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10 Ensayos Sobre Creatividad en

Fotografía de Naturaleza

Jaime Rojas Valdivia

http://jaimerojasvaldivia.blogspot.com

Santiago de Chile 2012


Cuando visualizamos una imagen fresca del mundo natural,
dependemos de manera intuitiva de toda una vida de
recuerdos y asociaciones almacenados en nuestras mentes.
Cada nueva buena imagen que agregamos a nuestra colección
aporta una dosis de significado a nuestra vida.

Galen Rowell (1940-2002)

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Índice

Presentación 4

Creatividad 5

Ensayos

El Acto Último de la Fotografía de Naturaleza 7

Ilusiones Ópticas 8

Emoción y Técnica Fotográfica 10

Nosotros en el Paisaje 12

Atardecer en la Montaña 13

El Color de los Impresionistas 14

El Contenido Emocional de una Imagen 16

La Cuarta Dimensión 17

Preparación de una Fotografía 18

Ejercitando la Visualización 19

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Presentación

 Con los años se entiende que la fotografía de naturaleza es una


disciplina creativa, poniendo el acento en lo emocional, más que en lo
técnico. Haciendo uso de una analogía, para escribir una poesía en un
idioma distinto al propio, primero se requiere aprender el nuevo idioma,
para luego poner en bellas palabras el sentir. De igual manera, para
lograr una imagen evocadora del mundo natural, primero se debe
dominar la técnica, para luego traducir al lenguaje visual el susurro del
corazón metafórico. La analogía es muy precisa, pues aprender un nuevo
idioma puede ser el ejercicio de toda una vida, al igual que la fotografía.

Para compartir ideas sobre el proceso creativo y motivar la


búsqueda del estilo personal, junté 10 ensayos publicados originalmente
en mi blog. Para enfatizar los conceptos, y evitar distracciones en el flujo
de ideas, decidí no colocar imágenes, solo texto. Pareciera contradictorio
hablar de fotografía sin apoyo visual, pero es una apuesta para reforzar
el uso de la imaginación. Aquellos que quieran conocer mi obra, pueden
visitar mi blog, cuya dirección electrónica está en la portada.

Dicen que demora unos 10 años llegar a dominar una disciplina


artística. No he recorrido ni la mitad del viaje, pero me atrevo a hacer
un alto en el camino, en la forma de esta recopilación, que me sirva de
referencia futura en este maravilloso recorrido. Es mi sincero deseo que
la lectura sea tan interesante como lo fue para mí escribirla 

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Creatividad

 Sir Ken Robinson, experto Británico en educación e innovación, define


creatividad como aplicar la imaginación. Por tanto, nuestra forma de
pensar es clave en toda actividad creativa.

Sabemos que el cerebro tiene dos hemisferios, el izquierdo, donde


reside el pensamiento lógico, verbal y analítico, y el derecho, donde está
la parte subjetiva, emocional y creativa. Así, el hemisferio izquierdo es
matemático y racional, mientras que el hemisferio derecho poético e
imaginativo. Si bien ambos hemisferios tienen características bien
definidas, el proceso creativo requiere de un fino balance entre lo
racional e imaginativo.

La ciencia reconoce cuatro etapas en el proceso creativo:


preparación, incubación, iluminación, verificación. Para que el hemisferio
derecho del cerebro encuentre nuevas asociaciones, es requisito tener un
buen entendimiento de la disciplina que se desarrolle, es decir, se debe
estudiar de manera sistemática y constante. Se ha demostrado que el
cerebro genera las ideas creativas en segundo plano (offline), no durante
el estado consciente, lo que hace al descanso y distracciones parte
fundamental de la actividad creativa. Para acumular experiencias
valiosas, es muy importante tener el valor de atreverse a avanzar con las
ideas, aprendiendo de los aciertos y errores 

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Ensayos

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El Acto Último de la Fotografía de Naturaleza

 ¿Será que el acto último de la fotografía de naturaleza sea no hacer


fotografía alguna?. Quizás ponemos toda nuestra dedicación en capturar
una imagen evocadora del mundo natural, con la nítida intención de
guardar un registro gráfico que nos permita, cuantas veces queramos,
revivir las emociones que despertó en nosotros el gran paisaje. ¿Aquella
imagen evoca mejor los recuerdos, que intentar recuperarlos de nuestra
propia experiencia de vida, sin poner frente a nuestros ojos un estímulo
visual?. Entonces, cuánto quedaría impreso en el corazón si usáramos al
máximo nuestra capacidad de observación. Hacer lento el respirar,
limpiar la mente de todo pensamiento, agudizar cada uno de los
sentidos, disfrutar un exquisito momento, y ser plenamente consciente de
ello. Sería como dejarse llevar por el flujo de la vida, fundirse con la
Naturaleza, y pasar a formar parte del paisaje.

La fotografía nos enseña a capturar momentos, y en el proceso


aprendemos a disfrutarlos. ¿Habrá un después en nuestras vidas donde
ya no necesitemos de la cámara fotográfica para conservar los
recuerdos?. No sé qué capacidad tendrá el corazón para guardar con
meticuloso detalle nuestras experiencias de vida. Pero sí sé que para
compartir la belleza prístina del paisaje, que nos hace viajar al mundo de
las emociones, una imagen evocadora de la naturaleza es un gran regalo
para quien la observa 

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Ilusiones Ópticas

 Pareciera un simple juego entretenido. Todos nos hemos sorprendido


más de una vez con una ilusión óptica. Pero detrás del juego, algo
interesante se esconde, algo que nos dice cómo interpretamos el mundo.
Una ilusión óptica engaña nuestra percepción, pero, ¿por qué seguimos
percibiendo la ilusión, aún después de saber que es una ilusión?. Incluso
con las claves que permiten desarmar el engaño, no podemos dejar de
ver la ilusión óptica frente a nuestros ojos. Intentar una respuesta
requiere entender cómo aprendemos a ver, o mejor dicho, cómo
aprendemos a interpretar el mundo.

La ciencia cognitiva ha demostrado que aprendemos a ver por


asociaciones. Durante los primeros años de vida almacenamos en el
cerebro infinidad de recuerdos visuales. Con el correr del tiempo, y en
base a la experiencia cotidiana, empezamos a conectar la información,
dándole significado e identidad a lo que pasa frente a nuestros ojos. Así,
en palabras simples, necesitamos un contexto para identificar las cosas.
Nada tiene un sentido absoluto, sino relativo. De esta forma,
aprendemos a interpretar el mundo por asociaciones.

En una ilusión óptica no podemos desarmar las relaciones entre los


objetos visuales, y por tanto, no podemos dejar de ver la ilusión. La
clave en ilusiones ópticas famosas es, justamente, aislar ciertos elementos
para que, ahora fuera del contexto, nuestro cerebro pueda entender el

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truco. De igual forma, por una cuestión de constancia visual, muchas
veces no podemos desarmar el paisaje frente a nuestros ojos,
quedándonos con una imagen única en nuestro cerebro, imagen única
que, desde el punto de vista de la interpretación visual, resulta
equivalente a una ilusión óptica.

Entonces, para avanzar en fotografía de naturaleza creativa,


debemos aprender a encontrar las claves del paisaje, desarmar la ilusión
óptica, y visualizar imágenes nuevas y frescas del mundo natural 

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Emoción y Técnica Fotográfica

 La fotografía de naturaleza es una disciplina emocional. Entonces,


¿cómo llevar las emociones a un lenguaje visual?. La traducción del
sentir en un registro gráfico supone un gran desafío. Es aquí, justamente,
donde la ciencia cognitiva nos puede ayudar a encontrar respuestas.

Primero, debemos saber que nuestros procesos mentales son


controlados por dos partes distintas del cerebro: el hemisferio izquierdo y
el hemisferio derecho. Podemos simplificar la descripción y decir que el
hemisferio derecho controla las emociones, mientras que el hemisferio
izquierdo la técnica. Emoción y técnica, los dos aspectos que permiten
lograr una gran imagen de naturaleza. El desafío, y clave para el éxito,
es aprender a lograr el balance adecuado entre la emoción y la técnica,
es decir, aprender a utilizar de manera efectiva el hemisferio derecho e
izquierdo de nuestro cerebro. ¿Cómo?. Con mucha práctica y siguiendo
algunos consejos sencillos.

Si bien no se puede generalizar de manera absoluta el proceso, pues


todos pensamos y sentimos de manera distinta, ciertas recomendaciones
nos dan luces de cómo avanzar. Sabemos por experiencia que tenemos
motivos favoritos para nuestras fotografías, y que cuando los
encontramos, sentimos unas ganas tremendas de capturarlos en una
imagen. Todo parte con la emoción, el hemisferio derecho. Pero, si en ese
momento, llenos de emoción, intentamos la fotografía, el resultado será

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demasiado subjetivo, pues no habrá sido traducido al lenguaje de la
técnica, el hemisferio izquierdo. La traducción es necesaria, pues permite
transmitir visualmente lo que sentimos a quien contemple nuestra
imagen.

Las decisiones las toma una parte del cerebro a la vez, y no las dos
al mismo tiempo. Por eso debemos aprender a pasarnos de un lado a
otro. Con la emoción a flor de piel estamos siendo controlados por el
hemisferio derecho, y para pasarnos al hemisferio izquierdo debemos
hacer algo racional. Buenos ejemplos son verbalizar o escribir lo que más
nos gusta del paisaje, pero sin ideas generales, sino específicas. Con este
simple ejercicio pasaremos el control al lado izquierdo del cerebro, y
podremos traducir con la técnica fotográfica la emoción que sentimos.

Quiero destacar lo valioso de hacer el ejercicio anterior. Si


grabamos nuestra voz en el celular, o bien lo escribimos en un cuaderno,
podremos comparar nítidamente la intención original con la imagen
final. Con ideas específicas sabremos qué elementos del paisaje refuerzan
el mensaje. Si creemos bueno incluirlos, usaremos un lente angular, pero
si el motivo es un detalle único, escogeremos un teleobjetivo. Así, el
ejercicio incluso nos puede ayudar a encontrar la mejor longitud focal.

Para terminar, se hace notar que la intuición es controlada por el


hemisferio derecho del cerebro, por lo que siempre será recomendable
seguir el susurro del corazón metafórico, pero debemos ayudar a traducir
la emoción, por más sutil que sea, con el lado izquierdo del cerebro 

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Nosotros en el Paisaje

 La delicada y elegante belleza del paisaje natural encumbra el alma, y


muchas veces, nos hace observadores lejanos. Sin embargo, en cada paso
que damos, somos parte del paisaje. Pero no es solo la conexión
emocional, sino también física. Al respirar exhalamos moléculas que
fueron procesadas por nuestro organismo, las que son recogidas por las
plantas y utilizadas en la fotosíntesis. Dejamos en el aire dióxido de
carbono, que el bosque convierte en materia orgánica, generando oxígeno
como subproducto del proceso. Entonces, en cada respiro, una parte de
nosotros va quedando capturada en la vegetación, y de este modo,
pasamos a formar parte del paisaje.

Pero, más allá de la respuesta que nos regala la ciencia, ¿cuánto


realmente de nosotros queda en el paisaje?. Muchos hemos visitado más
de una vez un lugar natural que nos haya gustado. Al comparar las
últimas imágenes con las primeras, sorprende el cambio en la respuesta
emocional que nos provocan. ¿Por qué no vimos aquellos detalles
sobrecogedores la primera vez?. ¿Nuestra capacidad de observación no
fue lo suficientemente aguda?. Las imágenes transmiten un mensaje
distinto, pero las fotografías fueron hechas en el mismo lugar. ¿Cambió
el paisaje, o cambiamos nosotros?. Para el ojo desnudo el paisaje es el
mismo. Entonces, lo que cambió fuimos nosotros. Si entendemos que la
fotografía creativa de naturaleza es un proceso emocional, lo que
realmente estamos capturando es nuestro propio reflejo en el paisaje 

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Atardecer en la Montaña

 El atardecer es el breve y esquivo momento durante el cual termina el


día y empieza la noche. Representa una transición, que quiebra el
continuo de las horas diurnas. En fotografía de naturaleza recibe un
nombre especial: la hora mágica. Con la complicidad de las condiciones
atmosféricas, el atardecer llena el paisaje de color, color que se debe
buscar y esperar con paciencia. Cuando se encuentra es un verdadero
regalo, un bálsamo para el espíritu que limpia el alma enriqueciendo la
vida. Es difícil ponerlo en palabras, difícil también en imágenes. Pero,
más allá del desafío técnico, la belleza prístina de un atardecer en la
montaña genera incredulidad. Es costumbre escuchar que la imagen está
arreglada. El común de la gente simplemente no cree lo que está viendo.
¿Por qué?. Porque interpretamos una imagen de naturaleza a partir de
nuestra experiencia. Detrás de lo visual está lo verdaderamente
importante, el contenido emocional. Pero las emociones no despiertan si
no las llevamos dentro. Si nunca se ha esperado, quizás por horas, con
infinita paciencia, el color mágico del atardecer, descartaremos en la
primera impresión la fidelidad de la imagen.

La invitación es a cultivar la paciencia, desconectarnos de los


problemas que nos afligen, regalarnos tiempo para esperar un atardecer
en la montaña. Con la nueva experiencia en el alma seremos capaces de
ver más allá de lo literal, más allá de lo evidente, y entraremos en el
maravilloso mundo de las emociones 

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El Color de los Impresionistas

 Siento una profunda admiración por los pintores impresionistas. En


Francia, a fines del 1800, se gestó un cambio histórico que dio un vuelco
a la forma de hacer pintura. Se abandonó el encierro entre cuatro
paredes para ir en busca de los paisajes en el mundo natural. Se arriesgó
la perfección técnica por capturar la esquiva magia de la luz en cada
pincelada. Escenarios al aire libre y estudio de la luz. Dos elementos
fundamentales en fotografía de naturaleza. Por eso, contemplar pinturas
impresionistas nos permite afinar el alma y progresar en la disciplina
artística.

El uso de la creatividad en fotografía de naturaleza busca


representar sensaciones. La perfección técnica se pone a disposición del
ojo de la mente, que permite visualizar una imagen final con contenido
emocional. Los pintores impresionistas fundaron, justamente, la idea de
transmitir sensaciones a través del color. Por ejemplo, no hacían la
mezcla del rojo con el amarillo para obtener el naranja, sino que
pintaban sobre la tela trazos de rojo y amarillo, que son mezclados en
nuestro cerebro, dándonos la sensación de color naranjo. No buscaban
una representación visual exacta de lo que estaban viendo, sino de lo que
estaban sintiendo.

Un segundo ejemplo pone de manifiesto el desarrollo de la


capacidad de observación que lograron los impresionistas. Dejaron de

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usar el pigmento negro, pues descubrieron que incluso las sombras se
podían representar mediante el color. Ahí, en los rincones lóbregos,
había color. Hoy sabemos lo cierto que es, pues ajustando el balance de
blancos en nuestras fotografías, podemos recuperar el color de las
sombras. Estos conceptos trascienden a la pintura misma, convirtiéndose
en una filosofía de vida. Para los pintores impresionistas no habían
grises, sino matices de color en cada rincón del paisaje del alma 

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El Contenido Emocional de una Imagen

 Con el transcurrir del tiempo el tapiz de los detalles se va destiñendo


lentamente, quedando en la memoria la esencia de las cosas. Nuestro
cerebro es un hábil colador de recuerdos, descartando siempre lo poco
significativo. Pregunto ahora: ¿Qué recordamos de una imagen que nos
haya gustado profundamente?. Si hacemos un tremendo esfuerzo de
concentración, lograremos vagamente reconstruir en la mente los detalles
de la imagen, detalles que fueron evidentes cuando la tuvimos frente a
nuestros ojos. Lo que nos estremece cuando buscamos la imagen en la
memoria, es el recuerdo emocional. Una composición perfecta no queda
grabada literal en el corazón, pero sí la emoción. Por tanto, cuando
queramos capturar una fotografía que quede de por vida en el alma de
un observador querido, debemos poner gran atención en el mensaje
emocional. La técnica a disposición del deseo artístico, mientras la
composición va traduciendo la emoción en una estructura visual. Gran
desafío, pero jamás imposible. De seguro muchos quisieran saber cómo
lograrlo, pero la respuesta no está acá afuera, sino allí adentro, en el
interior de cada uno.

Detengámonos entonces un momento antes de capturar una


fotografía que deseamos haga eco eterno en la memoria. Abramos el
pecho, y con el corazón en la mano, busquemos el paisaje de las
emociones 

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La Cuarta Dimensión

 La descripción del mundo físico queda confinada en cuatro


dimensiones: el espacio tridimensional y el tiempo. Al representar el
paisaje en una imagen bidimensional perdemos la profundidad, lo que se
intenta recuperar creando flujo visual mediante la incorporación de
elementos claves distribuidos en distintos planos. El tiempo, la cuarta
dimensión, siempre está presente en una fotografía. La costumbre nos
hace pensar en una imagen como algo estático, pero una breve reflexión
permite darnos cuenta que jamás se captura literalmente un momento,
entendiéndolo como algo instantáneo. Muy por el contrario, en cada
captura va quedando un registro del tiempo. Así, mediante la técnica de
exposiciones largas, de manera artística y creativa, se incorpora el
tiempo como protagonista.

Observar el movimiento, visualizar el dibujo final, y tomar las


decisiones técnicas respectivas, es un excelente ejercicio fotográfico.
Vemos el mundo como un continuo infinito de momentos, enriqueciendo
nuestra existencia cada imagen que graba un pedazo de magia de aquello
que llamamos tiempo 

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Preparación de una Fotografía

 Estaba en una cabaña a pasos del lago Llanquihue. Aquella tarde, al


final del día, trípode y cámara fotográfica en mano, caminé hacia el
borde del lago. Frente a mí, colosal y elegante, el volcán Osorno.
Extendía una a una las piernas del trípode, después fijaba la cámara,
que llevaba puesta el teleobjetivo, completando el ritual la conexión del
cable disparador. Con los años, el equipo fotográfico se convierte en una
extensión del cuerpo. Así, sin apuro ni desespero, todo estaba listo.

El Sol caía lentamente sobre el horizonte. Un viento gentil


perturbaba suavemente la superficie del lago. El cielo azul cobalto con
alargadas y esquivas nubes. Cierro los ojos y respiro profundo. Empiezo
a identificar delicados sonidos alrededor. ¡Qué bella melodía!. La
naturaleza dirigía su orquesta llenando el aire con música. Me dejo llevar
por el momento y todo se vuelve hermoso, más hermoso de lo evidente.

El día se acaba y la luz es bellísima. Los últimos rayos de Sol


bañan la cumbre del volcán Osorno. El encuadre ya visualizado, la
composición en resonancia con la intención, el plano de enfoque certero
sobre la nieve que cubre al gigante de piedra. Siento una cosquilla en el
pecho, y entiendo que es el momento de capturar la imagen.

No apurar las cosas, disfrutar lo que se está haciendo, agudizar los


sentidos, abrazar con fuerza el tiempo presente. La mejor preparación de
una fotografía 

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Ejercitando la Visualización

 La visualización es un proceso clave en fotografía creativa. Requiere


hacer uso de la imaginación de manera activa para formarse una buena
idea de cómo sería la imagen final. Con la visualización se restringe el
dominio del azar y se avanza en la búsqueda del estilo personal. Para
que el ejercicio sea efectivo, se debe estar familiarizado con el equipo
fotográfico y entorno natural, reforzándose así las decisiones emocionales
por sobre las decisiones técnicas. Personajes famosos han dicho que con
el dominio de la visualización se da el gran paso hacia la fotografía
creativa de naturaleza. El concepto es muy interesante, porque nos dice
que cuando apretamos el botón, la imagen ya está terminada en nuestra
mente, y sabremos cómo componer, capturar, procesar y presentar la
imagen final.

En un estado de relajación, donde la mente divaga sin


pensamientos fijos, podemos encontrar asociaciones entre lo que estamos
observando y nuestra experiencia de vida, asociaciones que el cerebro no
conectará cuando le ordenamos poner atención a una característica
específica del paisaje. Así funciona la visualización. Permite descubrir un
nuevo camino para llegar a destino, construyendo una senda espiritual
en el proceso 

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Retratos de Naturaleza: Una Mirada Interior

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