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40 años de Dolor y Narco Cultura

“No sé si la gente es consciente de que detrás de esas historias de ficción hay


miles de muertos” Hoy, 40 años después de la foto de la cruda sonrisa, la historia
del Pablo Escobar es un lastre inmensamente doloroso para los colombianos y
sobre todo para los antioqueños, región donde el llamado zar de la cocaína sentó
las bases de su cártel e hizo de su capital, Medellín, la ciudad más peligrosa del
mundo. Pero también hoy, su macabra historia sigue siendo una fuente de
inspiración inagotable para series de televisión como Narcos que "fascinan" al
público, sobre todo “al que no padeció a Escobar, ni a sus bombas, ni a su
violencia”, señala el escritor y periodista colombiano José Guarnizo. Una de las
novelas de este reportero que inspiró la serie La viuda negra, con gran éxito en
México y EE UU, trata sobre la sádica Griselda Blanco, pionera en traficar cocaína
a Estados Unidos y el tétrico arquetipo que siguió Pablo Escobar para construir un
narco imperio que llegó a controlar el 80% del mercado mundial con la exportación
de 15 toneladas de cocaína diaria a EE UU, según la revista Forbes.
"No sé si la gente es consciente de que detrás de esas historias de ficción hay
miles de muertos. Son fenómenos que invitan a uno a pensar en el género
humano, qué pulsión hay detrás del inconsciente", reflexiona Guarnizo. El
periodista cree que la narrativa que cuenta los asuntos narcos se divide en dos:
una es la que ha hecho el periodismo “a través de investigaciones que buscan
encontrar algo de verdad" y otra es a través de las series, "que ponen en el
escenario a unos personajes que se volvieron victimarios y tienen muchos muertos
encima”. Guarnizo considera más útil hablar del narcotráfico a través del
periodismo, la historia, las ciencias sociales... y "a veces incluso desde la propia
literatura, que sirve para conocernos nosotros mismos como sociedad".
El otro extremo, no hablar de ello, "sería muy difícil para Colombia", considera el
escritor, porque es un país donde "el narcotráfico ha determinado buena parte de
la historia política del país en los últimos 40 años. Sigue vivo, pero de un modo
distinto. Ya no hay capos como Pablo Escobar, pero está dividido en un negocio
con muchas más cabezas". Pedro Nel Valencia tuvo que camuflar su trabajo como
periodista en un simulado despacho de abogados cuando él y los miembros de la
redacción que dirigía, la de El Tiempo en Medellín –uno de los medios más
importantes del país- recibieron numerosas misivas mortuorias del cártel de
Escobar por la "cobertura del narco guerra”.
Esas esquelas del terror que llegaban como sentencia de muerte a los objetivos
del cártel (políticos, periodistas, autoridades...) obligaron a miles de familias a
abandonar el país y dejaron huérfanos a muchos hijos de Colombia. “Nunca
conocí a Escobar en vida. Pero sí lo vi muerto sobre el tejado donde cayó abatido.
Y en el ataúd el día del velorio. Me impresionó ver a ese personaje que
despertaba tantos odios, que puso en jaque a los ejércitos y que también despertó
adoración social en el grupo más proletario de la ciudad”. A pesar de haber vivido
el horror de Escobar, Valencia "ve normal" la fascinación que genera hoy en día el
capo como personaje porque "muestra el lado más oscuro del ser humano". "Tal
vez, en el fondo del corazón, del inconsciente, los humanos admiramos hasta a los
asesinos que se rebelan contra la cultura, que muestran su malestar en la cultura
de la que hablaba Freud, pues sigue el animalito vivo y brutal en lo más profundo
de nosotros. Y con estas historias, o bien queremos alimentar de una manera no
violenta el salvaje que llevamos dentro o queremos precisamente, viendo esas
monstruosidades, 'vacunarnos' para nunca llegar a cometerlas nosotros".
Tanto Valencia como Guarnizo coinciden en el hartazgo del pueblo colombiano
por este tipo de productos audiovisuales: "Nos hemos ido cansando de ver esos
mafiosos, en medio de salones decorados con mal gusto, y sus mujeres bellas y
tetonas. No se puede desconocer, sin embargo, que esas historias se refieren a
asuntos que tocaron nuestras vidas y aún continúan influyendo pues el
narcotráfico sigue presente ", asegura el ex reportero medellinense, hoy profesor
universitario de narrativa. Por su parte, el autor de La Viuda Negra. La Historia de
Griselda Blanco opina que detrás del narco ficción hay un mercado, que está en
evolución y puede generar millones de espectadores, creando un modelo de
historia que responde a unos personajes con ciertos estereotipos. "Si esto les está
funcionando van a seguir, hasta que el público se canse".
Nombre: Elian Vimos

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