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Primer Año

https://joseluisyela.wordpress.com/2011/10/22/el-colibri-y-el-jaguar-
cuento-guarani/

El colibrí y el jaguar (cuento guaraní)

Un día hubo un enorme incendio en la selva. Todos los animales huían despavoridos, porque el fuego era
terrible. El jaguar contemplaba el fuego desde la lejanía. De pronto, vio pasar sobre su cabeza al colibrí. Pero
iba en sentido opuesto, justo hacia el fuego. Le extrañó mucho, pero siguió su marcha alejándose de las
llamas.

Al poco rato lo vio pasar de nuevo, esta vez en su mismo sentido. Así lo observó ir y venir varias veces, hasta
que, intrigado, decidió preguntar al pajarillo, puesto que su comportamiento le parecía un bastante extraño:

– ¿Qué haces, colibrí?, le inquirió.

– Voy al lago, respondió el ave. Tomo agua con el pico y la echo en el fuego para apagar el incendio.

El jaguar, perplejo, sonrió incrédulamente.

– ¿Estás loco?- le dijo. ¿Crees que vas a conseguir apagarlo con tu pequeño pico, tú solo?

– Bueno- respondió, el colibrí- yo hago mi parte…

Y tras decir esto, se marchó a por más agua al lago.

Segundo Año
http://historiasdesdelaraiz.blogspot.com/2007/07/la-chaya-y-el-pujllay-leyenda-diaguita.html
La Ch'aya y el Pujllay (leyenda diaguita)
Cuenta la leyenda que Chaya era una muy bella jovencita india, que se enamorò perdidamente
del Príncipe de la tribu: Pujllay, un joven alegre, pícaro y mujeriego que ignoró los
requirimientos amorosos de la hermosa indiecita. Fue asì como aquella, al no ser debidamente
correspondida, se interno las montañas a llorar sus penas y desventuras amorosas, fue tan alto a
llorar que se convirtió en nube. Desde entonces, solo retornar anualmente, hacia el mediado del
verano, del brazo de la Diosa Luna (Quilla), en forma de rocio o fina lluvia.
En tanto Pujllay sabiendose culpable de la desaparicion de la joven india, sintio remordimiento y
procedio a buscarla por toda la montaña infructuosamente.
Tiempo despues, enterado el joven del regreso de la joven a la tribu con la luna de febrero,
volvió el tambien al lugar para continuar la búsqueda pero fue inútil. Allí, la gente que festejaba
la anhelada cosecha, lo recibia con muecas de alegria; el por su parte, entre la algarabia de los
circuntantes, prosiguió la búsqueda con profunda desesperación, aunque el resultado totalmente
negativo. Poe ello, derrotado, termino ahogando en chicha su soledad, hasta que luego, ya muy
ebrio, lo sorprendio la muerte. Punto final de un acontecer que se repite todos los años, a
mediados de febrero...
La tradición popular rescató a estos personajes y en sus vcablos se demuestra el sentido de esta
fiesta: Ch'aya (en quichua: "Agua de Rocío") es símbolo de la perenne espera de la nube y de la
búsqueda ancestral del agua. (Algo que no abunda en La Rioja y es vital); y "Pujllay", que
significa: "jugar alegrarse", quién para estos carnavales vive tres días, hasta que es enterrado
hasta el próximo año...

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