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Chasqu131
Revista Latinoamericana
de Comunicación abril - julio 2016

Diálogo de saberes:
giro decolonial y comunicología
latinoamericana

Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicación para América Latina


EDITOR
Francisco SIERRA CABALLERO

COORDINADOR EDITORIAL
Gabriel GIANNONE

SECRETARIA DE REDACCIÓN
Rosa ARMAS

CONSEJO DE REDACCIÓN
Amparo CADAVID
UNIMINUTO, Colombia
Fernando CASADO
Instituto de Altos Estudios Nacionales, Ecuador
Ana María DURÁN
Universidad del Azuay, Ecuador
Pablo Andrés ESCANDÓN MONTENEGRO
Medialab Quito-CIESPAL, Ecuador
Eduardo GUTIÉRREZ
Pontificia Universidad Javeriana de Colombia
Eliana del Rosario HERRERA HUÉRFANO
UNIMINUTO, Colombia
Octavio ISLAS
Universidad de los Hemisferios, Ecuador
Daniel Fernando LÓPEZ JIMÉNEZ
Universidad de los Hemisferios, Ecuador
Efendy MALDONADO
UNISINOS, Brasil
Claudio Andrés MALDONADO RIVERA
Universidad Católica de Temuco, Chile
José Rafael MORÁN
CIESPAL, Ecuador
Francisco Javier MORENO
CIESPAL, Ecuador
Fernando ORTIZ
Universidad de Cuenca, Ecuador
María PESSINA
CIESPAL, Ecuador
Jenny PONTÓN
FLACSO, Ecuador
Abel SUING,
Universidad Técnica Particular de Loja, Ecuador
Nancy Graciela ULLOA ERAZO
Pontificia Universidad Católica del Ecuador (Sede Ibarra)
Rosa VALLEJO CASTRO
CIESPAL, Ecuador
Edgar VEGA
Universidad Andina Simón Bolívar, Ecuador

2 CHASQUI 131 · ABRIL-JULIO 2016


Jair VEGA
Universidad del Norte, Colombia
José VILLAMARÍN CARRASCAL
Universidad Central del Ecuador
Jenny YAGUACHE,
Universidad Técnica Particular de Loja, Ecuador

EDITORES ASOCIADOS
Norteamérica
Jesús GALINDO
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, México

Centroamérica
Hilda SALADRIGAS,
Universidad de La Habana, Cuba

Área Andina
Karina HERRERA MILLER,
Universidad Mayor de San Andrés, Bolivia

Cono Sur
Lorena Mónica ANTEZANA BARRIOS
Universidad de Chile

Brasil
Denis PORTO RENÓ,
Universidade Estadual Paulista, Brasil

CONSEJO CIENTÍFICO INTERNACIONAL


Rosa María ALFARO
CALANDRIA, Perú
Luis Ramiro BELTRÁN (+)
Enrique BUSTAMANTE
Universidad Complutense de Madrid, España
Mauro CERBINO
FLACSO, Ecuador
Eliseo COLÓN
Universidad de Puerto Rico
Miquel DE MORAGAS
Universidad Autónoma de Barcelona, España
José Manuel DE PABLOS
Universidad de La Laguna, España
Carlos DEL VALLE ROJAS,
Universidad de La Frontera, Chile
Juan DÍAZ BORDENAVE, (+)
Heidi FIGUEROA SARRIERA
Universidad de Puerto Rico

CHASQUI 131 · ABRIL-JULIO 2016 3


Raúl FUENTES
ITESO, México
Valerio FUENZALIDA
Pontificia Universidad Católica de Chile
Raúl GARCÉS
Universidad de La Habana, Cuba
Juan GARGUREVICH
Pontificia Universidad Católica del Perú
Bruce GIRARD
Comunica.org
Alfonso GUMUCIO
Universidad Mayor de San Andrés, Bolivia
Antonio HOHLFELDT
PUCRS. Porto Alegre, Brasil
Gabriel KAPLÚN
Universidad de la República, Uruguay
Margarida María KROHLING KUNSCH
USP. Brasil
Margarita LEDO ANDIÓN
USC. España
José Carlos LOZANO RENDÓN
Universidad Internacional de Texas A&M. EE.UU.
José MARQUES DE MELO
Universidade Metodista de São Paulo, Brasil
Amparo María MARROQUÍN PARDUCCI
Universidad Centroamericana, El Salvador
Jesús MARTÍN-BARBERO
Universidad Nacional de Colombia
Guillermo MASTRINI
Universidad Nacional de Quilmes, Argentina
María Cristina MATA
Universidad Nacional de Córdoba, Argentina
Armand MATTELART
Universié Paris 8, Francia
Toby MILLER
Cardiff University, Reino Unido
Walter NEIRA
Universidad de Lima, Perú
Neyla PARDO
Universidad Nacional de Colombia
Antonio PASQUALI
Universidad Central de Venezuela
Cicilia KROHLING PERUZZO
Universidade Metodista de São Paulo, Brasil
María Teresa QUIROZ
Universidad de Lima, Perú

4 CHASQUI 131 · ABRIL-JULIO 2016


Isabel RAMOS
FLACSO, Ecuador
Rossana REGUILLO
ITESO, Universidad Jesuita de Guadalajara, México
Germán REY
Pontificia Universidad Javeriana, Colombia
Hernán REYES
Universidad Andina Simón Bolívar, Ecuador
Omar RINCÓN
CEPER - Universidad de Los Andes, Colombia
Hilda SALADRIGAS
Universidad de La Habana, Cuba
Francisco SIERRA
USE. España
César Ricardo SIQUEIRA BOLAÑO
Universidade Federal de Sergipe, Brasil
Muniz SODRÉ
Universidade Federal do Rio de Janeiro, Brasil
Guillermo SUNKEL
CEPAL-Naciones Unidas, Chile
Erick TORRICO
Universidad Andina Simón Bolívar, Bolivia
Gaëtan TREMBLAY
Universitè du Quèbec, Canadá

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CHASQUI, Revista Latinoamericana de Comunicación es una publicación académica pionera en
el escenario de debate del campo comunicológico latinoamericano. Ha sido creada en el año
1972 y, desde entonces, es editada por CIESPAL, con sede en Quito, Ecuador.
Se publica de forma cuatrimestral, tanto en formato impreso como digital. Su modalidad
expositiva es el artículo o ensayo científico. Los textos se inscriben en una perspectiva de
investigación y están elaborados en base a una rigurosidad académica, crítica y de propuesta
teórica sólida.
Para la selección de sus artículos Chasqui realiza un arbitraje por medio de pares académicos
bajo el sistema doble ciego, por el que se garantiza el anonimato de autores y evaluadores. Para
llevar adelante el proceso contamos con una extensa nómina de especialistas en diversas áreas
de la comunicación y las ciencias sociales.
Chasqui se encuentra indexada en las siguientes bases de datos y catálogos:

CIESPAL
Centro Internacional de Estudios Superiores
de Comunicación para América Latina
Av. Diego de Almagro N32-133 y Andrade Marín • Quito, Ecuador
Teléfonos: (593 2) 254 8011/ Ext. 231
www.ciespal.org
www.revistachasqui.org
chasqui@ciespal.org
ISSN: 1390-1079
e-ISSN: 1390-924X
Coordinador Monográfico Chasqui 131
Claudio Andrés Maldonado Rivera

Suscripciones: http://suscripcioneschasqui.ciespal.org
Diseño editorial
André Maya Monteiro
Corrección de textos
Noemí Mitter, Rosimeire Barboza Da Silva
Maquetación
Arturo Castañeda Vera

La ilustraciones utilizadas en este número se basan en esculturas de la cultura Jama-Coaque, comuni-


dad indígena que se asentó en lo que es ahora el litoral ecuaroriano, entre los años 500 a.C. y 1531 d.C.

Los textos publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores.


Reconocimiento-SinObraDerivada
CC BY-ND
Esta licencia permite la redistribución, comercial y no comercial, siempre y cuando la obra
no se modifique y se transmita en su totalidad, reconociendo su autoría.

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9 EDITORIAL
9 Comunicación y Buen Vivir. Nuevas matrices teóricas
del pensamiento latinoamericano
Francisco SIERRA CABALLERO

19 TRIBUNA
21 Los datos: la cancha donde se juega la democracia
Omar RINCÓN

37 MONOGRÁFICO
Diálogo de saberes: giro decolonial y comunicología latinoamericana

39 Introducción: Apuntes sobre descolonización epistémica


en el pensamiento comunicológico regional
Claudio MALDONADO RIVERA
47 Notas sobre modernidad, decolonialidad y agencia cultural
en Latinoamérica
Salvador LEETOY
63 A emancipação psicopolítica frente ao trauma epistêmico
e a teoria da comunicação
Evandro VIEIRA OURIQUES
77 Hacia una Epistemología del Sur. Decolonialidad del saber-poder
informativo y nueva Comunicología Latinoamericana.
Una lectura crítica de la mediación desde las culturas indígenas
Eliana HERRERA HUÉRFANO, Francisco SIERRA CABALLERO
y Carlos DEL VALLE ROJAS
1 07 Reflexiones para decolonizar la cultura académica latinoamericana
en Comunicación
Eloína CASTRO-LARA
123 Análisis de los supuestos epistemológicos que han configurado
la comunicación ambiental y la oportunidad
de reconfigurar esta disciplina
Oscar Julián CUESTA MORENO
139 El discurso ambiental en Colombia: una mirada desde el Análisis
Crítico del Discurso
Mónica PÉREZ-MARÍN
1 59 Mega-minería y colonialidad. Nuevas estrategias de legitimación,
viejos binomios
Julieta GODFRID
181 Prácticas comunicativas en contexto, para un conocimiento otro
de las tecnologías
Ana Claudia ROZO SANDOVAL
199 Deus e o diabo nas terras do Sul
João BATISTA DE ABREU

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221 Experiencias, magia y colonialidad. Reflexiones sobre estudiantes
y brujas en Santiago del Estero, Argentina
Lucas Gabriel DÍAZ LEDESMA

237 ENSAYO
239 El periodismo que contará el futuro
Antonio LÓPEZ HIDALGO
257 La invención del Sur. Renacimiento idealista y praxis académica
de los estudios culturales
Francesco MANIGLIO y Rosimeire BARBOZA DA SILVA
77
2 Desafios teóricos da pesquisa com sujeitos comunicantes:
a contribuição da noção de cidadania comunicativa
Rafael FOLETTO
93
2 (Re) contextualizando los sujetos periféricos: territorios creativos,
medios y espacios de visibilidad
Rosana MARTINS
09 Celebrações informativas de uma morte anunciada: o falecimento
3
de Hugo Chávez nas principais revistas semanais brasileiras
Frederico BRANDÃO TAVARES, Christa BERGER y Paulo Bernardo VAZ

327 INFORME
29
3 El eterno retorno de lo sustentable. Construcción discursiva
de una ciudad moderna en Córdoba (Argentina)
Cecilia Mercedes QUEVEDO, Luciana Victoria ALMADA
y Ailén SUYAI PEREYRA
49 A cidade em narrativas: jornalismos tradicional e cidadão
3
durante as ‘Jornadas de Junho’ de 2013 no Brasil
Renata Maria BORGES FONTANETTO
y Cecília CARROSSINI BEZERRA CAVALCANTI
63 Creación de contenidos interactivos de deporte para la televisión
3
digital terrestre en Ecuador
Abel SUING, Carlos ORTIZ y Verónica GONZÁLEZ
83
3 Las comedias de situación (sitcoms) producidas por la televisión
ecuatoriana y los estereotipos de género
Anabel CASTILLO BASTIDAS e Irina FREIRE
401 Uso de Facebook como medio de comunicación alternativo
por la “Marcha das Vadias Sampa”
Flávia GOMES-FRANCO E SILVA y Juliana COLUSSI

419 RESEÑAS
455 ÍNDICE DE AUTORES

8 CHASQUI 131 · ABRIL-JULIO 2016


Editorial:

Comunicación y Buen Vivir.


Nuevas matrices teóricas del
pensamiento latinoamericano
A decir de Raúl Fuentes, tres obstáculos subjetivos de progreso del pensamiento
crítico en América Latina han venido siendo, hasta la fecha, el dogmatismo, la
militancia voluntarista y el enfoque maniqueo de las contradicciones y conflictos
de la comunicación moderna. De ahí la pertinencia de una revisión crítica, tanto
histórica como cognitiva, en términos metateóricos, del despliegue y desarrollo
académico regional. Pero para ello es preciso deconstruir ciertas posiciones
de observación y conceptos al uso de la práctica teórica. En un camino de ida
y vuelta, de la economía política a la teoría crítica y la estética de la recepción,
para volver a la geopolítica de la cultura, el giro decolonial constituye, en este
sentido, una exigencia para la Comunicología del Sur. Más aún en un contexto
de creciente captura y subsunción del trabajo intelectual. La cultura y el modo
de producción del Capitalismo Cognitivo −como explica Jameson− se han
fusionado, produciendo la subsunción del trabajo académico bajo las exigencias
neopragmáticas de circulación y valorización del capital en una suerte de tiempo
pseudocíclico y neopositivismo aceptado acríticamente por los trabajadores de
la cultura y del conocimiento. A ello ha contribuido significativamente la política
científica dominante. Los organismos nacionales e internacionales de ciencia
y tecnología imponen el dogma fundamentalista del empirismo abstracto, la
razón de la existencia constatada de un orden inmutable al cual están sometidos
todos los acontecimientos y al que la academia regional ha terminado, lenta
pero paulatinamente, adaptándose de forma laxa, con perniciosos efectos no
solo en las formas y agendas de investigación, sino en el propio sentido de la
praxis científica. La década perdida y el neoliberalismo no solo incidieron en las
políticas económicas y sociales. La restauración conservadora de la era Reagan
y el Documento de Santa Fe significó, de facto, un retroceso de los estudios y
del potencial emancipatorio del pensamiento latinoamericano, traduciéndose
en una suerte de colonización interna de modos y visiones de la Universidad y la
investigación comunicológica, contraria a la rica tradición de los años setenta.
En este escenario, parece evidente la necesidad de repensar la ruptura
o quiebre epistemológico del campo si de verdad se trata, como antaño, de
recuperar la función social del intelectual, del comunicólogo, como traductor
colectivo que convoca a la comunidad a repensar el papel de la comunicación y

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SIERRA CABALLERO

las nuevas mediaciones digitales en el escenario de crisis global del capitalismo.


El reto no es otro que tratar de ofrecer herramientas de conocimiento y
liberación social de acuerdo a la diferencia teórico-metodológica de la escuela
crítica en América Latina. Este giro de lo decolonial exige, en lógica coherencia,
una crítica de la crítica (Rancière dixit), revisando conceptos, triangulando
perspectivas teóricas, reconstruyendo las lógicas del sentido y la genealogía
moderna de la comunicación regional. Una suerte, en fin, de economía política
del conocimiento comunicológico, entre la sociedad, la cultura y la economía, en
la que se logren vislumbrar nuevas miradas potentes en la dialéctica productiva
entre tradición y modernidad, en este caso reconociendo la riqueza de los
saberes ancestrales.
A partir del reconocimiento de la alteridad, de la diferencia, con Martín-
Barbero cobra forma, como es sabido, la idea de otra modernidad en América
Latina; una modernidad inconclusa para la mirada dominante y diferente o
novedosa para la mirada alternativa. De acuerdo con Mattelart, esta relación
en América Latina ha suscitado originales interrogantes sobre la articulación
entre las culturas populares y la producción industrial de cultura. Desde la
comprensión de las identidades y sus luchas contra los flujos de la modernidad
hasta la comprensión de los usos de lo popular, las complicidades, las
apropiaciones y las resistencias de los receptores, en la Escuela Latinoamericana
de Comunicación (ELACOM) subyace una teoría que piensa la sociedad
latinoamericana −más que desde la deuda o la carencia del desarrollo de la
modernidad− desde la diferencia y la diversidad de lo social mediatizado que
hoy los estudios sobre la decolonización del saber-poder deben actualizar y
trascender con nuevos interrogantes o cuestionamientos, en la medida en que
el contexto es otro bien diferente.
Como se argumenta en algunos de los trabajos del monográfico de este nuevo
número de Chasqui, la emergencia del movimiento indígena ha transformado
políticas y deliberaciones en las Ciencias Sociales a escala regional en un
momento de crisis de paradigmas y transición. Los casos de Ecuador y Bolivia
sobresalen en este contexto de cambios y transformación por el reconocimiento
explícito en su Constitución de los pueblos originarios, al declararse estados
plurinacionales. Ahora bien, este es apenas, como señala Boaventura de Sousa
Santos, un punto de partida, “una victoria del movimiento social, del movimiento
indígena y del movimiento popular” (De Sousa Santos, 2010, p. 61).
Históricamente, el redescubrimiento de lo propio como empoderamiento del
pensamiento y la realidad latinoamericana se ha traducido en la Comunicología
latinoamericana en una reivindicación de la diferencia. Pero también en un
cuestionamiento y antagonismo de la norma y el pensamiento dominante de la
modernización occidental y la ciencia positiva hegemónica en el Norte. Así, por
ejemplo, con el movimiento NOMIC y posteriormente la defensa del Informe
McBride, América Latina lideraría un debate sobre el acceso a la información
y la democratización de la comunicación como componente fundamental

10 CHASQUI 131 · ABRIL-JULIO 2016


EDITORIAL

de los Derechos Humanos que marcaría un punto de inflexión en las agendas


de investigación, partiendo de las prácticas negadas de la comunicación
comunitaria y el derecho de acceso a los medios. Como consecuencia, y fruto
del debate abanderado por destacados pensadores y activistas como Luis
Ramiro Beltrán, la región asistiría a la emergencia −en el marco de la teoría de
la dependencia− de políticas públicas, en países como México, para el acceso
a los medios de comunicación de las comunidades indígenas, legitimando un
saber-hacer que, como advirtiera Luis Ramiro Beltrán, constituye un elemento
distintivo original de la Comunicología Latinoamericana, a saber: la dimensión
praxiológica.
Conscientes de la necesidad de asunción de la ambivalencia y el potencial
de las derivas y lógicas sociales que la cultura moderna negó por omisión, hoy
estimamos −siguiendo la tradición del pensamiento de la liberación regional−
la pertinencia de vislumbrar a corto y medio plazo, en el horizonte cognitivo
de América Latina, la emergencia de una nueva conciencia posible que permita
definir una nueva lógica y pensamiento del Sur, actualizando para trascender la
experiencia de ELACOM.
A este respecto, es necesario definir la Escuela Latinoamericana de
Comunicación −sin entrar a discutir la pertinencia o no de su distinción, que se nos
antoja ociosa cuando no limitadamente malinchista− como el corpus de análisis
de la comunicación y la cultura, con elementos epistémicos y metodológicos
diferentes a los desarrollados en los ámbitos de la academia de Europa y
Estados Unidos, en virtud de una hibridación teórico-metodológica original que
atiende a la especificidad histórica y a la emergencia de sincretismos y nuevas
lógicas de modernización marcadas por la pluralidad de las culturas populares
massmediatizadas. Tal reconocimiento da lugar a un corpus conceptual y a una
práctica teórica surgida como ruptura y deconstrucción frente a las corrientes
dominantes en las antiguas y nuevas metrópolis occidentales; es decir, frente a las
teorías foráneas del funcionalismo norteamericano y la teoría crítica marxista
de la Escuela de Frankfurt, al mismo tiempo que se enunciaban nuevas agendas
propias adaptadas al contexto de movimientos y luchas políticas y sociales
de la región, construidas desde la dialéctica de la hibridación y el mestizaje
que reconoce la praxis, la diversidad y la participación como medulares en la
comunicación entendida como mediación social. Es, en suma, a partir del
reconocimiento de las particularidades históricas y culturales (mestizaje,
diversidad de identidades) de América Latina desde donde se comienza a tejer
la propuesta de comprensión de la comunicación desde la perspectiva social y
cultural. Con el surgimiento de explicaciones más críticas en la investigación
latinoamericana de la comunicación lideradas por Pasquali, Mattelart y Freire
(entre otros), los estudios de comunicación ganaron entonces la perspectiva
de la localización, en la vida social y cultural de la realidad latinoamericana.
En el caso particular de Freire, se habla de una propuesta que “apunta hacia
el núcleo del proceso de dominación social: la ausencia de dialogicidad en la

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SIERRA CABALLERO

comunicación cotidiana y su proyección en el silencio secular de las poblaciones


oprimidas de todo el continente […]” (Marques de Melo, 2000, p. 286). Estas dos
tendencias marcarán el desarrollo de la investigación en América Latina entre
los años setenta y noventa, definiendo, por un lado, los análisis desde marcos
sobreideologizados y, por otro, el culturalismo que resta peso al valor ideológico,
donde el exceso etnográfico se impuso como una nueva forma de populismo
cultural con una defensa acrítica de todo consumo como resistencia. En sus
alcances teórico-metodológicos, en cualquier caso, la propuesta de investigación
desde la relación comunicación/cultura ha permitido comprender el desarrollo
y el reconocimiento de las identidades culturales en el marco del mestizaje,
entendido como procesos de continuidades en la discontinuidad, conciliaciones
entre ritmos que se excluyen, desde donde se piensan las formas y sentidos
culturales.
Cuando hoy reivindicamos la deswesternización del pensamiento comuni-
cológico latinoamericano, problematizando la colonialidad del saber-poder
comunicacional, es justamente para construir −desde dicha diferencia− un
conocimiento consistente, liberador y referenciado en las ecologías de vida. En
otras palabras, de la cultura clásica y el barroco a la era del neobarroco guber-
namentalizado de las Américas y la decolonialidad del saber-poder informativo,
que atraviesa las nuevas mediaciones y disciplinamientos, hoy se nos antoja per-
tinente y necesario recorrer los ejes vertebradores de nuestra crisis civilizatoria
y de sentido para apuntar nuevas matrices para el Buen Vivir, para las ecologías
de vida que se construyen en el nuevo entorno mediatizado (actualizando la pro-
puesta de ELACOM desde un nuevo giro o ruptura epistemológica). Se trata de
tomar en serio el diálogo de saberes y asumir la diferencia de la modernidad
evitando cierto dominio eurocéntrico hegemónico −en la actualidad básica-
mente angloamericano− para afirmar una suerte de ethos barroco como pro-
grama científico vital para la región.
La afirmación de una radical singularidad o diferencia del modelo de
construcción de lo social en Latinoamérica debe asumir, por principio, la
diversidad no solo como lo real concreto de las ecologías de vida, sino también
en la propia forma de producción del conocimiento. Pues, siguiendo en ello a
Bolívar Echeverría, si pensamos desde América Latina, hemos de reconocer que,
las configuraciones históricas efectivas de la modernidad aparecen como el
despliegue de las distintas re-formaciones de sí mismo que el occidente europeo
puede inventar −unas como intentos aislados, otras coordinadas en grandes
proyectos globales− con el fin de responder a esa novedad absoluta desde el nivel
más elemental de su propia estructura. Más o menos logradas en cada caso, las
distintas modernidades que ha conocido la época moderna, lejos de agotar la
esencia de la modernidad y de cancelar así el trance de elección, decisión y
realización que ella implica, han reavivado ese trance cada cual a su manera.
(Echeverría, 1997, p. 143)

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EDITORIAL

Ello se traduce en formas distintas de pensar, de producir ciencia, tal y como


el propio Echeverría razona a propósito del ensayo en Latinoamérica. Esta fue
la razón de ser de la propuesta epistémica de hacer visible la construcción
de pensamiento desde la praxis como posibilidad de reflexión y elaboración
de teoría desde la práctica/acción, de acuerdo con Luis Ramiro Beltrán, y la
investigación-acción participativa como metodología colectiva de producción de
conocimiento, siguiendo las exploraciones de Orlando Fals Borda en Colombia
en torno a la experiencia de lo popular y lo cotidiano.
La incursión de la llamada comunicación alternativa sustentada en la
oposición a lo constituido, lo alterno a lo establecido, lo otro distinto a lo
institucional (en contraposición a los grandes medios), abrió una de las
ventanas de discusión y aporte más importantes al debate de la comunicación
desde América Latina y, en cierto modo, por vez primera visibilizó a las culturas
indígenas. Los análisis y las investigaciones sobre el tema aparecen con mayor
fuerza en México, Bolivia y Ecuador y se centran en estudiar los procesos de
apropiación de las tecnologías de la comunicación y la información (desde
las radios hasta tecnologías más recientes) como procesos de reconocimiento
cultural. Se constituye así una Comunicología de la praxis, esto es, un saber para
la acción, una nueva lógica del sentido, las bases de reflexividad y metacognición
que anticipan muchos de los debates contemporáneos del constructivismo por
el énfasis en el contexto, la historia conectada, y la triangulación compleja y
recursiva en la emergencia de una Comunicología Otra.
Hoy esta línea de desarrollo, abandonada en la academia por influencia
del conservadurismo intelectual que dominó las universidades durante el
neoliberalismo, adquiere nuevo sentido y relevancia en un horizonte de
discusión conceptual que apunta la pertinencia de redefinir agendas, matrices
de pensamiento y culturas de investigación. Pero para lograr su consolidación
institucional es preciso empezar por lo elemental. Por ejemplo, una de las tareas
pendientes de la investigación comunicacional sigue siendo la de sistematizar el
estado del arte. Llama la atención que, si bien en la década de los setenta revistas
de referencia –como Chasqui– promovieron el debate sobre cultura indígena y
medios de comunicación, la literatura especializada en la materia en América
Latina es casi episódica hoy, limitándose bien a redes más amplias sobre cultura
popular o tradicional (en la que se incluirían las formas de comunicación
indígena, caso de folkcomunicación en Brasil) bien centrada en dos problemas
fundamentales de estudio: las radios o medios comunitarios (sobre todo abordado
en México y Colombia) o el estudio del impacto de la innovación tecnológica en
comunidades tradicionales (caso de Brasil y Chile). Por otra parte, en la necesaria
transición y ruptura de las hibridaciones y cambios de demarcación que
tienen lugar en el contexto, es preciso definir nuevas direcciones y agendas de
investigación capaces de reconectar −como sugiriera Williams y Hall− la cultura
y la política, la economía y la comunicación, la identidad y las transformaciones
históricas en una suerte de nueva imaginación comunicacional que construya

CHASQUI 131 · ABRIL-JULIO 2016 13


SIERRA CABALLERO

pensamiento desde el humus y formas inmediatas de reproducción social. Así,


como apuntábamos al analizar las formas de producción y consumo cultural en
América Latina −hoy mediatizados en grandes centros urbanos como Londres,
Madrid o Los Ángeles−, realidades como la diáspora como problema o la lucha
de clases como telón de fondo de la globalización, sitúan la hibridación como
un problema de deseo emancipatorio de las nuevas clases subalternas que exige
otra mirada constitutiva de la academia, como en su momento ensayaran los
Estudios Culturales Latinoamericanos. La asunción de este reto comunicológico
es estratégica en la era postmedia, pues el reino de lo extraordinario y de lo
espectacular integrado, la creatividad, el acto de lectura que evoca, sugiere,
proyecta e impugna la práctica teórica, se convierte en norma fundamental de
acumulación en el Capitalismo Cognitivo. La referencia del filósofo Santiago
Castro-Gómez (1996 & 1999) es, en este sentido, del todo pertinente, pues la
nueva forma de organización del trabajo en el Capitalismo Cognitivo, el modelo
de producción posfordista, valoriza la dimensión simbólica, social, afectiva,
comunicativa y emocional de las formas comunadas, proyectando una nueva
ciudadanía cultural, tal y como apuntamos en anteriores trabajos (Sierra, Del
Valle & Moreno, 2010 & 2011; Sierra & Martínez, 2012).
Si, como demuestra Eagleton, la lógica de la dominación es la forma estética
de la ideología apolítica del sentido común y la sensibilidad del espectáculo como
mediación del inconsciente político (Eagleton, 2006), eludir en el plano teórico
los márgenes y formas obliteradas de conocimiento y praxis social constituye,
en este sentido −cuando menos−, un ejercicio de irresponsabilidad histórica.
La apuesta, de acuerdo con Boaventura de Sousa Santos, de una Epistemología
del Sur exige comenzar a repensar desde dónde observamos y qué atención se
da a la emergencia de sujetos, saberes y ecologías culturales negadas. Más aún
cuando sabemos que:
los fenómenos semi-modernos son elementos (fragmentos, ruinas) de
civilizaciones o construcciones no occidentales de mundo social, que mantienen
su derecho a existir en el mundo de la modernidad europea pese a que el
fundamento tecnológico sobre el que fueron levantados ha sucumbido ante el
avance arrasador de la modernización. La vitalidad que demuestran tener estos
elementos aparentemente incompatibles con toda modernidad –pese a que son
integrados en exterioridad, usados sin respetar los principios de su diseño, de
manera muchas veces monstruosas– es la prueba más evidente de la limitación
eurocentrista que afecta al proyecto de la modernidad dominante. (Echeverría,
1997, p. 189)
Y que, hoy por hoy, debe ser impugnada, tal y como propone el giro
decolonial, con el fin de tratar de explorar productivamente el mosaico de
identidades y pensar los flujos descentrados: la ruptura o corte epistemológico
del eurocentrismo.
CIESPAL apuesta en esta línea, como política científica, por una teoría de la
mediación deswesternizada, politizando el análisis cultural y de las mediaciones

14 CHASQUI 131 · ABRIL-JULIO 2016


EDITORIAL

mediante la reconexión del pensamiento para el cambio social en una línea


fronteriza entre EPC y Estudios Culturales frente al dominio del Capitalismo
Cognitivo eurocéntrico. Pensar la Comunicología de la Liberación, ensayar una
Teoría del Sur y desde abajo, significa −a nuestro modesto entender− superar
dato, base material, e interpretación, mediación subjetiva, trascendiendo la
binaria forma dominante que desconoce otras formas de vida y conocimiento,
tanto como otros lenguajes y formas de representación olvidados por la academia.
Y aquí entroncamos con el giro lingüístico y la crítica que hace años formulara
Homi Bhabha (1994). La misma que hoy hace posible una nueva potencia crítica
con el giro decolonial. Y que asume, con todas las consecuencias, la crítica
cultural y de la comunicación latinoamericana en la inestabilidad intersticial de
lo no reconocible que desafía a las disciplinas organizadas.
Esta reflexividad apunta a las tensionalidades de la decolonialidad del
saber-poder, a una escritura desbordante, especialmente en un tiempo como
el nuestro en el que tienen lugar mutaciones readaptativas sin cesar; un tiempo
encrucijada, de transición y crisis, de paradigmas y modelos civilizatorios que
nos obliga a asumir prioritariamente una ruptura epistemológica y vital. En otras
palabras, la constatación del fin de una era y la emergencia, que se vislumbra
apenas, de un nuevo modelo de reproducción y, por ende, de mediación social,
exige de una institución como CIESPAL repensar sistemas categoriales, matrices
epistémicas y la propia práctica académica, empezando por deconstruir el
discurso cínico de la colonialidad que impera en la Universidad.
Si la política es el arte de lo posible, la voluntad incisiva de este trabajo
de política científica es una inadecuada y paradójica iniciativa de acción
transformadora que recupera el sentido originario de la teoría crítica
latinoamericana, cultivando la memoria de nuestra contingencia. Con esta
voluntad convocamos el monográfico de Chasqui y con esta esperanza abrimos
diálogo, no solo en Ecuador, Bolivia (ABOIC) y Chile (UFRO), sino en diferentes
espacios y colectivos sociales que piensan que la Comunicación, más que nunca,
es una Ciencia en Común y exige una sociología de las emergencias basada en el
diálogo de saberes y en una ruptura con los hábitos tradicionales.
Frente a cada una de las monoculturas y lógicas dominantes precisamos
asumir radicalmente cinco ecologías sostenibles para el campo: la ecología de
los saberes, para aceptar el valor de otros saberes y otros criterios de rigor que
dan credibilidad contextual a los saberes; la ecología de las temporalidades,
para recuperar el sentido de los ciclos y del tiempo circular, propio de los
procesos biológicos y de la naturaleza; la ecología de los reconocimientos,
en los movimientos sociales, la diversidad social y cultural, las luchas por la
emancipación y la actuación colectiva; la ecología de las transescalas, como
recuperación simultánea de las tensiones y articulaciones entre lo local y lo
global; y la ecología de las productividades, para recuperar y valorar los sistemas
alternativos de producción que se generan en las organizaciones económicas

CHASQUI 131 · ABRIL-JULIO 2016 15


SIERRA CABALLERO

populares a través de la autogestión, la organización cooperativa y la solidaria


(De Sousa Santos, 2009, p. 103-126).
En definitiva, de acuerdo con las tesis de Boaventura Sousa de Santos,
debemos descolonizar la Comunicología por medio de distintas herramientas
metodológicas y de praxis de la investigación: partiendo de la superación de
los prejuicios epistémicos que la Academia aún posee para con las prácticas y
espacios tradicionales de los pueblos originarios amerindios; promoviendo
el diálogo entre las redes y comunidades del Sur, con el fin de compartir y
contrastar saberes y experiencias de mediación en la región para la consecución
de una nueva Epistemología de la Comunicación desde el Sur; rearticulando
el pensamiento crítico latinoamericano −desde esta misma epistemología a
la que hacíamos referencia−, a partir de la politización de la investigación en
comunicación, de las nuevas formas de apropiación, activismo tecnológico y,
por parte de los movimientos indígenas del continente, nuevos procedimientos
de acción colectiva de las políticas de representación; y, por último, a través de
la discusión de la Economía Política de la Comunicación y del Conocimiento
en la era del Capitalismo Cognitivo en forma de Arqueología del Saber-Poder
informativo en la modernidad otra de América Latina (mediante un cambio de
código, la agenda de comunicación sufre un traslado desde la metrópoli hacia
la periferia, de la visión culturalista a la economía política), problematizar,
en suma, los sistemas de conocimiento tal y como lo vienen haciendo los
movimientos indígenas, mientras en las instituciones de la Academia −los
currículos formales de las escuelas y facultades de Comunicación de América
Latina− se siguen marginando en sus agendas de formación e investigación las
ecologías de vida propias del contexto inmediato de la región.
A través de la decolonización del saber comunicológico dominante, la
Comunicología Latinoamercana debe aprovechar los cambios estructurales de
la globalización capitalista para renovar, como ya hiciera antaño, los paradigmas
y modelos teóricos; basándose en la experiencia insurgente de los movimientos
indígenas, iniciada en la región en 1994 con la lucha zapatista. Para ello se
requieren algunas condiciones para la práctica científica:
La construcción de formas institucionales más fuertes y coherentes,
entidades supranacionales que contribuyan −mediante la articulación de redes
y programas de investigación transversales− al fortalecimiento del campo del
conocimiento autóctono. Una primavera académica contra las prácticas de
privatización y mercantilización del conocimiento impuestas por el Capitalismo
Cognitivo; con instituciones como CONFIBERCOM, CLACSO, CIESPAL, ALAIC,
FLACSO, CLAD, ULEPICC y otros espacios de construcción de pensamiento
crítico que representan la voluntad de una nueva institucionalidad creativa,
polivalente y rizomática, y tratan de reconectar lo procomún latino para
desarrollar una forma de pensar e investigar renovada, poscolonial y divergente.
El favorecimiento de la reflexividad científica y la metainvestigación
para definir agendas y conseguir una apropiada visión de conjunto de la

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EDITORIAL

compleja realidad de nuestra praxis; aquejada, en los últimos años, de una


carencia sintomática de perspectiva estratégica y de producción epistémica.
Esta necesidad de hacer política científica con el apoyo, por supuesto, de las
instituciones supranacionales antes mencionadas responde al requerimiento
de fortalecer el campo ante las nuevas transformaciones teórico-prácticas de la
mediación (así como a la amenaza de que desaparezca toda práctica científica,
ya sea por su ineficacia o falta de operatividad);
El fomento de la naturaleza aplicada, creadora y productiva de la
comunicación: convertir la Universidad, permeando la práctica científica, en un
laboratorio de medios en el que los usuarios −gracias al empleo de métodos de
investigación colaborativa− produzcan nuevos contenidos, valores y servicios,
inspirados en las Universidades de la Tierra Indígenas. Como ya apuntara
Boaventura de Sousa Santos, la necesidad de refundar el modelo de universidad
del siglo XXI para que se base en el reconocimiento, la ecología de saberes, la
justicia cognitiva global y una cultura académica anticolonial, anticapitalista
y democrática, en concordancia con muchas de las experiencias que están
llevando a cabo los pueblos amerindios.
La compilación de este especial de Chasqui anima a la lectura en esta
dirección. Los autores cuyos textos aquí se recogen confían en que el esfuerzo
se traduzca en cambios. Este es el sentido del trabajo colectivo que venimos
construyendo en CIESPAL. Como siempre, el lector tiene la palabra.

Francisco SIERRA CABALLERO


Editor
www.franciscosierracaballero.com

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