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Gracia y el forastero (1964) es un clásico entre la literatura juvenil, se convirtió en una novela
que es leída por diversas generaciones. En palabras del mismo autor:
Es un libro por medio del cual logré comunicarme con la gente joven, cosa que es una
gracia a mi edad. Es un libro de mi generación y resulta hermoso que existan ciertas
cosas comunes entre ella y la juventud actual. Es un libro en que el amor está mirado
como tal y no como simple pasión sexual (Contardo, pág. 21, 1973)
Refiriéndose al amor como un tema y un sentimiento que va más allá de la edad o las
generaciones, sino como algo que es transversal a lo largo de toda la vida y que, gracias a él,
pudo comunicarse con mucha gente joven y probablemente seguirá haciéndolo. Sin embargo, esta
novela no trata solo de un desventurado amor de verano, sino que es mucho más, es dolor,
esperanza, emoción y lucha.
Guillermo Blanco (1964), nos presenta la gran aventura de amor entre dos jóvenes
adolescentes que pertenecen a diferentes clases sociales, por un lado, Gabriel, un muchacho
estudiante de humanidades que proviene de una familia de esfuerzo y por otro lado, Gracia, una
señorita acomodada hija de un general del ejército de Chile, el cual le impone casarse con uno de
sus subalternos para otorgarle un futuro asegurado. La narración contiene variados detalles de
diferentes emociones y lugares que llevan al lector a inmiscuirse en este fatal romance.
La historia comienza cuando Gracia y Gabriel se conocen gracias a un encuentro casual entre
los padres de ambos, pues eran viejos amigos. Los dos adolescentes comienzan una amistad
debido a diferentes encuentros fortuitos, posteriormente, comienzan a sentir atracción por el otro
hasta que Gabriel, nota que ella está comprometida con Max, un teniente con el cual el General
contaba para entregarle a su hija. No obstante, la muchacha desecha tal compromiso debido a la
falta de amor hacia él, por lo que decide tener un romance a escondidas con Gabriel, quien busca
a través de todos sus medios poder casarse con ella para poder estar juntos. Ambos cuentan con el
apoyo del padre del muchacho y deciden que la mejor forma de lograr su cometido es realizar una
boda simbólica y tener un hijo, pero tal romance prohibido por el cura y por el general, se
apacigua con la orden de este último de volver a Santiago, en donde tiene a su hija vigilada la
mayor parte del tiempo. Gabriel la sigue y logra comunicarse con ella mediante cartas, sin
embargo, Gracia no soporta muy bien las discusiones con su padre. Son estas mismas disputas las
que llevan a la joven a la muerte. En su intento de huir, cae por las escaleras y muere desangrada
con su hijo en el vientre. Este hecho es el más importante de la narración, pues quien nos cuenta
esta fatídica historia desde el dolor es el mismo Gabriel a través de sus escritos.
Esta gran novela corta, está organizada a través de veintisiete capítulos que, como se
mencionó anteriormente, son escritos por Gabriel quien decide retratar su malaventurada historia
de amor con Gracia. Al estar escrita en primera persona y en pasado, se logra que el lector se
involucre y empatice con lo que se está narrando. Bajo esta lógica, se logra un juego de
perspectivas narrativas en donde se encuentra por un lado aquel Gabriel, adolescente e ingenuo
que descubre y vive la experiencia mágica del amor, por el otro lado está este Romero adulto, el
cual en el retiro espiritual evoca maduramente recuerdos dolorosos. Es narrador y testigo al
mismo tiempo, se deja llevar por la conciencia en aquel laberinto de razonamientos y costumbres.
Lo mismo sucede con el Lazarillo de Tormes (1554), ambas son novelas con un mismo narrador
que es capaz de desdoblarse para vivir experiencias y para retratarlas. Son similares además en la
forma en que reviven su pasado, ya que lo hacen a través de cartas, sin embargo, son diferentes
en contenido.
‘’Por primera vez sentía de modo palpable la enorme distancia que me separaba de la
vida práctica; el abismo que se abría entre mi personalidad de muchacho y la realidad de
hombre que me guardaban en alguna parte del futuro, y ahora parecía venírseme
encima’’ (Blanco, pág132, 1964)
Esta falta de significado es posible apreciarla también en obras como El extranjero (1942) de
Albert Camus, en donde el personaje principal se sumerge de lleno en el existencialismo y la falta
de dirección luego de la pérdida de su madre. En la otra vereda, se encuentra Gracia, donde el
dolor se hace presente de distinta forma, pues es quien reencarna la tragedia, es comparable con
Melibea, Julieta e incluso Marianela, tal como señalaba el padre de Gabriel, es aquella que está
más cerca de la sobrehumanidad por el sufrimiento vivido. No obstante, ambos adolescentes
tenían esperanza, son personajes intensos que, de cierta manera, romantizan el dolor.
En tercer lugar, se encuentra la mujer como clave o contextura del mundo, García Álvarez
(1964) considera en su prólogo que Gracia es vista como la responsable de la tragedia, pues ella
es quien se acerca a Gabriel, cambiándolo positivamente, el cual la ve como un ‘’milagro’’ o una
muchacha muy parecida a un retrato. Este la idealiza pues no había cruzado muchas palabras con
ella, pero en ocho capítulos que bien podrían traducirse a ocho días, el joven se enamora
profundamente. Es tanta la idealización de la muchacha en la obra, que hasta su nombre posee un
significado, el cual es la agraciada. Sin embargo, es solo una chica en un mundo de hombres, el
autor de la novela introduce en la narración la tradición neoplatónica de la mujer proveniente de
Gustavo Adolfo Bécquer (1871), en donde se le considera como la clave del mundo para los
hombres y la fundadora de algo, esto se evidencia además en obras de autores como Garcilaso,
Quevedo o Neruda. En palabras de González (2015)
Existen muchas semejanzas con Bécquer (1871), puesto que a Gracia se le describe como una
joven de aspecto angelical y siempre con su pelo al viento, vestida de blanco. El amor entre ella y
Gabriel es tan puro que el erotismo no aparece ni siquiera cuando consuman su amor. En cuanto a
lo platónico de su amor, esto se deja ver en la medida en que ellos luchan por derribar las barreras
que los separan. Es inalcanzable en el trágico final que ambos obtienen.
Aquí el autor nos presenta con exquisita sensibilidad la manera de sentir de estos dos
jóvenes, la profundidad de sus sentimientos y el daño que pueden causar los padres al no
enfrentar una realidad: mirar a sus hijos no como una cosa que les pertenece, sino como
seres humanos independientes y ansiosos de vivir una realidad con limpieza, sin
presiones, lo que les dará la seguridad de ser verdaderamente ellos. (pág. 23)
Refiriéndose a las costumbres que presentan los padres al mantener al margen de la vida a sus
propios hijos, los cuales no enfrentan la realidad por más que sus retoños se esfuercen, como es el
caso de esta novela en donde esta misma falta de empatía termina en desastre. Otro mundo
presente en la narración es la separación de las clases sociales, por un lado el General, quienes
eran de una clase acomodada que solo se involucraban con gente como ellos y por el otro
Gabriel y su padre, quienes eran pobres, trabajadores y honrados que no temían involucrarse con
otras personas. Sin embargo, esta diferenciación entre las clases sociales es un obstáculo para los
muchachos y a la vez, es un recordatorio para el lector que no todo es mágico. Siguiendo esta
lógica la generación del 1950, es una oposición a la razón y las costumbres las cuales
inexorablemente se entrelazan en el mundo narrativo.
Un padre, haciendo eso. Yo sí entendía. Para él, ésta era una oportunidad única: un
hecho consumado, que pondría fin a ese otro hecho consumado frente al cual lo
colocaríamos su hija y yo. Al bastardo. Sería suficiente con dejar que la naturaleza
siguiera su curso. Un aborto espontáneo, nadie tendría por qué enterarse, lo libraría de la
deshonra y de la humillación. Gracia podría cumplir la palabra empeñada con Max
(Blanco, pág. 155, 1964)
La muchacha, no murió por el accidente en la escalera, sino que falleció por el descuido de su
padre. Este es un caso verdaderamente impactante sobre hasta dónde puede llegar el egoísmo de
un hombre al ver que una mujer toma una decisión en la que no tiene jurisdicción. El General,
junto al teniente, demuestran que la joven es una subalterna, pues no la ven como un individuo
que sabe lo que quiere y que es capaz de ver por sí misma. Se comprende que la época en la que
fue escrita la obra es en 1967, y que la visión de los hombres ante las mujeres era muy diferente a
la del siglo XXI. Sin embargo, ambos, eran los únicos incapaces de ver a un ser humano
consciente de sus acciones. Esto se relaciona, además, con la separación de mundos narrativos en
el texto, en donde Romero hijo y padre, veían en Gracia a una mujer capaz de valerse por sí
misma, inteligente, apasionada y decidida. En cambio, el General y Max, en la otra vereda solo la
observaban como una niña encaprichada, tal como lo señala el teniente cuando descubre el
amorío de su prometida ‘‘déjela mi general, déjela que medite y se tranquilice’’ (Blanco, pág.
130, 1964) confirmando que es solo una muchacha en un mundo de hombres.
A pesar de lo poético que es la forma de escribir del autor, la idealización de Gracia por parte
de Gabriel, es absoluta. No se comprende de buena manera la relación que hace de ella con el
retrato de Madam Henriot, puesto que, pareciera como si Gabriel se enamorara de ella solo por su
apariencia, debido al parecido y a la poca conversación que habían cruzado en apenas dos días.
Se le describe siempre como blanca, con su pelo al aire. La única vez que no fue descrita de esa
forma es cuando se rebela contra su padre para contarle sobre su amor con Gabriel. Sin embargo,
en todas las descripciones anteriores, se le define como delicada y pura. Se entiende que sea una
novela de amor y que se relaciona estrechamente con la tradición neoplatónica de la mujer de
Becquer pero, es justamente esta forma de representación la que desencadenó la muerte de Gracia
y junto a ella, el dolor de Gabriel y el sinsentido sobre su vida. Considero que todo gira en torno a
la mujer, es ella la precursora de todo lo que pasa en esta novela. Para Gabriel, Gracia es amor y
esperanza de una nueva vida, es su complemento, por lo que, al perderla se ve envuelto en una
vida carente de sentido y llena de miseria. Muy diferente de otras novelas que, también de amor,
muestran el quiebre de una relación como es Palomita Blanca, de Lafourcade, en donde es la
protagonista la que idealiza al hombre y es ella quien, al finalizar el encuentro amoroso, sigue
con su vida sin caer en la falta de significado de esta.
La mujer, es imprescindible en esta obra, sin ella no existiría el dolor, el amor, lo mágico y la
rebeldía. Gabriel, es solo un mediador que relata lo sucedido a través de sus escritos, pero quien
le dio vida a aquellos fue Gracia. En un segundo está el Gabriel enamorado y en el otro está
aquel hombre dolido. Es ella quien expone lo mejor del hombre y muchacho a la vez, le hace
crecer, madurar y enfrentarse a la vida con otros ojos, unos que ya conocieron la magia y la
perdieron, pero a la vez aquellos que, perdidos en la melancolía y el dolor, siguen subsistiendo
cómo pueden en su etapa adulta. Quizás eso es lo que quiso retratar también Guillermo Blanco, la
magia de la adolescencia y como esta se pierde cuando ocurre un suceso trágico, obligando al
joven a convertirse en adulto. Es por esto que cuando vuelve a casa con su padre, ambos lloran,
porque en ese momento el lector puede notar que entre padre e hijo, dos adultos, entienden lo que
ha ocurrido.
En conclusión, Gracia y el forastero es una obra muy completa, posee romance, tragedia,
magia, costumbres, disputas entre clases sociales, etc. Está dirigida a adolescentes, pero es apta
para todo público. Una novela tan compleja en cuanto a transtextualidad debe ser leída con toda
la atención posible, pues, si se es mirada superficialmente, el lector se estaría perdiendo de todas
estas relaciones literarias que hemos nombrado con anterioridad. Es en el caso de las escuelas en
donde se debe poner énfasis en esta forma de analizar la obra, se debe conversar con los
adolescentes sobre su perspectiva sobre el amor y el mundo, dejando de lado el análisis
estructuralista y centrándose en aquello que ellos ven y sienten. Guillermo Blanco, fue uno de los
pioneros en la generación del 50 en preguntarse sobre el mundo adolescente y logró inmiscuirse
tanto en él, que terminó por convencer a cientos de jóvenes con su novela, la cual en muy poco
tiempo se convirtió en todo un éxito entre ellos. A pesar de ser escrita hace más de 40 años, toca
temas que son muy recientes y que la mantendrán siempre como una de las novelas más
importantes entre adolescentes. Además, su vinculación con el existencialismo y la visión
neoplatónica de la mujer, son aspectos que están dentro de la vida de los jóvenes y aunque
muchas veces ellos no lo noten, hacen que esta línea que separa la ficción de la realidad
disminuya.
Lista de referencias
Alegría, B (1972) Gracia continúa Gustando. Santiago, Chile. Revista Ercilla. No. 1926.
Recuperado de: http://www.bibliotecanacionaldigital.gob.cl/bnd/628/w3-article-216991.html
Contardo, M. (1973) Guillermo Blanco: un escritor para todos los géneros. La Segunda,
Recuperado de: http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-92527.html