No hay nada más gratificante que servir al prójimo y sentir que muchos niños tienen las mismas oportunidades de poder aprender un idioma extranjero. Todos los veranos en el distrito de Monsefú (al suroeste de Chiclayo) la policía nacional del Perú realiza talleres con el fin de brindar a niños y adolescentes de escasos recursos económicos, la oportunidad de aprender y crecer en diferentes áreas del conocimiento y del deporte, este verano no fue la excepción, y he allí donde empieza esta aventura. Durante las vacaciones de este año, los integrantes del club de amigos de la biblioteca “Benjamín Franklin”, fuimos parte del grupo de voluntarios que impartió la enseñanza del idioma inglés, durante los meses de Enero y Febrero. En nuestro primer día de clases, sentimos como los nervios nos invadían, el tiempo se detuvo, un suspiro y un silencio, y de repente todo cambio, sus rostros de emoción y sus pequeñas voces nos dieron la calma que necesitábamos, y así el miedo se esfumó, sólo basto unos segundos para poder entender que luchar por un mundo de igual de oportunidades está en nuestras manos. Fuimos testigos de la alegría y sonrisas con la cual nos recibían decenas de niños, del esfuerzo y empeño con el que asimilaban la enseñanza. Nuestra misión fue impartir la enseñanza del idioma inglés, pero fue más nuestro deseo de servir y dar lo mejor de nosotros al prójimo, lo que nos llenó de alegría y dicha. Si contara cada una de las historia de estos niños, renglones faltarían por decenas en este artículos, pero sus sonrisas y voces de felicidad eran la gratitud de nuestro esfuerzo y el saber que nuestras palabras no quedaban vacías. Quisimos que esos momentos fueran eternos, pero como dice el refrán popular: “Todo tiene su final”, así que sólo fue un hasta pronto, porque el próximo verano nos reencontraremos. “Porque sus sonrisas eran la armonía del cambio y la esperanza de la igualdad, en un mundo que gira” (el autor).