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LA EVOLUCION DE LAS POLITICAS ECONOMICAS, LAS GRANDES

TRANSFORMACIONES TECNOLOGICAS, ESTRUCTURALES DEL MUNDO Y SU


INFLUENCIA CON EL DERECHO

1. Políticas económicas
La política económica comprende las acciones y decisiones que las autoridades de
cada país toman dentro del ámbito de la economía. A través de su intervención se
pretende controlar la economía del país para proporcionar estabilidad y crecimiento
económico, estableciendo las directrices para su buen funcionamiento
 Objetivos:
 Empleo
 Estabilidad de precios
 Mejora de balanza de pagos
Las políticas económicas deben contar con un alto nivel de coherencia,
coordinación e integración de las medidas fiscales y monetarias con las que se
conforma, de cara a la consecución de los objetivos marcados y la búsqueda del
bienestar. Gracias a un buen empleo de la política económica un país puede lidiar
con importantes problemas sociales y coyunturales como la inflación, la pobreza,
además de intentar contribuir al crecimiento económico del país.
Existen organismos internacionales que influyen en la toma de decisiones a la hora
de plantear una política económica en específico, como el Fondo Monetario
Internacional, la Reserva Federal o el Banco Mundial. De igual modo, la política
económica está estrechamente relacionada con las tendencias ideológicas y
políticas existentes en el mundo y representadas por los poderes políticos de cada
país

1.2. Políticas económicas en Colombia


Colombia es un país bastante distinto al que era hacia finales del siglo XX, superar
los problemas de violencia e inseguridad que azotaban la sociedad posibilitó
flexibilizar las prioridades del Estado, lo que otorgó espacio para dedicar esfuerzos
a otros rubros del desarrollo. Lo anterior permitió que las políticas impulsadas por
los gobiernos durante los últimos años se enfocaran en asuntos igual de importantes
para el progreso que la seguridad:
 La lucha contra la pobreza,
 La formación de capital humano,
 El acceso a bienes públicos,
 En general la garantía de un mínimo de condiciones para el bienestar de la
población.

Aquí es dónde la administración pública juega su papel fundamental, pues la


dirección de los proyectos públicos que guían el futuro del país recae sobre los
planes de gobierno del mandatario electo y de la capacidad de ejecución de las
instituciones del Estado.
Garantizar estabilidad económica, promover el buen desempeño de largo plazo y
continuar explotando la senda de mejora en la que se montó el país en los últimos
años. Para alcanzar tal panorama en la coyuntura actual, se requieren reformas
estructurales que dinamicen la economía, por lo que la política económica debe
estar encaminada a atacar problemas profundos con políticas que, a pesar de estar
a la luz de la coyuntura y sugerir efectos benévolos, no han tenido la atención que
se merecen en el país.
En el 2018 se cumplieron 20 años del inicio de la más grande crisis económica que
haya enfrentado el país. Entre 1999 y hasta 2002, Colombia agravó todos sus
síntomas: déficit externo, déficit fiscal, desempleo y pobreza alcanzaron sus
máximos históricos; tanto el aparato productivo como la misma sociedad
colombiana quedaron sumidos en una profunda depresión.
Por ello las autoridades competentes deben aportar más al mercado laboral que es
el origen del sustento necesario para garantizar bienestar en una sociedad. Como
tal, según las habilidades y capacidades de los individuos, los productores de bienes
y servicios demandan trabajo como factor de producción y contratan horas laborales
a costo de cierta tasa de salario. De dicho salario se forma parte del ingreso de un
trabajador, presupuesto que permite acceder a bienes de consumo que devengan
utilidad.
Así, el mercado laboral es el centro que posibilita el funcionamiento adecuado de
las transacciones mutuamente beneficiosas, pues permite alcanzar un equilibrio
donde los productores demandan horas de trabajo para ofrecer bienes de consumo
y los consumidores tienen ingresos para demandar dicha oferta.

2. La relación entre el derecho y las políticas económicas.


El derecho y la economía mantuvieron relaciones frías y distantes durante mucho
tiempo. A lo largo del siglo XX, sin embargo, esta distancia empezó a acortarse
debido a fenómenos que ocurrieron al interior de ambas disciplinas. Los abogados
de finales del siglo XIX estaban todavía mayormente preocupados por cuestiones
clásicas de derecho civil. Así como hay “médicos de familia”, podría decirse que el
abogado típico era un “abogado de familia”.
Por: Diego E. López Medina | Junio 4, 2007
Los cambios económicos de comienzos de siglo XX llevaron a los abogados a
desempeñarse en nuevas esferas: aumenta considerablemente la participación en
la economía de empresas y sociedades de todo tipo. Surge un “abogado
empresarial” que se aleja cada vez más del modelo del “abogado de familia”. Este
abogado tiene que entender el lenguaje de los negocios y el clima económico
general: su competencia jurídica se vuelca ahora en facilitar y optimizar el desarrollo
de los negocios. Las universidades latinoamericanas responden al desafío e
integran en sus currículos, con mayor o menos calidad, cátedras en contabilidad,
micro y macroeconomía. El derecho, pues, se abrió a la economía por exigencia de
su nuevo y más poderoso cliente: la empresa bajo la forma de la sociedad de
capitales.
De lo anterior se desprenden algunas tesis de la economía contemporánea:
2.1. Según la primera tesis, que se denomina “Teorema de Coase”
El derecho contemporáneo es sorprendentemente superfluo: los individuos, por sí
solos y sin intervención del derecho, pueden hacer la asignación más eficaz de los
recursos productivos de la sociedad siempre y cuando los “costos de transacción”
tiendan a cero.
El derecho regulatorio contemporáneo, además, tiende a ser generador de estos
costos de transacción y, por tanto, de ineficiencias. Por estas razones el derecho
debe ser estrictamente supletivo. Su contenido, además, debe ser lo más parecido
a lo que las partes pactarían en un libre mercado. Desde esta primera tesis, por
tanto, existe una visión altamente desfavorable del derecho: en primer lugar sus
normas regulatorias e intervencionistas generan ineficiencias; en segundo lugar, su
contenido debe extraerse mediante el estudio de las asignaciones de recursos que
haría el mercado cuando funciona libre y sin trabas.

2.2. La segunda tesis de la economía contemporánea (usualmente


atribuida a Douglass North)

No piensa que el derecho sea superfluo, todo lo contrario: piensa que el crecimiento
económico se logra siempre y cuando exista un cierto marco jurídico de protección
a la propiedad. Desde esta visión, el crecimiento económico se logra cuando el
derecho consolida de la forma más fuerte posible el derecho de propiedad. El
significado de esta fórmula general es ambiguo, pero su punto principal consiste en
afirmar que el derecho debe impedir la apropiación de rentas por parte de terceros
que no hayan aportado el capital o la tierra usados en la producción.

Tomadas en su conjunto, estas dos teorías económicas le dicen al derecho lo


siguiente: primero, que las normas jurídicas deben verse desde el punto de vista de
la optimización de la asignación de los recursos productivos; segundo, que tal
optimización, en general, recomienda la adopción de un derecho liberal, espontáneo
y no intervencionista; tercero, que el derecho, como ciencia, debe tender a replicar
los resultados que el mercado obtendría si pudiera funcionar adecuadamente;
cuarto, que los derechos de propiedad deben ser reforzados y consolidados dentro
de una estrategia general para lograr el crecimiento económico.

3. Cambios en el estado, economía, política y sociedad en Colombia


Al igual que el resto de América Latina, estas dimensiones en Colombia han sufrido
transformaciones significativas en los últimos 25 años. Pero uno de los rasgos que
vuelve su análisis complejo y particular es que dichos cambios estuvieron
acompañados durante este tiempo por la agudización del conflicto armado entre el
ejército y los grupos al margen de la Ley y el narcotráfico, así como las
consecuencias políticas, económicas y sociales que dichas confrontaciones han
traído consigo, y que aún se pueden sentir.
Con relación al Estado, los años 80 son el escenario de la apertura democrática
puesta en marcha por el presidente Belisario Betancur, con la cual se iniciaron los
procesos de descentralización política y territorial, y donde la sociedad ganó
espacios de participación en los asuntos públicos y estatales. Estas tendencias
ganan un piso jurídico y normativo con la Constitución Política de 1991, con la que
se consolida el proceso de modernización política en el país, institucionalizando el
Estado de derecho, el respeto y vigilancia de los derechos fundamentales, la
autonomía política y administrativa de las unidades territoriales, las instituciones
oficiales y las ramas del poder público.
Sin embargo, el clientelismo, la corrupción y la primacía de intereses particulares no
han desaparecido, y en los últimos años, especialmente desde los 90, se las puede
apreciar en dos sentidos: las que reproducen prácticas del viejo modelo desarrollista
tradicional (la individualización del gobierno), y las reformas estatales motivadas por
intereses económicos. Desde la primera perspectiva, desde la década de los 70,
época en que finaliza el régimen del Frente Nacional, hasta los gobiernos recientes,
según Restrepo (2006, p. 48), los presidentes colombianos han privilegiado y
personalizado su poder, operando al margen de los partidos políticos y los principios
constitucionales. Es decir, han administrado el país violando los principios
fundamentales de la democracia, valiéndose de todo tipo de artimañas clientelistas,
corruptas y excluyentes que han agudizado la crisis social y política de la nación.
En ellas, también, se han infiltrado intereses del narcotráfico, la guerrilla y el
paramilitarismo, dando lugar a crisis políticas como el proceso 8.000 y, en tiempos
recientes, la parapolítica. En lo referente al segundo aspecto, desde los años 90 el
paquete de reformas que el gobierno puso en marcha para frenar la crisis
institucional, ocasionada por el cambio de modelo económico operado en el último
gobierno del Frente Nacional, y por la agudización de la violencia y el narcotráfico a
finales de los 80, en lugar de solucionar el problema de desorganización estatal, y
de atender las necesidades de la población, lo que produjo fue una agudización de
estos conflictos. Estas reformas fueron paliativos que permitieron un mejoramiento
de los indicadores macroeconómicos, pero que, paradójicamente, dejaron una crisis
social que aún no se ha podido atender.
En Colombia no solo han cambiado en los últimos tiempos los motivos de las
movilizaciones y protestas sociales, sino también los actores que las protagonizan.
Ahora dichas acciones son lideradas por obreros, sindicalistas, campesinos, y por
otros grupos de la sociedad que, además de perseguir fines económicos, también
buscan la defensa de os derechos humanos, el reconocimiento de los grupos
LGTB10, la liberación de secuestrados, el diálogo entre los actores del conflicto y la
reconciliación nacional.

4. Repercusiones de las nuevas tecnologías en las relaciones políticas


económicas contemporáneas
Se distinguen dos sistemas de producción como lo muestra el siguiente cuadro:
Durante la etapa de producción internacional basado en un sistema fordista y en los
principios keynesianos (que podría abarcar hasta prácticamente la mitad de los años
70), la producción de las economías de los países empobrecidos aún seguían un
modelo productivo y de desarrollo típicamente colonial.
En el sistema de producción de la sociedad industrial las materias primas aún son
un factor productivo esencial, y las economías subdesarrolladas se basaban
fundamentalmente en la explotación de las materias primas y los recursos naturales
que poseían. Las grandes compañías multinacionales, para aprovecharse de este
factor productivo tan importante, se localizaban en estos países pero mantenían una
estructura centralizada tanto de su gestión como de la producción, sirviendo las
empresas ubicadas en países empobrecidos como unidades de explotación de los
recursos naturales.
La tecnología es fruto del entorno cultural y de las necesidades materiales
impuestas por los sistemas productivos (a la par que también es fruto de los
condicionamientos políticos y culturales). Las limitaciones del sistema económico y
del modelo productivo establecido exigen una superación mediante la adopción de
nuevas bases tecnológicas, y paralelamente el desarrollo tecnológico va creando
nuevos modelos culturales y van transformando los sistemas productivos. La
historia del desarrollo humano debe entenderse como proceso, y por ende, el
desarrollo humano en su vertiente tecnológica y económica es igualmente un
proceso.
Bibliografía

Albert, Michel. Capitalismo contra capitalismo. Alianza Editorial. Madrid, 1993.


Archila, Neira. Mauricio (2006). Los movimientos sociales en la encrucijada de
comienzos del siglo XXI. En LEAL BUITRAGO, Francisco (editor). Bogotá, grupo
editorial Norma, p.269-281.
Banco Mundial. Informe sobre el desarrollo mundial. Washington. 1994.
Muñoz Cidad, Cándido (dir.). Introducción al crecimiento económico moderno.
Editorial Civitas. Madrid, 1992.
Restrepo, Luis Alberto (2016). ¿Hacia el reino de los caudillos ilustrados? Los
gobiernos colombianos como actores políticos. En LEAL BUITRAGO, Francisco
(editor). Bogotá, grupo editorial Norma, p. 27-49.
Toffler, Alvin. La tercera ola. Plaza & Janes. Barcelona, 1986
Velasco, Benavides. La tecnología en la teoría económica. Editorial Universitas.
Málaga, 1995

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