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Universidad Nororiental Privada “Gran

Mariscal de Ayacucho”

Escuela de Derecho.

7mo Semestre Turno-Mañana.

Sección- 2D1.

CONTRATO DE OBRAS

Facilitadora: Integrantes :

Abg. Rina Gorgone Minerva Ramírez ci 26.883.338

Gabriel León ci 28.263.371

Glorimer Guapez ci 27.902.863

Arianna Mendoza ci 27.255.566

Ana Martínez c i 27.255.569

Marianny Belisario ci 27.109.911

Ciudad Bolívar, octubre del 2019


Concepto
El contrato de obra, es aquel mediante el cual una parte se compromete a ejecutar
determinado trabajo, por si solo o bajo su dirección, mediante un precio que la otra
se obliga a satisfacerle. De acuerdo a esta definición legal, se puede entender que
el contrato de obras es aquel mediante el cual una persona se obliga a ejecutar un
determinado trabajo de orden cualquiera, con vistas a un resultado final y en razón
de una contraprestación o precio, que la otra se obliga a satisfacerle.
La doctrina es unánime en afirmar que lo característico del contrato de obras
reside en la ejecución de actos materiales por oposición a los jurídicos, ya que la
persona encargada de realizar el trabajo o servicio encomendado comúnmente
denominado empresario o contratista, realiza una actividad material, tal como la
producción de bienes o cosas, la prestación de servicios o la ejecución de un
trabajo intelectual determinado.
Por lo tanto, el sello característico del contrato de obras, reside en que el objetivo
final está dirigido a una ejecución material del más diverso género o categoría. En
este orden de ideas, ese trabajo o actividad puede estar dirigido a la producción
de bienes o cosas, como sería el caso de la persona que mediante un encargo se
obliga a construir una casa o a ejecutar un mueble determinado; puede consistir
también, en la prestación de servicios personales, como sería el caso del médico
que atiende al paciente o el abogado que realiza una consulta.
Es aquel contrato por el que una de las partes se obliga respecto de la otra a
obtener un determinado resultado con su propia actividad, organización y medios,
asumiendo su propio riesgo, y la otra a pagar por ello un precio cierto.
Definición
Es el contrato que consiste en la obligación que contrae el contratista de hacer
una
obra determinada, y el comitente, de pagarle la correspondiente retribución.
Elementos Del Contrato de Obras
Cuando el contratista pone los materiales, caso en el cual el contrato se rige por
las reglas de la compra-venta, porque se trata de la venta de una cosa futura que
ha de ser hecha, construida o elaborada. La propiedad del bien se transmite al
comitente cuando la obra ha sido concluida conforme a las especificaciones del
contrato y luego entregada; y
Cuando solo suministra la mano de obra, poniendo los materiales el dueño. Es
obligación fundamental del contratista ejecutar la obra y entregarla dentro del
plazo o plazos convenidos.
Las partes en el contrato de obra se denominan:
Una comitente o dueño de la obra y otra contratista, operario, obrero y artesano.
En realidad los términos más aceptados son comitente y contratista. A su vez el
precio se denomina compensación, honorario o retribución.
• Los Elementos Personales del Contrato de Obra son el “constructor” y el
“promotor”.
• Los Elementos Reales del Contrato de Obra son la “obra” y el precio.
• Elementos Formales: En nuestro ordenamiento jurídico rige el principio de
libertad de forma, y aunque lo normal es formalizarlo en un documento escrito
(contrato de obra), es posible el acuerdo verbal, salvo si se trata de un contrato
administrativo de obra regulado en la Ley de Contratación del Sector Publico.
Diferencias del Contrato de Trabajo
El Código de Trabajo en su artículo 1º define el contrato de trabajo como aquel por
el cual una persona se obliga, mediante una retribución, a prestar un servicio
personal a otra, bajo la dependencia y dirección inmediata o delegada de ésta.
Conforme a esta definición y la jurisprudencia local, se infieren como elementos
constitutivos del mismo: (i) la prestación de un servicio personal; (ii) la relación de
dependencia o subordinación; y, (iii) el salario o retribución (Sentencia No. 280 de
la Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia de fecha 4 de junio de 2014).
Por su parte, el artículo 15 del Código de Trabajo presume la existencia del
contrato de trabajo en toda relación de trabajo personal y desplaza la carga de la
prueba hacia el alegado empleador, quien debe probar que la relación de trabajo
se desprende de otro tipo de relación contractual.
El Código Civil dispone en su artículo 1710 que la locación de obra es un contrato
por el cual una de las partes se obliga a hacer una cosa por la otra, mediante un
precio convenido entre ellas.
De acuerdo al criterio jurisprudencial, el contrato de obra o empresa, denominado
también arrendamiento de servicios, conlleva la obligación de una de las partes de
hacer una cosa por la otra, mediante un precio convenido entre ellas (Sentencia
No. 280 antes indicada).

Así mismo ha juzgado que la diferencia básica entre el contrato de trabajo y el de


obra o empresa es el lazo de subordinación, puesto que en el primero, las órdenes
del empleador recaen directamente sobre la ejecución del trabajo, reservándose
éste la dirección de los métodos y los medios; mientras que en el otro, las
instrucciones del beneficiario se limitan a una orientación general, conservando el
contratista su independencia en cuanto a los medios y en la forma de ejecución
(Sentencia No. 280 antes citada).
Por otro lado, en aplicación del Principio IX del Código de Trabajo, se ha sentado
el criterio jurisprudencial de que cuando haya controversia respecto a la naturaleza
jurídica de un contrato, los jueces de fondo deben indagar y precisar las
circunstancias en que el mismo se ejecuta, pues su modo de ejecución les
permitirá determinar su verdadera naturaleza (Sentencia No. 368 de la Tercera
Sala de la Suprema Corte de Justicia, de fecha 16 de julio de 2014).
Por tanto, cuando se deba determinar de qué contrato se trata, el punto clave es el
vínculo de subordinación, conforme el criterio jurisprudencial de que ése es el
elemento que tipifica al contrato de trabajo y que permite diferenciarlo de
convenciones parecidas; que el contrato de servicios de un trabajador
independiente es muy parecido a la prestación de servicios personales realizada
bajo la dirección y dependencia de otra persona, razón por la cual los jueces del
fondo, deben establecer con precisión y claridad meridiana las circunstancias de
hecho en que se basan para establecer la existencia de la relación de
dependencia (Sentencia No. 368 antes citada).
Formas de Realizar Los Contratos de Trabajo
En principio, los contratos de trabajo pueden celebrarse tanto por escrito como de
forma oral, entendiéndose que habrá contrato de trabajo cuando exista un acuerdo
entre trabajador y empresario por el que se presten unos servicios bajo la
dirección y organización de éste a cambio de una retribución económica.
Sin embargo, los contratos de trabajo que se detallan a continuación deberán
constar siempre por escrito y en el modelo oficial:
Los contratos en prácticas.
Los contratos para la formación y aprendizaje.
Los contratos a tiempo parcial, fijo-discontinuo, de relevo y los contratos de trabajo
a domicilio.
Los contratos para la realización de una obra o servicio determinado y los
contratos de inserción.
Si no se celebran por escrito, se entenderán celebrados por tiempo indefinido y a
jornada completa, salvo que se acredite que fueron celebrados con carácter
temporal o a tiempo parcial (por horas o media jornada)
En el contrato de trabajo celebrado por escrito, deberán constar los siguientes
apartados:
Los datos de la Empresa y del trabajador.
La fecha en la que se iniciará la relación laboral y su duración.
El tipo de contrato que se celebra.
El objeto del mismo, esto es, las funciones (categoría profesional) que va a
desempeñar el trabajador en la Empresa.
Las condiciones en las que se va a prestar el servicio tales como el lugar (centro
de trabajo), los días de la semana, el horario.
El periodo de prueba.
La duración de las vacaciones.
La remuneración.
El convenio colectivo aplicable.
El contrato debe ser firmado por ambas partes y presentado en la Oficina del
INEM correspondiente.
En cualquier caso, un abogado podrá ofrecer asesoramiento sobre todas estas
cuestiones y las que se detallan a continuación a la vista de las particularidades
que presente cada supuesto concreto.
Perdida de la Cosa
La pérdida de la cosa debida y la imposibilidad de la prestación son causas de
extinción de las obligaciones. Encuentran su amparo jurídico en el Art. 1156
,Código Civil, en el que se establece como causa de extinción de las obligaciones
la pérdida de la cosa debida, y en los Art. 1182-1184 ,Código Civil.
El Art. 1122 ,Código Civil, apartado 2ª , establece que "si la cosa se perdió por
culpa del deudor, éste queda obligado al resarcimiento de daños y perjuicios.
Entiéndase que la cosa se pierde cuando perece, queda fuera del comercio o
desaparece de modo que se ignora su existencia, o no se puede recobrar". Éste
artículo engloba en la pérdida de la cosa debida tanto la pérdida entendida en el
sentido de que la cosa ya no está en la posesión del deudor y no la puede
recobrar bien sea por hurto u otra circunstancia que le impida recuperarla; el
perecimiento o destrucción, y, tercera opción, que esté fuera del comercio y, por
tanto, existe una imposibilidad de entregarla legal o jurídica que impide también
recuperarla.
Responsabilidad del Contratista
El contratista se obliga en el contrato a la correcta ejecución de la prestación que
constituye su objeto, de tal modo que su mal cumplimiento comporta una
consecuencia derivada de su responsabilidad. La responsabilidad del contratista,
en el contrato de obras, no se agota en la entrega de la obra a la Administración,
sino que una vez recibida ésta y hasta quince años después, el contratista
responde por los vicios ocultos que la arruinen y sean debidos al incumplimiento
del contrato por él. Los contratos de obras, como todos los contratos, pueden
extinguirse por su cumplimiento o por resolución, y en este último caso a su vez,
por diversos motivos, así por ejemplo la demora en la comprobación del replanteo,
la declaración de concurso del contratista, la imposibilidad de ejecutar la
prestación en los términos inicialmente pactados o la posibilidad cierta de
producción de un daño grave al interés público de continuar ejecutándose la
prestación en esos términos, cuando no sea posible modificar el contrato conforme
a lo dispuesto en el texto refundido de la Ley de Contratos del Sector Público,
aprobado por Real Decreto Legislativo 3/2011, de 14 de noviembre.
Principio Generales
En efecto, durante el procedimiento administrativo de selección de contratista,
etapa inmediatamente anterior a la celebración de un contrato estatal, el futuro
contratista debe actuar con arreglo al principio bajo análisis, ofreciendo
únicamente aquello que efectivamente puede y espera cumplir. De ahí que en esta
etapa de la contratación exista identificación entre el Principio de Buena Fe y el
Principio de Conducta Procedimental, consagrado en el art. IV del Título Preliminar
de la Ley del Procedimiento Administrativo General.

Conforme a este principio, la propia Administración, al elaborar el respectivo pliego


de condiciones (Bases), debe actuar también de buena fe, definiendo con claridad
y transparencia las prestaciones a cargo del futuro contratista, así como las
prestaciones a cargo de la propia Entidad, quien sólo deberá comprometerse a
cumplir aquellas prestaciones que física y jurídicamente le sean posibles de
cumplir.
El contratista tiene todo el derecho a ser protegido en su expectativa de negocio,
ya que, al ofrecer sus productos o servicios a una Entidad, está privándose de
hacer negocio con esos mismos productos o servicios con otros agentes
económicos; por tanto, existe una reserva legal material sobre este derecho del
contratista, de modo que sólo puede desconocerse este derecho (derivado del
Principio de Buena Fe) a través de una Ley o una norma con rango de Ley.
Precisamente, una excepción al Principio de Buena Fe se encuentra recogida en
el art. 41° de la vigente Ley de Contrataciones del Estado, desarrollado in extenso
en el art. 174° de su Reglamento, al consagrarse la prerrogativa exorbitante que
tiene toda Entidad Pública para reducir o aumentar las prestaciones a cargo del
contratista, ya que al usar esta prerrogativa se afecta directamente la expectativa
de negocio que tenía el contratista.
Distintos Supuestos del Contrato
Cuando se crea un contrato de obras la finalidad del contrato es la conclusión de
la misma en los términos estipulados por el contratante y el comitente, es decir
tener la disponibilidad física y jurídica de tener y disponer luego de la entrega de la
obra
Cuando el contratista pone o suministra los materiales, la obligación es
parcialmente restituida y puede exigirse mediante la reinvidacion, salvo que el
contratista se haya hecho propietario del todo.
Por la Muerte del Contratista
En caso de presentarse la muerte del contratista durante la ejecución contractual,
la entidad estatal está en la obligación de terminar unilateralmente el contrato. De
lo contrario, podría configurarse una actuación que impulse investigaciones
disciplinarias, fiscales e incluso penales.
Mediante acto administrativo motivado, se debe realizar la terminación unilateral
por la muerte del contratista, no obstante, es necesario realizar este procedimiento
en un término prudencial por parte de la Entidad Estatal, puesto que al efectuar
este trámite luego de mucho tiempo, podría ser objeto de investigaciones de
carácter disciplinario, fiscal y penal, si los hechos lo ameritan.
Voluntad del Contratante
La voluntad es el querer interno que, manifestado bajo el consentimiento, produce
efectos de derecho. Todo contrato exige el libre consentimiento entre las partes
que lo forman. El consentimiento se manifiesta por la concurrencia de la oferta y
de la aceptación sobre la cosa y la causa que han de constituir el contrato. Será
nulo el consentimiento prestado por error, violencia, intimidación o dolo.
Acción Directa contra el Contratante
El presente artículo resultará de gran utilidad para cualquier agente que intervenga
en la construcción, entre los que incluiremos a particulares dueños de una obra.
La acción directa viene regulada en el artículo 1.597 del Código Civil, y en su
virtud se concede a los que ponen su trabajo y materiales en una obra ajustada a
precio alzado por el contratista, la posibilidad de ejercer esta acción en
reclamación de cantidad directamente contra el promotor o dueño de la obra, con
quien no contrataron de modo directo. Es decir, ante la dificultad con la que se
encuentran los subcontratados a la hora de hacer efectivo su crédito frente al
contratista que les contrató, tienen la posibilidad legal de dirigirse directamente
contra el promotor o dueño de la obra, a su vez deudor del contratista, sin tener
que pasar por este deudor intermedio -contratista-.
La utilidad de esta acción la pone de manifiesto la Sentencia del Tribunal
Supremo, de 22 de diciembre de 1999 (Roj: STS 8368/1999, nº de recurso
1182/1995), "La doctrina de esta Sala resulta interpretadora de la realidad social,
sobre todo del mundo de la construcción y se muestra atenta para evitar
manipulaciones y abusos a cargo de los propietarios que se valen de contratistas
afines, coincidentes con sus intereses o artificiales, a fin de eludir las
responsabilidades que les pudieran corresponder por la obra encargada y, a su
vez, y consecuente a ello, para evitar situaciones de enriquecimiento injusto".

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