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Bolilla 4: TEORÍA DEL DELITO.

INTRODUCCIÓN

Concepto de Teoría del Delito: Se llama teoría del delito a la parte de la ciencia del
derecho penal que se ocupa de explicar que es el delito en general, es decir, cuales con
las características que debe tener cualquier delito.
- Características de la teoría del delito:
 Es un sistema: Representa un conjunto ordenado de conocimientos.
 Son hipótesis: Son enunciados que pueden probarse, atestiguarse o confirmarse
solo indirectamente, a través de sus consecuencias.
 Posee tendencia dogmática: Al ser parte de una ciencia social, no existe unidad
respecto de la postura con que debe abordarse el fenómeno del delito, por lo que
existe más de un sistema que trata de explicarlo.
 Consecuencia jurídico – penal: El objeto de estudio de la teoría del delito es
todo aquello que da lugar a la aplicación de una pena o medida de seguridad.
Teoría Estratificada y Teoría Unitaria: Para los partidarios del concepto unitario del
delito, delito es una infracción punible.
Ante la inutilidad práctica de la teoría unitaria, se han impuso las concepciones
estratificadas del delito, que son las que se hallan generalizadas en la doctrina penal
contemporánea.
Cuando afirmamos que el concepto o la explicación que damos del delito es
estratificado, queremos decir que se integra con varios estratos, niveles o planos de
análisis, pero ello de ninguna manera significa que lo estratificado sea el delito; lo
estratificado es el concepto que del delito obtenemos por vía del análisis.
Lo que habremos de enunciar serán sus caracteres analíticamente obtenidos, formando
diversos planos, niveles o estratos conceptuales, pero el delito es una unidad y no una
suma de componentes.
Utilidad de la Teoría del Delito: La teoría del delito, atiende al cumplimiento de un
cometido esencialmente práctico, consistente en la facilitación de la averiguación de la
presencia o ausencia del delito en cada caso concreto.
La teoría del delito es una construcción dogmática que nos proporciona el camino
lógico para averiguar si hay delito en cada caso concreto.
Niveles Analíticos de la Teoría del Delito: Los delitos no pueden ser otra cosa que
conductas humanas y que, entre una infinita cantidad de conductas posibles, solo
algunas son delitos. No habrá delito cuando la conducta de un hombre no se adecue a
alguno de los dispositivos legales.
Técnicamente llamamos tipos a estos elementos de la ley penal que sirven para
individualizar la conducta que se prohíbe con relevancia penal. Cuando una conducta se
adecua a alguno de los tipos legales, decimos que se trata de una conducta típica o, que
la conducta presenta la característica de tipicidad.
De este modo, hemos obtenido ya dos caracteres del delito; genérico uno (conducta) y
especifico otro (tipicidad).
En el listado del Art. 34 del CP, hay supuestos en que operan permisos para realizar
acciones típicas. Tales como los casos de estado de necesidad, de legítima defensa y, en
general, de supuestos de legítimo ejercicio de derecho. Técnicamente, decimos en todos
estos casos, que opera una causa de justificación que excluye el carácter delictivo de la
conducta típica.
De esto resulta que a veces hay permiso para cometer conductas típicas. Cuando la
conducta típica no está permitida, diremos que, además de típica, será también contraria
al orden jurídico, porque de ninguno de sus preceptos surge un permiso para realizarla
(antijurídica).
Consecuentemente, para que haya delito, no será suficiente con que la conducta presente
la característica de tipicidad, sino que se requerirá que presente también un segundo
carácter específico: la antijuridicidad.
En doctrina, llamamos a la conducta típica y antijurídica, un injusto penal, reconociendo
que el injusto penal no es aún delito, sino que, para serlo, ha de serle reprochable al
autor en razón de que tuvo la posibilidad exigible de actuar de otra manera. A esta
característica de reprochabilidad del injusto al autor es a lo que denominamos
culpabilidad y constituye el tercer carácter específico del delito.
Breve Análisis: El concepto de delito como conducta típica, antijurídica y culpable se
elabora conforme a un criterio sistemático que corresponde a un criterio analítico que
trata de reparar primero en la conducta y luego en el autor: delito es una conducta
humana individualizada mediante un dispositivo legal (tipo) que revela su prohibición
(típica), que por no estar permitida por ningún precepto jurídico (causa de justificación)
es contraria al orden jurídico (antijurídica) y que, por serle exigible al autor que actuase
de otra manera en esa circunstancia, les es reprochable (culpable).
Evolución de la Teoría del Delito: Afirmar que el derecho penal es un derecho de
actos, significa que la reacción punitiva tiene como referencia inicial la acción humana.
Esto es el hecho que se describe en el tipo legal; que es objeto del ilícito penal y, en fin,
que sirve de base a la afirmación de la culpabilidad del autor. De esta manera, resulta
necesario determinar los factores que hacen de un comportamiento humano una acción
penalmente relevante. La constatación del hecho que la acción es el punto de referencia
inicial de la noción de la infracción no constituye sino el primer paso de su elaboración.
Esta supone dar respuesta a cuestiones esenciales. En primer lugar y de manera general,
se plantea la interrogante de cómo debe ser concebida la acción. Dos criterios se
oponen: el primero pone de relieve el aspecto ontológico de la acción y, en
consecuencia, afirma su autonomía en relación al derecho. El segundo criterio sostiene,
por el contrario que la noción de acción sólo puede ser de carácter normativo.
Otro punto crucial es el referente a la factibilidad de elaborar una noción de acción
comprensiva de todas sus formas de aparición, en que se manifiesta el hacer como el
omitir, el proceder doloso como el culposo.
En un aspecto esencial existe, un amplio consenso: el de considerar a la acción como un
suceso del mundo externo que materializa una manifestación del espíritu de una
persona. Suceso caracterizado, en particular, por la posibilidad de dirigirlo y controlarlo.
Durante décadas, el cuestionamiento de lo que es acción ha ocupado el centro de las
discusiones de los penalistas
Modelos:
Clásico – Neoclásico – Finalismo - Postfinalismo: En un principio, el concepto
causalista de conducta fue apoyado sobre la base filosófica del positivismo mecanicista,
heredado de las concepciones de la ilustración y, por ende, tributario de las
concepciones físicas de Newton. Todo son causa y efectos, dentro de un gran
mecanismo que es el universo y, la conducta humana, como parte del mismo, también
es una sucesión de causas y efectos.
El segundo momento filosófico tiene lugar cuando se desecha la filosofía positivista. A
la primera se la llamo estructura clásica del delito, a la segunda suele llamársela
estructura neoclásica, que fue la que desarrollo en su máxima expresión Mezger.
Para el concepto positivista de la teoría causal de la acción, esta es una innervación
muscular, es decir un movimiento voluntario (no reflejo), pero en el que carece de
importancia o se prescinde del fin a que esa voluntad se dirige. Dicho, en otros
términos: acción era un movimiento hecho con voluntad de moverse, que causaba un
resultado.
Resulta hoy claro que una conducta es algo distinto de un movimiento con voluntad de
hacer el movimiento, porque la voluntad de hacer el movimiento no existe por si, sino
que se integra con la finalidad del movimiento.
La llamada teoría social pretendió ser un puente o posición intermedia entre las teorías
causal y final. Se basa en la afirmación de que no cualquier acción puede ser materia
prohibida por el derecho penal, sino solo aquellas que tienen sentido social. Solo pueden
ser acciones con relevancia penal las que perturban el orden social.
No es acción lo que no trasciende del individuo y no es socialmente perturbador. El
suicidio, la destrucción de una cosa propia y los actos que no trasciendan del sujeto,
pero no porque no sean acciones, sino porque no se admite la tipicidad de ninguna
conducta que no afecte bienes jurídicos. Es un problema de tipicidad y no de conducta.
El concepto social de acción, aparte de introducir en la conducta problemas que son
propios de la tipicidad, nada agrega al concepto finalista.
Para que una acción tenga relevancia social requiere, ser entendida finalisticamente. El
requisito de la relevancia social, como la necesidad de que la conducta trascienda de la
esfera meramente individual del autor a la de otro, es un requisito de la tipicidad penal
de la conducta, que es tal, aunque no trascienda a nadie. Las acciones privadas de los
hombres del Art. 19 de la CN, son acciones.
Conducta: Acción es la conducta voluntaria que consiste en un movimiento del
organismo destinado a producir cierto cambio, o la posibilidad, en el exterior del
mundo, de vulnerar una norma prohibitiva que está dirigida a un fin u objetivo.
La conducta activa debe ser voluntaria. Si es involuntaria, la acción se excluye del
campo delictivo.
La conducta activa debe exteriorizarse en el mundo material; si ocurre en el fuero
interno y no llega a manifestarse, la acción también se excluye del campo delictivo.
La posibilidad de cambio se da en los delitos frustrados y en la tentativa. En estos
delitos no es imprescindible que se produzca el cambio, en tal virtud quedan sujetos a
sanción delictiva.
Ausencia de la Acción: El obrar no dependiente de la voluntad del hombre no es
acción. Puesto que no hay delito sin acción, obviamente cuando no existe acción
tampoco hay delito. Invariablemente ocurre así cuando falta una manifestación exterior,
o sea, una modificación externa. No obstante, se prestan a dudas aquellos casos en que
existe un hecho externo, pero respecto del cual hay una ausencia de voluntad que lo
haya dirigido. Para resolverlos se ha establecido, como criterio general, que no hay
acción cuando se puede afirmar que la persona involucrada sólo ha tomado parte
físicamente en el hecho, pero sin intervención de voluntad consciente en la conducción
de dicho proceso causal. Por tal razón no hay delito cuando median:
- Fuerza Física Irresistible: La fuerza física irresistible puede provenir de la
naturaleza o de un tercero, lo importante es que produce que una persona actúe sin
capacidad de control. Esta fuerza física irresistible debe ser absoluta, es decir, el
sujeto no debe tener la posibilidad de actuar de otra forma.
La fuerza física irresistible esta legislada en nuestro CP en el inc. 2 del Art. 34: “…
el que obrare violentado por fuerza física irresistible…”. Tradicionalmente se suele
denominar en doctrina como vis absoluta.
Por fuerza física irresistible deben entenderse aquellos supuestos en que opera sobre
el hombre una fuerza de tal entidad que le hace intervenir como una mera masa
mecánica. En ningún momento debe confundirse la fuerza física irresistible con los
casos de la segunda parte del mismo inc. 2 del Art. 34 CP: “el que obrare violentado
por… amenazas de sufrir un mal grave e inminente…”.
La fuerza física irresistible que elimina la conducta debe provenir de fuera del
sujeto, es decir, ser externa.
Dentro de la fuerza física irresistible proveniente de la naturaleza caben
acontecimientos que se originan en el propio cuerpo del sujeto y que dan lugar a
movimientos que no son controlables por la voluntad. Es el caso de los movimientos
reflejos, respiratorios, etc.
Ejemplo: Se produce un terremoto y las personas que viven en un edificio pugnan
por salir, al llegar a las escaleras, una resbala y cae sobre otra produciéndole la
muerte; en este caso, el sujeto que resbaló actuó con fuerza física irresistible —el
temblor—, por lo que no hay acción.
Un caso diferente se da si fue una persona la que produjo la fuerza física irresistible,
pues esta sí responde.
Ejemplo: Si “A” empuja a “B” para que impulse a “C”, que se encuentra en el borde
de un barco y, efectivamente “C” cae y muere, “A” responde por la muerte de “C”,
mientras “B” sólo fue víctima de una fuerza irresistible —empujón— producido por
“A”.
- Involuntabilidad: La Involuntabilidad es la incapacidad psíquica de conducta, es
decir, el estadio en que se encuentra el que no es psíquicamente capaz de voluntad.
Se requiere una capacidad psíquica de voluntad para que haya conducta, una cierta
capacidad psíquica para que haya tipicidad y otra para que haya culpabilidad
(llamada imputabilidad). A la suma de las tres la llamamos capacidad psíquica del
delito.
 Involuntabilidad para dirigir sus acciones: Entendemos que cuando la
insuficiencia de las facultades o la alteración morbosa de las mismas, da lugar a
una incapacidad para dirigir los movimientos, habrá un caso de
Involuntabilidad, es decir de ausencia de conducta (al tiempo que, cuando dé
lugar a una incapacidad para dirigir sus acciones en forma adecuada a la
comprensión de la antijuridicidad, habrá inculpabilidad).
Ejemplo: El que sufre un accidente del que sale ileso y ve a su compañero
desangrarse, sin poder acudir en su auxilio como resultado de una parálisis
histérica.
 Involuntabilidad procurada: El sujeto que se procura un estado de incapacidad
psíquica de conducta realiza una conducta, que puede ser típica, según las
circunstancias.
Ejemplo: El señalero que toma un fuerte narcótico para dormirse y no hacer las
señales, para provocar de este modo en desastre, se vale de sí mismo en estado
de ausencia de conducta. En estos casos la conducta de procurarse la
incapacidad causa directamente el resultado lesivo, pues el individuo se vale de
su cuerpo como si fuese una maquinaria, ya que una vez en ese estado solo hay
causalidad. Las soluciones son las mismas que para los casos de sujetos que se
colocan bajo los efectos de una fuerza física irresistible.
- Acto Reflejo: No es factible impedir movimientos reflejos que provienen del
automatismo del sistema nervioso. Estos reflejos condicionados no constituyen
acción ya que dichos movimientos no son controlados —o producidos— por la
voluntad de la persona. Es aquí donde radica la diferencia con los denominados
actos de corto circuito, explicados anteriormente.
Ejemplo: Un sujeto efectúa un movimiento brusco al tocar una conducción eléctrica,
producto de lo cual hiere a otra persona.
- Estados de inconsciencia o situaciones ajenas a lo patológico (sueño,
sonambulismo, hipnotismo): Se trata de momentos en los que el sujeto que realiza
la acción no es plenamente consciente de sus actos. Para ser admitidos como
excluyentes de la acción requiere de análisis y estudios cuidadosos.
Ejemplo: A, bajo efectos de la hipnosis, mata a B. A no es responsable por la muerte
de B puesto que no tenía control consciente sobre sus actos.
- Impresión Paralizante: No hay posibilidad de actuar oportunamente y
adecuadamente cuando el sujeto está paralizado, aunque sea momentáneamente, por
una intensa impresión física (deslumbramiento) o psíquica (como un acontecimiento
imprevisto; ver a la mujer de uno con otro en un estado de adulterio), pues los
mecanismos volitivos precisan de un tiempo para desplegar su eficacia.
 Estado de Necesidad (legítima defensa): En la legítima defensa también existe una
ausencia de una fase que se llama fase interna de la acción. En este caso las defensas
no se lo piensan, no surge en el pensamiento ese querer defenderse (fase interna),
sino más bien es la reacción del instinto de supervivencia lo que hace actuar al
sujeto.

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