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F A B U L A S DE H I G I N O , L IB E R TO D E A U G U S T O 273

en aquel lugar, equiparon una nave y pusieron rumbo a Crumisa.


Neptuno, para engañarlos, metamorfoseó a Teófane en una
hermosísima oveja; a sí mismo en camero; y a los ciudadanos
crumisenses en un rebaño de ovejas.
3. Habiendo llegado allí los pretendientes y no encontran-
do a ningún hombre, comenzaron a sacrificar las ovejas y a
consumirlas como alimento.
4. Cuando Neptuno vio que los que habían sido transfor-
mados en ovejas estaban siendo devorados, convirtió a los pre-
tendientes en lobos. Él mismo, por su parte, como era carnero,
yació con Teófane, de cuya unión nació el carnero del velloci-
no de oro, que transportó a Frixo a la Cólquide, cuya piel Eetes
tenía expuesta en un bosque sagrado de Marte, piel que Jasón
arrebató.

CLXXXIX. PROCRIS

1. Procris era hija de Pandíon727. Céfalo, hijo de Deíon, la


tuvo en matrimonio. Estando poseídos por un mutuo amor, se
prometieron recíproca fidelidad: ninguno de los dos se acosta-
ría con nadie más.
2. Céfalo, presa de su afición a la caza, salió de madrugada
al monte, y Aurora, esposa de Titono, quedó prendada de él y
le pidió que se acostara con ella, a lo que Céfalo se negó por-
que había dado su palabra a Procris.
3. Entonces Aurora le dijo: «No quiero que faltes a tu fide-
lidad, salvo que ella haya faltado primero». De este modo le
cambió su figura en la de un forastero y le entregó magníficos
regalos para que se los llevara a Procris. Cuando Céfalo llegó

727 La tradición mitográfica, sin embargo, la hace hija de Erecteo (O v i d io ,


Met. VII 695-700). Así también el propio H i g i n o en fab. CCLIII 2. Véase
A. R uiz d e E l v i r a , «Céfalo y Procris. Elegía y épica», CFC Estudios Latinos,
2001, págs. 159-160 (= CFC 2, 1971, págs. 97-98).
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con la apariencia cambiada, le dio los regalos a Procris y se acos-


tó con ella. Entonces Aurora le retiró el aspecto de forastero.
4. Al contemplar ella a Céfalo, se dio cuenta de que había
sido burlada por Aurora, y huyó de allí a la isla de Creta, donde
Diana estaba cazando. Cuando Diana la vio le dijo: «Conmigo
cazan doncellas. Tú no eres virgen, aléjate de este grupo».
5. Procris le desveló sus avatares y que había sido engañada
por Aurora. Diana, movida por compasión, le entregó un venablo
que nadie podía esquivar, y al perro Lélape728, del que ninguna
fiera podía escapar, y le ordenó marcharse y medirse con Céfalo.
6. Ella, por voluntad de Diana, se presentó ante Céfalo con
el pelo rapado y con un atuendo propio de un joven. Lo retó y
lo venció en la caza. Cuando Céfalo vio cuán grandes eran las
posibilidades del perro y del venablo, pidió al forastero, sin sos-
pechar que fuera su esposa, que le vendiera venablo y perro.
7. Procris en un principio se negó. También le prometió aquél
una parte de su reino; ella lo rehusó y añadió: «Pero si, de todos
modos, te empeñas en poseerlos, concédeme lo que los esclavos729
acostumbran a dar». Él, encendido por el deseo hacia el venablo
y el perro, prometió dárselo.

728 No debe confundirse con el homónimo perro que aparece asimismo en


el listado del cazador Acteón (véasefab. CLXXXI 3). Su nombre, «huracán»,
debió ser muy común a perros en la Antigüedad. Este es el que regaló Zeus a
Europa, y que pasó sucesivamente a su hijo Minos, y de éste a Diana, que a su
vez se lo regaló a Procris, y de Procris pasó a Céfalo. Fue catasterizado en la
constelación Canis mai or, o paradójicamente Canicula, «la perrita», cuando
estaba dando alcance a la zorra del Teumeso (véase E r a t ó s t e n e s , Catast.
XXXIII), por más que el propio H i g i n o en fab. CXXX 5 diga que es la perra
Mera la que quedó convertida en Canícula.
729 Pueri debe entenderse aquí como «esclavos», no «niños» como inter-
pretan todas las traducciones consultadas. La expresión, que tiene aquí un
claro sentido erótico, y sólo así puede entenderse el punto 8 de Ja fábula en que
acuden los dos al lecho, queda justificada por el travestismo de Procris y su
superioridad moral en la acción; ya que los esclavos — dentro de la relación
homosexual— desempeñaban una parte exclusivamente pasiva en el acto. El
mismo desenlace de la fábula en A n t o n i n o L i b e r a l (Met. XLI 6-7).
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8. Cuando llegaron al tálamo, Procris se levantó la túnica y


le mostró que era mujer, y además su esposa. Céfalo, aceptados
los regalos, se reconcilió con ella.
9. Sin embargo Procris, temiendo a Aurora, lo siguió por
la mañana para observarlo y se escondió entre el follaje.
Cuando Céfalo vio que las ramas se movían, arrojó el infalible
venablo y mató a su esposa Procris.
10. De ella Céfalo tuvo un hijo, Arcesio, del que nació
Laertes, padre de Ulises.

CXC. TEÓNOE730

1. El adivino Téstor tuvo un hijo, Calcante, y dos hijas,


Leucipe y Teónoe. A ésta, mientras estaba jugando, unos pira-
tas venidos del mar la raptaron y se la llevaron a Caria. El rey
ícaro la compró como concubina.
2. Téstor, una vez perdida su hija, salió en su búsqueda.
Llegó a tierra caria a consecuencia de un naufragio y fue enca-
denado allí donde también vivía Teónoe.
3. Leucipe, tras perder a su padre y a su hermana, marchó
a Delfos para preguntar si había algún indicio de ellos. Entonces
Apolo le respondió: «Vete por el mundo como sacerdote mío,
y los encontrarás».
4. Leucipe, una vez oído el oráculo, se rasuró el pelo, y
salió por las tierras como un joven sacerdote con el fin de bus-
carlos. Cuando ella llegó a Caria, Teónoe la vio y, pensando
que se trataba de un sacerdote, se enamoró de él, y le mandó
venir a su presencia a fin de acostarse con él.
5. Ella, por su parte, al ser mujer, dijo que eso no era posible.

130 El relato mítico de Teónoe nos ha sido transmitido tan sólo por Higino.
Es posible que provenga de una tragedia hoy perdida, quizás de Eurípides. La
suplantación de personalidad, el disfraz y la anagnorisis final son tres rasgos
característicos de ello.

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