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El mundo sería un lugar mejor si todos fuésemos más

tolerantes con el diferente, con el de otro país, con el de otra


cultura, con el que habla otro idioma, con el que viste distinto
o con el que tiene otras capacidades.
Y no nos engañemos, a todos nosotros nos queda mucho
camino por andar. En numerosas ocasiones, nuestra
tolerancia acaba donde termina nuestra educación, nuestro
conocimiento, nuestra zona de confort, y ahí empieza el
miedoque no nos deja aceptar lo que no entendemos o lo que
nos parece diferente: como es distinto, es malo. Un miedo
que se transforma en rechazo y, en muchas ocasiones,
lamentablemente, en crítica o ataque, incluso a los
colectivos más vulnerables.
La tolerancia implica respeto, empatía y solidaridad. Supone
ser flexible, saber escuchar, saber observar y aceptar la
diferencia como parte normal de nuestra vida: todos somos
diferentes, y ahí está la riqueza en este mundo, en su
diversidad”
En la Declaración de Principios sobre la Tolerancia, se destaca
que,en un mundo globalizado como el actual,
la toleranciaadquiere, si cabe, un papel más protagonista,
siendo su principal medio de implementación, la educación.
Además, se subraya la necesidad de que exista un marco
legal que la avale, así como acciones locales y una toma de
conciencia individual.
Desde el aula
El docente debe ser tolerante para promover la
tolerancia. Padres, profesores y sociedad somos el espejo
donde los niños se miran. Sus acciones y reacciones, sus
prejuicios y miedos son, en muchas ocasiones, reflejo de lo
que han visto o han vivido en los distintos contextos en lo
que se mueven.
En el aula, nuestro ejemplo será clave, como se acaba de
comentar. Añadido a ello, diferentes juegos, dinámicas
y recursosservirán para favorecer el desarrollo de esa
tolerancia entre nuestros estudiantes, pudiéndose trabajar
desde cualquier asignatura y debiéndonos adaptar,
obviamente, a la edad de los alumnos con los que tratemos.
Estos son algunos ejemplos:
– Usar las paredes de modo constructivo, dando espacio a la
diversidad con murales, pósters, mapas, imágenes o dibujos.
– Presentarles imágenes evocadoras para poder hablar
sobre ellas y sobre lo que representan.
– Jugar con las denominadas imágenes de percepción, para
hacerles conscientes de que siempre pueden existir
diferentes puntos de vista, ninguno más válido que el otro.
– Hacerles reflexionar sobre el valor de la palabra: cómo la
lengua, el lenguaje no verbal o el modo de expresarse pueden
suponer un foco de conflicto o de falta de respeto.
– Ayudarles a comprender la compleja actualidad en la que
se encuentran inmersos, pudiendo ver y analizar periódicos,
telediarios o noticias de última hora.
– Plantear actividades a partir de cuentos relacionados con
la tolerancia.
– Invitar a expertos o personas con historias y experiencias
relacionadas con la diversidad de cualquier índole.
– Decidir entre todos las normas de convivencia para la
clase o el centro.
– Debatir sobre cómo podríamos hacer un mundo más
tolerante, esto es, charlar abiertamente sobre la tolerancia.
– Proponer un proyecto transversal sobre el tema de la
tolerancia, abordándolo desde diferentes asignaturas y con
distintos enfoques.
-Emplear materiales audiovisuales para fomentar
la reflexión, desde películas o documentales hasta vídeos
cortos para el debate:
Desde casa
Desde casa, la familia, además de ser un modelo a seguir,
puede animar a los niños a:
– Escuchar a los demás con una mente abierta, intentando
comprender su postura y ponerse en su lugar.
– Respetar las ideas diferentes, que no coincidan con las
suyas.
– Entender que las opiniones son relativas y discutibles y
que no se tiene la verdad absoluta.
– Ser capaces de expresar el punto de vista propio sin herir
los sentimientos de los demás.
– No burlarse de las diferencias.
– Aprender a jugar en equipo, sabiendo perder y ganar con
humildad y sin humillaciones.
– Ser consciente de que ser diferente no te hace mejor ni
peor que el resto de personas, solo único y especial.
– Adaptarse al ritmo y a las capacidades del resto de
compañeros, valorando positivamente sus competencias,
habilidades y talentos individuales.
Del mismo modo, si tenemos la oportunidad de compartir con
los pequeños lecturas, documentales o viajes, podremos
hacerles entender mejor la riqueza natural y cultural de
nuestro planeta.
En definitiva, la tolerancia es aceptar y abrazar la diferencia,
apreciar la diversidad, no tener miedo, respetar a los que no
son o no piensan como nosotros, considerándolos como
iguales, saber escuchar, ayudar y empatizar. Si somos
tolerantes, seremos más cultos, más inteligentes y más
humanos, seremos esponjas dispuestas a absorber
conocimientos, experiencias y sentimientos de otras
personas, siempre abiertos a nuevos aprendizajes. Eso
sí,debemos empezar por ser tolerantes con nosotros
mismos, de ese modo estaremos preparados para serlo con
los demás.
Todo a nuestro alrededor es aprendizaje, todo a nuestro
alrededor es diversidad. Solo tenemos que abrir los ojos, con
tolerancia, y el mundo será un lugar mejor para todos.
Hagamos un poco de introspección y autocrítica
constructiva, como docentes o padres, como personas, no
exijamos a los demás lo que nosotros no somos capaces de
hacer. Es el momento, seamos más tolerantes.
En el Máster Oficial en Educación Especial de UNIR se te
proporcionarán las herramientas, recursos, conocimientos e
ideas necesarias para promover la igualdad y
la inclusión en el aula, así como para valorar la riqueza
intrínseca que supone todo tipo de diversidad.
Qué es la Tolerancia:
Tolerancia se refiere a la acción y efecto de tolerar. Como tal,
latolerancia se basa en el respeto hacia lo otro o lo que es diferente de lo
propio, y puede manifestarse como un acto de indulgencia ante algo que no
se quiere o no se puede impedir, o como el hecho de soportar o aguantar a
alguien o algo.
La palabra proviene del latíntolerantĭa, que significa ‘cualidad de quien
puede aguantar, soportar o aceptar’.

La tolerancia es un valor moral que implica el respeto íntegro hacia el


otro, hacia sus ideas, prácticas o creencias, independientemente de que
choquen o sean diferentes de las nuestras.
En este sentido, la tolerancia es también el reconocimiento de las
diferencias inherentes a la naturaleza humana, a la diversidad de las
culturas, las religiones o las maneras de ser o de actuar.
Por ello, la tolerancia es una actitud fundamental para la vida en sociedad.
Una persona tolerante puede aceptar opiniones o comportamientos
diferentes a los establecidos por su entorno social o por sus principios
morales. Este tipo de tolerancia se llama tolerancia social.
Por su parte, la tolerancia hacia quienes profesan de manera pública
creencias o religiones distintas a la nuestra, o a la establecida oficialmente,
se conoce como tolerancia de culto, y está estipulada como tal por la ley.
El 16 de noviembre fue instituido por la Organización de las Naciones
Unidas (ONU) como el Día Internacional de la Tolerancia. Esta es una de
las muchas medidas de la ONU en la lucha contra la intolerancia y la no
aceptación de la diversidad cultural.

Ser tolerante es lo mismo que ser respetuoso, indulgente y considerado con


los demás. Es una cualidad personal que se define como el respeto a las
ideas, creencias o prácticas de los demás, aunque sean diferentes o
contrarias a las nuestras.
Ser tolerante es aceptar y permitir las circunsancias o diferencias de los
demás, es no impedir que haga lo que éste desee, es  admitir la diferencia o
la diversidad. Para que los niños establezcan buenas relaciones con sus
semejantes, es necesario que aprenda a ser tolerante desde muy pequeño.
Descubre cómo educar en valores a tu hijo, en concreto, cómo educarle en
el valor de la tolerancia.

https://www.guiainfantil.com/1220/educar-en-valores-la-tolerancia.html

La tolerancia juega un papel muy importante en las relaciones de los


niños con sus iguales y con su familia. Es importante que ellos escuchen
las ideas y las opiniones de sus amiguitos, que acepten sus criterios aunque
sean distintos a los suyos, y que consigan ponerse de acuerdo con sus
compañeros durante un juego, en alguna actividad o en un aula. La
tolerancia les ayuda a que tengan una buena integración en un grupo o
equipo.

El niño no nace tolerante. Su conducta natural es que todo sea para sí, y
que todos estén de acuerdo con él, por lo que es indispensable que el
proceso de aprendizaje acerca de la tolerancia empiece desde bien
temprano.

Educar en valores a los niños: Aprendiendo a ser


tolerante

El ejemplo de los padres es la mejor herramienta que pueden utilizar


para inculcar valores en la educación de los hijos. La tolerancia es un valor
importante para el buen desarrollo de las relaciones sociales del niño. El
niño puede aprender a ser tolerante:

- Cuando sus padres también lo sean

- A través de cuentos e historias

- Por las actividades que desarrolla

- A través de los juegos


- En la convivencia con los demás niños

- Aprendiendo a respetar las diferencias

- Conociendo diferentes culturas

- A través de los viajes en familia

- Conociendo los beneficios de la conciliación, de la paz

- Compartiendo, sin pelear

- Aprendiendo a no burlarse de los demás

Tolerancia se refiere al respeto hacia las ideas, preferencias, formas de pensamiento o


comportamientos de las demás personas. La palabra proviene del latín tolerantĭa, que
significa «cualidad de quien puede aceptar». El concepto surgió en Francia a finales del
siglo XVI durante las guerras de religión que enfrentaron a católicos y protestantes.
Designaría inicialmente la indulgencia hacia la opinión de los demás sobre los puntos del
dogma que la Iglesia no consideraba como esenciales. Así, nació con un sentido
peyorativo pues se trataba de soportar lo que no se podía erradicar. El sentido positivo del
término se afirmó en el siglo siguiente con John Locke y Pierre Bayle y la Ilustración del
siglo XVIII lo convierte en uno de sus valores fundamentales con el significado de
aceptación de las otras creencias.1

Por su parte, la tolerancia hacia quienes profesan de manera pública creencias o religiones
distintas a la nuestra. Es un concepto relacionado con la aceptación y con la consideración
ante las acciones u opiniones de otras personas cuando estas diferentes de las propias o
se contraponen al marco personal de creencias. La tolerancia se erige como un valor
básico para convivir armónica y pacíficamente. No solo se trata de permitir lo que los
demás digan o hagan, sino de reconocer y aceptar la individualidad y las diferencias de
cada ser humano. Se considera que la tolerancia constituye la base de la buena
convivencia entre personas de diferentes culturas, credos, razas, y modos de vida. 1

Generalidades[editar]
A nivel individual, la tolerancia es la capacidad de aceptación de una situación o de otra
persona o grupo considerados diferentes. Pero no todos los individuos están capacitados
para ser tolerantes. La tolerancia individual se manifestará en la actitud que una persona
tiene ante aquello que expresa valores diferentes a los suyos propios. También en la
aceptación de una situación injusta en contra de los intereses propios o en contra de los
intereses de terceras personas. Todo ello implica, evidentemente, capacidad para
escuchar y aceptar a los demás[cita  requerida].

Este comportamiento social se ha dado en todas las épocas de la humanidad y en todos


los lugares del mundo como un medio para posibilitar la convivencia. Se admite que, en
general, los valores y las normas colectivos son establecidos por el grupo que ostenta el
poder político y el control social, y con ello establece, entre otras cosas, el grado de
respeto o, por el contrario, la intensidad de la persecución de la que se va a hacer objeto a
la persona que exprese actitudes y conceptos diferentes o problemáticos [cita  requerida].

Tolerancia e intolerancia[editar]
Se considera generalmente que no hay tolerancia sin acción previa y ajena de incitación.
La tolerancia es, así, un valor reactivo, impensable en condiciones previas a la convivencia
e incluso a la de la convivencia problemática.2 Su antónimo, la intolerancia, puede
manifestarse sin embargo con anterioridad a una incitación objetiva, a modo de programa
defensivo preventivo. La tolerancia se expresa por lo general mediante una corta variedad
de conductas muy similares, mientras que la intolerancia permite una mayor variedad de
comportamientos, que van desde la ignorancia pasiva hacia el diferente hasta
la persecución o el exterminio.

El término persecución ha sido usado históricamente para denotar actos de


violencia indiscriminada, sean espontáneos o premeditados. La persecución entre seres
humanos no se limita a grupos religiosos, étnicos o políticos. Cualquier diferencia
identificable en apariencia o comportamiento puede servir de motor para una persecución.
El fundamento tanto de la tolerancia como de la intolerancia y la persecución es la
percepción de un individuo o un grupo como diferentes. Se considera que la persecución
es la expresión de un rasgo general del comportamiento social, relacionado con
eltribalismo y el ejercicio del poder por un grupo, que busca imponer o reforzar la sumisión
a otros. A menudo la persecución no es reconocida como tal por los perseguidores, sino
solamente por sus víctimas o por observadores externos. 3

La tolerancia es generalmente una elección dictada por una convicción, a veces


condescendiente y a veces forzada penalmente. Pero también es fomentada
persuasivamente por los medios de comunicación al servicio de los intereses del grupo de
control, sea este el que posee las herramientas formales de gobierno o el que, en posición
de debilidad relativa de este, ejerce la oposición.

Helen Keller decía «La mejor consecuencia de la educación es la tolerancia». 4 Es más


difícil comprender uncomportamiento y acabar aceptándolo cuanto menos conoce uno los
orígenes del mismo. Si la educación, según ciertos conceptos de esta, consiste entre otras
cosas en informar y dar a conocer a los alumnos los mundos ajenos a su cotidianidad vital
(a diferencia de otras nociones pedagógicas partidarias de la experiencialidad vacía de
contenidos, por ejemplo), puede, en efecto, constituirse en vehículo de tolerancia, y
probablemente lo viene siendo históricamente de modo implícito.

El comienzo de la tolerancia fue la base del pensamiento liberal. Su aceptación no tuvo un


completo éxito en Europa, ya qué, hubo algunos países que no la pusieron a prueba. 5

Tolerancia civil[editar]
Puesto que las mentalidades individuales evolucionan por lo general más rápido que las
leyes, a menudo se da un desfase entre la moral social, convenida implícita y de forma
colectiva y las leyes civiles. Así, algunas disposiciones de la ley pueden, en un momento
dado, ser reconocidas como inadecuadas y por eso, no ser aplicadas más que
parcialmente o no ser aplicadas ni obedecidas en absoluto. Así Georges
Clémenceau decía en Au soir de la pensée, «Toda tolerancia se convierte a la larga en un
derecho adquirido».

Históricamente, la primera noción en el sentido contemporáneo de tolerancia es la


defendida por John Locke en su Carta sobre la tolerancia, que es definida por la fórmula
«dejad de combatir lo que no se puede cambiar».

Desde un punto de vista social, permite aquello que es contrario a la moral o a la ética del
grupo que ostenta el control social. Permite también desigualdades y diferencias dentro de
la sociedad. Se trata principalmente de un comportamiento frente a una situación que se
juzga mala, pero que se acepta porque no se puede hacer otra cosa. Se pueden citar
como ejemplos las situaciones de esclavitud y tolerancia de la esclavitud a lo largo de la
Historia, a pesar de las condenas a la misma por algunos grupos que se saldaron con
catastróficos enfrentamientos sociales, y ello repetidamente; la sucesión a lo largo de la
Historia entre el permiso y la prohibición de abortar para las mujeres y los que las asisten;
el procesamiento y posterior encarcelamiento de familias inmigrantes por realizar prácticas
tradicionales en sus hijas como la ablación genital mientras la circuncisión de los hijos
varones es tolerada (lo cual plantea de modo muy intenso el no resuelto problema
planteado por J. S. Mill de los límites de la tolerancia: ¿se debe ser tolerante con
costumbres intolerantes, por ejemplo hacia el placer sexual femenino?); la denominada
contemporáneamente violencia de género, el asesinato de mujeres a manos de su pareja
sentimental, que ha provocado en España por ejemplo, cambios en el código penal y
campañas institucionales denominadas tolerancia cero debido, según algunos, a la falta de
movilización social ante el problema y, según otros, precisamente al hecho de tratarse
España de uno de los países de la Unión Europea con cifras más bajas de este tipo de
violencia (según encuesta europea realizada en todos los países de la UE), lo cual plantea
la cuestión de si una legislación de este tipo puede implantarse con éxito en sociedades
cuyo sentir colectivo no sea previamente favorable a la misma.

Pero en todo caso, las modalidades y la eficacia de las leyes dependen de hecho de la
capacidad de las instituciones para hacer que se apliquen. Por ejemplo, los decretos Jean
Zay (1936) prevén la prohibición de llevar signos religiosos y políticos en las escuelas
francesas; sin embargo, la no aplicación de esos decretos ha conducido a promulgar una
nueva ley sobre el mismo tema en 2004.

Tolerancia y progreso[editar]

Anne Robert Jacques Turgot, s. XVIII

En el siglo XVIII, algunos de los filósofos de la Ilustración, señalaron la relación que existe
entre una actitud de tolerancia y el progreso de los pueblos. El progreso en las ciencias, en
la tecnología, en las leyes y costumbres solo podía desarrollarse en un marco adecuado
de respeto y proliferación de ideas divergentes. Es algo que numerosos ilustrados
señalaron reiteradamente, con la excepción de Rousseau, cuya visión del progreso difería.
Así, la concepción de progreso desarrollada por Turgot en sus Discursos sobre el progreso
humano6 parte de la idea de que el ser humano se encuentra en principio sobre
el mundocomo frente a un enigma. Solo mediante la experiencia y múltiples tanteos puede
llegar a hacerse una imagen clara del mundo.

El mundo es para Turgot, en efecto, enigmático:7


(...) y el hombre, cuando comienza a buscar la verdad, se encuentra en medio de un laberinto donde
entra con los ojos vendados.

Esta idea conduce a una defensa de la tolerancia basada en la necesidad de que esta


presida una continuainvestigación y búsqueda de la verdad. De hecho, este clásico
defensor de la idea de progreso insiste en que todo intento de fosilización de una cultura,
por muy meritoria que esta haya mostrado ser, atenta contra la lenta pero ascendente
marcha del progreso.

Tenemos, pues, que fomentar la proliferación de ideas y aceptarlas todas como pasos
necesarios en la construcción de la verdad.8
Así, a fuerza de tantear, de multiplicar los sistemas, de agotar –por decirlo así– los errores, se llega
finalmente al conocimiento de un gran número de verdades.
Esta idea reaparece en todos los representantes de la Ilustración: la necesidad de una
tolerancia generalizada que permita el desarrollo de las ciencias y/o el progreso.

En la Carta sobre la tolerancia de Locke, se defiende de modo tajante la separación radical


entre la religión y el Estado. El establecimiento de un imperio de la tolerancia implicaba
la crítica a ciertas estructuras sociales y políticas. En este sentido, su defensa de la
tolerancia va pareja a un fuerte espíritu crítico o al ataque contra el fanatismo de los
gobiernos e Iglesias, esto resulta especialmente relevante en Voltaire.

Claude Levi-Strauss

En el siglo XX, la necesidad de una amplia tolerancia para poder hablar de progreso en las
culturas la ha desarrollado Levi-Strauss en sus ensayos Raza ehistoria y Raza y cultura.9
Aunque este autor advierte que no existe un progreso en términos absolutos, sino tan solo
en relación a los criterios particulares de quien juzga acerca de su existencia.10
(...) el progreso no es más que el máximo de los progresos en el sentido predeterminado por el
gusto de cada uno.

En realidad, el esfuerzo creador y la invención, que caracterizan la noción actual de


progreso, son propios de todos los pueblos. Prueba de ello es que numerosos inventos
proceden de culturas no occidentales.11 Esto es así porque las formas más llamativas de
culturas acumulativas (las que más claramente parecen progresar) no han sido culturas
aisladas, sino culturas que combinan voluntaria o involuntariamente sus juegos
respectivos (es decir, investigaciones e indagaciones en la naturaleza y la tecnología, por
ejemplo) y se coaligan con otras. La posibilidad de progreso dependerá del número
y diversidad de culturas que juegan en común. Todos los puntos de vista, todas las
culturas, han de colaborar para que exista progreso. En este sentido, nuestro autor
concluye que todas merecen ser toleradas en su originalidad, en cuanto representan
juegos únicos. La tolerancia tiene el sentido de fomentar esta particularidad, como
aportación original a las demás.12

El progreso solo es posible concebirlo si existe relación e intercambio entre culturas que,
no obstante, deben mantener sus propias peculiaridades. En este sentido, todas las
culturas participan de un progreso y acumulan descubrimientos. En el supuesto de que
una no lo hiciera, sería como consecuencia de su total aislamiento.

Afirma Levi-Strauss:
(...) la historia acumulativa es la forma de la historia característica de estos superorganismos
sociales que constituyen los grupos de sociedades, mientras que la historia estacionaria –si existe
de verdad– sería la marca de ese género de vida inferior, que es el de las sociedades solitarias.

El progreso no es, por tanto, patrimonio de una sola cultura (como se ha creído, de


manera etnocéntrica), sino que se da necesariamente entre varias(...) no es
la propiedad de ciertas razas o de ciertas culturas que se distinguirían así de las otras.13

Es necesaria la coalición de las diversas culturas, que se comuniquen y, en cierto sentido,


se unan, pero que a la vez que interaccionan mantengan las diferencias, las peculiaridades
que les son propias a cada una. La civilización mundial no podría ser otra cosa que la
coalición, a escala mundial, de culturas que preservan cada una su originalidad, Ib., 97.

Estas reflexiones de Levi-Strauss le llevan a caracterizar la tolerancia de este modo: 12


(...) no es una posición contemplativa que dispensa las indulgencias a lo que fue o a lo que es; es
una actitud dinámica que consiste en prever, comprender y promover aquello que quiere ser.
La diversidad de las culturas humanas está detrás de nosotros, a nuestro alrededor y ante nosotros.
La única exigencia que podríamos hacer valer a este respecto (...) es que se realice bajo formas, de
modo que cada una de ellas sea una aportación a la mayor generosidad de los demás.

Desde los años 1950, la tolerancia se define generalmente como un estado mental de


apertura hacia el otro. Se trata de admitir maneras de pensar y actuar diferentes de
aquellas que uno mismo tiene. A nivel individual, y en una sociedad utópica libre, para que
haya tolerancia, debe haber elección deliberada. Solo se puede ser tolerante con aquello
que uno puede intentar impedir. La aceptación bajo constricción es la sumisión.

Al final de su defensa del intercambio cultural, Levi-Strauss se manifiesta


fundamentalmente pesimista, pues considera que las fricciones y conflictos interculturales
parecen responder a múltiples y complejas causas que las convierten en inevitables. 14 De
este modo, los contactos interculturales no siempre son tan productivos y,
desgraciadamente, pueden generar serios conflictos; pero no por eso hemos de renunciar
a apelar a la razón para demostrar las ventajas consecuentes del respeto y la aceptación
del otro. Y si por si esto fuera poco, la gravedad de los posibles conflictos podría
conducirnos al suicidio colectivo, en este mundo multicultural y dinámico, según el autor
suizo.

La tolerancia según Locke[editar]


John Locke en 1697

Locke elaboró una de las más famosas y clásicas defensas de la tolerancia, en una obra
que dio mucho que hablar en su tiempo. En la citada obra, desarrolla una serie de
argumentos a favor de la tolerancia de los gobiernos; argumentos que en algunos
aspectos aun se puede considerar que tienen una enorme vigencia. Se trata de la Carta
sobre la tolerancia, escrita en 1685.15 Esta obra, como la naciente idea de tolerancia,
resulta estrechamente vinculada al surgimiento del mundo moderno; representa la
expresión y el reflejo de una concepción del estado que ha desembocado en las actuales
democracias liberales, las cuales reposan sobre la libertad de los individuos; libertad que
se ha de materializar, entre otras cosas, en la posibilidad de mantener cualquiera de los
cultos religiosos. De hecho, el propósito estricto de la Carta fue fundamentar sobre bases
firmes la libertad religiosa.

Pues bien, frente a ello, el modelo de estado democrático liberal, nacido con laModernidad,
considera necesario establecer una serie de libertades en los individuos, dentro de las
cuales está la libertad religiosa, hoy, equiparable a la libertad de conciencia. Resulta
inseparable la defensa de la tolerancia como consentimiento del surgimiento de este tipo
de estado. La lucha contra laintolerancia y, consecuentemente, la consagración de la
libertad religiosa y de conciencia como un derecho político, ha estado ligada
históricamente al proceso de constitución del Estado democrático liberal, uno de cuyos
elementos integrantes es el reconocimiento de la personalidad individual como origen, fin y
limitación de la actividad estatal.

Pedro Bravo Gala, en la introducción a la edición citada de la obra de Locke, también


señala que la marcha hacia la tolerancia aparece ligada a la marcha hacia la idea de
libertad y la eliminación de coacciones por parte de los estados. En esta realización
histórica de los principios individualistas, fueron hitos la Reforma Protestante, las
revoluciones inglesa y americana y francesa y la Ilustración. Estos principios se resumen
en la idea de libertad personal, que considera un dominio de acción exclusivo del individuo,
inmune a la acción del poder político. Se defiende, desde esta perspectiva, la reducción al
mínimo del grado de coacción ejercido por el estado y su influencia en la vida del individuo.
Dentro de este ámbito, exclusivamente individual, se ubica la creencia religiosa. Esta
tolerancia ligada a lo religioso, acabará estando a la libertad personal en todas las esferas,
además de la religiosa, que no afecten al prójimo. La tolerancia, una vez desborde el
campo de lo religioso, acabará íntimamente vinculada a la libertad de pensamiento.

Pero la realización práctica de la tolerancia, en un primer momento, se dio cuando grupos


religiosos dominantes dejaron manifestar su diferencia al disidente, renunciando a imponer
sus puntos de vista. Esto implica la separación de la política y la vida religiosa; el estado
solo ha de intervenir en lo público. Lo religioso, como perteneciente al ámbito de lo
privado, deja de ser de su incumbencia. Esta será la idea fundamental de la Carta;
la separación entre la Iglesia y el Estado, entre el Trono y el Altar. La defensa de la
tolerancia hecha por Locke, por tanto, deriva de su filosofía política, la cual propugna un
modelo de estado cuyas funciones son tan solo preservar la vida, libertad y propiedades
de sus ciudadanos. El camino para ser feliz o adorar a Dios que cada uno escoja no
pertenece al ámbito de la regulación estatal. Pero veamos los argumentos desarrollados
en la Carta, de modo más analítico.

Comienza esta obra con la aseveración La tolerancia es la característica de la verdadera


Iglesia (pág. 3). La coacciónpara convertir no es algo que se desprenda del mensaje
cristiano, sino la caridad y la virtud. No se puede "amar" persiguiendo y atormentando. Más
bien, del cristianismo se desprende todo lo contrario:
la tolerancia de aquellos que difieren de otros en materia de religión se ajusta tanto
al Evangelio de Jesucristo y a la genuina razón de la humanidad, que parece monstruoso que haya
hombres tan ciegos como para no percibir con igual claridad su necesidad y sus ventajas
(pág. 8)

Esta sería la justificación teológica de la tolerancia religiosa, en la que Locke usa el sentido


del propio cristianismo para justificar una tolerancia de raíz cristiana.

El argumento más poderoso parte de la separación de lo civil y lo religioso. Locke insiste


en descubrir el engaño que supone cometer maldades encubriéndose en el interés general
o en la religión. No debe ser esa la actuación o función del Estado. Más bien, este es una
sociedad de hombres constituida solamente para procurar, preservar y hacer avanzar sus
propios intereses de índole civil (pág. 8). El magistrado ha de velar por estos intereses de
manera justa, pero no es de su competencia la salvación de las almas, porque:

1. El cuidado de las almas no está encomendado al magistrado civil ni a ningún otro


hombre (pág. 9), ni por Dios ni por los otros hombres.
2. Su poder no alcanza el ámbito de la creencia, pues todo lo más que se puede
hacer en este terreno es persuadir, pero no mandar. No es posible mandar que se
crea algo; los castigos no son eficaces para producir la fe verdadera. La fe no es
fe si no se cree (pág. 10).
3. Si el magistrado tuviera que ver en las cuestiones de salvación, los hombres
deberían su felicidad o su miseria eternas a los lugares donde hubieran
nacido (pág 12), quedando descartada la responsabilidad del propioindividuo.

Y si no es labor del magistrado coaccionar para convertir a la religión, tampoco lo es de la


Iglesia, la cual es unasociedad libre y voluntaria (pág. 13) que no debe ejercer autoridad.
Al menos, Cristo nunca lo dijo. Afirma nuestro filósofo: yo no comprendo cómo puede
llamarse Iglesia de Cristo una Iglesia que esté establecida sobre leyes que no son de Él
(...) (pág. 16). Cristo jamás expresó que hubiera que perseguir para convertir. En todo
caso, se puede exhortar y aconsejar, e incluso expulsar de la Iglesia, pero nada más.
Ejercer la fuerza solo le corresponde al magistrado, quien tampoco la debe emplear para
algo más que para garantizar las libertades.

¿Hasta dónde se extiende el deber de tolerancia y en qué medida obliga a cada uno?
Locke aborda el tema de los límites de lo tolerable en cuatro puntos:

1. Ninguna Iglesia está obligada en virtud del deber de tolerancia a retener en su


seno a una persona que, después de haber sido amonestada, continúa
obstinadamente transgrediendo las leyes de la sociedad (pág. 18). Nunca cabe el
uso de la fuerza o el castigo, pero sí se justifica la expulsión del propio seno de
quien no se amolda a las reglas de la sociedad eclesiástica.
2. Ninguna persona privada tiene derecho alguno, en ningún caso, a perjudicar a otra
persona en sus goces civiles porque sea de otra Iglesia o religión (pág. 18). La
tolerancia no Solo debe ejercerla el magistrado, sino las propias Iglesias entre sí,
pues el poder civil no les corresponde. Solo el poder civil puede coaccionar, pero
tampoco puede hacerlo para obligar a seguir una religión determinada. Resulta
intolerable, por tanto, quien procure emplear la fuerza para coaccionar en materia
religiosa.

Quien debe decidir qué Iglesia es la verdadera es solo Dios. No se puede saber cuál lo es,
y aunque se supiera, la verdadera Iglesia no tendría derecho a destruir a la otra. En esto,
Locke propugna una amplia libertad religiosa:
Nadie, (...), ni las personas individuales ni las Iglesias, ni siquiera los Estados, tienen justos títulos
para invadir los derechos civiles y las propiedades mundanas de los demás bajo el pretexto de la
religión
Pág. 22

Esto es porque
Ni la paz, ni la seguridad, ni siquiera la amistad común, pueden establecerse o preservarse entre los
hombres mientras prevalezca la opinión de que el dominio está fundado en la gracia y que la religión
ha de ser propagada por la fuerza de las armas
Pág. 23

.
Lo cual quiere decir que nunca habrá paz mientras no haya tolerancia. Este es uno de los
principales motivos esgrimidos por numerosos pensadores para pretender la
universalización de un espíritu de tolerancia que englobe diversos aspectos.

3º. La autoridad de los curas no puede ir más allá de lo estrictamente


religioso: La Iglesia en sí es una cosa absolutamente distinta y separada del Estado (pág.
23). En esta idea se soporta todo argumento a favor de la tolerancia. Si se mezclan Iglesia
(Religión) y Estado, si el Estado asume funciones religiosas, será imposible que tengamos
unasociedad tolerante, por lo menos en lo religioso. Con este espíritu, las constituciones
de los actuales estados democráticos declaran la aconfesionalidad de los mismos. Si un
estado es confesional, las libertades no están garantizadas, en la medida en que se
impone un modo de vida. La tolerancia política requiere un Estado neutral en cuanto a
religión se refiere.

4º. Nuevamente insiste Locke: El cuidado de las almas no corresponde al magistrado (pág.


26). No se puede salvar a los hombres contra su voluntad y, además, la mayoría de las
veces las discrepancias lo son en cuestiones frívolas. Cuál sea el camino correcto lo
dilucida cada hombre en privado. Sea o no por consejo de una Iglesia, si no hay íntima
convicción, no hay salvación. Solamente la fe y la sinceridad interior procuran la
aceptación de Dios (pág. 33).

En suma, todo el razonamiento de Locke se basa en la separación de lo civil y lo


religioso. El bien público es la regla y medida de toda actividad legislativa (pág. 35). Esto
quiere decir que el Estado solo debe prohibir aquello que perjudique a terceros. Es cierto
que no debe permitir las opiniones contrarias a la sociedad humana o a las reglas morales
necesarias para la preservación de la sociedad civil, pero normalmente, este no es el caso
de las religiones. El papel de las leyes no es cuidar de la verdad de las opiniones, sino de
la seguridad del Estado y de los bienes y de la persona de cada hombre en
particular (pág. 48). La perdición de un alma no conlleva perjuicio a terceros. Si el Estado
se inmiscuye en la "salvación" de sus súbditos, si obliga en materia religiosa, la paz no
está garantizada. En cambio, «Los gobiernos justos y moderados están tranquilos en todas
partes, y en todas partes seguros, pero la opresión levanta fermentos y hace a los
hombres luchar para liberarse de un yugo molesto y tiránico» (pág. 65).

En síntesis, no se debe intervenir o coaccionar en asuntos religiosos. Esto se justifica a


partir de varios argumentos:

1. Un argumento político: Los males de la sociedad provienen de la intolerancia, no


de la división. No es necesaria la unidad de fe y culto para mantener el orden; aun
más, la tolerancia es lo que garantiza la paz social.
2. Varios argumentos teológicos:
1. La Iglesia es una sociedad libre y voluntaria.
2. La creencia y el culto han de ser sinceros.
3. La persecución es anticristiana.
3. Un argumento racionalista: La conciencia es incoaccionable. Se ha de aceptar,
además, la natural ignoranciahumana ante la oscuridad del mundo y se ha de
confiar en las virtudes de la discusión para descubrir la verdad. Esta idea la
desarrollará principalmente, en el pensamiento liberal, John Stuart Mill.

Voltaire y el Tratado de la tolerancia[editar]


Voltaire

Jean-Baptiste Rousseau

La tolerancia por respeto al individuo se podría formular como:


No estoy de acuerdo contigo, pero te dejo que lo hagas por respeto a las diferencias.

La tolerancia para la defensa de un ideal de libertad, está perfectamente ilustrada por una
célebre citación atribuida de manera apócrifa a Voltaire, pero que en realidad fue utilizada
por la escritora S. G. Tallentyre –seudónimo de Evelyn Beatrice Hall– como ilustración de
las creencias de Voltaire en la biografía que escribió de él.: No estoy de acuerdo con lo
que me dices, pero lucharé hasta el final para que puedas decirlo.

Las citas de Voltaire se han extraído de la siguiente edición del Tratado de la tolerancia:


Editorial Crítica, Barcelona, 1992. Y del Diccionario de filosofía, Akal, Madrid, 1985.

Otro autor de la Ilustración, además de Locke, que abordó directamente la problemática de


la tolerancia fue Voltaire (1694-1778). A través de su Tratado de la tolerancia y en los
artículos Fanatismo y Tolerancia de su Diccionario filosóficonos encontramos con
argumentos que confirman y complementan la defensa de la tolerancia hecha por Locke.
También, aunque de menor importancia, escribió un extenso poema sobre la tolerancia: La
Henriade, en 1723, donde critica el fanatismo y sus trágicas consecuencias.

Voltaire representa el ala radical de la Ilustración francesa. Su obra significa la última


consecuencia del espíritu crítico ilustrado. Se debate entre el optimismo y la confianza en
el ser humano, por un lado, y la desesperación ante la estupidez humana que lo
contradice. Esta estupidez solo podrá curarse con la Ilustración, esto es, con la supresión
del prejuicio y la aplicación de la razón crítica a las costumbres sociales, la política y
el conocimiento. En esta línea se desarrolla la defensa de la tolerancia que esboza en
su tratado. No obstante, en oposición aLeibniz (con cuyo exagerado optimismo se enfrenta
directamente) y a Rousseau, no elimina un marcado pesimismo que le lleva a reconocer
la existencia y predominio del mal, ante lo cual la razón se debate impotente. Esto no le
impide apelar a ella, a la sana razón humana, para que intervenga en la lucha a favor
delbien. Esta lucha es la del mal contra el bien, del saber contra la ignorancia, de la
prudencia contra el fanatismo.
En el Tratado, Voltaire parte del asunto de Calas, un caso real de persecución desatada
contra una familia de calvinistas franceses. En 1762 fue ejecutado el comerciante Juan
Calas, bajo la falsa acusación de haber asesinado a su hijo porque este pretendía
convertirse al catolicismo. Alrededor de este asunto, se desarrolló una trama de sucesos,
narrada por Voltaire, donde se puso de manifiesto una vez más la intolerancia y
el fanatismo de la misma sociedad que los ilustrados querían "salvar" desde la razón y su
hermana gemela, la libertad. Ante tales acontecimientos, nuestro autor exclama Parece
que el fanatismo, indignado por el éxito de la razón, se vuelve contra ella con más rabia
(pág. 15).

Pues bien, afirma, mientras existan pueblos y gobernantes intolerantes, habrá guerras,
tumultos y, por tanto, desgracia. Por el contrario, la tolerancia proporciona paz y
prosperidad a la sociedad. En este sentido, escribe: (...), esa tolerancia jamás produjo
guerras civiles; la intolerancia ha convertido la tierra en una carnicería (pág. 33). La
tolerancia se presenta como principio para la convivencia, como único modo de vivir
en paz y libremente:
(...) y el gran principio, el principio universal de uno y otro, está en toda la tierra: 'No hagas lo que no
quieras que te hagan'. Pues bien, si se sigue este principio no se advierte cómo un hombre puede
decir a otro: 'Cree lo que yo creo y que tú no puedes creer o morirás'
Pág. 39.

La intolerancia se opone a cuanto de racional hay en el hombre y nos acerca a las fieras:
(...) el derecho de intolerancia es absurdo y bárbaro; es el derecho de los tigres; es mucho más
horrible aun, porque los tigres no se destrozan sino para comer, y nosotros nos hemos exterminado
por unas frases
Pág. 40.

Voltaire apela a la Historia para demostrar que (...) de todos los pueblos civilizados de la


antigüedad, ninguno cohibió lalibertad de pensamiento (pág. 41).

Argumenta, como ya había hecho Locke, que la persecución intolerante es incoherente


con el verdadero espíritu cristiano, lo que contradice la trayectoria de fanatismo que
la Iglesia ha mantenido durante siglos. «Si no me engaño, hay muy pocos pasajes en los
Evangelios, de los que el espíritu perseguidor haya podido inferir que la intolerancia y la
coacción son legítimas» (pág. 85). Voltaire comenta y cita numerosos episodios bíblicos
que apoyan esta idea. En elDiccionario filosófico, afirma: «De todas las religiones, la
cristiana es, sin duda, la que tiene que inspirar más tolerancia, aunque hasta aquí los
cristianos hayan sido los más intolerantes de todos los hombres» (pág. 497).

Donde no hay razón, abunda la intolerancia. Queremos resaltar el énfasis pionero que
pone en ello nuestro filósofo. De la superstición, nace el fanatismo. Existe, por tanto, una
estrecha relación entre la tolerancia y el espíritu crítico y racional que nos conduce al
conocimiento del mundo y de nosotros mismos; como conclusión de su Tratado, Voltaire lo
afirma:
Solo los espíritus razonables piensan noblemente; cabezas coronadas, almas dignas de su rango,
han dado grandes ejemplos en esta ocasión. Sus nombres serán señalados en los fastos de
la filosofía, que consiste en el horror a la superstición, y en esa caridad universal
que Cicerón recomienda: Charitas humani generis. Esa caridad, cuyo nombre se ha apropiado
la teología, como si soo a ella perteneciese, pero cuya realidad ha proscrito con frecuencia. Caridad,
amor al género humano; virtud desconocida de los embaucadores, de los pedantes que argumentan
y de los fanáticos que persiguen
(pág. 171).

Otro motivo, que se suma a los ya expuestos, para fomentar una actitud tolerante es la
evidencia de que somos seres imperfectos, a quienes cuesta hallar verdades. En
el Diccionario filosófico afirma en este sentido: Todos estamos modelados de debilidades y
de errores. Perdonémonos las necedades recíprocamente, (...) (pág. 494) (...) tenemos
que tolerarnos mutuamente, porque somos débiles, inconsecuentes y sujetos a la
mutabilidad y al error (pág. 501).

Por último, es muy digno de mención, además de la justificación de la tolerancia que desde
su espíritu comprometido e ilustrado acomete, el sentido profundo de un lema que él hizo
famoso: Écrasez l´infâme! (¡No dejes de pisotear al infame!). Lo podemos parafrasear
como no toleres jamás la intolerancia. Es decir, la propia tolerancia apunta hacia unos
límites que no puede traspasar, so pena de dejar de serlo.

John Stuart Mill y la defensa de la libertad de


pensamiento[editar]

John Stuart Mill, ca. 1870

John Stuart Mill escribió la que podría considerarse una de las mejores defensas de la
tolerancia y la libertad de pensamiento que jamás se hayan hecho. Se trata del ya clásico
escrito Sobre la libertad, elaborado en 1859.16 Vamos a resumir brevemente las ideas que
en él se contienen, destacando como aspecto novedoso y superador de anteriores
concepciones de la “tolerancia” las relaciones existentes entre tolerancia y libertad.

En la introducción, afirma J. S. Mill que, al escribir esta obra, lo mueve la pretensión de


ocuparse de la libertad en su sentido político, es decir, de los límites que se han de poner
al poder de la sociedad sobre el individuo. Esta es una pretensión, nos dice, que se ha
tenido en todas las épocas, desde los tiempos en los que era necesario protegerse de los
excesos de una tiranía, hasta aquellos en los que es la mayoría, en un
gobierno democrático, quien ejerce suopresión. Esto es así porque no siempre quien
gobierna representa verdaderamente al pueblo gobernado.
El pueblo que ejerce el poder no es siempre el mismo pueblo sobre el cual es ejercido (...). El
pueblo, por consiguiente, puede desear oprimir a una parte de sí mismo, y las precauciones son tan
útiles contra esto como contra cualquier otro abuso del Poder
Pág. 59.

En este sentido, también la mayoría puede ejercer su tiranía. Habría, por tanto, que
colocar un límite, y más sabiendo que
(...) los gustos o disgustos de la sociedad o de alguna poderosa porción de ella, son los que principal
y prácticamente han determinado las reglas impuestas a la general observancia con la sanción de
la ley o de la opinión
(P. 62).

La opinión de Mill es que el gobierno solo se halla legitimado para intervenir si hay que
evitar daños a terceros; el propio bien de la persona, físico o moral, no es justificación
suficiente. Esta es su respuesta a las acciones emprendidas por numerosos gobiernos, a
lo largo de la historia, a fin de garantizar la salvación eterna de los súbditos. Cuando Locke
afirmaba que el Estado no tiene autoridad en cuestiones religiosas, nos estaba planteando
por adelantado esta idea política que desarrollará Mill. De nuevo, la tolerancia
gubernamental nos viene asociada a la separación del poder del ámbito privado de la vida
de los ciudadanos. Este ámbito incluye las decisiones respecto a la propia felicidad, que
solo conciernen a los propios individuos. Cada uno, defiende Mill, es soberano de sí
mismo. En un marco histórico adecuado, por tanto, se ha de dar la libertad como
posibilidad de labrarse el propio camino de la felicidad, sin ser obligados a vivir a la
manera de otros, y sin que privemos a otros de seguir su camino. Resulta fundamental
esta distinción, ya vista en Locke, entre una esfera pública y otra privada en la sociedad.

Acto seguido, Mill desarrolla por extenso una excelente defensa de la libertad de
pensamiento y discusión. Esta libertad se basaría en el respeto a las opiniones ajenas y a
la expresión de las mismas. Se opone nuestro autor a todo tipo de censura, que no
conduce sino a la conversión de lo defendido en dogma, a una cristalización o congelación
delpensamiento cuya consecuencia es el alejamiento de la verdad, ya que esta requiere la
batalla con sus contrarios para ser profundizada. Esta es una de las consecuencias
negativas de la intolerancia. La censura, como manifestación de la intolerancia, no solo no
es buena para el progreso, sino que es causante de terribles errores, ya que aleja del
auténtico modo de conocer las cosas. Apoya Mill esta tesis en la historia y muestra que
para que la verdad prospere ha de darse la discusión libre (La especulación libre y audaz
sobre los problemas más elevados) y el respeto a todas las opiniones. «Solo a través de la
diversidad de opiniones puede abrirse paso la verdad» (pág. 114) Para el libre
desenvolvimiento del genio, por tanto, es preciso garantizar la libertad, de manera que la
diversidad sea tolerada e integrada en el común debate que garantiza la paz y el progreso.

El planteamiento de Mill para justificar la tolerancia como medio de asegurar nuestro


camino hacia la verdad, se basa en una triple posibilidad: Que la opinión aceptada pueda
ser falsa y, por consiguiente, alguna otra pueda ser verdadera, o que siendo verdadera
sea esencial un conflicto con el error opuesto para la clara comprensión y
profundo sentimiento de su verdad (pág. 111). La tercera posibilidad es que ambas
perspectivas tengan algo de verdaderas. En cualquier caso, lacensura de las opiniones
ajenas se opone al progreso (entendiendo este como el crecimiento de conocimientos
acerca del universo y sus consecuencias práctico-morales), pues atenta contra la
búsqueda racional de verdades. La verdad solo puede desvelarse en un marco de
tolerancia donde tengan cabida diversas perspectivas. Esto constituye unautilidad racional
o epistemológica de la tolerancia.

La tolerancia, en efecto, tiene una de sus principales justificaciones en que resulta


imprescindible para el conocimiento. Si queremos saber, hemos de estar dispuestos a
aprender de los demás y a cuestionar nuestra opinión. En esto radica el talante tolerante.
Este carácter no es sino el de quien sabe escuchar a los demás y dialogar con ellos sin
más pretensión que la búsqueda de la verdad. Para ello, resulta necesaria la autenticidad y
la lealtad en la discusión. Si se discute con otras pretensiones, no estamos buscando
verdades ni siguiendo las reglas de una discusión racional.

Las consideraciones expuestas conducen, de modo ineludible, a la exaltación de la


particularidad y así lo hace nuestro autor. Es preciso respetar lo concreto, en la medida en
que participa de una parte de verdad. Frente a las concepciones esencialistas que tratan
de imponer una única perspectiva a la diversidad y ven mal la multiplicación de modos, Mill
afirma que (...) la diversidad no es un mal, sino un bien (pág. 126). Por ello la valora: (...)
El libre desenvolvimiento de laindividualidad es uno de los principios esenciales del
bienestar (pág. 127). Esta individualidad puede ser la manifestada por una joven
generación respecto a la precedente. Es un hecho que no somos seres mecánicos que
imitan y siguen ciegamente una costumbre. Por eso, la juventud debe usar e interpretar a
su manera particular lo recibido. Hay que resaltar y defender la originalidad, cuidando de
que la sociedad no la sofoque, como ocurre con todo tipo de despotismo. En relación a
esto, Mill nos dice que «es solo el cultivo de la individualidad lo que produce, o puede
producir, seres humanos bien desarrollados» (pág. 136). Para ello es preciso un entorno
de libertad, para que el genio se desenvuelva sin ataduras. En esto se fundamenta la
valoración de la diversidad y la justificación de la tolerancia hacia los modos singulares de
la existencia.

En los capítulos posteriores de su obra, Mill apunta a una serie de consideraciones que
giran en torno a la problemática acerca de los límites de la tolerancia; es decir, ¿hasta
dónde se puede permitir la libertad de acción por parte de los individuos?- ¿Hasta qué
punto debemos tolerar y cuándo no? Básicamente, la respuesta de nuestro autor es que
siempre podemos actuar, mientras no perjudiquemos los intereses del otro. Es decir, en lo
que concierne exclusivamente a uno mismo, nadie debe intervenir. La intervención
del Estado solo se justifica cuando una acción tiene repercusiones en otras personas. Se
puede y debe tolerar todo, siempre y cuando lo tolerado no se muestre, a su vez,
intolerante. Es en ese punto donde ubicamos los límites de la tolerancia.

Como vemos, la tolerancia se relaciona estrechamente con la libertad. De hecho, su


defensa aparece vinculada alliberalismo político, movimiento ideológico que aboga por las
libertades individuales y del cual J.S. Mill es un representante. Con posterioridad, y
actualmente, la defensa de la tolerancia se conecta con la apuesta democrática por el
respeto a las ideas o rasgos de los demás que no compartimos, teniendo un componente
solidario que falta al individualismo liberal. En todo caso, la tolerancia aparece como algo
propio del sistema político democrático, y, por el contrario, como algo fundamentalmente
opuesto a los sistemas totalitarios que pueden albergar actitudes racistas, xenófobas o
violentas. El adelanto de Mill respecto a Locke estriba en la exaltación expresa de
la diversidad. En efecto, lapluralidad es una característica de la naturaleza humana, y
oponerse a ella es irracional e inmoral. De su obra se desprende que es preferible
mantener la autonomía más que el acierto en la elección. A la larga,
la autonomía garantiza el progreso.

Tolerancia religiosa[editar]
Artículo principal: Tolerancia religiosa

La tolerancia religiosa es una actitud adoptada ante confesiones de fe diferentes o ante


manifestaciones públicas de religiones diferentes. Ejemplo, el edicto de Tolerancia de 1786
(Francia) autoriza la construcción de lugares de culto para los protestantes con la
condición de que su campanario sea menos alto que el de las iglesias católicas.

La secta, es la Iglesia del otro, André Comte-Sponville, Diccionario de filosofía.

Hay que diferenciar tres dominios de tolerancia religiosa. En primer lugar, la tolerancia
inscrita en los textos sagrados a los que la religión se refiere. Después, la
interpretación que las autoridades religiosas han hecho de ella. Y por fin, la tolerancia
del fiel, que, aunque guiado por su fe, no por ello permanece menos individual.

A pesar de que cada religión haya evolucionado más o menos independientemente, se


constatan tres grandes tendencias ligadas a tres grandes periodos de la historia.

El politeísmo antiguo[editar]
En el politeísmo antiguo (antes de la era cristiana), con frecuencia se constatan
intercambios de divinidades de unpanteón al otro, en particular en Europa del Norte y
en Oriente Próximo. Podemos citar por ejemplo el caso de la civilización del antiguo
Egipto, para el cual la tolerancia religiosa era un pilar (salvo durante el periodo
de Akhenaton) y en cuyo país se albergó, en numerosas épocas, templos de
divinidades extranjeras (Baal, Astarté, etc.). Lo mismo paraRoma con la adopción de la
diosa Isis.

No se puede hablar de tolerancia en el caso del panteón romano cuyo culto se


confunde con el de la ciudad, y del emperador a partir de Augusto.

 Por un lado la religión no se concibe como una expresión de la relación de un


individuo con una divinidad, sino como la relación de un individuo con la sociedad
romana en la cual el mismo debe integrarse, o también como la relación de una
ciudad a su destino (Louis Gernet, la religión romana, Albin Michel). Los Viejos
Romanos solo conocen unareligio: la suya; pero, seguidamente, la cultura romana
se heleniza y se abre a cultos muy diferentes del mos maiorum(la costumbre); los
otros cultos, si no se pueden captar (procedimiento de captatio) son considerados
comosuperstitio. En la época de los apologistas, Celso testifica que no se trata, en
lo que concierne al cristianismo, de tolerancia como apertura a los valores de otro,
sino de tolerancia a aquello que no destruye el orden público. Solo eljudaísmo se
beneficia del estatus de religio licita al lado de la religión nacional.
 La importación de los cultos orientales (Isis, Mithra, etc.) por los soldados romanos
que han partipado en las batallas orientales, representa al contrario una
modificación del sentimiento religioso. No se trata de intercambio de divinidades
sino de considerarse como devoto de Isis lo cual no impide la participación en los
cultos urbanos. En cierta forma, el culto de Isis sustituye a las divinidades
familiales para el soldado errante.

Solamente en el 311 un edicto de tolerancia, el edicto de Milán decreta la libertad de


todos los cultos.

El monoteísmo[editar]
Con el desarrollo del monoteísmo (judaico, cristiano, e islámico) aparece la noción de
exclusividad de lo divino.

 Judaísmo: No tendrás otro dios frente a mí. (Éxodo 20,3).


 Cristianismo: Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la
tierra. (Símobolo de los Apóstoles, siglo II)

 Catolicismo: en 392 Ambrosio de Milán obtiene de Teodosio II un edicto que


autoriza la ejecución de judíos,paganos y heréticos.
 Protestantismo: Diremos que se debe permitir la libertad de consciencia? De
ninguna manera, si se trata de la libertad de adorar a Dios cada uno a su
manera. Es un dogma diabólico., Teodoro de Beza, 1570. En esto Teodoro de
Beza es un excelente testigo de los primeros 150 años del protestantismo que
fueron tan autoritarios como el catolicismo. Sin embargo, el giro tuvo lugar con
John Locke y su carta sobre la tolerancia interviniendo en el conflicto entre la
corriente calvinista y dogmática, y los Remostrantes.

 Islam: No hay más Dios que Alá pero también sin constricción en


religión (Corán 256/2).

Se entiende pues que la tolerancia no es una virtud intrínseca de tal o cual religión
sino que depende de la elección de sus individuos y de sus jerarquías así como de
su capacidad para asociarse con un poder.

El diálogo interreligioso[editar]
Así mismo la tolerancia no siempre ha existido. Ya Platón, según un rumor del que
se hizo eco Diógenes Laercio, habría querido quemar en la plaza pública las obras
de Demócrito. La apertura de la cultura griega a las culturas exteriores y el diálogo
continuo de los filósofos entre ellos han generado un clima intelectual tenso pero
propicio a los intercambios y a la reflexión. El la filosofía de las luces la que
transforma aquello que parecía una debilidad para san Agustín de Hipona, teórico
de la persecución legítima, tal y como lo presentaba Bossuet.

En el símbolo del giro es esta frase de Voltaire: no me gustan tus ideas pero
lucharé para que puedas expresarlas. Se constituye entonces un movimiento
intelectual que lucha contra las intolerancias del cristianismo: De todas las
religiones, la cristiana es sin duda la que debe inspirar mayor tolerancia, aunque
hasta ahora los cristianos hayan sido los más intolerantes de todos los hombres.
(Diccionario filosófico, artículo Tolerancia 7).

El desarrollo de las ciencias religiosas en la filosofía alemana del siglo XIX ha


permitido el establecimiento de un saber laico sobre el fenómeno religioso que es
percibido como una amenaza por las religiones. Tal fue la apuesta de la crisis
modernista, tal es aun la apuesta de bastantes conflictos que tiene algo que ver
con el fenómeno religioso.

Los medios de transporte y de comunicación de siglo XIX y del siglo XX han


permitido intercambios culturales que no facilitan tanto el diálogo interreligioso. La
democratización del viaje se hace por el método del viaje organizado que
raramente permite un encuentro con el autóctono. Por el contrario, los
intercambios de estudiantes, hasta ahora reservados a las clases superiores de
los países desarrollados, podrían mejorar la situación por medio de subvenciones
europeas, tales como el Programa Erasmus.

Por el hecho de que la mayoría de las religiones tienen vocación para enseñar
solo aquello que cree verdadero, designando por todas las variantes de lo falso a
todo aquello que no han expresado ellas mismas (método de
losepiciclos copernicianos descrito por primera vez en el dominio religioso por
John Hick en God Has Many Names (1987) y popularizado desde entonces por
Régis Debray en El Fuego sagrado: Función de lo religioso, Fayard, 2003), no se
puede decir que la cultura religiosa del Europeo medio haya avanzado mucho.

La reflexión sobre la verdad religiosa, a pesar de estar bien descrita por Michel de


Certeau s.j. en La invención de los cotidiano, t. II: maneras de creer no ha sido
retomada por religión alguna. El creyente ignora pues lo sagrado de los demás y
exige de esos mismos demás la reverencia para aquello en lo que él cree,
reverencia que él por su parte no está dispuesto a manifestar hacia sus
interlocutores.

La tolerancia es mi valor
Una persona tolerante es capaz de aceptar sin molestias o nerviosismo las
actitudes y características de los demás aunque sean diferentes de las
suyas, siempre y cuando no le causen un perjuicio o afecten su bienestar.
Respeta, acepta y aprecia la diversidad de las personalidades, de las
culturas del mundo y de las variantes físicas que existen entre los seres
humanos. Para llegar a ser tolerante se vale de los conocimientos que ya
tiene o adquiere conocimientos especiales para entender la diversidad, se
comunica bien y frecuentemente con quienes la rodean, tiene una actitud de
apertura con respecto a las otras expresiones y, aunque reconoce las
diferencias de los otros, siempre busca la armonía. La tolerancia es el
requisito indispensable para vivir en familia y en comunidad, el elemento
más importante para poner fin a la violencia.
En el mundo crecía poco a poco la conciencia de que las personas con
alguna desventaja física bien podían desarrollar al máximo sus otras
capacidades. Los I Juegos Paralímpicos se llevaron a cabo en Roma, 1960
con la participación de 400 deportistas procedentes de 23 países. A partir
de entonces se celebraron en los mismos años de los juegos regulares y así
ocurre hasta la fecha. En Toronto, 1976, las disciplinas se ampliaron más
allá de las sillas de ruedas. Ello permitió que tomaran parte 1,600 atletas de
40 naciones. Seúl, 1988 marcó un cambio importante: a partir de esa
edición los Juegos Paralímpicos se realizaron inmediatamente después de
los Olímpicos y en la misma ciudad anfitriona. Existe, asimismo, una edición
de invierno: los Juegos Paralímpicos de Invierno. En Beijing, 2008, hubo
casi 4,000 atletas de 146 naciones que, con su esfuerzo, nos han enseñado
a celebrar la diversidad y el esfuerzo que los caracteriza. Estos juegos
tienen su lema, “Espíritu en movimiento”, su himno, El himno del porvenir, y
su símbolo, que es una representación del cambio y la transformación. El
Comité Olímpico Internacional lo establece claramente: “La práctica del
deporte es un derecho humano. Cada individuo debe tener la oportunidad
de practicar el deporte sin ningún tipo de discriminación… La discriminación
de un país o una persona por razones de raza, religión, política o género se
opone al espíritu olímpico.”
Espíritu deportivo:  Trischa Zorn (1964-)

La nadadora estadounidense Trischa Zorn no es sólo la máxima figura de


los Juegos Olímpicos, sino una de las grandes figuras deportivas de la
historia. Ciega de nacimiento, empezó a nadar a los siete años en el centro
de entrenamiento de Mission Viejo, California. A los trece años participó en
1979 y luego recibió una beca de la Universidad de Nebraska para seguir
con su formación. Participó en todos los Juegos Paralímpicos celebrados
desde 1980 hasta 2004 y obtuvo 55 medallas, 41 de ellas de oro. “Mi
motivación se encuentra en el hecho de que realmente amo lo que hago y
en mi interés por saber hasta dónde puedo llegar”, ha dicho.

https://fundaciontelevisa.org/valores2019/valores/tolerancia

1. ¿Qué es la tolerancia?
La tolerancia es el respeto y la aceptación que se tiene hacia
opiniones, creencias, sentimientos o ideas de otros, incluso cuando
difieren o son antagónicas a las propias.
Por ello, la tolerancia es un concepto amplio que significa aceptarse y
respetarse a uno mismo y luego a los demás, sin importar el status
social, la religión a la que adhiera o a la etnia a la que pertenece. Para
practicar la tolerancia es necesario escuchar a los que opinan y sienten de
manera diferente, apreciando su punto de vista.

La tolerancia es considerada como una cuestión de la moral y de la vida


en sociedad, ya que vivimos en sociedades pluralistas. Es por ello que se
considera a la tolerancia como una gran virtud y una responsabilidad cívica.

La tolerancia es, para algunos, uno de los pilares de una cultura


democrática real,  ya que esta posibilita una mayor integración y facilita la
construcción de los cimientos de una verdadera identidad de los pueblos.

Ver además: Normas de Convivencia.

2. Tolerancia en la historia
La noción de la tolerancia es algo que se discute desde los antiguos griegos,
los romanos y persiste en nuestros días. Se estima que las antiguas
civilizaciones trataban de aceptar la diversidad sin
mayores problemas.

En el caso de los romanos la diversidad de cultos no era sancionada y


además las cuestiones políticas podían ser debatidas en el Senado con total
libertad.

La tolerancia fue también un tema de suma importancia durante el período


de la Ilustración. Con la primera edición de la Enciclopedia, se publica un
apartado completo dedicado a la tolerancia.

Se creía que la tolerancia era una cuestión de prudencia, ya que la


intolerancia significa una batalla constante contra las opiniones. Es por ello
que el fanatismo, sea por la patria o la religión, entre otras, se vio
condenado en este capítulo.

La noción de tolerancia también fue abordada por Freud. El


psicoanalista define a la intolerancia como un “reflejo narcisista”, que debe
ser tratado como un tema social y no de manera particular, ya que es una
cuestión que afecta a la sociedad.

3. Tolerancia en la actualidad
4. La tolerancia deja de ser solo un tópico relacionado a lo ético para
tener también un valor jurídico fundamental cuando a partir de la
formación de los primeros estados liberales, los principios jurídicos
que los sustentaban, tenían como principio fundamental la libertad y
el respeto.
5. La tolerancia en la actualidad es fundamental en aspectos
políticos y éticos, para poder aceptar y respetar por ejemplo a los
pueblos originarios de nuestras tierras y darles los medios de
expresión que requieren.
6. La tolerancia, según algunas posturas, requiere de una distinción
entre lo correcto y lo incorrecto, del bien y el mal. El mal, la
mentira o lo incorrecto, no pueden ser tolerados.
7. La tolerancia debe buscar un bien supremo, pero de una manera
correcta, es por ello que en esta postura no se acepta la frase “ el fin
justifica los medios”. Además, los defensores de esta posición
sostienen que la tolerancia no puede ser un mero hecho teórico sino
que debe verse reflejado en las acciones.

8.

Fuente: https://concepto.de/tolerancia/#ixzz6GJIHC6B6

Fuente: https://concepto.de/tolerancia/#ixzz6GJIB6fCV

Fuente: https://concepto.de/tolerancia/#ixzz6GJI7XHIT

El valor de la tolerancia y su importancia


en nuestras vidas
La tolerancia como forma de vida
La tolerancia es respetar las ideas, creencias o prácticas de los
demás cuando son diferentes o contrarias a las propias. A nivel
individual es la actitud que tiene un individuo de aceptar aquello
que es diferente a sus valores. Es importante comprender que
para superar los problemas necesitas, por un lado, el poder
interno y, por otro, la capacidad de tolerar. Tolerar no significa
aguantar. Tolerar es aceptar, comprender y saber afrontar.

El concepto de tolerancia parte de un hecho de que todos los


individuos somos distintos y esas diferencias deben ser
consideradas como fuente de progreso para la sociedad,
permitiendo hacer más provechosa la convivencia entre hombres
y mujeres. Es la aceptación o reconocimiento de la pluralidad de
doctrinas o posiciones.

En el orden de la psicología humana, solo se puede ser tolerante


con aquello que nos causa molestia, con lo que no estamos de
acuerdo pero que se acepta para mantener el orden que se ha
establecido en la sociedad y que está basado en un conjunto de
prácticas, actitudes y valores.

En el plano social constituye uno de los valores humanos más


respetados y considerado como fundamental para la convivencia o
coexistencia pacifica con los demás. Es todo lo contrario a la
persecución de la persona o grupo considerado diferente o
problemático. Cuando se es tolerante se entiende que si alguien
es de una raza distinta de la suya o proviene de otro país, otra
cultura, otra clase social, o piensa distinto de él, no por ello es su
rival o su enemigo.

El mar es un ejemplo de tolerancia, porque echamos mucha


suciedad al mar, el mar la absorbe y, con el tiempo, la transforma.
Tolerancia es ser como el océano, es decir, saber absorber y
disolver, hacer desaparecer.

Hay cuatro principios para la tolerancia:


1. No responder a las agresiones. Cuando somos insultados,
provocados, o acusados injustamente, debemos
responder con el silencio; esta fuerza es, naturalmente,
mayor.
2. Mantenerse calmado frente a los infortunios. Cuando nos
encontramos con personas que nos quieren incomodar,
derrumbar u oprimir, debemos enfrentarlas con calma,
evitando cualquier confrontación.
3. Compasión frente a la envidia y el odio. Frente a la
envidia y odio de otros, no debemos responder
igualmente, sino ofrecer nuestra amistad y mostrarles
nuestra intención pacífica, demostrando así, con
educación, nuestra superioridad.
4. Gratitud frente a las difamaciones. Si alguien lo insulta y
difama, no se enoje con quien lo provocó, sino acuérdese
de los beneficios que esa persona le proporcionó en el
pasado y sea agradecido por eso.

"La tolerancia ha de equilibrarse con la capacidad


de afrontar, que se basa en la valentía, en el coraje
y en la seguridad personal. Tener el poder de
tolerar te da seguridad y confianza de que podrás,
lo conseguirás, avanzarás. La tolerancia es
necesaria para convivir, para ser y dejar ser."
Con la virtud de la tolerancia, continuarás sonriendo,
nunca te desanimarás.
https://altaidformacion.com/noticia/el-valor-de-la-tolerancia-y-su-importancia-en-nuestras-
vidas

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