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EL RETRARTO DEL YUCATECO MAYA, SEGÚN JOQUÍN BESTARD

Joaquín Bestard Vázquez es la máxima voz literaria del maya yucateco actual. Su prolífica
producción es resultado, en parte, de su amor al mayab y su ávido e infatigable interés en cada
faceta de la cultura yucateca maya. Desde hace más de cuarenta años, desde Tigre con ojos de
jade (1966), don Joaquín no ha parado de ampliar y mejorar nuestra compresión de la cultura que
nos rodea a todos y les llama la atención a casi todo el mundo.
Para apreciar mejor el retrato del maya que el autor viene refinando, vale una vista retrospectiva
hacia la evolución del retrato literario del maya yucateco, es decir su verdadera identidad moral,
social, religiosa y filosófica. Desgraciadamente, desde los fines del siglo XVI hasta los fines del siglo
XIX la mayoría de los autores o distorsionaron la realidad del maya, visto como individuo o como
sociedad, o sólo incluyeron facetas de la cultura indígena como para decorar su ficción.

Fue hasta el siglo XX que una interpretación convincente de los valores del maya clásico empezara
a formarse y servir como la base de la ficción de autores yucatecos de la talla artística de Mediz
Bolio, Abreu Gómez, Peniche Vallado, y Rosado Vega. Sus retratos del maya clásico son los
productos de la convergencia de sus experiencias personales en esta península, sus talentos como
escritores, sus estudios de los avances científicos en aclarar la verdadera identidad del Maya, y su
dedicación apasionada al tópico. Sus obras han sudo muy bien acogidas por lectores serios porque
ofrecen una mayor comprensión de los valores que caracterizan al maya desde antes del siglo XVI
sin ceder su atractivo como entretenimiento.

Durante este mismo período, antropólogos, arqueólogos, y lingüistas también han descubierto
nuevas fuentes que permiten una mejor comprensión de las expresiones más personales e
individuales de mayas clásicos y posteriores resueltos a dejar constancia de su experiencia
humana. Por los esfuerzos de estos investigadores, ya contamos con colecciones anotadas de
mitos y leyendas, profecías, y creencias (como los libros de Chilam Balam); y algunas poesías
(Cantares de Dzitbalché). En la actualidad hay varias colecciones de narraciones breves basadas en
la literatura oral y que permitían antiguas creencias mayas. Diría que El alma misteriosa del mayab
(1934) por Luis Rosado Vega mejor ejemplifica el abolengo de la tradición oral maya. Mientras el
comentario de Rosado Vega no es tan extensivo como el de otros, su “motivo” expresado de
manera muy sencilla, es reunir narraciones yucatecas en “una obra de conjunto que pueda

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