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NOTAS

EL HIMNO A ZEUS DE CLEANTES


José Molina Ayala*

RESUMEN: El Himno a Zeus de Cleantes, por sus ABSTRACT: Due to its structural aspects and content,
características formales y por su contenido, es un Cleantes’ Hymn to Zeus, is considered a significant
texto importante y peculiarmente interesante para and interesting text aiding our understanding of the
comprender la época helenística. Hellenistic era.

PALABRAS CLAVE: Himno a Zeus, Cleantes, épo- KEYWORDS: Hymn to Zeus, Cleantes, Hellenistic era,
ca helenística, estoicismo, Naturaleza, reli- stoicism, nature, religion, Callimachus. 171
gión, Calímaco.

RECEPCIÓN: 11 de agosto del 2010. * Centro de Estudios Clásicos, Instituto de Investiga-


ACEPTACIÓN: 7 de diciembre del 2010. ciones Filológicas, UNAM.

Estudios 97, vol. IX, verano 2011.


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EL HIMNO A ZEUS DE CLEANTES

Generalidades de la época helenística vez las más importantes y decisivas


hayan sido, precisamente, la difusión e
Suele llamarse “época helenística” inculturación de la civilización hele-
al lapso que transcurre entre dos na a lo largo de todos los territorios
muertes, la de Alejandro Magno y la conquistados. Tras la derrota del ejér-
172
de Cleopatra, es decir, aproximada- cito de Marco Antonio a manos de
mente del 323 a. C. al 30 d. C. Esta Octavio, Cleopatra –la última descen-
designación me parece acertada, ya diente de la dinastía de los Ptolo-
que, por más convencionales que meos– daría fin con su propia muer-
sean los límites de un período históri-
te a un modelo económico y político
co, en este caso no pueden soslayarse
que debió sucumbir, como tantos
las consecuencias que tuvo la expan-
otros, a la hegemonía del imperio
sión macedónica,1 de las cuales, tal
romano.
1
A. Dihle, A History of Greek Literature. From Por supuesto, no se trata de una
Homer to the Hellenistic Period, 1994, London/New
York, Routledge, p. 234: It is misleading to obscure época decadente ni, mucho menos, de
the epoch-making character of this event (sc. la una mera “excrecencia” de la Grecia
campaña militar de Alejandro), as has recently been
the case in historical scholarship, by setting the date
clásica. Por el contrario, deben sor-
for the rise of Hellenism in the mid-fourth century prendernos las soluciones que los
BC simply because the intellectual preconditions,
hombres de aquellos tiempos encon-
and in some cases the early forms of new phenomena,
were in place prior to Alexander. traron para arrostrar las dificultades

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que implicaron la nueva configura- el conocimiento y la ética, el hombre


ción de la sociedad –piénsese tan sólo mismo. Así se explican la irrupción
en los problemas del cosmopolitismo, de formas alternativas de pensamien-
de las migraciones, de las constantes to, las más nuevas y variadas escuelas
guerras entre ejércitos, formados prin- filosóficas, las inusitadas modas lite-
cipalmente de mercenarios, y del rarias, el desarrollo de nuevas tecno-
continuo intercambio económico–, logías y el progreso de las distintas
la crisis de las ideas que hasta entonces ciencias, etcétera.
prevalecían, y la génesis, la apropia- No es, pues, una época “menor”
ción y el desarrollo de otra cosmo- en la historia de la cultura. Más aún,
visión. Hay que resaltar, más que ya en la época imperial, Octavio
nada, el gran atrevimiento y el méri- Augusto decidió también llevar el
to que supuso renunciar a los criterios helenismo a los territorios conquista-
tradicionales y someter todo al análi- dos por Roma, de manera que lo suce-
sis del raciocinio. Consecuencia natu- dido en la época helenística no es
ral de este arrojo fue, por ejemplo, insignificante para lo que llegó a ser
el desarrollo técnico y científico, de (eso que se dice ser) la civilización
una magnitud que no volvió a verse occidental, que en mayor o menor
sino hasta el siglo diecinueve de medida, y para bien o para mal, es
nuestra era; el solo nombre de Arquí- todavía la nuestra. Además, ahora que
medes debiera servir como emblema todos se llenan la boca con la “globali-
del progreso de entonces, para no zación”, no será inútil asomarnos a 173
hablar del “astrónomo” Arato, ni de aquella primera expansión generali-
su gran comentarista Átalo de Rodas, zada de un modelo cultural.
ni del controvertido matemático
Hiparco de Nicea, ni de Aristarco de
Samos, el Copérnico de la Antigüe- Cleantes y el estoicismo
dad, de quien el mismo Arquímedes
afirma (y rechaza) su teoría heliocén- Cleantes nació hacia el 331 o 330 a. C.,
trica.2 Pero, es preciso insistir, si todo según los pocos datos que tenemos,
entró en crisis, también todo fue puesto gracias a Diógenes Laercio,4 en la
bajo la lente del lógos:3 la literatura Tróade, en la ciudad de Assos; fue
y la religión, la filosofía y la política, primero boxeador y, después de cono-
cer, en Atenas, a Zenón de Citio, se
2
T. Heath, Aristarcus of Samos, the ancient
Copernicus, 1913, Oxford, At The Clarendon Press, dedicó a la filosofía durante el día y
p. 301. a trabajar durante las noches; tras una
3
P. C. Tapia Zúñiga, “La areté en la época hele-
nística”, Nova tellus, 9-10, 1991-1992, pp. 289-301. 4
D. L., VII, 168-176.

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inflamación de las encías, se dejó categorías para pensar sobre el hombre;


morir de hambre, pues, según él, en por ejemplo, la propiedad, o al menos
el año 230 o 229 a. C., ya había vivi- la “propiedad” sobre el propio cuerpo
do demasiado. será punto de arranque para reflexiones
Estos pequeños datos nos hacen estoicas sobre el valor del ser huma-
ver, por una parte, la movilidad que no y para la ulterior elaboración del
había en la época helenística; en concepto de persona.6
efecto, los hombres ya no pertenecen Al margen de las tradiciones filo-
a la polis tradicional, sino son “ciuda- sóficas de la Academia y del Liceo,
danos del mundo”; viajan, cambian dirigidas esencialmente a las clases
de residencia; en cualquier ciudad se privilegiadas, las nuevas filosofías,
sienten como en la suya, con tal de en especial el epicureísmo, el estoicis-
que ésta comparta ciertos elementos mo y el cinismo,7 concebidas no sólo
comunes a todas, como los gimna- como sistemas de pensamiento, sino,
sios, las palestras, el teatro, la lengua, más bien, como formas de vida, se diri-
las costumbres, etcétera. No es míni- gieron a una capa más amplia de la
ma la influencia que empiezan a ejercer población.8 Las diversas escuelas
las culturas no griegas en la ecumene; buscarán que el individuo, al margen
sin embargo, ésa será mínima, si se de las circunstancias, consiga la felici-
expresa por vías distintas del helenis- dad en sí mismo; así, los estoicos la
mo. De hecho, discernir los elementos buscarán en la impasibilidad; los epicú-
174 extraños a la tradición griega no sería reos en la imperturbabilidad; los
una pequeña labor de cualquier inves- cínicos en la indiferencia; los escép-
tigación que se emprendiera a propó- 6
A. A. Long, “Stoic Philosophers on Persons,
sito de esta época.5 Por otra parte, Property-ownership and Community”, en R, Sorabji
aun si se toma como falsa la Vida de (ed.), Aristotle and after, 1997, London, Institute
of Classical Studies, School of Advanced Study,
Cleantes de Diógenes Laercio, ésta University of London (Bulletin of the Institute of
refleja que, en la época helenística, el Classical Studies Supplement, 68), pp. 13-31.
individuo emerge con una mayor inde- No pasa inadvertido que el cinismo tuvo
7

su origen antes de la época helenística: aquí lo


pendencia con respecto a su origen, a menciono por su carácter popular, dado que propo-
su posición social, a su oficio. Se han nía más una manera de vivir que un sistema de
pensamiento, y porque ciertamente la influencia
transtornado las coordenadas que orien-
de su crítica social perduró durante la época hele-
taban a los ciudadanos de la época nística. Por lo demás, en esta época se desarrolla el
clásica y comienzan a fraguarse otras género de la sátira Menipea, tan relacionada con
esta “escuela”.
5
Sobre el origen no griego del estoicismo, cfr. 8
P. Hadot, ¿Qué es la filosofía antigua?,
E. Elorduy, El estoicismo, 1972, Madrid, Gredos 1998, México, Fondo de Cultura Económica,
(Biblioteca hispánica de filosofía), t. I, pp. 25-73. p. 122-3.

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ticos, en la suspensión del juicio. Todas estoicismo tuvo tres períodos: el


estas escuelas, incluso la de los pita- temprano, el intermedio y el tardío.
góricos, 9 comparten el reto de dar Zenón, Cleantes y Crisipo domi-
respuesta a las nuevas interrogantes nan el período temprano; Posido-
surgidas tras las conquistas de Alejan- nio (c. 135-50 a. C.) y su maestro
dro. Evidentemente, no es el lugar Panecio (c. 185-110 a. C.) son los perso-
para desarrollar los principios de najes más importantes del interme-
cada una de las escuelas,10 y conven- dio; mientras que en el tardío desta-
dría sujetarse al estoicismo, en gene- can Epicteto (ca. mediados del s. I
ral, y más específicamente al estoi- d. C.), Séneca (4-65 d.C.) y Marco
cismo de Cleantes. Aurelio (121-180 d. C.).
El estoicismo recibe su nombre Debe tenerse en cuenta que,
debido a que su fundador, Zenón de como las otras escuelas, el estoicismo
Citio (ca. 344-262 a. C.); después es una filosofía que, frente al desarro-
de estudiar filosofía al lado del cíni- llo de las otras ciencias, se vio obli-
co Crates, de Estilpón, de Polemón y gada a hacerse más sistemática; para
de Diodoro Crono, solía conversar ello, dividió su estudio en tres disci-
y dar sus lecciones bajo la columna- plinas principales: la física, la lógica
ta más importante de Atenas, la Stoà y la ética. En términos muy generales,
poikílh, el pórtico variopinto. puede destacarse que gracias a ellos
Ahora bien, aunque el estoicismo aparecieron en el horizonte filosófico
fue, entre otras cosas, un sistema de problemas que ya no abandonaron la 175
pensamiento, sus doctrinas no fueron filosofía; por ejemplo, la libertad, el
siempre homogéneas, sino que se determinismo, el destino, la providen-
modificaron tras el debate con las cia, el eterno retorno, las pasiones,
otras escuelas. Así pues, en térmi- etcétera. Conviene señalar, como una
nos generales, se puede decir que el de sus doctrinas de mayor importan-
cia en dicho sistema, considerar a la
física como equivalente de la metafí-
9
Debe pensarse aquí en filósofos pitagóri-
cos de época helenística, que atribuían sus obras sica y de la teología; es decir, para el
a Pitágoras mismo, o a pitagóricos tales como estoicismo, sólo existe el ser material
Arquitas de Tarento, Filolao o Timeo, cfr. A. Dihle, y todas las realidades que en otro
op. cit., p. 245.
10
Una excelente introducción a la filosofía tiempo Platón y Aristóteles conside-
de la época helenística es David Sedley, “The raron como trascendentes o inmateria-
Protagonist”, en Malcolm Schofield, et al. (eds.), les (tales como Dios, el conocimiento
Doubt and Dogmatism. Studies in Hellenic
Epistemology, 1980, Oxford, At Clarendon Press,
o la virtud), pudieron ser explicados en
1980, pp. 1-19. términos mecanicistas.

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Resalta, ante todo, la primacía que tos, están todas perdidas.11 ¿Cómo es
tuvo la ética como centro de las preo- posible, escapando de las generali-
cupaciones de los estoicos, sobre todo zaciones, comprender el pensamien-
de Zenón y de Cleantes. En efecto, el to estoico de Cleantes, si no se cuenta
trabajo filosófico de Zenón se concen- con sus obras?
tró en los problemas éticos, conside-
rando como principio básico “vivir en
El Himno a Zeus de Cleantes
conformidad”; este principio quedó
(Stob., I, 25, 3-27, 4 = SVF, I, 537)
más especificado por Cleantes, el
segundo escolarca, quien añadió
El Himno a Zeus de Cleantes, es, por
“vivir en conformidad con la natura- su forma y contenido, texto privile-
leza”. Sin embargo, fue Crisipo (ca. giado para comprender la época
280-206 a. C.), a quien se le denomi- helenística, al menos en lo que repre-
na “el segundo fundador” y por quien senta su primera etapa,12 y específi-
se definió lo que se conoce como camente en lo que toca al estoicismo
“estoicismo ortodoxo”, quien siste- del filósofo de Assos.
matizó más sólidamente las intuicio- Éstos son los versos, seguidos de
nes filosóficas de sus predecesores, una traducción que, espero, ayudará
apuntalándolas con el rigor lógico de a vislumbrar lo que implica el estudio
los argumentos y haciéndolas capa- de los textos de la época helenística:
ces de sostener un debate frente el
176 Kúdist’ ŠJanátwn, poluÓnume pagkratèV aŒeí,
criticismo de los peripatéticos y de Zeû júsewV Šrchgé, nómou méta pánta kubernôn,
los académicos. A la postre, fue quizá caîre@ sè gàr kaì pâsi JémiV Jnhtoîsi prosaudân.
el estoicismo la escuela de mayor ‹k soû gàr genómesJa Jeoû mímhma lacónteV
moûnoi, œsa zÓei te kaì šrpei JnÉt’ aŒèn gaîan@
influjo en la sociedad de la época
helenística. D. L., VII, 174-175. Algunos títulos de sus
11

obras son: El tiempo; El fisismo de Zenón; Exégesis


Ahora bien, el caso específico de de Heráclito; La sensopercepción; El arte; Contra
Cleantes reviste particular importan- Demócrito; Contra Aristarco; El impulso natural;
Los dioses; El himeneo; La honestidad; Las virtu-
cia, si se considera que estuvo al lado des; El amor; La libertad; Político; La justicia; La
de Zenón durante muchos años y que educación; La amistad; El placer; La dialéctica; Los
predicados, La igualdad de la virtud del hombre y
fue escolarca durante treinta y dos; la mujer, etcétera. En general, sobre el estado de la
sin embargo, para nuestra degracia, cuestión de las fuentes de los filósofos helenísticos,
las obras de Cleantes corrieron la cfr. J. Mansfeld, “Sources”, en K. Algra et al. (eds.),
The Cambridge History of Hellenistic Philosophy,
misma suerte que las de otros filóso- 1999, Cambridge, Cambridge University Press.
fos de su época; es decir, fuera de algu- 12
Con respecto a las tres etapas de la época
helenística, cada una, más o menos, de un siglo de
nas pocas obras y de algunos fragmen- duración, cfr. A. Dihle, op. cit. pp. 234-5.

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tÏ se kaJumnÉsw kaì sòn krátoV aŒèn Šeísw. así tienes, útil, en tus invencibles manos,
Soì dÈ pâV œde kósmoV ƒlissómenoV perì gaîan el ardiente y siempre viviente rayo de doble filo;
peíJetai Õ ken §gËV, kaì ƒkÒn †pò seîo krateîtai@ pues por su golpe todas las obras de la naturaleza han
toîon ¨ceiV †poergòn ŠnikÉtoiV ‹nì cersìn sucedido;
ŠmjÉkh puróent’ aŒeizÓnta keraunón@ con él, tú rectificas la razón común, la cual a través
toû gàr †pò plhgÎV júsewV pánt’ ¨rga bébhken, de todo
Ö sù kateuJúneiV koinòn lógon, £V dià pántwn avanza, mezclando las luces pequeñas con la grande...
foitÍ mignúmenoV megálÌ mikroîV te jáessin ~ cuán grande te has hecho supremo rey a través
† ˆV tóssoV gegaÒV patoV basileùV dià pantóV.† de todo ~
oædé ti gígnetai ¨rgon ‹pì cJonì soû díca, daîmon, Ninguna obra surge sobre el suelo sin ti, dios,
o«te kat’ aŒJérion Jeîon pólon, o«t’ ‹nì póntÌ, ni en la etérea bóveda divina, ni en el mar,
plÈn …pósa ‰ézousi kakoì sjetéraisin ŠnoíaiV. excepto todas las cosas que ejecutan los malvados
Šllà sù kaì tà perissà ‹pístasai §rtia Jeînai, por sus insensateces.
kaì kosmeîn t§kosma, kaì oæ jíla soì jíla ‹stín. Pero tú sabes hacer proporcionado lo excesivo
Àde gàr eŒV ¡n pánta sunÉrmokaV ‹sJlà kakoîsin, y ordenar lo desordenado, y lo no querido, para ti
ŸsJ’ šna gígnesJai pántwn lógon aŒèn ‹ónta@ es querido.
£n jeúgonteV ‹ôsin œsoi Jnhtôn kakoí eŒsin, Pues de esta manera has ajustado todas las cosas en
dúsmoroi, o› t’ ŠgaJôn mèn Šéi ktêsin poJéonteV una sola, lo bueno con lo malo,
o«t ‹sorôsi Jeoû koinòn nómon o«te klúousin, de manera que la razón de todo resulta ser siempre
Ö ken peiJómenoi sùn nÏ bíon ‹sJlòn ¨coien@ una sola;
aætoì d’ aÃJ’ …rmôsin §noi kakòn §lloV ‹p’ §llo, a la cual rehuyendo renuncian todos los que de los
o¢ mèn †pèr dóxhV spoudÈn dusériston ¨conteV, mortales son malvados,
o¢ d’ ‹pì kerdosúnaV tetramménoi oædenì kósmÌ, desdichados, y quienes siempre están deseando la
§lloi d’ eŒV §nesin kaì sÓmatoV ‡déa ¨rga posesión de los bienes
‹................................› ‹p’ §llote d’ §lla jérontai, ni observan la ley común de dios, ni la escuchan,
speúdonteV mála pámpan ‹nantían tônde genésJai. obedeciendo a la cual tendrían una vida buena junto
§lla Zeû pándwre kelainejèV Šrgikéraine, con intelecto;
ŠnJrÓpouV ‰úou ‹mèn› ŠpeirosúnhV Špò lugrêV, ellos, por el contrario, se lanzan insensatamente al mal
¥n sú, páter, skédason yucêV §po, dòV dè kurêsai uno contra otro, 177
gnÓmhV, Õ písunoV sù díkhV méta pánta kubernÍV, unos, por la fama, teniendo un afán ineluctable,
ªjr’ µn timhJénteV ŠmeibÓmesJá se timÎ, otros, por astucias, dirigidos a ningún orden,
†mnoûnteV tà sà ¨rga dihnekéV, ˆV ‹péoike otros hacia el desenfreno y hacia las obras placenteras
Jnhtòn ƒónt’, ‹peì o«te brotoîV géraV §llo ti meîzon del cuerpo
o«te JeoîV, º koinòn Šeì nómon ‹n díkË †mneîn. <......> de aquí para allá son llevados
apresurándose muchísimo por que suceda lo contrario.
Gloriosísimo entre los inmortales, de muchos Pero Zeus, generoso, que cubres el cielo de nubes
nombres, siempre todopoderoso negras, el de rayo fúlgido,
Zeus, conductor de la naturaleza, gobernando con ley ampara a los hombres de la deplorable inexperiencia,
todas las cosas, a la cual, tú, padre, dispersa, y concede que obten-
salud: es justo que a ti cualquier mortal te invoque. gamos
En efecto, de ti nacimos, habiéndosenos asignado ser juicio, en el cual confiado tú gobiernas todo con
imágenes de dios, justicia,
únicos, en todo lo que vive y se arrastra sobre la tierra; para que, habiéndote honrado, seamos recompensados
por eso te cantaré constantemente y tu poder siempre con honra,
alabaré. cantando tus obras perpetuamente como conviene
Ciertamente a ti, todo este orden, girando en torno a que el mortal esté, puesto que ningún otro don para
la tierra, los mortales hay más grande
te obedece, de la manera que rijas, y voluntariamente ni para los dioses, que cantar siempre en justicia la
es dominado por ti; ley común.

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Sólo la “inexperiencia” y la falta espontáneos, y más allá de la signi-


“de juicio” (para usar los mismos ficación que puedan tener las formas
términos de Cleantes, lugrÉ, gnÓmh), para establecer el género del poema;
evitarían el asombro ante estos versos, parece, según el testimonio de Séne-
y me refiero a los versos griegos, de ca, que hay intenciones y efectos
cuya forma y contenido mi traduc- didácticos en la escritura en verso,
ción es un mero esbozo. En efecto, “pues, como decía Cleantes, así como
estamos frente a una obra de arte, un nuestro aliento produce un sonido
poema, es decir, ante un texto que obe- más claro cuando una trompeta,
dece a determinadas reglas para su habiéndolo contraído por los espa-
elaboración, y que, al mismo tiempo cios angostos de un largo canal, lo
está pletórico de sentidos. suelta finalmente por una salida más
Ahora bien, el himno como géne- abierta, así la estrecha necesidad del
ro se remonta a la tradición de los poema hace más claros nuestros
Himnos homéricos, donde el conteni- sentidos”.13
do religioso, expresado en la alabanza Entonces, en cierta forma y de
de las hazañas de los dioses, está unido manera apresurada, ¿podemos decir
íntimamente a la forma épica de los que estamos frente a un poema didác-
hexámetros. Posteriormente, el himno tico, acaso a la manera del De rerum
religioso ha debido sufrir una transfor- natura de Lucrecio?
mación de acuerdo con las crisis que En cuanto al contenido, allí están
178 experimentó la religión griega, hasta los principales temas de toda filoso-
llegar a Calímaco, donde lo religioso fía: dios, hombre y mundo; están
es mero pretexto para exhibir los también los temas más significativos
singulares valores de la literatura de la filosofía estoica, la ética, la físi-
alejandrina: la erudición, el virtuo- ca, y aunque en mucho menor medida,
sismo poético, la crítica literaria. Sin la lógica; de manera específica, están
embargo, no parece que el Himno a los temas del destino, de la providen-
Zeus de Cleantes tenga meras preten-
cia, de la virtud, de la libertad, etcéte-
siones literarias, pues en su conteni-
ra. Detrás de todo el poema, se puede
do se vislumbra una religiosidad, que
suponer la siguiente intención: frente
podría provisionalmente denominarse
“filosófica”, alejada de Homero, pero 13
Sen., Ep., CVIII: “Nam”, ut dicebat
de un peculiar sentido que todavía Cleanthes, “quemadmodum spiritus noster clariorem
está por determinarse. Por otro lado, sonum reddit, cum illum tuba per longi canalis
angustias tractum patentiore nouissime exitu effudit,
el contenido está sometido a cánones sic sensus nostros clariores carminis arta necessitas
de escritura que no son “ingenuos” o efficit”.

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a la decadencia de los criterios hege- Origen y transformación del


mónicos tradicionales, Cleantes buscó poema. Cuestiones pendientes
un fundamento universal, o mejor
dicho, cosmopolita, y lo encontró Pero ni el estoicismo en general, ni
en “la naturaleza”, a la que había Cleantes en particular, nacieron, como
que conocer, o en “el destino”, al que se dice, “ni de árbol ni de piedra”.16
había que someterse, o en Zeus, en Tampoco el Himno a Zeus vino de la
el Zeus de los estoicos, “el Zeus de nada ni, por supuesto, fue a parar
Cleantes es nómoV (ley universal), en la nada. En efecto, los estoicos como
es e„marménh (destino inevitable), las otras escuelas helenísticas, abre-
es lógoV (razón que penetra todo el varon de la tradición remota y próxi-
universo) y es prónoia (providencia ma de la filosofía. Así, los epicúreos
casi amorosa)”;14 por todo ello, un se nutrieron preponderantemente del
Zeus digno de un canto. Cleantes atomismo de Demócrito y Leucipo;
buscó, pues, junto con los otros estoi- los escépticos, en los llamados diálo-
cos, una revaloración sui generis de gos aporéticos de Platón; los cínicos,
en ciertas actitudes socráticas en
la religión tradicional, como conse-
contra de las convenciones sociales;
cuencia obligada de conocer y seguir
los estoicos se incendiaron con el fuego
a la naturaleza, lo cual era, precisa-
de Heráclito.
mente, base de la felicidad. Hay que
Para la exposición y elaboración
decir, además, que es muy posible
de su pensamiento, como dijimos, los 179
que el poema en sí mismo quiera ser
filósofos del Pórtico no sólo no echa-
también él, de alguna manera, un
ron por tierra las tradiciones preceden-
universo ordenado por Zeus,15 como
tes, sino, además, tuvieron un continuo
el cosmos de los fenómenos de Arato,
debate con las otras escuelas contem-
donde frecuentemente el Cielo es Zeus, poráneas, que no pocas veces los
y Zeus, un padre providente –casi llevaron a modificar su pensamiento
igual que el de Cleantes–. o a expresarlo de una manera más
consistente, valiéndose incluso de
metodologías ajenas. Este debate de
ideas originaría, a la postre, el eclec-
14
Bern Effe, en Pedro C. Tapia Zúñiga, “Diose- ticismo de las etapas filosóficas
mia y signos visibles”, en Revista Universidad
Nacional, 586-587 (noviembre-diciembre), 1999,
posteriores. ¿Qué doctrinas del poema
pp. 68-74. fueron desarrolladas por los mismos
15
D. Gigli Picsardi, “L’opera letteraria e
l’Universo. Cleante, Crisippo, Elio Aristide”, 16
Hom., Od., xix, 163: oæ gàr Špò druóV
Prometheus, XIII, 1987, 28-36. ‹ssi palaijátou oæd’ Špò pétrhV.

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NOTAS

estoicos, de acuerdo con los fragmen- recursos de la retórica. Habría que


tos que nos han llegado? ¿Qué doc- analizar todo minuciosamente, y
trinas fueron contradichas o seguidas acaso, sólo entonces, se pueda clasi-
por las distintas escuelas helenísticas? ficarlo debidamente. Pero tratándose
¿Qué otros textos, anteriores, contem- de un poema de la época helenística
poráneos o posteriores, pueden esto no basta. En efecto, tenemos como
contribuir a la mejor comprensión paradigma de la estética alejandrina
del poema? Tal vez habría que leer el –nacida al amparo de las cortes ptole-
poema de Cleantes a trasluz del Timeo maicas–, las obras de Calímaco de
de Platón, más que en referencia a Cirene (ca. 305-240 a. C.), de quien
las doctrinas de Heráclito. Sin embar- Cleantes es contemporáneo.
go, éstas y otras preguntas esperan una ¿Cómo describir y juzgar en pocas
respuesta, una investigación que no líneas la obra del poeta bibliotecólo-
puede hacerse en este espacio. go, filólogo (=erudito), lexicólogo,
Asimismo, podría investigarse mitólogo Calímaco? En ella no hay
también la influencia posterior del palabra ociosa; todas están llenas de
Himno a Zeus aun en tradiciones sapiencia; de alusiones veladas y mani-
ajenas al estoicismo. Se habría de fiestas a la tradición léxica; de crítica
indagar, entonces, la recepción que histórica y literaria; muchas de esas
tuvo el poema en posteriores escri- palabras no se escribieron sin ironía.
tores y poetas. Valga mencionar, por Incluso la posición de un vocablo
180 ejemplo, al gran pensador Pablo de dentro de un hexámetro le sirve al
Tarso, sí, o San Pablo, que introduce poeta de Cirene para hacer sarcas-
a la revelación del Nuevo Testamen- mos a costa de Homero. Ora describe
to un verso del Himno a Zeus de un mito antiguo, el menos conocido;
Arato;17 sin embargo, dicho verso ora juzga entre dos versiones del mismo
arateo concuerda casi literalmente mito; ora adula a la esposa de su patro-
con un verso de Cleantes: ‹k soû no; ora critica los enormes fárragos,
gàr genómeJa. No hay que olvidar el gran mal del libro grande, en favor
que tenemos este poema porque se de la brevedad; ora inventa palabras
conservó gracias a Estobeo, un obis- o recupera las ya olvidadas. En fin,
po del siglo V d. C., que lo consignó de la gran prisión que suponía toda
en sus Églogas. la tradición literaria, Calímaco encon-
En cuanto a la forma, no hay que tró la salida en esa exquisita poesía
pasar por alto el vocabulario, la métri- dirigida al público culto, en ese alar-
ca, el tono épico del poema y demás de de su virtuosismo poético y de
17
Hch, 17, 28-29. conocimiento. Por cierto, él también

Estudios 97, vol. IX, verano 2011.


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NOTAS

compuso un Himno a Zeus, su primer la misma referencia a la naturaleza


himno. erigida en norma absoluta –desgra-
En esta manera de hacer literatu- ciadamente, sin Carnéades alguno,
ra se inscribe el Himno de Cleantes. Por para revelar los peligros de ello–, la
tanto, cada palabra hay que pesarla misma búsqueda de la felicidad indi-
en la balanza de los himnos homéri- vidual, la misma forma de cultura,
cos y órficos; se debe juzgar el poe- más preocupada de erudición que de
ma a contraluz con la revaloración creación. El abandono de la utopía,
de Zeus llevada a cabo por Hesíodo; la renuncia a encontrar un sentido
a la historia, la rehabilitación del
se precisa también la comparación
sujeto, conducen a la búsqueda de una
del poema con las elegías de Solón.
sabiduría, incluso si el término se ha
Habría que examinar, dentro del géne-
vuelto demasiado anticuado para
ro de los himnos, cuanta obra pueda
parecer pertinente, y facilitan el redes-
arrojar luz sobre su recta interpreta-
cubrimiento intuitivo de algunos
ción literaria, sin dejar de lado, por temas helenísticos.18
supuesto, los himnos de Calímaco,
sin olvidar el Himno a Zeus que el Dado que apenas es posible
poeta astrónomo Arato de Solos (ca. hacerse una idea adecuada de la
315-245 a. C.) puso al principio de época helenística sin estoicismo y sin
sus Fenómenos. Tal vez tampoco
Calímaco, vale la pena leer y releer
haya que olvidar los himnos escritos
este Himno a Zeus de Cleantes, pues
en la Antigüedad tardía por Juliano
en él confluyen, de manera para- 181
y por Proclo.
digmática, la tradición estoica del
Restaría, además, hacer una valo-
ración del texto como una plegaria; es pensamiento y la herencia estética
decir, se precisa de una interpreta- alejandrina. Sobre todo, habiendo
ción plausible del elemento religioso comprendido el texto, sus implica-
dentro del texto. También es cierto ciones, sus relaciones, su influencia,
que la época helenística involucra sus orígenes, hay que responder a
aspectos que tienen que ver mucho las preguntas: ¿qué nos puede decir
con nosotros. Para decirlo con Carlos todavía a nosotros? ¿Cómo debe-
Lévy: ríamos entenderlo? ¿Cómo podemos
reaccionar ante él, una vez que
Se ha explicado el desarrollo hemos comprendido mejor sus impli-
reciente de los estudios sobre los fi- caciones?
lósofos helenísticos por las impresio- 18
C. Lévy, Les philosophies hellénistiques,
nantes semejanzas entre su época y la 1997, Paris, Librairie Général Française (Le livre de
nuestra. El mismo cosmopolitismo, poche), p. 222.

Estudios 97, vol. IX, verano 2011.


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