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Atiende a tu padre
cuando te llame la atención,
y muestra respeto
cuando tu madre te enseñe.
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Sus enseñanzas te adornarán
como una corona en la cabeza,
como un collar en el cuello.
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Querido jovencito,
si los malvados quieren
que te portes mal,
no te dejes llevar por ellos.
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Tal vez te digan:
«Ven con nosotros,
ataquemos al primero que pase
y quitémosle lo que traiga.
Si se muere, que se muera,
y que se lo coman los gusanos.
¡Matemos por el gusto de matar!
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Con lo que robemos,
llenaremos nuestras casas
y nos haremos ricos.
14
¡Júntate con nosotros,
y juntos nos repartiremos
todo lo que ganemos!»
15
¡Pero no lo hagas, jovencito!
¡No sigas su mal ejemplo!
¡No dejes que te engañen!
16
¡Tal parece que tienen prisa
de hacer lo malo y de matar gente!
17
Ningún pájaro cae en la trampa
si ve a quien lo quiere atrapar.
18
Pero estos malvados
juegan con su vida
y acabarán por perderla.
19
Acabarán muy mal
los que quieren hacerse ricos
sin importarles cómo lograrlo:
¡acabarán perdiendo la vida!
La sabiduría llama a los jóvenes
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La sabiduría se deja oír
por calles y avenidas.
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Por las esquinas más transitadas
y en los lugares más concurridos
se le oye decir con insistencia:
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«Ustedes, jovencitos sin experiencia, [a]
Sé fiel a tu esposa
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Si quieres disfrutar del amor,
disfrútalo con tu esposa.
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¡Guarda tu amor sólo para ella!
¡No se lo des a ninguna otra!
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No compartas con nadie
el gozo de tu matrimonio.
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¡Bendita sea tu esposa,
la novia de tu juventud!
19
Es como una linda venadita;
deja que su amor y sus caricias
te hagan siempre feliz.
No seas perezoso
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¡Vamos, joven perezoso,
fíjate en la hormiga!
¡Fíjate en cómo trabaja,
y aprende a ser sabio como ella!
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La hormiga no tiene jefes,
ni capataces ni gobernantes,
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pero durante la cosecha
recoge su comida y la guarda.
9
Jovencito perezoso,
¿cuánto más seguirás durmiendo?,
¿cuándo vas a despertar?
10
Te duermes un poco,
te tomas la siesta,
tomas un descansito
y te cruzas de brazos...
11
¡Así acabarás
en la más terrible pobreza!
No seas mentiroso
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Hay gente mala y sinvergüenza
que anda contando mentiras;
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para engañar a los otros,
guiña el ojo,
apunta con los dedos,
y hace señas con los pies.
14
Esa gente sólo piensa hacer lo malo,
y siempre anda provocando pleitos.
15
Por eso la desgracia
vendrá sobre ellos de repente;
cuando menos lo esperen,
serán destruidos sin remedio.
No provoques peleas
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Hay seis clases de gente,
y puede añadirse una más
que Dios no puede soportar:
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La gente orgullosa,
la gente violenta,
la gente mentirosa,
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la gente malvada,
la gente ansiosa de hacer lo malo,
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la gente que miente en un juicio,
y la que provoca pleitos familiares.
Cucharadas de sabiduría
Presta atención a mis palabras,
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No abuses del pobre
sólo porque es pobre,
ni seas injusto con él
en los tribunales.
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Dios es abogado de los pobres,
y dejará sin nada
a quienes les quiten todo.
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No te comprometas a pagar
deudas que no sean tuyas,
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porque si no las pagas
te quedarás en la calle.
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Mantén el tamaño de tu terreno
tal como lo recibiste de tus padres.
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4
No hagas de las riquezas
tu única meta en la vida,
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pues son como las águilas:
abren las alas y salen volando.
Si acaso llegas a verlas,
muy pronto desaparecen.
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6
Nunca comas con gente tacaña,
ni dejes que sus platillos
te despierten el apetito.
7
Esa gente te invita a comer,
pero su invitación no es sincera;
esa gente es tan tacaña
que se fija en cuánto comes.
Al fin de cuentas vomitarás
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10
Mantén el tamaño de tu propiedad
tal como la recibiste de tus padres,
y no invadas el terreno
de los huérfanos.
11
Dios es su pariente más cercano
y los defenderá de ti.
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A los niños hay que corregirlos.
Unos buenos golpes no los matarán,
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pero sí los librarán de la muerte.
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Querido jovencito,
cuando alcances la sabiduría,
seré muy feliz.
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Muy grande será mi alegría
cuando hables como se debe.
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No envidies a los pecadores,
y obedece siempre a Dios;
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así tu futuro será feliz.
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19
Querido jovencito,
préstame atención,
actúa con inteligencia,
y no dejes de hacer el bien.
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No te juntes con borrachos
ni te hagas amigo de glotones,
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pues unos y otros
acaban en la ruina.
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Presta atención a tus padres,
pues ellos te dieron la vida;
y cuando lleguen a viejos,
no los abandones.
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Acumula verdad y sabiduría,
disciplina y entendimiento,
¡y no los cambies por nada!
El hijo bueno y sabio
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26
Querido jovencito,
prométeme que pensarás en mis consejos
y harás tuyas mis enseñanzas.
27
No hay nada más angustioso
que enredarse con la mujer infiel.
Esa mujer es como los bandidos:
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3
Construye tu casa
con sabiduría y entendimiento,
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y llena sus cuartos de conocimiento
que es el más bello tesoro.
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5
Más vale maña que fuerza;
más vale el saber que el poder.
6
Quien quiera pelear,
primero debe pensar;
quien quiera ganar,
debe saber escuchar.
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13
¡Una delicia al paladar
es la dulce miel del panal!
Cómela, jovencito;
¡saboréala!
14
Quiera Dios que en la sabiduría
halles esa misma dulzura.
Si la encuentras, tendrás buen futuro
y tus deseos se verán cumplidos.
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15
No tiendas trampas al hombre honrado
ni destruyas la casa donde vive.
16
No importa cuántas veces caiga,
siempre se levantará.
En cambio, el malvado cae
y no vuelve a levantarse.
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No te burles de tu enemigo
cuando lo veas fracasar,
ni te alegres de su desgracia;
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si Dios te ve,
no aprobará tu conducta
y se enojará contigo.
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Querido jovencito,
obedece a Dios y al rey,
y no te juntes con gente rebelde,
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pues tal vez Dios los castigue
cuando tú menos lo esperes,
¡y quién sabe qué puede pasar!
La pereza
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El perezoso pone como pretexto
que en la calle hay leones
que se lo quieren comer.
14
¿En qué se parece
el perezoso a la puerta?
¡En que los dos se mueven,
pero ninguno avanza!
15
Al que es perezoso
hasta comer le cuesta trabajo.
16
El perezoso se cree muy sabio;
piensa que no hay nadie como él.
17
Tan peligroso resulta
meterse en pleitos ajenos,
como querer agarrar por la cola
a un perro bravo.
18
Como loco que lanza piedras al aire,
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es quien engaña al amigo
y dice que estaba bromeando.
20
El fuego se apaga
si no se le echa más leña,
y el pleito se acaba
si no siguen los chismes.
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¿En qué se parecen
la leña y el peleador?
En que la leña aviva el fuego,
y el peleador aviva el pleito.
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Los chismes son muy sabrosos,
pero también hacen mucho daño.
23
Los piropos del malvado
son tan engañosos
como una olla de barro
cubierta de plata.
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El que esconde sus rencores,
en el fondo es mentiroso.
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No creas lo que te diga,
pues te habla con dulzura
pero busca hacerte daño.
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Miente al decir que te quiere,
pues todos saben que te odia.
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No abras zanjas
si no quieres caer en ellas,
ni hagas rodar piedras
si no quieres que te aplasten.
28
Quien miente, no se quiere a sí mismo;
quien a todos alaba, se busca problemas.
La mujer ejemplar
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¡Qué difícil es hallar
una esposa extraordinaria!
¡Hallarla es como encontrarse
una joya muy valiosa!
11
Quien se casa con ella
puede darle toda su confianza;
dinero nunca le faltará.
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A ella todo le sale bien;
nunca nada le sale mal.
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Sale a comprar lana y lino,
y con sus propias manos
trabaja con alegría.
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Se parece a los barcos mercantes:
de muy lejos trae su comida.
15
Se levanta muy temprano,
y da de comer a sus hijos
y asigna tareas a sus sirvientas.
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Calcula el precio de un campo;
con sus ganancias lo compra,
planta un viñedo,
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y en él trabaja
de sol a sol.
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Ella misma se asegura
de que el negocio marche bien;
toda la noche hay luz en su casa,
pues toda la noche trabaja.
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Ella fabrica su propia ropa,
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y siempre ayuda a los pobres.
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No le preocupa que haga frío,
pues todos en su casa
andan siempre bien abrigados.
22
Toma telas de lino y de púrpura,
y ella misma hace colchas y vestidos.
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En la ciudad y en el país
su esposo es bien conocido,
pues ocupa un lugar importante
entre la gente de autoridad.
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La ropa y los cinturones
que ella misma fabrica
los vende a los comerciantes.
25
Es mujer de carácter;
mantiene su dignidad,
y enfrenta confiada el futuro.
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Siempre habla con sabiduría,
y enseña a sus hijos con amor.
27
Siempre está pendiente de su casa
y de que todo marche bien.
Cuando come pan,
es porque se lo ha ganado.
28
Sus hijos la felicitan;
su esposo la alaba y le dice:
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«Mujeres buenas hay muchas,
pero tú las superas a todas».
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La hermosura es engañosa,
la belleza es una ilusión;
¡sólo merece alabanzas
la mujer que obedece a Dios!
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¡Que todo el mundo reconozca
los frutos de su esfuerzo!
¡Que todos en la ciudad
la alaben por sus acciones!