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  "Al principio, encima de la oscuridad ancestral u Orima (el reino de Èşù), se encontraba una

capa translúcida que consistía el enclave que contenía los cimientos de la Creación. Dentro del
enclave estaba un núcleo de luz con agua y aire, que conformaba la morada y el reino de
Òlódùmárè. En la plenitud de los tiempos, Òlódùmárè ordenó a la luz que brotara y se
expandiera, iluminando así la totalidad  de Orima. Toda la oscuridad del reino de Èşù fue
iluminada y él levantó la cabeza para indagar.

- ¿Quién es este?, preguntó.

Òlódùmárè respondió:

- Yo Soy el que Soy: Òlódùmárè. La oscuridad que nos rodeaba no proporcionaba la base para la
plenitud de la existencia. Por esa razón creé la luz y le ordené que se expandiera, para que la
vida pueda florecer y embellecer.

Èşù le respondió:

- Yo poseía la inmensa mayoría de Orima, sumergido en su tranquila oscuridad, exceptuando la


parte ínfima que usted ocupaba. Acepto que la oscuridad no conduce al desarrollo orgánico de la
vida (esto explica por qué Èşù no tiene capacidades creativas), sin embargo, prometo moverme
libremente bajo la brillantez de la luz.

El Creador accedió y acto seguido continuó con su labor: plantas, animales y divinidades se
multiplicaban, llenando los espacios primitivos. Èşù, aprovechando esa oportunidad única, dijo:

- Cualquier tipo de vegetación que florezca bajo el brillo de la luz, se convertirá en mi terreno de
labor y cualquier ser que se cree en la inmensidad de lo infinito, se convertirá en mi esclavo y
asistente.

Este hecho marcó el comienzo de la competencia entre el bien y el mal, la luz y la oscuridad, lo
diáfano y lo confuso, la verdad y la mentira, la guerra y la paz, la vida y la muerte, así como el
antagonismo Èşù-Òlódùmárè" (de Souza,Adrián: Los Orichas en África,1999).
 

Èşù, Òrìşà mayor del panteón Yorùbá, es una de las deidades más complejas y controvertidas y de
más amplio culto no solo en tierras africanas sino en América y en algunos lugares de Europa y
Asia. En la sabiduría ancestral encontrada en el Corpus Literario de Ifá, reflejada en el odú   Ogbe
Owanrin (Ogbe Wanle, Eyeúnle tonti Ojuani, 8-11), se encuentran numerosos testimonios que
afirman que Èşù es uno infinitamente multiplicado y que esta es una de sus características
primordiales que emplea con eficacia para ejecutar sus estrategias.

La palabra Èşù significa "esfera" y representa la infinitud, el movimiento permanente. Con este
nombre se describe a una convergencia de fuerzas espirituales complejas que conforman las
bases cosmológicas de nuestra Religión. En la cultura tradicional Yorùbá, existe un concepto
- awo - que se refiere a los principios ocultos que explican el Misterio de la Creación y de la
Evolución.  Awo es la comprensión esotérica de las fuerzas invisibles que sostienen la dinámica y
la forma dentro de la Naturaleza. La importancia primordial de este concepto es la comunicación
entre las fuerzas espirituales trascendentales y la conciencia humana. Esta comunicación se cree
que es facilitada a través de la espiritualidad de Êşù. Dentro del complejo mundo de Ifá, Èşù ha
sido descrito como un ser que tiene veintiún aspectos diferentes  o caminos básicos, cada uno con
otras tantas variantes que llegan a conformar hasta doscientos cincuenta y seis aventeres. En
términos sencillos, esto sugiere que la habilidad de Èşù para comunicarse con las Fuerzas
Espirituales, es de una amplia gama con una gran diversidad de características, cada una de las
cuales cumple  con una función específica dentro del marco ritualístico de Ifá. Debido a esta
función, Èşù  es considerado como el Comunicador o el Mensajero Divino.
Êşù es conocido, entre los practicantes occidentales de nuestra Religión, con el nombre
de Ęlệgbá. Es difícil establecer cuándo y por qué ocurrió este cambio de nombres. Sin embargo,
en la Religión, tal y como se practica en África, Ęlệgbá es considerado como el aspecto guerrero
de Èşù.
Ęlệgbá es una derivación del vocablo Ęlệ Agbara, que traducido significa " El Dueño de la Fuerza
Vital". Como aspecto de Èşù, Ęlệgbá es la habilidad para comunicarnos con el Espíritu Divino
cuando estamos abrumados por los obstáculos y la opresión. Dadas las condiciones que existieron
durante la esclavitud, no es difícil imaginarnos por qué Ęlệgbá  se transformó en el foco primario
de interacción entre la conciencia humana y el Espíritu en el proceso religioso que se desarrolló -
y que actualmente se practica - en Occidente. En Cuba y en los Estados Unidos, Èşù (El
Coleccionista de Grandes Multitudes) y Ęlệgbá son diferenciados por el carácter que presentan y
la forma de atenderlos. Èşù representa el aspecto salvaje e indómito de este Òrìşà, cuyo altar
debe mantenerse fuera de la casa y cuya fabricación y alimentación está en manos de los
Babalawos, ya que los mismos deben ser montados o cargados según el Ángel de la Guarda de la
persona, su Orí y su Odú de Ifá (Awofaka e Ikofá), hechos estos que le competen solo y
exclusivamente a los Awoses de Orúnmilà.
Por otra parte, Ęlệgbá es esa parte de Èşù que ha sido apaciguada y razonada por medio de las
acciones éticas de Ọbàtálá, el Jefe de los Òrìşàs, de forma tal que el mismo puede ser adorado y
atendido dentro de las casas sin la amenaza de la devastación. Ęlệgbá se consagra sobre un otá,
atendiendo al camino que le sea indicado a la persona a través de una consulta con el dilogún, y
esto es competencia exclusiva de los Iworos. La acción de Ọbàtálá sobre Ęlệgbá, hace que el
mismo sea capaz de servir a la comunidad en una forma más predecible.

Ęlệgbá es el Òrìşà que ofrece opciones. Es el Òrìşà que se sienta en el umbral de cada decisión y
ofrece las opciones que resolverán nuestro futuro. Es el guardián de las puertas, dueño de las
opciones o caminos. Es esa parte de Dios que representa la escogencia entre las cosas buenas y
las decisiones definitivas e ineludibles.

Estuvo presente en la creación de los universos y garantizó el principio del libre albedrío,
proveyendo dentro de un panorama limitado, la oportunidad para que las personas decidieran su
propio destino. Esto es muy significativo para el pensamiento filosófico Yorùbá, porque ellos le
dan mucha importancia al acto de decidir. Creen que cada decisión hecha es una parte muy
importante que determina y moldea el futuro de cualquier individuo. Esto cuenta para el uso
extensivo y frecuente de la adivinación en sus vidas diarias y la posición central que juega Èşù  en
el proceso adivinatorio. Creen que cada decisión está preñada de consecuencias futuras y que
para cada una de ellas existe un amplio rango de posibilidades venideras. Es Ęlệgba quien ofrece
las opciones y el Hombre quien hace la escogencia. Ęlệgbá no toma la decisión, él solo representa
la idea de posibilidades futuras.
Èşù-Ęlệgbá es el guardián de las encrucijadas, de los umbrales de las casas, del mercado y de las
cunetas de las carreteras. Estos son símbolos de su papel en la Naturaleza y en la Sociedad
debido a que cada una de estas locaciones habla de la decisión de dar a luz lo desconocido.

El ofrece las posibilidades que atraen a las emociones del Hombre y que lo conducen a cometer
errores que le complican la vida y se la hacen más interesante. Ęlệgba es la variedad que
condimenta la vida!!

Es el guardián de la puerta y del umbral del futuro. Ofrece lo bueno del destino y obliga al
Hombre a asumir su tasa de responsabilidad por esa realidad. Es la última posibilidad   y le ofrece
las opciones que lo conllevan a intentar cambiar y refutar las leyes de la Naturaleza, lo cual lo
conduce a enredarse en una trampa con un nuevo conjunto de reglas. Es el mensajero entre Dios,
Òrìşà y la Humanidad. Tiene una vara mágica llamada Ìlàrì, que significa "iluminación de la
conciencia". Esta palabra también describe al bastón que portan los mensajeros u ògùngbe del
Oba (Jefe Regional) y el cual es considerado como el símbolo inviolable de la autoridad.
El Ìlàrì le confiere a Èşù la habilidad de trascender las restricciones físicas de tiempo y espacio.
En la terminología de la ciencia occidental, el Ìlàrì simbolizaría la habilidad de Èşù para funcionar
en la cuarta dimensión. En este sentido, el Ìlàrì representa todas las formas de fenómenos
síquicos que desafían las teorías occidentales sobre causa y efecto. En otras palabras, esto
significa que los mensajes de Èşù son capaces de viajar a grandes distancias en un instante y que
también él es capaz de desaparecer y reaparecer. Esta vara mágica le permite transitar por los
caminos cósmicos de Dios repartiendo mensajes, comunicando entre si al Hombre, Òrìşà y Dios, a
la vez que porta las ofrendas que los hombres le hacen a los Òrìşàs. Ifá enseña que la función de
Èşù en los rituales, es la de hacer conexión con aquellas Fuerzas de la Naturaleza que se
manifiestan abiertamente en el reino de los sentidos.

Es debido a todo esto, que la relación entre Ęlệgbá y Òlódùmárè siempre ha sido estrecha y que
la presencia de Èşù fuera muy necesaria al comienzo del mundo; también su presencia será
necesaria cuando el mundo se acabe. Por eso se dice que el comienzo y el final del mundo están
inscritos en Èşù-Ęlệgbá.

La cosmología de Ifá está basada en la creencia de que la Fuente Primitiva de la Creación es una
forma de Esencia Espiritual llamada "àşę" o "fuerza vital" que es la Esencia misma de Dios. Esta
palabra también es empleada en los rezos y oraciones con el significado de "Así Sea".
Èşù-Ęlệgbá es el guardián del àşę, lo cual significa que es el encargado por Òlódùmárè para
guardar la esencia verdadera de la existencia, la cual está compartida en todo lo creado. Àşę es
habilidad. Es la aptitud para una destreza en particular, es el poder. Ęlệgbá es el responsable de
inspeccionar su asignación y su uso. Al ofrecer opciones, indirectamente tiene sus manos metidas
en la distribución del poder. ¿Cuál destreza y cuánto poder es dejado enteramente al libre
albedrío de la persona? En tal sentido, cada quien escoge su propio destino. Los Yorùbá creen que
las personas escogen su propia cabeza. En el folklore Yorùbá, cuando al principio Òlódùmárè
lanzó las diferentes aptitudes y destrezas y liberó el àşę, los Òrìşàs  se apiñaron y se abalanzaron
para obtener su àşę individual. Mientras, Ęlệgbá controlaba quién lo alcanzaba primero, quién de
último...  Así, Ęlệgbá es el karma o el principio de Justicia Divina.

Es llamado el Tramposo Divino, el niño terrible y travieso, porque permite al hombre tener
muchas opciones, engañándolo y conllevándolo a cometer errores desafortunados mientras se
sienta, como un observador cualquiera, a ver cómo este se confunde al escoger entre el camino
correcto y el erróneo. Debe hacerse notar que Ęlệgbá es responsable por ofrecer caminos que
pueden conducir a la muerte, lo cual es tomado en cuenta por aquellas personas que consideran
que este Òrìşà es maligno. Los misioneros occidentales lo confundieron con el Diablo católico y
así lo llamaron, sin embargo, en la cultura Yorùbá no existe un ser que se asemeje al Diablo
católico o al de cualquier otra Religión. Comparemos:

La Biblia dice que el Diablo fue expulsado del Cielo por querer competir con Dios. Esta no es la
verdad de Èşù porque él reside entre el Cielo y la Tierra, sirviendo como mensajero de Dios para
el Hombre y llevando sus sacrificios desde la Tierra al Cielo. Èşù es el portero del Cielo y,
ciertamente, el Diablo nunca lo fue ni lo será. Èşù no espera que las personas se  mueran para
llevarlas al Infierno. Èşù no fomenta el mal ni es su origen. Estos son atributos del Diablo cristiano
que no existen, como se puntualizó anteriormente, en la cultura tradicional Yorùbá. Muchas
veces Èşù nos fuerza a mirar la fealdad que existe dentro de nosotros mismos para que podamos
ver cómo somos en realidad, para que reconozcamos lo malo que existe en nosotros y hagamos el
cambio que necesitamos para alcanzar Ìwa pệlệ ( el buen comportamiento) y con ello, complacer
a Dios. En su papel de "Tramposo", Èşù puede generar estados alterados de conciencia en los
cuales la auto decepción se produce al confundir la voz de los Òrìşà (ọfọ Òrìşà) con la de los
Ancestros (ọfọ Egun) y a esta condición se le conoce como "Èşù ni ba ko", que no es otra cosa que
la proyección de una fantasía personal impulsada por la acción de Êşù. El asiento corporal de esta
autodecepción está localizado en el punto donde el cráneo se encuentra con la columna, y es en
este sitio donde las emociones generadas por el centro de poder ubicado en el corazón, se unen
con los pensamientos generados por el centro de poder que reside en la cabeza. Todo lo que
bloquee estas emociones o que rehúsen a integrar lo que crean la cabeza y el corazón, originan
una condición que Ifá describe como Èşù ni ba ko. Esta área física es el lugar clave para recibir
las limpiezas corporales cuando una persona no está alineada con su destino. A este sitio también
se le conoce como "La Casa del Tramposo Divino".
Èşù también es llamado "el Travieso" porque le ofrece al hombre opciones que lo conducen a la
destrucción de sus caminos. Sin embargo, la idea que Êşù tiene sobre la travesura es muy
diferente a la que tiene un niño irresponsable cuando la está ejecutando... es algo mucho más
profundo. Implícita en la travesura que realiza Ęlệgbá está la posibilidad del desastre. Sus
travesuras sirven para despertar a la persona y señalarle cuáles fueron las fallas que cometió
durante la realización de una acción particular. Sin embargo, debe recordarse que Ęlệgbá solo
castiga a aquellas personas que no hacen bien las cosas. Es el agente provocador y el hombre del
saco (¡el coco!) de los Òrìşàs. Incita al hombre a pecar contra las deidades, proveyendo a éstas
con sacrificios. Es el recaudador que anticipa y demanda el pago antes de que uno cruce el
camino. Simboliza el juego, la pérdida, la ganancia y la oportunidad. Es la idea del balance
perfecto de la Naturaleza ya que de por si Ęlệgbá es un Òrìşà totalmente equilibrado, lo cual
explica el por qué se dice que puede ser tanto viejo como niño al mismo tiempo. Es un viejo,
porque existe desde antes del principio de los tiempos y es considerado como niño, el más joven
de los Òrìşàs, porque está asociado con el nacimiento infinito de las ideas y porque su edad se
refleja en su desenfreno, capricho y en su conducta impulsiva. Ya sea viejo o niño, muestra
indiferencia hacia los códigos establecidos, gozando de la licencia natural de la inocencia o de la
licencia privilegiada de la vejez. Como niño, es el experimentador que rompe las reglas; como
viejo, el que disfruta de su sabiduría yendo más allá de ellas.

Ęlệgbá asegura el balance absoluto de la naturaleza, y en ese sentido afirma los cimientos para la
comprensión, por parte del hombre, de sus Leyes. Sin embargo, tiende a negar las leyes del
hombre y lo obliga al establecimiento de nuevas. El es capaz de hacer esto porque es la opción
que cambia la relación del Hombre con el mundo, haciendo posible lo imposible. Por ejemplo,
Ęlệgbá le ofrece al hombre la posibilidad de volar y este proyecta un juego de reglas que se
ajustan a esa posibilidad y que se traducen en el desarrollo de un avión.

Debido a su pacto sagrado con Òlódùmàrè, los Yorùbá creen que Ęlệgbá es el primer Òrìşà que
debe ser atendido. También están convencidos que si esto no se hace, impedirá que las ofrendas
alcancen al  o a los Òrìşàs a los cuales están destinadas o confundirá el propósito de dicha
ofrenda. Es atendido primero por que el oferente quiere estar seguro de que el ritual haya sido
llevado a cabo adecuadamente. Se cree que si Ęlệgbá no es alimentado apropiadamente al inicio
de cualquier evento importante, penalizará al oferente poniendo a la fortuna en su contra. De
igual manera, es y debe ser atendido en primer lugar, para que no se transforme en un obstáculo
que impida el desarrollo del evento.

Debido a que Ęlệgbá es el guardián de las encrucijadas y de la capacidad, se le ruega para que
abra las puertas que favorecen la entrada al reino de lo posible.

Es esa parte de la vida que es insaciable. Nunca tiene suficiente y siempre quiere más. Tiene un
apetito voraz que nunca se ve satisfecho, por lo que algunas veces es representado con la boca
abierta o chupándose el dedo.

Como se indicó anteriormente, Ęlệgbá equilibra aquellos aspectos de la existencia que llamamos
realidad. La vida siempre está sometida a un contante contrapunto entre las fuerzas
constructivas y las destructivas. En tal sentido, su papel como Òrìşà patrón de los vagabundos,
mendigos, desarrapados, recoge latas, adictos y locos, es el de equilibrar a estos seres con los
miembros "normales" de la sociedad. Al mismo tiempo nos recuerda que existe una línea muy
delgada entre la existencia "racional" y la "irracional" y refuerza el significado de la escogencia al
determinar quién debe estar en cada lado.

Una leyenda establece que Ęlệgbá es hijo de Ọya y que ella lo abandonó en un basurero,
forzándolo a vivir en las calles. Otra dice que en un vano intento de ser m ás listo que Olófin,
Ęlệgbá dio un traspié y prefirió irse a vivir a las calles. Es en las calles en donde se amplifican la
vida y la muerte, donde chocan los diferentes caminos del hombre, obligándolo a emplear su
pericia para sortear diversos conflictos, productos del devenir diario.

La Humanidad sigue a un impulso positivo que la conduce hacia la vida y a una necesidad innata
de sobrevivir. Ęlệgbá es esa necesidad innata de supervivencia, y simboliza a aquellos personajes
que viven en el borde de esa supervivencia, es decir, a aquellos individuos que confían en su
suerte y en su astucia para asegurar el sustento diario. La rata, animal sagrado para Èşù, es un
fiel representante de estos seres.

De todos los Òrìşà masculinos, Êşù-Ęlệgbà y Ợsányìn, son los dos únicos que no tienen esposas ni
están ligados a compañeras sexuales esporádicas o fijas. Ęlệgbá no ha engendrado hijos y no tiene
la necesidad de hacerlo porque todo lo creado está bajo su control. Es llamado el "portador del
garabato" y en varios sùyeres y esculturas se le representa llevando un garabato en su mano. El
garabato es símbolo de su masculinidad y de la idea que Ęlệgbá es uno de los guerreros más
poderosos. Sus otros emblemas son una peineta, un pito, un palo y pequeñas totumas que emplea
para guardar sus brujerías.
La peineta alude a su sexualidad. En muchas esculturas tradicionales se le muestra con el cabello
largo, trenzado sobre su cabeza y sujetado por una peineta, lo que le da a su cabeza una forma
semejante al glande de un pene. El pito indica su habilidad para comunicarse y también es un
símbolo fálico. Investigadores de la talla de Edwards, Mason y Wescott, señalan que "pitar es un
tabú en los palacios Yorùbá ya que el mismo está asociado al acto sexual. La naturaleza perversa
de Ęlệgbá hace del pitar una actividad natural, y en vista de su desobediencia e indiferencia
hacia la autoridad, el tabú del palacio es felizmente ignorado" (Joan Wescott,"The Sculpture and
Myths of Eshu-Ęlệgbá",1962). El pito también refuerza la idea de su apetito insaciable y de su
masculinidad. Ęlệgbá Lároyé (el Dueño de la Conversación) usa un pito para llamar a otros Ęlệgbá.
Es tabú pitar donde haya un altar para Ęlệgba.
Los colores de este Òrìşà son rojo, negro y blanco. El rojo representa la vida y la sangre; el negro,
la muerte y lo desconocido y el blanco, la claridad. El es capaz de traer tanto la vida como la
muerte dándole a la gente, de esa manera, una visión clara de la realidad. Pero en las tierras
Yorùbá estos no son los únicos colores que se le asocian. Miembros de su sacerdocio también
emplean el amarillo para recordar el estrecho vínculo que el Òrìşà mantiene con Ợrúnmìlà, la
deidad de la adivinación.

El concepto de Ifá conocido como "àyànmợ-ípín", que significa "Destino", está basado en la
creencia de que cada persona escoge su destino individual antes de venir al mundo. Esta
escogencia materializa a todos los componentes que conforman el potencial humano. Dentro del
panorama de cada potencial personal existen unos  parámetros de escogencia que pueden
incrementar o inhibir la expresión total del destino individual. Ifá llama a estas posibilidades "ợna
ípín" que significa "líneas del destino". Cada decisión que se toma en el curso de una vida, afecta
el rango de posibilidades  que existen en el futuro, bien sea limitando o expandiendo las opciones
de crecimiento. Es dentro de este contexto, conocido como "libre albedrío" en la tradición
filosófica occidental, que Èşù juega una función muy importante. Cada momento de la existencia
incluye un amplio rango de posibles acciones, reacciones e interpretaciones. Aquellos momentos
que requieren de acciones decisivas son descritos en las escrituras de Ifá como "ợna 'padę" que
significa "encrucijada de los caminos". Cuando una persona está tratando de alcanzar el buen
carácter (ìwa pệlệ) a través de nuestra disciplina religiosa y alcanza ợna 'padę, se hace necesario
consultarle a Èşù sobre cuál camino traerá bendiciones de los Òrìşà. Ifá enseña que las
bendiciones que nos llegan cuando las escogencias son hechas de esta manera, son consistentes
con nuestro destino.
 

Ya han sido mencionadas las funciones de Êşù como Mensajero, Tramposo y Ejecutor de la
Justicia Divina; sin embargo, la forma como estas funciones se manifiestan depende de los varios
aspectos de Èşù. Estos aspectos usualmente se conocen como "Ợna Èşù" o "Caminos del Mensajero
Divino".
Generalmente Ifá describe veintiún caminos básicos de Èşù; sin embargo, cada Odú de Ifá trae su
propio Êşù, lo cual eleva su número a doscientos cincuenta y seis. En este Trabajo, debido a la
limitación de tiempo y espacio, solo ahondaremos en los veintiún caminos básicos y nombraremos
los restantes:

 
1. Èşù Oro: es el Mensajero Divino del Poder del Mundo. Este aspecto de Èşù está relacionado con
la habilidad de la palabra hablada en la creación de transformaciones espirituales a través del
uso de encantamientos.
2. Èşù Opin: es el Mensajero Divino de los Límites. En nuestra Religión los límites rituales son
marcados para establecer un espacio sagrado. Con frecuencia este espacio es definido por medio
de una estera. En África, también el bosque sagrado denominado Igbodu, es protegido por este
Èşù. Cuando Èşù Opin es ubicado en el sitio sagrado, este tiene como función mantener el área
cargada con àşệ, que Ifá identifica como la fuente primigenia de transformación en el proceso de
la Creación.
3. Èşù Alaketu: es el Mensajero Divino de la Ciudad de Ketu. El prefijo "ala" se refiere a la "luz" o
"Guía Divina". En la mayoría de las casas Èşù Alaketu es asociado con la Òrìşà Ợşùn, el Espíritu del
Agua Dulce, la Sensualidad y la Abundancia. La ciudad de Alaketu está localizada cerca de la
ciudad de Oşogbo, lugar donde está emplazado el principal altar de adoración a la Òrìşà en
Nigeria. El mito asociado con Èşù en la ciudad de Alaketu, está referido al gran poder de Èşù y de
Ợşùn para transformar todo lo que está descompuesto o arruinado. Esto puede ser observado
tanto desde el punto de vista ético y moral como del físico o material. El poder de Èşù Alaketu es
la habilidad para invocar el uso sagrado de la sensualidad para elevar la degeneración moral.
4. Èşù Isęri: es el Mensajero Divino del Rocío de la Mañana. Ifá emplea a las hierbas tanto para
magia como para sanaciones físicas y espirituales. La sabiduría de las hierbas generalmente se
encuentra bajo el control del Òrìşà  Ợsányìn (el Espíritu de la Medicina). El poder de Èşù Isęri se
une al de Ợsányìn para incrementar el de las plantas y para mantener la presencia de la Justicia
Divina en el proceso de reencarnación (atunwa).
      5. Èşù Gogo: es el Mensajero Divino del Pago Total. Es uno de los aspectos de Èşù donde él
funciona como Ejecutor de la Justicia Divina. El pago del que aquí se habla no se limita al dinero
o al intercambio de bienes. Este pago incluye las consecuencias metafísicas de un
comportamiento injusto. Este "pago total" es similar a la idea Budista del Karma. Toda acción
tiene consecuencias que pueden influir, inclusive, en el proceso de reencarnación o atunwa.
La habilidad de Èşù para actuar en la cuarta dimensión, le confiere la destreza para producir el
cambio generado fuera de las dimensiones físicas de tiempo y espacio

6. Èşù Wara: es el Mensajero Divino de las Relaciones Personales. Ifá enseña que cada persona
viene al mundo con un destino específico. Cada destino tiene líneas de intersección e interacción
con el destino de aquellos que hemos contactado a lo largo de nuestras vidas. En la cultura
Yorùbá tradicional se hace fuerte énfasis en el mantenimiento de la estructura de la familia y en
honrar la relación que existe entre los miembros de la misma. Cuando dos personas desean llevar
una relación de larga duración, se consultan con el adivino para que Èşù determine los
parámetros bajo los cuales pueda darse dicha relación. Debido a que el sujeto es el elemento que
prevalece en la mayoría de las relaciones personales, Èşù Wara frecuentemente se asocia con el
poder de la confusión.
7. Èşù Ijęlu: es el Mensajero Divino del Tambor. En nuestros procesos rituales, los tambores
juegan un papel importante a la hora de hacer las invocaciones. La palabra Ijęlu significa
"Alimentador del Tambor". La mayoría de los tambores que se emplean en los ritos de Ifá y de
Òrìşà, han sido santificados a través de procedimientos herméticos y de ofrendas que se les
presentan directamente. Es Èşù Ijęlu quien dirige estos procesos.
8.  Èşù Aiyedę; es el Mensajero Divino que llega a la Tierra. Las Escrituras de Ifá, al hacer
referencia al viaje del Cielo a la Tierra también aluden a los mensajes enviados por el Espíritu a
los humanos. Generalmente estos mensajes no son respuesta a oraciones, sino que proceden del
Espíritu en la forma de visiones místicas y proféticas. Se cree que proveen de una guía que va
más allá del límite de lo que concierne a la conciencia diaria. Este Èşù es el encargado de éste
proceso.
9. Èşù Òdàrà: es el Mensajero Divino de la Transformación. Este aspecto de Èşù  está
íntimamente asociado a Ifá. Todos los iniciados en Ifá en África, reciben un Èşù Òdàrà como parte
del "Tefa", que es la palabra Yorùbá para "iniciación de Ifá". La razón de esto es debido a que los
sacerdotes de Ifá son los guardianes del vasto espectro de los Misterios asociados con el
Crecimiento y la transformación Espiritual. Estos Misterios están preservados en los Odú que se
emplean como basamento de la adivinación. Cuando este proceso se lleva a cabo, Èşù Òdàrà 
debe ser el primer Òrìşà a invocarse. En Ifá y en Òrìşà, los rituales de transformación están
asociados al elemento fuego. Cuando Èşù Òdàrà es propiciado, es un hecho común quemar aceite
de palma para hacer crecer el poder espiritual necesario para invocar al crecimiento espiritual.
10. Èşù Jeki Ebo Da: es el Mensajero Divino que sanciona las ofrendas a la Fuente de la Vida. En
África, muchos altares y casas tienen un lugar que es empleado para el sacrificio de animales que
luego van a ser preparados como alimentos. La gran mayoría de los rituales de Ifá involucran una
comida comunal. Esto requiere que la carne sea preparada de una manera sagrada. Èşù Jeki Ebo
Da está asociado a este proceso. El término "sacrificio de animales" siempre ha sugerido que los
animales son tratados cruelmente y luego desechados. Eso no es lo que ocurre en África. La
comida es preparada de la misma forma en que los Rabinos preparan la comida Kosher.
11. Èşù Agongon Goja: es el Mensajero Divino del Cinturón Ancho. En este contexto, un cinturón
ancho es uno de los Misterios asociados con la ropa que es empleada durante el trabajo
ceremonial. La forma como una persona se viste para un ritual en particular, atrae o repele a
ciertos tipos de Fuerzas Espirituales. Èşú Agongon Goja es el responsable de esto. El blanco es el
color obligante para la mayoría de los ceremoniales. Representa la iluminación y la protección
espiritual ante cualquier evento.
12. Èşù Elekun: es uno de los Mensajeros Divinos asociados a los guerreros y cazadores. La
palabra "Elekun" significa "Leopardo". En la cultura Yorùbá el leopardo es el símbolo de la fuerza,
de la astucia y del coraje. Este Èşù generalmente se asocia a Ògún (el Espíritu del Hierro). Son los
sacerdotes de Ògún los que usualmente guían a los jóvenes a través de los rituales que ocurren en
la pubertad. Entre estos rituales están los de la prueba del valor que los prepara para su futuro
rol como defensores de la familia y la comunidad.
13. Èşù Arowoje: es el Mensajero Divino que viaja a través del Océano. Este Èşù está asociado al
Espíritu del Océano conocido como Olókun. La palabra "arowoje" se refiere a las costas. Es en las
líneas costeras que las Fuerzas Naturales del agua y la tierra se entremezclan. Èşù Arowoje es
quien dirige esta interacción.
14. Èşù Lalu: es el Mensajero Divino de la Danza. En nuestros rituales empleamos la danza como
uno de los métodos para inducir estados alterados de conciencia que conduzcan a una
comunicación directa con el Òrìşà. Este proceso de Comunicación Espiritual involucra la
absorción, por parte del cuerpo, de una energía del ambiente llamada àşę. La danza particular
que realiza cada Òrìşà tiene como finalidad abrir ciertos centros específicos de poder que están
ubicados en el cuerpo y que permiten la total expresión del Òrìşà en el plano. Este Èşù tiene la
tarea de asistir al Òrìşà durante este proceso.
15. Èşù Pakuta Si Ewa: es el Mensajero Divino que crea y destruye la belleza. Ifá enseña que
todas las cosas que vienen al mundo pasan a través de un ciclo de nacimiento, crecimiento,
muerte y renacimiento. Este proceso de transformación incluye la destrucción de aquello que se
considera bello y armonioso. Tal destrucción crea las bases para el renacer de lo que está por
venir. Èşù Pakuta Si Ewa es el encargado de dirigir estos ciclos de creación y destrucción.
16. Èşù Kęwę Lę Dunję: es el Mensajero Divino que se alimenta con dulce. El uso del dulce en los
rituales tiene como finalidad equilibrar lo amargo de las hierbas y de ciertos procedimientos. Los
escritos de Ifá recalcan sobre la necesidad de emplear la dulzura en todos los aspectos de la vida
diaria como fuente de inspiración y de alegría. Darle a Èşù miel y dulces es visto como un método
para invocar la abundancia. Esta abundancia incluye salud, larga vida e hijos.
17. Èşù Ęlệgbára: es el Mensajero Divino del Poder. El poder al cual se hace referencia aquí es al
poder del Guerrero. El poder que se ejerce, a través de la persistencia, en la realización de una
tarea y que no ceja hasta que la misma haya concluido. Este poder es asociado con la protección
personal y comunal. Èşù Ęlệgbára bajó del Cielo acompañando a Ògún, y es quien se encarga de
este proceso.
18. Èşù Emalona: es el Mensajero Divino que nos conduce a dimensiones que jamás habíamos
sospechado que existieran. "Emalona" significa "el quinto camino". Esto es referido al portal de
una dimensión invisible. Es quien controla las medidas extraordinarias que tomamos en
circunstancias especiales.
19. Èşù Laroyę: es el Mensajero Divino de Òşùn (la Diosa del Río) cuando Ella asume del Awo Ìwa
ifękufę (los Misterios de la Sensualidad) y del Awo Letu loju (los Misterios de la Fertilidad). La
palabra "laroyę" puede ser traducida como "cercano a las madres". Es uno de los nombres que se
emplean para invocar a Òşùn.
20. Èşù Ananaki: es el Mensajero Divino del Pasado. Ifá nos enseña que nosotros somos quienes
somos porque estamos parados sobre los hombros de aquellos que nos antecedieron. Progresamos
al recordar los hechos de nuestros ancestros y al recordar las lecciones que fueron traídas a la
Tierra por intervención directa de las Fuerzas Naturales u Òrìşàs. Èşù Ananaki el encargado de
mantener vivos la memoria y el culto hacia los antepasados.
21. Èşù Okoburu: es el Ejecutor Divino. La palabra "okoburu" significa "cachiporra perversa". Esto
no quiere decir que sea el arma empleada por la gente malvada, sino el arma divina empleada
por Olófin  para castigar la injusticia.
 

Los siguientes son diferentes tipos de Èşù que están asociados a diferentes Odú de Ifá. Su
explicación y análisis serán motivo de una investigación a posteriori:

Èşù Abalonke (Agbalonke), Eshu Abainukue (Abanulve), Eshu Abarikoko (Aberikoko), Eshu Aberu,
Eshu Aboni, Eshu Adawa, Eshu Afrá (Afradi, Afroí), Eshu Aganika, Eshu Agbadé, Eshu Agbanile,
Eshu Agbobamaleki, Eshu Agongo Laró, Eshu Agogo (Agoto), Eshu Agomeyo, Eshu Agororò
(Agogorò), Eshu Agroile (Agroi), Eshu Akarajeu, Eshu Akanadrede, Eshu Akere (Aguere), Eshu
Akerebioke (Arerebioke), Eshu Akokolebiye (Akokoleriyu,Akokoriye), Eshu Alagbona (Alagbana,
Alagbawana), Eshu Alaloilu (Alalombe), Eshu Alailua (Lailua), Eshu Alawana, eEshu Alayiki, Eshu
Aletán, Eshu Alimu, Eshu Aloba, Eshu Aloma, Eshu Aluasamá (Eluasamá), Eshu Alufama, Eshu
Añaki Olókun, Eshu Arailele (Araelele), Eshu Araidi, Eshu Arayeyi, Eshu Arinika (Arimika), Eshu
Aroni, Eshu Aropiu (Aropin), Eshu Arudá (Arugda), Eshu Arufìn, Eshu Aselu, Eshu Ashikuelú, Eshu
Ayeru, Eshu Ayé, Eshu Alàlúbanse,

Èşù Barabè (Baragbo, Baradage), Eshu Baragargaluo (Baragadano), Eshu Baraiye, Eshu Baralanube
(Saralanube), Eshu Baralayiki, Eshu Barokeño (Barakeño, Barakinkeño), Eshu Batioye (Batieye,
Batiye), Eshu Belon, Eshu Beleké, Eshu Bí, Eshu Birí, Eshu Biríbi, Eshu Bikuyin, Eshu Bodé (Bogdé),
Eshu Boroku, Eshu Bragada, Eshu Baralona, Èşù Dare, Eshu Dé, Eshu Dikí (Deke),
Èşù Ebelukeño (Abelugueño), Eshu Edugbele, Eshu Ekileyó, Eshu Ekuboro, Eshu Eluasamá, Eshu
Emere, Eshu Esherike, Eshu Ewe,

Èşhù Griyelú (Agriyelú), Eshu Gberú,

Èşù Ibamalá (Imbalá), Eshu Iboribueno (Iborikeño), Eshu Idena, Eshu Igidé, Eshu Iléloyà, Eshu Ina,

Èşù Janada, Eshu Jano,

Èşù Kakesa, Eshu Kaminalawá, Eshu Kawanile Orun (Mawanitele Okun), Eshu Kekunyelede (Yekun
Yeledi), Eshu Keneno (Kekeno), Eshu Koima Koima (Koiña Koiña), Eshu Kolofo, Eshu Kotero,

Èşhù Laboni, Eshu Laluokirioko (Laluokikiokoko), Eshu Lameta (Lamota), Eshu Lamulamubata,
Eshu Laribere (Layibora), Eshu Laroke (Larowe), Eshu Lashé, Eshu Layé, Eshu Lodó (Londelo),
Eshu Lodé, Eshu Lona,

Èşù Male, Eshu Marara (Karara), Eshu Marimaiyé, Eshu Masankío, Eshu Meko (Mako), Eshu
Modubela, Eshu Morilayé (Merinlayé),

Èşù Na, Eshu Nanke, Eshu Ni Bakuó, Eshu Nikiniki (Miwi Miwi),

Èşù Obakokero ((Obakekero), Eshu Obaniwana (Obanijuana), Eshu Obara Kaketu (Abara Lakentu),
Eshu Obasín Layé (Abasinlayé) Eshu Obayila (Abatila), Eshu Odemasa (Odemora), Eshu Ofún
Meyiyi, Eshu Ogunilobe (Ogunnilewo), Eshu Ojuani Lelé Alaroye, Eshu Okán, Eshu Okokoyebiye
(Akokoyebiye,Akokoribiya), Eshu Okuanda (Okuando, Okuande), Eshu Olanki, Eshu Onibarakeña
(Onibara Kena), Eshu Oniburu (Onibure), Eshu Oni Oshosi, Eshu Onini Burukú, Eshu Oroigi (Oroiki),
Eshu Osiká, Eshu Osukakugbo (Osakakungmo), Eshu Owo, Eshu Onibodé,

Èşù Shiguidí (Shiguidé), Eshu Sibonokú, Eshu Sokere, Eshu Soko Yoki, Eshu Suayú (Suayó),

Èşù Tolá Bí,

Èşù Unyolo (Ungolo),

Èşù Walonke (Awalonke), Eshu Wonke,

Èşù Yangi, Eshu Yelú.

                  (Anónimo: Oríkì Èşù en Los Orichas en África. Adrián de Souza, 1999.)


 

Después de Òlórùn,la Deidad Suprema del Panteón Yoruba, Èşù (Eshu) es el único al que se le ha
otorgado un reconocimiento general, ocupando el lugar más importante en el Culto hacia los
Orishas.
En algunos pueblos del occidente africano, (Nigeria, Benin, Togo, etcétera) su adoración nace
principalmente del miedo, mientras que en otros, la misma es generada  por los sentimientos de
admiración hacia su gran fuerza y poder. Sin embargo, a pesar de que este culto está tan
extendido, el carácter de la deidad no está bien comprendido y presenta dificultades en su
descripción. La primera concierne al significado del nombre genérico así como el de los nombres
específicos, cuyas interpretaciones no tienen fundamento histórico ni lingüístico; y la segunda,
radica en la naturaleza de su carácter ya que a Eshu se le atribuyen de la misma forma   buenas y
malas cualidades, considerándosele tanto una deidad benefactora como malévola. Esta dualidad
se nota marcadamente en el Culto a Osiris, base fundamental de la antigua Religión Egipcia, de
donde se cree procede toda adoración presente en el pueblo Yorúbà. Autores como J. Olumide
Lucas (La Religión de los Yorùbá, 1948), señalan que Eshu y Set son la misma deidad ya que
ambos - cada uno en su contexto- presentan las mismas características y llevan a cabo las mismas
acciones, además de estar representados a través de una piedra laterita de forma fálica.
La tradición señala que Eshu tuvo su hogar primitivo en Ketu, ciudad de la República de Benin.
Otros plantean que su primera morada fue en Ofa, Nigeria y los más que fue en el pueblo de Owu
(Olowu) donde esta deidad se manifestó por vez primera, tanto que hasta hoy, Eshu es un Orisha
importante a quien cuidan y veneran y por quien hacen ofrendas anuales. Cualquier cosa que
Eshu quiera recibir, le es dada sin demora, puesto que él fue quien hizo que ese pueblo fuera rico
para siempre. Otras ciudades que están intrínsecamente ligadas a la adoración de Eshu son Awori-
Egbado, Ibadan, Iworo, Ife y Egba, reconociéndose a la población de Iworo como el lugar más
importante en la veneración al Orisha, pero fue destruida en 1863 durante una guerra civil, lo
cual hizo que el culto declinara enormemente en esa área.

Antiguamente, en tierras africanas, se adoraba y sacrificaba a una imagen de Eshu situada en la


entrada de los pueblos. Hoy día, en el poblado de Ila Orangun, Nigeria, puede verse un hueco
hecho en la base derecha de una pared de barro delantera que circunda al pueblo, donde estuvo
colocado un pedazo de roca laterita roja (yangi) que era cubierto con aceite de corojo, harina de
ñame, nuez de kolá, y cauríes. Este Eshu era llamado Èşùọna (Eshu de los caminos), el cual
actualmente, lo poseen todos los jefes de familia de ese pueblo. Los Yor ùbá señalan que a Eshu
ni se le huye, ni se le espera, y que al hacer algún sacrificio, debe reservársele la porción que le
pertenece. Ellos fueron los primeros en adorar a Eshu como uno de sus orishas primordiales o
como una de sus deidades principales, y exportaron a otras tierras su culto y sus funciones. En
ellas adquirió otros nombres y otras valoraciones. En la costa sur nigeriana se le llamó Elegbara,
Edshu y Edju, multiplicándosele sus actividades. Entre los Fon de Dahomey, actual Benin, Eshu es
llamado Legba. Este Orisha entró a Dahomey a través de las razzias de capturas de esclavos
perpetradas por los dahomeyanos contra el pueblo Yorùbá durante el S. XVIII. La adoración hacia
Èşù/Lęgbà continúa hoy día tanto en Nigeria como en Benin.
La base fundamental de la materialización de Eshu es el yangi o arcilla roja, la cual debe estar
presente siempre que se confeccione uno. En tierras americanas este elemento ha sido sustituido
por el cemento, llegándose inclusive a representarlo industrialmente. La única presencia del
barro se encuentra en el receptáculo o plato que lo contiene.

En Nigeria, principalmente en tierras Yorùbá, Eshu es representado a través de pilares de arcilla


roja endurecida o de rocas con formas similares, en las cuales se enfatiza su relación fálica. Estos
pilares son decorados con trozos de vidrio que les son insertados en la base y se le fijan cauríes.
Estos Eshu están protegidos con paredes y techos, a través de los cuales puede verse el interior
de forma tal que todo transeúnte que cruce frente a él, deba saludarlo y hacerle alguna ofrenda
para evitar su ira. También hay altares de Eshu en el interior de las casas y de las residencias de
la realeza, donde es representado en su forma más elemental, con una calabaza pintada con tres
círculos concéntricos negros, colocada sobre un plato de barro cocido, detrás de la que cuelgan
telas de colores y sartas de cauríes.

De Souza, señala que “en el palacio real de Ilá Orangun, Eshu es representado en proporciones
mayores, confeccionado con cemento pintado con líneas verticales rojas y con una corona de
piedra roja. El  Orisha está situado en el último patio, no lejos de la sala de recepciones, donde
posee su propio sacerdocio” (Los Orichas en Africa ,1999).
De él se dice que controla las relaciones de compraventa en los mercados y como tal es
representado a través de la talla de un hombre a caballo que sostiene una espada en la mano
derecha. En Benin, tal imagen está elaborada con madera del árbol de Kola.

Algunos Eshu son representados con dos caras, otros están cementados a la cazuela de barro,
otros son elaborados en madera y otros de caracol, pero todos llevan una piedra y algo de arcilla
roja en su preparación.

Su gran festival se celebra a finales de diciembre y principios de enero y dura diecisiete días; el
primer día, como parte del ritual correspondiente, su imagen se pinta de negro y se le coloca un
sombrero tricolor. Desde ese y hasta el quinto día, se le hacen ofrendas y sacrificios, regalos,
ñames enteros, polvos de tabaco (rapé), chivitos negros, gallinas, pollos, nueces de kolá, harina
de ñame, ekó, acarà, cauríes, etcétera. Al sexto día es llevado al mercado donde las
sacerdotisas, con gran júbilo y algarabía,  cantan alabanzas en su honor y lo llaman esposo. Todos
los días se le sacrifica y  agasaja hasta llegar al día diecisiete en que culminan dichas
festividades.

En el sacerdocio de Eshu participan tanto hombre como mujeres y su sacerdote mayor es


llamadoEni Ojja. Las sacerdotisas poseen rangos jerárquicos que se corresponden con las
funciones del Orisha y presiden las actividades del festival uno que otro día. A la sacerdotisa
principal se le llama Elemoso. La misma preside las actividades del quinto día del festival y lo
abre con la siguiente oración:
“Eshu, te honro por tu poder.

 Eshu, eres quien construye los caminos.

 Ven hacia mí y mi familia con bondad.

 Te haremos sacrificio.

 Eshu, eres el otorgador presente,

 hazme rica y madre de muchos hijos.

 Ven a mí bajo hermosa apariencia,

 oh Tú, hijo de los cauríes..”           (Adrián de Souza, op.cit)

 
Hay otra sacerdotisa que es la que guarda la entrada al altar de Eshu y se le
llama Odurogbona(Guardiera de la entrada), su papel en el Festival está sobreentendido. A la
segunda sacerdotisa se le llama Elebí y a la tercera, Arugba o Alugba, ambas otorgan el Igba
Eshu al mercado y la Arugba permanece de pie junto a la imagen, mientras se le canta y se le
baila al son de los tambores batá. Esos días, Eshu, como dueño del mercado, beneficia con
muchas ventas a aquellos que no lo han hecho o se han negado a hacerlo. Dice un verso del Odú
Baba Eyiogbe (8-8), que: “En ocasiones Eshu le ha dicho a Orúnmila: Mi amigo es quien me
respeta y me alimenta, mientras que mi enemigo es aquel que me menosprecia y me mata de
hambre. Yo no poseo ni finca, ni comercio: mi finca es el universo entero y mi mercancía, las
criaturas de Olòdúmàré.”
Cuando los Orishas fueron contrabandeados al Nuevo Mundo en los barcos esclavistas, cambiaron
su carácter en la medida en que las situaciones concretas de sus seguidores fueron cambiando.
Mezclados, arrancados de sus estructuras tradicionales, rodeados por el Cristianismo y el látigo,
los africanos de esta nueva tierra tuvieron diferentes necesidades espirituales. Surgió entonces
una nueva manera de ver las cosas y emergió el sincretismo, donde los Santos católicos y los
Orishas se mezclaron entre ellos y la sabiduría de África Occidental pervivió disfrazada en las
canciones, tambores y celebraciones.

Un estimado de 11.3 millones de esclavos fueron traídos desde África hasta el Nuevo Mundo entre
los años de 1540 y 1880. De ellos, aproximadamente 4 millones llegaron a Brasil, 2.5 millones a
Cuba, 4.1 millones a todas las Indias Occidentales y entre 400.000 a 600.000 a Norte América, y
esto sin tomar en cuenta el número adicional de muertos que se sucedieron durante el viaje o
“Travesía del Medio”, a través del Atlántico. Los Yorúbà  y los Fon fueron los pueblos africanos
que más esclavos aportaron a América y, debido a esto, sus tradiciones religiosas nutrieron la
cultura que se estaba estableciendo en ese entonces, tanto en el Caribe como en Norte y Sur
América. Fue a través de ellos que Eshu llegó a nosotros y fue debido a ellos que Eshu
permaneció y creció entre nosotros.

Eshu sufrió muchos cambios y mientras diferentes grupos geográficos de descendientes de


africanos tomaron direcciones opuestas, le aparecieron nuevas facetas que acentuaron su
peculiar y multivalente forma de ser. Así, en Brasil Èşù toma el nombre de Exu y obtiene una
contraparte femenina llamada Pomba-Gira. Aquí, Eshu presenta un carácter malévolo, aunque el
mismo esté basado en las tradiciones Yorúbà, y se conceptualice a través de tres prácticas:
Candomblé, Umbanda y Quimbanda.

En el Candomblé, Eshu recibe el mismo tratamiento que le da el Yorúbà y el Santero. Es Exu, el


mensajero de los Dioses. Aquí, Exu es un Orisha traído por los nigerianos. En Umbanda y en
Quimbanda, los Exus y Exuas son espíritus de los muertos. El Exu de Quimbanda tiene algunas
similitudes con el del Candomblé en la forma en como se le adora y venera y en los colores a los
que se le asocia, pero es una entidad totalmente diferente que se origina entre la gente de
Angola y no entre los Yorúbà. Mientras que el Exu del Candomble es un Orisha, el de Umbanda es
el Jefe o Señor de los Espíritus y, a diferencia del primero, este Exu puede ser “comprado” o
“controlado” por el practicante de la Quimbanda y enviado a que realice una serie de “trabajos”
mientras que al del Candomblé solo se le pueden hacer peticiones. El Exu de Quimbanda es
un Nkuru, un espíritu del los bosques, mientras que el Exu del Candomble es un espíritu
elemental universal, el espíritu de las encrucijadas y el mensajero divino. Este último puede ser
consagrado en la cabeza de los creyentes. Las similitudes radican en que ambos responden al
negro y al rojo, ambos pueden ser alimentados en cualquier lugar y ambos son tremendos
tramposos. Más allá de eso no existe similitud alguna. Convertido en un ser de oscuridad, Exu
regula el intercurso sexual y debe ser atendido antes que a cualquier otra divinidad porque si no
se vuelve irascible y destructor. Aquí, Eshu enfatiza los valores de las trampas y las venganzas, lo
que lo transforma en el orisha ideal de los esclavos, que lo imaginaron como el arma perfecta
para vengarse de los blancos que los habían vejado y sometidos. Bajo estas condiciones, se
acentuaron los aspectos más malignos de Eshu y se multiplicaron otros para cubrir así un amplio
rango de actos mágicos un tanto repugnantes. En Umbanda, revisión urbana y ecléctica del
Candomblé, que se apoya fuertemente en el espiritismo del S. XIX, Eshu simplemente se
convierte en el Diablo. Los Exus mejor conocidos de la tradición brasileña, son:
Exu Tranca Rúa, Exu Tranca Rúa das Almas, Exu Sete Encruzilhadas, Exu Sete Capas, Exu Tiriri,
Exu Veludo, Exu de Marabos, Exu Ze Pelintra y Exu Miri.

En Haití, donde los Orishas son conocidos como Loas y la creencia se conoce


como voodoo (vudú), Eshu sufre cambios drásticos y se convierte en Legba, nombre con el que se
le conoce en Benin. Todavía es el Señor de las Encrucijadas, le grand chemin, cuyo canal de
comunicación entre la tierra y los dioses, se encuentra en el porche de la casa ritual o poteau-
Legba. Las encrucijadas que domina y de las cuales es el Señor, pueden verse en el vévé de
Legba (un diagrama cósmico complejo dibujado con harina blanca sobre el piso y que representa
al loa). Aquí, Eshu se divide en dos encarnaciones: Papa Legba o Legba Atibon de los Rada Iwa o
dioses, y Kalfou/Carrefour, de los Petwo Iwa. Ciertas cualidades de Eshu también son
relacionadas con los Gedé, un grupo de espiritualidades que se conectan con la muerte, la
sexualidad, la meditación y el humor.
Como se indicó anteriormente, Legba es de orígen Fon (Benin), y es considerado como el séptimo
y último hijo de Mawu-Lisa, su diosa principal, mitad hembra, mitad macho, donde Mawu es el
componente femenino asociado con la noche y la luna y Lisa, el componente masculino asociado
con el día y el sol.

Legba (Papa Legba o Legba Atibon) pertenece a los Rada Iwa o dioses, asociados a la
benevolencia y a la protección diaria de sus devotos. Papa Legba es concebido como un viejo
paisano que camina con un bastón debido a que por su edad se le ha encorvado el cuerpo y se le
han agarrotado las manos. La función de Papa Legba en el credo haitiano es la de facilitar la
realización de las ceremonias vuduistas actuando como un canal con el reino de lo divino o el
reino de Iwa e interpretando los diferentes lenguajes que los Iwa emplean con sus devotos. La
siguiente invocación también le asigna el papel de Portero Divino:

“Atibo Legba, abre las puertas para mi. Papa Legba, abre las puertas para que yo pueda entrar.
Cuando entre, saludaré a los Loas. Vodun Legba, abre las puertas para mi. Cuando entre,
agradeceré a los Loas.”

Kalfou o Carrefour, es la contrapartida Petwo de Legba. Las deidades Petwo son más fuertes y
severas que las Rada. Estas deidades también rigen las encrucijadas pero en horario nocturno.
Carrefour, cuyo nombre significa el “Maestro de las Encrucijadas”, es un Iwa muy vigoroso que al
incorporarse en la materia humana toma la forma de un hombre fuerte en su etapa juvenil, capaz
de transmitir la mala suerte y los aspectos negativos de la fe. Los cosmogramas (vévés)
empleados para invocar a Papa Legba y a Kalfou durante las ceremonias de vudú, son parecidos;
sin embargo, los vévés referidos a Papa Legba son del tipo dahomeyano mientras que los de
Kalfou (Carrefour) tienen fuerte influencia conga. Esto es un indicativo de que el concepto y la
presencia de Eshu en Haití es producto de la unión de varias influencias africanas que confluyeron
en el área como consecuencia de la esclavitud durante la cual, gente de muchas partes del
África, fueron traídas al Nuevo Mundo mezclándose sus culturas y prácticas religiosas bajo un
régimen de opresión y persecución. Aquí, la complejidad y potencialidad de este Orisha ha sido
mitigada a través de la división de los principales aspectos de la deidad y su encarnación en las
espiritualidades de Legba y Kalfou, siguiendo el esquema haitiano de los Iwa Rada y los Iwa
Petwo, reteniendo Eshu su función como facilitador de los rituales y la comunicación y su
asociación con el espacio de transición de las encrucijadas.

En Cuba, al igual que en Brasil y Haití, Eshu ingresó al proceso civilizatorio, de manos de los miles
de esclavos que ingresaron al país entre los años de 1540 y 1880. Eshu conforma aquí dos Orishas
separados, cuyas funciones, al igual que en los casos de Legba y Kalfou, están claramente
definidas, jugando papeles diferentes dentro del culto y también dentro del sistema planetario.

El humano ha conceptualizado a Eshu como una deidad maléfica, producto de la elaboración del
cerebro, que se consagra pero no se asienta en cabeza alguna. Cree que Eleguá (Ẹlệgbà) es una
deidad creada por Olòdúmàré, que nace con la Naturaleza y se consagra con todos sus
componentes y que se asienta en las cabezas, a través de un proceso ceremonial complejo
conocido como Ka’ri Osha.
Nicolás Angarica (El Manual del OríAtè, 1952) señala que “Eshu es muy malo y perverso mientras
que Eleguá, al estar ligado a Obatalá, es más dócil, más apacible, lo cual lo hace estar más cerca
de nosotros...” Según este autor, Eleguá vive en la casa mientras que Eshu lo hace en la calle.
Es considerado como el Orisha de los caminos. El que guarda las llaves de las puertas de la
prosperidad y la pobreza. También, el que guarda el ashé que nos es dado. El primero al que se le
llama cuando se necesitan las puertas y los caminos abiertos. El primero que brinda su
manifestación en nuestras vidas. El Policía del Cielo, el Desbarata-Compone... la fuerza vital de
la vida. El portero del monte y de las sabanas, el primer Orisha cuyo favor debe conquistarse. Se
dice que siempre está al acecho por ser el espía de las deidades, es al primero que se saluda y se
le pide permiso para cualquier ceremonia y también, el primero que come y bebe en todos los
rituales Orisha.

La gran mayoría de los creyentes cubanos consideran que Eleguá es lo que entregan los santeros
mientras que Eshu es lo entregado por los sacerdotes de Ifá. Por otra parte, una minoría afirma
que Eshu y Eleguá son la misma entidad, una misma cosa; sin embargo, en ambos grupos se
mantiene la misma indecisión final, puesto que no tienen cómo demostrar sus puntos de vista   a
través del Corpus Literario de Ifá, argumentando que lo aprendieron así de sus mayores.

La base fundamental de la materialización de Eshu entre los cubanos es el otá o piedra


consagrada y la misma debe estar presente siempre que se confeccione uno. Sin embargo, en
Cuba también puede representarse a través de una amplia gama de materiales, entre los cuales
el cemento es uno de los más comunes, llegándose inclusive a reproducirlo industrialmente
mediante este elemento. Otros recursos son la talla de ciertas maderas (ceiba, manajú, cedro,
granadillo, etcétera), restos coralinos (piedra porosa), ñame, coco... todos sobre platos de arcilla
cocida, única presencia del barro o yangi primordial en el culto occidental de este Orisha. En los
casos donde Eshu es representado antropomorficamente, lleva una cuchilla de acero en forma de
C, en la parte central de la cabeza, junto a una pluma (anteriormente de loro, hoy de gallo) y
alrededor de esto una sarta de cuentas verdes y amarillas o rojas, negras y blancas en otros. La
carga mágica de Eshu es determinada por Ifá y la misma varía de acuerdo al odú que lo
acompaña.
Los alimentos y ofrendas que se le proporcionan y sacrifican a esta Deidad, no deben dársele
dentro de la casa ni pueden ser comidos por la gente; sin embargo, los ofrendados a Eleguá, si.

Entre los tabúes de este Orisha, encontramos la ataré pupa (pimienta roja), ajá (perro),
ewúro(planta africana), àdín (aceite de almendra de palma), Igún (buitre), aceite de maíz,
calabaza (auyama) y que la mujer manipule sus atributos mientras la misma esté menstruando.

Desde finales de 1800, en Cuba se tienen dos fechas para celebrar festividades en honor a Eshu-
Eléguà, y ambas están relacionadas íntimamente con el sincretismo religioso imperante en la Isla,
surgido como salida para poder conservar las costumbres tradicionales africanas, venerar sus
deidades y hacer las ceremonias correspondientes de manera escondida, puesto que los esclavos
tenían que hacerlo en ausencia de sus amos, adaptándose a la religión que les era impuesta para
pasar desapercibidos, ya que se les castigaba severamente si exteriorizaban su fe ancestral.

Una es el 13 de junio, que se corresponde con la festividad católica de San Antonio de Pádua,
santo que en La Habana y zonas aledañas, sincretiza al complejo Eshu/Eleguá y la otra, el 25 de
diciembre, que se corresponde con la fecha conmemorativa del nacimiento de Jesús y con la del
Santo Niño de Atocha, otro sincretismo para Eshu/Eleguá empleado en la Isla.

En Cuba solo se ha reseñado un Cabildo en relación a San Antonio de Pádua (Trinidad, Provincia
de Sancti Spìritu), pero el mismo estaba bajo la advocación de Ògún y no de Eshu/Eleguá. Este
Cabildo fue fundado en 1845 y comenzaba las festividades el 12 de junio extendiéndolas hasta el
21 del mismo mes. Estas comenzaban con una comida al Santo, la cual consistía en un ajiaco
colocado en una jícara, aguardiente y velas. A esto le seguía un oficio de difuntos y el 13 de
junio, una procesión con la imagen del Santo acompañada por el toque de un tambor (Añá), hasta
las puertas dela Iglesia de San Francisco de Paula, donde se celebraba una misa con coros y
rebato de campanas. Terminada la misa, la imagen del Santo regresaba a la casa sede del
Cabildo, donde se continuaba con el Tambor, comidas y bebidas hasta después de las seis de la
tarde, hora en la cual se cerraba el Añá. Los días siguientes se continuaba alimentando al Santo y
llevando al río Tayaba la comida que se le había puesto el día anterior.

En la actualidad, y a partir de mediados del siglo pasado, las festividades dedicadas a Eleguá
revisten un carácter de fiesta infantil dada la comparación que en Cuba y en la diáspora hacen de
este Orisha con un niño, debido a su carácter travieso, alegre, pícaro y tramposo. Así
encontramos que en las mismas se le ofrendan piñatas, dulces, juegos, golosinas, globos,
etcétera, contando con la presencia de niños que hacen de ellas una colorida explosión de
bullicio y alegría.

La primera persona a la que se le hizo Eleguá en Cuba, fue a la famosa Josefa “Pepa” Herrera -
Eshu Bí - , hija única de D. Remigio Herrera (Adé Şina, Babá Obara Mèeji), iniciador del linaje de
Ifá en este hemisferio. Pepa, Eshu Bí fue consagrada a Eleguá a finales del S. XIX, por las manos
de Ña Inés, Yenye T’Olòkun y Ma Monserrate González, Obatero, quien a su vez fungió de Orí-Até
de la ceremonia (Regla, 1898). Supongo que debido a lo tardío de esta iniciación, no hubo en
Cuba un Cabildo dedicado específicamente a Eléguà.

Como conclusión a este aparte de esta investigación, cabe decir que Eshu es Legba, Eshu-
Elegbara. Legba es una contracción. Eshu, una conexión: la conexión espiritual entre el Hombre y
la Divinidad.Eshu es el espejo de todos nosotros. En él se concentran todas las fuerzas: las
positivas y las negativas. Es el único guardián de los secretos y tiene el poder de manipular a los
hombres o darle libertad a los mismos, ya que hay mucho de nosotros en él. Estamos unidos a él a
través de nuestra humanidad y juega con eso. Estamos unidos a él mediante nuestro espíritu
divino, y nos prueba... ¿Cómo saber sobre lo bueno y lo malo de la vida si nunca hemos pasado a
través del fuego? ¿Cuál es la fuerza que nos prueba a través del fuego? Eléguà es esa
fuerza. Inclusive aún cuando tiene que soportar el peso infamante de ser maligno, es quien nos
da la oportunidad de conocernos a nosotros mismos. Esto es lo que Eshu hace realmente.
 
ATRIBUTOS DE LA DEIDAD: 
Pluma roja de loro, piedra de un río en movimiento, Kùnmó Èşù (garabato), Ogbo Èşù (bastón),
Obé Èşù (cuchillo curvo), arcilla roja (yangi), Ado-Iran (calabaza de cuello largo), güiros (taparas
de todos los tamaños), cauríes, chivo negro, cometas, pitos, flautas, metras, soldaditos, llaves,
machete, sombrero de cogollo (guano), artículos para la caza y la pesca, pepitas de oro, monedas
de plata, porrón, cachos de chivo, palos de monte, bejucos, escopetas, cananas, cachos de
venado, cocos secos decorados, cachiporra, juguetes para niños, un plato de barro en donde se
coloca la deidad.

AVATARES O CAMINOS DEL ORIŞHA:


En el artículo anterior, sin ser exclusivos, se mencionaron unos ciento ochenta avatares de Eshu.
Aún hay más si consideramos que cada Orisha que bajó de Ikolé Orun (Cielo) a Ikolé Aiyè (Tierra),
lo hizo junto con un Eshu. Fueron cuatrocientos más un Irunmolé que bajaron del Cielo, y cada
uno de ellos bajó con un Eshu en particular.

ELEKES ó COLLARES DEL ORISHA:


Existen varios tipos de collares de Eshu y los mismos dependen del Eshu a tratar. Tomando como
referencia un escrito del afamado OrìAté Roque Duarte, “Jimagua”, tenemos:

Eshu Bi: alternar 21 cuentas rojas y negras + 1 verde oscura vitral + 21 rojas y negras alternas
+... hasta alcanzar el largo deseado.
Eshu Laroye: alternar cuentas rojas y negras, hasta alcanzar el largo deseado.
Eshu Alagbana: alternar cuentas negras y blancas, hasta alcanzar el largo deseado.
Eshu Alayiki: alternar 21 cuentas rojas y negras + alternar 11 cuentas blancas y negras + alternar
21 cuentas rojas y negras +... hasta alcanzar el largo deseado.
Eshu Akokoribiya: alternar 3 cuentas negras con 3 cuentas rojas, hasta alcanzar el largo
deseado.
Eshu Belekè: alternar 21 cuentas negras y blancas + alternar 11 cuentas negras y rojas + alternar
21 cuentas negras y blancas +... hasta alcanzar el largo deseado.
Eshu Masankío: 1 roja + 1 blanca + 1 verde + 1 roja +.... hasta alcanzar el largo deseado.
Eshu Barakikeño: collar multicolor 1x1, hasta alcanzar el largo deseado.
Eshu Agogo Unló: 1 roja + 1 negra + 1 roja + 1 matipó  + 1 negra + 1 matipó + 1 roja + 1 negra + 1
roja + 1 matipó + 1 roja + 1 matipó + 1 negra +.... hasta alcanzar el largo deseado.
Eshu Lodè: 1 roja + 1 negra + 1 azul oscura vitral + 1 roja + 1 negra +.... hasta alcanzar el largo
deseado.
Es de hacer notar que el collar básico de Eléguà es el negro alternado con el rojo, todos los
demás son simples variaciones de éste.

PLANTAS ATRIBUIDAS AL ORISHA:


Hierba Fina (Ewè Erán - Cynodon dactylon L. - Pelo de Indio), Itamo Real ( Zapatico dela Reina),
Espuela de Caballero, Cardo Santo, Jobo (Jobito), Güira (Totumo), Espanta Muerto, Romerillo,
Bledo Rojo (Pira colorada), Algarrobo (Samán), Pendejera, Atiponlá (Pega-Pega, Tostón), Higo,
Parra (Uva), Alacrancillo (Rabo de Alacrán), Curujey (Bromelia), PicaPica, Ñame, Abrecaminos,
Guayaba, Vencedor, Mamoncillo (Mamón), Hiedra, Moruro, Sacu Sacu (Corocillo), Cambia Voz,
Llamao, Para Mi, Jiquí, Ramón, Meloncillo, Peonía, Quita Maldición, Mastuerzo, Siguaraya, Ñame
Volador, Pata de Gallina (Grama), Ají Picante (Chirel), Salta Perico, Tengué, Guayacán, Maravilla
Roja, Hierba Garro, Yagruma, Almácigo (Indio Desnudo), Platanillo de Cuba, Hierba Hedionda o
Guanina (Brusca), Altamisa, Mazorquilla, Granada, Marañón (Merey), Chamico (Marihuana), Ébano
Carbonero, Espartillo, Rabo de Ratón, Pardillo, Piñón, Albahaca hoja ancha, Escoba Cimarrona,
Piñón lechoso (Manzanillo), Raspa Lengua, Rasca Barriga (Lecherito), Gambute, Cayaya, Caobilla
de Sabana.
 

ANIMALES QUE SE LE SACRIFICAN:


Chivo negro, Jutía (Picure), Curiel (Curí, Acure), Ratón, Jicotea (Tortuga), Pargo, Biajaca
(Tilapia), Cerdo (En ocasiones especiales, para alcanzar paz y larga vida (8-13,8-1)), Pollito,
Pollo, Gallo, Gallina (En ocasiones especiales, para apaciguar las penas del oferente (2-10,8-14)),
Pato (En ocasiones especiales, para apaciguar las penas del oferente (13-7)), Paloma (En
ocasiones especiales, para alejar enfermedades, atraer buena suerte y longevidad (11-11,4-6) aun
cuando hay Eshus que las comen directamente: Eshu Elegbara, Eshu Añaki, Eshu Elufe, Eshu
Leyibore, Eshu Ayentulú, Eshu Ayé, Eshu Burule Ayo, Eshu Agrillelú, Eshu Ashikuelú, Eshu Alaketu,
Eshu Iyelú, Eshu Odumbele (Eshu Modubele), Eshu Alagbana, Eshu Okuesa, Eshu Barakukoñari,
etcétera), Guinea (En ocasiones especiales (1-12) para apaciguar la ira de poderes superiores y
alejar enfermedades), Carnero (En ocasiones especiales para lograr títulos, cargos o jefaturas
(12-10)), Pavo (Guanajo) (En ocasiones especiales, para sosegar al oferente (1-13)). Es muy
importanteseñalar que los sacrificios de animales empleados sólo en ocasiones especiales,
únicamente pueden ser llevados a cabo a través de Babalawos conocedores del ritual pertinente.
 

ADIMÚ ú OFRENDAS QUE SE LE HACEN:


Cascarilla, tabaco en polvo (Rapé), vino de palma, ginebra, aguardiente, huevos de gallina,
manteca de corojo, aceite de corojo, nuez de Kolá, agua de coco, agua fresca, caña de azúcar,
maíz tostado (entero o molido), miel de abejas, palomitas de maíz (cotufas), caramelos, jutía y
pescado ahumados, ekó, akará, ekrú, guayabas, dulce de guayaba, bocadillo de guayaba,
coquitos acaramelados, bollitos carita, tabaco (humo de), coco, juguetes, velas, trompos,
papagayos (cometas), babosas, orogbo, ñame crudo, ñame cocido, puré de ñame, frijoles
sancochados, budín de quimbombó con granos de maíz, patilla (melón colorado), granos de maíz
con corojo y miel, plátano maduro asado, puré de plátano.

 
ODÚS EN LOS CUÁLES SE MANIFIESTA EL ORISHA:
Eshu acompañó a cada Odú cuando estos venían del Cielo a la Tierra, por ello, Eshu se manifiesta
en cualquiera de los doscientos cincuenta y seis Odús del Corpus Literario de Ifá.

 
 

SINCRETISMO EMPLEADO CON EL ORISHA:


Ánima Sola, San Antonio de Pádua, Santo Niño de Atocha, San Miguel Arcángel, San Bartolomé,
San Roque, Eléguà (Cuba); Exu, Pomba-Gira, Sete Capas, Pelintra, Sao Martin du Porres, Sao
Miguel, Nkuru (Brasil); PapaLegba, Legba, San Lázaro, San Pedro, Kalfou (Carrefour), Kadja-
Bosou, Legba Atibon, Legba Sè (Haití); Mañunga, Lubaniba, Nkuyo, Lucero Mundo, (Palo
Mayombe); Legba (Trinidad & Tobago); Legba, Aflakete, Edju (Fon, Benin); Legba, Mait
Carrefour, Barón Carrefour (Santo Domingo); Papa Lebat, Papa La Bas (New Orleáns); Legba,
Papa Wara (Surinam); Abboney (Jamaica); Diablo, Niño de Atocha, Mandinga (México); Eshu,
Igba Keta, Ekwensu, Bake, Bara, Lalupan, Logemo Orun, Atuka Mase Sa (Nigeria).
 

CARACTERISTICAS DE LAS PERSONAS REGIDAS POR EL ORISHA:


Son personas muy colaboradoras, alegres y bromistas. Buenos padres, hermanos e hijos. Son
comunicativos y hábiles por las manos. Artísticos. Espiritista: buenos “muerteros”, sociables,
amigos leales y muy generosos. Cuando están mal aspectados suelen ser conflictivos, mentirosos,
rencorosos, salidos, chismosos, capaces de dar falsos testimonios, hipersexuales y fraudulentos.
En ambos casos, bien o mal aspectados, las personas regidas por este Orisha, son aficionados a la
buena comida y a la bebida.

PATTAKI:
El siguiente Pattaki o Ese Ifá, corresponde a una historia reseñada por el Odú de Ifá Iwori Ofún
(Merinlá tonti Ofún, 14-10), que cuenta lo siguiente:

“Dos buenos amigos fueron a visitar a un Babalawo para que los consultara. Olòdúmàré, a través
de Ifá y por boca del Babalawo dijo que ambos amigos debían efectuar un sacrificio como medio
para preservar la amistad. Ellos, seguros de ellos mismos, respondieron que eso no era necesario
y que no lo iban a hacer puesto que su amistad era muy sólida y duradera. Eshu les escucho y
decidió probarlos. Se vistió con un sombrero y una capa, mitad roja, mitad negra y pasó
rápidamente entre los amigos que se encontraban dando un paseo por un camino que conducía a
un río. Ambos comentaron sobre el hombre que casi les había atropellado. “Qué grosero ese
hombre de sombrero y capa negra”, dijo uno de ellos. “Ciertamente que es un grosero, amigo,
pero su sombrero y su capa eran rojos”, contestó el otro. Y así comenzaron a argumentar sobre el
color del sombrero y de la capa. Poco a poco la discusión fue tornándose amarga, tanto, que
produjo diferencias irreconciliables entre los amigos que terminaron por romper la sólida y
duradera amistad existente.

Si hubiesen llevado a cabo el sacrificio prescrito por Dios a través de Ifá, hubiesen continuado
siendo los buenos amigos que eran y Eshu no habría intervenido como lo hizo”.
 

REZOS (ADURA) A ÈŞÙ:


 1.- Èşù Laròyẹ, k’ệru ò ba onímímí.
     Onímímí nf’imu mi Èşù Laròyẹ nfi.

     Gbogbo ara mi mi aferẹ.

     Èşù ma sẹ mi ọmọ ệlomiran ni o sẹ.

     ‘Tori ẹni Èşù ba nse ki ímộ.

     B’o ba f’ohun tirệ s’ilệ.

     Ohun alóhun ni imáà wá kiri.

     Aşe. 

“Eshu Laroye, encuentra un lugar para esta carga

  que llevo sobre mi alma.

  Te saludo Eshu Laroye, con toda mi alma.

  Mi cuerpo entero te bendice.

  ¡Eshu, no me reproches nada!

  Al Mensajero Divino es al primero que saludo

  por su profunda sabiduría.

  El tiene la voz del Poder.

  El tiene la voz que vaga por el Universo.

  Ashé. “    

                         (Traducción libre del Autor).

 2.- Iba ooooooo.
     Mo juba Èşù Odara ọmọkùnrin Idọlộfin.

     Mo juba Ọba ni ilè Ketu.

     Mo ríbàa pệlệbệ ọwộ. Mo ríbàa pelebe esè.

     Mo ríbàa àtệlệsệ ti ò hurón tófi dé jọgbọlọ itan.


     Mo ríbàa Iyaami Oşòròngà;

     Afínjú àdàbá ti í jẹ láàrin àşá.

     Afínjú  ẹyẹ ti í  jẹ ni gbangba oko.

     Iba Èşù Odara.

     Aşe.

    “Rindo homenaje.

      Rindo homenaje a Eshu Odara, el hombre de Idolofin.

      Rindo homenaje al Rey que vive en el pueblo de Ketu.

      Saludo a la llanura de las manos. Saludo a la llanura de los pies.

      Saludo a la pierna que me lleva, desde la planta del pie hasta el muslo.

      Saludo a las Madres Inmortales;

      A la blanca paloma que se alimenta entre los halcones.

      Al hermoso pájaro que en la granja se alimenta al aire libre.

      Te saludo, Eshu Odara.

      Ashé. “      

                        (Traducción libre del Autor).

3.-
      Èşù Arowojẹ okun un ni o si ki e lurẹ yẹ toray.

      Èşù Arowojẹ b’omi ta ‘afi.

      Èşù Arowojẹ b’ emi ta ‘afi.

      Èşù Arowojẹ ni mo bá dó jími tệtệ núwà.

      Aşe.

      “Eshu Arowoje, te saludaré mientras haya agua en el mar.


        Eshu Arowoje, has permitido que haya paz en el mar.

        Eshu Arowoje, has permitido que haya paz en mi alma.

        Eshu Arowoje, eres tú a quien me dirijo para tener buena fortuna.

        Ashé.  “ 

                        (Traducción libre del Autor)

SUYERES A ÈŞÙ:
 
1.-  Èlệgbá o Èlệgbá nsọ yànga.
      Alároyé mo dá nkí  ọ

      Élệgbá nsọ yànga.

2.-  Àlàkàtà ni ‘mọ ‘bá


      Òrişà dé wá wò

      Àlàkàtà ni ‘mọ ‘bá

      Òrişà dé wá wò.

      A! Bãbá  s’ Èlệgbá

      Òrişà  lệwá wò

      A! Bãbá s’ Ẹlệwà

      Lệwà wo, Lệwà wò

      A! Bãbà s’Ẹlệwà

      ‘ Lároyé lệwà wò.

      A! Bãbà s’ Ẹlệwà.

3.-  Ẹlệgbá ni ‘ta Alároyé s’ okú o.


      E-e- Ẹlệgbá ni ‘ta Alároyé s’okú o ayé.

      ¡ E àgò Ẹlệgbá ¡ ... ¡ Ee àgò Ẹlẹgbá e!


 

4.- Èşù o Ẹlệgbára e.
     Èşù o Ẹlệgbára e.

     Ẹlệgbára mofộ’ríbalệ, Ẹlégbá àgò.

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