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A pesar de vivir en pleno siglo XXI, donde la tecnología nos ofrece soluciones rápidas
y sencillas a la mayoría de problemas; y la ciencia día a día nos sorprende con los nuevos
descubrimientos, no hemos podido erradicar un problema que ha sido acarreado por la
evolución efímera que ha sufrido la sociedad. ¿Te has sentido alguna vez cansado, sin
apetito, preocupado o agobiado debido a la cantidad de responsabilidades que debes
cumplir? Si este es tu caso probablemente padezcas de estrés pues hoy en día está al
alcance de todos.
Podemos definir al estrés como una reacción fisiológica del organismo que nos permite
afrontar una situación que percibimos como amenazante o desafiante. El estrés es necesario
para la supervivencia aunque se lo suele confundir como una enfermedad y esto se debe a
que con frecuencia suele desencadenar problemas graves de salud. Al intensificarse el
problema, se ven afectados también: nuestro desempeño académico y profesional, las
relaciones personales y de pareja entre otros.
El estrés puede originarse de varias maneras. A pesar de esto la causa más frecuente
suele ser la acumulación de eventos externos que permanecen latentes hasta que llegamos
al límite. Una persona que está siempre agobiada, que duerme poco y no come de manera
equilibrada, probablemente disponga de menos recursos para afrontar situaciones difíciles.
Existe dos clases de estrés: el positivo y el negativo. Está clasificación la realizo Selye,
que definió al positivo como el necesario para poseer una vida un poco intensa y el estrés
negativo el cual agota a las fuerzas vitales del individuo llevándolo a padecer enfermedades
psicosomáticas.
Actualmente los al estrés positivo se lo conoce como euforia el cual nos da una idea
de fuerza para llevar o soportar algo. Por otra parte al estrés negativo lo conocemos con
nombres como: angustia, pena, dolor, sufrimiento…
Podemos citar algunas diferencias entre el estrés positivo y el negativo. Entre ellas
tenemos que el positivo no produce efectos secundarios, mientras que el negativo si lo hace.
También podeos añadir que el estrés positivo nos aporta una actitud mental positiva,
mientras que el estrés negativo nos da una actitud mental negativa.
En mi opinión creo que deberíamos alternar el estudio con actividades como leer un
buen libro, mirar la televisión, jugar algún videojuego, escuchar música, salir con los amigos
o con alguna chica. Éstas son actividades que no solo nos mantendrán alejados del estrés
sino que también nos harán crecer como personas y nos darán lecciones de la vida.
En mi humilde opinión, creo que los profesores deben ser conscientes con los
alumnos y considerar que el estudiante es un ser humano. Deberían darse cuenta que
necesitamos dedicarnos un tiempo a nosotros mismos para abrir nuestra mente y no
centrarnos totalmente en el estudio ya que una actividad que es cotidiana tiende a
aburrirnos y a cansarnos.
¡Así que tómate un respiro, y dile adiós al estrés dándote un tiempo de relax!