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Objetivo: Saber que aun en medio del sufrimiento se puede experimentar gozo y
que la presencia de este no podrá apagar el amor de la pareja.
Introducción:
El gozo del matrimonio es un don de Dios que se tiene que cultivar y sobre
todo re-encontrar en medio de las experiencias de sufrimiento para que la vida
conyugal pueda ser plena en su totalidad. Para ello vallamos a la Biblia como
máxima autoridad espiritual para ver que nos dice sobre el tema.
Desarrollo.
El relato bíblico que usamos como base para nuestra reflexión es muy intenso y
emocionante vemos claramente el dilema que vive la pareja del Cantar de los
Cantares donde, como ya hemos mencionado antes, varias emociones y
experiencias se manifiestan en su relación, emociones que van desde el dialogo
apasionante: “Hermana, amada mía; preciosa paloma mía” Cantares 5:2b;
momentos de éxtasis: “¡se estremecieron mis entrañas al sentirlo!” Cantares 5:4b;
pasando por las fricciones que surgen propias de la relación: Ya me he quitado la
ropa; “¡cómo volver a vestirme! Ya me he lavado los pies; ¡cómo ensuciarlos de
nuevo!” Cantares 5:3; así como por momentos de decepción: “Le abrí a mi amado,
pero ya no estaba allí. Se había marchado”. Cantares 5:6ª; y culminando en una
profunda experiencia de sufrimiento, dolor y violencia: “y tras su voz se fue mi
alma. Lo busqué, y no lo hallé. Lo llamé, y no me respondió. Me encontraron los
centinelas mientras rondaban la ciudad; los que vigilan las murallas me hirieron,
me golpearon; ¡me despojaron de mi manto!” Cantares 5:6b.-7; que si bien no fue
producida directamente por la pareja, si fue a consecuencia de su abandono.
Con los pies en la tierra. La frase final de los cuentos de hada a permeado en
nuestro subconsciente colectivo haciendo que basemos nuestro matrimonio en
esa promesa infantil, creemos que nunca vamos a sufrir que siempre estaremos
felices (sin sufrimiento) cerrando los ojos a la realidad que nos rodea y contrasta
con creces ésta afirmación.
Conclusión.
Sin duda como matrimonios que viven su fe, estamos llamados a ser sal y luz de
la tierra por medio de nuestro ejemplo de vida y de las formas con que
respondemos ante las diferentes experiencias cotidianas de sufrimiento, nuestra
forma de afrontarlo se puede constituir en una herramienta poderosa para dicha
tarea, una manera efectiva y una oportunidad muy contundente de manifestar a
otros nuestra singularidad como pueblo de Dios.
La Palabra de Dios nos invita a Sembrar los valores del Reino de Dios y no
los de éste mundo; a que el sufrimiento lejos de verlo como una fatalidad, más
bien lo veamos como una oportunidad; y a responder ante el sufrimiento no con
resentimiento a la vida, sino llenarla de esperanza, fe y sobre todo de mucho
amor para nuestra pareja y para el mundo que nos rodea. Sólo así podremos
experimentar gozo en medio del sufrimiento oh en palabras del salmista:
Convertiste mi lamento en danza; me quitaste la ropa de luto y me vestiste de
fiesta Salmo 30:11. (NVI)