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2052

Autor:

Esteban David Rosas


El despertador marcaba las 5:30 am, dando inicio a un día más en la vida de Jack, el
calendario señalaba 26 de septiembre del año 2052, todo parecía normal, una mañana
gris y desafiante para una vida solitaria y taciturna. La contaminación auditiva en el seno
de la ciudad empezaba a manifestarse, se asomaba a la puerta de cada hogar
adentrándose sigilosamente e irrumpiendo aquella tranquilidad no duradera, todo
pronosticaba una ardua jornada en el nuevo trabajo de Jack en donde se le otorgaría su
nuevo apellido. El papeleo por el cambio de identidad, le generaba a Jack demasiada
frustración, estaba cansado de su transitoriedad, de pertenecer a alguien más y no así
mismo, luego de una ducha corta, sus ganas de desayunar se esfumaron junto con su
entusiasmo, tomó las llaves del coche y se dirigió a su nuevo trabajo. El tráfico agobiante
junto con la extensa nube de contaminación paseando por la avenida principal le generó
ciertas arcadas y espasmos, era oportuno llevar un kit de auxilio del cual obtuvo una
pequeña bolsa de papel y un malgastado tapabocas, a veces las pequeñas soluciones
bastan para calmar momentáneamente el gran daño ocasionado por la sociedad.

El reloj de mano advertía el poco lapso de tiempo restante para la hora de llegada, tras un
largo recorrido, Jack extenuado y con malestar en sus pulmones, se introdujo a su nuevo
lugar de trabajo, una empresa con alto prestigio, dedicada a la producción de automóviles
eléctricos bajo el nombre de Harrison Company. Llegó la hora del papeleo, tras dos horas
de inquietantes trámites, otorgar firmas y modificar documentos, oficialmente Jack
Harrison experimentaría su primer día laboral, con su nuevo nombre el cargo de
subgerente aguardaba por él, aunque irónicamente Jack no sentía el mismo deseo. La
jornada laboral transcurrió inmediatamente, las seis horas de encierro repetitivo de dar
órdenes a funcionarios frustrados y enfermos con un mismo apellido en común resultaría
por ser extraño y familiar, el concepto de familia lo había adquirido el mundo empresarial y
las grandes corporaciones, objetando que con este acontecimiento los empleados se
acercarían aún más y el clima laboral sería el más adecuado, generando un ambiente
organizacional deseado por años. Para Jack su nuevo apellido le significaba lo mismo que
el anterior, su nombre alejado del apellido otorgado por cada corporación era lo que
realmente le importaba, saber que nunca se lo usurparían le generaba un sentido de
pertenencia e identidad, lo que lo diferenciaba del resto ya que para cada organización
empresarial todos sus empleados significaban lo mismo. Cada hogar era una pequeña
confrontación empresarial, cada integrante al poseer un apellido distinto se veía
enemistado o en contraposición con el resto de individuos con los cuales convivía, en el
mejor de los casos si todos poseían el mismo apellido era cuestión de un milagro, esto
solo ocurría para algunos pocos afortunados. Jack había olvidado quien era realmente, se
encontraba en un círculo vicioso, parecía visualizar una salida, una luz al final del túnel
pero la oscuridad acometía sin piedad, llevándose consigo la esperanza de su ser, que
cada vez se encontraba más deteriorada y enfermaba empeorando su salud corpórea y
mental, estaba cansado de llevar una vida ajena, al salir de su hogar añoraba un
encuentro, un acontecimiento que lo condujese a la libertad, en donde pudiese
experimentar el placer de la vida a pleno, emancipándose de una parte de sí mismo, la
cual era foránea a su voluntad y a sus pasiones.
La alegría de Jack al no convivir con otros individuos que podían convertirse en sus
enemigos o contrincantes de vida hogareña le producía tranquilidad, tan solo imaginar la
traición por parte de una esposa o de alguno de sus hijos le generaba pavor, la idea de
esterilidad paseaba por su mente, pero aun no era el momento de darse por vencido, algo
en su espíritu trabaja de convencerlo, quizá el futuro podía cambiar, o de alguna manera
podía darle una transformación a su destino, una renovación a sus hábitos rutinarios,
sentir una motivación en cada plano de su existencia, sentirse reconocido por quien era y
por lo que podía sentir algún día y no por lo que aparentaba y lo que producía
infelizmente. No ajeno a lo anterior, le molestaba el hecho de compartir un apellido similar
con personas desconocidas las cuales ni determinarían su existencia, pero que eran parte
de su familia y a las cuales debería serles fiel hasta poder cambiar su lugar laboral, cada
compañero de trabajo era indiferente ante la existencia del otro, la obligación de cumplir lo
establecido por la empresa Harrison quitaba todo vínculo social sin interés de por medio,
esto ocurría en todas las corporaciones del mundo, cada empresa sobre la faz de la tierra
adopto esta filosofía, un estilo de vida organizacional acoplado al medio, una realidad
enfocada en sí misma y no en quienes la conformaban.

La hora de salida se mezcló con una visita nocturna al bar frecuentado por Jack, el cual
era muy concurrido por operarios Harrison además de algunos Ford y Apple, entre otros.
Jack en su estado solitario, decidió sentarse apartadamente, lejos del resto de repetitivos
empleados aparentando una vida feliz, su atención se la robo el informe de noticias el cual
daba a conocer el último reporte de desempleo en el país por parte del gobierno, este
expresaba que el porcentaje de personas sin un empleo era del 0.05%, dos décimas por
debajo del mes anterior, su admiración no se vio reflejada, era de esperarse ya que las
leyes nacionales iban en conjunto con los propósitos empresariales, a toda persona que
no desease trabajar se le castigaba o simplemente se la eliminaba por completo, la
historia era manipulada, las cifras jugaban a favor de unos pocos y el significado de la
vida iba perdiendo valor cada vez más a media que avanzaba el tiempo. Cada empelado
con su escarapela visible se relacionaba con sus semejantes, estaba prohibida la
interacción de cualquier tipo con personas pertenecientes a empresas de la competencia
directa, inclusive con empleados pertenecientes a aquellas organizaciones las cuales
podían manifestar un peligro competitivo en potencia. Los operarios Ford, en pequeños
grupos habitaban la parte central del bar, a los lados y sin interacción alguna con ellos, se
encontraban los pertenecientes a Harrison, con algunos Apple, los cuales mantenían
alianza con muchas corporaciones incluidas Harrison, Tesla, Pepsi, entre otras.

El apetito de Jack no aumentó, hace meses que no comía bien, desde la pérdida de su
última amante, la cual fue ejecutada por decidir no trabajar y dedicarse al hogar, un error
que se llevó una vida y las ganas de vivir de otro. Enseguida de recibir lo que sería su
cena, diviso que una mujer se acercaba a la mesa, su apariencia denotaba seguridad y
convicción, el aroma dulce y sereno que desprendía se apodero del olfato malgastado de
Jack, este sin poder decir una sola palabra la observo y frotó sus ojos, quizá todo era una
confusión o un mal entendido.
-Mi nombre es Linda, trabajo para Ford, te he visto aquí desde hace algunos días atrás,
no puedo permanecer mucho tiempo en tu mesa por motivos que ya conoces, he notado
algo distinto en tu mirada, desearía saber si en tu mente acontecen algunas ideas
similares a las mías, la curiosidad y las ganas de saciarla me persigue...- dijo la mujer
sutilmente, su edad merodeaba los 30, algo menor que Jack quien acababa de cumplir los
35 años hace un mes, pero para estos asuntos era algo con menor importancia.

-Agradezco tu buena voluntad pero deseo estar solo- respondió Jack fríamente y sin
preocupación alguna.

-¿Quién eres?, ¿Tienes algún nombre?- contesto en modo de pregunta la mujer, en ese
momento Jack sentía que lo único que lo identificaba, lo único que lo diferenciaba de los
demás, iba a ser revelado ante la belleza y la mirada penetrante de Linda.

-Mi nombre es Jack, es lo único que importa, no se quien de verdad soy, desearía eliminar
mi apellido pero antes de que eso pase, me eliminarían a mí, tal vez al salir de este bar
seamos castigados por lo que ambos significamos, no sé lo que pretendes, pero mis
aspiraciones van mucho más allá de lo que desean las personas a nuestro alrededor y no
me refiero solamente a las que se encuentran en este trivial lugar-.Tras oír tal discurso,
Linda creía haberse sentado en el lugar correcto, su sonrisa fugaz lo confirmo, su
búsqueda parecía finalizar, la escarapela de Jack a pesar del peligro que significaba para
ella, incitó aún más la llama que había empezado a arder de manera inaudita.

-No me interesa tu apellido, quizá el mío sea importante, lo he heredado de un tipo que
creó el primer automóvil pero que nunca alcance a conocer y que su existencia junto con
sus aportes para la sociedad no trajeron nada bueno para mí, creme que mis aspiraciones
son similares a las tuyas-, objeto firmemente Linda.

-¿Acaso conoces mis anhelos?, en un mundo jodido como este solo deseo despertar la
mañana siguiente y que todo fuera diferente, pertenecer a una familia, amar el trabajo al
cual pertenezco, tener amigos de verdad en donde la traición no sea un mérito sino un
acontecimiento de culpa y de dolor, volver a ese pasado supuesto que existió alguna vez,
no sé qué tan cierto sea, pero imaginarlo me genera un poco de esperanza, creo en el ser
humano y en la fuerza interna que ocasionalmente lo domina, así suene algo ilógico para
ti…- las palabras de Jack fueron interrumpidas por las lágrimas de Linda, había atacado
su sensibilidad, deseó poder abrazarla pero su apellido se lo impedía, la traición era su
tormento. El mesero, modestamente se acercó con un pañuelo algo usado pero
situacionalmente correcto para la ocasión y el lugar, Linda lo rechazo secando sus
lágrimas con las mangas perfumadas de su blusa, acto que conmovió a Jack,
despertándole el interés hacia una mujer, algo que le resultaba extraño. La comida de
Jack desapareció del plato, instantáneamente, su apetito había regresado, como por arte
de magia, involuntariamente logró recuperar su vitalidad, enseguida pago la cuenta e
invito a Linda a su casa pero esta rechazo apresuradamente la propuesta de Jack y salió
del bar velozmente. Intrigado pero sin asombro por la situación, Jack abandonó su asiento
tranquilamente, al llegar afuera del bar no visualizo a su extraña fugitiva, sentía que acaba
de obtener algo y se lo habían arrebatado, algo que le otorgaba la vida era usurpado por
esa entidad para la cual trabajaba, desilusionado y con un apetito que debería postergar
opto por regresar a casa, su apellido se lo exigía.

El día siguiente fue repetitivo para Jack, desde el momento que despertó anhelaba llegar
nuevamente al bar y toparse con Linda, en su cabeza solo se encontraba la imagen de
aquella mujer que estimuló su curiosidad y sus ganas de vivir, el segundo día laboral paso
sin inconvenientes, el proceso maquinal de la producción de automóviles desgastaba a
los empleados, en tan solo seis horas de trabajo diarias, Jack acumulaba demasiado
repudio e insatisfacción ante su nueva vida, acto que quiso neutralizar visitando
repetidamente el bar al finalizar su jornada productiva laboral. El lugar para comer fue el
mismo, aquel bar al cual sentía serle mucho más fiel que a su nueva empresa, mientras
sonaba una canción de The Beatles, su ilusión por ver a linda se acomodaba a la letra de
la canción, termino su cena y bebió un par de cervezas pero Linda no llego esa noche,
resignado se marchó posponiendo su interés para el día siguiente.

Se perdían los días, al igual que la esperanza de Jack, los problemas en su trabajo
empezaban a aparecer, las exigencias por producir más lo acechaban , la insatisfacción
agobiaba su existencia, hasta que una noche, mientras se encontraba leyendo, golpearon
la puerta de su hogar, la admiración fue latente, nunca recibía algún tipo de visita, su
preocupación rodeaba la idea de poder ser despedido a esas horas, descaradamente con
la aparición de su jefe superior el cual manifestaba un tipo de apatía engañosa, o quizá
algo peor, ser declarado culpable por el delito de interactuar con una funcionaria de una
empresa rival. Al abrir la puerta, se topó con la mejor sorpresa de su vida, los ojos de
Linda se cruzaron con los suyos inmediatamente, inmóvil ante la situación la vio entrar, su
escarapela ya no estaba, su identidad había desaparecido, ahora tan solo era Linda, tras
sentarse a su lado, en un pequeño sofá le dijo:

-Me han despedido, no pertenezco a ninguna empresa, tengo dos días para incorporarme
a otra, pero…solo deseo ser yo misma, no quiero más apellidos, he desaparecido por
motivos de seguridad, por la mía y por la tuya, espero que me entiendas-, dijo
pausadamente denotando cierto tipo de nerviosismo que deseaba ocultar.

-Dentro de dos días serás una fugitiva y yo seré tu cómplice, me castigaran por ocultar y
proteger a una rebelde, dame motivos para poder ayudarte.

-Escapemos juntos, he oído de un lugar donde la gente trabaja para su felicidad, en


donde no hay exigencias ni castigos, en donde puedes tener una familia como lo dicen las
leyendas prohibidas, en donde existe el amor en el hogar, en donde importa quién eres y
no lo que produces ni para quien trabajas, en donde puedes realizarte como ser humano y
no como un trabajador esclavizado...-. Ante tal propuesta de Linda, la vorágine que
experimentó Jack fue sorprendente. Quería escapar y dejarlo todo por aquella mujer
misteriosa, anhelaba resurgir de las cenizas como el ave fénix, tenía los elementos, solo
era cuestión de decidir.

-Apenas te conozco, has desaparecido por casi un mes luego de aquel fugaz encuentro
en el cual despertaste algo dentro de mí que yo mismo desconozco pero que me motiva a
cambiar esta jodida realidad, tal vez seas una agente encubierta en busca de rebeldes en
potencia y con ganas de vivir de verdad como yo, toda mi vida ha girado en torno a una
búsqueda de sentido propio, aparentando bienestar y conformismo barato, trabajando por
obligación y no por pasión, construyendo una vida con cimientos falsos, tratando de huir
lejos, pero nunca lo había logrado por no internarlo, ante tanta gente desconocida eres
muy parecida a mí, creo que has llegado para darme ese valor, arriesgare todo por ti, por
mí, por nosotros-. Un beso lento y ensimismado se apodero de la circunstancia, la pasión
había vuelto a cada uno de sus cuerpos, el nuevo plan ya se estaba ejecutando.

Dos días después, tras el sigiloso preparativo de la fuga, Linda y Jack decidieron
marcharse en un automóvil nuevo, un coche Harrison adquirido por Jack, todo indicaba
que el lugar de destino deseado por ambos estaría a 450 kilómetros de distancia y
además deberían pasar algunos niveles de seguridad. El viaje fluía de manera
satisfactoria, las paradas de descanso se convertían en pequeñas lunas de miel, una
escapada soñada aun sin saber lo que les esperaba, huyendo de antiguas vidas para
encontrar otras. En el segundo día de huida, el mapa sostenido por Linda indicaba la
proximidad del destino a culminar, de repente y sin previo aviso, tres patrullas de la policía
estatal, tres coches Harrison muy bien adecuados y cada uno con dos policías dentro, se
dirigieron en persecución de los fugitivos, Jack aceleró, el temor expropiaba su cuerpo,
cada idea desaparecía de su mente, la desesperación de Linda advirtió lo peor, la
gasolina se agotaba, en un intento imprevisto de tomar algún atajo, a toda velocidad,
perdiendo el control del vehículo, aquel atajo se transformaría en un amplio barranco, en
cuestión de segundos que ni el tiempo alcanzar a explicar con razón concreta, Jack junto
con Linda lograron salir inmediatamente salvando sus vidas, aquel coche fue testigo de su
propia destrucción. Enseguida los agentes de policía iniciaron una ardua búsqueda, se
sumaron algunos agentes especiales, además de perros domesticados y un par de
helicópteros, pero todo fue en vano, ya que el paradero de los fugitivos radicaba en una
pequeña cueva cercana al lugar del accidente, Jack mal herido, de mucha gravedad y con
gran dificultad para desplazarse, en decisión conjunta optaron por la salida de Linda en
búsqueda de la ciudad prometida, con mucho dolor en su corazón, Linda partió jurando
regresar y salvar a su amado, dejando una parte de su alma en manos de Jack, con la
idea de encontrarlo nuevamente. Tras un inquietante sollozo, de entre los matorrales, la
lucha y el desafío por encontrar aquel pueblo soñado emergía del espíritu de Linda, luego
de algunas horas eufóricas, la tranquilidad parecía regresar a su cuerpo, diviso una
pequeña aldea, rodeada por una gran muralla, corrió enseguida en búsqueda de ayuda,
algunas personas que ejercían como guardias del lugar, al notar semejante
acontecimiento fueron al encuentro de la mujer desconocida, la tomaron en su brazos
antes de que la misma se desmayara inmediatamente.

Al día siguiente, Linda recuperó el conocimiento, despertó en una amigable habitación, la


atención por parte de los buenos samaritanos del pueblo robó una sonrisa de su rostro al
instante, pero recordó a Jack y temió lo peor, hablo con el encargado del lugar y junto con
tres hombres, se dirigieron a la cueva en un vehículo clandestino a base de derivados de
grasa animal, iniciaron la cautelosa búsqueda, el objetivo era encontrar a Jack vivo, la
idea de localizar su cuerpo sin vida no era parte del plan. Al llegar a la cueva, Linda
desenfrenadamente se sumergió ante la oscuridad, un cuerpo yacía recostado, inerte y
sin movimiento, de inmediato notó el frio a través de su cuerpo, sentía la muerte de una
parte de su alma, los acompañantes del rescate acercándose tristemente al lugar,
consolaron respetuosamente a la desdichada, tomaron el cuerpo y lo llevaron a la aldea.

Se preparó una velación digna y un entierro modesto, desde aquel día la tristeza se
adueñó de la vida de Linda. El jefe de la aldea, llamado John, explico a Linda como se
regía su pueblo, menciono que todos los habitantes trabajaban para sí mismos, los
avances tecnológicos eran muy destacados pero totalmente diferentes a los
convencionales usados en las grandes ciudades, cada artefacto no emitía contaminación,
el aire era fresco y puro, cada persona poseía un nombre y un apellido único tal como lo
mencionaba la leyenda, hasta tener un hogar y por consiguiente una familia, las
relaciones interpersonales mantenían felices a cada ciudadano, el pueblo trabajaba como
una empresa en común con diferentes actividades y labores, los conocimientos eran
compartidos ocasionando una multifuncionalidad en las personas generando un beneficio
para los mismos habitantes, no había ni una sola persona desempleada, cada quien
amaba trabajar para sí mismo y para la comunidad, los intereses eran comunes, la
traición o el odio no se conocían, la supervivencia del pueblo se lograba tras pagar una
gran remuneración al estado, esta organización poseía riqueza tras su gran manejo de los
recursos y la alta motivación de cada trabajador. Día tras día, Linda se dirigía a la tumba
de Jack, le hablaba de su nueva vida, de la vida que nunca había experimentado, los
monólogos de Linda se convertían en profundos diálogos, la voz de Jack estaba siempre
en su mente y en su corazón, especialmente en su alma. Hasta que semanas después,
con las manos en su vientre, frente a Jack, en medio de un emotivo llanto, palpitando el
fruto del amor, la alegría regreso a su existencia, un pequeño pedazo de Jack brotaba de
entre la tierra, la mirada de Linda se dirigió hacia el hermoso cielo azul, prometió nunca
abandonar a Jack, enseguida quemo la escarapela Ford junto con la Harrison, aniquilo
una parte no vivida, de entre las cenizas resurgiría la verdadera vida.

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