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#17 Tiza en Mano PDF
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Tiza en mano Nº 18
Las mujeres en la Gran Inmigración
(1880-1930)
Secuencia para 6to grado
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Las mujeres en la Gran Inmigración
(1880-1930)
En los libros de Historia suelen aparecer como protagonistas de la historia los hombres.
En esta secuencia les proponemos leer un relato ficticio acerca de la vida de una mujer
inmigrante que podría haber vivido en Argentina a principios del siglo XX. Así, podrán empezar
a conocer algunos hechos históricos de esos tiempos y el rol que tuvieron las mujeres.
La historia de Francesca
El 15 de septiembre de 1902, Francesca desembarcó junto a su madre y su hermano en el puerto de
Buenos Aires después de un viaje en barco que había durado más de un mes. Francesca tenía catorce años
y la esperanza de dejar atrás una vida marcada por el hambre y la pobreza que había conocido en Italia. Su
padre, Vittorio, había venido unos años antes porque se había enterado que aquí podía obtener fácilmente
una parcela de tierra para trabajar. Sin embargo, al llegar, nada le resultó sencillo: no pudo conseguir las
tierras de las que le habían hablado y terminó trabajando en Buenos Aires. Consiguió trabajo en el puerto
y juntó el dinero necesario para traer al resto de su familia a la Argentina. Así, al igual que otras 3.500.000
personas que llegaron a la Argentina entre 1870 y 1914, Francesca y su familia decidieron probar suerte
en este país.
Una vez que llegaron a la Ciudad de Buenos Aires, se instalaron en la pieza de un conventillo del barrio
de San Telmo. Era una habitación muy pequeña en la que era necesario tener siempre todo ordenado para
que se pudiera para dormir, cocinar o comer, según el momento del día. Mientras su hermano y su padre
trabajaban en el puerto, cargando y descargando lo que llegaba en los barcos, Francesca se dedicaba a
asistir a su madre con la cocina y a hacer algunos arreglos de costura para ayudar a la economía familiar.
Al poco tiempo de llegar, Francesca ya conocía a la mayor parte de los vecinos. Una tarde, mientras
hacía la cola para bañarse en uno de los pocos baños que tenía el conventillo, empezó a hablar con
Carmen, una señora española que le contó que era anarquista y que, junto a otras personas, luchaba por
los derechos de los trabajadores y en contra de la explotación de las personas. Las ideas de Carmen le
parecieron a Francesca un poco raras pero interesantes. Por eso, aceptó acompañarla a ver una obra de
teatro anarquista en el Sindicato de Carreros. Con el tiempo, Francesca empezó a ir cada vez más seguido
a las reuniones que se realizaban en el sindicato. Allí, además de discutir cómo hacer para luchar por lo
que creía justo, aprendió a leer y a escribir en español junto a otros inmigrantes italianos, turcos y polacos
que, como ella, eran analfabetos.
La vida en Argentina era muy distinta a cómo la habían imaginado Francesca y su familia cuando se
fueron de Italia. El dinero que ganaban el padre y el hermano apenas alcanzaba para pagar el alquiler de la
pieza del conventillo, que aumentaba mes a mes. La comida se compraba, sobre todo, con lo que Francesca
y su madre podían aportar con los arreglos de ropa.
Una tarde de 1907, en el Sindicato de Carreros, Francesca escuchó que los inquilinos de distintos
conventillos habían empezado a organizarse para protestar por los alquileres y las condiciones de las
viviendas. Un inmigrante ruso, también anarquista, contó que pensaban atrincherarse y no pagar el alquiler
si no recibían un 30% de descuento, mejoras edilicias y sanitarias. Francesca decidió entonces hacer una
reunión de vecinos en el patio del conventillo donde ella vivía. Les contó que muchos inquilinos estaban
protestando y propuso sumarse. El acuerdo fue total. Francesca y otras mujeres se organizaron para ir
a distintos conventillos para sumar adeptos a la protesta. Así, se empezaron a organizar cada vez más
inquilinos y comenzó una huelga muy importante que llegó a unir a más de 2.000 conventillos en distintas
ciudades del país.
Un día, mientras Francesca se estaba bañando, escuchó gritos y ruidos de disparos. Cuando salió, vio a
una gran cantidad de policías forcejeando con las mujeres del conventillo. Intentaban sacarlas a la calle,
pero las señoras resistían a escobazo limpio. Algunas empezaron a hervir agua para tirarles a los policías.
Francesca se les sumó y algunos chicos también. Luego de una hora de baldazos y escobazos, los policías
decidieron retirarse. Mujeres y niños festejaron levantando las escobas por los aires.
Unos días más tarde, Francesca y su madre participaron junto a miles de inquilinos de una marcha para
reclamar por los alquileres. Cada mujer iba con una escoba, que se había transformado en el símbolo de
la huelga. Francesca estaba emocionada por la cantidad de gente que se sumaba a la movilización: cada
vez que pasaban por un conventillo, las personas que allí vivían se incluían en la marcha. Se abrazaban y
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aplaudían. Y eran cada vez más.
La protesta fue brutalmente reprimida por la policía. Ese día Francesca fue detenida y, unos meses
más tarde, expulsada del país. La misma suerte corrieron otras mujeres del conventillo como Judith, su
amiga polaca y la rumana Lonela. La Ley de Residencia sancionada por el presidente Roca en 1902 permitía
expulsar inmigrantes acusados de alterar el orden público. Y se aplicaba con rigor. Francesca no tuvo otra
opción que la de volver a su Italia natal, donde nada ni nadie la esperaba.
1. Hagan una lista de aspectos sobre la época que pueden conocer a partir de la lectura de
este texto.
2. Anoten por lo menos cinco preguntas sobre la época que les surjan a partir de la lectura.
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Lean este texto para conocer los motivos que llevaron a las personas a migrar y cómo fue la expe-
riencia de viajar a la Argentina.
Los inmigrantes
Entre 1880 y 1916, llegaron a la Argentina cerca de
3.500.000 de inmigrantes europeos. La mayor parte vino
con el objetivo de emplearse en las actividades agrícolas y
con la esperanza de llegar a tener su propia tierra. Durante
los primeros tiempos, muchos lograron cumplir con este
objetivo. Sin embargo, en los años siguientes, conseguir
una parcela de tierra no resultó sencillo y por eso, mientras
que algunos se quedaron a trabajar como peones en las
chacras y en las estancias, la mayoría fue a buscar trabajo
a las ciudades.
Los inmigrantes trabajaron como obreros en los puertos,
en los frigoríficos, en la construcción de edificios, en el tendido de vías férreas, en los talleres o en
fábricas. Sus salarios eran bajísimos: más de la mitad de los obreros de Buenos Aires ganaba menos de
lo necesario para la subsistencia de una familia. Las jornadas de trabajo duraban hasta 16 horas.
Las historias de los inmigrantes fueron tantas como personas llegaron al puerto de Buenos Aires. Sin
embargo, es posible identificar algunos rasgos típicos en el viaje de los miles y miles que llegaron a la
Argentina. Diferentes personas, distintas nacionalidades, unieron sus historias en un itinerario común.
Podría tratarse de jóvenes de España o Italia sin trabajo; o de judíos del Imperio Ruso, cansados de las
persecuciones por parte de su gobierno.
Fatigados por los problemas económicos o de ser perseguidos, cientos de europeos tomaban la decisión
de buscar un futuro mejor cruzando al otro lado del Océano Pacífico. Atraídos por la propaganda de
“hacerse la América”-con la promesa de volverse ricos en una nación ubicada al sur de este continente-,
compraban un pasaje barato en la tercera clase en un barco de vapor, y así, comenzaban su historia de
migrantes.
Luego de un viaje que, generalmente, se hacía en muy malas condiciones, llegaban al puerto de
Buenos Aires. A pocos pasos del puerto, pasaban en el Hotel de Inmigrantes sólo cinco días, donde
regularizaban su situación mientras intentaban conseguir trabajo y alojamiento. Posiblemente, algún
compatriota o conocido, que había llegado antes que él, los ayudaba.
Los inmigrantes, solían buscar dos objetivos bien distintos. Unos llegaban para trabajar un tiempo,
juntar dinero gracias a los sueldos altos que se pagaban en comparación con Europa, y luego regresar
a su país de origen. Otros llegaban con la intención de radicarse definitivamente para iniciar una nueva
vida. Estos últimos, habitualmente, venían solos y trabajaban hasta ahorrar lo suficiente para pagar el
pasaje de su familia. Además, las cartas que mandaban a los parientes y amigos en Europa también
solían convencer a muchos de ellos de iniciar también la aventura de migrar.
Los primeros años del inmigrante eran siempre muy duros. Sólo con el tiempo, algunos pudieron
disponer de un modesto capital para instalar su propio taller, su comercio o su pequeña explotación
rural. Otros trabajaron toda su vida sin lograr grandes mejoras en su posición. Muchos menos fueron
los que amasaron grandes fortunas.
1. En el texto, subrayen
- Con rojo la información que ayuda a entender por qué muchas personas decidieron
migrar a Argentina.
- Con azul la información sobre las condiciones en las que viajaban.
- Con verde la información acerca de cómo eran los primeros días de los inmigrantes en el país.
2. Para conocer más sobre el viaje de los inmigrantes desde Europa hasta América, vean el video que
muesta fragmentos de la serie de ficción Vientos de agua en goo.gl/uZuHhA. Mientras lo ven, tomen
nota de la información sobre las condiciones en las que viajaban los inmigrantes.
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Lean este texto para conocer cómo eran las viviendas en donde habitaban la mayoría de los inmi-
grantes que se quedaron en las ciudades.
Los conventillos
La llegada masiva de inmigrantes a la Argentina produjo un importante crecimiento de la
población del país. En las ciudades-puerto, como Buenos Aires y Rosario, donde se localizó gran parte
de los recién llegados, el aumento de la población fue vertiginoso. La cantidad de habitantes de la
ciudad de Buenos Aires –incluidas las actuales localidades de Avellaneda y Lanús– creció de 330.000
personas en 1880, a 660.000 en 1895 y a 2.000.000 en 1914.
¿Cómo y dónde se alojó esa creciente población? No existían por entonces programas de vivienda
pública y los inmigrantes no tenían recursos suficientes para comprar una casa o un terreno donde
edificarla. La mayor parte de los recién llegados, entonces, se convirtieron en inquilinos, es decir, que
alquilaban el lugar donde vivir: hacia 1904 el 70% de la población total de la ciudad de Buenos Aires
era inquilina.
En respuesta a esta necesidad de vivienda de los nuevos habitantes, nacieron los conventillos o
casas de inquilinato. Los primeros conventillos se establecieron en las antiguas casonas del centro
de la ciudad, especialmente de la zona sur (abandonadas a partir de la epidemia de fiebre amarilla
de 1871); cuyos dueños se fueron trasladando hacia el norte, donde construyeron sus nuevas
residencias. Cada cuarto de esas grandes casonas desalojadas, en ocasiones muy deterioradas, se
transformó en una vivienda independiente y se ofreció en alquiler. Por ello, en cada conventillo vivían
muchísimas personas. Por ejemplo, el conventillo de Piedras 1268, llegó a albergar a 500 personas en
104 piezas.
Con el tiempo comenzaron a construirse edificios especialmente destinados a albergar inmigrantes,
por ejemplo, los inquilinatos de La Boca, construidos de madera y cinc para alojar a la población
que debía vivir en las cercanías del puerto por razones laborales. Como estas construcciones se
realizaban exclusivamente con la finalidad de obtener la renta por sus habitaciones, los materiales
empleados y el tipo de construcción eran de muy mala calidad.
En general, los conventillos tenían un patio central alrededor del cual se levantaba una doble fila
de habitaciones en la planta baja y en uno o dos pisos superiores. En cada habitación, que carecía de
ventanas, vivía una familia.
Los baños eran escasos, tanto el inodoro como la pileta eran comunes. Había, en los barrios de Once
y La Boca, un baño cada diez cuartos aproximadamente (según las estadísticas de 1919).
Las canillas para proveerse de agua también eran escasas. El agua potable provenía de pozos y no
había cloacas.
En algunos conventillos había cocinas comunes, pero lo más frecuente era que se cocinara en los
cuartos. En cada habitación había un calentador a alcohol o aceite que se colocaba en la puerta para
que los olores fueran al patio. Si la pieza estaba en la galería superior, se lo ubicaba en el pasillo. También
se destinaban a la cocina los rincones del patio.
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Segunda parte: La Argentina en la época de la Gran Inmigración
Lean el siguiente texto para empezar a entender por qué tantos inmigrantes vinieron a la Argentina
entre 1870 y 1914.
Un país agroexportador
Durante la segunda mitad del siglo XIX y la primera parte del siglo XX, los gobernantes de la época y
un grupo de familias ricas y propietarias de grandes extensiones de tierra organizaron la economía de
nuestro país en función de las demandas de materia prima y alimentos que tenían los países indus-
trializados.
1. Entre todos, expliquen qué significan las palabras que aparecen en este cuadro:
Argentina Inglaterra
- Exportaba materia prima - Importaba materia prima
- Importaba productos manufacturados - Exportaba productos manufacturados
2. Expliquen por qué el título de este texto es “Un país agroexportador”.
3. Expliquen qué relación hay entre la economía del país y la llegada de inmigrantes.
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Algunas medidas para promover la inmigración
Las actividades económicas impulsadas requerían de muchos trabajadores, más de los que ha-
bía en el país. Para disponer de la mano de obra que necesitaban, los gobernantes promovieron
la inmigración europea, es decir, tomaron diferentes medidas que, con distinto peso, contribu-
yeron a que muchos europeos, que se iban de sus países porque no tenían trabajo, eligieran la
Argentina como lugar de destino. A continuación les presentamos algunas de estas medidas.1
3. En 1876 se promulgó la denominada Ley Avellaneda que estableció que los inmigrantes:
“Tenían derecho a ser alojados y mantenidos por el Estado argentino durante cinco días después de su
llegada. Para ese fin se destinó un edificio conocido como Hotel de Inmigrantes, cercano al puerto de
Buenos Aires.
Podían viajar gratis hasta el lugar donde pensaban radicarse.”
4. “Entre 1880 y 1890 arribaron al país más de 1.000.000 de extranjeros, de los cuales aproximadamente
se establecieron alrededor de 850.000. Sin embargo, hacia fines de la década, la inmigración no bastaba
para satisfacer la demanda de brazos para las cosechas.
Entre 1888 y 1890, el Estado invirtió unos cinco millones de pesos oro para pagar los pasajes de más de
130.000 personas.”
5. “El gobierno argentino organizó en el exterior una campaña publicitaria que presentaba a la
Argentina como un lugar donde era posible encontrar trabajo y donde, incluso, existía la posibilidad de
ser propietario de una parcela de tierra.”
“La campaña fue un éxito: entre 1880 y 1890 llegaron a este país, que tenía menos de dos millones de
habitantes, un millón de inmigrantes y 650.000 se radicaron definitivamente en él.”
1. Expliquen por qué cada una de estas medidas favoreció la inmigración (es decir, cómo influ-
yó en que las personas tomaran la decisión de migrar).
2. Usando la información que anotaron en la actividad anterior escriban un breve texto en donde se
explique por qué la situación en Argentina contribuyó a que muchos europeos decidieran migrar a este
país.
3. Lean este texto y expliquen por qué se puede afirmar que no todas las medidas de la época favorecían
a los inmigrantes.
La Ley de Residencia
Los inmigrantes que vinieron al país atraídos por la idea de que en Argentina tendrían un buen futuro,
se encontraron con pésimas condiciones de vida: los trabajos y las viviendas no eran lo que esperaban.
Frente a estas condiciones, los inmigrantes comenzaron a organizarse para luchar. Pero en 1902 se
sancionó la Ley de Residencia que permitía al gobierno expulsar a cualquier extranjero “cuya conducta
comprometa la seguridad nacional o perturbe el orden público”, quien tenía tres días para salir del país.
1. Estas medidas y la actividad fueron tomadas del cuadernillo “La República Argentina desde su conformación hasta las primeras décadas del
siglo XX” elaborado por el Programa de Grado de Aceleración del Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires.
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Vuelvan a leer el último párrafo de la historia de Francesca.
a. ¿Por qué dice “Francesca no tenía otra opción que la de volver a su Italia natal”?
b. La Ley de residencia servía para atemorizar a muchos inmigrantes que, como Francesca, luchaban
por mejores condiciones de vida. ¿Por qué creen que el mismo gobierno que promovía la inmigración
sancionó una ley que permitía expulsarlos?
Lean este texto para saber cómo era ser mujer en la época de la Gran Inmigración
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Las luchas de las mujeres
A pesar de ser consideradas incapacitadas para la participación en los espacios públicos, hubo
mujeres que participaron de diferentes luchas sociales y políticas. Las acciones que encararon las
mujeres, no fue igual para todas. Existieron diferentes posturas ideológicas sobre las causas, los
objetivos y las formas de dar la pelea.
Mujeres socialistas
Algunas mujeres se vincularon al Partido Socialista.
Este partido buscaba la igualdad de derechos civiles y
políticos a través de reformas, es decir, buscaban mo-
dificar las leyes para lograr esta paridad. La estrategia
fundamental era a través del voto. Los socialistas con-
fiaban en la participación electoral: creían que se po-
dría lograr una sociedad más justa si los trabajadores
llegaban al poder mediante las elecciones. Pensaban
que ocupando cargos en el gobierno, podrían realizar
reformas progresivas para ir acabando de a poco con las
grandes desigualdades.
Sumaban en sus filas a los sectores medio y medio-alto. Le daban importancia a que las mujeres pue-
dan acceder a la universidad y al voto. Las mujeres socialistas escribían en el periódico La Vanguardia y
abrían círculos culturales.
Mujeres anarquistas
Otras mujeres, en cambio, se vincularon a agrupaciones anarquistas.
Los anarquistas se diferenciaban de los socialistas porque opinaban que
participar de las elecciones sólo servía para engañar a los trabajadores,
haciéndolos creer que se podían conseguir conquistas desde el gobier-
no.
Los anarquistas no creían que ningún gobierno pudiese acabar con
las desigualdades sociales. Pensaban que para terminar con la injusti-
cia, había que acabar con las diferencias entre las clases sociales. Creían
que la forma de organización debía ser desde abajo hacia arriba: los
barrios, las fábricas, los sindicatos. Privilegiaban la huelga como méto-
do de lucha, por lo cual fueron muchas veces brutalmente reprimidos y
perseguidos.
Hasta 1930 los anarquistas dirigieron la Federación Obrera Regional
Argentina (FORA) que representaba a miles de trabajadores. Muchos
trabajadores inmigrantes que no podían votar simpatizaron con este
movimiento.
Muchas mujeres se volcaron al anarquismo porque creían que el problema no estaba en las leyes,
sino en las ideas que se tenían respecto a las diferencias entre varones y mujeres en la sociedad. Su lu-
cha por acabar con las diferencias entre hombres y mujeres y con las injusticias sociales era en las calles
protestando, opinando, acusando, y también lo fue a través de la difusión de sus ideas en La voz de la
mujer, periódico escrito por mujeres y para mujeres.
1. Los socialistas y los anarquistas querían terminar con las desigualdades entre las clases
sociales. ¿Qué creían unos y otros que deberían hacer para lograrlo?
2. ¿Por qué creen que Francesca se vinculó con los anarquistas? ¿Qué ideas le habrán llamado la aten-
ción? ¿Por qué?
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Dos mujeres, dos historias
A continuación presentamos los relatos de dos mujeres que vivieron y lucharon en Argentina a
principios del S. XX
Como leyeron en la Historia de Francesca, en 1907 comenzó una huelga de los inquilinos de los
conventillos. Lean este texto para saber más sobre lo que sucedió.
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Actividad de cierre de la tercera parte
Escriban un volante como si fuesen una mujer inmigrante que participa de la Huelga de las Escobas y
busca que otros inquilinos se sumen a la huelga.
Expliquen por qué motivos se realiza la huelga: en qué condiciones viven los habitantes de los conventillos,
qué reclaman, por qué piden que se sume más gente y todo lo que consideren necesario.
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