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La Leishmaniasis, constituye un gran problema de salud pública a nivel mundial.

Es una
enfermedad parasitaria (producida por trypanosomatidae de tipo Leishmania), que a lo
largo de los años se ha hecho más difícil de tratar debido al desarrollado de complejas
interacciones que se establecen a nivel molecular entre el parasito y el sistema inmune. Este
tipo de parasito, posee un ciclo de vida digenético que le permite alternar su morfología
entre promastigotes y amastigotes adaptándose así fácilmente a su hospedador.
Los promastigotes, poseen una forma flagelada que se desarrolla extracelularmente en el
tracto digestivo del vector por un proceso de metacíclogenesis. Para poder sobrevivir en
este ambiente, la superficie de membrana del parasito cuenta con lipofosfoglicano (LPG) y
glicoproteína 63 (gp63) que le protegen de las enzimas hidrolíticas del intestino del
insecto. Además, el LPG establece uniones con lectinas del epitelio del intestino que
permiten a los promastigotes procíclicos permanecer adheridos y así evitar ser excretados.
Cuando los promastigotes procíclicos (no infecciosos) se diferencian en promastigotes
metacíclicos (altamente infecciosos), las moléculas de LPG sufren una serie de
modificaciones que las hacen menos afines a las lectinas; permitiendo que los
promastigotes metacíclicos se separen del epitelio intestinal y puedan migrar a la faringe
desde donde serán transmitidos al huésped vertebrado por la picadura de vectores
hematófagos, del genero Phlebotomus o Lutzomyias.
Al ser inoculados, los promastigotes metacíclicos son fagocitados por células
retículoendoteliales del huésped, y se diferencian en amastigotes, una forma aflagelada que
se desarrolla y replica intracelularmente mediante un proceso conocido como fisión
binaria. Este proceso ocurre hasta romper los macrófagos del hospedador y ser liberados al
torrente sanguíneo donde podrán infectar otros tejidos o insectos vectores. En estos últimos,
los amastigotes se transforman en promastigotes procíclicos los cuales comenzarán el
nuevo ciclo de infección.
Además de distinguirse por su morfología y su localización, la Leishmania presenta
moléculas muy diversas en su superficie. Los promastigotes procíclicos están recubiertos
por un glicocálix de 7 nm y los promastigotes metacíclicos de 17 nm, mientras que en las
formas amastigotes es casi inexistente.
Esta cubierta presenta estructuras glicosiladas, principalmente glicoproteínas y
glicolípidos, que están unidas a la membrana por un enlace glicosilfosfatidilinositol
(puentes GPI), y una familia de glicolípidos GPI libres, llamados glicoinositolfosfolípidos
(GIPLs). La molécula de superficie predominante en los promastigotes es el
lipofosfoglicano (LPG). Su estructura varía en las diferentes especies, pero básicamente
está compuesto por unidades repetitivas de un disacárido y un fosfato unidos a la
membrana por un puente GPI.
El LPG juega un papel importante en la supervivencia del parásito y en la modulación de la
respuesta inmunológica del hospedador. Una de las moléculas más importantes es la
glicoproteína 63 (gp63) o leishmaniolisina o proteasa mayor de superficie. Esta es una
metaloproteasa de zinc que se relaciona con la entrada del parásito al macrófago, pues
favorece su fagocitosis, y la supervivencia del amastigote dentro de la célula. También
afecta a la función del complemento aumentando la resistencia del parásito a la lisis
mediada por complemento.
Los GIPLs, son las moléculas numéricamente más abundantes. Al ser de pequeño tamaño,
se mantienen cerca de la membrana celular y están cubiertos por las moléculas de LPG, por
lo que no se tiene claro que intervengan en la interacción con el hospedador. Dado que
tienen una larga vida media, se cree que tienen un rol protector en la superficie del
promastigote.
La forma amastigote expresa niveles bajos de LPG y de gp63. Sin embargo, la cantidad de
GIPLs no disminuye cuando los promastigotes se diferencian a amastigotes.
Concretamente, los amastigotes expresan algunas metaloproteasas capaces de incorporar
lípidos de membrana procedentes del hospedador. Además, algunas moléculas secretadas
intervienen en la capacidad de infección y de evasión del sistema inmune, como son los
lipofosfoglicanos y las fosfatasas ácidas. Otras proteínas secretadas, como las cisteín-
peptidasas, están implicadas en la invasión y alteración de la señalización intracelular en
los macrófagos, siendo necesarias para la supervivencia de los amastigotes en el interior de
los mismos.

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