A causa del poder que le ha otorgado la justicia.
A l que ha recibido más se le exigirá una cuenta mayor, por
causa del poder que esa ayuda le ha dado.
539 (99-472). Existe una diferencia universal y esencial
entre las acciones de la voluntad y todas las demás.
La voluntad es uno de los principales órganos de la creen
cia, no porque ella conforme la creencia, sino porque las co-
sas resu tan verdaderas o falsas según el lado por donde se las
mire. La voluntad, que se complace más en una que en otra,
aparta al espíritu de considerar las cualidades de aquellas que
no quiere ver, y de esta manera el espíritu, al ir hacia una con
la voluntad, se detiene a mirar el aspecto que ésta quiere, y
así juzga por lo que ve.
540 (380-229). Todas las buenas máximas existen en el
mundo; sólo falta aplicarlas.
Por ejemplo, no se duda de la necesidad de exponer i,i
vida en defensa del bien público, y muchos lo hacen; mas no
por la religión.
Es preciso que exista desigualdad entre los hombres, es
verdad; pero, supuesto esto, he ahí la puerta abierta no sólo
a la mayor dominación, sino a la mayor tiranía también.
Es preciso relajar un poco el espíritu, pero esto abre l.i
puerta a los mayores desbordamientos.
Que se indiquen los límites. No hay límites en las cosas. I .,is
leyes quieren probarios, y el espíritu no puede soportados.
541 (120-27).
(La naturaleza diversifica El artificio imita
e imita y diversifica.)
542 (370-98).
El azar suministra bs pensamientos, y el azar los quita. NinplH
arte para conservar ñipara adquirir
Pensamiento escapado, quisiera escribirlo; en su lugar, escribo ./"•
se me ha escapado.
543 (938-XLVIII).
Digresión.
i4ii 111 iil( Miados los pecados.»
Vueltas menudas, ello asienta.
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Me guardáis rencor por poner a cubierto a los Padres, y los...
Desde entonas los he encomiado, puesyo no los había...
544 (778-644b). Omnisjudaeae regio, etJerosolimitae univer-
(/ et baptisabantur^', a causa de todas las condiciones de los
liombres que allí venían.
Las piedras pueden ser hijos de Abraham.
545 (458-696). Todo cuanto en el mundo existe es con-
c iipiscencia de la came o concupiscencia de los ojos u orgu-
llo de la vida. Libido sentiendi, libido sciendi, libido dominandi^^.
i Desgraciada la fierra de maldición que estos tres ríos de file-
n o incendian más que riegan! i Bienaventurados los que, es-
l.iiido en estos ríos, no son sumergidos, ni arrastrados, sino
i|uc permanecen inmóviles, firmes sobre ellos, no de pie,
•.MU) sentados, en un asiento bajo y seguro, del que no se le-
v.mtan antes de la luz, sino después de haber reposado en
y tienden la mano a quien les debe levantar, para man-
iriicries de pie y firmes en los pórticos de la santa Jemsalén,
loiide el orgullo no podrá ya combatirles ni abatirles, y que,
110 obstante, lloran, no por presenciar cómo estos torrentes
iii.istran todo lo perecedero, sino por la memoria de su pa-
111,1 querida, de la Jerusalén celestial, la que a lo largo de su
milio recuerdan incesantemente!
546 (515-666). Los elegidos ignorarán sus virtudes y los
iipiobos la inmensidad de sus crímenes. Señor, ¿cuándo te
In MIOS visto hambriento, sediento, etc.?
547 (784-607). J.C. no quiso el tesfimonio de los demo-
nios ni de quienes carecieron de vocación, sino el de Dios y
111 in d Bautista.
N48 (779-83). Si uno se convirtiera. Dios lo curaría y lo
iilonaría. Ne convertantur et sanem eos. Isaías. Et dimittantur
/'<<vv/tó". Marc, 3.
• M . . I , 5: «Y toda la región d e j u d e a y todos los de Jerusalén ibanaeíy
!• iiiii/aban.» '
" U n . , II, 16.
I . , V I , 10: « N o sea que se conviertan y los cure.» M e , I I I , 28- «Y les se-
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