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Universidad Tecnológica de Panamá

Facultad de Ingeniería Civil


Licenciatura en Ingeniería Ambiental

Tarea #2

Profesor:
Vicente Saldaña

Estudiante:
Barría, Kelsyn 4-778-1707

Salón 1IB251

Fecha de entrega:
Miércoles 19 de abril de 2017
El agua, pera ser evapotranspirada, tiene que haber quedado retenida en el ecosistema, o bien
mojando sus estructuras (sobre todo las copas de los árboles, pero también la superficie del suelo)
o bien almacenada en el suelo y en la vegetación. Estas cantidades dependen básicamente de las
cantidades de estructura susceptibles de ser mojadas y de la naturaleza de la estructura
(granulometría, materia orgánica y profundidad del suelo), pero también de la pendiente en la que
se encuentra. El agua no retenida discurre por el terreno y genera la escorrentía superficial o a más
profundidad. Cuando dicha escorrentía es profunda, el agua se puede drenar hasta quedar fuera del
alcance de las raíces de la vegetación. La evapotranspiración, por consiguiente, posee dos
componentes. El primero es la evaporación o el agua interceptada, es decir: el agua que, cuando
llueve, moja todas las superficies del ecosistema y se evapora cuando se secan, siempre que haya
energía disponible. Cuanta más superficie de las estructuras sujetas a ser mojadas exponga el
ecosistema, mayor será la cantidad de agua interceptada. En los ecosistemas forestales, la
ocupación tridimensional del volumen que ocupa un ecosistema es grande en comparación con
otros ecosistemas, como los matorrales y los pastizales. En sistemas donde la cobertura vegetal es
importante, la evaporación directa desde el suelo es nimia comparada con la de las cabeceras, más
ventiladas y expuestas a la radiación. El segundo componente es la transpiración, que es el agua
del suelo que absorben las raíces y que retorna a la atmósfera siguiendo un camino por el interior
de la planta: circula por los vasos conductores del xilema y se evapora en la superficie de las hojas
a través de los estomas abiertos. En este caso, el agua transpirada proviene del agua almacenada en
el suelo que puede ser explorado por las raíces, y también es importante, dado que las raíces
exploran un considerable volumen del suelo.
El agua que absorben las raíces es transpirada en su inmensa mayoría y, mediante este proceso, la
planta puede transportar nutrientes hacia las hojas, donde son necesarios para la elaboración de
materia orgánica (savia bruta que asciende por el leño o xilema); simultáneamente, el agua
transpirada, al evaporarse en la superficie de las hojas, también las refrigera (función importante
como parte de la cual las hojas reciben mucha radiación). Al salir el agua por las estomas abiertos
de las hojas permite la entrada de dióxido de carbono, necesario para realizar la fotosíntesis. El
agua transporta asimismo los productos fotosintéticos producidos en las hojas hacia el resto de los
tejidos vivos de la planta (savia elaborada que desciende por el floema). El agua que penetra en las
plantas también es importante porque hidrata sus tejidos y es el medio donde se produce la actividad
metabólica. Es, además, el sustrato para la fotosíntesis, que, cuando tiene lugar, libera oxígeno,
protones y electrones, los cuales sirven para reducir el carbono.

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