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INDICE Algunas citas sobre la edueacién y las ganas de vivir. (Para el aprendiz eterno, a modo de prélogo), por Jorge Lart0sd..ovnvsvisctntneseseesereecnnscsnin 7 Prefacio . 33 Capitulo 1. Poética del aprender........ 47 1, Distancia critica 52) 2. Responsividad.. 56 3, Ensayo... 63 4. El signo del acontecimiento . 66 5. Elarte de ensefiar .. Te 6. Distancia pottica ... 80 7, Educacion como literatura 93 Capitulo 2. EL brillo de las luciérnagas. El saber pedagogista .... 105 1, Diagnéstico de un presente - 106 2. Aprendizajes de la experiencia . 112 2.1, El arte de caer en la cuenta 117 2.2. Elarte de viajar 19 2.3, El arte de comenzar 122 3. La escritura derrotada 125 4. El texto apatico 12.1133 . 141 5. Impostura pedagdgica Capitulo 3. La vor del tiempo. El tiempo de la transmisién i 1, Presencia....-. 165 2. Melancolia +15 3. Pasa 181 4, Pacto 186, 5. Promesa.. 192 6. Herencia 198 Capitulo 4. ee El canto de Marsias. Aprendizaje trdgico de la existencia + 201 1. Experiencia estética y tragedia 2. Oscar Wilde. La belleza que destruye.. 213 3. Michel Foucault, Una estética de la existencia . 218 4, Paul Celan. Un aprendizaje poético. 25 5. Luc y Jean-Pierre Dardenne. Ejercicios de pensamiento arendtianos .... e230 Capitulo 5. Aprender a despedirse. Una nifia se muere.... Spy 1. Aprender a concluir.... 2. Ceremonias para una despedida 3. Estar a la altura de lo que nos pasa .... - 258 Capitulo 6. Aprender tu diferencia. La eterna infancia de un niifo... 265 1. Diario de un aprendiz, Una conversacién con Maximiliano Lépez.... 2. Una diferencia inquietante, Post Scriptum, Filosofia: un arte amatorio.. Bibliografia.. ALGUNAS CITAS SOBRE LA EDUCACION Y LAS GANAS DE VIVIR. (PARA EL APRENDIZ ETERNO, A MODO DE PROLOGO) mn eh Sinan Jorge Larrosa «Todos nos hemos deshabituado de la vida, to- dos somos mas 0 menos invalidos. Tan deshabitua- dos estamos que a veces casi sentimos repugnan- cia ante la vida verdadera, la vida ‘viva’, y por eso - mismo no toleramos que nos la recuerden». Fiodor Dostoyevski. Memorias del subsuelo. A mismo tiempo un lector que escribe y un escritor que Jee, hay que imaginar al aprendiz con algunos de los rasgos de ese Estudiante que dibujé hace ya tiempo y de cuyo retrato transcribiré, para comenzar, algunos fragmentos, El primero dice asf: «Estudiar: algo pasa, Entre ler y escribir algo pasa». Hay que imaginar al aprendiz, entonces, leyendo, con un cuaderno abierto y un lépiz en la mano, Dandose a la vez un centro lleno (Ja pagina en la que lee) y un margen vacio (la pigina en la que escribe).Y hay que imaginarlo también, escribiendo, en medio de una mesa Ilena de libros. Leer y escribir en el mismo gesto: «Pasién entre lectura que se hace escritura que se hace lectura que se hace escritura impulsdndose la una a la otra apasiondndose la una a Ia otra interminablemente».’ En mi retrato, el lugar del estudio 1. Larrosa, J. (2003) Estudar/Estudiar. Belo Horizonte: Auténtica, p. 4. 2. Idem, p. 8. into, su tiempo el alba, su humor la melancolig es el labei su sonido el silencio, y un gesto compuesto por los codos sol las rodillas, la frente entre las manos y la espalda encorvada y desde ahi: «Eseribir sin poder escribir sin saber escribir sim otro fin el sin fin de la escritura que se hace lectura que se hace escritura si, poder sin saber sin otra finalidad que escribir sin fin hacia la lecurg a escritura».’ Pero también: aprender y ensefiar en el mismo gesto. Hay que imaginar al aprendiz subrayando sus libros y tomando sus notas para la clase del dia siguiente, o para el curso que esta preparando para cualquiera que lo haya invitado. hay que ima- ginar su mesa, la mesa del profesor en este caso, con algunos dernos. El aprendizaje y la ensefianza apasio- Un aprendizaje tan intenso que necesita estallar hacia el otro), y una ensefianza tan intensa que necesita convertirse en aprendizaje. Un ritmo, una alternancia, un latido: implosion que se hace explosién que se - hace implosién que se hace... interminablemente... sin otro fin que el sin fin de un aprendizaje que se hace ensefianza que se hace aprendizaje. Y en el medio, naturalmente, la vida. El aprendiz es un ani- mal que lee y escribe, aprende y ensenia, pero también sufre, desea, se estremece, tiembla, tose, sonrie, llora, se cansa, res- -pira, fracasa, se abotona, se aleja, se enamora y, como todos, siente la densidad de su propio cuerpo, el peso de su propio - mundo y el aliento de su propia muerte. El aprendiz vive como lee y como escribe, sin por qué, para sentirse viviendo, gozosa y dolorosamente viviendo. Para el aprendiz la vida (que es U" oficio, como decia Pavese, y un arte de los encuentros, como decia Vinicious) es inseparable de su oficio (y de su arte) de p- labras. Al leer y al escribir no se aparta de la vida, no huye de la vida, no se defiende de la vida, sino que la hace mas intens*- Y no puede entender que la ensefianza y el aprendizaje no se” « constitutivos de un arte de vivir. Ademas, a veces, por UN ins- 3. Idem, p. 28. tante, siente como si tocara la vida de la vid como su entrafia, su latido, © quid i peice podrlaser | sida, aquello que no se deja vivir, que no se pu de Ssmecn Jo que lav ida a veces apunta y sefiala, Por eso: «El estudiante lee para sentirse leer, para sentirseleyendo, para senirse vivo leyendo. Lee para tocar, por un instante y como una sorpresa, el centro vivo dela vida o su afuera imposible.Y para escribirloy,* Elaprendiz.es carne de palabras 0 palabra encarnada. Ha aprendido con los libros el sentido exacto de sus propias despedidas y ha aprendido en la relacién entre los cuerpos (entre el suyo y el de sus otros) el sentido exacto de la palabra hospitalidad. Por eso, para él, de Jo que se trata es de poner las palabras a Ja altura de su vida, y Ja vida a la altura de sus palabras. j Se entender entonces que la escritura del aprendiz esté Ilena de citas 0, mejor, habitada de citas. mostrar (de ofrecer) las lecturas que le Je han hecho pensar, con las que ha entreteji diz escribe citando, incitando y excitando, del mismo modo que » ensefia recitando y concitando. De ahi que: «El estudiante aisla lo que ha lefdo, lo repite, Io ramia, lo copia, o varia, lo recompone, lo dice y lo contradice, lo roba, lo hace resonar con otras palabras, con « otras lecturas. Se va dejando habitar por ello. Le da un espacio entre sus palabras, sus ideas, sus sentimientos: Lo hace parte de si mismo. « Se va dejando transformar por ello.¥ escribe».* Por eso, a modo de prologo, voy a ofteceros, a ti aprendiz, yatilector, una colecci6n de citas. Walter Benjamin, como se sabe, gustaba de los coleccionistas e imaginaba un libro hecho - enteramente de citas.° Y nada mejor, me parece, que una serie de fragmentos a propésito de la educacion y las ganas de vivir entre los que mi propia escritura s6lo hace de engarce. Prime- ro, por la ocasion, porque varias de esas citas las utilicé, hace . Mem, p. 80. 5. Idem, p.66. 6. Yasi,o casi, es El ibro de los pasajes (Madrid: Akal, 2005), de su paso por la biblioteca. un rastro 10 tiempo, en Porto Alegre, en el cais do ae hare al Guaiba, en un almacén habilitado como sala de conferencias, al mism, tiempo que el aprendiz usaba las suyas en el mismo zalpén, apenas separados por unasicortinas, de modo que en e} Sector que cada uno ocupaba se oa el rumor de fondo de las palabras del otro, durante unos dias vividos, gozados y padecidos cg, tanta intensidad que atin hoy su recuerdo nos provoca estre me. cimientos. Y, segundo, por el tema, porque el libro que tienes entre las manos esta transido de una extrafia mezcla de ™elan- coliay vitalidad. El aprendiz, como mi estudiante, es tn soy eminentemente melancblico, Lo cual lo hace particularment, atractivo en esta época en la que el optimismo se ha converti- do en mercancia, en especticulo y en ideologia oficial, y en ky que la figura del intelectual, del hombre de letras, se ha cons- truido a través de un encarnizado combate contra la acedia yel humor negro.” Mas aun, en el campo de la educacién, conver. tido todo él, todas sus facciones, en un gigantesco mercado de futuro en el que la esperanza se ha convertido en el embalaje obligatorio de todo tipo de bagatelas. Sin embargo, esa melan- -coliaes como el tono fundamental, el bajo continuo, en el que destaca el otro tono dominante de este libro: el amor a la vida, Una forma de vitalidad que también es de agradecer en estos tiempos en los que la vida misma apenas se nos da sino como un objeto de consumo. Se sabe que la palabra ‘leer’, que viene del legere latino, tiene ~ que ver con recolectar.Y todavia podemos percibir el parentes- ceién’ y las palabras‘eleccidn’, ‘seleccion’ palabra ‘elegancia’ tiene que ver con elegir. Lo que viene a continuacion no es sino una coleccién resultado de mis lecturas, es decir, de mis elecciones.¥ las ofrezco aqui en conmemoracion de aquellos Para esa cuestion, puede leerse el libro de Wolf Lepenies yr Qué es un intelectual europeo? Los intelectuales y Ia politica del He ritu en la historia europea. Barcelona: Circulo de lectores/ Gal Gutemberg (edicién original 2007). de Porto Alegre en que nuestras palabras y nuestras vidas est y as vidas estu sieron mezcladas, y desde una vitaidad de lector y de escrit de ensefante y de aprendiz, tal vez menguada y empafiada de tristeza. Lanovela se titula El vino del estfo y la escribié Ray Bradbury.* Estamos en 1928, al principio del verano. Douglas Spaulding tiene doce afios y esté comenzando sus vacaciones en un pueblo del sur de los Estados Unidos, Un dia, saca una libreta y un lapiz y decide ir anotando las cosas que pasan. Para ello, va a dividir cl verano (y el cuaderno) en dos partes. La primera parte la titula «ritos y ceremonias» y va a incluir lo que se repite: hacer vino, comprar zapatos nuevos, bafiarse en el lago, recoger fru- tas silvestres. Todos los veranos lo mismo. La segunda, titulada «descubrimientos y revelaciones», va a contener las cosas que se hacen se piensan por primera vez, como el haberse dado cuenta de que el abuelo y el padre quiz no lo saben todo. La paliza del padre del 24 de junio es, desde luego, una ceremonia, pero el pensar sobre eso da una revelacién: que los mayores y Jos chicos siempre pelean porque son de razas distintas y las pa- ralelas nunca se encuentran. Todos los veranos hay una primera paliza: eso se repite, como un rito. Pero pensar en ello ofrece siempre un descubrimiento, Lo nuevo no es lo que pasa, sino la experiencia de lo que nos pasa. Siempre, naturalmente, que nos apliquemos a ello, que pensemos en ello, que estemos atentos. «Haces algo viejo y familiar, como embotellar vino, y 1o pones bajo ‘ritos y ceremonias’ Y luego piensas, y pones lo que piensas, aunque sea una locura, bajo ‘descubrimientos y revelaciones’. Mira lo que puse del vino: cada vez que lo embotellas guardas un buen pedazo de 1928. ;Qué te parece Tom?».” 8. Bradbury, R. (1996) El vino del estio, Barcelona: Minotauro (edicion original de 1946). 9. Idem, p. 30. Lnos dias antes, Douglas habia estado recogiendo fy , e os ‘ &o gu padre y con Tom, s ; su padre J aficionad Ma todo: en diez afios se habia cepillado los lien hermano pequeio. Tom es hacer cuentas de ¢ habia lavado las manos quince mil, habia ‘bia Com, y ochocientas manzanas habia i, i Visto seis mil veces, S do seiscientos melocotones cuarenta y cinco peliculas de Tom Mix. Tras hacer una pra para comer algo, Douglas y Tom s aron por 4 suelo, Douglas sintio el corazon agitado, la respiracion jadeante ierra en la boca.Y, de pronto, la sensacién int pelearon y rod, Ja sangre y lat intensa y simultanea desu cuerpo y del mundo, de su cuerpo ¢ el mundo y-del mundo en su cuerpo: a sensacién de estar vi J, pensé. jNunca To supe, y silo supe nl «jEstoy realmente vivo!, recuerdo! Piénsalo, jpiénsalo! ;Doce afios y ahora To descubro (.,.) 0 Tom... saben todos en el mundo... que estin vivo?» ;Dénde deberia anotar Douglas ese «estoy vivo»? Elno tiene ninguna duda: lo anota en Jos descubrimientos. Su hermano le dice que eso es viejo, que es0 ya lo sabia, que todo el mundo abe.¥ Douglas responde: «Pensarlo, notarl, eso es nuevo, Uno los hace cosas sin pensar. De pronto miras y ves qué estds haciendo, y es Ja primera vez, realmente>.'' Todos sabemos que estamos vivos, pero se trata de un saber sin pensar, solo a veces lo notamos, nos damos cuenta, solo a veces tenemos la experiencia del vivir. Y entonces es la extrafieza de estar vivos: un acontecimiento, © una revelacion, una sorpresa.Y sera a partir de ahi, a partir de ese primer gesto de tomar posesion de su vida, de ese primer acontecimiento de sentirla y de sentirse presente en ella, que Douglas vivira, en primera persona, todos los acontecimientos del verano. states r La educacién es una relacién con la infancia. No con los ni- ios, si infanci , » sino con la infancia. El hecho de que la educacién teng® 10, Idem, p. 1S, 11. Idem, p. 30, B e ver con nifos, con jovenes o t j con adultos no tiene aqui la ~ ‘ menor importancia. Pero ;qué es la infancia? Podriamos decir con Hannah Arendt, que la infancia es lo que nace. Al relacionar ja educacién con la natalidad, con «el hecho de que hayan nacido seres humanos en el mundo>," Hannah Arendt descubre algo que todos sabiamos.... pero de lo que quizé no nos habjamos dado cuenta: que los seres humanos nacen, que llegan al mundo por nacimiento. Y nos invita a pensar en ello." El nacimiento esta colocado bajo el signo del inicio: «el nue- yo comienzo inherente al nacimiento se deja sentir en el mundo sélo porque el recién Ilegado pose la capacidad de empezar algo nuero>'" , en otro lugar, «los hombres, aunque han de morir, no han naci- do para eso sino para comenzar».'® Por eso, los que nacen son los nuevos. Por eso, la infancia es la posibilidad de lo nuevo. Por eso Ja educacion es la relacion con los que nacen, con la novedad, con las vidas nuevas y con las nuevas vidas. P tiene que ver con la manera como recibi Janovedad que traen consigo, Por eso la edu cion entre generaciones, entre los viejos y los nuevos, entre los que ya estamos en el mundo y los que vienen al mundo, entre nuestra mortalidad y su nacimiento. Por eso, la vocacién pedagdgica (no el trabajo pedagdgico sino la vocacién pedagdgica, si es que la palabra «vocacién» puede ain mantenerse) supone un doble compromiso. En pri- mer lugar, un compromiso con las vidas que nacen, con unas vidas que muchas veces estén condenadas a malograrse. Por- que, se diga lo que se diga, el infanticidio continiia y Juan de 12. Hannah Arendt, «La crisis de la educacion», en Entre el pasado y el futufo. Barcelona: Peninsula, 1996 (edicidn original de 1954), p. 186. 13. Pensar en ello es lo que hace Fernando Barcena en Hannah Arendt. Una filosofia de la natalidad. Barcelona: Herder, 2006. 14 Hannah Arendt (1993), La condicién humana. Barcelona: Paidés (edi- cion original de 1958), p. 23. 15. Idem, p, 265, nes empiezan a vivir st propia vida. es interesante constatar ge esos scurss evan haciendo cada ver mis menesteross, mas vacios, mas d decir y como decirlo. ;Qué podriamos decirles acerca del Jébiles... como si ya no supiéramos muy bien que nundo, si el que ellos van a vivir no sera el nuestro, " n ,y sini si stro lo entendemos? ;Cémo dirigirnos alos que quiera al nue empiezan a vivir si nuestra vida esta constituida por rutinas, por pacts, por resignaciones, por sumisiones, por derrotas... si nosotr cada vez mas invalidos? os mismos nos hemos deshabituado de la vida y somos Quisiera contaros, poder contaros. Pero, en realidad, cqué se yo? Tuestro reino es vuestro tiempo, solo vuestro.Vais a reinar un tiempo en el que nunca ha reinado nadie. Un tiempo muy di- fic, porque es nuevo. Nadie lo a vivido nunca, sn embargo, no debéis alarmaros en exceso: mds 0 menos es lo que nos esta pasando, lo que nes ha pasado a todos. Incluso ahora, después de tantos afos, cada maiiana, al despertar, muchos atin repeti mos ese esto de tomar posesiin de nuestro tiempo, cambiando an algo sus leyes,redibujando sus fronteras ~y nos decimes que en adelante nunca mds, o que hoy si, que finalmente serd hoy dl dia en que si, que de hoy no pasa. En alguna medida, no importa tanto que al final las horas acaben por ordenarse cas como siempre. Es lo malo que tienen las usuras, las inecias, las deudas que acarrean los tiempos que ya estén muy usados. Lo vo el gesto ~nos decimos por aden- que si importa es que siga Vi a vivir el dia de hoy tro, casi como alguien que resucita. Vamos vivos, por cuenta propia."” La apuesta es esa: que los que nacen tomen posesion de su vida, de su tiempo, del tiempo de su vida, que alcancen a vivir a. Algo de lo que nosotros, que su vida vivos, por cuenta propi solo podemos conser- no somos capaces siquiera de renacer, cen Pequeias doctrinas de la 17. Miguel Morey, «Carta a una princesa», ye publicada original- soledad. México: Sexto Piso, 2007 (la carta fu mente en 2000), pp. 431-432. 16 transmitir— el gesto EI imperativo es ng del le var —y quiza tregar la experiencia. Y para ello lo tnigg . Ja vida, no entregar , F F ; ICO Que 2 ‘ ‘«estar atento, ser prudente, n ¢ es una actitud («estar a NO ten es ur Ne mi, precisa do») y, sobre tode con el lenguaje. Lo que se transmite no es € 3 stro, si nos sentimos extrafios en él, sino hemos eld 8 “a 9, una determinada relacion con e| mund ; i y | mundo. ;Cémo podriamos dy re rl sino es nue: rant stra casa, si cada vez a capaces de convertirlo en nuest NOS es még ajeno y mas incomprensible? Lo que se transmite es, mas bien una relacion con el mundo. Pero no se trata, en absoluto, de que consista en conocer y transformar el mundo, una relacion jue se juega el saber y el poder, una relacién una relacin en Ia qi que abre y constituye todo tipo de posiciones, de oposiciones y de imposiciones, sino que se trata de algo que para Miguel Morey es asunto del corazon y tiene que ver con algo asi como sentir el peso de lo que pasa y de lo que nos pasa: «no volverse ~ ciego, sordo y mudo ante el peso del mundo». Ademis, esa relacion con el mundo es inseparable de una relacién con el lenguaje: «nadie puede ponerse a salvo del modo 10s dibuja los contornos de todo aquello de lo que cia. Vivimos segtin el lenguaje que tenemos a . Nuestra vida es sdlo tiempo cabalgado por un lenguaje. Es el lenguaje el que nos abre la experiencia de tener ex- periencia. Prostituir el oido es delegar por cuenta ajena toda nues- tra experiencia del mundo, firmar la mds negra esclavitud, lo més parecido a un suicidioy.'* Prostituir el oido es plegar la experiencia del mundo a lo que el lenguaje tiene también de brutalidad y de estupidez, ; oe JSigmaje que nos da todo yanombrado, conocido, reducido i a on de nuestro saber, de nuestro poder y de nuestra vo- -Y afinar el ofdo seria, por el contrario, experimentar ¢! ee oe i n su incomprensibilidad, es decir, en SU alteridad en su di “i Yensu diferencia, Por eso, todo es cuestion de cora- Sree 18. Idem, pp. 432.433, san (para sentir yencararelpeso del mundo) y de palabra (para ror, para oiFloY para nombrarlo): «para los hombres, la dig vad del vivir siempre ha consstido en apostar por una experiencia sal mundo en Ta que se acompasen el corazén y la palabray.”” ates «dace ya bastantes siglos, un grandisimo poeta japonés, Bashoo, recibié a su disefpulo Kikaku, quien le dio a leer un haikii que aca- haba de componer. El poema decia ast: Libélulas rojas Quitales las alas Seran granos de mostaza. El maestro leyé el poema y replicé: No, De este modo has matado ala libélula. Di mds bien: Granos de mostaza Aaiddeles las alas Y serdn libélulas. 2Que qué quiero decir con todo esto? Casi os diria que ni yo mismo Io sé, a ciencia cierta. Tal vez pretendia tan sélo mostraros el poder de la palabra: deciros que sélo ella nos permite ponernos a salvo de Io brutalidad y la estupidez; que s6lo gracias a ella podemes encarar el peso del mundo recordando que el corazén existe; que es ella sola- mente la que nos seiala lo que de nuevo trae el nuevo dia». Tal vez se trate de eso. Hay formas de educacion, de rela- cidn con la infancia, que disminuyen la vida, que la empeque- fiecen, que la desvitalizan, que convierten las libélulas en gra- nos de mostaza.”'Y hay formas de educacién, de relacion con Jo que nace, con lo que empieza a vivir, que aumentan la vida, que la potencian y la intensifican, que le afiaden alas. Tal vez la 19. Idem, p. 435. 20. Idem, pp. 434-435 21. Ver Jorge Larrosa, «Educacién y empequefiecimient lenguas. Lenguaje y educacién después de Babel. Barc 2003. to», en Entre las elona: Laertes, 18 2 vida a la vida o, | con darle vid O que g Je vivi.Y dar ganas de vivir signi, de pensar, de sentir, de Conversa, ver educacion tenga que r ganas d je leer, r, de hacer cosas. Dar ganas de estar a galo de la vida, ese don que Dough, la extrafieza del estar vivo, Dar ‘imental ura del don o del re dia como i del sentimiento de estar vivos, eso del viyi, de la dignidad del vivir. laal spaulding sintio un ganas de buscar EO: por cuenta propia, es bes 5h La capacidad que Jos seres humanos tienen de dar vida puede Jlamarse fecundidad. Los hombres nacen y mueren, pero tam. bién dan vida, son fecundos.Y quiza sea Emmanuel Levinas uno de los que mejor ha reflexionado sobre la fecundidad. La cita es la siguiente: «un ser capaz de otro destino que el suyo es un ser _fecundoy.2Y podriamos afiadir: una vida capaz de otra vida que a suyaes una vida fecunda; un tiempo capaz de otro tiempo que el suyo es un tiempo fecundo; una palabra capaz de otra pala- bra que la suya es una palabra fecunda; un pensamiento capaz de otro pensamiento que el suyo es un pensamiento fecundo. 2Y sila educacion, entonces, tuviera que ver con darle vida ala vida, o con darle a Ja vida una vida otra... con darle tiempo al tiempo, o con darle al tiempo un tiempo otro. .. con darle pala- braa la palabra, o con darle a la palabra una palabra otra... con darle pensamiento al pensamiento, o con darle al pensamiento lun pensamiento otro? ¥ otro significa que no es el nuestro, ni Ja repeticion del nuestro, ni la continuacién del nuestro... € decir, una vida que nosotros no podremos vivir, un tiempo en “el que no estaremos Presentes, una palabra que no comprende- Femos, un pensamiento que no podremos pensar.”* key 22. Levinas, E. (1977) Totalidad e infi Salamanca: Sigueme (edicién or; 23. Ver Jorge Larrosa, fecundidady en ito. Ensayo sobre la exterioridad iginal de 1971), p. 289. Pe cine més uno igual a otro, Meditaciones sobre ‘sta Latinoamericana de Estudios Avanzados. NS bea Roberto Bolano, sabiéndose herido de muerte, dedico dos semas ast hijo Lautaro en los que resuena ese doble amor del que hablaba Hannah Arendt, transfigurado aqui en una doble entrega- do (la parte mas noble y generosa del mundo) a nuestros hijos, Como si la educaci6n consistiera en entregar el mun idiéndoles que le presten atenciOn. .. y en entregar a nuestros hijos al mundo, pidiéndole que los acoja y los cuide. El primer ema, titulado «Lee a los viejos poetas», dice ast: «Lee a los vigjos poetas, hijo mio / y no te arrepentirds. / Entre las telaranas y las maderas podridas / de barcos varados en el Purgatorio / alli “edn ellos / cantando! / jridiculosy heroicos! / Los viejos poeta. 7 Ralpitantesen sus oftendas / Némades abiertos en canal y oftecidos J ala Nada / (pero ellos no viven en la Nada / sino en los suefios) / Lee alos viejos poetas / y cuida sus libros. / Es uno de los pocos consejos / que te puede dar tu padre». El segundo se titula «Biblioteca» y dice lo siguiente: «Libros que compro / Entre las extraitas lluvias /¥ el calor / De 1992 /Y que ya he leido / O que nunca leeré / Libros para que lea mi hijo / La biblioteca de Lautaro / Que deberd resistir / Otras Iluvias / Y otros calores infernales / Ast pues, la consigna es ésta: / Resistid queridos libritos /Atravesad los dias como caballeros medievales /Y cuidad de mi hijo / En los aiios venideros».”* aT Amalfitano es un profesor de literatura que Bolafio nos muestra en Santa Teresa (la ciudad de los asesinatos de muje- Caracas (Venezuela), 1998. También «Dar la palabra. Notas para una dialdgica de la transmision>, en J. Larrosa y C. Skliar (Eds.), Habi- tances de Babel. Politicas y poéticas dela diferencia. Barcelona: Laertes, 2000. 24. Bolaiio, R. (2007) La Universidad Desconocida. Barcelona: Anagrama, Pp. 434-435, 2 nla novela 2666) recién llega sdad Jusrez recreada et Ja que habia sido expul Barcelona de I se por razon mente banales: la estupidez, de una institucion cada vez stumos de Bolafio, en su res, la Ciu do de la Universidad de sado, o habia tenido que marchar: go se adivinan completa es oscuras, que sin embar; Ja mercantilizacin y la hipocresia mas inhabitable. Entre los papeles po ordenador, se encontré la pagina que cito y que resuena ex- trafiamente con los dos poemas para Li parece, con la libélula de Basho: «g¥ qué fue lo que aprendieron itar en voz alta. Me- Jos alumnos de Amalfitano? Aprendieron a rec 0 tres poemas que mds amaban para recordarlos momentos oportunos: : funerales, bodas, soledades. un libro era un laberinto y un desierto. Que lo mundo era leer y viajar, tal vez la misma cosa, sin detenerse nunca, Que al cabo de Jas lecturas los escritores salian del alma de las piedras, que era donde vivian después de muertos, y se instalaban en el alma de los Jectores como en una prisin mullida, _ pero que después esa prisin se ensanchaba o explotaba (...). Que Te principal ensenanca de la literatura era la valentia, una valentia rara, como un pozo de piedra en medio de un paisaje lacustre, una valentia semejante a un torbellino y a un espejo. Que no era mas cé- modo leer que escribir. Que leyendo se aprendia a dudar y a recordar. % autaro y también, me morizaron los dos y tecitarlos en Jos Comprendieron que «mds importante del Que la memoria era el amor». $e Habria que pensar también en el cardcter a la vez hostil y hospitalario del mundo (y del lenguaje) en el que se nace o, di- cho mas radicalmente, en la promesa de vida y, al mismo ae en i amenaze de muerte (fisica o eapiritual) que pende oat cualquier recién nacido. O, si se qui j niente intra de Heres cla cde eer on dke, una anotacidn hecha tras visitar, de la mano de su if “a 25. Bolafio, R. (2011) Los adnipdie O11) Los snsabores del verdadero poica, Barcelona: a en el que habia un cuadro que representaba el infantici- “e0 mvs eva concie 5:«,..con cada nue jencia comenzaban las mismas Jes de siempre ¥ los ojos de los nifis en medio del gentio Jos!— transmitian el espiritu eterno. ;Pobre de ti, si no gio mitice sibilidad P foe enel ercibes esa mit rio cuadro que representa el infanticidio de Belén: un niiio, en la i etinde [os brazos hacia su madre que tiene un pie vuelto hacia atras, indice se arqued, se dispone a agarrarlo; y, como si todo ello estu- sucediendo en este instante, el observador piensa literalmente: ada! Un dia se encuentra en el museo ante el legen- un pafuelo en Ia cabeza y un delantal. El esbirro, cuyo viera "ego no puede srl’, con el firme propdsito, por su part, de crear i bi % una tradicién diferente». Noe En la imaginacién popular, la figura del asesino de nifios es el Ogro, el devorador de carne infantil. La palabra ‘Ogro’ de- riva del Orcus, a la vez. dios de la muerte ¢ infierno 0 lugar de muerte. De hecho, hay representaciones de la entrada del in- fierno en que se la representa como una enorme boca abierta. Michel Tournier desarrolla esa figura en la novela El rey de los alisios.”” Refiriéndose a esa novela, Tournier cuenta sus aiios de infancia en Alemania, durante la expansion del nazismo, «... en una época la de Pulgarcito— que interesa en primer lugar a los Ogrox». Es propio del nazismo, dice Tournier, sobrevalorar la juventud, hacer de ella un valor, un fin en si, una imagen pu- blicitaria, El nazismo es una pedofilia y una juvenofilia que se encarniza sobre la sustancia biologica misma del Estado: «La Carne fresca, para ser buena, tiene que ser rubia, de ojos azules, y dolicocéfala, y habré también una carne mala, morena, de ojos ne- 4° y braquicéfala, La continuacién mostré que el sistema aboca a 1a destruccién tanto a la una como a Ia otra, la mala por la via de Sehr hsenee: 26. Handke, p. (1981) Historia de nifios. Madrid: Alianza (edicién ori- Binal 1981), p. 104. 27. Tournier, M. (1975) Le Roi des Aulnes, Paris: Gallimard. 2 Ja masacre, la servidumbre y otras formas de exterminio, y Ia bueng porque esella la que aporta la carne de cafién al Reich milenarioy. enseguida un detalle terrible que confirma la vocacién ogresca del régimen fascista:«...esa fecha del 19 de abril en Ia cual, so lemnemente, todos los muchachos y las muchachas que habian cum. plido diez aiios durante el aio -un millén de nifios en total, jung hermosa cifra redondal- eran incorporados unos al Jungvolk y otras al Jungmidelbund. gPor qué el 19 de abril? Porque el 20 era el dia del cumpleaiios de Hitler. El Fithrer encarnaba asi la figura de Ogro © Mayor, de Minotauro al que se le hacia ofrenda, en su aniversario, UA de toda una generacién de nifios». aoe El 21 de junio de 1980, Imre Kertész, que habia estado, siendo un nifio, en diversos campos de concentracién alemanes, visita la casa de Goethe en Weimar. A su regreso a Budapest abre el libro en el que se encuentra el célebre pasaje en el que Goethe evoca su nacimiento, el 28 de agosto de 1749, bajo el signo de Virgo y la mirada amistosa de Jipiter y de Venus. El genio, el gran creador, el hombre realizado, lanza una mirada soberana y retrospectiva al orden mitico en el que él abrid por primera vez sus ojos al mundo y no tiene ninguna duda de que los astros le eran favorables y de que se le esperaba con ansiedad. A partir de ese instante inaugural, Goethe contempla su vida como una evolucion ejemplar, como una necesidad que se ha converti- do en forma, siempre bajo la proteccién de la Providencia. El poeta, concluye Goethe, ha de saber de donde viene. Tras esa lectura, y juzgando irénicamente que Goethe tiene razén, que * saber de donde se viene es lo mas importante, Kertész ensaya la reconstrucci6n de su propio nacimiento en una cita en la que se aprecian nitidamente la sombra de Herodes y la presencia amenazadora del Ogro: «Asi pues, cuando vine al mundo, el Sol se hallaba bajo elsigno de la crisis econémica mundial més grave hasta 28. Tournier, M. (1975) Le vent Paraclet. Paris: Gallimard, p. 106. 23 ennonces;todos los puntos elevados del planeta desde el Empire State puilding hata el pajaro del escudo que coronaba el antguo puente de Francisco José en Budapest, seran a Ja gente para arrjarse al gual pavimento,aldbismo, cade cul a donde buenament dia wn tal Adolf Hitler, dirigemte de un partido politico se volvié hacia sai conexpresin sumamente hostl en las paginas de su obra titula- “Ja Mein Kampf, a primera ley antijudia de Hungria, Hamada del mumerus clausus, sé encontraba en el cénit de su constelacién, antes iguientes ocuparan su sitio, Todas las sefiales terrenas (pues desconozco las celestiales)testimoniaban la inutilidad,es mds, la ieracionalidad de mi nacimiento, Para colmo, suponia una carga para mis padres, que por ess fechas iniciaban su proceso de divor- cio. Soy la objetivacién del acto amoroso de una pareja que no se amaba; tal vez sea el fruto de una noche en que bajaron la guardia. Pim, pam, de pronto estaba alli, por obra y gracia de la naturaleza, antes de que uno de ellos se Io pensara dos vees. Nifio sano al que le crecieron los dientecitos, empecé a balbucear algo asi como palabras ‘y se manifest mi intelecto: comencé a integrarme en mis diversas y numerosas objetivaciones. Era hijito de un padre y una madre que ya nada tenian en comin; interno en una institucién privada a la que me entregaron para que se encargase de mi custodia mientras tramitaban su divorcio; alumno de una escuela, diminuto ciudadano del Estado. «Creo en un solo Dios, creo en una sola Patria, creo en la resurreccién de Hungria», rezaba antes de comenzar cada clase. «Hungria mutilada no es un pais, Hungria entera es el reino de los cielosy, se leia la inscripcién en la pared, escrita encima de una mapa trazado con pintura color sangre. Navigare necesse est, vivere non est necesse, memorizaba en la clase de latin. Schma fissroel Adonai Elohenu, Adonai Ehod, aprendia en la clase de religidn. Me cercaban Por todos lados, se apoderaban de mi conciencia: me educaban. Ora on palabras amables, ora con advertencias severas, me hacian madu- de que las "ar poco a poco con el fin de exterminarme. Nunca protesté, procura~ ba cumplir con mis obligaciones:con Idnguida disponibilidad me fui hundiendo en Ja neurosis de mi buena educacidn. Era un miembro " ™ modestamente aplicado, de comportamiento no siempre intachahg de la técita conspiracién urdida contra mi vida...» La pregunta aqui no puede ser otra que una pregunta soby, cuales son los rostros de Herodes en nuestro mundo, cuile, son los Ogros a los que nosotros entregamos la carne infantif cuales son las tacitas conspiraciones urdidas contra la vida que nace, cémo la educacién institucionalizada funciona a la ve, como promesa y como amenaza tanto para la vida como para el mundo, cuales son las posibilidades del comenzar cuando Jp que se impone a los que nacen son tradiciones envenenadas, Ey palabras de Sloterdijk: «.. aquellos que son conscientes de que sp encuentran en una tradicidn de destruccién sélo les queda refuugiarse en las fuerzas del nuevo comenzar por si mismos».” sa En Sin destino, Imre Kertész nos ofrece una parabola sobre el exterminio pero también, sobre todo, sobre la obediencia, sobre el ser humano que ya no intenta hacerse a si mismo, como ain pretendia la novela clésica de formacién, que ya no intenta Convertir su vida en su propia vida, sino que simplemente se adapta. Gyorgy, su joven protagonista, es el modelo del hombre funcional, del que no puede vivir su vida sino como ajena, del que carece de destino y, por tanto, no puede encarnar ni la tra- gedia ni el drama. Desde el momento en que es arrancado del autobiss en el que ibaa trabajar con una estrella amarilla cosida al abrigo hasta que regresa a Budapest después de haber pasado Por Auschwitz y por Buchenwald, Gybrgy no hace otra cosa que tratar de aprender, con su mejor buena voluntad, cules son las reglas del mundo y cual es el comportamiento que nos exige. Y, en el curso de ese aprendizaje, reflexiona sobre la educacién 29. Kertész, I. (2004) Diario de la Galera, Barcelona: El Acantilado (edi- cién original de 1992), pp. 97-99, 30. Sloterdijk,P. (2006) Venir al mundo, venir al lenguaje, Valencia: Pre- Textos (edicién original de 1998), p. 47, 5 preparacion para la vida: «Ese dia también reflexioné sobre mo mat én’, €3 comm Th: ese sito, 88 “insttucidn’, existia ya hacia varios as learn, farcionando da da. Tave a sensacib, alo mejor st saa, de que de certaanera me habia estado esperond, En get velidad, como 70S habian dicho varias personas con una mezcla de reconocimientoy de miedo, nuestro comandante levaba alli exacta- Feat cut aios: Entonesreparé en lo importante que habia sido rami aque! periodo de cuatro ahos, en el que curs los etudios de Pr andaria Me acordé dela ceremonia de apertura del primer curso, Alli estaba yo, vestido con mi uniforme azul marino, decorado con alamares estilo huingaro, el uniforme ‘a lo Bocskai’. Evoqué las pa- lobrs del director, un hombre respetable que de algiin modo parecia vambién un comandante: llevaba unas gafas que afiadian seriedad a sa ostro y lucia un hermoso bigote blanco. Para terminar su discurso citd las palabras de un sabio de la antigiiedad: ‘Non scolae sed vitae discimus’, es decir, ‘No ensefiamos para la escuela sino para la vida’. Pero entonces, segtin veo ahora, habria tenido que aprender tinica- mente cosas sobre Auschwitz. Me tendrian que haber explicado todo, con inteligencia, honradez y transparencia. Sin embargo, durante los cuatro aiios de colegio no me habian dicho una palabra al respecto. Claro, habria resultado embarazoso y, en realidad, no formaba parte de la cultura general. La desventaja era que tenia que enterarme de todo sobre la marcha».*' a En 1996, cuando tenfa ya ochenta y tres afios, Paul Ricoeur abrié una carpeta titulada «Hasta la muerte. Del duelo y de la alegriay. El primer parrafo dice lo siguiente: «Por dénde co- menzar ese tardio aprendizaje? ¢Por lo esencial, de inmediato? ;Por | necesidad y la dificultad de hacer el duelo de un querer existir después de la muerte? ;Por el jibilo, no, mejor, por la alegria unida be 31. Kertése, 1 (2001) Sin destino. Barcelona: Acantilado (edicion or Binal de 1975), pp. 116-1 47. %6 >». Parece existir vivo hasta la muerte?» Parece que el de ala gracia esperada d pear < era morir. Y ese aprendizaje, os, e propone aprend icoeur se propone ap : oie no sabe por donde comenzar, tiene qu tardio aprendizaje que i J duelo, la renuncia 0 la despedid, ver, en primer lugar, con el de cualquier querer existir des lugar con la alegria, la celebraci6n de e: — te, Hay una oscilacion intima entre el duelo y |, y la alabanza. Como hay una oscil pues de la muerte, y en segung, star vivo, de estar viy, hasta la muer alegria, entre el lamento cién intima, en el duelo, entre el rechi Y como hay también una oscilacibn intima, en Ta alegria, en, tre la amenaza vital y la despreocupacion, entre el peligro y ¢| azo y el consentimiento, abandono. Y justamente en ese contexto, en esa reflexion sobre |, muerte y sobre la relacion con la muerte, sobre el duelo y la alegria, Ricocur da un giro, abre su pensamiento, y habla de transferencia al otro, alos otros, del amor por la vida, algo as como la transmision de las ganas de vivir. «La muerte es en ver. dad el fin de la vida en el tiempo comtin a mi, vivo, y a quienes me sobrevivirdn. La supervivencia son los otros». Como si sdlo en la renuncia ala voluntad de vivir después de la vida se encontrara el desapego suficiente para un gesto ético, un gesto que se da ida y en este mundo, y en el que se unen la relacién relacién con el otro: «la transferencia al otro vida». Pero transmitir las ganas de vivir no es lo mi P smo que ensefiar a vivir. En una entrevista realizada en la primavera de 2004, po- dice lo siguiente: «Apos- man y x equivoco de ete juego me importa atin més, ese suspiro se abre también a una inte én mds di 4 bist ee mds dificil: ;Se puede aprender ? ensefiar? i sep @¢ puede aprender, mediante la discipli- ta instruccién, a través de la experiencia 0 la experimentacién, 0 na aceptar je la herencia J gos hips: ¢Cusdndo serds responsable? Cémo responderds por fin ya sus hijos: 1 aida y de tu nombre? Entonces bueno, para contestar sin més rodeos ; (_.) Bn To ques refine a la sabiduria del saber morir oi usted fire, del saber vivir, sigo siendo ineducabley.™* prefer, ? Res o, mejor, a afirmar la vida? Resuena aqui esta inguietud de la muerte. Que atormenta también a los padres 4a su pregunta, no, nunca aprendi a vivir. De ningtin modo No se puede ensefiar a vivir, ni siquiera esta claro que se pueda aprender a vivir (en esa relacion ya tradicional entre aprender a morir y aprender a vivir) pero sf que se puede acep- tar Ja muerte y afirmar la vida en la relaci6n con el otro, con elheredero, con el superviviente. «La huella que dejo significa a la vez mi muerte, futura o ya ocurrida, y la esperanza de que me . sobreviva (...). Cada vez que dejo que algo parta, que tal huella salga de mi, que ‘proceda’ de mi y sea imposible reapropiérmela, vivo mi muerte (...) sin saber verdaderamente a quién confio lo que dejo. ¢Quién nos heredard, y cémo? gHabrd acaso herederos?»..* O, en otro lugar, «. por esta estructura de la huella, del testamento. Pero, dicho esto, no quisiera dar crédito a Ia interpretacién de que la supervivencia esta mds del lado de la muerte, del pasado, que de la vida y del futuro. La deconstruccidn estd siempre del lado del si, de la afirmacién de la vida, Todo lo que digo acerca de la supervivencia como complica- cidn de la oposicién vida/ muerte procede en mi de una afirmacién incondicional de la vida».*° - Somos estructuralmente supervivientes, marcados Hay un ultimo episodio en ese paralelismo entre Ricoeur y Derrida a proposito de la muerte y de la transmisién. Co- mentando esa entrevista con Derrida que acabo de citar, Paul Ricoeur, que estaba también aproximandose a la muerte (de hecho, murié menos de un afio después) escribié lo siguien- eee 34. Derrida, J. 2006) Aprender por, rfin a vivir. Entrevista con Jean Birnbaum. Buenos Aires: Amorrortu (edicibn original 2005), pp. 21-23. 35, Idem, pp. 30-31, 36. Idem, pp. 49-50, 28 teen una hoja suelta de papel: «Si ‘aprender por fin a vivir’ aprender a morir, a tomar en cuenta para aceptarla la mortalday absoluta, sin salvacién, sin resurreeciGn ni redencidn, comparto tod, Jo negativo.Yo tampoco espero Ja resurreccion y geaiso todo lo img ginario de un sobrerivit (,..) Pero en 1a relaci con Tos oto da un vinculo, una transmisin, que tiene su sentido mds alla de mj Ahi se asocia un sentido que soy incapaz de imaginar. Lo que quedg seguir vivo hasta la muerte».*”A lo que cabria afadir: afirmand la vida y transmitiendo a los otros las ganas de vivir. Sélo asi se puede dejar huella, Para que el otro la herede. Aunque nuncy podremos imaginar si sera, en realidad, heredada, ni por quién, ni de qué manera. pulse Las ganas de vivir sélo pueden afirmarse (y sentirse, y vi. virse) con otros. En la generosidad de una vida com/partida, con/sentida, con/sagrada, La vida no es solo «la complicacién de Ja oposicién vida/ muerte», sino que es también la complicacion de la oposicion yo/otros. Si nuestra vida fuera solo nuestra, no seria, en realidad, vida. La vida s6lo se siente (solo se vive) en comin, en tanto que se con/siente. La vida sdlo se entrega (solo se vive) en comin, en tanto que se con/ ‘sagra. Por eso, las ganas de vivir no tienen que ver con la apropiacién de la vida, con Ja voluntad de tener y de vivir una vida propia, sino con si , €s decir, con la aceptacién de que nuestra vida es vida porque esti implicada y complicada Con la relacién, con la diferencia. Nuestra vida no es vida porque la tengamos, sino porque la compartimos, porque la entregamos, porque la damos, porque la dejamos irse, porque la perdemos. José Luis Pardo lo dice asi: «En el flujo de Ja vida corriente se observan dos clases de movimientos, El primero es negativo a pesar de su positividad: se trata de la violencia que la 37. Ricoeur, P. (2008) Vivo hasta la muerte, seguido de Fragmentos, ob cit., pp. 103-104. E | caniencia Te hace « 10 vida al intentarretenrla 0 contenera, de tenerla, someterla, manipularla; esta violencia es negativa ante todo porque fiacas, porque al querer detener lo vivo no hace més que Pr tala, islarlo de la corriente, mutilarlo para poder conservarlo + por tanto, lo pirdejustamente en Ta medida en que se apropia de °ria.en la medida en que lo transforma en propiedad privada(...). El segundo movimiento es en cambio positivo a pesar de su negati- vidad: a humillacidn que la conciencia siente cuando es desborda- da por Ja vida, cuando experimenta una fuga de vida, cuando deja de hacer violencia porque ha comprendido ya la inutilidad de sus efueros(...);€80 humillacidn es positiva simplemente porque, al dejar correr Ja vida, al liberarla en su interior, devuelve la vida a la vida (...). Digamos que los mortales, mediante ese sentimiento, dis- frutan su vida en el mismo momento en que la pierden, tienen éxito en la justa medida en que fracasan en su empeiio por conservarla.Y digamos también que, en ese instante, dan la vida (sin morir),0 sea, se entregan a aquello por lo que viven».”* El que nuestra vida no sea nuestra, el que no la poseamos, el que constantemente se nos vaya, el que desborde los estrechos limites que nos encierran en nosotros mismos, el que la per- damos al entregarla a los otros, el que esté permanentemente dispersa y dispersada en los otros y con los otros, complicada en los otros, partida y compartida con los otros, no supone ninguna imperfeccién de la vida, ninguna disminucibn. Supone, simple- mente, que no vivimos solos, que lo que nos ata la vida (lo que nos hace sentirla, y vivirla) es siempre un estarnos muriendo por alguien y por algo, un desvivirnos por Jo que nunca podra ser nuestro: «Estarse muriendo es sentir que se pierde la vida, que a vida se derrama, se fuga, se extravia. El lenguaje corriente Io mar- ca con la grdfica expresién: ‘me muero por...',€80 por lo que nos morimos nas sefala el orificio por el que la vida se nos escapa. De modo que ese ‘estarse muriendo’ en que consiste vivir indica siempre una relacién, es siempre ‘estarse muriendo por’ algo o alguien». 38. Pardo, J. L:(1996) La intimidad. Valencia: Pre-Textos, PP: 151-153 39. Idem, p. 151. wn entes a las relacione: . vivir son inmanentes a 1a NES Coy Las ganas de vivir so M Tos nasi n entramado. Por eso la vida otros, siempre se dan en w ual vida, lo que hace que esté viva, de ella una historia de amor ©, de vivir se conjugan siempre en plural. no es otra cosa que lo que hac dicho de otro modo, las Bana -4- El vivir puede ser entendido como la ae de un texto, Se trata de un texto en cada caso estrictamente singular, no in. tencional (podriamos decir, quiza, que se trata de un texto que se busca a s{ mismo a medida que se escribe), al que es imposi. ble adscribir un tema o una serie de temas, y cuyos elementos significativos serian nuestras acciones en tanto que dicen algo y nos dicen algo, Pero lo que dicen es siempre fragmentario, incontrolable, imprevisible. Roland Barthes lo dice ast: «. si yo fuera escritor, y muerto, cémo me gustaria que mi vida se redu- jese, gracias a un bidgrafo amistoso y sin prejuicios, a unos detalles, 4 unos gustos, a algunas inflexiones: podriamos decir ‘biografemas’ cuya distincién y movilidad podria hacerlos viajar libres de cualquier destino y llegar, como los étomos epictireos, a cualquier cuerpo future, condenado a la misma dispersién, una vida horadada...».*° aS 15Ry Lo Unico que nos queda (si es que nos queda, si es que no los hemos perdido) son nuestras ganas de vivir, tenemos (si es que lo tenemos, si es que ni sies que no lo hemos entregado o delega experiencia de la vida. Es eso lo unico que podemos interrogat criticamente, lo tnico que podemos tratar de subvertir.Y ya no en tercera persona. La desvitalizacién de la vida, el deterior0 de los vinculos relacionalesy la expropiacin de la experienci Lo tinico que ‘© nos lo han quitado, ido) es nuestra propia 40. Barthes, R. (1997) «Prefacio», en Sade, Fourier, Loyola. Madrid: Ci tedra (edicion original de 1971), p. 15 \ jes algo que les pase s6lo a los otros. Nuestr no es alg vida tambien esti desnuda, disminuida, privatizada, sola, empobrecida, a : y a, als- sl ‘as. A nosotros también nos cuesta vivir, incluso nos Cuesta querer vivir. Y, sin embargo, no pode ynos esperar nada mis all del mismo vivir, del mismo querer 2, desprovista de promes sivir. No podemos hacer otra cosa que poner las ganas de vivir enel corazon mismo de la vida, aunque ese querer vivir sea di- ficil y casi imposible. De lo que se trata es de experimentar lo que no podemos saber de antemano, qué puede el querer vi- vir: «...cada vida, a través de sus constelaciones de constelaciones, se extiende hasta confines ignotos. ;Qué sabes th de mi vida? Toda vida se escapa a quien la contempla desde fuera, incapaz de recorrer ind! geografia interminable, con tantas relaciones como surcos tiene una mano. Pero a la vez equsé se yo de mi vida? Toda vida se escapa a quien la contempla desde dentro porque nunca sabré qué puede el querer vi vir»! =216— En un mail del 29 de enero de 2003, Roberto Bolafio es- cribia: «Pronto me marcharé a Barcelona. En buena medida porque debo someterme a una operacién més bien jodida. Me trasplantan el higado, Dicho ast, de golpe, suena mds bien siniestro. La verdad es que es bastante siniestro. En fin, procuro no pensar en ello y vivir cada dia que, por otra parte, es lo que he hecho siempre». EI 15 de junio de ese mismo afio Bolafio estuvo en Sevilla, participando en un Encuentro de Escritores Latinoamericanos. Esa fue su dltima aparicion publica. Bolafio no pudo terminar el discurso que se habia propuesto leer y que habia titulado «Sevi- llame mata», y leyé otra cosa en su lugar. Las iiltimas lineas de =e 41. Lopes Petit, S. (2003) El infinito y la nada. El querer vivir como de- safio. Barcelona: Bellaterra, p. 163. Citado por Chris Andrews, «La experiencia episodica y la narrativa de Roberto Bolafio», en E, Paz Soldan y G. Faverdn (Eds.), Bolatio Salvaje, Canet de Mar: Candaya, 2008, p- 7!- 42 2 pido y no pronunciado decian lo i ese discurso interrum, : te: «El tesoro que nos dejaro if putativos es lamentable. En realidad somos Como pj musts padres 0 aquellos gue nuestros padres mi ji unos de usted, «en la mansion de un pedéfiloAlgunos de ustedes jy, sfilo que a merced que es mejor estar a merced de un pedéfilo qu rced de un Aesing sflos son también asesinosy,* Si, es mejor. Pero nuestros pedofi A propésito de ese mismo encuentro, Jorge Volpi, uno de i .un joven se acercé a Bolaio, el mag, fos atrapado participantes, escribe: «.. : tro indiscutible, el sabio y el aeda, y le pregunté con ingenuidag ly veneracidn y respeto qué consejo podia darle a Tos escritores jéveney (...)¥ Bolaio, que siempre buscaba desconcertar a sus interlocutor, respondid algo como esto: Les aerainiende que vivan. Que vivan y que sean felices».** Roberto Bolafio murié el 14 de julio de 2003, Fate, uno de los personajes mas entrafiables de su obra postu. ma, la novela inacabada 2666, repite una y otra vez que «.../g vida es de una tristeza insoportable».*° E] 24 de agosto de 2003, al final de un texto sobre (0 para) Roberto Bolaio, el escritor-amigo, Enrique Vila-Matas escribe lo siguiente: «La vida no admite bromas, aunque uno sonria. Como dice Nazim Himket: ‘Has de vivir con toda seriedad, como una ardilla por ejemplo; es decir, sin esperar nada fuera y mas alld del vivir, es decir, toda tu tarea se resume en una palabra: vivir’. Creo que Bola- fio entendia esto a la perféccién, pues escribia sin esperar nada fuera ni mds alld del vivir, y en esa desesperanza residia a veces la gran fuerza de su escritura: una escritura consciente de que ha de sentirse Ja tristeza de la vida, pero al mismo tiempo uno puede amarla, amar con toda intensidad esa tristeza, amar al mundo en todo instante, amarle tan conscientemente que podamos decir: hemos vivido».“ 43. Bolafio, R. (2004) «Sevilla me mata», en Entre paréntesis. Barcelona: Anagrama, p. 314, 44. Volpi, J. «Bolaiio, epidemia» en Bolaio Salvaje, ob. cit., p. 204. 45. Fran, C. «Una tristeza insoportable. Ocho hipdtesis sobre la mela cholé de B», en Bolaiio Salvaje, ob. cit., p. 103, 46. Vila-Matas, E. (2008) «Un plato fuerte de la China destruida», e” ¥ Pasavento ya no estaba, Buenos Aires: Mansalva, p. 157.

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