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irresolubilidad, pues en éste jamás va haber una resolución, si se quiere, plástica .Por otro
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lado, Levinas con el sufrimiento del rostro del radicalmente otro pone de manifiesto que se
trata de una “casi revelación” que va más allá de la plasticidad: la exigencia de justicia del
rostro del otro no es representable ni objetivable; no puede haber una plástica del rostro de
la víctima según Levinas. Expuestos estos dos modelos filosóficos “antiplasticos”, Malabou
presenta una tensión en su propuesta: cómo a partir de conceptos o reflexiones de estas
propuestas filosóficas antiplasticas se pueden sacar consecuencias para una filosofía de la
plasticidad.
La reflexión de Malabou permite pensar una nueva dimensión de la plasticidad:
normalmente solo se tiende a ver la parte resolutiva de ésta, a saber, el dar y recibir forma,
pues en esta acción el pensamiento puede aprehender algo; sin embargo, se tiende a ignorar
la parte explosiva de la plasticidad y sus contornos oscuros: tematizar este proceso de
deflagración de la plasticidad es clave para intentar entrever mutaciones históricas,
orgánicas, etc. No solo se trata de atender la resolución, sino también la conflictividad. Sin
embargo, según Malabou, Hegel ya era un filósofo de la plasticidad; entonces, en términos
filosóficos, ¿Hegel no ha sido superado? ¿por qué retornar a Hegel en un tiempo donde
muchas filosofías se consideran antihegelianas? Hipotéticamente se puede decir que la
plasticidad implica ver: forma y explosión: una filosofía que se mantenga en la forma es
incompleta al igual que una que se mantiene en la explosión o en la deflagración. Se trata,
entonces, pensar en la frontera de ambas.
Para concluir se puede decir que el concepto de plasticidad permite pensar un proceso de
individuación política, en el sentido de que para posicionarse políticamente, al menos, se
requieren dos momentos: (1) recibir una forma; pero luego (2) destruir y moldear otro
horizonte a partir de esa forma dada. Tomar un postura política, en parte, implica reconocer
la constitución temporal de la identidad; pero también implica una ruptura de eso recibido.
En parte, lo político implica ese doble movimiento de formación-deflagración. Así mismo,
una política con solo formación (o forma) puede devenir conservadurismo; una política con
solo deflagración puede devenir mero impulso; tal vez el entre de los dos permite una
trayectoria política más potente.
Referencias
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