Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
con Dios
https://www.dominicos.org/espiritualidad/escuela-del-silencio/conversando-desde-el-
silencio/
La vida no se reduce a las noticias que nos dan del exterior. Se busca
información de la vida en los diarios. Saludamos a la gente
preguntando: «¿Qué hay de nuevo?». En el silencio la mejor noticia
nos la damos nosotros: «He encontrado a Dios». Nuestra tarea es
darnos la mejor noticia. Lo mejor está dentro. La noticia más veraz y
menos contaminada está dentro. La vida es también lo que se oculta
en cada uno de nosotros y no hay peor cosa que ahogar o estrechar
algo.
Por eso, no se puede vivir el silencio sin al menos sospechar que algo
está escondido en nosotros. La vida es algo más de lo que vemos en
los acontecimientos exteriores.
Hay que recordar también que las cosas esperan más atención de
nosotros cuanto más frágiles sean. Las cosas más escondidas esperan
más de nuestro silencio. El gesto de oler una rosa es un gesto de
cerrar los ojos. Se inspira. Como si fuera la única manera de poder
recoger su olor sutil. Hay rosas tan suaves que su olor reclama
nuestro gesto de atención. Hay que cerrar los ojos para percibir su
aroma. Cuanto más frágil, más atención. El mundo divino es tan sutil
y tan suave que nuestro silencio es imprescindible. Nuestra atención
va rescatando de todas las cosas su hermosura. No para apropiarnos
de ella. Hemos de ser generosos. Hay que ver las cosas y dejarlas.
Pasar por las cosas sin enterarse es una tragedia. Vivir con uno
mismo sin enterarse es una tragedia. Al mirar todo con amor, todo se
nos revela y nos ofrece su misterio y su secreto. Es necesario mirar
desocupándose de todo lo demás.
Siempre nos ocupamos. ¿Para qué? Para saber, para... Se ocupa uno
en objetivos que están al margen de nosotros. Las ocupaciones nos
desplazan, nos aíslan de nosotros. Pendientes de los resultados y
conclusiones de nuestros objetivos no sabemos ni respirar. «No tengo
tiempo ni de respirar». Esta frase que se dice mucho es muy
significativa. ¿Qué sacaremos de esto? ¿Qué resultado obtendremos?
Son preguntas que nos hacemos antes de efectuar cualquier
ocupación. Estamos cogidos por algún afán de conclusión o resultado.
Y nuestra urgencia es desocuparnos. Lo mejor de la vida no se logra.
Lo mejor de la vida es ella misma. La vida no es el resultado de un
esfuerzo. La vida llega a nosotros porque sí. No es un logro ni una
conquista. No es el resultado de nuestro afán. Tenemos que
seleccionar los campos de nuestra atención. Seleccionar los campos
de los impulsos que rigen nuestra vida. Nuestra idea equivocada nos
obliga a vivir con una prisa enfermiza.