Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Tres Miradas Sobre Lo Ridiculo Bajtin SH PDF
Tres Miradas Sobre Lo Ridiculo Bajtin SH PDF
INDICE
INTRODUCCIÓN 3
RIDÍCULO Y GROTESCO 4
RIDÍCULO E INGENIO 6
RISA Y RIDÍCULO 11
CONCLUSIONES GENERALES 17
BIBLIOGRAFÍA 18
4
INTRODUCCIÓN
Con este estudio pretendía, en primer lugar, tratar el tema la risa. En este
sentido abordé tres perspectivas teóricas distintas. En primer lugar está Bajtin, con
el capítulo que dedica a la historia de la risa en su texto La Cultura Popular en la
Edad Media y el Renacimiento. Segundo, el ensayo Sensus Communis, de Shaftesbury
sobre la libertad de ingenio. Finalmente el ensayo La Risa, de Bergson.
Hecha esta aclaración, propongo las siguientes preguntas que espero poder,
si no responder del todo, por lo menos utilizar como hilo conductor de mí análisis:
¿Qué es lo ridículo?, ¿cómo se relaciona lo ridículo con la risa?, ¿Tiene alguna
función la risa?, y si la tiene ¿cuál es?
RIDÍCULO Y GROTESCO
“[…] nada hay de ridículo sino lo deforme […]” [Shaftesbury 1995: 191]. De esta
manera Shaftesbury opone lo ridículo a lo hermoso, que es también para él lo que
se ajusta a la verdad, es decir lo verdadero. Por otro lado, Bajtin dice que “El
aspecto esencial del grotesco es deformidad” [Bajtin, 2002: 44]. En estas dos
afirmaciones, la deformidad parece un rasgo común entre la noción de Shaftesbury
de lo ridículo y la de Bajtin de lo grotesco. Sin embargo, la deformidad tiene valores
opuestos para cada uno de estos autores. Veamos por qué.
RIDÍCULO E INGENIO
“Lo cómico habrá de producirse, a lo que parece, cuando los hombres que componen
un grupo concentren toda su atención en uno de sus compañeros, imponiendo silencio a la
sentimentalidad y ejercitando únicamente la inteligencia” [Bergson, 2003: 16]. En esta
frase de Bergson están resumidas las tres características que él considera más
generales de lo cómico o lo ridículo (el autor trata indistintamente los dos
concepto): en primer lugar, este fenómeno se manifiesta de manera exclusiva
dentro de la esfera de lo humano; segundo, para Bergson la risa siempre se
manifiesta en grupo; finalmente, para Bergson lo ridículo se dirige a la inteligencia
pura para provocar la risa. Estas tres características lo llevan a plantear una mucho
más general: lo ridículo es “lo mecánico calcado sobre lo vivo” [Bergson, 2003: 36]. Lo
vivo es definido por Bergson como lo continuamente cambiante, lo irreversible y
perfectamente individualizado, mientras que, por oposición, lo mecánico se
manifiesta mediante la repetición, la inversión y la interferencia de series
individuales. Bergson parte de la suposición de que la vida, a la cual pertenecen
los asuntos humanos, debe marchar continuamente hacia adelante y de manera
progresiva. Pero durante esta marcha, dice el autor, se instalan la mecanicidad y el
automatismo, como si la vida misma se hubiera distraído en su andar. Este
automatismo instalado en la vida e intentando imitarla es lo que Bergson define
como lo ridículo en general.
Por otro lado, Shaftesbuty considera inicialmente lo ridículo como “ese modo
de prueba mediante el cual discernimos cuánto en un asunto está expuesto a una justa
chanza” [Shaftesbury 1995: 132]. Es decir, los ridículo es como una especie de filtro
que permite identificar y separar en cualquier asunto lo que está expuesto a una
8
justa chanza de lo que no. Pero, ¿qué es una justa chanza? O mejor, ¿Qué hace que
una chanza sea justa? Más adelante dice este autor que “nada hay de ridículo sino lo
deforme, ni hay nada a salvo de chanza sino lo que es hermoso y ajustado” […]
[Shaftesbury 1995: 190]. A partir de esta afirmación podemos responder a la
pregunta, diciendo de manera más precisa que, para Shaftesbury, lo ridículo es
aquello que está expuesto a una justa chanza, que es lo deforme, lo que no es
hermoso ni se ajusta a la verdad, mientras que la chanza justa es aquella que se
puede “aplicar”, como filtro de lo ridículo. Es decir que el filtro no es el ridículo
mismo, como dijimos inicialmente, sino la justa chanza, que puede separar dentro
de cualquier asunto lo que es ridículo de lo que no lo es. Es más, podemos decir
que, para Shaftesbury, la justa chanza tiene una función crítica porque es lo que nos
permite identificar el aspecto ridículo de cualquier asunto, es decir aquello que no
es hermoso y verdadero, sino deforme y falso. Es importante recordar que la teoría
de Shaftesbury sobre el humor tiene como trasfondo la especulación religiosa y
política, y es dentro de este marco en donde tiene sentido considerar lo ridículo
como lo deforme, lo que no es hermoso ni verdadero. En otras palabras, el autor
no se refiere al ridículo en general, sino que lo ubica dentro de una actividad
humana específica que es la conversación, o mejor la argumentación sobre temas
de religión y política principalmente. Por todo lo anterior podemos decir que la
chanza justa es aquel mecanismo que nos permite identificar lo que hay de falso en
cualquier opinión o argumentación sobre asuntos de religión y política.
“Nos afinamos los unos a los otros, limamos nuestros ángulos y lados ásperos,
mediante una suerte de colisión amigable” [Shaftesbury 1995: 136. Las negrillas son
mías]. Con esta imagen de colisión amigable el autor parece resaltar un aspecto
esencial de la crítica. Colisión significa choque: la crítica no es en sí misma amigable
porque implica una especie de choque entre una persona y otra. Parece que
cuando criticamos a una persona −ya sea valiéndonos de la chanza o no− de alguna
manera la estamos atacando porque lo que buscamos es resaltar lo que hay de
ridículo en su opinión. Una conversación, aunque pueda llegar a tener un carácter
familiar, para Shaftesbury no deja de ser una contienda o, en sus propias palabras,
un combate cuerpo a cuerpo [Shaftesbury 1995: 140] en el que los dos contrincantes
participan de manera voluntaria, con la condición de respetar unas reglas de juego
limpio, que son el manejo de un lenguaje decente y evitar ofenderse entre ellos.
Esta condición es lo que garantiza que dicha colisión sea en efecto amigable. El
9
Para Bergson, una forma de ingenio consiste en “[…] prolongar muchas veces
la idea de un interlocutor hasta el extremo de hacerle decir lo contrario de su pensamiento, y
obligarle a que caiga él mismo en las redes de su discurso” [Bergson, 2003: 90]. Esta
definición es muy parecida a lo que Shaftesbury pretendía mostrar con la imagen
del combate cuerpo a cuerpo, porque aquí también se recurre al ingenio para
buscar los aspectos ridículos de las palabras. Aunque no encontramos en su texto
una definición exacta, podemos decir que, para Shaftesbury, el ingenio es el libre
uso de la justa chanza como una herramienta que permite evaluar lo que hay de
verdadero y de falso en una opinión o un argumento, y que además estimula el
ejercicio de razonar. La principal diferencia de esta noción de ingenio con la de
Bergson es que, para éste, el uso del ingenio no está directamente vinculado con la
búsqueda o evaluación de la verdad en lo que dicen las palabras, sino con la
exposición o el señalamiento de las imperfecciones de las mismas que, como toda
obra humana, pueden presentar aspectos ridículos. Sin embargo, podemos decir
de manera general que, tanto para Shaftesbury como para Bergson, el ingenio es
una herramienta que permite detectar lo ridículo en el lenguaje. Pero lo ridículo en el
lenguaje no tiene el mismo valor para los dos autores. Mientras que, como ya
vimos, para Shaftesbury lo ridículo se opone a lo hermoso y verdadero, para
Bergson esta noción se opone más bien a lo vivo.
RISA Y RIDÍCULO
En este capítulo veremos la función que para cada uno de los autores tiene
la risa dentro de su teoría. De igual manera, indagaremos sobre la relación de la
misma con las nociones de lo ridículo, en las teorías de Shaftesbury y Bergson.
“La risa degrada y materializa” [Bajtin, 2002: 25]. En esta frase Bajtin pone de
manifiesto el vínculo existente entre la risa y lo que él llama la degradación, que es el
rasgo sobresaliente de lo que él llama el realismo grotesco, que es el sistema de
imágenes de la cultura cómica popular de la Edad Media y el Renacimiento. Por
esto es importante comprender primero en qué consiste la degradación dentro de
dicho sistema, para entender mejor la función de la risa dentro del mismo. Para
Bajtin la degradación es “la transferencia al plano material y corporal de lo elevado,
espiritual, ideal y abstracto” [Bajtin, 2002: 24]. El principio material y corporal −en la
Edad Media y el Renacimiento− está vinculado inseparablemente con la tierra, que
es concebida como un principio inagotable de absorción y al mismo tiempo de
nacimiento. La absorción implica la desintegración (descomposición) de todo lo
que entra en comunión con la tierra y en este sentido la muerte de ese todo. Pero a
la vez esta forma de muerte es generación de vida: la descomposición de los
cuerpos genera nuevas formas de vida que, a su vez, vuelven a entrar en el proceso
de degradación, renovando permanentemente el principio material y corporal.
Degradación y renovación, muerte y nacimiento, negación y afirmación, son pares
de nociones que, según Bajtin, no existen de manera separada para la cosmovisión
carnavalesca (de la cultura popular de la Edad media y el Renacimiento), debido a
su concepción cíclica del proceso vital. Entonces, en el proceso de degradación,
todos los principios que son considerados elevados, ideales, espirituales y/o
abstractos, los cuales hacen parte de la totalidad del mundo, son arrastrados por
este proceso, es decir que son desintegrados, descompuestos y negados hasta su
“muerte” para, al mismo tiempo, poder dar vida a otros principios que, en su
momento, serán degradados también.
13
Por otro lado, Bergson considera que la risa sí está vinculada a lo ridículo,
que, como ya vimos, para este autor significa automatismo. Y para entender a qué
se refiere dicho automatismo, es necesario partir de la siguiente premisa: según
Bergson, la sociedad busca siempre la más alta sociabilidad posible. Esto quiere
decir que se exige de todos y de cada uno de sus individuos un continuo esfuerzo
de tensión intelectual que les permita adaptarse a las distintas y cambiantes
situaciones que se presentan a medida que la vida, especialmente la vida en
sociedad, va fluyendo progresivamente. Esto representa un esfuerzo –esfuerzo
que es llamado por el autor el buen sentido [Bergson, 2003: 143] – porque requiere
del individuo una atención permanente, además de agilidad y flexibilidad. Cuando
alguna de estas tres habilidades le hace falta, así sea momentáneamente, el
individuo es visto como poseído por cierto automatismo, mediante el cual aquél
pareciera escaparse a sí mismo. En otras palabras, para Bergson lo ridículo en el
individuo es un automatismo (al que Bergson también llama rigidez) que se
manifiesta en su distracción, es decir que escapa a su propia observación,
obstaculizando la adaptación de dicho individuo al flujo de la vida.
Ahora veamos la función que, para Bergson, tiene la risa. Partiendo de que
la sociedad busca eliminar el automatismo, la rigidez antes mencionada, el autor
afirma que dicha rigidez “[…] constituye lo cómico y la risa su castigo” [Bergson, 2003:
25]. Entonces, reuniendo todo lo anterior, tenemos que la sociedad, en búsqueda
siempre de la más alta sociabilidad posible, pretende eliminar la inadaptación –
automatismo o rigidez– de los individuos con respecto a ella misma por medio de
la risa. En este punto se hace mucho más evidente la dimensión social que ésta
tiene para Bergson:
Estas afirmaciones de Bergson nos dan la clave para entender en qué se basa
el supuesto poder correctivo de la risa. Su fuerza radica en el efecto que, según el
autor, la risa produce o habría de producir en la persona que la provoca: la
humillación, la vergüenza. Es el sentimiento de vergüenza generado por la risa de
los demás lo que, según Bergson, lleva al individuo a, primero, darse cuenta de lo
ridículo que hay en él y, segundo, modificarse a sí mismo. Aquí es importante
resaltar la aclaración que hace Bergson, de que los defectos que resalta y que
pretende corregir la risa no son necesariamente defectos morales, sino más bien
defectos sociales: defectos relacionados con la incapacidad de adaptación del
individuo a la vida en sociedad. De esto podemos decir que la risa aparece cuando
el vínculo entre un individuo −o un grupo de individuos− y la sociedad a la que
pertenecen se debilita, o mejor cuando la fragilidad de dicho vínculo se hace
evidente. En otras palabras, la sociedad se ríe de los individuos que se aíslan de
ella, para que la vergüenza generada en ellos por la risa los lleve a modificarse y
volver a unirse a dicha sociedad.
A pesar de las diferencias en la forma como cada uno de estos dos autores
concibe la risa, debemos notar que cada perspectiva tiene como trasfondo una
concepción particular de la vida y de lo vivo. Respecto a la risa carnavalesca, ésta
es concebida por Bajtin como la manifestación corporal humana que representa
una concepción cíclica del proceso vital. Esta concepción ve la muerte y el
nacimiento, no como opuestos, sino como fases necesarias dentro de dicho proceso.
En cuanto a la risa bergsoniana, ésta es utilizada por la sociedad como una
herramienta que le permite mantener a los individuos vinculados, o mejor
adaptados al continuo flujo de los asuntos de la vida.
16
CONCLUSIONES GENERALES
Dentro de las tres teorías que aquí se han estudiado, podemos afirmar las
siguientes conclusiones generales respecto al concepto de lo ridículo:
Lo ridículo no existe por sí mismo, sino que se manifiesta como una cualidad de las
cosas, cuando estas son contempladas en relación con valores externos a ellas. En el
caso de Shaftesbury encontramos que lo ridículo aparece como opuesto a lo
hermoso y verdadero, mientras que para Bergson lo ridículo se da como
opuesto a lo vivo. A diferencia de ellos dos, en Bajtin no encontramos que
aparezca tal noción de lo ridículo, porque los valores que para los otros son
negativos, especialmente la deformidad, en la teoría de lo grotesco son
considerados positivos por sí mismos.
BIBLIOGRAFÍA