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Manuela Lorduy Ariza - 201821380

El médico y los tres asaltantes

El jueves 30 de enero de 2020, al terminar su jornada laboral regular alrededor de las once y media
de la noche, un prestigioso doctor decide volver a su hogar caminando; lo que aparentaba ser un
día como cualquier otro, se convirtió en el día que lo marcaría por siempre. Durante el recorrido a
su casa, específicamente en el puente peatonal de la calle 121 con carrera 9 de la ciudad de Bogotá,
el médico observa cómo un vehículo sedán blanco se acerca lentamente. El sujeto, un poco
aturdido, empieza a caminar a un ritmo más rápido. Fue cuestión de segundos mientras veía como
del vehículo se bajan tres hombres jóvenes, con una apariencia, según el, intimidante. Ya olía el
peligro el médico y, por consiguiente, aceleró aun más su camino. Como era predecible, los 3
hombres cubriéndose el rostro lo alcanzan al otro extremo del puente, y fue en ese momento donde
inicia el asalto, en el que uno de los hombres tenía un arma blanca, la cual utilizó para obtener el
celular de la víctima. En medio del forcejeo, los asaltantes golpean a la víctima causándole
hematomas por todo el cuerpo y hasta un corte de navaja en el pómulo. El médico actuó rápido, y
al tener una pausa del suceso, saca una pistola 9 milímetros que ocultaba en su pantalón. Sin
pensarlo y con mucha adrenalina acumulada el médico dispara un total de 15 veces, gastando así,
toda la munición de su arma de fuego. Aturdido, el médico huye, temiendo que el ofensor en el
vehículo lo siguiera hasta su residencia. Una vez en su residencia, se resguarda mientras se realiza
curaciones y todo esto sin revelar su identidad a nadie. A la siguiente mañana, amanecen 3 cuerpos
sin vida sobre el puente que generan un revuelo mediático e intensifican el debate acerca de la
legítima defensa y el porte de armas en Colombia.

Al día siguiente, el alarmismo de los medios de comunicación conlleva, sin perjuicio de lo


sucedido, a la indagación formal de los hechos. Medicina legal hace el chequeo y deja registradas
las lesiones encontradas y un documento con el relato de lo sucedido. Por su parte, el médico acude
a los juzgados de paloquemao con su abogado en donde relata detalladamente los hechos, dando
fe del permiso de porte de armas con el que contaba y su reacción en legitima defensa frente a lo
sucedido.

Lo anterior es un caso muy relevante en la actualidad ya que muestra la tensión entre 2 posturas.
Por un lado, aquella de la legitima defensa y por el otro, el respeto a la vida y los límites de la
justicia “por mano propia”. La primera consiste en la justificación de la actuación del médico, y
con la cual estoy de acuerdo. Precisamente, la figura de la legítima defensa no es simplemente
“matar cuando se pueda”, por el contrario, ha sido plenamente reglada por el Código Penal
colombiano. La Corte Suprema de Justicia indica que para la existencia de la figura deben concurrir
varios factores dentro de los cuales se encuentran: “(i) que exista una agresión ilegítima o
antijurídica que genere peligro al interés protegido legalmente; (ii) el ataque ha de ser actual o
inminente, esto es, que se haya iniciado o, sin duda alguna, vaya a comenzar y aún haya posibilidad
de protegerlo; (iii) la defensa debe ser necesaria para impedir que el ataque se haga efectivo; (iv)
Manuela Lorduy Ariza - 201821380

la entidad de la defensa debe ser proporcionada cualitativa y cuantitativamente respecto de la


respuesta y los medios utilizados, y (v) la agresión no ha de ser intencional o provocada1. Ya
nombrados los puntos anteriores, cabe decir que, según mis criterios, estos si son cumplidos en
este evento; el primer factor se relaciona con el atraco como tal que estaba sucediendo en ese
instante, pues había un peligro notorio hacia el hombre con un arma blanca y un arma de fuego.
Continuando con el segundo factor, no se puede esperar a que los criminales disparen primero para
que se pueda considerar legitima defensa pues sería una figura inutilizada ya que el hombre estaría
muerto para cuando se logre “configurar” el escenario ideal de la legitima defensa. Como expresó
el abogado penalista Abelardo de la Espriella, "Este es un país donde duele más la verdad que la
mentira. Él hizo lo que tenía que hacer o sino el muerto sería él". Lo anterior demuestra que se
debe tener en cuenta el contexto de los sucesos para que se pueda proteger el bien jurídico en
cuestión, y no simplemente obrar bajo el presupuesto de que el atacante actúe primero para que,
de esa manera, sí se configure la legítima defensa. El tercer factor es el más evidente pues es claro
que el si el médico no hubiera sido el primero en disparar, hoy esta noticia fuera un caso de cientos
más de homicidios que se ven en las calles bogotanas. Finalmente, el quinto factor es una de las
criticas más grandes que se esta haciendo en este momento en el país dado a que un asalto es una
modalidad muy frecuente de hurto en Colombia, y aún más en Bogotá, así que este ultimo factor
es válido ya que no fue en absoluto provocado y/o intencionado. Por ende, como se puede recalcar
a través de los hechos del caso, todos los anteriores factores concurren, es decir, no se trata de
matar a 3 sujetos sin razón, sino que esta actuación fue la única forma de que el médico pudiera
salvaguardar su vida y su integridad personal.

Respecto a la segunda postura, de acuerdo con Yecid Echeverry, “la justicia por mano propia es
una anomalía institucional en donde las personas en lugar de legitimar y acudir a las instancias que
han sido creadas con la finalidad o con el propósito de resolver los conflictos, deciden resolverlo
por sí mismas.”2. Según esta postura, la justicia por mano propia es muy compleja y delicada
debido a que no tiene proporcionalidad, es decir, el conflicto se hubiera podido resolver de otra
forma y aun así los individuos deciden tomarlo bajo control y aplicar lo que según ellos signifique
“justicia”. Para muchos, este fue el caso del médico, quien hubiera podido acudir a otros medios y
no llegar al extremismo de asesinar a los agresores.

Lo anterior, en mi opinión, no tiene ningún tipo de fundamento, pues en términos prácticos, no


existían otras posibilidades para que el individuo salvara su vida; y como dice el numeral 7 del
articulo 32 del Código Penal colombiano “No habrá lugar a responsabilidad penal cuando: se obre
por la necesidad de defender un derecho propio o ajeno contra injusta agresión actual o inminente,

1
Recuperado de: https://colombiacheck.com/investigaciones/explicador-cuando-aplica-la-legitima-defensa-en-
colombia)
2
Recuperado de: https://www.elpais.com.co/judicial/justicia-por-mano-propia-cuales-son-las-consecuencias-de-
este-fenomeno-social.html.
Manuela Lorduy Ariza - 201821380

siempre que la defensa sea proporcionada a la agresión.”3 Lo que demuestra es como el estado
colombiano no tiene control a diario de la inseguridad que se vive en el país y deja en manos de
los ciudadanos esta responsabilidad; así que se lleva a la pregunta ¿Por qué se debería penalizar a
un hombre a quien el estado le falló, y tuvo que acudir a justicia por mano propia?

Paralelamente, debería existir construcción jurisprudencial en la que se abra la posibilidad de una


eficaz protección al derecho a la vida como bien jurídico. Ya que se puede interpretar que la esencia
pura de la institución de la legitima defensa no permite que los sujetos pasivos de ciertos delitos
que atenten contra la vida puedan defenderse en la medida de lo posible a través de mecanismos
de ‘justicia por mano propia’. Lo anterior, en virtud de que es muy complicado determinar la
certeza de que existe un peligro inminente contra la vida -como requisito indispensable para que
se dé la legitima defensa- en la medida de que cuando un ciudadano del común evidencia a tres
sujetos asaltándolo con armas blancas, va a temer por su propia vida. Por otro lado, sería lógico
que al médico se le multara por el porte de armas irregular dentro de la ciudad, ya que existe una
restricción al mismo, por más de que las armas tengan un salvoconducto legal y vigente. Surge
entonces el debate jurídico respecto de qué ciudadano no pagaría una multa con tal de seguir con
vida por más de que se cumplan o no los presupuestos legales de la legítima defensa, que está
siendo materia de investigación por la Fiscalía General de la Nación en este momento.

Finalmente, a través de esta discusión, se pueden ver reflejadas varias instituciones que juegan un
rol importante, por ejemplo, los órganos de justicia como la fiscalía y los juzgados tienen un papel
fundamental, pues según su interpretación de los hechos se podrá llegar a una decisión por parte
del aparato judicial. Por otro lado, las instituciones de defensa como la policía nacional son muy
relevantes en la medida que son ellas las que tienen el monopolio de la fuerza y las que deben
asegurar la seguridad y la prevención de este tipo de sucesos en la ciudad. El problema se vuelve
mucho más grande cuando nos damos cuenta de que no solo se trata de la seguridad de la ciudad
sino también de las leyes y los mandatarios de la capital y como su plan de gobierno realmente
materializa la seguridad que los colombianos necesitan para evitar que esto sucesos tan
lamentables ocurran.

3
Ley 599 de 2000 – Código Penal colombiano

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