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Diciembre 2009
LA MIRADA DE JESÚS (1)
Si la luz de la mirada de Dios había cautivado al creyente de Israel, más aún la mirada del Señor Jesús
cautivó a los seguidores del Maestro y nos sigue cautivando a nosotros. A lo largo de los relatos del
Evangelio muchas veces se nos presenta a Jesús mirando personas determinadas. Quizás una de las páginas
más impresionantes es aquella del relato de la negación de Pedro. Dice Lucas: Entonces el Señor se volvió y
miró a Pedro ... Y salió Pedro de allí y lloró amargamente. (22,61‐62)
La compasión de Jesús:
La mirada de Jesús tiene una cualidad esencial que le viene dada por la "compasión". No es una mirada
distraída, perdida, vacía ... Es una mirada densa. Por eso toda la dinámica de los salmos cuando invocan la
claridad de la mirada de Dios, se concentra en la mirada de Jesús: Él es la luz del mundo ... y la Iglesia, la
comunidad de los discípulos, está llamada a serlo también. Contemplemos a Jesús, el Señor, como mira ... a
través de unas páginas del Evangelio, bien significativas, por cierto.
Mt 9,36 s: Compasión y misión:
Jesús se compadece de las multitudes "porque estaban maltrechas y abatidas, como ovejas sin
pastor". Curiosamente su reacción frente al problema es la de convocar a los discípulos, es decir: la Iglesia,
para iluminarla con su mirada: que se den cuenta que "la cosecha es abundante, pero los obreros
pocos". Desde esta mirada nueva e iluminada les dice que se dirijan al Padre para que Él "envíe" (vocación)
más segadores.
Cuando se escribe este Evangelio en la comunidad de Mateo, aunque la Iglesia no está estructurada con
esquemas clericales (clérigos y laicos, religiosos y seglares): la comunidad tiene una estructura más sencilla:
todos son enviados y todos son obreros. La oración dirigida al Padre, en definitiva, es un ruego en doble
sentido: que haya más seguidores de Jesús, y que los que "ya estamos" abramos los ojos a la realidad para
vivir ilusionados la labor de la siega.
La "compasión de Jesús" afecta a la Iglesia. Y, dicho al revés: si la comunidad no se afecta como Jesús,
quiere decir que vive a oscuras, sin la "claridad de su mirada".
Mt 14,14 s: Compasión y Eucaristía:
Jesús buscaba la soledad y por eso "se fue solo a un lugar solitario". Pero pronto se le acabó la paz: "cuando
la gente lo supo, le siguieron a pie desde sus poblaciones". "Al desembarcar, Él que quería estar solo
reflexionando porque el asesinato de Juan era un golpe muy fuerte y tenía que digerirlo, se encontró con
una multitud inmensa que le estaba esperando. Al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión y curó
a sus enfermos". Y una vez más "pierde" todo su tiempo dedicándose plenamente a aquellas personas,
hambrientas de sentido para vivir. Curiosamente la claridad de la mirada de Jesús, su compasión, no es
todavía patrimonio de los discípulos, de la Iglesia, que quisiera desentenderse del problema, siendo así que
su única razón de ser son aquellas personas objeto de la compasión del Señor. Parece que Jesús debe tener
más paciencia con "sus discípulos" que con el resto de personas. Y todo ello, se convierte en una gran
"clase particular" para los "dirigentes" de la Iglesia: finalmente, los discípulos pasarán de querer
escabullirse a trabajar juntos, para recibir el pan del Señor y repartirlo a la gente: "partió los panes, los dio a
sus discípulos, y ellos los dieron a la gente ". Los discípulos comienzan las primeras "prácticas" eucarísticas
...
Una vez más, la compasión de Jesús lo hace dirigirse a su Padre ("levantando los ojos al cielo, pronunció la
bendición": gesto litúrgico eucarístico) de quien proviene todo lo que la gente necesita, y mueve el corazón
de la Iglesia. La claridad de la mirada compasiva de Jesús, transforma la Iglesia para la misión. La Iglesia
celebra la Eucaristía, sacramento de la compasión de Jesús.
1
BAQUER: Mirada de Jesús
Diciembre 2009
Caminar con Jesús:
Hacer camino con Jesús es ir de discípulo, con los ojos y el corazón abiertos. Un largo aprendizaje subiendo
hacia Jerusalén, bien mezclados con la gente que le rodea.
Hacer camino con Jesús es compartir su misión y dejando que nos cale fondo la claridad de su mirada. De
hecho, es aprender de mirar la realidad con otros ojos: los ojos del corazón del mismo Padre de Jesús.
Hacer camino con Jesús es tiempo de compasión que nos hará:
o sensibles a la falta de segadores y quizás a la poca calidad nuestra como trabajadores de la mies del
Señor ... y la oración del corazón pidiendo al dueño de la mies que envíe y nos envíe ... segadores
(Mt 9,36) .
o ágiles para partir y repartir y compartir, todo lo que somos y tenemos, que de hecho lo recibimos
de las manos de Jesús, el Señor ... contentos de poder celebrar la Eucaristía con todos aquellos que
ama el Señor. (Mt 14, 14s)
LA MIRADA DE JESÚS (2)
Lc 7,11 s: Compasión y poder de Dios:
El drama está servido. Ella viuda y enterrando a su hijo único. Todo el pueblo a su lado. Y Jesús que pasa
con sus discípulos y "así que el Señor la vio, se compadeció". Lucas llama a Jesús Señor, siempre que quiere
hacer ver su condición divina, con frecuencia cuando cura enfermos, etc. El lector de Lucas ya sabe quién es
Jesús, pero conviene notar aquí, que es Dios mismo quien mira con compasión aquella mujer. Dios mismo
que queda afectado por un dolor tan grande. Por eso nosotros sabemos que el poder de Dios está
precisamente en su capacidad de compadecerse: de meterse dentro del corazón de las personas y de
afectarse por lo que las afecta. Por eso Jesús nos manifiesta el "poder de Dios" que es su capacidad de
compadecer, y por ello la claridad de su mirada hace entender a la gente que "Dios ha visitado a su
pueblo". Al comenzar este fragmento dice el Evangelio que "la acompañaban sus discípulos y mucha
gente". Aquí los discípulos no intervienen: sólo son testigos de un hecho. Una buena lección del Maestro: si
ellos, si la Iglesia, no se deja afectar como Jesús, no podrá realizar su misión y la gente no sabrá que Dios ha
visitado a su pueblo. Imagino que ese día también la claridad de la mirada de Jesús debería abrir bien sus
ojos para ver la realidad de otra manera.
Lc 19,41: Compasión y fracaso:
"Resolvió hacer camino hacia Jerusalén" nos decía Lucas texto atrás (9,51). Ahora, después de un largo y
denso camino, "cuando Jesús llegó cerca de Jerusalén y vio la ciudad, se echó a llorar por
ella". Impresionante. Imagino el silencio de los discípulos que quizás no entendían todavía gran cosa de lo
que estaba pasando. Jesús llora por un gran fracaso, y llora porque todavía "hoy" aquella ciudad tiene la
posibilidad de encontrar la paz. "Pero ahora tus ojos son incapaces de verlo ... no has sabido reconocer el
momento en que Dios te visitaba". Dramático. Un fracaso radical. La compasión de Jesús lo hace entrar a
fondo en el mismo fracaso de Jerusalén. Tan a fondo, que él mismo, dentro de pocos días, también
fracasará estrepitosamente. El coronamiento de su misión, recibida del Padre, será una muerte ignominiosa
en las afueras de esa ciudad fracasada.
Este largo camino hacia Jerusalén, siempre lo hace acompañado de los discípulos, la Iglesia, que en este
momento se convierte en un testigo mudo del llanto de Jesús. Quizá sin embargo, la claridad de su mirada,
los debería hacer entender que su misión, la de los discípulos, que es la de Jesús, pasa por entrar a fondo
en el fracaso humano: nada de triunfalismos, nada de éxitos aparentes. Sólo el fracaso humano. En este
sentido, la Iglesia lo tiene fácil, porque el fracaso humano, en todos los niveles, es cosa de la mayoría de
nuestra humanidad. El drama sería que por falta de compasión, la comunidad cristiana no supiera
"reconocer el momento en que Dios la visitaba" precisamente en el fracaso.
2
BAQUER: Mirada de Jesús
Diciembre 2009
Jn 11,33 s: Compasión y Amistad:
La narración de Juan ya desde el inicio del c.11, es muy rica en significados. No nos podemos detener. Sólo
destacar que aquí, hablar de compasión de Jesús, significa hablar de un canto a la amistad. Jesús llora la
muerte del amigo: "Al ver que ella lloraba ... se conmovió interiormente y se turbó", tanto es así que "Jesús
comenzó a llorar". Por eso "los judíos decían: mirad como la quería". Y aunque el evangelista insiste: "Jesús
conmovido otra vez, llegó al sepulcro".
Como era el caso en los relatos de los otros evangelistas, también en esta ocasión, Jesús se dirige a su
Padre: "levantando los ojos y dijo: Padre te doy gracias porque me has escuchado ...".
Así debería ser el desarrollo de la misión por parte de la comunidad. Desde la compasión eficaz: llorar con
los que lloran. Sentir a fondo la amistad. Amar profundamente aquellos que son objeto de la misión
dejándose afectar por su amistad, con la mirada siempre alzada hacia el Padre ... la claridad de la mirada de
Jesús.
Hacer camino con Jesús:
Hacer camino con Jesús es ir de discípulo, con los ojos y el corazón abiertos. Un largo aprendizaje subiendo
hacia Jerusalén, bien mezclados con la gente que le rodea.
Hacer camino con Jesús es compartir su misión y dejando que nos cale hondo la claridad de su mirada. De
hecho, es aprender de mirar la realidad con otros ojos: los ojos del corazón del mismo Padre de Jesús.
Hacer camino con Jesús es tiempo de compasión que nos hará:
o atentos y abiertos al llanto de los que lo pierden todo y se quedan sin nada (Lc 7,11 s)
o lúcidos ante el fracaso de tantos, de la mayoría, y de las causas que lo originan (Lc 19,41 s)
o humanos, muy humanos para estimar desde la más profunda amistad (Jn 11,33 s).
LA MIRADA DE JESÚS (3)
Este tercer tiempo de oración, podría ser una oración de repetición sobre las dos anteriores.
Sería preciso preparar un poco:
1. recordar aquellos aspectos que más me han afectado porque me han llegado más adentro, porque
me han hecho ver alguna cosa más clara, porque me han ilusionado, porque me han abierto los
ojos a la realidad ...
2. seleccionar uno, i volver a adentrarse en él
La petición de fondo, ir pedido la claridad de la mirada del Señor, una mirada de compasión.
Acabar con un "examen" del conjunto de la oración de la mañana, y anotar lo que me parezca más
significativo.
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