanicas forman una familia dde


las mas familias del conjunto «indoeuropeo» (ver mas adelante esta
entrada en este mismo léxico). Entre las lenguas germánicas
tenemos el inglés, el alemán, el neerlandés, el sueco, el noruego y
el danés.

GRAMÁTICA COMPARADA: El descubrimiento a fines del siglo


XIX de la similitud entre las conjugaciones de los verbos de las

1
El griego posee un tipo de verbos similares al deponente latíno (Nota del
traductor).

4
lenguas de Europa, de Irán y de la India, fue una auténtica
revelación. Se concibió entonces la idea de que todas las lenguas
provenían de una lengua original común a todos los pueblos de
Europa, Irán y la India: el indoeuropeo.
Este descubrimiento notable ha tenido un peso muy grande en
la investigación lingüística posterior, hasta nuestros días, ya que
fundó una metodología denominada “gramática comparada” que
preconiza que el único medio para comparar lenguas no puede
reposar sino en la gramática, y excluye la comparación de los
vocabularios.
Sin embargo, la comparación de los vocabularios de manera
sistemática fue desarrollada por los norteamericanos y ofrece
perspectivas de futura muy ricas (véanse las investigaciones de
Greensberg y Ruhlen).

INDOEUROPEO: El indoeuropeo se considera una lengua que se


hablaba hace muchísimo tiempo. Yo la sitúo entre 10 000 y 20 000
años antes de Cristo. Es comúnmente aceptado que esta lengua dio
nacimiento a las lenguas de los pueblos de la India, de Irán y de
Europa. Tuvo un primer resquebrajamiento que dio origen a las
lenguas que, con el tiempo, se convirtieron en las lenguas
modernas. De manera particular, se cree que el indoeuropeo dio
origen al protoeslavo, del cual nacieron todas las lenguas eslavas:
el ruso, el polaco, el búlgaro y el serbio; al protogermánico, del
cual surgieron el alemán, el inglés, el sueco, etc.; al protoindio, que
a su vez engendro el hindi, el panyabí, el guyaratí, etc.

INERCIA LINGÜISTICA: La inercia, en mecánica, es el principio


por el cual un cuerpo en movimiento, que no está sometido a
ninguna fuerza nueva, continúa en la misma trayectoria. La inercia
lingüística es un concepto evidenciado por el eminente lingüista
Ferdinand de Saussure que viene de su propia observación de que
las lenguas no cambian a merced de las circunstancias, sino que no
pueden evolucionar a menos que haya un consenso entre todos los
hablantes de un idioma, lo que explica por qué las lenguas cambian
tan lentamente. Por tanto, las lenguas poseen una inercia fuerte.

INVASION NEERLANDESA: ver BLOCH y WARTBURG.

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ITALIANO ANTIGUO: El «italiano antiguo» era la lengua
hablada por los romanos. Esta lengua se transmitió a todos los
pueblos del Imperio romano y se transformó en las diferentes
lenguas romances. El italiano antiguo tiene una fuerte semejanza
con el italiano moderno.

LENGUA MADRE: Toda lengua proviene una lengua más


antigua, la cual con frecuencia da origen a varias lenguas de una
misma familia lingüística.
El protogermánico es la lengua madre de todas las lenguas
germánicas (cf. más adelante la palabra “reconstruir”); el “italiano
antiguo” es la lengua madre de todas las lenguas romances.

LAROUSSE: Dos grandes diccionarios franceses son las


referencias más importantes: el Larousse y el Robert. Ambos
indican una etimología para cada palabra de la lengua francesa. En
la mayoría de los casos, las etimologías dadas son estrictamente
idénticas en los dos diccionarios por la sencilla razón de que se
refieren a los mismos diccionarios etimologicos anteriores, en
particular al “Bloch yWartburg” (cf. esta entrada). El Larousse y el
Robert jamás se arriesgan a proponer una etimología original. A lo
más, cuando los etimologistas Bloch y Wartburg parecen ser
demasiado confusos, hasta francamente ridículos, el Larousse y el
Robert no dan más que un extracto sumario o, excepcionalmente,
no proponen etimología alguna.
Las etimologias propuestas por estos dos grandes diccionarios
son consideradas como verdades absolutas por parte de los letrados
y el común de los mortales, y a sus ojos, son consideradas como
indiscutibles. Nadie se aventura jamás a cuestionar por más que no
conozcamos nunca las fuentes que llevaron a tales etimologías. Yo
califico las etimologías de Bloch y Wartburg, reproducidas en el
Larousse y el Robert, como oficiales. Tienen carácter oficial, pero
carecen de todo fundamento científico. Yo las cuestiono. Todas
ellas. Ademas, con seguridad son todas falsas, como lo expongo en
el capitulo sobre la etimologia.

LATÍN CLASICO: El «latín clasico» es el latín que no fue


transmitido por los textos. Se le supone opuesto al “bajo latín” o
“latín vulgar”. De hecho, no existe sino un solo tipo de latín. El

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latín, llamado erróneamente “clásico”, era la lengua de los romanos
hasta que fuera desplazado por la lengua italiana.

LATÍN VULGAR: cf. «bajo latín».

LITTRÉ: Diccionario de la lengua francesa, uno de los mas


prestigiosos y muy apreciado de los letrados. De todas maneras, las
etimologías dadas son a la imagen muy poco científica del autor de
este diccionario. Le aconsejo leer en particular la introducción al
diccionario, en la cual explica el paso del latín a las lenguas
romances. Es de antología.

LINGÜÍSTICA: Es el estudio de las lenguas. Esta ciencia,


bastante reciente, se encuentra, como la física, en continua
evolución, profundas divergencias dividen a los lingüistas. La
investigación más notable se lleva a cabo sobre el reagrupamiento
de las lenguas en familias y sobre el origen de estas familias. De
esta manera, los lingüistas descubrieron, en primer lugar, la familia
indoeuropea; luego, más adelante, fueron descubiertas las familias
de las lenguas del Oriente, de Oceanía, África y América.

OSCO: La lengua «osca» fue una lengua hablada en Italia antes


de la dominación romana. En ocasiones, los escritores latínos
hacen referencia a ella. Se han encontrado inscripciones y placas
de bronce en Umbria y Campania, regiones limítrofes del Lacio.
Los pocos textos a la disposición impiden definir con precisión
el parentesco de la lengua osca con las otras lenguas habladas en
Italia antes del dominio de Roma, como el etrusco, el umbrío y el
latín.
Es verosímil pensar que la lengua osca haya sufrido el mismo
destino que el latín. Fue desplazada por el italiano antiguo y debió
mantener un uso sagrado y administrativo porque era una lengua
escrita. Nada permite afirmar que se hablaba osco en los lugares en
los que se han encontrado textos escritos en esa lengua.

RADICAL: El «radical» es una nocion lingüistica que he


introducido de manera breve, pero que desarrollaré ampliamente en
un futuro libro sobre las etimologias.

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Digamos simplemente, a guisa de ejemplo, que las palabras
francesas pâte, paté, potée, pitance, potion, etc. contienen todas las
consonantes P y T. Yo llamo radical a esta “armazon” de las
palabras que pertenecen a un mismo dominio semántico. En este
caso, el radical de las palabras precedentes es PT. No me sorprende
encontrarlas en las palabras anteriores, además de las palabras
francesas POTAGE, POPOTE, PATATE, POTIRON y en las palabras de
todas las lenguas europeas que tienen relación con la comida:
griego PITA, italiano PIZZA, ruso PIT’, etc.
El radical es, esencialmente, un punto de referencia. No explica
por si solo el origen de las palabras.

RECONSTRUIR: Los lingüistas formulan la hipótesis de que las


lenguas de una misma familia tienen un origen común. Por
ejemplo, el alemán, el inglés y el noruego podrían haberse
originado de una lengua llamada “protogermánico”, de la misma
manera que el ruso, el polaco y el serbio se originaron del
protoeslavo.
La proximidad de las lenguas romances es testimonio de su
origen común. Podemos afirmar que las lenguas romances tienen la
misma lengua madre.
Reconstruir el vocabulario de esta lengua madre es tratar de
encontrar, a partir de las lenguas «hijas», la palabra que podría
transformarse lógicamente para dar origen a las diferentes palabras.
Por ejemplo: la palabra FOIE se dice FEGATO en italiano, HIGADO
en español1 y FICAT en rumano. La palabra FIGATO podría
transformarse en las diferentes variantes de arriba, y podríamos
admitir que era la palabra utilizada en el “italiano antiguo”. Hemos
reconstruido la palabra FIGATO.

ROBERT: cf. Larousse.

ROMANCE: Las lenguas romances son el conjunto de lenguas


nacidas a partir del «italiano antiguo», a saber principalmente: el
italiano moderno, el francés, el español, el portugués, el rumano, el
catalán-valenciano, el retorromano y el occitano. Rechazo
totalmente el término de “lenguas latínas” para designar las
lenguas “romances”.
1
Antiguamente, la palabra española era FIGADO.

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Las lenguas romances son muy cercanas entre sí, tanto en el
plano gramatical como el del vocabulario. Todas ellas son muy
diferentes del latín.

SUSTRATO: Toda lengua que ha sido llevada a una región


determinada debería, con toda lógica, contener las huellas más o
menos importantes de la lengua hablada anteriormente: de esta
forma, el francés debería tener trazas de las lenguas galas; el árabe
dialectal del norte de Africa debería contener las de las lenguas
bereberes; el español, las del celtíbero y del vasco. La idea de que
las lenguas romances se transformaron a partir del latín por el
efecto de sustratos no resiste el análisis, ni por el vocabulario ni
por la gramática. Las únicas huellas verdaderas, muy marcadas, se
encuentran en la fonética. Ejemplos: la vocal francesa “u” [y] y la
jota española son propias de cada lengua y muy divergentes del
italiano antiguo reconstituido.

UMBRIO: cf «osco».

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Tabla de contenidos
Prefacio....................................................................................................................... 9

Prólogo ..................................................................................................................... 11

Investigación sobre un dogma más allá de toda sospecha ........................................ 21


Primera prueba: El latín, una lengua muerta desde el siglo I A.C................... 23
Segunda prueba: El vocabulario de base romance no es latino ...................... 29
Tercera prueba: La gramatica romance no "heredó" nada del latín ................ 57
Cuarta prueba: Las lenguas evolucionan muy lentamente .............................. 71
Quinta prueba: Toda la etimología oficial del francés es fantasiosa ............... 85
Sexta prueba: Las lenguas romances son casi idénticas entre sí ..................... 97
Septima prueba: El francés antiguo es un francés "latinizado" ..................... 101

¿De dónde viene nuestra obsecación? .................................................................... 105


La responsabilidad de los lingüistas ................................................................... 107
El parentesco indoeuropeo ................................................................................. 110
La coexistencia de dos pueblos .......................................................................... 110
La ausencia de textos escritos en italiano antiguo .............................................. 112
El enigma del "osco" .......................................................................................... 113

Los extraordinarios y muy sorprendentes descubrimientos que se desprenden ..... 115


Bases de la investigación lingüística por reformular .......................................... 117
El bajo latín es una ficción ................................................................................. 118
La ortografía francesa está artificialmente latinizada ......................................... 121

Conclusión .............................................................................................................. 131

Léxico ..................................................................................................................... 147

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