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«Vale». ) , ,': i 4.2.9. PREGUNTAS «POR QUÉ»

Que la pregunta sea difícil no significa que el niño no la pue-
da responder, sino que la manera de formularla se ha de adap- Las preguntas «por qué» pueden estimular la conversación
tar más a su vocabulario y a su experiencia. si el entrevistador no comprende al niño, dependiendo del tono
en que éstas se perciban. Pueden ser una confirmación de lo que
«¿Tuviste algo que ver con la decisión de cambiarte de casa?».
ya se ha dicho, una especie de «sigue contando» o «acláramelo»,
«Humm... no me acuerdo». pero también pueden hacerse para pedir justificación o motiva-
ción, como ya hemos explicado (ejercicio 4.25, anexo 1). Seguro
Se podría aclarar la pregunta, haciéndola más concreta:
que para niños pequeños y para los que tienen dificultades a la
«¿Te ha preguntado alguien si querías irte a vivir con la familia hora de expresar verbalmente sus pensamientos y sentimientos
Martínez? ». es complicado responderlas. Los adultos tienden mucho a for-
«Sí, mi madre». mular esta clase de preguntas a los niños cuando se refieren al
comportamiento de éstos, pretendiendo que los niños cambien
Primero se podría concretizar más el tema y pasar después su comportamiento. Sin embargo, para cambiar su comporta-
a formular la pregunta en sí. miento es necesario comprenderlo y disponer de buenos argu-
«¿Con quién estás saltando?» mentos. Los adultos suelen sobrevalorar la capacidad de los
niños pequeños para expresar verbalmente sus motivos, pensa-
«Con dos niños».
mientos y sentimientos. Esta misma falta ya se señala en el p r i -
«¿Y qué niños son esos?». mer capítulo: que los niños puedan pronunciar todas las pala-
bras no implica que puedan formular todas las preguntas.
«Humm».
«Sí, sí ¿Y cómo lo hacéis?».

«Nos vamos turnando, uno se agacha y el otro salta sobre él». 4.2.10. REPETIR O RESUMIR UNA RESPUESTA

Repetir con términos propios lo que el interlocutor ha contes-

4.2.8. PREGUNTAS CONTRADICTORIAS
Una pregunta contradictoria se formula para provocar una
reacción contradictoria. Las preguntas retóricas suelen formu-
larse como preguntas contradictorias, pero en reaüdad no lo
son. Las preguntas contradictorias no son adecuadas para los
niños (pequeños), porque con ellas se pretende originar una
discusión. Esta clase de preguntas es más apropiada para ado-
lescentes que para niños.
tado a una pregvmta (parafrasear) estimula la continuidad del
tema. Esto mismo ocurre con los típicos «humm, humm». Ambas
formas se pueden usar si el tema es importante o si la respuesta
no es del todo clara. Asimismo se puede resumir la respuesta.
Estas técnicas incentivan la prosecución de la charla.
«¿Has dicho que ya hace algún tiempo que tu madre está enfer-
ma?».
«Si te he entendido bien, crees que Diego se mete contigo porque
tu madre ha muerto...».
Es una forma sutil de indicarle al entrevistado que puede se-
guir hablando. Sin embargo, esto puede resultar «aburrido» para

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