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EL CONDE LUCANOR

Este es un escrito de la Época Medieval (o al menos los relatos son de aquella

época) cuya autoría corresponde a Don Juan Manuel, noble nacido en Escalona

(actual Toledo), la historia relata los años en los que vivió el Conde Lucanor junto

con su consejero Patronio; en el cual, el Conde Lucanor pide de manera

consecutiva ayuda y apoyo a Patronio sobre lo que le ocurre en si vida diaria. A lo

cual, Patronio antes de darle su opinión al respecto, le cuenta historias de

personas o animales, a las cuales les paso algo similar a lo que el Conde le había

pasado de tal manera que se podría ver que eran las moralejas. Al terminar de

contarle la historia al Conde, éste lo aplicaba a su favor, lo cual le beneficiaba de

gran madera, tanto en su hacienda, como en sus amistades, en su vida.

En esta lectura se puede dar a constatar la influencia de parte de la religión

católica (la Iglesia) sobre la Literatura Medieval, ya que podemos apreciar que en

los relatos que cuenta Patronio al Conde Lucanor aparece mucho la religión

católica, dios y el diablo. Haciendo ver que siempre que se sirva a Dios nunca te

pasará nada malo y que vas a vivir bien. Un ejemplo de esto es cuando el Conde

Lucanor le dice a Patronio que ha “apostado” con un enemigo en llegar a una villa,

y el que llegue primero la ganará. El conde quiere ir y sabe que su gente le seguirá

sin mayor protesta, pero no le es posible ir puesto que se encuentra mal de salud,

y le cuestiona a Patronio el ir o el no ir. A lo que Patronio le contesta con una

historia en el que un caballero (consejero) de un rey y que cada que pasaba algo

malo le agradecía a Dios ya que creía que él lo hacía por algo bueno. Tan cercano
era al rey que tenía muchos enemigos, tanto así que éstos convencieron al rey de

que lo matara y esto hizo, pero el caballero antes de que fuera con el rey se

rompió la pierna por lo que tuvo que quedarse en su casa, el tiempo suficiente

para que el rey investigara y descubrir que lo que le decían de él era mentira,

haciendo que el caballero no muera. Al final, Don Juan Manuel escribe una

moraleja en el que cito “No te quejes por lo que Dios hiciere pues por tu bien

sucede cuanto Él quiere”.

Así hay muchos más relatos unos de los cuales hay unos que yo ya conocía como

el del burro, el padre y el hijo y hay otros que considero interesantes, relevantes ya

que al igual que las moralejas dejan enseñanzas que puedes ejercer día con día

como el que no te debes de enojar y actuar enojado sin saber toda lo que había

pasado, o que no se debe de juzgar a alguien por haber hecho algo que él no

tenía la intención.

Del mismo modo siento que aunque es muy buena lectura hay mucho uso de

“propaganda” católica y aunque sé que es por que la iglesia quería esparcir su

ideología siento que es demasiado. Y no es porque no sea católico, pero siento

que uno no puede disfrutar de una lectura sin que constantemente se te reitere

que se debe de seguir la palabra de Dios.

En conclusión, a mi parecer es una lectura muy interesante y me agradó mucho

leerla puesto que me recordaba cuando yo era niño y leía diversas moralejas. Me

agradó bastante la lectura con el pequeño detalle ya antes mencionado.

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